Esta mini-guía está basada en un corto viaje de cinco días (cuatro días completos) recorriendo en coche privado el departamento de la Gironda (Gironde en francés), situado en el suroeste de Francia, en la región de Nueva Aquitania.
La capital de la Gironda es la ciudad de Burdeos.
El departamento de la Gironda es el más grande del territorio francés europeo (sólo superado por el departamento de la Guayana francesa en América del Sur) y debe su nombre al estuario de la Gironda, el cual nace en la confluencia de los ríos Dordoña y Garona, una vez pasada la ciudad de Burdeos.
La verdad es que los atractivos de la Gironda son tantos que serían necesarios unos cuantos días más de los que le dedicamos nosotros para poder disfrutar plenamente de ellos.
De todas formas, estos cuatro días fueron una excelente muestra de lo que puede ofrecer: en la costa actividades relacionadas con la playa, la duna de Pilat y el bosque de las Landas (es el bosque artificial más grande de Europa); enoturismo en las zonas vitivinícolas de Médoc y Entre-Deux-Mers, por ejemplo; el patrimonio monumental y cultural de la ciudad de Burdeos; el gran número de rutas para recorrer en bicicleta; y muchas otras.
Del 14 al 18 de abril de 2017 (Semana Santa).
Día 1: Barcelona - Saint-Émilion - Gradignan (675 km)
Día 2: Gradignan - Arsac - Margaux - Lamarque - Lamessan - Saint-Julien - Pauillac - Hortin - Cap Ferret - Gradignan (250 km)
Día 3: Gradignan - Gujan-Mestras - Arcachon - Burdeos (167 km)
Día 4: Burdeos (visita a la ciudad)
Día 5: Burdeos - Duna de Pilat - Burdeos - Barcelona (692 km)
Durante esta ruta de cinco días por el departamento de la Gironda hicimos un total de 1.784 km con nuestro coche privado, incluyendo los desplazamientos de ida y vuelta desde/a Barcelona.
+ 103 € (peajes autopista y túneles)
+ 142 € (gasolina Eurosuper 95 para los 1.784 km recorridos)
+ 268 € (4 noches alojamiento)
+ 450 € (otros: restaurantes, supermercados, entradas, recuerdos, ...)
= 963 € (Total viaje para 3 personas)
El coste de la vida en esta zona de Francia no es significativamente muy diferente del que podemos encontrar, por ejemplo, en Barcelona. En algunas cosas es más caro y en otras, pocas, es más barato.
Almorzar o cenar en un restaurante en Francia puede ser bastante económico si buscamos opciones a precio cerrado como menús, plat du jour o del tipo formule midi. Y como siempre, existe la posibilidad de pedir une carafe d'eau (agua del grifo) y así no tener que pagar por una botella de agua.
El precio de la gasolina en Francia es una de las cosas que es significativamente más cara que en nuestro país, sobre todo en las áreas de servicio de las autopistas (en las fechas de este viaje podía llegar a ser hasta 35 céntimos de euro más cara por litro).
Por tanto, es buena idea salir con el depósito del coche lleno antes de cruzar la frontera. Y una vez en territorio francés vale la pena buscar gasolineras de grandes cadenas de hipermercados, como Carrefour y, sobre todo, E.Leclerc. En este tipo de gasolineras es posible encontrar la gasolina hasta 0,25 € por litro más barata que en el resto de gasolineras.
Habíamos contemplado la posibilidad de viajar a Burdeos en un vuelo directo de la compañía Vueling desde Barcelona y una vez allí alquilar un coche para recorrer los puntos de interés de la Gironda, fuera de la ciudad de Burdeos.
Finalmente, dada la asumible distancia que hay entre las ciudades de Barcelona y Burdeos por carretera, entre 560 y 630 km dependiendo de la ruta elegida, y el hecho de que disponíamos de cinco días completos, optamos por viajar con nuestro coche particular. Y la verdad es que quedamos muy satisfechos de la decisión tomada.
Dejando de lado la cuestión económica (el coste total de la gasolina y de los peajes es bastante inferior al coste de los vuelos, el transporte al aeropuerto y el alquiler del coche), yendo con nuestro coche tenemos la ventaja de que podemos cargar desde casa todo lo que queramos en el maletero, sin limitaciones de peso o de otro tipo que podamos encontrar al facturar en el aeropuerto.
Y además, nos ahorramos las cada vez más molestas medidas de seguridad y tiempo de espera en aeropuertos.
El trayecto por carretera entre Barcelona y Burdeos se puede hacer cómodamente en menos de 8 horas haciendo varias paradas por el camino para comer y/o estirar las piernas.
Para visitar la propia ciudad de Burdeos el coche, sea privado o de alquiler, es del todo innecesario, pero para recorrer el resto del departamento de la Gironda es la opción más cómoda, fácil y efectiva.
Desde Barcelona habíamos reservado alojamiento en dos establecimientos diferentes con la idea de optimizar los desplazamientos para hacer las visitas del día.
El primero de ellos, el Hotel Ibis Budget Bordeaux Centre Bastide (Allée Serr, nº 26, en el distrito de La Bastide de Burdeos), está a poco más de 1 km de la zona histórica de Burdeos. Nosotros pagamos 68 €/noche por una habitación triple.
Su ubicación permite ir andando o en tranvía hasta el centro de Burdeos. Otra ventaja es que no es difícil encontrar aparcamiento gratuito en sus inmediaciones para dejar el coche, no siendo necesario pagar el parking ofrecido por el propio hotel. Y si no deseamos desayunar en el hotel (6,15 € por persona), en el nº 14 de la misma calle encontramos la Boulangerie T80, una panadería donde se ofrecen diversas fórmulas para el desayuno, todas ellas deliciosas.
En el lado negativo comentar que la habitación es bastante pequeña e, incluso, un poco espartana, pero aún y así tiene una buena relación calidad/precio teniendo en cuenta su ubicación en Burdeos, haciendo de él una buena opción cerca del centro.
El otro hotel reservado fue el Hotel Arena Bordeaux Sud (Allée des Demoiselles, nº 7 - Gradignan), situado junto a la Rocade, el nombre con el que se conoce la autopista A-630, el cinturón que rodea completamente la ciudad de Burdeos. En este caso pagamos 66 €/noche por una habitación que podía alojar hasta cuatro personas.
En este caso su ubicación, justo al lado del cinturón de ronda, nos permitía acceder fácilmente a cualquier carretera alrededor de Burdeos sin tener que cruzar la ciudad, ganando en rapidez y comodidad.
Por otra parte, este hotel fue una muy agradable sorpresa. La habitación era bastante grande y estaba bien equipada. Nos alojamos en la habitación nº 218, la cual nos resultó muy tranquila y cómoda. El desayuno (6.80 €/persona, pero nuestra hija, de seis años, pagaba la mitad) es muy completo, bueno y variado. Y el hotel tiene aparcamiento privado.
El único inconveniente que le encontramos es que las opciones para cenar que hay en los alrededores del hotel son muy limitadas, aunque no demasiado lejos, en el nº 757 de Cours de la Libération, hay un supermercado Proxi donde se puede comprar comida para una cena improvisada. Y si no, siempre queda la opción de coger el coche e ir a otro sitio a cenar.
Viajar con niños por territorio francés es, en general, muy agradecido.
Por ejemplo, prácticamente todas las áreas de servicio y áreas de picnic de las autopistas francesas cuentan con una área de juegos para los más pequeños, así que en cualquier parada para estirar las piernas y/o comer algo los pequeños pueden pasar un buen rato jugando antes de volver al coche.
Otro punto a favor, e importante, es el tema del alojamiento.
Las alternativas de alojamiento en Francia son muchas y variadas, no siendo difícil encontrar habitaciones para toda la familia a precios muy asequibles en establecimientos de las cadenas Accor, Arena, Campanile, o Kyriad, por poner algunos ejemplos.
Por último, en la zona centro de la ciudad de Burdeos se pueden encontrar diversos parques infantiles públicos (aire des jeux en francés) donde los más pequeños se lo pasarán en grande.
El más grande y completo lo encontramos en el interior del llamado Jardin Public, situado en el Cours de Verdun. Pero también están bastante bien el Aire de jeux Des Chartrons, en el nº 141 del Quai des Chartrons (junto al río), y el que hay en el nº 174 del Quai Sainte-Croix, también junto al río Garona.
Salimos muy pronto por la mañana de casa con la intención de llegar hacia el mediodía a nuestro destino, haciendo prácticamente la totalidad del trayecto por autopista.
Empezamos por tomar la autopista AP-7 hasta La Jonquera, continuando después por la A-9 francesa hasta Narbonne, donde conectamos con la A -61 que va hacia Toulouse. Antes de llegar a la emblemática población de Carcassonne nos detenemos en un área de servicio para desayunar y estirar las piernas.
Vale la pena detenerse en el Aire de Repos du Belvédère d'Auriac, un área de descanso de la autopista y que está debidamente señalizada, para disfrutar de unas vistas extraordinarias sobre la ciudad fortificada de Carcasona.
Además, cada 14 de julio, la fiesta nacional de Francia, aquí se reúnen cientos de personas que quieren disfrutar de una vista única sobre los fuegos artificiales que iluminan la ciudad antigua.
Continuamos por la A-61 hasta la ciudad de Toulouse, donde esta autopista conecta con la A-62 que va hacia Burdeos.
Pasado Agen nos detenemos en otra área de servicio para descansar un rato.
Retomamos el camino en dirección a Burdeos y dejamos la autopista A-62 tomando la salida 4 hacia Libourne/La Réole, conectando con la carretera D9 primero y la D670 después y que va hacia el norte. Ya estamos en territorio de la Gironda.
Dejamos atrás la pequeña población de Sauveterre-de-Guyenne, a medio camino en el trayecto por la carretera D670 que va desde la autopista A-62 hasta la población de Saint-Émilion, y nos detenemos poco después para comer.
Lo hacemos en el restaurante L'auberge de Saint Jean Baptiste, donde encontramos un menú muy bueno por sólo 13,5 €. Recomendable.
Después de comer continuamos viaje hasta Saint-Émilion (Sent Million en gascón), a sólo 25 km de aquí.
Dedicamos el resto de la tarde a visitar esta preciosa y monumental población, inscrita en la lista de Patrimonios de la Humanidad de la Unesco desde 1999.
Vale la pena subir a lo alto de la Torre del Rey (2 €) para disfrutar de unas estupendas vistas sobre la ciudad medieval y los viñedos que la rodean.
Terminada la visita a Saint-Émilion nos vamos a Gradignan, población ubicada en la zona suroeste del área metropolitana de Burdeos, donde tenemos nuestro alojamiento reservado para las primeras dos noches.
Cenamos en un pequeño restaurante que encontramos en la calle Cours de la Libération en un paseo a pie desde el Hotel Arena Bordeaux Sud.
Hoy dedicamos toda la mañana y parte de la tarde a visitar la región del Médoc, una afamada región vitivinícola que ocupa una península en forma de triángulo en el norte de Burdeos, con el estuario del Gironda al este y el Océano Atlántico al oeste.
En la parte oriental del Médoc, la que toca a la estuario de la Gironda, es donde se concentran la mayoría de viñedos, unos 1.500, que producen el prestigioso vino tinto de la zona.
Por su parte, la zona central y la occidental del Médoc, la que limita con el Océano Atlántico, es zona de landas, que es como se conoce a un matorral denso de brezos, de helechos, etc. que es propio de la Europa atlàntica y áreas de clima lluvioso.
Recorriendo el Médoc tenemos la oportunidad de ver muchos viñedos y, sobre todo, un gran número de castillos y edificios señoriales (chateaux), de todas las épocas, formas y tamaños.
En muchos de estos chateaux se pueden visitar las bodegas, hacer cata de vinos, maridajes, etc, pero constatamos que, en general, es necesario concertar cita previa y los horarios de las visitas no siempre son demasiado lógicos.
En este sentido el Château Lanessan parece ser una de las opciones más asequibles para llevar a cabo alguna actividad de este tipo.
En la carretera que va de Arsac a Margaux vemos por fuera el Château Cantenac-Brown y sus viñedos.
En las afueras de Margaux vemos el magnífico Châteaux Margaux, con unos terrenos e instalaciones impresionantes.
Desde aquí continuamos hacia Lamarque y vamos hacia el embarcadero desde donde sale el ferry que cruza el estuario hasta Blaye, ciudad situada en la orilla oriental del estuario. Las vistas sobre el estuario son bonitas.
Después seguimos por la D2 hacia el norte y nos desviamos para ver el Château Lanessan.
Continuamos por la D2, viendo castillos aquí y allá. Pasado Saint-Julien nos detenemos ante el fotogénico Château Pichon Longueville Baron.
Pocos kilómetros después llegamos a Pauillac.
Comemos en la población de Pauillac, donde encontramos varios restaurantes que ofrecen gastronomía de la zona y que están situados en el bonito y agradable paseo que bordea el estuario.
De todos ellos elegimos el restaurante La Salamandre, donde comemos aceptablemente bien, sin más.
Ante estos restaurantes también hay un parque infantil, situado entre el Quai Léon Perrier y la passarela de entrada al pequeño puerto de Pauillac.
A media tarde abandonamos Pauillac y vamos en dirección norte hasta encontrar el Château Lafite Rothschild. A continuación ponemos rumbo hacia Cap Ferret, cruzando de este a oeste la península del Médoc hasta llegar a Hortin y continuamos hacia el sur pasando por las poblaciones de Carcan y La Canau.
La carretera D106, en dirección sur, finaliza en un aparcamiento que hay en la punta de Cap Ferret, un cabo litoral que ocupa el extremo meridional de la península de Lège-Cap Ferret y que separa el Océano Atlántico de la bahía de Arcachon.
Unos 50 metros más adelante llegamos a un mirador desde el que hay unas vistas privilegiadas sobre la duna de Pilat y la entrada de la bahía de Arcachon.
Desde este mirador sale un camino de arena a la derecha que, entre matorrales de hierba y pequeñas dunas de arena, conduce a la bonita playa de la Pointe.
De vuelta hacia Burdeos nos detenemos ante el Faro de Cap Ferret para verlo por fuera, ya que el horario de visita ya había terminado.
Se puede subir, pagando una entrada, hasta la parte superior del faro (a 57 metros de altura) a través de una escalera de 258 escalones para disfrutar de unas vistas sobre el cabo Ferret y la bahía de Arcachon.
Hoy volvemos a la bahía de Arcachón, pero esta vez recorremos su orilla sur para visitar las poblaciones de Gujan-Mestras y Arcachon.
Gujan-Mestras está considerada como la capital de la ostricultura (la cría de diversos tipos de ostra) de la región y cuenta con siete puertos.
De todos ellos nosotros visitamos el puerto de Larros, el más importante de todos y núcleo de la actividad ostreícola en la bahía de Arcachon. A lo largo de la Esplanade des Ostreiculteur encontraréis un buen número de restaurantes y chiringuitos donde degustar las ostras a toda hora. En el puerto también está el museo Maison de l'Huitre (la Casa de la Ostra), así como algunos astilleros donde se construyen barcos y modernos yates.
Tras los chiringuitos extiende una dársena de 110 metros de largo que se adentra en la bahía. Y al final de esta dársena encontraréis la Cruz de los Marinos.
En resumen, el puerto de Larros es un buen lugar para pasear y ver y/o degustar las afamadas ostras de la región.
Terminada la visita a Gujan-Mestras continuamos hacia la cercana población de Arcachon, a sólo 11 km hacia el oeste.
Arcachon es una de las estaciones balnearias más importantes de la costa atlántica francesa, con hermosas playas e interesantes edificios de la su época de esplendor que hacen de ella un lugar elegante.
La Cité de Été (Ciudad de Verano) es la parte de Arcachon que bordea el mar, entre los muelles de la Chapelle y el de Eyrac.
En ella encontramos una hermosa playa de arena fina, así como cafés y restaurantes en el paseo marítimo Boulevard Prom. Veyrier Montagna, calles comerciales, el Casino en un bonito edificio de época o el concurrido muelle Thiers.
La Cité d'Hiver (Ciudad de Invierno), por su parte, se extiende por la zona alta de Arcachon, a ambos lados del Parque Mauresque, y aquí hay un gran número de villas de finales del s. XIX, de estilos muy variados.
A última hora de la tarde salimos de Arcachon por su lado suroeste y recorremos el Boulevard de l'Océan que cruza de norte a sur la localidad de Pyla-sur-Mer y conectamos con la D218 que nos lleva hasta el aparcamiento de la Duna de Pilat. Pero cuando llegamos a él, vemos que hay tanta gente en la duna que decidimos marchar y volver otro día.
Siguiendo las carreteras N250, A660 y A63 llegamos a Burdeos y esta vez vamos hacia el centro de la ciudad, concretamente al distrito de La Bastide, en la orilla derecha del río Garona.
El resto de la tarde y noche la dedicamos a visitar el centro histórico de la hermosa ciudad de Burdeos.
Caminando desde el hotel Hotel Ibis Budget Bordeaux Centre Bastide cruzamos el bonito y largo Puente de Piedra hasta llegar a la Puerta de Bourgogne.
Seguimos por Cours Victor Hugo hasta llegar a la altura de la calle Saint-James, donde está la Grosse Cloche, una torre cívica de origen medieval y que forma parte del antiguo ayuntamiento.
Y continuando por la calle Saint-James cruzamos paseando todo el centro histórico de Burdeos hasta llegar a la Place des Quinconces y desde allí volvemos hacia el sur por el paseo fluvial Quai Louis XVIII.
Aprovechamos para cenar en el restaurante Perditempo (Quai Richelieu, nº 25), bastante recomendable. Y después de cenar volvemos caminando tranquilamente hacia el hotel a través del Puente de Piedra.
Dedicamos el día íntegramente a visitar la ciudad de Burdeos, una verdadera joya. Su centro histórico y Puerto de la Luna están inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco desde el año 2007 (nunca antes se había reconocido un área urbana tan grande como ésta).
Para moverse en transport público para Burdeos se pueden adquirir varios tipos de billetes o pases que permiten coger indistintamente autobuses, tranvías y/o el ferry fluvial por el río Garona.
Hay que tener en cuenta que los niños y niñas por debajo de los 5 años viajan gratis en el transporte público de Burdeos.
Nosotros habíamos previsto hacer la mayoría de desplazamientos por la ciudad a pie, así que optamos por comprar un Travel Pass 1 Day que por 4,60 € por persona permite hacer desplazamientos ilimitados en los medios de transporte mencionados a lo largo del mismo día.
Este tipo de ticket se puede comprar en cualquier máquina de venta de billetes en las paradas, así como en las oficinas de venta de la empresa TBM y también online.
Empezamos el día yendo a pie al centro por el Puente de Piedra hasta llegar a la espectacular y enorme Place de la Bourse, construida en el s. XVIII.
Justo delante de la plaza, desde el año 2006, se ubica el Miroir d'eau, una piscina reflectante que pasa por ser la más grande del mundo con sus 3.450 m2, y que permite hacer aún más fotogénico el lugar.
Fue una pena que en las fechas de nuestra visita la piscina estaba vacía de agua para hacer el mantenimiento anual.
Casi frente a la Place de la Bourse tomamos un ferry por el río Garona que nos llevó en un agradable paseo fluvial hasta la Cité du Vin, un modernísimo museo multimedia basado en la temática del vino. El ferry se puede coger con el mismo billete o pase que para el tranvía o el autobús.
Desde este museo volvimos al centro en tranvía, hasta el Quai Louis XVIII, y de ahí fuimos caminando hasta el bonito y agradable Jardin Public.
Después pasamos ante el Monumento aux Girondins y de ahí a la Place de la Comedie, donde encontramos la Opéra National de Bordeaux y también una de las carismáticas obras del escultor barcelonés Jaume Plensa.
Después vamos a la Place Gambetta y de ahí a la Catedral de Saint-André. Continuando por la Rue Sainte-Catherine llegamos hasta la Place de la Victoire, con su característica Porte de Aquitania.
Desde aquí volvemos en tranvía hasta el Quai des Chartrons, junto al río Garona, donde nuestra hija puede jugar un rato en el concurrido parque infantil que hay allí. A continuación volvemos a casco antiguo para pasear nuevamente por sus bonitas calles y plazas.
Y a última hora de la tarde vamos hasta la otra orilla del río Garona, en el Quai des Queyries, para ver cómo cae la noche sobre el centro histórico de Burdeos a la hora que se iluminan sus fachadas y edificios más emblemáticos.
El último día de este viaje, y antes de iniciar el camino de vuelta a casa, comenzamos con una visita que habíamos dejado pendiente dos días atrás a la espectacular Gran Duna de Pilat (Gran dune du Pyla, en francés).
Esta duna, la más alta de Europa (en el año 2016 su altura era de 110,9 metros), separa el enorme bosque de Landas y la bahía de Arcachon.
Sus dimensiones van variando año tras año a medida que se va desplazando, pero tiene una anchura de 616 metros de este a oeste y una longitud de 2,9 km de norte a sur.
La duna crece unos 5 metros por año hacia el este, invadiendo la masa forestal del bosque que la rodea.
Así que nos levantamos muy pronto, cargamos el equipaje en el coche y desde Burdeos nos desplazamos unos 72 km al suroeste para llegar al punto donde se encuentra la duna, en territorio de la localidad de Pyla-sur-Mer (la Teste-de-Buch).
Antes de las 9 de la mañana llegamos al aparcamiento que hay a la entrada de la duna. Pronto nos damos cuenta de que somos los primeros visitantes del día, lo que nos permite disfrutar de este lugar tan especial casi en soledad. Unas dos horas después la afluencia de visitantes ya empieza a ser notoria.
La verdad es que habíamos intentado visitar la duna de Pilat la tarde del mismo día que habíamos ido a Arcachon, ya que se encuentra sólo a unos 11 km de esa población, pero al llegar encontramos tal afluencia de visitantes (hay que recordar que era domingo y Semana Santa) que desistimos de verla y decidimos posponer la visita para hoy, un martes que era día laborable.
Nuestra decisión demostró ser totalmente acertada: es imposible disfrutar plenamente de un lugar tan especial rodeado de cientos de personas.
Finalizada la visita a la duna volvemos hasta la Rocade (el nombre con el que se conoce la autopista A-630), el cinturón que permite rodear completamente la ciudad de Burdeos. Allí conectamos con la A-62 (Autoroute des Deux Mers) en dirección a Toulouse. A partir de aquí variamos completamente la ruta seguida en el viaje de ida.
En Toulouse tomamos brevemente la A-61 para conectar con la A-66 que va hacia el sur, en dirección a Pamiers, donde finaliza. Una vez en Pamiers seguimos en dirección a Foix por la N-20, la cual es autovía hasta llegar a Tarascon-sur-Ariège, pasando después a ser una carretera normal.
Al llegar a la frontera con Andorra pasamos por el túnel de peaje de Puymorens (4,8 km de largo) que conecta las localidades de L'Hospitalet-près-l'Andorre y Porté-Puymorens.
Entramos en Catalunya por Puigcerdà y continuamos por la N-260 y la E-9 hasta el túnel de peaje del Cadí (5,02 km) de largo. Después seguimos por la C-16 dirección sur, pasando por Berga, Manresa y Terrassa antes de llegar a casa.