Nueva York. Este es el diario y relato de un viaje, contado día a día, a la ciudad de Nueva York. Este viaje fue realizado entre los días 7 y 14 de agosto de 2008.
El 7 de agosto de 2008 tomábamos un avión de Continental Airlines desde Barcelona a Nueva York a pesar de todos los contratiempos de última hora que lo ponían en peligro: rotura de un dedo de uno de mis hijos, contractura de mi mujer, rotura de la lavadora y, por si eso era poco, el despertador no toca a la hora el mismo día de la marcha. ¿Podía pasar algo más?. Pues sí, porque cogemos el tren para el aeropuerto y tenemos que bajar en la estación de Clot y cambiar de tren por una avería en la estación de Sants.
Por fin llegamos al aeropuerto. Pasamos el interrogatorio preceptivo cuando vuelas a EE.UU., facturamos y nos vamos a embarcar. El vuelo es un buen viaje de casi 9 horas y aunque al final se hace un poquito largo, nos distraemos como podemos. Recomiendo que se pida asiento de pasillo si se es un poco nervioso o se va bastante al lavabo.
Llegamos al aeropuerto Newark de Nueva York. Pasamos inmigración sin ningún problema, entregando los formularios que te entregan en el avión (que no tienen desperdicio). Te hacen una foto y te toman las huellas.
Cogemos un taxi, aunque la señora que los distribuye discute con el taxista no sé qué del cinturón. Resulta que no llevaba cinturón delante cuando es obligatorio, pero en cambio si los pasajeros de detrás no lo llevan no pasa nada. ¡Curioso!. Total que al final vamos sin cinturón. La carrera nos cuesta sobre 70 $ con la propina y los peajes.
Llegamos al Hotel Ameritania. No está mal (sólo dormíamos) y, sobre todo, está a cinco minutos de Central Park subiendo por la Avenida Broodway y bastante cerca de las tiendas más buscadas, como Apple, Nike, NBA, etc. Y muy cerca de Times Square. Se puede ir perfectamente andando a todos estos lugares.
Dejamos las maletas, llamamos a la familia en España y damos una vuelta de reconocimiento por la zona. Después cena en Lindy's (un poquito caro, más adelante encontramos lugares mejores y más baratos) y a dormir. Esa primera noche se nota un poco el jet lag. Nos despertamos varias veces durante la noche.
Como eran casi las seis de la madrugada y ya no tenía sueño le digo a mi mujer que me voy a hacer footing a Central Park. Ella me desea buena suerte y sigue en la cama, pero me pide que le suba un café con leche, pues en el hall del hotel hay una cafetera para tomar cafés e infusiones de forma gratuita las 24 horas del día.
Yo pensaba que estaría sólo a esas horas, pero tuve la gran sorpresa de encontrar mucha gente corriendo y hasta una especie de carrera de bicicletas. Al que le guste hacer footing o simplemente ejercicio se lo recomiendo totalmente, sobre todo por la mañana temprano, es una delicia. Yo fui todos los días, menos uno que me tomé de descanso, ya que después del ejercicio mañanero nos esperaban 8, 9 ó 10 horas de caminatas.
Desayunamos en el Europa Café, que está a 1 minuto del hotel, y ya fue nuestro lugar para desayunar todos los días. Para el que le interese, la mayoría de los camareros y camareras son hispanos y por lo tanto hablan español. Pero esto no pasa sólo en este café, sinó en la mayoría de lugares, por lo tanto el tema del idioma no es casi un problema. En las principales tiendas pasa lo mismo.
Después paseamos hasta Times Square y seguimos hasta el Madison Square Garden, pero antes de visitarlo fuimos a B&H (34 St con 9 Av) a comprar una máquina de fotografiar de esas pequeñas. Es una tienda donde la mayoría son judíos. Tiene muy buena prensa en internet, al igual que J&R (15 Park Row, cerca del World Trade Center).
Visita programada allí mismo, previo pago, está claro, al Madison Square Garden. La señora que explica lo hace todo en inglés. Primeras compras en los almacenes Macy's, que están cerca del Madison. A quién le guste comprar Nueva York es su ciudad porque hay de todo y sobre todo mucho.
Comida rápida en una pizzería de la cadena Sparro. Y seguimos paseando. A media tarde encontramos una Heartland Brewery que hay justo debajo del Empire State y tomamos un surtido de cervezas. Visita al edificio Empire State. Impresionante. No se lo debe perder nadie. Además el ascensor sube 86 pisos en 45 segundos, la numeración del ascensor sube de 10 en 10.
Regresamos al hotel, ya eran más de las 8 de la tarde. Descansamos un momento, una ducha y a cenar, esta vez a un diner que se llama Applejack. El precio no está mal, aunque tampoco está tirado de precio, pero la cantidad de comida es enorme.
A dormir. Ya se nota menos el jet lag.
Después de los rituales de cada mañana (footing, ducha, desayuno, etc) visitamos una tienda que se llama Saks. Bastante lujo, pero nada más para nuestro gusto. Luego vamos a Rockefeller Plaza. Es bonito y uno se imagina el árbol de navidad y la pista de hielo.
Mi mujer se compra una zapatillas muy cómodas en la 5ª Avenida porque la verdad es que andamos mucho.
Visitamos el edificio de las Naciones Unidas. Es un recinto con muy poca cosa destacable. Lo que lo humanizaba un poco eran 3 hombres (pero exactamente eran sólo 3) que se manifestaban delante de la puerta.
Aquí ya empezamos a utilizar el metro. La primera vez te cuesta un poquito entender cómo funciona, sobre todo qué ticket comprar y como comprarlo, pero luego ningún problema. A nosotros nos lo explicó una taquillera del metro muy amable, eso sí, esta vez en inglés. Pero la máquina expendedora también lo hace en español. Hay uno que por 25 $ cada uno sirve para toda una semana, aunque alguien nos comentó que había una modalidad de tarjeta que la recargas a tu gusto. Pero para nosotros es un sistema ideal para moverse por Nueva York, además de caminar.
Visita al edificio Chrysler. Muy bonito por fuera, pero un poco decepcionante porque sólo te dejan entrar 3 ó 4 metros en el vestíbulo. Bonito mármol de la paredes y la pintura del techo.
Estación Central: gran vestíbulo. Techo en forma de cúpula con el firmamento pintado. Debajo del vestíbulo hay una gran zona para comer. Muchos puestos de comidas y bebidas diferentes, compras y te sientas en unas mesas que hay. A nosotros nos gustó mucho. ¡Una experiencia!. Más paseo por las calles y subiendo por la 5ª avenida paramos en un deli para tomar alguna cosa. Mi mujer y yo tomamos fruta de esa que venden a peso para «desintoxicar» de tanta comida calórica. Mis hijos siguen a lo suyo, comida calórica.
Después descansamos un ratito en el hotel y como estábamos cerca de Central Park fuimos a dar una vuelta por él. Luego nos dirigimos a los almacenes Bloomingdale's. Al que le guste Saks no le disgustará Bloomingdale's.
Siguiente parada en NBA Store. Estuvimos mucho rato esperando a que mis hijos compraran camisetas y esas cosas. A mi hijo mayor le dio por comprar más calcetines ¿?. La verdad es que mi mujer y yo estábamos sentados en una especie de gradas que hay en medio de la tienda y al menos podíamos descansar un rato.
Vuelta al hotel a dejar las compras, descansar un poquito y prepararnos para cenar. Repetimos en Applejack Diner, pero esta vez mi mujer y yo nos repartimos un plato y ya tuvimos suficiente. ¿Mis hijos? ¡Como siempre un plato bien grande!. No veas como comen!!.
Hotel y a dormir. Con el cansancio ya ni rastro del jet lag.
Hoy es domingo y hemos reservado la mañana para Central Park. ¡Maravilloso! Además parece ser que los domingos por la mañana, si encima hace buen tiempo, es el mejor momento para ver a neoyorquinos y turistas disfrutar de ese gran parque. Si alguien va a Nueva York no puede perderse esta visita. Aunque no haga buen tiempo, porque según me han dicho en cualquier estación del año tiene su encanto.
Visita al Museo de Historia Natural, que está a la altura de la calle 81, más o menos. Esta vez visitamos sólo el hall ya que era la hora de comer. Comida en el Jackson Hole de la calle 64, entre la 2ª y 3ª avenidas. Evidentemente, comida muy calórica. Grandes hamburguesas. Este lugar por poco nos lo pasamos (mi hijo menor fue el que vio la entrada) ya que hay que bajar unas escaleras desde la calle, justo al lado de un cartel que pone Parking de Jackson Hole. Por cierto, esta zona tiene unas casas muy bonitas.
Volvemos hacia la 5ª avenida y nos encontramos con que un trozo de la avenida estaba cortada y se realizaba una especie de mercado con paradas de comida, ropa etc. Además nos encontramos también con un desfile de carrozas y de gente ya que era el día de la República Dominicana o algo parecido.
Nos pilla la lluvia y compramos unos paraguas a unos vendedores ambulantes que, curiosamente, aparecen como por arte de magia en casi todas las calles. Mi mujer y yo aprovechamos para oír misa en Saint Patrick, ya que a esa hora la hacen en español.
Volvemos al hotel a recoger a nuestros hijos, descansamos un poquito y nos vamos los cuatro al Rockefeller Center. Subimos al mirador del piso 64, creo, y lo curioso es que el ascensor tiene el techo transparente y ves unas lucecitas azules que hay en las paredes del hueco del ascensor. La vista es fantástica ya que ahora vemos Manhattan de noche con todas sus luces, completando la vista que tuvimos de Manhattan de día desde el Empire. Me atrevo a recomendar que hay que hacer esas dos visitas, un edificio de día y el otro al atardecer o de noche. Ah! y no está de más llevar una chaquetita si es de noche y además hace aire o si, como en nuestro caso, llueve un poco.
Compramos la cena en un deli y a dormir.
Hoy queríamos pasar por el puente de Brooklyn y para ello tomamos la línea C del metro (color azul) y bajamos en la parada de High Street. Nada más salir del metro empieza a llover muchísimo y nos metemos otra vez en el metro dirección a Wall Street y la Zona Cero. Realizamos la visita de esa zona con un día muy desapacible y tuvimos tiempo de pasar por los almacenes Century 21. En la visita a la Zona Cero no vimos gran cosa, ya que está todo en obras y vallado.
Comida en un lugar donde había una pantalla con las cotizaciones de bolsa. Por allí había muchos corredores de bolsa con aquellas chaquetas de colores tan "poco bonitos". Nos hicimos unas fotos en la Bolsa, la Reserva Federal con el toro de Botero que hay por allí cerca y con unos pobres chinos que estaban todos durmiendo sentados en una escalera.
Bajamos a Battery Park, Clinton Castle y, aunque no estaba previsto, mi mujer dijo que tomásemos el ferry a la Estatua de la Libertad y Ellis Island y claro, tomamos el ferry. El día ya se había arreglado bastante y fue un viaje muy bonito. Visita a la isla de la Estatua. Nos gustó mucho, pero a mi mujer lo que no le gustó nada en absoluto son las atrevidas gaviotas que hay por allí. Hicimos una larga cola para volver a tomar el ferry de vuelta. Para el que lo haya hecho que piense que nosotros empezamos la cola en la bandera que hay en la plaza.
En la vuelta ya no bajamos en la isla de Ellis porque era ya un poco tarde, pero disfrutamos también del viaje de vuelta a excepción de un pequeño enfrentamiento con una pareja que se quejaba de que le tapábamos el paisaje y no querían moverse ni un poquito alegando que habían pagado el billete. ¡¡Como si nosotros no hubiéramos pagado!!.
Volvimos al hotel ya que estábamos muertos de cansancio. Compramos algo en un deli y a dormir.
Hoy no hay carrera en Central Park. Toca día de descanso.
Vamos otra vez al puente de Brooklyn y además hace buen día. Bajamos del metro y seguimos un camino indicado, cuando llegamos debajo del puente subimos unas escaleras y nos encontramos ya en el puente. Habíamos recorrido unos pocos metros cuando de pronto veo que se acerca una cara conocida. Era un antiguo alumno mío que hacía como 10 o 12 años que no veía. ¡Qué casualidad!.
Realizamos todo el paseo del puente haciendo muchas fotografías y disfrutando de la vista. Nos lo tomamos con calma para disfrutarlo bien. Después del puente nos dirigimos al Financial District y desde allí bajamos para tomar el ferry a Staten Island, que es gratuito. Si uno no tiene intención de gastar dinero y ver de cerca la Estatua de la Libertad y Ellis Island éste es un buen sistema. Y además puedes repetir las veces que quieras.
Una vez llegamos a Staten Island bajamos del ferry (ya que es obligatorio) y como la mayoría de turistas nos volvimos a poner a hacer cola para volver a Manhattan.Si no recuerdo mal salen cada 30 minutos.
Una vez de vuelta tomamos el metro y nos dirigimos a la zona de Little Italy. ¡Qué diferencia con las zonas que habíamos visitado!. Encontramos edificios más bajos y las famosas escaleras de emergencia que todos hemos visto en las películas y la verdad es que se respira un ambiente diferente a las otras zonas. Después, y casi por casualidad, fuimos a comer a un restaurante llamado Lombardi's. Evidentemente tocó comer pizza. Mis hijos una grande, ¡cómo no!. Y mi mujer y yo nos repartimos una "pequeña" que no pudimos acabar, pero ya hubo quien la acabó. Aquí también probé la Root Beer, una bebida parecido a una Coca Cola pero con gusto a regaliz. Al que no le guste el regaliz no se la recomiendo. Y no tiene alcohol.
Después de comer subimos andando, para ayudar a la digestión, a la zona del Soho. Aquí aprovechamos para hacer algunas compras más y pasear por el barrio.
A continuación tomamos nuevamente el metro hasta Madison Square Park para ver el Flatiron. Estuvimos un rato haciendo fotografías y como ya era un poco tarde tomamos el metro hasta la zona del hotel. Dimos un pequeño paseo por allí buscando un lugar para cenar y ya nos fuimos a dormir.
Este día estaba destinado a muchas compras ya que al día siguiente nos volvíamos para Barcelona. Así que una vez desayunados nos dirigimos a los almacenes, como Macy's, Century 21, V.I.M., Foot Looker, etc, etc, etc.
Cuando llegó la hora de comer lo hicimos en un carrito que nos había llamado la atención varios días, ya que siempre había mucha gente. Éste era un carrito de comida Halal que está en la calle 53, entre la 6ª y la 7ª avenidas. Evidentemente en este carrito se compra la comida y te la llevas a casa o tienes que comer por la calle como hicimos nosotros, y otra mucha gente, en unos bancos que había cerca.
Como llevábamos muchas horas caminando decidimos ir a descansar un ratito al hotel. Una vez recuperadas las fuerzas nos dirigimos nuevamente a hacer más compras. Esta vez en Nike, NBA, la tienda de los bomberos, etc. Justo cuando estábamos en Nike nos encontramos a unos compañeros de trabajo con sus hijos. Fue una sorpresa, porque aunque ya teníamos previsto vernos, habíamos quedado para el día siguiente. Y cuando ya volvíamos hacia el hotel con las compras nos encontramos a una alumna actual mía y a toda su familia. Este encuentro no estaba previsto.
Luego ya fuimos a cenar y a dormir.
Carrera de despedida en Central park. Después de desayunar fuimos a Times Square para encontrarnos con mis compañeros de trabajo y sus familias. Subimos a tomar un café al hotel Marriott con la intención de subir al restaurante giratorio, pero sólo funciona a partir de las 5:30 de la tarde. Estuvimos hablando un rato en otra zona del Marriott y ya nos despedimos de los demás porque mi hijo mayor quería comprar el iPhone, pero el nuevo sólo lo vendían a los residentes. Si lo quieres libre vale sobre los 900 $.
Volvemos al hotel porque a las 3 venía el taxi para ir al aeropuerto Newark. Para llegar desde el hotel al aeropuerto tardamos casi una hora por el tráfico. Una vez allí facturamos las maletas, previo arreglo de una de ellas porque se pasaba de las 50 libras permitidas por maleta.
Al ir a la zona de embarque a mi hijo menor lo tuvieron un rato inspeccionándolo porque el aparato aquel no hacía más que pitar, pero era un trozo de metal que lleva en la mano que se rompió el dedo y los remaches metálicos de los pantalones. Pero es que además el policía que lo revisaba le pasó un algodón con una substancia por la escayola que llevaba en la mano para detectar si llevaba drogas o explosivos.
A todo esto ya eran sobre las cinco de la tarde y no habíamos comido aún. Por lo tanto nos dirigimos a una zona donde compramos más comida "calórica" para despedirnos ya definitivamente de ella. Teníamos que embarcar a las 19:10, pero había una tormenta tremenda y salimos casi a las 21:30. Pero con aquella tormenta que teníamos encima nadie se quejaba del retraso.
La vuelta fue más rápida que la ida, ya que el trayecto duró unas 2 horas menos y además, gracias a un conocido, pudimos conseguir unos asientos perfectos que estaban en las primeras filas y así podíamos estirar las piernas, que para viajes de esta duración son un gran descanso (filas 7 y 8, aunque depende del modelo de avión).
El vuelo fue perfecto y sobre las 10 h (hora española) aterrizamos en Barcelona. Recogida de maletas. Y tomamos el tren hacia nuestra casa.
Se había acabado un viaje programado con mucha ilusión, porque además mi mujer y yo celebrábamos los 25 años de casados y lo realizábamos con nuestros hijos. Por todo ello fue un viaje realmente inolvidable. No nos importaría volver otra vez.