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Bandera de Argentina

ARGENTINA / Brasil / Paraguay / Uruguay

Guía de un viaje por libre al norte y centro de Argentina

En este viaje independiente de 17 días por el norte y oeste de Argentina, visitamos el P. N. Iguazú, San Ignacio, Corrientes, las misiones jesuíticas en el Paraguay, Salta, Cafayate y el circuito de les Valls Calchaquíes, San Salvador de Jujuy, Tilcara y la Quebrada de Humahuaca, el Circuito de la Puna, Catamarca, Córdoba, Ruta Sierras de Córdoba, Buenos Aires y Colonia del Sacramento (Uruguay).

Yolanda y Toni (Viatgeaddictes)
Published on Data viatge: 2004/05 | Publicat el 18/03/2005
Darrera actualització: 04/2022
3.1 de 5 (334 vots)

Reflejos en las Salinas Grandes (provincia de Jujuy)
Reflejos en las Salinas Grandes (provincia de Jujuy)

Introducción

Argentina. Exactamente dos años después de nuestro primer viaje por tierras argentinas volvíamos a visitar este país austral.

Si en aquella ocasión el gran objetivo era visitar la Patagonia, al sur del país, ahora encaminamos nuestros pasos hacia las zonas norte y centro del país, además de revisitar la siempre vibrante ciudad de Buenos Aires.

Y a lo largo de esta ruta aprovechamos para salir fuera de las fronteras argentinas y visitar el lado brasileño del Parque Nacional Iguazú, las misiones jesuíticas de Trinidad y Jesús en Paraguay, y la ciudad de Colonia del Sacramento en Uruguay.

Podéis leer sobre nuestro anterior viaje a este país austral en Guía y relato de viaje a Argentina 2002. Dado que en ambos viajes hay cierta información en la ficha técnica que esencialmente es la misma hemos optado por no repetirla aquí.

Por este motivo, y también porque ambos relatos se complementan desde el punto de vista geográfico, aconsejamos echar un vistazo a los dos para obtener el máximo de información.

Podéis ver más fotos de este viaje en el Álbum de fotos Argentina 2004, en nuestra página de Facebook.


Ficha técnica del viaje

Fecha del viaje

Del 25 de Diciembre de 2004 al 17 de Enero de 2005.

Itinerario

mapa
Día 1: Barcelona → flight → Madrid → flightBuenos Aires
Día 2: Buenos Aires → flight → Puerto Iguazú
Día 3: Puerto Iguazú - P.N. Iguazú (Brasil) - Foz do Iguaçú - Puerto Iguazú
Día 4: Puerto Iguazú - P.N. Iguazú (Argentina) - P. Iguazú
Día 5: Puerto Iguazú - San Ignacio
Día 6: San Ignacio - Posadas - Encarnación (Paraguay) - Posadas - Corrientes
Día 7: Corrientes - Mercedes
Día 8: Mercedes - Corrientes - ...
Día 9: ... - Salta
Día 10: Salta
Día 11: Salta - valles calchaquíes - Cachi - Quebrada de las Flechas - Cafayate
Día 12: Cafayate - Quilmes - Quebrada de Cafayate - Jujuy
Día 13: Jujuy - Quebrada de Humahuaca - Humahuaca - Tilcara
Día 14: Tilcara - Purmamarca - Salinas - San Antonio de los Cobres - Salta
Día 15: Salta - Catamarca
Día 16: Catamarca
Día 17: Catamarca - Córdoba
Día 18: Córdoba
Día 19: Córdoba - Alta Gracia - Mina Clavero - Córdoba
Día 20: Córdoba → flight → Buenos Ares
Día 21: Buenos Aires - Colonia (Uruguay) - Buenos Aires
Días 22 y 23: Buenos Aires
Día 24: Buenos Airesflight → Madrid → flight → Barcelona

Dinero

En Argentina la moneda oficial es el peso argentino (abreviado como A$ o ARS).

Se pueden cambiar euros a pesos en bancos o en casas de cambio, aunque en estas últimas el cambio suele ser más ventajoso. Siempre es conveniente mirar más de un lugar antes de decidir donde cambiar finalmente.

En Brasil (real brasileño o R$) Paraguay (guaraní o G$) y Uruguay (peso uruguayo o U$) no llegamos a cambiar a la moneda local, ya que en todos los casos, por la proximidad con Argentina, pudimos pagar con pesos argentinos sin problemas. Otra razón para no cambiar fue que nuestra estancia en estos países fue sólo de horas, por lo que los pagos a hacer fueron pocos y el coste de cambiar hubiera sido alto.

Cambio medio en las fechas de este viaje:
1 A$ (peso argentino) = 0'262 € / 1 € = 3'8226 A$ (ver cambio oficial actualizado en el enlace Eur -> A$)
1 R$ (real brasileño) = 0'297 € / 1 € = 3'3598 R$
1 G$ (guaraní paraguayo) = 0,000125 € / 1 € = 8.000 G$
1 U$ (peso uruguayo) = 0'027 € / 1 € = 36'7 U$

Gastos del viaje

+ 965 € (vuelo BCN-BUE-BCN + vuelo BUE-Puerto Iguazú + vuelo Córdoba-Buenos Aires)
+ 612 € (hoteles, comida, transporte, entradas, excursiones, ...)
= 1.577 € (Total por persona)

Visado

En Argentina sólo es necesario un visado para estancias superiores a 90 días, por lo que en el resto de casos es suficiente con el pasaporte. Para entrar en Brasil, Paraguay y Uruguay también es suficiente con el pasaporte.

Salud

En principio no hay ninguna vacuna obligatoria y ni siquiera recomendable para visitar las zonas cubiertas por esta ruta, pero nunca está de más consultar cada caso concreto en un Centro de Vacunación Internacional.

Transporte

Avión. Dadas las enormes distancias del país el avión es la mejor forma de transporte o, por lo menos, la más rápida.

El precio del billete de nuestro vuelo transoceánico con la compañía Aerolíneas Argentinas incluía gratuitamente dos vuelos interiores a escoger y que en nuestro caso fueron los trayectos de Buenos Aires a Puerto Iguazú y el de Córdoba a Buenos Aires.

Autobús. Los autobuses, incluso en largas distancias, son una opción a considerar, especialmente si se dispone de suficiente tiempo. Son cómodos, más baratos que el avión y permiten disfrutar del paisaje.

Para viajes de muchas horas recomendamos gastar más dinero y escoger autobuses modernos, con cama o butacas grandes (clase ejecutivo), aire acondicionado, amplias ventanas, servicio de comidas, y WC. Nuestro cuerpo lo agradecerá.

Tren. En la zona norte del país no hay líneas ferroviarias de interés para los viajeros, excepto alguna que es puramente turística, como la del archiconocido Tren a las Nubes, que va de la ciudad de Salta a un punto algo más allá de San Antonio de los Cobres.

Pero en el momento de escribir esta información (a mediados de 2005) el servicio de este tren está suspendido al retirar el gobierno provincial la concesión a la empresa adjudicataria por una mala gestión del servicio.

Aunque está previsto reanudar el servicio no hay certeza de cuando será, por lo que recomendamos consultar la web para tener información más actualizada.

Coche de alquiler. El alquiler de un coche es una opción muy interesante para realizar ciertos circuitos que, de hacerlos con transporte público, no serían viables o serían muy costosos en tiempo.

En este viaje, nosotros alquilamos un par de coches: uno en Salta para recorrer los Valles Calchaquíes, la Quebrada de Humahuaca y la puna, y otro en Córdoba para una ruta por las Sierras cordobesas.

Clima

Las fechas de nuestro viaje correspondían al verano austral, pero por el tamaño del país y la amplitud de latitudes debemos diferenciar las diferentes zonas visitadas.

En Buenos Aires o en Colonia del Sacramento encontramos temperaturas altas, pero moderadas (por debajo de 26ºC), mientras que en el resto del país, así como en el lado brasileño de Iguazú y en las misiones jesuíticas paraguayas de Trinidad y Jesús, la nota predominante fue el calor.

Y en las zonas altas del norte y centro de Argentina el efecto altura hacía descender varios grados los termómetros.

Por último, en las fechas en que se hizo este viaje oscurecía alrededor de las 8 de la tarde.

Diferencia horaria

Durante el horario de invierno en la España peninsular hay una diferencia de -4 horas en Argentina y Paraguay y de -3 en Uruguay y Brasil.

Guías de viaje

Argentina, Uruguay & Paraguay, Lonely Planet Publications (edición Abril 2002).
Utilizamos la misma guía de viaje que ya habíamos usado en nuestro anterior viaje a Argentina, a finales de 2002. En general nos fue bastante útil, dejando de lado los precios que ya se habían quedado muy obsoletos debido al paso del tiempo y la crisis económica que sufrió Argentina.


Llegada a Argentina: Buenos Aires

BUENOS AIRES (I)

Cómo llegar

Iniciamos este viaje a Argentina con un vuelo desde Barcelona a Madrid, de la compañía Iberia (50 minutos).

Y a continuación conectamos con un vuelo desde Madrid a Buenos Aires, esta vez de Aerolíneas Argentinas (11 horas y 50 minutos para recorrer un total de 10.093 km).

Nuestro aeropuerto de llegada a Buenos Aires fue el aeropuerto internacional Ministro Pistarini (más conocido como Ezeiza) y al ser medianoche del día de Navidad encontramos abierta una única oficina de cambio, situada a la salida de la sala de recogida de equipajes.

Así que cambiamos solamente 100 €, porque sabíamos que el cambio ofrecido no era muy bueno.

Para ir al centro de Buenos Aires desde el aeropuerto Ezeiza, a unos 35 km de distancia, y debido a la hora y lo singular de la fecha, habíamos concertado un taxi a través del hotel para que nos fuera a recoger al aeropuerto. El taxi hasta el hotel nos costó 48 A$.

Dormir y comer

El Nuevo Hotel Callao (Av. Callao 292, tel. 4374-4222) ya era un viejo conocido para nosotros desde nuestro anterior viaje a Argentina y, puesto que nos había gustado mucho, optamos por volver de nuevo a él.

Esta vez pagamos 84 A$ por una habitación doble muy confortable, con balcón, baño privado, TV y desayuno incluido.

Cosas a ver y hacer

En esta primera etapa la ciudad de Buenos Aires fue sólo una escala para pasar la noche, ya que al día siguiente de nuestra llegada teníamos un vuelo a Puerto Iguazú.

Así que dejamos las visitas a la ciudad y la excursión a la ciudad uruguaya de Colonia del Sacramento para el final de nuestro viaje (ver toda la información en Buenos Aires (y II), al final de esta guía).


Ruta por el nordeste argentino: Misiones y Corrientes

PUERTO IGUAZÚ

Cómo llegar

Para ir a Puerto Iguazú, en el norte de la provincia de Misiones, tomamos un vuelo doméstico de Aerolíneas Argentinas que salía del Aeroparque Jorge Newberry de Buenos Aires y llegaba a Puerto Iguazú en 90 minutos.

Para llegar al Aeroparque Jorge Newberry, situado a pocos kilómetros al norte del centro de Buenos Aires, desde el hotel en Av. Callao tomamos un taxi que nos costó 9'3 A$ para un trayecto de 15 minutos con taxímetro.

El aeropuerto de llegada fue el aeropuerto internacional Iguazú, ubicado a unos 25 km de Puerto Iguazú. Había un servicio de autobuses de la empresa Four Tourist Travel que paraba delante de la terminal de llegadas y que por 8 A$ nos dejaba en el hotel o lugar que le indicáramos al conductor.

Dormir y comer

En el Hotel Tierra Colorada (Av. Córdoba esq. El Urú, 28 - Puerto Iguazú) una habitación doble con baño privado, ventilador, una pequeña piscina, y desayuno incluido nos costó 40 A$. Es algo básico, pero no está nada mal y se encuentra en una zona muy tranquila.

Aunque nuestra primera opción realmente era la Hostería Los Helechos (Paulino Almirante, 76 - Puerto Iguazú), pero no encontramos habitación libre en ella al llegar a Puerto Iguazú (el precio de la habitación era de 50 A$).

El restaurante Latuare, en Av. Brasil, es un buen lugar para cenar. Otra recomendación es el restaurante-parrilla El Qincho del Tío Querido (en Bompland y Perito Moreno), así como la Pizzeria-Parrilla Color (Córdoba, 135).

Cosas a ver y hacer

PUERTO IGUAZÚ. Esta pequeña ciudad se encuentra en la confluencia de los ríos Paraná e Iguazú, y sirve como base para explorar el cercano Parque Nacional Iguazú, tanto el lado argentino como el lado brasileño de las cataratas.

También se podría tomar como base la ciudad brasileña de Foz do Iguaçú, pero atendiendo a los consejos de varios amigos viajeros y a nuestra propia conveniencia acabamos escogiendo la ciudad argentina y fue un acierto.

Puerto Iguazú y las Tres Fronteras. No hay gran cosa a ver en la propia ciudad de Puerto Iguazú, pero si disponemos de unas horas hay una ruta a pie que sí vale la pena.

Empezamos esta ruta saliendo de la plaza que hay junto a Correos y andando unos 500 metros hacia el norte, en dirección al río Iguazú, llegamos frente al puerto, el cual antiguamente se usaba para cruzar en barca el río hasta Porto Meira (en el lado brasileño) y continuaba viaje hasta Foz do Iguaçú.

Pero actualmente el paso de frontera con Brasil se hace por el puente Tancredo Neves, unos kilómetros más al este.

Junto al puerto arranca la Av. Costanera, la cual nos conduce hacia el oeste discurriendo paralela al río Iguazú. Al otro lado del río continuamos viendo territorio brasileño.

En un agradable paseo de 1'5 km llegamos finalmente al Hito Argentino de las Tres Fronteras, un pequeño obelisco situado en un parque. En este punto hay un mirador desde el que tenemos una vista magnífica y muy singular, ya que el río Iguazú desemboca perpendicularmente en el enorme río Paraná, sirviendo ambos de frontera natural entre los tres países que confluyen aquí: Argentina, Brasil y Paraguay.

Al oeste del río Paraná se extiende Paraguay, mientras que Brasil ocupa el lado oriental de este río y también la orilla norte del río Iguazú. Argentina, por su parte, se extiende al sur de la orilla del río Iguazú.

Desde este mirador argentino se pueden ver los hitos equivalentes en los lados brasileño y paraguayo. Y mirando lejos hacia el norte podemos ver algunos edificios de la ciudad paraguaya de Ciudad del Este.

Tomando un refresco sentados en el mirador saboreamos durante un buen rato de la vista y de la bonita puesta de sol sobre los dos ríos y la vegetación circundante.

Después volvimos andando unos 2 km hacia el centro de Puerto Iguazú, siguiendo la Av. Tres Fronteras.

Por el camino nos detuvimos en la Oficina de Turismo, en Av. Victoria Aguirre 311, para obtener información sobre el Parque Nacional Iguazú, pero el encargado de la oficina en ese momento no estaba por la labor y nos limitamos a recopilar algún folleto turístico.

Patrimonio de la Humanidad PARQUE NACIONAL IGUAZÚ. Este parque, con una superficie de 2.100 km2 repartidos entre Brasil (un 74% del total) y Argentina, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1984.

Las caratatas de Iguazú desde el lado brasileño
Las caratatas de Iguazú desde el lado brasileño

Está formado en su mayor parte por bosque húmedo subtropical y cuenta con una enorme diversidad biológica.

También quedan por la zona algunos restos de misiones jesuitas, aunque devorados por la selva.

Pero la gran atracción de este parque son, sin duda, las Cataratas del Iguazú.

Decir que estas cataratas son impresionantes es quedarse muy corto, ya que hay que verlas para saber de que hablamos.

Y nos atrevemos a decir que son uno de los grandes espectáculos naturales del planeta.

En realidad son más de 2 km de cataratas, con una altura de casi 80 metros. La neblina humeante que forma el agua al caer se puede ver desde varios kilómetros a la redonda.

Las cataratas se pueden ver desde el lado brasileño y/o desde el lado argentino. Aunque hay quien dice que, en las cataratas de Iguazú, Brasil ofrece las vistas y Argentina el espectáculo, en nuestra modesta opinión no hay un lado mejor que otro, sino que ambos se complementan perfectamente.

Quizás desde el lado brasileño hay mejores vistas panorámicas que permiten hacerse una idea de su grandiosidad, mientras que en el argentino se pueden apreciar desde mucho más cerca para captar su espectacularidad y hay más posibilidades para realizar actividades complementarias.

Por todo ello, para visitar las cataratas y el parque lo mínimo recomendable son dos días completos. En nuestro caso dedicamos un día entero para el lado brasileño y otro para el lado argentino, en este orden.

Lado brasileño del P. N. Iguazú. Para llegar a él, de buena mañana nos dirigimos andando a la terminal de autobuses de Puerto Iguazú, en la esquina de Av. Córdoba y Av. Misiones, a unos 400 metros del hotel.

Esperamos en la plataforma 1 hasta que llegó el autobús internacional a Foz do Iguaçú (van yendo y viniendo con cierta frecuencia). El trayecto cuesta 3 A$.

Cuando el autobús llega al puesto fronterizo argentino descendimos con todo el pasaje para pasar por inmigración.

Puesto que en ese momento la cola de gente era considerable el autobús continuó viaje y nos dejó allí, aunque el conductor nos dio un justificante para tomar otro autobús más adelante.

Cuando acabamos de pasar los trámites tomamos el siguiente autobús hacia Brasil.

Un tucán en el Parque Das Aves (Foz do Iguaçú)
Un tucán en el Parque Das Aves (Foz do Iguaçú)

A continuación cruzamos sobre el río Iguazú a través del moderno puente Tancredo Neves y al otro lado encontramos el puesto fronterizo brasileño.

No tuvimos que bajar del autobús para formalizar la entrada en Brasil, puesto que saldríamos del país en el mismo día para regresar a Argentina. Pero si nos vamos a quedar en Brasil más días entonces deberíamos formalizar la entrada en el país.

Poco después el conductor nos indica que bajemos en una gran rotonda que hay a la entrada de Foz do Iguaçú.

Y desde allí caminamos unos 200 metros al sur hasta llegar a una parada de autobús delante del hotel Carimá y esperamos a que llegara un autobús con el rótulo Parque Nacional.

Subimos al próximo autobús que pasó y pagamos 2'25 A$ por persona (2 R$). Este autobús finalizó su recorrido en el Centro de Visitantes del parque nacional.

Tardamos 85 minutos desde Puerto Iguazú hasta aquí, debido en parte a las largas colas en la frontera argentina.

Nota: Para una visita de un día al lado brasileño del parque no es necesario cambiar a moneda local, ya que se puede pagar todo en A$ (como están muy habituados a recibir A$ ya saben cual es el cambio a aplicar).

El lado brasileño del parque abre a las 8 de la mañana, excepto los lunes en que lo hace a las 13:00.

Como el día de nuestra visita coincidió precisamente en lunes aprovechamos que aún no había abierto las taquillas para ir a ver el cercano Parque Das Aves, ubicado a sólo 300 metros del Centro de Visitantes. La entrada a este parque costaba 8 US$ (ó 25 A$). Era caro, pero la verdad es que valió mucho la pena.

De entrada no parecía gran cosa, pero a medida que avanzamos recorriendo sus instalaciones nos gustó más y más.

En él pudimos ver aves de todo tipo, pero las más vistosas eran los tucanes, loros, papagayos, flamencos y el magnífico ibis rojo. Incluso vimos al raro cassowary, una especie de avestruz con cara de malas pulgas que es oriunda de Australia. También hay tortugas, mariposas, yacarés y una anaconda.

En total invertimos unas dos horas en visitar el recinto y aprovechamos para comer algo en la cafetería que hay en él.

A continuación nos dirigimos de nuevo al Centro de Visitantes del Parque Nacional Iguazú y pagamos los 22 A$ (19'35 R$) que cuesta la entrada. Después aguardamos cola para subir al autobús de 2 pisos, de uso obligado e incluido en la entrada, que nos lleva en un bonito trayecto hasta las cataratas.

Este autobús tiene tres paradas y nosotros bajamos en la segunda, delante del precioso hotel Hotel Tropical das Cataratas. Comenzamos por acercarnos hasta este hotel para admirar su bonita fachada y ver desde aquí la espectacular vista sobre las cataratas de Iguazú.

Desde aquí tomamos la pasarela que desciende hacia el río y que permite ver las distintas cataratas sobre el lado argentino y, sobre todo, la espectacular catarata de la Garganta del Diablo. No hay palabras para describirla: el paisaje, el ruido, la fuerza del agua, ...

Continuamos recorriendo todas las pasarelas y disfrutando con calma de los miradores hasta llegar al que está literalmente colgado sobre el salto Santa María, desde el que se obtiene un vista frontal de la Garganta del Diablo que quita la respiración.

Vista sobre la isla y el salto San Martín y el salto Bossetti.
Vista sobre la isla y el salto San Martín y el salto Bossetti.

Finalmente llegamos a Porto Canoas, donde hay una plataforma con una estupenda vista sobre el bonito salto Floriano, uno de los 275 saltos de agua que forman las cataratas de Iguazú.

Aquí nos encontramos con un coatí (un pequeño mamífero omnívoro que sólo vive en América), que no para de olisquear nuestra mochila a la búsqueda de algún alimento.

Acabada la visita, en Porto Canoas esperamos el autobús gratuito de regreso al Centro de Visitantes del parque. El trayecto en el piso superior del autobús es una gozada.

De nuevo en la entrada del parque, esperamos el siguiente autobús hacia Foz do Iguaçú.

Una vez en ruta hacia Foz (2 A$ cada uno) queríamos bajar en la rotonda cercana al puesto fronterizo brasileño y allí enlazar con el autobús a Puerto Iguazú, pero nos pasamos de largo la parada y acabamos llegando a la Rodoviaria o terminal de transporte de Foz do Iguaçú.

Aquí tomamos el último autobús hacia Puerto Iguazú, entre las 20:00 y 20:15, y pagamos 3 A$ por este trayecto. Sólo tuvimos que bajar del autobús en el puesto fronterizo argentino para sellar de nuevo la entrada en Argentina.

Lado argentino del P. N. Iguazú. Otra vez llegamos temprano a la terminal de autobuses de Puerto Iguazú y nos dirigimos a la oficina de la compañía El Rápido, donde compramos el billete de ida y vuelta al punto de entrada del lado argentino del parque (cuesta 5'6 A$ cada uno).

Vista sobre Iguazú desde el lado argentino
Vista sobre Iguazú desde el lado argentino

El autobús tarda unos 30 minutos en llegar al Centro de Visitantes del lado argentino del Parque Nacional Iguazú, donde compramos la entrada al parque pagando 30 A$ cada uno.

Pasada la entrada, en una caseta de la empresa Iguazu Jungle Explorer, cambiamos por el vale definitivo el que nos habían dado en la terminal de autobuses de Puerto Iguazú, donde habíamos comprado, antes de salir por la mañana, dos plazas para la llamada Aventura Náutica (emocionante paseo de aproximación a las cataratas, navegando en lancha por los rápidos del río).

La Aventura Náutica es una actividad de aventura que consiste en un emocionante paseo de aproximación a las cataratas, navegando en lancha por los rápidos del río.

Lógicamente estas entradas también se podían comprar aquí mismo, pero nosotros las adquirimos allí para asegurarnos las plazas. El precio es, en ambos sitios, de 30 A$ por persona.

Antes de iniciar el recorrido por el lado argentino del parque nos dejamos asesorar por una de las diligentes informadoras del parque para planificar de forma óptima nuestra ruta para ese día (encontramos muy útiles los consejos dados).

Desde delante de la Estación Central del Tren Ecológico de la Selva (trenecito que bordea el brazo superior del río Iguazú) tomamos el Sendero Verde, un bonito camino de 650 metros que transcurre por la selva.

Pasamos por la Estación Cataratas, por una especie de faro y por el Viejo Hotel (desde aquí también vimos entre la vegetación la fea fachada del hotel Sheraton Iguazú) e iniciamos el llamado Circuito Inferior, un conjunto de pasarelas y escaleras que descienden hasta el nivel del río y que pasa junto a varias cascadas.

Desde aquí ya empezamos a ver fascinantes vistas de las cataratas y el entorno selvático, especialmente desde los distintos miradores que encontramos por el camino.

Al llegar al nivel del río, delante de la isla de San Martín, nos dirigimos al embarcadero para llevar a cabo nuestra Aventura Náutica.

Como habíamos tomado la precaución de venir con el traje de baño puesto (en esta época se agradece mucho) lo dejamos todo (ropa y zapatos) dentro de una mochila y dejamos esta en el embarcadero.

Bajo el salto de los Tres Mosqueteros
Bajo el salto de los Tres Mosqueteros

En el embarcadero no había vestuarios donde cambiarse ni consigna donde dejar las cosas bajo llave o identificadas, por lo que tuvimos que fiarnos de que nadie acabara llevándose algo que no era suyo. Lógicamente tampoco dejamos nada de valor en ella.

Ya nos habían dicho que el quedar completamente mojados estaba asegurado, por lo que sólo llevamos con nosotros una cámara de fotografiar y lo poco que llevábamos de valor y que protegimos con una bolsa de plástico hermética que nos proporcionaron.

Antes de subir a la lancha, una barca inflable con dos motores, también nos proporcionaron un chaleco salvavidas.

Durante los 15 minutos que dura el recorrido se hacen diversas aproximaciones a lado y lado de la isla de San Martín: por su lado derecho la lancha se llega a situar justo hasta donde llega la bruma y los remolinos de la caída del impresionante salto de San Martín, mientras que en el lado izquierdo avanza por entre los rápidos que conducen a la Garganta del Diablo hasta situarse casi debajo de los saltos Dos Mosqueteros y Tres Mosqueteros.

Quedamos completamente mojados, pero con el calor esto se agradece. Por otra parte, en algunos momentos que la lancha no se balanceaba excesivamente pudimos hacer algunas fotos.

La aventura concluye volviendo de nuevo al embarcadero. En resumen, se trata de una experiencia muy, muy divertida y recomendable, aunque se nos hizo muy corta.

A continuación recogimos nuestras mochilas y nos dirigimos al embarcadero contiguo para tomar una barca (gratuita) que cruzaba hasta la isla de San Martín.

Esta barca nos dejó en una pequeña playa de la isla, desde donde arranca un camino de subida algo exigente que conduce a la parte superior de la isla.

Una vez aquí otro camino permite ir hasta un mirador con un emplazamiento muy cercano al salto San Martín y enfrente de otras espectaculares cataratas.

Otro sendero conduce hasta la parte posterior de la isla, donde podemos ver La Ventana, una curiosa formación rocosa, y desde aquí volvemos al inicio por un camino que bordea la isla por su lado izquierdo.

Las vistas son espectaculares y los senderos muy bonitos, por lo que la visita a esta isla es del todo recomendable.

Dejamos la isla y tomamos la barca de vuelta al embarcadero y recorrimos de nuevo el Circuito Inferior, pero esta vez de subida, deteniéndonos en la Confitería Dos Hermanas, donde comimos algo para reponer fuerzas.

Después iniciamos el Circuito Superior, bastante más corto y fácil que el anterior al ser llano y no tener escaleras.

Este circuito proporciona magníficas vistas panorámicas de las cataratas desde el río Iguazú Superior, pasando junto a la parte superior de los saltos Dos Hermanas, Bosselli, Bernabé Méndez y Mbigua, entre otros. Ni que decir tiene que todas las vistas son espectaculares.

Volvimos tras nuestros pasos hasta la Estación Cataratas y tomamos el siguiente trenecito (Tren Ecológico de la Selva) hasta la estación final Garganta del Diablo, en un agradable trayecto de 3'2 km.

Vista del salto de la Garganta del Diablo
Vista del salto de la Garganta del Diablo

Desde la estación Garganta del Diablo hay un conjunto de pasarelas de 1'5 km de longitud que permiten salvar el río Iguazú Superior hasta llegar junto a la catarata Garganta del Diablo

Esta catarata es el salto más grande y con más furia de todos los del parque, por lo que decir que es impresionante no hace justicia al lugar.

De hecho no hay palabras para describir lo que se siente al asomarse al precipicio hacia donde se desploma el agua y de donde emerge una bruma visible desde varios kilómetros.

Vale la pena quedarse un buen rato en el mirador y dejarse llevar por las sensaciones que provoca este espectáculo de la naturaleza. El ruido que provoca el salto es atronador y es fácil quedar empapado cuando el viento empuja la bruma acuosa sobre nuestra posición.

Por último, volvimos por las pasarelas (es un paseo muy agradable y bonito) hasta la Estación Garganta del Diablo y tomamos el último tren que salía de este punto, a las 18:30 (también hay un camino paralelo a la vía para volver andando), hasta llegar a la Estación Central, a 500 metros de la entrada del parque.

Dimos así por finalizada esta visita de dos días al parque de las cataratas de Iguazú. Esperamos delante de la entrada del parque hasta que llegó el primer autobús de la compañía El Rápido para volver a Puerto Iguazú.


SAN IGNACIO

Cómo llegar

En la terminal de autobuses de Puerto Iguazú subimos a un autobús de la empresa Kruse que salía a las 6:30 (nos habían dicho que este era especialmente rápido). Pagamos 20 A$ por este trayecto de 300 km hasta San Ignacio.

El autobús tomó la RN 12 nada más salir de Puerto Iguazú (esta carretera recorre de norte a sur la provincia de Misiones y va en paralelo a la frontera paraguaya) e hizo una breve parada en Eldorado.

El autobús nos dejó finalmente, después de 5 horas de viaje, en el cruce a San Ignacio, a casi 1 km del centro de la población. Justo en este cruce hay una pequeña caseta de información turística, donde conseguir algún mapa (bastante útil, por cierto) y folletos. Desde aquí caminamos por la Av. Sarmiento hacia el centro.

Dormir y comer

En el Hotel San Ignacio (823 Avenida San Martín - San Ignacio) pagamos 40 A$ por una habitación doble, con baño privado, ventilador, A/C y TV. El sitio es correcto. La pareja propietaria son de ascendencia española y francesa, y con ellos pudimos mantener una entretenida conversación.

Para comer recomendamos el restaurante Andrea's, en Rivadavia 1077, bueno y barato. El desayuno en el hotel nos costó 3'5 A$ a cada uno.

Cosas a ver y hacer

SAN IGNACIO. Se trata de una tranquila y pequeña población, separada de Paraguay por el río Paraná, el cual hace de frontera natural. Su principal interés para nosotros era visitar la misión jesuítica guaraní de San Ignacio Miní, situada dentro de la propia población.

Pero si se dispone de más tiempo también se puede utilizar como base para explorar otras ruinas jesuíticas que hay esparcidas por la región.

Patrimonio de la Humanidad San Ignacio Miní. La misión jesuítica de San Ignacio Miní fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1984, conjuntamente con las reducciones de Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María la Mayor en Argentina, y las ruinas de Sao Miguel das Missoes en Brasil.

Puerta de entrada a San Ignacio Miní
Puerta de entrada a San Ignacio Miní

Esta es una de las reducciones jesuíticas más impresionantes que podemos encontrar en la zona, debido a sus figuras talladas en la piedra y por la reconstrucción llevada a cabo, lo que nos permite apreciar actualmente con notable exactitud el trazado urbano de la reducción.

San Ignacio Miní se estableció en el sitio actual en 1696 y fue destruida en 1817.

El acceso para los visitantes está en la calle Alberdi y su horario es de 7 a 19 horas.

La entrada nos costó 12 A$ cada uno y permitía también visitar el resto de ruinas argentinas que son Patrimonio de la Humanidad.

Y vale la pena entretenerse en visitar el Centro de Interpretación para entender bien lo que veremos a continuación.

Lo más espectacular de las ruinas es la enorme iglesia, ya que aunque no se conserva su tejado, el estado de conservación del resto es bastante bueno. Y conviene fijarse, sobre todo, en las figuras talladas junto a las puertas.

Como curiosidad diremos que hay una hilera de columnas en el lado oeste de la iglesia y que una de ellas ha sido literalmente fagocitada por una higuera que ha crecido alrededor de ella. Por alguna abertura del árbol es posible ver aún la columna pétrea en su interior y por ello se dice que es un árbol con el corazón de piedra.

Misiones jesuíticas guaraníes

Entre los años 1609 y 1818, en las áreas fronterizas del actual Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, se desarrolló esta impactante experiencia social, cultural y religiosa, única en su tipo.

Fueron iniciadas por la Compañía de Jesús y supusieron un modo de organización y ocupación del espacio integrado por 30 pueblos que reunían a miles de aborígenes (en 1732, momento de su máximo esplendor, contaban con 141.182 habitantes) que se dedicaron a la agricultura y ganadería, alcanzando un elevado nivel social y tecnológico.

Esta misiones fueron el ejemplo de una experiencia civilizadora inédita en todo el mundo hasta entonces.

Casa de Horacio Quiroga. Este personaje, nacido en Uruguay pero de padres argentinos, fue principalmente poeta y novelista, aunque tuvo también numerosas y variopintas ocupaciones y aficiones.

Horacio Quiroga vivió en San Ignacio entre 1910 y 1916, en esta casa que construyó él mismo.

Su vida estuvo marcada por la muerte y el suicidio de sus allegados, cosa que influyó mucho en su obra.

Puesta de sol sobre el río Paraná
Puesta de sol sobre el río Paraná

Desde luego se puede decir cualquier cosa de su vida, excepto que fue convencional.

La casa está a unos 2 km del centro de San Ignacio y se llega a ella en un agradable paseo, rodeando hacia el norte las instalaciones de la Gendarmería Nacional.

La entrada a la casa nos costó 2 A$ cada uno, aunque dejamos una propina para el joven universitario, uno de los dos que estaba al frente de la casa-museo, y que amablemente nos hizo de guía.

Nos explicó con todo lujo de detalles el continente y el contenido de la casa, así como la vida de Horacio Quiroga y su familia.

Creemos que es una visita muy recomendable y que no deja indiferente. Además desde la casa hay una vista magnífica del río Paraná y su entorno. Mejor si la visita coincide con la hora de la puesta de sol.


CORRIENTES

Cómo llegar

A primera hora de la mañana andamos dos manzanas hasta la iglesia desde nuestro hotel en San Ignacio y justo delante de ella tomamos un autobús de la empresa Horianski que estaba a punto de partir hacia Posadas.

Pagamos 5 A$ por este trayecto de 56 km y casi una hora después ya estábamos en la terminal de Posadas.

El motivo de nuestra parada en la ciudad de Posadas no era otro que el de visitar las ruinas jesuíticas de Trinidad y Jesús en Paraguay, yendo y volviendo a tiempo para tomar un autobús por la tarde hacia Corrientes, nuestro verdadero destino final en la jornada de hoy (ver detalles en el siguiente apartado Cosas a ver y hacer).

Para ello, y sin salir de la terminal de Posadas, compramos los billetes de autobús a Corrientes para la tarde y dejamos la mochila grande en la oficina de la agencia de transporte Río Uruguay.

Por la tarde, ya de regreso a la terminal de Posadas tras nuestra rápida incursión en Paraguay, recogimos el equipaje de la consigna y partimos en el autobús de la empresa FlechaBus hacia Corrientes (28 A$ cada uno).

Salimos de Posadas a las 16:00 y llegamos a la terminal de Corrientes a las 20:30. Desde aquí un taxi al hotel nos costó 8 A$ (es un trayecto de unos 6 km).

Dormir y comer

En el Hotel Turismo Corrientes (Entre Ríos, 650 - Corrientes) pagamos 50 A$ por una habitación doble, con baño, A/C y desayuno incluido. El edificio es muy bonito y tiene un gran encanto, aunque en general precisa de una renovación, especialmente las habitaciones. Aún y así es muy recomendable.

Para cenar sólo pudimos probar el restaurante Terraza Costa Casino (calle Pellegrini, 451) adyacente al hotel Turismo. Se trata de un lugar muy animado, en realidad un casino, con buena comida a precios más que aceptables.

Cosas a ver y hacer

ENCARNACIÓN. Esta ciudad está ubicada en el sur de Paraguay, sobre la margen derecha del río Paraná en su límite con Argentina, con la que está unida a través del puente internacional San Roque González de Santa Cruz, el cual tiene una longitud total de 2.550 metros.

En nuestro caso, Encarnación simplemente fue el lugar de entrada a Paraguay desde el que visitar las cercanas misiones jesuíticas de La Santísima Trinidad de Paraná y de Jesús de Tavarangué, unos 28 km al noreste.

Para llegar a Encarnación desde Posadas, en la orilla argentina del río Paraná, nos dirigimos a los andenes 8 y 9 de la terminal de Posadas para tomar el colectivo a Encarnación. El trayecto Posadas-Encarnación nos costó 2 A$.

El autobús cruzó la ciudad hasta llegar al puente que cruza el río Paraná, pero antes de hacerlo se detuvo en el puesto fronterizo argentino, donde bajamos a sellar el pasaporte.

Antes de continuar viaje hacia la frontera paraguaya conviene asegurarse de que los funcionarios argentinos han puesto el sello de salida en el pasaporte, porque de lo contrario tendremos que volver aquí de nuevo para sellarlo.

A continuación tomamos el mismo autobús para cruzar el largo y moderno puente San Roque González de Santa Cruz. Al otro lado del puente nos detuvimos de nuevo, esta vez en el puesto fronterizo paraguayo.

Una vez sellada la entrada a Paraguay hicimos cola para tomar el siguiente autobús gratuito hacia Encarnación, ya que el autobús argentino con el que veníamos no entra en territorio paraguayo.

Finalmente llegamos a la caótica terminal de Encarnación tras una hora larga de viaje desde Posadas.

Patrimonio de la Humanidad Misiones jesuíticas de Trinidad y Jesús . Las misiones jesuíticas de La Santísima Trinidad de Paraná y de Jesús de Tavarangué fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1993.

Restos de la misión jesuítica de Trinidad
Restos de la misión jesuítica de Trinidad

Ambas misiones son las mejor preservadas de su tipo en Paraguay y aunque nuestra intención inicial era visitar las dos, al final, por falta de tiempo, sólo pudimos visitar una de ellas.

Y escogimos la de Trinidad, ya que es más fácilmente accesible y está mejor conservada que la de Jesús.

Pero si se dispone de tiempo suficiente creemos que vale la pena visitar ambas. La misión de Jesús está situada unos 10 km al norte de la de Trinidad.

La entrada a las ruinas de la misión de La Santísima Trinidad de Paraná costaba 4.000 G$, aunque nosotros, al no disponer de moneda local, pagamos su equivalente en pesos: 1 A$ cada uno.

Recomendamos destinar un buen rato a la visita de este lugar, ya que merece mucho la pena. Para nosotros estas ruinas son tan o más bonitas que las de San Ignacio Miní, ya que aquí hay más relieves y figuras.

Especialmente en la iglesia principal se pueden encontrar algunos restos muy llamativos, como la pila bautismal, un púlpito de piedra o algunos relieves. Junto a la iglesia hay unas escaleras que conducen a lo alto de una torre desde la que hay una vista magnífica sobre las propias ruinas y los alrededores.

Púlpito de la Iglesia Mayor de Trinidad
Púlpito de la Iglesia Mayor de Trinidad

Para llegar hasta aquí desde Encarnación, donde nada más llegar a su terminal de transporte preguntamos por un autobús a Trinidad.

Enseguida nos indicaron uno que, casualmente, se acababa de detener en un lateral de la terminal y subimos a él.

El trayecto a Trinidad, de 28 km, valía 8.000 G$, aunque nosotros 2 A$, aproximadamente su equivalente en pesos argentinos (en esta parte de Paraguay el peso argentino es aceptado sin problemas).

Este autobús siguió la carretera que conduce a Ciudad del Este y nos dejó en el cruce desde donde arranca una pista que conduce a Trinidad.

Desde el cruce anduvimos los 900 metros que nos separaban de las ruinas (si no se quiere andar se puede esperar a un colectivo que circula por aquí y valía 2.000 G$).

Para el regreso, concluida la visita a Trinidad, volvimos andando hasta la carretera principal y esperamos el paso de un autobús a Encarnación.

En la terminal de esta ciudad conectamos rápidamente con un colectivo que iba hacia Posadas. En el trayecto pasamos de nuevo los trámites de la frontera Paraguay-Argentina, a lado y lado del río Paraná.

CORRIENTES. La ciudad de Corrientes, a orillas del río Paraná, es la capital de la provincia del mismo nombre y una de las más antiguas e históricas ciudades de Argentina, ya que fue fundada en el año 1588.

Aunque nos hubiera gustado poder hacer siquiera un recorrido a pie para visitar su centro histórico, lo cierto es que, al no disponer del tiempo necesario, Corrientes fue para nosotros sólo una breve parada en nuestro viaje desde Posadas hacia Mercedes y la Reserva de Esteros del Iberá.


MERCEDES

Cómo llegar

En Corrientes, un taxi desde el hotel Turismo Corrientes a la terminal de autobuses de larga distancia, en la Av. Maipú, nos costó 7 A$.

Nuestra intención era tomar el primer autobús que saliera hacia Mercedes, pero no habíamos caído en la cuenta que hoy era el último día del año y que habría más pasajeros que de costumbre, por lo que tuvimos que esperar a otro autobús que salía más tarde.

Hubiera sido buena idea comprar los billetes el día anterior, cuando llegamos a la terminal de Corrientes.

Finalmente llegamos a la ciudad de Mercedes en un autobús de la empresa Expreso Ortiz, pagando 10 A$ por un trayecto de unos 180 km. El autobús que nos tocó en suerte era viejo, lento y sin A/C.

Dormir y comer

En el Hotel Sol (San Martín 519 - Mercedes) una habitación doble bastante nueva, aunque algo pequeña, con baño privado, A/C, TV y desayuno incluido nos costó 50 A$. Se encuentra ubicado en un bonito edificio del s. XIX. Por todo ello es bastante recomendable.

Otra alternativa, algo más económica, es el Hostel Delicias del Iberá (Doctor Rivas, 692 - Mercedes) donde, además de proporcionar información sobre los Esteros de Iberá, también se organizan excursiones y transporte.

Muy recomendable el restaurante Pizza Libre (esq. Chacabuco y Juan Pujol) por su excelente relación calidad/precio.

Cosas a ver y hacer

MERCEDES. Esta ciudad, situada en el centro de la provincia de Corrientes, fue fundada en 1832. Desde el punto de vista urbano esta ciudad es bastante armoniosa y en sus edificios se pueden ver muchas fachadas de estilo neoclásico, así como algunas de estilo neocolonial.

Fachada de una casa de Mercedes
Fachada de una casa de Mercedes

Aunque esta ciudad iba a ser, según nuestros planes iniciales, sólo un lugar de paso hacia el humedal Esteros del Iberá, finalmente nos vimos obligados a pernoctar en ella ante la dificultad en encontrar transporte hacia Esteros.

El lado positivo de este improvisado cambio de planes es que tuvimos la oportunidad de poder visitar Mercedes, una tranquila población con un centro repleto de bonitos edificios.

Aunque sea sólo durante un par o tres de horas vale la pena darse un paseo tranquilamente por la plaza 25 de Mayo y las calles adoquinadas que la circundan y contemplar las bonitas fachadas de numerosos edificios.

Para descansar del calor nada mejor que sentarse a la sombra de los grandes árboles de la plaza.

Aparte de esto, lo único que puede tener un cierto interés aquí es el surrealista santuario dedicado al Gaucho Antonio Gil, un fenómeno religioso de gran devoción popular en Argentina.

Este santuario está situado unos 9 km antes de llegar a Mercedes, en la ruta desde Corrientes. Nosotros no lo visitamos y sólo lo vimos de paso por la carretera (fácilmente identificable por la profusión de banderas rojas).

RESERVA ESTEROS DEL IBERÁ. Se trata de una extensa zona de humedales (es el segundo humedal más grande del mundo) que ocupa 12 000 km² en la provincia de Corrientes y que rivaliza en abundancia de vida salvaje con la región del Pantanal en Brasil, Bolivia y Paraguay.

Para poder organizar visitas a la zona lo más recomendable es hacerlo desde el pequeño núcleo de Colonia Carlos Pelegrini, unos 107 km al nordeste de Mercedes por la RP 40, una pista de ripio compactado. Hay un único autobús de la empresa Itatí entre Mercedes y Colonia Pelegrini, excepto los domingos en que no hay servicio.

Para alojarnos en Colonia Carlos Pelegrini habíamos pensado en la Hostería Ñandé Retá (Caa Guazu, 3471).

Finalmente nosotros no pudimos llegar a Colonia Pelegini. Debido al retraso del autobús que nos llevó desde Corrientes hasta Mercedes, al llegar a la terminal de esta última ciudad nos encontramos con que el único autobús de ese día a Colonia Pelegrini ya había marchado.

Además, siendo 1 de enero el día siguiente, ese día no había servicio y eso nos obligaba a esperar en Mercedes hasta el día 2 para tomar el siguiente autobús.

Por eso, hicimos un último intento y tomamos un taxi que nos llevó (15 A$) hasta un control de la Policía Caminera situado a 13 km de Mercedes y en dirección a Colonia Pelegrini, sobre la RP40, con la esperanza de que pasara alguien por allá que nos pudiera llevar.

Pero después de esperar casi dos horas arrojamos la toalla, ya que no pasó nadie que fuera hasta Colonia Pelegrini. De hecho se trata de una pista muy poco transitada (y menos, suponemos, un 31 de diciembre).

Al menos tuvimos el placer de conocer a un amabilísimo policía, destacado en el control ese día, que nos hizo mucho más llevadera la espera con sus historias y optimismo.

Tras la espera volvimos hacia Mercedes en un pickup que iba hacia la ciudad y que amablemente nos dejó en el punto que le indicamos en el centro.

Lógicamente también sopesamos la posibilidad de contratar un transporte privado para llegar a Colonia Pelegrini esa tarde (nos ofrecieron un 4x4 por 150 A$), pero finalmente decidimos cambiar los planes y no ir, reasignando los días previstos a otros destinos del viaje. Los Esteros del Iberá deberán esperar...


Ruta por el noroeste de Argentina (I): Salta y el Circuito de los Valles Calchaquíes

SALTA (I)

Cómo llegar

En la terminal de Mercedes (a unos 700 metros andando desde el hotel) tomamos el autobús de la empresa Gracho hacia Corrientes (12 A$ cada uno). Llegamos a la terminal de Corrientes tras recorrer 245 km en 3 horas y 20 minutos, en un viaje bastante más placentero que a la ida.

Sin salir de la terminal de Corrientes miramos las distintas posibilidades para ir a Salta y nos decidimos por un autobús nocturno de la empresa El Norte Bis que salía a las 18:00 y costaba 62 A$.

Durante el trayecto nos dieron una bandeja con algo para cenar. Este autobús no era muy cómodo, sobre todo para dormir, pero afortunadamente no iba lleno y pudimos ocupar dos asientos contiguos para intentar dormir horizontal.

Durante la noche cruzamos algunas carreteras de la región de El Chaco que estaban en bastante mal estado.

Finalmente llegamos a la terminal de Salta tras recorrer unos 870 km en 15'5 horas (2'5 horas más de las previstas).

Dormir y comer

En el Residencial Elena (c/ Buenos Aires, 256 - Salta) pagamos 45 A$ por una habitación doble, con baño privado y ventilador. Las habitaciones son un poco viejas, pero están bien y el edificio en sí es bonito. Además es muy céntrico.

Fue una lástima que al final nos quedara una mala impresión del lugar por la poca seriedad de una de las encargadas del hotel, ya que habíamos reservado una habitación para unos días después (volvíamos de nuevo a Salta) y cuando llegamos confiados al hotel nos encontramos con la desagradable sorpresa de que no nos habían guardado ninguna habitación y encima estaba lleno, por lo que nos tuvimos que buscar la vida siendo ya tarde y estando cansados.

En el hotel Los Lazos (Florida 352 - Salta) pagamos 50 A$ por una habitación doble con baño privado y desayuno incluido. El lugar no está mal y la persona encargada del hotel nos atendió con muchísima amabilidad. Por contra, nos tocó una habitación tan calurosa que el ventilador a duras penas podía bajar algún grado la temperatura.

Por otra parte, el Hotel Marilian (c/ Buenos Aires, 176 - Salta), situado a escasos metros del anterior, nos dio una buena impresión, aunque no llegamos a alojarnos en él.

Para comer en Salta nuestra primera recomendación va para el restaurante El Solar del Conventoimage (c/ Caseros, 444). Se trata de un lujoso restaurante donde nada más sentarnos nos sirvieron una copa de champaña francés como bienvenida. El sitio es muy bonito, se come muy bien y sólo es algo más caro que un restaurante normal.

Otra excelente alternativa es el restaurante El Patriarca (c/ Buenos Aires, 61). Y la terraza del Plaza Café (c/ Buenos Aires, 11) es un buen lugar para comer o tomar algo mientras contemplamos el ir y venir de gentes por la calle.

También probamos el excelente restaurante-parrilla La Leñita, en la esquina de las calles Balcarce y Alsina. Muy buena comida y servicio, y todo ello en un agradable entorno. Y una última recomendación es el restaurante del Hotel Regidor (c/ Buenos Aires, 8).

Para desayunar nada mejor que el Café Merci, también en la calle Buenos Aires, donde un café con leche, dos medialunas (pequeños cruasanes) y un zumo de naranja costaba sólo 2 A$.

Y para cambiar dinero un buen lugar es la oficina de Western Union (c/ España, 610), aunque a escasos metros hay otros lugares de cambio donde podemos comparar precios.

Por último, para compras de todo tipo la calle Florida ofrece grandes posibilidades.

Cosas a ver y hacer

SALTA. La bonita y agradable ciudad de Salta está situada en el noroeste argentino, al este de la cordillera de los Andes y a 1.187 metros de altura. Es, además, la ciudad de pasado colonial mejor conservada de Argentina.

Cuenta con una gran infraestructura para los viajeros, lo que la hace ideal para organizarse las excursiones por los alrededores o simplemente de paso hacia Bolivia o Chile.

En Salta puede uno llenar varios días con visitas a los puntos de interés en la propia ciudad o por la región. No en vano a la provincia de Salta se la conoce como La Linda por su belleza paisajística, tan variada como colorida.

Iglesia de San Francisco (Salta)
Iglesia de San Francisco (Salta)

Centro de Salta. Empezamos nuestra visita a la ciudad de Salta en el Museo de Bellas Artes (c/ Florida, 20), ubicado en una antigua mansión colonial donde se exponen pinturas y esculturas de artistas de la zona. La entrada vale 1 A$.

Continuamos con la iglesia-catedral (esquina de España y Mitre, en el lado norte de la preciosa Plaza 9 de Julio), un edificio del s. XIX donde se guardan los restos de varias personalidades históricas de la zona.

Siguiendo hacia el este por la calle Caseros llegamos ante la imponente iglesia de San Francisco, un referente en el paisaje de Salta por su colorido, ornamentación y campanario.

Unos 500 metros más al este tenemos el convento de San Bernardo, no visitable porque es de clausura, pero cuya puerta de entrada (de madera de algarrobo) vale la pena de ver.

Bajando al sur por la calle Lavalle llegamos al gran parque San Martín. Aquí se encuentra el teleférico que sube al cerro de San Bernardo.

En la plaza 9 de Julio también vale la pena visitar el Museo Histórico del Norte, no sólo por sus colecciones de arte y objetos de los periodos indígenas, coloniales y liberales, sino también por el precioso edificio que lo alberga.

De hecho, este edificio fue construido en el s. XVIII y albergó en el pasado el Cabildo de la ciudad de Salta. La entrada al museo nos costó 2 A$.

Y un largo paseo hacia el norte de la ciudad desde el centro de Salta por la calle Balcarce nos conduce hasta la estación de ferrocarril Belgrano.

Al atardecer, en las tres últimas cuadras (manzanas) antes de llegar a la estación, encontramos un gran ambiente de bares musicales y restaurantes, rivalizando muchos de ellos con música en directo. La calle se corta al tráfico y se llena de terrazas de los diferentes locales.

Vista sobre Salta desde el Cerro de San Bernardo
Vista sobre Salta desde el Cerro de San Bernardo

Además, el domingo por la noche hay un mercadillo con todo tipo de cachivaches, que se instala en el centro de la propia calle Balcarce.

Cerro de San Bernardo. Este cerro, con una altura de 1.454 metros, está ubicado al este del centro de Salta y desde los miradores que hay en su cima las vistas sobre la ciudad de Salta, el valle y las montañas circundantes son sencillamente espectaculares.

En la cima también hay una confitería con una estupenda terraza donde podemos comer y/o tomar algo gozando de una vista soberbia.

Para subir a él tomamos el teleférico San Bernardo, el cual parte de un edificio situado en el interior del Parque San Martín y junto a la Av. San Martín. El teleférico nos costó 8 A$, ida y vuelta, y el trayecto duró 8 minutos.

RUTA POR LOS VALLES CALCHAQUÍES, LA QUEBRADA DE HUMAHUACA Y LA PUNA. Para llevar a cabo en los siguientes días las rutas que habíamos diseñado por los Valles Calchaquíes y por la Quebrada de Humahuaca y la Puna, con origen y final en Salta, nos planteamos si hacerlo con transporte público o bien alquilando un coche.

Después de sopesar precios, trayectos, disponibilidades, logística, etc. nos acabamos decidiendo por el alquiler de un vehículo debido a la mayor libertad de movimientos y porque nos permitía aprovechar mucho más el tiempo, al no estar ligados a horarios.

Tras mirar varias agencias de alquiler de coche en Salta (la mayoría en la calle Buenos Aires) nos quedamos con la empresa Sudamerics (c/ Buenos Aires, 88 - Salta), donde alquilamos un Fiat Uno Fire 1.2 con kilometraje ilimitado, sin A/C (aunque no lo encontramos a faltar) y una franquicia máxima de 3.000 A$.

El precio fue de 445 A$ para un total de 4 días de alquiler. Esta fue la mejor oferta que encontramos, puesto que lo normal era una tarifa de 140 A$/día.

Estos cuatro días de alquiler (ver siguientes apartados), con inicio y final en Salta, los repartimos en:
• dos días para el circuito circular de los Valles Calchaquíes, al sur de la ciudad salteña.
• dos días para el circuito por la Quebrada de Humahuaca y el circuito de la Puna, al norte y oeste de Salta.


CAFAYATE

Cómo llegar

Aunque la ciudad de Cafayate se encuentra 186 km al sur de Salta, por la RN 68, nosotros llegamos a ella al final del día, siguiendo nuestra ruta del circuito de los Valles Calchaquíes.

Dormir y comer

En el hospedaje familiar El Portal de las Viñas (Ntra. Sra. del Rosario, 165 - Cafayate) pagamos 40 A$ por una enorme habitación matrimonial con baño, muy nueva y limpia. Está regentado por la Sra. Mirta Alicia Daruich y su trato es extremadamente amable. Es un lugar muy recomendable, del que sabe mal tener que marchar.

Para cenar probamos la concurrida terraza del restaurante Las Dos Marías, en el tramo de la calle San Martín en la plaza principal de Cafayate, aunque no tenía nada de especial.

También fuimos al restaurante El Rancho, en la esquina de Güemes y Belgrano, y aunque el lugar es bonito y se comía bien, lo cierto el que el servicio fue muy, muy lento.

Cosas a ver y hacer

CIRCUITO DE LOS VALLES CALCHAQUÍES (I). Esta primera parte del circuito de los Valles Calchaquíes, con un recorrido total de unos 520 km, ofrece innumerables atractivos, tanto por sus coloridos paisajes, como por la arquitectura y la cultura e historia de sus pueblos.

Ermita junto a la Piedra de Molino
Ermita junto a la Piedra de Molino

El nombre tiene su origen en los indios Calchaquí que habitaban estas tierras cuando llegaron los españoles.

Para llevar a cabo esta ruta se requieren al menos dos días completos, y eso con transporte propio. En nuestra opinión se trata de una ruta absolutamente imprescindible. No os la perdáis por nada del mundo!.

Temprano por la mañana, ya con nuestro coche y un mapa, salimos de Salta hacia el sur tomando la RN 68, entrando de lleno en el Valle de Lerma.

Al llegar a El Carril, a 37 km de Salta, nos desviamos a la derecha y tomamos la RP 33, enfilando hacia las montañas. La carretera comienza a subir por la quebrada de Escoipe, con bastante vegetación. Unos 20 km más allá se acabó el asfalto y empezó el camino de ripio, aunque en general estaba en muy buen estado.

Saliendo de esa quebrada empezamos a maravillarnos al ver toda la ladera de una montaña con increíbles colores.

Aquí comienza la Cuesta del Obispo, unos 20 km de pista que ascienden en un impresionante zig-zag hasta llegar a la Piedra del Molino, una auténtica roca de granito para moler que está junto a una diminuta ermita y un mirador, y situada a 3.348 metros de altura.

Por el camino hay varios miradores donde detenerse para observar el paisaje. Las vistas desde ellos son realmente impresionantes.

Vista de la recta de Tin Tin
Vista de la recta de Tin Tin

Junto a este sinuoso camino encontramos también el Valle Encantado, una rara y bella combinación de colores y formas.

Llegados a este punto ya estamos dentro del Parque Nacional Los Cardones, un territorio desértico repleto de cardones, una planta cactácea que puede tener varios metros de altura y que tarda 20 años en sacar su primera flor.

A continuación circulamos por una llanura con un paisaje lunar, pero de una belleza indescriptible, viendo a la izquierda unos hermosos cerros de colores y delante el Nevado de Cachi, de 6.380 metros de altura, aún con nieve en su cumbre.

De repente la carretera vuelve a estar asfaltada y entramos en la llamada recta del Tin Tin, una recta de 19 km y a 3.000 metros de altura y que forma parte del Camino del Inca. En ella podemos ver señales que nos avisan del peligro de que puedan cruzar llamas u otros animales que viven en este parque, como las vicuñas o los huemules.

A partir de aquí la carretera inicia un leve descenso hasta llegar a Payogasta, una pequeña población de origen indígena y con casitas de adobe.

Unos 10 km más allá (y a 157 km de Salta) llegamos a Cachi (significa sal en quechua). Debido a lo pintoresco y singular de este pueblo prehispánico, este es un buen lugar para parar y visitarlo.

La iglesia de San José (Cachi)
La iglesia de San José (Cachi)

En él se conservan la arquitectura colonial, con viejas casas en calles empedradas, por lo que parece que Cachi se encuentre detenido en el tiempo. Se puede visitar su bonita iglesia de San José, un edificio del s. XVIII en cuyo interior podremos ver el techo, el altar o el confesionario hechos con madera de cardón, un interesante Museo Arqueológico o su mercado de artesanías.

Aprovechando que es la hora de comer entramos en la muy recomendable Confitería y comedor del Sol, en un lado de la plaza principal del pueblo.

Como curiosidad comentar que a la entrada de este restaurante había un gran cardón con decoración navideña y del que colgaban numerosos regalos, siendo el equivalente a nuestros abetos navideños. Esto nos recuerda, a pesar del calor, que aún estamos en plenas fiestas navideñas.

En conjunto podemos afirmar que el trayecto de Salta a Cachi es muy, muy espectacular, de los que no se olvidan.

Por el camino encontramos muy pocos vehículos. Conviene ir con el depósito de gasolina lleno (lo llenamos antes de tomar la RP 33) y conducir con cuidado por el ripio, para evitar en la medida de lo posible los pinchazos.

En caso de no disponer de vehículo propio hay un autobús diario de la empresa Marcos Rueda que hace el servicio entre la terminal de Salta y Cachi.

Desde Cachi tomamos la RN 40 hacia el sur, siguiendo el curso del río Calchaquí. Algunos tramos de la pista estaban en mal estado y había que conducir con mucha precaución.

Pasamos por el pueblecito de Seclantás, conocido por sus ponchos artesanales. Continuamos camino hacia el sur y el paisaje es variado, pero mantiene su aridez.

Imagen de la Quebrada de las Flechas
Imagen de la Quebrada de las Flechas

Al llegar a la altura de Angastaco nos desviamos para ver este pueblo, un oasis en mitad de este entorno árido al estar rodeado de campos y árboles.

Aprovechamos para beber algo fresco en una tienda junto a la bonita iglesia del Carmen, la más antigua del valle.

Continuamos viaje y enseguida la pista se volvía más estrecha para entrar en la alucinante y espectacular Quebrada de las Flechas, llamada así porque las rocas son puntiagudas, en forma de punta de flecha, y parece que salen del terreno.

Al llegar a San Carlos empezó de nuevo el asfalto y así hasta llegar a Cafayate, a 22 km de aquí. En total, en esta primera parte del circuito por los valles calchaquíes, hemos recorrido 250 km de pista.

CAFAYATE. Esta población está situada a una altura de 1.660 metros, sobre una zona formada por el ensanchamiento del valle y confluencia de los ríos Santa María y Calchaquí.

Tiene un microclima especial para la producción y elaboración vitivinícola, principalmente de la cepa del vino torrontés, traída desde la zona española de La Rioja por misioneros a finales del siglo XVI.

Debido a sus reducidas dimensiones se puede ir a pie a todos los puntos de interés de Cafayate o hacerlo en bicicleta tal como hacen los lugareños.

En Cafayate se pueden visitar la Iglesia Catedral de Nuestra Señora del Rosario, la cual cuenta con cinco naves paralelas, situada en un lateral de la arbolada y florida plaza 20 de Febrero.

Viñedos de una de las bodegas de Cafayate
Viñedos de una de las bodegas de Cafayate

En la plaza hay un mercadillo y algunas tiendas donde comprar bonita artesanía local, como por ejemplo máscaras.

También se puede visitar el Museo de Vitivinicultura, en Av. General Güemes, 250 metros al sur de la plaza.

Muy recomendable es visitar también una o varias bodegas de vino de la zona.

Nosotros visitamos la Bodega La Banda, ubicada en la salida norte de la ciudad.

Se trata de una bodega, no de las más grandes de Cafayate, cuya marca comercial es Vasija Secreta y que organiza visitas guiadas gratuitas por sus instalaciones cuando hay un grupo formado.

En ellas se explica la historia de la bodega y el proceso de elaboración de sus vinos. A la salida se puede degustar y comprar sus productos. Una visita muy interesante y amena.

RUINAS DE QUILMES. Esta interesante y recomendable excursión desde Cafayate permite visitar las ruinas de un asentamiento de los indios Quilmes que data del s. XI y que estuvo habitado hasta que los españoles deportaron en el s. XVII a sus últimos 2.000 habitantes a Buenos Aires.

La entrada al complejo, situado en la falda de una montaña, cuesta 2 A$ y permite visitar un pequeño museo a la entrada y las ruinas en sí.

Vista del sitio arqueológico de Quilmes
Vista del sitio arqueológico de Quilmes

Se pueden apreciar claramente los cimientos y los gruesos muros de las edificaciones de esta antigua ciudad.

El paisaje circundante está, además, salpicado de innumerables cardones.

A la derecha del núcleo principal de las ruinas hay un camino que sube hasta un torreón de vigía, desde donde hay unas magníficas vistas del asentamiento y de todo el valle.

Para llegar hasta las ruinas de Quilmes, ya en la provincia de Tucumán, hay que tomar la RN 40 en dirección a Tafí del Valle, al sur de Cafayate, y conducir unos 50 km por carretera asfaltada hasta llegar a un desvío señalizado y después recorrer 5 km de pista de ripio hasta la entrada del complejo.

CIRCUITO DE LOS VALLES CALCHAQUÍES (y II). La segunda parte de este circuito por los valles calchaquíes nos llevó de regreso desde Cafayate hacia Salta, situada unos 200 km al norte.

Comenzamos la jornada tomando la RN 40 y a 3 km nos desviamos a la derecha para tomar la RN 68. En este punto pudimos admirar la bonita mansión Casa de Alto, de estilo italiano, y que pertenece a la Bodega Michel Torino.

A 5 km encontramos señalizado el lugar llamado Los Médanos, un conjunto de dunas de arena blanca junto al río.

Y a pocos kilómetros de aquí comienza la impresionante Quebrada de Las Conchas (llamada así por el pasado marino de la región) o Quebrada de Cafayate. Durante unos 35 km no dejamos de maravillarnos por este espectáculo de la naturaleza, donde la erosión del río, el viento y la lluvia ha esculpido singulares formas talladas en la piedra, dejando a la vista los estratos sedimentarios multicolor de las rocas.

Así van apareciendo ante nuestro ojos formaciones rocosas con nombres tan sugestivos como Los Castillos, El Obelisco, Las Ventanas, El Fraile, El Sapo, El Anfiteatro o la Garganta del Diablo.

Fueron innumerables las ocasiones que nos paramos para hacer fotos y extasiarnos ante este paisaje tan peculiar.

Después continuamos hacia el norte por la RN 68 pasando por poblaciones como Alemania, Talapampa, La Viña (donde los jesuitas plantaron los primeros viñedos de la zona en el s. XVII) o Ampascachi.

Imagen de Las Ventanas (Quebrada de las Conchas)
Imagen de Las Ventanas (Quebrada de las Conchas)

Tras recorrer unos 197 km desde Cafayate llegamos a Salta, donde dimos por finalizada esta ruta por los valles calchaquíes.

Pero como aún era relativamente pronto, continuamos viaje hacia el norte y pernoctamos en la ciudad de San Salvador de Jujuy en vez de hacerlo en Salta, como teníamos inicialmente previsto.

De este modo adelantamos camino para el circuito que íbamos a hacer en los dos próximos días. dando comienzo aquí esta ruta por la Quebrada de Humahuaca y por la puna, con inicio en San Salvador de Jujuy y final en Salta.


Ruta por el noroeste de Argentina (II): Jujuy, la Quebrada de Humahuaca y el Circuito de la Puna

SAN SALVADOR DE JUJUY

Cómo llegar

Llegando a Salta desde Cafayate tomamos la RN 9 en dirección a Jujuy, ya que algunos tramos eran de autopista (se pagaba un peaje de 1'90 A$). Hay una ruta alternativa a esta, la RN 34, pero es más costosa en tiempo y distancia, ya que son 124 km frente a los 92 km por la RN 9.

Dormir y comer

En Residencial Los Andes (Rep. de Siria 456, en la parte nueva de la ciudad) pagamos 30 A$ por una habitación doble con baño. Este lugar no estaba mal por lo que pagamos, aunque estaba claro que tuvo tiempos mejores.

Un restaurante muy recomendable en Jujuy es el Ruta 9 (Belgrano 743, en pleno centro). Está ubicado en una antigua mansión, se come muy bien y el personal es muy atento.

Y un buen lugar para desayunar es el Chat-Bar, en la calle Belgrano, al otro lado del Convento de San Francisco.

Cosas a ver y hacer

SAN SALVADOR DE JUJUY (o simplemente Jujuy). Se trata de una ciudad de aspecto tranquilo y con mucha presencia quechua. Está rodeada por montañas y por ella cruzan los ríos Xibi-Xibi y Grande.

Desde aquí y hacia el norte comienza a perfilarse la quebrada de Humahuaca, camino natural de ascenso a la Puna, el altiplano andino. Debido a su altitud, 1.260 metros sobre el nivel del mar, es la capital de provincia más alta del país y eso hace que su clima sea muy benigno.

Aunque para nosotros la ciudad de Jujuy era simplemente un lugar donde pernoctar, no quisimos irnos de aquí sin antes realizar una corta visita a algunos de sus puntos de interés.

De hecho, la mismo noche de nuestra llegada a Jujuy (era un 5 de enero) pudimos asistir, por pura casualidad, a la antigua, tradicional y colorista Danza de las Cintas o del Trence y Destrence, que realizan grupos de niños y niñas, en la céntrica calle Belgrano.

A la mañana siguiente visitamos la Catedral, con su dorado púlpito de estilo barroco y origen español, situada justo delante de la plaza Belgrano.

Tienda de los ricos alfajores de la región
Tienda de los ricos alfajores de la región

En esta plaza destacan también el vistoso edificio de la Casa de Gobierno, así como el Convento de San Francisco, la iglesia de Santa Bárbara y el Cabildo.

Este último, ubicado en el lado norte de la plaza, hospeda un Museo Policial, el cual es gratuito, pero no tiene más interés que algunas fotos de época (más interesante es el edificio en sí).

Y antes de abandonar la ciudad de Jujuy pasamos por la Secretaría de Turismo y Cultura (en la calle Gorriti nº 295, esquina Belgrano).

Está ubicada en un bonito edificio y aquí obtuvimos abundante información y mapas de la provincia, muy útiles para nuestra siguiente etapa hacia el norte.


TILCARA

Cómo llegar

Salimos de San Salvador de Jujuy con nuestro vehículo y tomamos la RN 9 hacia el norte, en dirección a La Quiaca, ya en la frontera con Bolivia. Siguiendo la RN 9, con asfalto en buen estado, llegamos a Tilcara, a 84 km de Jujuy.

Dormir y comer

A nuestra llegada a Tilcara nos encontramos con que pocos días después tenía lugar aquí el festival Enero Tilcareño, motivo por el que muchos hospedajes ya estaban completos.

Gracias a las indicaciones de la pequeña oficina de turismo (en calle Belgrano) encontramos alojamiento en el domicilio particular de la atenta Familia Vilte (calle Viltipico). Pagamos 40 A$ por una habitación doble con baño, sencilla pero muy limpia.

Para comer en Tilcara recomendamos el restaurante Los Puestos, en la calle Belgrano, frente a la oficina de información turística. Se trata de un lugar bastante nuevo, pero muy acogedor, donde probamos un sabroso guisado de llama a la naranja.

Para tomar una bebida una alternativa es El Cafecito, situado en una esquina de la plaza principal. Está regentado por el músico Tukuta Gordillo, famoso internacionalmente por tocar la flauta andina. En las paredes del café pudimos ver numerosos carteles y reseñas de prensa de sus conciertos y actos alrededor del mundo.

Cosas a ver y hacer

TILCARA. Se trata de una pequeña población de unos 3.500 habitantes y que se encuentra a una altura de 2.451 metros, en el centro de la quebrada de Humahuaca.

Posee edificios antiguos, de tipo colonial, y calles estrechas, con varios museos y cuenta con una importante colonia de artistas.

Vista sobre la Quebrada de Humahuaca y <br />el río Grande desde el Pucará (Tilcara)
Vista sobre la Quebrada de Humahuaca y
el río Grande desde el Pucará (Tilcara)

Pero sin duda su principal atracción es el Pucará, una fortificación precolombina típica de la región andina, construida en piedra sobre una pequeña colina por indígenas del lugar. Es una de las mayores de la región y fue restaurada a mediados del s. XX.

Es interesante de visitar, pero además proporciona unas espectaculares vistas desde lo alto de la colina sobre la Quebrada de Humahuaca y el río Grande, situado al pie de la colina.

El Pucará está 1 km al sur del centro de Tilcara. La entrada a las ruinas valía 3 A$, pero con ella también se podía visitar el Jardín Botánico de Altura y el Museo Arqueológico, este último situado en el nº 445 de calle Belgrano.

En Tilcara visitamos también la iglesia, construida en 1797. Se trata de un pequeño, pero bonito y sólido edificio, situado en la calle Alverro.

Aprovechamos también para recorrer algunas de las calles que bordean la Plaza Prado de Tilcara.

Uno de los días de nuestra estancia en Tilcara coincidió con el día 6 de enero y pudimos asistir, por la tarde, a la fiesta de Pesebres de Reyes.

Se trata de un bonito espectáculo multicolor donde niños y niñas de cada escuela de la región van vestidos de diferente color. Hay, además, ofrendas, procesiones y un pequeño mercadillo de cosas típicas de la zona.

Patrimonio de la Humanidad QUEBRADA DE HUMAHUACA. Se trata de un valle andino de unos 170 km de extensión, flanqueado por altas cadenas montañosas (de dos a cuatro mil metros de altura) y cavado laboriosamente por el río Grande.

Este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2003, ya que además de su indudable interés paisajístico tiene también una gran importancia cultural.

Y es que la quebrada ha sido escenario de distintas culturas ancestrales desde hace 10.000 años (entre ellos los omaguacas, que le dieron nombre al lugar). Aún hoy los indígenas de la zona conservan creencias religiosas, ritos, fiestas, arte, música y técnicas agrícolas que son un patrimonio viviente.

A finales del siglo XVI fue el camino de entrada de los conquistadores españoles llegados desde el Perú, por lo que no es raro que nos recuerde en algunos aspectos a los países andinos, como por ejemplo las iglesias de adobe.

Las sierras de la quebrada presentan distintas tonalidades de acuerdo con los minerales que las conforman.

La quebrada propiamente dicha comienza 39 km al norte de San Salvador de Jujuy, poco antes de llegar a Volcán, la primera población de la Quebrada. Unos 7 km más allá llegamos a Tumbaya, con una capilla del siglo XVIII.

Y 12 km más al norte dejamos atrás el desvío a Purmamarca (hablaremos de ella más adelante). Recorrimos 11 km más y llegamos a la Posta de Hornillos, parada obligatoria en la ruta que unía el Alto Perú con el Virreinato del Río de la Plata y escenario de varias batallas durante la guerra de independencia.

Vista del cementerio y el cerro multicolor de Maimará
Vista del cementerio y el cerro multicolor de Maimará

Hoy día es un edificio bellamente restaurado y que aloja un interesante museo gratuito.

Y a sólo 3 km de aquí tenemos Maimará, que cuenta con un pintoresco cementerio situado en la ladera de un pequeño cerro y como telón de fondo un gran cerro multicolor conocido como La paleta del pintor.

El conjunto es muy fotogénico y aconsejamos visitarlo por la mañana, debido a la posición del sol en el cielo.

Continuando hacia el norte por la RN 9 unos 8 km llegamos a Tilcara (ver apartado anterior) y 16 km más allá llegamos a Huacalera, un minúsculo pueblo situado casi sobre la línea del Trópico de Capricornio, marcado por un monolito.

Continuamos otros 16 km más al norte y llegamos a Uquía, otro pequeñísima población rural, donde visitamos su bonita iglesia de San Francisco de Paula y la Santa Cruz, del siglo XVII, y en cuyo interior podemos admirar una colección de pinturas de la escuela cuzqueña.

Finalmente, tras otros 10 km, llegamos a Humahuaca, situada a 2.940 metros de altura, a orillas del río Grande. Fue fundada a finales del s. XVI y vale la pena pasear por su centro histórico, de calles estrechas y empedradas, casas bajas e iluminación con farolas de tipo colonial.

Aquí vimos la iglesia de la Candelaria, del año 1641, y que contiene obras de gran valor artístico.

Otro punto de interés en Humahuaca es el pintoresco edificio del Ayuntamiento, famoso porque cada mediodía aparece fugazmente de su campanario una figura a tamaño real de San Francisco Solano para impartir la benedicción entre la multitud congregada.

Finalmente, desde la plaza del Ayuntamiento, subimos por unas escaleras hasta llegar al Monumento de la Independencia, sin ningún interés para nosotros, pero con una vista estupenda sobre Humahuaca y sus alrededores.

Aunque ya no forma parte de la Quebrada de Humahuaca también nos hubiera gustado poder ir y visitar la población de Iruya, al parecer muy bonita y situada en un entorno maravilloso, pero su lejanía y dificultad de acceso (y nuestra falta de tiempo) nos lo impidieron.

Para llegar a Iruya hubiéramos tenido que continuar unos 25 km más por la RN 9 desde Humahuaca en dirección a Abra Pampa y después desviarnos por la RN 13 para recorrer unos 50 km de pista hasta llegar al pueblo. Debido al mal estado de esa pista nos habían desaconsejado ir con nuestro vehículo, que no era 4x4.


SALTA (II)

Cómo llegar

Desde Tilcara tomamos la RN 9 hacia el sur para luego desviarnos por la RN52 y llegar a Purmamarca, donde iniciamos el llamado Circuito de la Puna. A lo largo de esta ruta recorrimos la RN 52, la RN 40 y la RN 51 hasta llegar a la ciudad de Salta, donde dimos por finalizado este precioso circuito.

Dormir y comer

Ver Dormir y comer en Salta (I), con la información recopilada sobre hoteles y restaurantes de Salta.

Cosas a ver y hacer

CIRCUITO DE LA PUNA. Esta ruta, que nosotros hicimos en coche, se adentra en el altiplano andino que hay en la esquina noroeste de Argentina, con Bolivia al norte y Chile al oeste.

La altura media de este altiplano, de paisajes áridos, oscila entre los 3.800 y los 4.000 metros sobre el nivel del mar y está rodeada por volcanes que llegan a los 6.700 metros de altura. En él encontramos numerosos salares.

Nosotros iniciamos esta ruta en un punto 20 km al sur de Tilcara, donde dejamos la RN 9 y nos desviamos al oeste para tomar la RN 52 en dirección al Paso de Jama, en la frontera con Chile.

Imagen del Cerro de los Siete Colores (Purmamarca)
Imagen del Cerro de los Siete Colores (Purmamarca)

Nuestra primera parada fue en Purmamarca, un pequeño pueblo situado al pie del llamado Cerro de los 7 Colores, una fotografía ineludible aquí.

Es una absoluta maravilla ver esta composición de colores obra de la naturaleza.

También visitamos el pueblo, de calles empredradas, y su preciosa iglesia de Santa Rosa de Lima, construida en 1648 con muros de adobe y carpintería de cardón. Junto a ella hay un algarrobo con una edad calculada de 8 siglos.

Salimos de Purmamarca hacia el oeste por la RN 52, iniciando el circuito de la puna propiamente dicho.

Este circuito transcurre por espectaculares paisajes de suelos áridos y cielos azules, llenos de soledad, donde habitan vicuñas y guanacos, además de algunos pastores y sus rebaños.

Pocos kilómetros después la RN 52 inicia una vertiginosa ascensión por la llamada Cuesta de Lipán.

Este tramo de la RN 52, recién asfaltada en las fechas de nuestra visita, asciende en una interminable sucesión de curvas de 180º partiendo desde los 2.190 metros de altura de Purmamarca.

Y va ganando altura hasta llegar a su punto más alto, el Abra de Potrerillos, donde hay un monolito que marca la altura de 4.170 metros sobre el nivel del mar.

Ni que decir tiene que la vista desde este punto es del todo impresionante y singular.

La serpenteante Cuesta de Lipán
La serpenteante Cuesta de Lipán

En la aridez del paisaje destaca al fondo la enorme mancha blanca de Salinas Grandes.

Desde el Abra de Potrerillos la carretera RN 52 inicia un rápido descenso hasta llegar a Salinas Grandes.

Se trata de una de la salinas de mayor extensión de Argentina y está situada entre los límites de las provincias de Jujuy y Salta, a 3.450 metros de altura.

En esta inmensa planicie, de 212 km² de superficie, se extrae la sal de forma tradicional.

Tuvimos la fortuna de poder ver las salinas inundadas de agua (con una profundidad de unos 15 cm), ya que la noche anterior había llovido.

Al llegar a ellas dejamos el coche en el aparcamiento, situado junto a la carretera y un curioso edificio construido casi enteramente de sal.

Nos descalzamos y comenzamos a andar sobre la superficie de las salinas, con el agua cubriéndonos hasta el tobillo, en dirección a las piletas (pequeñas piscinas alineadas, junto a montículos de sal extraídos de ellas) que podíamos ver a unos 500 metros.

No hay palabras para describir la belleza del paisaje y del momento, con los reflejos de las piletas, los montículos de sal, las nubes y las montañas circundantes sobre el agua, confundiéndose el cielo y el agua que cubría las salinas.

Basta decir que para nosotros fue uno de las grandes sorpresas del viaje, sobre todo por lo inesperado del lugar. El tiempo se podría haber detenido aquí y no nos hubiera importado para nada.

Hicimos mil y una fotos, andando sobre el agua y sintiendo la tibieza de ésta sobre la piel. Una de las muchas fotos imperdibles del lugar era la estampa de un conjunto de mesas y bancos hechos de sal que sobresalían del agua, creando una imagen simétrica perfecta.

Imagen de las piletas de sal en Salinas Grandes
Imagen de las piletas de sal en Salinas Grandes

Bajo el agua transparente no costaba ver la superficie sólida de las salinas, con figuras hexagonales de color marrón asemejándose al caparazón de una tortuga, emergiendo el color blanco de la sal en sus bordes.

Volvimos hasta el aparcamiento y, tras quitarnos la sal de los pies y piernas, dimos un paseo por la zona.

Encontramos a un artesano que tallaba figuras de sal, principalmente llamas, para venderlas a los ocasionales visitantes de las salinas y no pudimos evitar comprarle una llama de sal, bonita figura que, desde entonces, nos sirve de recuerdo de tan mágico lugar.

Aún impresionados por la belleza del lugar, tomamos el coche y dimos media vuelta sobre la RN 52 para volver por donde hemos venido, ya que la carretera continúa hacia la población de Susques, a unos 65 km de aquí, y hacia el Paso de Jama (paso fronterizo con Chile, a unos 190 km) y San Pedro de Atacama, ya en el lado chileno.

En este tramo la RN 52 discurre elevada sobre las salinas, las cuales, como ya hemos indicado antes, estaban inundadas de agua a lado y lado de la carretera, por lo que parecía que íbamos navegando sobre un lago.

Tras conducir unos pocos kilómetros en dirección a Purmamarca encontramos el cruce con la RN 40, un pista que se dirige a Abra Pampa a la izquierda y hacia San Antonio de los Cobres a la derecha.

Tomamos la pista hacia la derecha y recorrimos unos 95 km hasta llegar a San Antonio de los Cobres, todos ellos de pista. En general, esta pista estaba en buen estado, a pesar de que en Salta nos habían dicho que esta pista era impracticable para un vehículo normal, evidentemente interesados en vendernos un tour o el alquiler de un 4x4.

El paisaje era el típico de la puna, muy árido y de grandes extensiones. Pudimos ver varios grupos de guanacos y vicuñas campando a sus anchas por estas zonas esteparias.

Al llegar a San Antonio de los Cobres, a 3.775 metros de altura y de población mayormente quechua, nos encontramos con un lugar polvoriento y cierta apariencia de far-west. Fue fundado para explotar las minas de cobre cercanas, pero ahora éstas se han agotado y la población local debe subsistir con lo que puede.

Aquí buscamos un sitio donde comer y por azar paramos en el restaurante Huaira Huasi, en la calle Belgrano esquina Irigoyen. Muy recomendable.

Tras haber repuesto fuerzas tomamos de nuevo el coche para ir hacia el famoso Viaducto de la Polvorilla, por el que circula el no menos famoso Tren a las Nubes.

Vista desde lo alto del Viaducto de la Polvorilla
Vista desde lo alto del Viaducto de la Polvorilla

Esta increíble obra de ingeniería fue terminada en el año 1932. El viaducto mide 63 metros de alto por 220 metros de largo, y es curvo y asimétrico.

Se tuvieron que ensamblar 1.600 toneladas de vigas de acero en esta remota quebrada a 4.330 metros de altitud, por lo que es la cuarta línea de ferrocarril en activo más alta del mundo.

Para llegar hasta el viaducto nosotros tomamos una pista que salía de San Antonio de los Cobres y que transcurría paralela al río del mismo nombre.

A continuación circulamos por esta pista unos 6 km, para después tomar un desvío a la derecha y seguir por otra pista durante 12 km más.

En este tramo hay que conducir con precaución debido al mal estado de algún punto y también porque en los últimos 5 km no es difícil perderse (el camino recorre las minas y canteras de la zona, y no está bien indicado).

Finalmente, al dar la vuelta en un recodo vimos aparecer ante nosotros la enorme silueta del famoso puente. Aparcamos el coche a 100 metros del viaducto y fuimos andando hasta su base. Estábamos solos en mitad de la nada

Es increíblemente grande (casi ni con un gran angular es posible encuadrarlo). Con mucho esfuerzo, a causa de la altura, trepamos por un sendero que subía desde la base hasta la parte alta del viaducto.

Son 63 metros de altura y los últimos son extenuantes, pero al llegar arriba el premio son unas soberbias vistas sobre este entorno montañoso y desértico. La altura y posición del viaducto permite ver hasta muy lejos.

Una vez arriba, fuimos de un extremo a otro del viaducto caminando sobre las vías del tren.

Después de disfrutar un buen rato del paisaje y la soledad bajamos de nuevo por el sendero, tomamos el coche y emprendimos el camino de regreso hacia San Antonio de los Cobres.

Tren a las Nubes

Este famoso tren turístico debe su nombre al hecho de que la altura de sus vías llega a los 4.330 metros sobre el nivel del mar, por lo que es uno de los trenes que circula a más altura de todo el mundo.

Va de la estación de tren de la ciudad de Salta hasta el viaducto de La Polvorilla, más allá de San Antonio de los Cobres. En las fechas de este viaje el tren sólo circulaba los sábados de abril a noviembre, por lo que en el mes de enero no había servicio.

Pero, de haberlo habido, tampoco lo hubiéramos contemplado por su abultado precio. En ese momento el precio estaba en 95 US$ por persona, para extranjeros no residentes, como era el caso.

En nuestro caso, la opción del coche de alquiler resultó bastante más económica y nos dio mucha más libertad para detenernos donde quisimos. Además, buena parte del trayecto de este tren transcurre paralelo a la carretera, por lo que el paisaje es bastante similar.

Al regresar a San Antonio de los Cobres desde el viaducto tomamos la RN 51 en dirección a Salta. A unos 30 km la pista se convirtió en carretera asfaltada, lo cuál agradecimos después de tantos kilómetros de ripio en el cuerpo.

Cerros multicolor en la Quebrada del Toro
Cerros multicolor en la Quebrada del Toro

A nuestra derecha pudimos ver durante un buen rato el imponente Nevado del Acay (5.950 metros de altura), con nieve aún en su cima.

Después pasamos por la población de Santa Rosa del Tastil, con unas importantes ruinas preincaicas que nosotros no llegamos a visitar.

A partir de este punto y durante bastantes kilómetros la RN 51 transcurre por la preciosa Quebrada del Toro, con sus cerros multicoloreados.

Entre las poblaciones de Chorrillos y Campo Quijano la RN 51 se convierte de nuevo en pista, y en algunos tramos tan polvorienta que al pasar un vehículo se levanta una verdadera nube de polvo.

Los últimos 30 km transcurren por carretera asfaltada, ya en el Valle de Lerma. Al llegar a Cerrillos tomamos RN 68 hacia Salta, adonde finalmente llegamos después de haber recorrido un total de 1.350 km en cuatro jornadas.


Ruta por el centro de Argentina: Catamarca, Córdoba y Buenos Aires

CATAMARCA

Cómo llegar

Tomamos un remís en el centro de Salta hasta la terminal de autobuses por el que pagamos 2 A$.

Y aquí subimos a un autobús de la compañía Andesmar (36 A$/pax) y que tardó unas 7'5 horas en recorrer los 555 km por las RN 9 y 38 hasta la ciudad de Catamarca, con una parada intermedia en San Miguel de Tucumán.

Los pasajes de este autobús los habíamos comprado días antes en la misma terminal de Salta, debido al gran tráfico de viajeros que había en estas fechas post-navideñas.

Dormir y comer

En el Residencial Tucumán (c/ Tucumán, 1040 - Catamarca) pagamos 36 A$ por una habitación doble, con baño interior, A/C y desayuno (excepto el domingo). Por ese precio está muy bien y la única pega es que el personal que nos atendió era algo huraño. Está situado a sólo dos cuadras de la terminal de autobuses.

En la nueva terminal de autobuses había varias alternativas para desayunos o comidas rápidas.

Cosas a ver y hacer

CATAMARCA. Esta ciudad, cuyo nombre completo es San Fernando del Valle de Catamarca, es muy tranquila y es el centro de una región rica en restos arqueológicos de culturas precolombinas, así como en paisajes y tradiciones.

Aunque lo cierto es que, al carecer de algo realmente excepcional, no suele figurar en la ruta de la mayoría de viajeros que vienen a Argentina.

El motivo de nuestra visita a Catamarca fue doble: por una parte encontrarnos personalmente con Rubén, un catamarqueño al que ya conocíamos virtualmente por motivos profesionales y, ya de paso, partir en dos el largo trayecto desde Salta a Córdoba, nuestro siguiente destino.

Centro de Catamarca. En la ciudad empezamos nuestra visita en la bonita Plaza 25 de Mayo. En su lado oeste se encuentra la interesante Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, edificada en honor a la Virgen del Valle, patrona de Catamarca y una de las imágenes más veneradas del norte argentino (también es la patrona del turismo y del paracaidismo). En el mismo lado de la plaza tenemos la Casa de Gobierno, un bonito edificio del 1859.

Imagen de la iglesia-convento de San Francisco (Catamarca)
Imagen de la iglesia-convento de San Francisco (Catamarca)

La iglesia-convento de San Francisco es otro bonito ejemplo de edificio religioso en la ciudad. Aquí pudimos visitar la celda donde vivió fray Mamerto Esquiú, un sacerdote del s. XIX famoso por sus discursos de apoyo a la Constitución de 1853.

Como detalle gore mencionar que se guarda aquí su corazón, dentro de una vitrina de cristal.

En el extremo sur de la calle Rivadavia encontramos la preciosa estación de ferrocarril Belgrano, actualmente abandonada.

Además dimos un largo paseo por las calles más céntricas, pasando junto al restaurante Sociedad Española, en la calle Virgen del Valle nº 725.

Hacia el sur, en el nº 945 de la misma calle, visitamos la Fábrica de Alfombras y Tapices, donde es posible ver como se tejen a mano las características alfombras catamarqueñas.

Justo al lado de ella se encontraba la oficina de turismo provincial.

Alrededores de Catamarca. Para visitar los alrededores de la ciudad contamos con dos valiosísimos guías, Rubén y su amigo Rosendo.

Con ellos y su vehículo visitamos, por ejemplo, la casa de fray Mamerto Esquiú, el dique El Jumeal y su monumento a la Mujer Aborigen, o la presa de Las Pirquitas, ubicada unos 29 km al norte del centro de Catamarca.

Por último nos dirigimos a El Rodeo, a unos 38 km de la ciudad, población fundada en 1641 por los españoles y que actualmente es una tradicional villa veraniega de viviendas tipo chalet, situada a 1.275 metros de altura en la Sierra de Ambato, por lo que sus noches son frescas aún en verano.

El pueblo está en un terreno ondulado, surcado por los cauces de varios ríos y arroyos, dando lugar a unos bellos paisajes y con grandes posibilidades para realizar senderismo o paseos a caballo.

Antes de volver a la capital catamarqueña pudimos disfrutar de una buena cena en la Hostería La Casa de Chicha (Los Gladiolos s/n - El Rodeo).


CÓRDOBA

Cómo llegar

Un autobús de la compañía Chevallier nos llevó desde Catamarca hasta Córdoba, empleando 6 horas en recorrer los 445 km que separan ambas ciudades. El billete nos costó 23 A$/pax.

Un autobús urbano de la línea Central Verde (1 A$/pax) desde la terminal de autobuses de Córdoba hasta el centro de la ciudad.

Dormir y comer

Al no encontrar habitaciones libres en el Hotel Garden, nuestra primera elección, nos quedamos en el Hotel Harbor (c/ Paraná, 126 - Córdoba), donde pagamos 35 A$ por una habitación doble con baño, ventilador y desayuno incluido.

En principio no estaba nada mal por este precio, pero para nuestro gusto resultó ser demasiado ruidoso a causa del tráfico de la calle. Por ello, al día siguiente nos cambiamos al cercano Hotel Ritz (c/ San Jerónimo, 495 - Córdoba), donde pagamos 53 A$ por una habitación doble con baño, TV y aire acondicionado. Por algo más de precio lo cierto es que aquí estuvimos muy bien.

Para comer un lugar que no está nada mal es la Confitería El Ruedo (c/ Obispo Trejo, 84). También probamos el restaurante Las Rías de Galicia (c/ Montevideo, 271) y tanto el lugar como la comida están bien, aunque el servicio resultó ser muy lento.

Cosas a ver y hacer

CÓRDOBA. La ciudad argentina de Córdoba fue fundada en 1573 y su nombre original fue Córdoba de la Nueva Andalucía. Actualmente es la segunda ciudad argentina en número de habitantes, después de Buenos Aires.

A pesar de su tamaño y su cosmopolitismo ha sabido conservar edificios tanto de la época colonial (siglos XVII y XVIII), como de estilo neoclásico (s. XIX). En nuestra opinión Córdoba cuenta con numerosos puntos de interés para el viajero, pero además es un excelente campo base para poder realizar excursiones por la provincia de igual nombre.

Centro histórico de Córdoba. Iniciamos nuestra visita al centro histórico de Córdoba por su Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, situada en la plaza San Martín.

La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Córdoba
La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Córdoba

Aunque la construcción de esta catedral se inició en el año 1577, esta continuó durante dos siglos bajo la supervisión de varios arquitectos, hecho que se nota en su poca coherencia arquitectónica, aunque impone por su aspecto.

En ese momento existía la posibilidad de realizar un par de visitas guiadas distintas por su interior.

Nosotros nos decantamos por la visita guiada al campanario, muy recomendable desde nuestro punto de vista, sobre todo por las vistas desde el campanario.

En las fechas de nuestro viaje esta visita costaba 3 A$ por persona y duraba unos 40 minutos, empezando a las horas en punto.

Patrimonio de la Humanidad Manzana Jesuítica . También es conocida como la Manzana de las Luces y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, juntamente con las estancias jesuíticas de la provincia.

En esta manzana podemos encontrar la Iglesia de la Compañía de Jesús (esquina de las calles Obispo Trejo y Caseros), sencilla por fuera, pero bonita por dentro; la Universidad Nacional de Córdoba (Obispo Trejo 242), fundada por los jesuitas en 1614, siendo la más antigua del país y la segunda de Hispanoamérica; y el Colegio Nacional Monserrat (Obispo Trejo 294), el cuál data del s. XVIII.

La Cripta Jesuítica del Noviciado Viejo (en la esquina de la Av. Colón y Rivera Indarte) fue construida en el s. XVIII como noviciado y después pasó a ser cripta y crematorio. Al marchar los jesuitas quedó abandonada y no fue hasta 1989 que fue encontrada de nuevo de forma accidental. Ha sido muy bien restaurada. La entrada valía 0'5 A$/pax.

Barrios de Nueva Córdoba y Güemes. La siguiente ruta nos llevó a una visita por los barrios de Nueva Córdoba y Güemes, a los que llegamos caminando desde el centro por la calle Chacabuco hasta llegar a la Plaza España.

En el barrio de Nueva Córdoba es donde vivía la aristocracia local y aún quedan algunos edificios de estilo neoclásico de principios del s. XX.

Quizás el más emblemático es el Palacio Ferreyra (en el extremo sur de la Av. Irigoyen), un impresionante edificio construido en estilo Luis XVI y que sólo podemos ver desde la verja exterior ya que no era visitable.

Desde la Plaza España nos adentramos en el enorme Parque Sarmiento, diseñado por un arquitecto francés. Retomamos de nuevo la avenida Hipólito Irigoyen hacia el norte y aprovechamos para visitar la iglesia de los Capuchinos, construida en un llamativo estilo neo-gótico.

Desde aquí nos dirigimos hacia el este hasta llegar a la calle Belgrano, ya en el barrio de Güemes. En esta zona hay numerosas tiendas de antigüedades y aquí se celebra la feria artesanal los fines de semana.

Para volver al centro lo hicimos por La Cañada, un agradable paseo de acacias que transcurre junto a un canal.

Cerro de las Rosas. Aprovechando que disponíamos de un vehículo, y por recomendación de los locales, cruzamos el río Primero hacia el norte para ir al Cerro de las Rosas.

Esta es una zona alejada del centro de la ciudad, muy tranquila y, al parecer, donde viven las nuevas élites locales a la vista de las casas que hay. También es una nueva zona de ocio con restaurantes y bares.

SIERRAS DE CÓRDOBA. Este es el nombre de una zona geográfica y turística situada en la parte noroccidental de la provincia argentina de Córdoba y que está formada por varias formaciones montañosas de mediana altura (la máxima altura es la del Cerro Champaquí, con 2.884 metros).

Para aprovechar al máximo el día que dedicamos a recorrer esta zona, al sur de la ciudad de Córdoba, decidimos alquilar un coche. Un Volkswagen Gol de Europcar (c/ Entre Ríos, 70, junto al Hotel Dorá) nos costó 150 A$ por un día entero (24 horas) con 400 km de franquicia, más que suficientes para la ruta prevista.

A primera hora de la mañana, ya con el coche, salimos de Córdoba por la RP 5 hacia el sur y tras 38 km llegamos a la población de Alta Gracia, la primera parada de este circuito por las sierras.

Alta Gracia. Esta bonita localidad cuenta con un interesante patrimonio arquitectónico, formado por una innumerable cantidad de edificaciones, que es fiel reflejo de su pasado jesuítico y de la huella dejada por los ilustres huéspedes que ha tenido esta ciudad gracias a un clima benigno y seco.

El dique Tajamar y la Torre del Reloj
El dique Tajamar y la Torre del Reloj

Nosotros empezamos la visita dirigiéndonos a la Oficina de Turismo que se encuentra en el Reloj Público para recopilar información del lugar.

A continuación bordeamos a pie el Tajamar, una presa construida en el s. XVII por los jesuitas.

Visitamos seguidamente el Museo Nacional del Virrey Liniers (también conocido como Estancia Jesuítica).

En esta estancia residían los jesuitas que llegaron a administrar desde aquí buena parte de las estancias de la región. Ya en el s. XIX residió aquí Santiago de Liniers, el penúltimo Virrey del Río de la Plata.

Además de ser un lugar muy bonito es muy interesante por como están exhibidos y explicados sus elementos históricos. La entrada cuesta 2 A$, pero los miércoles es gratuito.

Justo al lado visitamos la iglesia Nuestra Sª de la Merced, construida por los jesuitas entre los siglos XVII y XVIII.

Después fuimos andando hasta la Casa Museo de Ernesto Che Guevara (c/ Avellaneda, 501), donde el famoso revolucionario vivió buena parte de su infancia y adolescencia (debido a su asma un médico recomendó a la familia Guevara que se trasladara a Alta Gracia por lo seco de su clima).

La visita a la casa es muy interesante, ya que nos permite conocer detalles de la vida del Che que desconocíamos. La entrada es gratuita.

El paseo hasta aquí desde el centro es muy agradable ya que transcurre por una zona residencial con muchas casas, algunas con historia y otras no, pero en general muy bonitas todas.

En la avenida Vélez Sársfield pudimos ver lo que queda del Sierras Hotel, lugar donde se reunía la élite argentina en los años dorados de Alta Gracia, cuando venían hasta aquí para escapar de los rigores del verano de otros sitios.

En la misma avenida nos detuvimos en el Hostal Hispania para tomar una bebida sentados en su bonita terraza.

Continuamos nuestro largo y agradable paseo hasta llegar al Museo Manuel de Falla, situado en el bonito chalet Los Espinillos. El insigne compositor español llegó a Argentina como refugiado de la Guerra Civil española y, debido a sus problemas de salud, escogió también Alta Gracia para vivir hasta el final de sus días.

La visita a la casa es gratuita y también vale mucho la pena. Y dimos por finalizada aquí nuestra visita a esta encantadora localidad que, dicho sea de paso, nos gustó muchísimo.

Ruta de Alta Gracia a Mina Clavero. Salimos de Alta Gracia con el coche para dirigirnos hacia Mina Clavero. Primeramente tomamos la preciosa carretera del Observatorio para luego conectar con la RP 34 y seguir la ruta conocida como Camino de las Altas Cumbres.

El Camino de las Altas Cumbres es en realidad la RP 34, la cual une la RP 14 con la RP C-45, facilitando el paso a través de la región de las Altas Cumbres por la Pampa de Achala, hacia y desde el Valle de Traslasierra.

Paramos a comer en una área de servicio junto a la carretera, en Copina. Mientras comíamos pudimos ver multitud de cóndores sobrevolando la zona.

Continuamos viaje, entramos en los dominios de la Reserva Pampa de Achala y ascendimos hasta llegar a El Cóndor, un puerto a 2.500 metros de altura con unas vistas imponentes.

Unos kilómetros después nos paramos de nuevo para ver el nacimiento del río Mina Clavero. Seguimos un sendero de 1 km con una espectacular vista panorámica y que finaliza en un balcón natural sobre la alta cascada donde nace este río. Muy recomendable.

Retomamos la ruta, ahora en un impresionante descenso hacia el valle de Traslasierra, hasta llegar a Mina Clavero.

Mina Clavero. Esta población es el centro turístico del valle de Traslasierra y un popular lugar de veraneo gracias a sus zonas de baño en unas aguas cristalinas, idílicos paisajes de montaña y a una importante infraestructura turística.

Lugar de baño Nido de Águila <br />sobre el río Mina Clavero (Mina Clavero)
Lugar de baño Nido de Águila
sobre el río Mina Clavero (Mina Clavero)

En nuestra breve visita a Mina Clavero sólo pudimos ir (no tuvimos tiempo para más) a uno de sus famosos balnearios o lugares de baño en el río.

Siguiendo la calle Urquiza durante 1 km hacia el este llegamos al llamado Nido de Águila, uno de los mejores sitios para bañarse, ya que además está enclavado en una bonita garganta rocosa.

Al ser verano había en ese momento un gran número de personas bañándose, tomando el sol o simplemente charlando.

A pesar de no contar con mucho tiempo no pudimos ceder a la tentación de bajar y remojarnos los pies.

Ruta de Mina Clavero a Córdoba. Tras la agradable visita a Mina Clavero tomamos de nuevo el coche para iniciar el regreso a Córdoba, a 152 km de Mina Clavero.

Al principio volvimos por el mismo camino por donde habíamos venido, por la bonita RP 34, pero en Cuesta Blanca conectamos con la RN 14 y acabamos pasando por la populosa Villa Carlos Paz.

Llegamos a Córdoba ya de noche, tras haber recorrido un total de 358 km en un día muy completo.


BUENOS AIRES (II)

Cómo llegar

Para llegar al aeropuerto de Córdoba tomamos el autobús A5 que tiene una parada en Chacabuco-Yllia. El trayecto de 15 km hasta el aeropuerto valía 1 A$ por persona y empleamos unos 45 minutos para llegar a él.

Allí tomamos un vuelo de Aerolíneas Argentinas hasta Buenos Aires (689 km). Unos 75 minutos después ya estamos en el Aeroparque de Buenos Aires. Para ir desde él hasta el hotel tomamos un taxi que nos costó 12'20 A$.

Dormir y comer

Una vez más, como al principio de este viaje, volvimos al Nuevo Hotel Callao. Esta vez escogimos una tranquila habitación interior al mismo precio de 84 A$, con desayuno incluido.

Para comer probamos varios lugares interesantes: Farándula (en Av. Corrientes 1601, con un buen menú económico), Café La Paz (en Av. Corrientes 1593, con un precioso local, aunque es caro) o la parrilla Don Ernesto (en Carlos Calvo 375, en pleno barrio de San Telmo, muy bien).

Para cambiar dinero hay unos cuantos lugares en la calle Florida, por ejemplo Cambio Montevideo (Florida, 580).

Cosas a ver y hacer

BUENOS AIRES. Dado que ya habíamos visitado esta magnífica ciudad en un viaje anterior ahora nuestro interés era visitar lugares que entonces nos habían quedado pendientes y revisitar otros que nos habían gustado.

Por ejemplo volvemos a la Plaza del Congreso y paseamos por la Avenida de Mayo en dirección a la Plaza de Mayo. Entramos una vez más en el histórico Café Tortoni (Av. de Mayo 829) y aprovechamos para tomar algo.

En este centenario café nos quedamos encerrados durante un rato, ya que sus responsables cerraron las puertas como medida de seguridad a causa de una gran manifestación popular que pasaba en ese momento por delante.

En esta manifestación se exigían responsabilidades a las autoridades por la enorme tragedia del boliche Cromañón, donde murieron 194 personas en la noche del 30 de diciembre de 2004 a causa de un devastador incendio que destruyó esta discoteca (boliche en argentino) de Buenos Aires.

Desde el centro tomamos el Subte (el metro bonaerense, cuyo billete sencillo costaba 0'7 A$) hasta la plaza Italia.

Mausoleos en el cementerio de la Recoleta (Buenos Aires)
Mausoleos en el cementerio de la Recoleta (Buenos Aires)

Una vez en la superficie, en pleno barrio de Palermo, andamos hacia el sur por la Av. Sarmiento, bordeando el Jardín Botánico hasta llegar al bonito y bien cuidado Jardín Japonés (la entrada costaba 4 A$).

Continuamos andando hacia el este por la Av. del Libertador, entrando ya en el elegante barrio de Recoleta, con anchas calles, zonas ajardinadas e imponentes fincas.

Al llegar a la plaza Francia encontramos un gran mercadillo de fin de semana con innumerables tenderetes de todo tipo, y música en directo amenizando a la gran cantidad de gente sentada sobre la hierba.

Muy cerca de aquí visitamos la parroquia Nª Sra. del Pilar, una iglesia de estilo barroco adyacente al increíble Cementerio de la Recoleta.

En este cementerio reposan diversas generaciones de la élite argentina en mausoleos que rivalizan entre sí en tamaño, lujo y ostentación (los bonaerenses dicen, sin exagerar, que "es más barato vivir extravagantemente toda una vida que ser enterrado en Recoleta").

Entre sus huéspedes más ilustres está Evita Perón. De verdad que vale la pena ir recorriendo las diversas calles de este cementerio sin dejar de asombrarnos por lo que veremos.

Acabada la visita volvimos al centro en un autobús urbano (0'95 A$).

Para ir al barrio de San Telmo tomamos el Subte hasta la estación Independencia.

Después andamos por las calles Estados Unidos y Defensa hasta llegar a la plaza Dorrego, donde los domingos hay un interesante mercado de antigüedades.

Tras dar una vuelta por el mercado continuamos por la calle Defensa hasta llegar a la plaza Lezama, en la que pudimos ver la llamativa iglesia Apostólica Ortodoxa Rusa.

Aprovechamos para tomar algo en el viejo pero agradable Bar Británico (esquina noreste de la plaza), mientras escuchábamos tangos en directo.

De vuelta por la calle Defensa visitamos la histórica Casa Ezeiza (ahora ocupada por diversas tiendas).

Desde San Telmo bajamos andando por la calle Estados Unidos hasta llegar a Puerto Madero, una antigua zona portuaria reciclada a moderna y exclusiva zona de ocio y negocios.

Caminando entre nuevos rascacielos y zonas de nueva urbanización llegamos hasta la Av. Costanera, frente a la Reserva Ecológica Costanera. Al ser una tarde de domingo de verano encontramos aquí una gran multitud de bonaerenses en plan dominguero, con sus mesas y sillas plegables para pasar el día.

Vista nocturna del Palacio del Congreso de la Nación Argentina (Buenos Aires)
Vista nocturna del Palacio del Congreso de la Nación Argentina (Buenos Aires)

En el Centro de Museos (Av. de los Italianos 851), ubicado en un edificio que había sido una cervecería alemana, visitamos la interesante exposición temporal Colectivos. Rescate de una tradición porteña.

Para completar nuestra visita a Buenos Aires decidimos ir a ver uno de los numerosos musicales presentes en la cartelera teatral de la avenida Corrientes.

Nos decidimos por Tanguera, en representación en ese momento en el Teatro Astral (Av. Corrientes 1639).

Comprando las entradas directamente en el teatro el precio era de 40 A$ cada uno.

Pero a través de Cartelera de espectáculos (c/ Lavalle 742) las compramos por sólo 24 A$, asegurándonos, además, asientos en platea entre las filas 8 y 13.

Finalmente estuvimos en la fila 10 y la elección del musical fue de lo más acertada, queriendo la casualidad que estuviéramos sentados cerca del actor norteamericano Robert Duvall, un reconocido amante del tango argentino.

COLONIA DEL SACRAMENTO. Esta preciosa ciudad uruguaya, conocida también como Colonia, está situada en la orilla norte del Río de la Plata, en el suroeste de Uruguay y a sólo 50 km de Buenos Aires en línea recta.

Patrimonio de la Humanidad Barrio histórico de Colonia del Sacramento. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1995 por ser un ejemplo de fusión entre los estilos arquitectónicos portugués, español y postcolonial.

Colonia del Sacramento fue fundada en 1680 por el gobernador portugués de Río de Janeiro y fue colonia portuguesa hasta 1777, año en que pasó a manos españolas. Tras varias vicisitudes, en 1818 la ciudad volvió a ser ocupada por Portugal, hasta que a finales de 1828 quedó definitivamente bajo soberanía del Estado Oriental del Uruguay.

Nosotros, tal como teníamos planificado, dedicamos un día entero a esta excursión desde Buenos Aires, con el objetivo de visitar esta hermosa ciudad colonial uruguaya al otro lado del Río de la Plata.

Para ello compramos con un día de antelación los pasajes en el ferry de la empresa Buquebus (los compramos vía telefónica llamando al 4316-6500 y pagando con tarjeta VISA). Para la ida compramos dos plazas en el ferry lento de las 9 de la mañana (51 A$ cada uno) y para la vuelta otras dos en el rápido de las 22:00 h. (89 A$ cada uno).

Imagen del centro histórico de Colonia del Sacramento
Imagen del centro histórico de Colonia del Sacramento

Ese día tomamos un taxi que por 5 A$ nos llevó desde el hotel hasta la terminal de Buquebus en Puerto Madero (Av. Antártida Argentina 821).

Una vez allí recogimos los pasajes comprados por teléfono, pasamos el control de pasajes y a continuación el de inmigración, tanto el argentino como el uruguayo.

Embarcamos y finalmente salimos del puerto de Buenos Aires con 25 minutos de retraso. Tras casi 2'5 horas de tranquila navegación por el Río de la Plata llegamos al puerto de Colonia del Sacramento.

En ese momento adelantamos el reloj 1 hora para adaptarnos al horario local de Uruguay.

Una vez desembarcamos salimos de la zona portuaria y nos dirigimos andando hacia el centro histórico de Colonia.

Por otra parte, decidimos no cambiar euros a moneda uruguaya(peso urugauyo) ya que nos informaron de que aquí era posible pagar todo con pesos argentinos (y era cierto).

Antes de iniciar la visita al centro histórico pasamos por la Oficina de Turismo (Av. Gral. Flores esquina Rivera) para obtener información.

Seguimos la ruta a pie por el Centro Histórico propuesta por la guía Lonely Planet, aunque con algunas variaciones.

Empezamos el recorrido en la Puerta de Campo, la entrada desde 1745 a la ciudad vieja. Una vez en la Plaza Mayor fuimos al Museo Municipal a comprar la entrada combinada que permitía visitar siete museos de la ciudad (costó 1'25 A$ por persona). El horario de los museos era bastante limitado, de 11 a 17:45.

Visitamos el Museo Municipal (situado en una construcción portuguesa de mediados del s. XVIII), el Museo Portugués (expone objetos de la era colonial portuguesa), el Museo del Azulejo (conserva colecciones de azulejos franceses, catalanes y uruguayos), el Museo Español (incluye una colección de objetos, ropas y mapas de la época colonial española), y el Archivo Regional (guarda importante documentación de la ciudad de Colonia).

Vista de Colonia y el Río de la Plata desde el faro
Vista de Colonia y el Río de la Plata desde el faro

A la vez fuimos recorriendo las distintas calles y plazas de este precioso y tranquilo centro histórico.

Junto a las ruinas del Convento de San Francisco encontramos el faro, una construcción del 1857 (subir hasta arriba costaba 2 A$, pero las vistas sobre la zona son magníficas).

En la plaza de Armas encontramos la Iglesia Matriz, la más antigua de Uruguay.

Y aquí tuvimos que finalizar nuestra visita a Colonia, puesto que una formidable tormenta desencadenó una intensa lluvia durante un buen rato, lo cuál nos impidió también disfrutar de una, posiblemente espectacular, puesta de sol sobre el Río de la Plata.

Para comer en Colonia nuestra recomendación es el restaurante-parrillada El Portón (Av. General Flores, 333).

Desde el centro histórico, y ya anocheciendo, volvimos andando hasta la terminal del ferry. En el momento de embarcar pagamos 4 A$ en concepto de tasas portuarias.

Regresamos a Buenos Aires en un ferry rápido que sólo tardó 45 minutos en hacer la travesía, aunque llegamos a la capital argentina mucho más tarde de lo habitual. La razón es que acabamos saliendo del puerto de Colonia con mucho retraso, supuestamente a causa de la fuerte tormenta de la tarde.

Y el viaje se acaba ...

Puesto que a la hora en que salimos del centro de Buenos Aires para ir al aeropuerto internacional Ezeiza ya no había servicio del autobús nº 86 tomamos un taxi en la misma plaza 1º de Mayo.

Acordamos un precio de 38 A$, incluyendo el peaje de la autopista y llegamos a la terminal de salidas del aeropuerto en sólo 35 minutos. Era muy tarde y no había tráfico.

Antes de embarcar pagamos las tasas de salida, que podían pagarse en dólares (18 US$ por persona) o en pesos argentinos (52 A$), pero no en euros.

A continuación embarcamos en un vuelo de Buenos Aires a Madrid (11 horas), de Aerolíneas Argentinas. En Barajas conectamos con un vuelo de Madrid a Barcelona, de la compañía Spanair (1 hora).


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