Conozco muchísimos de los rincones de la maravillosa Italia. Sería casi incapaz de decidirme por mi preferido. Sí es cierto que el sur de Italia desprende una luz especial, una alegría desbordante y unos paisajes increíbles. En 2003 yo ya había recorrido en fin de año la Costa Amalfitana y había visitado por segunda vez Nápoles. Viaje muy recomendable.
Si repito un destino es porque me ha gustado mucho la impresión obtenida en mi primera visita, y es por este motivo que ahora aproveché la ocasión de visitar, con tranquilidad y en primavera, Positano, el que muchos describen como el pueblo más romántico de Italia y que sinceramente corroboro totalmente.
Positano se encuentra en la región de Campania y es uno de los destinos turísticos más importantes de la Costa Amalfitana, la cual ofrece un paisaje único en el mundo: bahías, calas y pintorescos pueblecitos que, en un milagro de equilibrio, han permanecido adheridos a la montaña. El azul del mar, el verde de la flora mediterránea, los colores y las líneas de las pequeñas casas se funden perfectamente entre sí creando uno de los recorridos más bellos de la costa italiana.
Sorrento, Amalfi, Ravello, Vietri sul Mare y Positano son algunas de las preciosas perlas que componen el collar de pequeños burgos, 12 en total, de la costa. pequeños pesebres vivientes, con sus antiguas callejuelas, arcos y plazoletas, que fascinan por la atmósfera, los sonidos y los perfumes que emanan.
Del 7 al 10 de Abril de 2011.
Para cuatro días me llevo sólo algo de dinero en efectivo y también la tarjeta Visa, la cual es aceptada en todas partes.
+ 164 € (vuelo BCN - Nápoles - BCN)
+ 149 € (Hotel en habitación doble, multiplicar por dos)
+ 80 € (Transportes: autobuses interurbanos, autobuses urbanos y taxis)
+ 140 € (Restaurantes, zumos y supermercados)
+ 48 € (Souvenirs y varios)
+ 40 € (Excursiones y entradas)
= 621 € (total por persona)
Presupuesto diario: 115 € por persona y día (sin incluir el avión).
Mi experiencia fue absolutamente positiva y sólo hay que tomar las habituales precauciones en cualquier viaje, sobre todo en lugares con aglomeraciones de gente, en horas nocturnas o en lugares de poca luminosidad. Los robos ocurren, pero no tienen por qué pasar si vigilamos nuestras pertenencias y los objetos de valor que llevamos. Evidentemente se aconseja viajar sin joyas ni ostentaciones externas.
Avión: Desde Barcelona a Nápoles sólo existe la opción de Vueling en vuelo directo.
Autobús: Para recorrer la Campania en autobús público están las compañías Sita y Curreri Viaggi.
Tren: Ferrovie dello Stato o la Circumvesiana que llega a Sorrento, que es el tren de cercanías y nos permite visitar por ejemplo las ruinas de Pompeya desde Nápoles.
Coche de alquiler: Es una muy buena opción si se quiere recorrer los diferentes pueblos de la Campania. Se puede alquilar en el aeropuerto de Nápoles o a través del portal Booking.com. Las carreteras están generalmente en buen estado, y también existen autopistas. Abstenerse los que se mareen en las curvas, pues de Sorrento a Positano son 30 minutos de curvas pronunciadísimas.
Taxi: Como en toda Italia, no son baratos pero es una opción efectiva cuando se tiene prisa.
Los hoteles en Positano no son baratos, pues viven básicamente de la temporada turística, que va desde Semana Santa a octubre. Es recomendable buscar alojamiento con vistas, es decir, un hotel que abra sus ventanas a los espectaculares acantilados de Positano. A partir de 100 € podemos encontrar habitación doble correcta, y en temporada alta se tendría que multiplicar dicha cifra. Recomiendo especialmente las Casa di Vacanze, es decir, alojamientos privados o apartamentos a mejor precio.
La gastronomía es un capítulo aparte y seguramente uno de los motivos principales que puede convertir nuestro viaje a Positano en inolvidable. Hablar de la cocina campana y de la cocina napolitana en particular es una invitación a celebrar el más festejado plato italiano, aquel que desde hace mucho tiempo ha hecho conocer al mundo el gusto y la simplicidad de la cocina de Italia: la pizza.
La pizza es un invento popular, en la búsqueda constante de un modo para quitarse el hambre a poco precio. La pizza responde verdaderamente a estas características: es un plato simple que se prepara en un tiempo mínimo, rico y nutritivo. Cuando nació era blanca, compuesta de un disco de pasta con mozzarella encima saborizada con aceite de oliva y ajo. El único enriquecimiento usado era probablemente un puñado de frutos de mar. Después de América llegó el tomate y la pizza se comenzó a hacer como hoy la conocemos. Poco a poco se hizo un plato de mucho consumo y comenzó a traspasar los confines regionales. Pues sucedió tras la coronación, los Borbones no eran golosos y la difundieron en la corte de Savoia. Cuando la reina Margherita en el 1889 fue de visita a Nápoles un creativo pizzero, Raffaele Esposito, tuvo la idea de dedicarle la llamada pizza Margherita: tomate, mozzarella y albahaca, para festejar con el tricolor la entonces nueva unidad de Italia.
La pizza, con sus simples componentes de base, se presta a un infinito número de variaciones. Hoy podemos citar que se presenta la pasta con mozzarella y tomate, siendo este el producto gastronómico más representativo para darle una connotación local: en Trentino, por ejemplo, encontramos la pizza al speck o al würstel, en Liguria al pesto, y así sigue su camino. La versión típica napolitana lleva anchoas en salmuera. El secreto para la preparación de una buena pizza es la cocción rápida, dejando la pasta crocante y manteniendo la frescura de los ingredientes. Una rica variación de la pizza es el calzone napolitano, donde la pasta cocida en el horno está rellena de mozzarella, ricota, queso, jamón, perejil, albahaca y pimienta.
Pasta, tomate y mozzarella: Los ingredientes de base de la pizza son el tesoro del patrimonio gastronómico campano. La cocina de esta región se presenta simple y rápida, basada en sus productos genuinos provenientes de la naturaleza mediterránea y su técnica de preparación muy rápida y sin mucha elaboración. En la antigüedad los romanos no pudieron introducir sus platos opulentos en Nápoles, después, con el tiempo fueron los españoles y los franceses que mostraron a los napolitanos la refinada gastronomía mediterránea y continental. Pero el pueblo siempre se apegó a la cocina tradicional partenopea, rica y accesible. Así, se inclinaron los extranjeros a la creativa simplicidad de los napolitanos. Se cuenta por ejemplo que durante la ocupación española las mujeres del pueblo recolectaban las tripas de los animales que tiraban en los campamentos españoles, y preparaban con ellas una sopa riquísima. Sopa apreciada luego por todos los soldados españoles cuando se acercaban a comer en las tabernas del puesto.
Sostén de la cocina napolitana es la pasta. La capital campana de este alimento fue por largo tiempo Torre Annunziata, donde el grano duro importado de América llevaba a manos de expertos artesanos pasteros. El arte de secarla y conservarla fue perfeccionado en Gragnano, ciudad de Nápoles que abrió el camino a la producción industrial de este producto. La fantasía napolitana ha creado una increíble variedad de elaboraciones de la pasta: vermicelli, fusilli, spaghetti, tortiglioni, rigatoni, ziti, maccheroni y muchos otros. Innumerables son las salsas con que se acompañan las pastas. El más simple es probablemente, aunque el más asombroso: un plato de spaghetti condimentado con tomate y con la perfumada albahaca napolitana no teme ser comparado con cualquier tipo de guiso de las preparaciones sofisticadas.
Una excepción a la simplicidad partenopea en la preparación de alimentos la constituye el ragú del guardiaporta, o más simplemente rraú, llamado así con propiedad porque su cocción está vigilada constantemente y solo el portinai (portero) puede tener tanto tiempo disponible como para poder hacerlo. El rraú es de todos modos una comida completa. Sobre un fondo de grasa y grasa de jamón se lleva al fuego la carne de ternera rellena de queso, perejil, ajo, piñones y uvas. La cocción es acompañada con tomate y vino tinto. Con la salsa obtenida se condimenta la pasta mientras que la carne constituirá el segundo plato de la comida.
El tomate es el segundo elemento base de la cocina campana. Su disponibilidad se acopla con muchísima variedad de platos, pizza y spaghetti en primeros platos. Se cultivan dos importantes variedades de calidad: aquel de San Marzano, inimitable para la preparación de conserva o de salsa, la célebre pummarola, y aquellos de la ensalada de Torre del Greco. Recordamos los otros tipos de verduras difundidas en Campania: patata, alcaucil, morrones y coliflor. Finalmente la mozzarella, que se enriquece con la producción casera típica de la Campania.
Nápoles ha hecho de la mozzarella su símbolo y no sólo a través de la pizza, sino por otra receta típica, la mozzarella in carroza, feta de pan embebida en leche y unida de a dos con la mozzarella, enharinada, pasada por huevo batido y frita. Más de la mozzarella, en Battipaglia y Capua es ahora a base de leche de búfala, en Campania se puede degustar ricota, caciocavalle y scamorze. Renombrado este último: se trata de un queso similar a la mozzarella, de gusto muy delicado, que se distingue de ella por su clásica forma de pera.
Platos típicos: Tras los altos platos típicos de la cocina popular napolitana encontramos especialidades en base a carne, verdura y frutos de mar. Partiendo del antipasto, señalamos el típico crostino napoletano, hecho con mozzarella, anchoa y tomate sobre una feta de pan. Una preparación típica del antipasto es aquella en scapece, donde el pescado se fríe primero y después se macera en vinagre para ser servido frío luego en la mesa.
En cuanto a platos recordamos al sartú, un timbal de arroz que contiene verdura, menudos de pollo, carne picada y mozzarella; la sopa marinada con comino, hueso de jamón y salchicha; la sopa de pescado y frutos de mar, saborizada con peperoncino y ajo; los vermicelli con vongole (berberechos). Finalmente, la lasagne di carnevale, rellena con salchicha, albondiguillas, ricota y mozzarella, luego gratinada. En el segundo plato podemos citar il polpettone, carne de novillo que lleva como almohada: salchicha, jamón, uva, piñones y perejil; el frito mixto, caliente y chocantísimo, para lo cual son utilizados veinte especialidades diversas; el calamaretti alla napoletana, acompañado de piñones y aceitunas negras; el fettine alla pizzaiola, escalopines en salsa de tomate y mozzarella; el pulpo, tradicionalmente cocinado cubierto con tomate, ajo, perejil y peperoncino en un recipiente de cocción sellado con papel aceitado para evitar que se dispersen los aromas; el cecenielli, pequeño pescadito de sabor intenso, frito dentro del pastel; la ensalada a la napolitana, a base de coliflor mezclado con anchoas, alcaparras y aceite de oliva, consumida durante la cena de Navidad después del segundo plato y del postre.
Los postres son ya la guinda de este festival gastronómico: la índole generosa y solar de los napolitanos se comprueba con los dulces. El más famoso es seguramente la pastiera napoletana, del inconfundible sabor de ricota y naranja, muy difundida en los Estados Unidos, se hizo uno de los platos simbólicos de la cocina campana. Recordamos también la sfogliatella, pasta dulce, rellena de ricota, fruta confitada, canela y vainilla; y el mítico babá, dulce con tradicional forma de hongo, embebido en licor y pintado con gelatina de albaricoque. El babá es un postre adoptado por los napolitanos pero, al parecer, inventado por un polaco. La paternidad finalmente es atribuida al rey Stanislao de Polonia que, durante su exilio en Francia, se deleitaba comiendo el dulce típico de la Lorena, el kugelhupf, después de haberlo mojado en ron. El rey, gran apasionado de los cuentos de las mil y una noches, rebautizó al nuevo postre con ese nombre en honor de Alí Babá.
En Campania se produce un excelente limoncello, licor a base de limón, bebido particularmente en la zona de Sorrento. Los limones oriundos de la zona desprenden un perfume único, y los productos derivados del limón como pasta al limón o productos de belleza son el perfecto souvenir de la zona.
Recomiendo acercarse a Sorrento y comprar productos típicos en Il Gusto della Costa.
En esta región italiana encontramos exactamente el mismo clima templado que en Barcelona.
Tomo en Barcelona el vuelo VY6500 de Vueling que en una hora y media llega al aeropuerto de Nápoles. Desde allí tomamos el autobús de Curreri Viaggi hasta Sorrento. Salen 5 veces al día, el billete cuesta 10 € y tarda una hora y quince minutos en cubrir el trayecto hasta Sorrento (ver información de los horarios en la web de la compañía). En Sorrento tomar el autobús de la compañía Sita hasta Positano. Tarda 45 minutos y cuesta 4,50 €.
Otra buena opción sería alquilar un coche, que es lo que hice en mi primer viaje por la región de la Campania, porque nuestro objetivo era movernos por la zona. En este viaje descartamos el alquiler de un vehículo, pues nuestro objetivo era disfrutar del pueblo de Positano sin intención de movernos mucho (se trataba sólo de un fin de semana largo). En el aeropuerto de Nápoles hay diferentes empresas de alquiler de coches. Otras opciones para llegar a Positano desde Nápoles en la página Come arrivare da Napoli a Positano.
Best Western Hotel Pasitea (Via Pasitea, 207 - 84017 Positano; tel. 0039 089 875500). Es un hotel encantador, todo pintado de blanco. Todas las habitaciones tienen vistas al mar, algunas de ellas con bañera jacuzzi, y otras con terraza espectacular. Mi habitación tenía una curiosa ducha circular en el centro de la misma, justo enfrente de la cama. Ofrecen wifi gratuito. Cada tarde, hacia las 19:00, hay un aperitivo con el que hasta se puede cenar. Generoso desayuno. Precio a partir de 95 € en temporada baja y en temporada alta (Semana Santa hasta octubre) puede llegar a los 200 €. Muy bien situado en Positano.
Il San Pietro (Vía Laurito, 2 - 84017 Positano; tel 0039 089 875.455) es el hotel más lujoso de Positano y seguramente de toda la provincia. Yo tuve el placer de poder visitarlo y poder planear una futura estancia en él. Espectacular hotel con todas sus habitaciones con vistas al mar, algunas incluso ofreciendo bañeras con vistas. De corte clásico, tiene varias terrazas, un restaurante de una estrella Michelín. Tiene una playa casi privada (sólo es accesible vía mar para los que no son huéspedes del hotel) a la que se llega en ascensor o por un sendero caminando unos 20 minutos, y un gimnasio con árbol incluido. La anécdota es porque construyeron el gimnasio y el spa hace poco y quisieron conservar el árbol. Definitivamente es el hotel de lujo al que acudir para un fin de semana único. Habitaciones dobles a partir de los 300 €. Cierran de octubre a abril.
Hotel Conca d'oro (Vía Boscariello,16 - 84017 Positano; tel. 0039 089 875111). Un hotel de tres estrellas, también con vistas, muy recomendable.
La Tagliata (Vía Taglaita, 22 - 84017 Positano; tel. 0039 089 875 872) es un hotel rural con vistas espectaculares, pues está en el monte que hay justo detrás de Positano. Cuenta con 2 habitaciones nuevas. Yo sólo cené allí, espectacularmente, menú fijo interminable.
En cuanto a restaurantes en Positano:
Saraceno d'oro (Vía Pasitea, 254 - 84017 Positano; tel. 0039 089 812050). Restaurante casero con platos típicos de la Costa Amalfitana. Delicioso.
Santa Croce (Vía Nocelle, 19 - 84017 Nocelle, Positano; tel. 0039 089 811 260). Fue nuestra parada después de la caminata de 3 horas por el Sendero de los Dioses. Comer con vistas espectaculares.
Chez Black (Vía del Brigantino, 19 - Positano; tel 0039 089 875036). Excelente restaurante en la misma playa principal de Positano y frecuentado por todos los famosos que recalan en la zona. Cenar en la terraza, ver y ser visto. Materias primas de primera calidad y cocción acertada. Disfrutamos de nuestra comida.
La Pérgola (Vía del Brigantino, 35-37, Spiaggia grande - 84017 Positano; tel. 0039 089 811 461). Yo sólo tomé un helado no demasiado destacable, pero al estar a primera línea de mar, seguro que vale la pena para tomar algo, ver y ser visto.
La Tagliata (Vía Tagliata, 22 - 84017 Positano; tel. 0039 089 875 872) es un hotel-trattoria con vistas espectaculares, pues está en el monte detrás de Positano. Menú interminable delicioso.
POSITANO es un pequeño pueblo de casi 4.000 habitantes ubicado en el golfo di Salerno, a unos 40 km de Nápoles. Es, junto a Ravello y Amalfi, el destino turístico más importante de la Costa Amalfitana.
Positano y la costa Amalfitana son oficialmente destinos de buen tiempo, sol, playa, mar y diversión. Para mi son mucho más que eso, pues no soy amiga de la playa ni amiga de las aglomeraciones. Positano es un pueblo en un acantilado, con cuestas y que tiene prácticamente una entrada y una salida, por lo que visitarlo en temporada alta puede conllevar más de un dolor de cabeza por el tráfico. Yo aconsejo encarecidamente disfrutar de Positano, sus paseos, sus compras, su gastronomía y sus paisajes, entre octubre y abril. Es entonces cuando seguro que podremos disfrutar de esta maravilla de pueblo. Como yo hice.
La suerte del pueblo comenzó a cambiar en los años 50 del siglo XX gracias al turismo. Un suave clima unido a un bellísimo entorno propició la llegada de turistas adinerados de toda Europa y Estados Unidos. Uno de los más ilustres visitantes del pueblo, el novelista norteamericano John Steinbeck contribuyó a dar a conocer el atractivo del pueblo con su artículo de Mayo de 1953 en el Harper's Bazaar: "Positano bites deep, it is a dream place that isn't quite real when you are there and becomes beckoningly real after you have gone." (algo así como "Positano te marca. Es un lugar de ensueño que no parece real mientras se está allí, pero que se hace real en la nostalgia cuando te has ido").
Recientemente películas de Hollywood como Only you y Under the Tuscany sun, o también famosos actores y actrices del cine, como Elizabeth Taylor, Richard Burton, Roberto Rossellini o Alberto Sordi, pasaron temporadas en este pueblo, alejados del acoso de los fotógrafos y ello ha influenciado en la llegada de turistas americanos que son, con diferencia, el gran número de visitantes de este encantador pueblo. También se cuenta que el pintor Paul Klee dijo que el pueblo de Positano es el único pueblo vertical del mundo, ya que este se levanta sobre un acantilado.
• Sus calles empinadas con escalinatas empedradas, sombreadas por higueras, albergan antiguas casas de pescadores reconvertidas en mansiones y hoteles. Tras una pequeña explanada aparece la iglesia de Santa María Assunta, del año 1200. Aunque conserva poco de la original, muestra figuras del siglo XVIII y en el altar principal alberga a una Virgen Negra con el Niño. A pocos pasos se encuentra el paseo marítimo, con restaurantes. Desde este lugar las vistas son impresionantes al mirar hacia arriba y apreciar Positano, de color pastel al atardecer. Conviene tener buenas piernas para subir y bajar las cuestas y las escaleras de Positano.
Por otra parte, Positano, como parte integrante de la Costa Amalfitana, es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde el año 1997.
• Paseos en barca por la Costa Amalfitana y hasta Capri. Organizados por Cassipea, dan la oportunidad de alquilar una barca entre varios amigos, tener toallas, bebidas y zambullirse en las aguas cristalinas alrededor de la isla de Capri. De hecho ofrecen muchísimas variaciones de excursiones en barca totalmente personalizadas.
• Sentiero dei Dei (o Sendero de los Dioses). Sale desde Praiano y recorre, durante unas tres horas, toda la costa entre paisajes increíbles. Con la asociación Gea (tel. 0039 089 812 2004) se puede tener un guía experto que nos dará todas las explicaciones necesarias sobre los puntos de interés.
• Compras en Positano y alrededores. En Il gusto della Costa, empresa sita en Praiano y fundada en el año 2000, se pueden comprar licores y similares, hechos con productos auténticos de la costa amalfitana. No perderse el limoncello, el babá al limoncello, el licor de melón, el licor de avellanas, todo espectacular. Vale la pena acercarse hasta Praiano para poder ver cómo se elaboran los licores y además disfrutar de un precio más ajustado que los que se encuentran en Positano.
En cuanto a cerámica la empresa Elisir di Positano, fundada en 1960 por tres hermanos siguiendo el trabajo artesanal de su padre, es seguramente la más conocida de Positano y en sus diseños destacan los colores vivos y energéticos del Mediterráneo. También se puede comprar online.
Por lo que respecta a ropa de lino se encuentran diseños refrescantes, que me recordaron la moda Adlib ibicenca, en empresas como Carro Fashion, desde 1973 en el centro de Positano, donde se fabrica todo in situ y con diseños en lino y macramé. Otra empresa es Brunella, de tamaño mayor que Carro y de diseños igualmente atractivos.
Cosas a ver alrededor de Positano:
• Praiano. Este pequeño pueblo, situado entre Positano y Conca dei Marini, la antigua Plagianum (del griego mar abierto) está constituida por un pintoresco burgo, de calles pequeñas, empinadas escalinatas, balcones floridos y casas color pastel, ambiente clásico de la Costa Amalfitana. Posee unas vistas inmejorables y paisajes fascinantes y románticos con bonitas terrazas de limones: a la derecha la bahía de Positano, al fondo Capri con sus faraglioni hacen los atardeceres de Praiano entre los más bonitos de Italia.
• Amalfi. Encantadora ciudad a 20 minutos de Positano que definitivamente vale la pena visitar si estamos cerca. Está en el Golfo de Salerno y en la profunda garganta del Monte Cerreto, de 1.315m de altura y rodeada por acantilados. Tiene algo más de 5.000 habitantes. Según la leyenda, Heracles se enamoró de una ninfa llamada Amalfi. Al morir ésta, quiso enterrarla en el lugar más bello del mundo, al que le cedió su nombre. Muchas batallas se sucederían después; y es que Amalfi, que llegó a ser la ciudad más rica del sur de Italia, la quisieron conquistar, especialmente los árabes y sarracenos.
Posee una amplia historia marinera que se percibe en sus callejuelas empinadas. La república más antigua de la vieja Italia fue fundada en el año 840 y alcanzó su esplendor en el siglo XI, cuando la navegación del Mediterráneo se regía por las Tablas Amalfitanas, el código marino más antiguo del mundo. En aquella época tenía relaciones comerciales con Constantinopla (Estambul). Desde el siglo IX se alza su catedral de estilo árabe-normando, blanca, gris y dorada y cuenta con un campanario del siglo XIII.
• Sorrento. Es una pequeña ciudad de la Campania, con unos 16.500 habitantes. Es un popular destino turístico. Se llega a ella fácilmente desde Nápoles y Pompeya, y está al sureste del fin de la línea férrea Circumvesuviana.
Tiene vistas al golfo de Nápoles, y es un lugar clave de la península Sorrentina, con muchos miradores desde donde ver Nápoles (visible a través de la bahía) y el monte Vesubio. La estrecha carretera que conecta Sorrento y Amalfi serpentea por los más altos acantilados del Mediterráneo.
El centro histórico de la ciudad muestra todavía el trazado ortogonal de las calles de origen romano, mientras hacia el monte está rodeada por murallas del siglo XVI. Se encuentran el Duomo, reedificado en el siglo XV, con fachada neogótica, y la iglesia de San Francisco de Asís, con un notable fresco del siglo XIV. En el museo Correale están expuestas colecciones de hallazgos griegos y romanos y de porcelanas de Capodimonte, con una sección de pintura de los siglos XVII-XIX. Desde sus jardines, además, se disfruta de una magnífica vista sobre el golfo.Por otra parte, la mejor heladería de Sorrento, con diferencia, es Primavera. Para no perdérsela.
Nuestro viaje se acaba y para ir al aeropuerto de Nápoles tomamos el autobús desde Positano hasta Sorrento y una vez en Sorrento el autobús de Curreri Viaggi hasta el aeropuerto. Nos cuesta 10 €. Más tarde embarco en el vuelo VY6501 de Vueling, el cual tarda 1 hora y 15 minutos en aterrizar en Barcelona.