Del 16 de octubre al 16 de noviembre de 2009.
+ 64,21 € (Billete de avión Valencia - Londres, ida y vuelta, con EasyJet)
+ 305,73 € (Billete de avión Londres - Mumbai, ida y vuelta, con Qatar Airways)
+ 20,48 € (Seguro de anulación)
+ 15,90 € (Seguro de viaje)
+ 30,57 € (Billete de avión Mumbai - Jaipur, sólo ida, con Spice-Jet)
+ 35 € (Billete de avión Nueva Delhi - Kochi, sólo ida, con Spice-Jet)
+ 61€ € (Billete de avión Kochi - Mumbai, sólo ida, con Spice-Jet)
+ 71 € (Visado Múltiple)
+ 9 € (tren Jaipur-Ajmer, First Class, 596 rupias)
+ 5,46 € (tren Ajmer-Jodhpur, AC3 Tier, 362 rupias)
+ 8,49 € (tren Jodhpur-Jaisalmer, AC2 Sleeper, 564 rupias)
+ 14,19 € (tren Jaisalmer-Jaipur, AC2 Sleeper, 941 rupias)
+ 7,78 € (tren Jaipur-Agra, AC2 Sleeper, 516 rupias)
+ 14,78 € (tren Agra-Varanasi, AC2 Sleeper, 981 rupias)
+ 16,68 € (tren Varanasi-Delhi, AC2 Sleeper, 1108 rupias)
+ 600 € (Hoteles, comidas, regalos, taxis, autobuses y cualquier otro gasto no especificado)
= 1.275 € (total por persona, todo incluido)
Por fin ha llegado el gran día. Hoy, salimos a las 20:45 desde el aeropuerto de nuestra querida Valencia hasta el aeropuerto de Gatwick en Londres.
Volamos con EasyJet y llegamos al aeropuerto Gatwick en Londres sobre las 22:30 hora local. Hace frío y no vamos muy preparados, pero buscamos un sitio calentito donde hinchar nuestras colchonetas después de comernos los bocatas. Cenamos tranquilamente y sobre las 00:00 nos echamos a dormir y nos tapamos con una sabanita que habíamos cogido de casa.
Las tres primeras horas de sueño han sido buenas; hemos dormido como burgueses en nuestras colchonetas por 2,50 €. Pero una estaba pinchada y el frío del suelo empezó a llegar por la espalda. Y esto, sumado a que por alguna razón empezó a hacer frío dentro del aeropuerto, pues nada, se acabó la sobada. Todo por ahorrarnos 150 € en un hotel cercano. Nos dirigimos a tomarnos un té y unos pastelitos.
Nuestro avión con destino a Doha salía a las 10:10 hora local y llegaba a las 19.00 hora local (unas 8 horas). El avión puntual y genial, en la línea de Qatar Airways. El vuelo no se nos hace muy largo. Esto sumado a la gran variedad de música rock que tienes para escuchar, se convierte en un vuelo genial: The Clash, AC/DC, The Doors. Así llegamos a Doha.
Doha es la capital de Qatar, país incrustado entre Arabia Saudí y el mar. Por lo que se ve desde el aeropuerto, se la ve ostentosa. No es la primera vez que pisamos este aeropuerto. Esperamos casi 3 horas hasta que subimos al siguiente avión, también de Qatar Airways y con una duración de vuelo de 2h 45min. El aeropuerto de Doha es muy moderno, con una gran zona de Duty Free en la que abunda la tecnología y con unos tremendos asientos para esperar el vuelo.
Llegamos a Mumbai a las 03:40 (hora local). El cambio horario es de 3 horas y media más con respecto a España, 2 horas y media con respecto a Doha y 4 horas y media con respecto a Londres. A pesar de lo duro que es el viaje, lo hemos llevado bastante bien y se nos ha pasado bastante rápido. pero entre aviones, la espera y el cambio horario, es como si te metieran 24 horas en una lavadora y te soltaran en otro lugar del mundo, ale.
Por fin bajamos del avión. tremenda humedad pero el calor es soportable. Los controles son rigurosos pero también rápidos y conseguimos entrar al país de manera rápida. Cambiamos algún euro para coger un taxi (son las 4.00 de la mañana y Colaba está a 30 km) y meternos en un hotel. Cogemos un Taxi de prepago, 390 R$ (unos 5,50 €) y nos deja en la puerta del hotel que le indicamos. Elegimos el Bentley's Hotel, recomendado por la guía. No sabemos los años que pueden tener los taxis, pero parecen de juguete con el volante a la derecha y todos todos son amarillos y negros. El trayecto es más o menos rápido y, de camino, empezamos a ver como vive la gente en la India. Se supone que Mumbai es la ciudad más occidentalizada y más cara. Acabamos de ver unas 3.000 personas durmiendo en la cuneta de la carretera y otros miles de perros abandonados. Es de noche y no se ve claro pero las cosas son muy viejas, parecen abandonadas ó como se vayan a caer y la suciedad.
Llegamos al hotel y en la recepción hay una persona durmiendo en el suelo, el cual nos cuesta mucho despertarle. Gracias a Dios tienen Habitaciones y están limpias. Nos quedamos esa noche (7 horas que pagamos integras como si estuviésemos todo el día) y las dos siguientes noches. Nos cuesta 1.210 R$ la noche (17 €) algo caro, pero Mumbai es la ciudad más cara de la India. El baño es compartido, pero también limpio. Nos vamos a dormir directamente, estamos muertos. Son entre las 5:00 y las 6:00 de la mañana.
Nos levantamos a las 11:00, no por falta de sueño sino por la emoción. Nos duchamos y rápidamente bajamos a conocer Colaba y nos metemos un desayuno-almuerzo-comida que nos da las suficientes fuerzas para pasear por el mercado de Colaba, el mercado de Fort, estación Victoria (Churchgate) y visitar principales edificios y estaciones. En un principio, la gente es encantadora; les encantan las fotos y siempre, siempre tienen una sonrisa que ofrecerte a cambio de nada.
Después de recorrer esta zona de la ciudad, decidimos coger un taxi directamente a Dharavhi. El regateo es rápido con el taxista, aceptamos el precio que nos da el taxista a la primera, 150 R$ (2,20 €) por un recorrido de unos 11 km. Tardamos unos 30 minutos en llegar. La conducción es terrible, arriesgan hasta el último milímetro, pero controlan.
Llegamos a Dharavi y le pagamos al taxista. Nos adentramos en el suburbio y la reacción de los habitantes es inmediata. Los niños nos siguen, los mayores intentan hablar con nosotros y se preocupan de que los peques no nos molesten, sin esperar nada a cambio. Evidentemente no sabíamos exactamente lo que íbamos a encontrarnos dentro, la reacción de la gente sobre todo. Ha sido algo excesivamente bonito aunque, a veces, los niños se ponían pesados con las fotos. Les encanta que les hagan fotos. Todo el mundo intenta hablar con nosotros; nos preguntan lo único que conocen en Inglés: WhatŽs your name?, Where are you going? ...y poquito más. Paseamos durante un par de horas a modo procesión.
A la gente de Dharavi les gusta vernos allí; incluso nos hacen fotos. Es como si fuera un orgullo que gente como nosotros se anime a pasear por el suburbio, su hogar. Nos ha dejado una sensación increíble este lugar y volveremos seguro. Dharavi es el suburbio más grande de toda Asia detrás del de Karachin. Después de dos impresionantes y cansadas horas decidimos coger un taxi que nos saque del suburbio y nos lleve a Colaba. Esta vez, la carrera nos cuesta 200 R$ (casi 3 €) por un recorrido de 30 minutos. Una vez en Colaba, descubrimos un maravilloso lugar: Cafe Mondegar, un restaurante frecuentado por mochileros que posee una máquina llamada Juke-Box en la cual tú eliges la canción que quieres escuchar y la máquina te pone el disco. Esto cuesta 10 R$ (15 céntimos €).Aquí comemos estupendamente y podemos tomar una cerveza. La mayoría de las cervezas que venden en India son de 650 ml y la principal marca es King Fisher.
Llegamos al hotel totalmente destrozados, todavía cansados del viaje. A las 21:30 horas nos despertamos y aprovechamos para conectarnos a Internet y llamar por teléfono. Hay multitud de lugares donde hacer esto a precios irrisorios. Inmediatamente nos dirigimos a cenar al LeopoldŽs, restaurante number one de los mochileros, abierto desde 1871 y que sufrió los atentados del año 2008. Aquí pedimos un litro y medio de cerveza servido en un increíble aparato alargado con hielo por dentro para mantenerla fría y rollo barril con dosificador. Es lo más original que hemos visto nunca. A las 00:00 nos vamos a dormir ya que nos sigue haciendo falta. Ha sido un día muy intenso y gratificante.
Nos levantamos sobre las 9:00 de la mañana y pedimos que nos suban el desayuno a la habitación, el cual está incluido en el precio de la habitación aunque se trate de un triste té. Después de la ducha, bajamos a LeopoldŽs a desayunar como toca.
Inmediatamente nos dirigimos de nuevo a Dharavi. Llegamos al suburbio por 150 R$ (2,20€). Comenzamos paseando y tardamos poco en ser el centro de atención. Un habitante de la zona nos explica que hay dos suburbios separados por la 60 Ft road. El de la izquierda es Dharavi y el de la derecha tiene otro nombre que no recordamos. Hoy por la mañana hay mucho más movimiento que ayer por la tarde, mucha más gente y tráfico y mucho calor. La gente se pega mucho más a nosotros de una manera que resulta un poco agobiante. Resolvemos la situación entrando de pleno en el suburbio, saliendo de las calles principales. Resulta que hoy o ayer fue el año nuevo en la India, el Happy Diwaly. Todo el mundo, ya sea mayor o chico se acercan a estrecharnos la mano y nos dicen Happy new year porque somos extranjeros. Es una barbaridad como de la miseria más miseria, los habitantes de esta zona han creado un entorno que, por una fundamental parte, no es para nada deprimente. Es un lugar donde la gente vive tranquila y feliz. Esto es increíble que ocurra en un lugar en el que viven exclusivamente del reciclaje de la mayoría de la basura generada por Mumbai. Nos hemos vuelto a dar cuenta de lo hipócritas y desagradecidos que somos los occidentales. Recorremos el suburbio y hacemos varias fotos. Hay zonas que huelen muy mal. Gran parte del alcantarillado son pequeñas acequias que pasan por medio de la calle y por el lateral de las chabolas (slums).
Finalizamos nuestra espectacular visita cogiendo un taxi y acudiendo a la playa de Chowppaty, lugar donde se reúnen gran cantidad de tímidas parejas indias a disfrutar de las vistas. El taxi de Dharavi a la playa nos cuesta 100R$ (1,50€). La guía comenta que la playa está contaminada. El agua es marrón tirando a negra. Hay perros y vacas alimentándose de toda la basura que hay en la orilla, muchas parejas de novios indias, niños que te persiguen y otros que se bañan vestidos en el mar. Aún así, las vistas son bonitas. se puede admirar la zona de rascacielos de Mumbai y el puente de varios kilómetros que lo cruza.
Después de nuestro tranquilo y acompañado paseo nos dirigimos en taxi al hotel. Al llegar al hotel decidimos no descansar, nos duchamos y bajamos a comer al Café Mondegar, donde comemos y merendamos. La siguiente visita es el Hotel Taj Mahal y la puerta de la India. La zona esta abarrotada de turistas indios dispuestos a mirarnos constantemente y hacerse fotos con nosotros. Somos como una atracción de feria. Tomamos unas fotos del hotel Taj Mahal, fuertemente custodiado por la milicia. Paseamos alrededor de la puerta de la India, nos hacen fotos a escondidas, nos miran, nos siguen y, los más atrevidos nos dan conversación. Acabamos en el Café Mondegar, donde finalizamos el día con una ligera cena. Pedimos un par de cervezas y preguntamos como funciona la máquina de los discos. Después de la genial velada caminamos hacia el hotel.
No sabemos lo que se tarda hasta el aeropuerto pero sabemos que la distancia es de 30 km y tenemos 1 hora y 45 minutos para llegar y tomar nuestro vuelo a Jaipur. Corremos por el mercado llegamos al hotel y enganchamos a un taxista al que le preguntamos cuanto tiempo hay hasta el aeropuerto. Si cruzamos por el puente nuevo ahorramos al menos 30 minutos. Además averigua a través de su móvil y de camino que salimos desde el aeropuerto doméstico, 4 km más cercano. A toda velocidad con el taxi de juguete a través de toda Mumbai llegamos al puente y lo cruzamos por (50R$=0,80€). Gracias a los esfuerzos del taxista, quien además nos acompaña a la ventanilla de Spice Jet, no perdemos el vuelo. los controles al aeropuerto son un poco exhaustivos pero a pesar de ello subimos al avión. Al taxista le dimos 150 R$ por un trabajo bien hecho. El avión no estaba nada mal; lo bueno que tiene esta compañía es que te dan comida. Y lo malo que tiene es que pica a rabiar y no te la puedes comer, de manera que lo mismo da.
Una hora y 45 minutos después llegamos a Jaipur. Tiempo suficiente para echarle un ojo a la guía y buscar hotel. Bajamos rápido del avión y pasamos los controles; es un aeropuerto muy pequeño. Cambiamos algo de Euros por Rupias y buscamos un transporte que nos lleve hasta el hotel que habíamos elegido en la guía. No hay autobús hasta la ciudad de manera que sólo tenemos dos opciones. Taxi de prepago 330 R$ ó autorickshaw a negociar. Según la guía, lo menos que se paga por este recorrido son 150 R$ y es exactamente el precio que conseguimos y sin regatear. Nos llevan al hotel que le indicamos pero está lleno, de manera que contratamos otro autorickshaw para que nos busque alojamiento limpio y en las cercanías. Este servicio nos cuesta 20 R$. Primero nos lleva al hotel Paradise y nos piden 500 R$ por una habitación del mismo tamaño que la cama; no se podía ni abrir la puerta. El segundo, Pearl Palace, muy recomendado pero sin habitaciones. Justo enfrente tenemos el Ratan Niwas y éste si tiene habitaciones. El hotel tiene muy buena pinta e inicialmente nos piden 1000 R$. Regateando un poco lo conseguimos por unas 600 R$ (8,5 €). Nos deshacemos del conductor del autorickshaw pagándole 20 R$ acordadas. Se puso muy pesado ofreciéndonos un tour por Jaipur de 2 ó 3 horas (lo que haga falta) por 150 R$ que rebajó hasta 80 R$. La intención real en estos casos es la de que veas los puntos más importantes de la ciudad y la tiendas que le convengan al conductor. Ahí es donde realmente ganan dinero, con la comisión que les dan los vendedores por llevar a turistas a sus tiendas. Es una práctica habitual en la India y otros países.
Nos alojamos en el hotel y nos duchamos. Inmediatamente bajamos y comenzamos la visita por Jaipur, cogiendo un autorickshaw que nos lleva directo al Templo de los Vientos, no pudiendo visitar por estar cerrado. En las callejuelas cercanas a la zona hay multitud de mercados, puestos callejeros de comida (sobre todo) y cientos de monos por todos los lados. No cabe mencionar la cantidad de vacas y perros comiendo de la basura y formando parte del paisaje. Después de un rato y dada la locura a la estamos sometidos decidimos coger un ciclorickshaw para visitar las principales puertas y principales monumentos de la ciudad rosa. De esta manera, nos relajaríamos de tanto bullicio a pesar de estar metidos en él. La ciudad rosa es un lugar para hacer compras. El inmenso centro de la ciudad (zona amurallada) es un inmenso mercado en el que se entremezclan los puestos callejeros de comida, mercados de frutas y verduras y los de artesanía.
Al acabar el recorrido, nos damos un paseo para hacer la merienda-cena al restaurante que nos recomendó la persona que conocimos que hablaba español. Posteriormente, nos acercamos al hotel con un ciclorickshaw, donde nos duchamos y subimos a la azotea donde está el restaurante. Aquí pudimos disfrutar de una pipa de agua que nos mareo como si del primer cigarro se tratara y nos vamos a la cama. Por falta de tiempo no hemos podido visitar el fuerte de Amber pero no importa.
Después de una ducha subimos a la azotea a desayunar. El desayuno deja bastante que desear pero nos lo comemos. La limpieza e higiene brilla por su ausencia. Desde allí podemos ver la ciudad; no es una estampa muy bonita que digamos. Está todo bastante ruinoso y decadente, pero como todo tiene su encanto.
El rickshaw que nos lleva a la estación nos cuesta 20 R$ (0,32 €). El tren hacia Ajmer sale a las 10:10. Entramos a la estación y averiguamos de que número de andén sale el tren. Nos tiramos en el suelo a esperar que llegue y contemplamos el espectáculo de lo que es una estación de tren de la India. Llega nuestro primer tren, buscamos nuestro vagón y subimos. Nos toca un camarote de 4 literas en el que no sube nadie durante el recorrido de dos horas hasta Ajmer.Es muy atractivo viajar en el tren mientras contemplas el paisaje a través de la ventanilla aquí en la India. Dormimos un ratito cada uno y llegamos a Ajmer en un periquete.
Bajamos del tren, cruzamos la pasarela y salimos de la estación. Localizamos un autorickshaw con el conductor montado y nos acercamos rápidamente. Aceptamos el precio sin negociar (30 R$) para que nos llevara a la estación de autobuses, la gente estaba muy pesada. Llegamos a la estación de autobuses y averiguamos cual es el autobús que va hacia Pushkar. Los autobuses salen cada 15 minutos. Rápidamente tras marcharse el primer autobús, habilitaron otro en el cual pudimos subir y conseguir dos asientos. Empezó a subir gente y más gente, "sacerdotes" con bastones, mujeres coloridas con un montón de niños en los brazos, ancianos, jóvenes salidos de Bollywood.... mucho contraste en algo totalmente tercermundista. Por fin, el autobús arranca y un señor con un pito se pone a cobrar y repartir los tickets. El viaje cuesta 7 R$ y el trayecto es de 30 minutos durante 15 km, atravesando la montaña de la serpiente. Evidentemente, se llama así por las curvas de scalextric que la forman. Todo esto con las mochilas encima de las piernas y apretados como morcillas, a pesar de ir sentados. Mucho peor van los que van de pie, también con su mogollón de equipaje.
Llegamos a Pushkar, población tranquila con algo más de 50.000 habitantes, con un lago en el centro del pueblo y multitud de Ghats para que los indios puedan bajar a el para purificarse. Nada más bajar del autobús nos estaban esperando. Nos decidimos rápidamente de todos menos de tres chicos jóvenes, los más insistentes. Decidimos visitar un par de pensiones de las que nos ofrecían y quedarnos con uno de ellos, el Tulsi Palace (300 R$ la doble,4,5 €). Habitación amplia, ducha y baño correctos y limpios.
Cansados, nos duchamos y buscamos un lugar donde alimentarnos. El pueblo tiene muy buena pinta. Además, el día 27 de este mes comienza la famosa feria del camello, la más importante de toda la India. Encontramos el restaurante Raju con maravillosas vistas al vacío lago. Es una pena, sería preciosísimo si el lago estuviera lleno. Por unas 400 R$ comimos comida que no picaba y muy muy buena. Después, nos dedicamos a pasear por el pueblo y ver tiendas. La ropa, bolsos y demás cosas para mujeres...es todo muy bonito. Hay multitud de puestos callejeros de comida. Nos dedicamos a observar, disfrutar y pasear.
Cuando empieza a oscurecer, decidimos conectarnos a Internet (hay multitud de lugares por menos de 1 € la hora). Para finalizar el día, acudimos a cenar a el Babás Restaurant con terraza en el tercer piso. Cenamos muy bien en este lugar. En todos los sitios sirven zumos naturales realmente exquisitos. Antes de irnos a la cama nos acercamos a ver los Ghats más grandes del lago, donde queda algo de agua en esta zona. los días parecen meses y es por la intensidad de los mismos. Muy importante cuando viajas y los disfrutas.
Nos despertamos a las 8 de la mañana, nos duchamos y bajamos a desayunar. Frescos y descansados comprobamos que es un gran día para hacer fotos. Paseamos por Sandar Bazar y decidimos desayunar en la terraza del Hotel Venus, el cual tiene buenas vistas de las calles. El desayuno no fue ni sabroso ni especial; todo lo contrario. Además, la India no se caracteriza ni mucho menos por su limpieza, pero este hotel cruza la línea, la nuestra al menos. No se lo recomiendo a nadie.
Bajamos a pasear por las calles mientras hacemos decenas de fotografías. La India es una mezcla de colores, sabores y olores (unos mejores que otros). El pueblo está animadísimo debido a la feria del camello. Comemos en un buffet recomendado por la guía (el único buffet de Pushkar) por unas 75 R$ por cabeza llamado Om shiva buffet. Es un lugar bastante menos turístico, la gente come con la mano, pero hay cubiertos para todo el que los desee utilizar. No está mal el lugar, aunque la comida picaba en gran parte.
Después de comer nos acercamos al hotel donde nos duchamos e inmediatamente nos dirigimos al plato fuerte: el Camel Festival ó Pushkar Fair. Se encuentra a las afueras del pueblo, a unos 200 metros y, aunque comienza el día 27 los preparativos están muy avanzados. Hay multitud de camellos adornados, haimas donde pasa la noche la gente, multitud de puestos de comida y de bebida e incluso una feria para niños a medio montar. Todo esto fuera del pueblo, en el desierto. Tomamos un montón de fotos. Hace muchísimo calor pero merece la pena... lástima no haber coincidido en la semana más grande, este año del 27 de Octubre al 2 de Noviembre, pero con lo que estamos viendo nos damos más que por satisfechos. Menudo evento. Es impresionante.
Volvemos al pueblo habiendo tomado muchas fotos. Hay mujeres que llevan cobras dentro de cestos y las intentan encantar como en las películas y pretenden que les pagues por ver el espectáculo. Muy cansados y muertos de calor regresamos al pueblo. Nos toca ver ahora la puesta de sol desde el ghat más occidental. De camino nos cruzamos con un lugar muy recomendado en el que se realiza reflexologia podal. Además de realizarle el masaje curativo, te enseñan algunos puntos en los pies y manos y nos explican algunas cositas más (250 R$ una hora aproximadamente). Al finalizar vemos un precioso ocaso desde los Ghats.
Acabamos de nuevo cenando en Babás Restaurant, donde nos damos un increíble homenaje por 300 R$ (4 € aprox.) y nos vamos a dormir sobre las 10:00 de la noche.
Nos levantamos a las 8:30, nos duchamos y desayunamos en el Raju, donde comimos el primer día. desayunamos bastante ya que el día se plantea intenso. Nos vamos directos a la feria del camello. Cada día que pasa hay más gente, más movimiento, más alboroto, más locura, más camellos...más ambiente. Salimos de Pushkar y entramos en el desierto y en el festival. Hoy lo hemos recorrido absolutamente todo. Hay muchísimos camellos y haimas. Durante esta feria se hacen importantes negocios de compra-venta de camellos y ganado. También hace multitud de actividades entre ellas ver quien aguanta más bailando sobre las brasas del fuego ó cuantas personas a la vez se pueden subir en un camello. En India hay multitud de personas que no tienen para comer pero te transmiten felicidad. Siempre hay una mirada ó una sonrisa de aceptación, orgullosa de verte ó de que les visites.
Acabamos la visita al festival y nos dirigimos a comer a un puesto callejero antes de recoger las mochilas e ir a coger el autobús que nos llevará hasta Ajmer. Tomamos un par de hamburguesas vegetales buenísimas y dos refrescos,85 R$ en total. Recogemos nuestras mochilas y nos despedimos de la encantadora familia del hotel. Cruzamos el poblado, admirando por última vez sus calles y su gente, llegamos a la estación de autobús a Ajmer, vacío en un principio y lleno hasta las trancas pasados 3 minutos. El recorrido es de 30 minutos, igual que a la ida, pero ahora tenemos de cara la ciudad de Ajmer y podemos observar mientras bajamos la montaña y su bonito lago artificial.
Al llegar a Ajmer cogemos rápidamente un rickshaw por 20 R$ que nos acercará hasta la estación de trenes. Nuestro tren sale en unos 50 minutos. Compramos algo de comida y agua, buscamos nuestro vagón y nos subimos al tren. Esta vez nos toca un vagón abierto con literas triples numeradas. Nos acomodamos en la litera de abajo y ponemos las mochilas en la de arriba. Salimos con un retraso de 25 minutos y, supuestamente, tardara 5 horas. Durante la primera hora nos dedicamos a admirar el árido paisaje del desierto del Thar y luego nos dormimos un ratito. Llegamos a las 20:10 a Jodhpur un poco cansados del tren. La estación de Jodhpur es como todas en la India: gente durmiendo en el suelo (a miles) tanto dentro como fuera. A la salida los cazatalentos de turistas nos esperan dispuestos a llevarte a un hotel barato ó hacer lo que sea por tí (a cambio de algo claro). Vamos a un hotel después de deshacernos de todo el mundo a unos 3 minutos de la estación. La zona no es la más bonita, en absoluto; además es de noche y es un poco más difícil orientarse. Al menos es la mejor zona de restaurantes y comida rápida. El hotel nos cuesta 750R$ por noche (10,80€);la habitación es grande, limpia, muy lúgubre y llena de mosquitos. La cama es enorme. Una vez nos alojamos bajamos a cenar a uno de los restaurantes y nos pegamos un papeo increíble con cerveza. Pagamos 587 R$ (8€) y nos vamos a la cama a descansar.
Hoy nos levantamos a las 8:00. Cambiamos algún € ya que los cajeros que tenemos alrededor no nos dan dinero. Desayunamos en el mismo restaurante donde cenamos ayer por unas 350 R$. Posteriormente conseguimos sacar dinero en otro cajero y nos dirigimos hacia el centro de Jodhpur. Las callejuelas que hay debajo de su Fuerte son azules al igual que sus casas y, por esta zona, no pasan vehículos.
Cogemos un autorickshaw por 30 R$ y nos deja en la torre del reloj. Hay tráfico y mucha gente alrededor de la torre, donde también se encuentra el mercado de Sadar. Este mercado está formado principalmente por puestos de frutas, verduras y especias, estas últimas muy ofertadas. También hay muchos puestos de ropa. Recorremos el mercado y nos adentramos en la zona vieja de la ciudad, toda de color azul.
Nos dirigimos ahora al Fuerte de Mehrangar, el segundo más importante de toda la India; con unas murallas de 125 metros que lo rodean. Se alza sobre la montaña y dentro de él hay dos impresionantes palacios. La entrada cuesta 300R$ y lo que más nos impresiona de todo (una vez dentro) son las increíbles vistas que ofrece este lugar. Se puede ver toda la ciudad, tanto la zona azul que tenemos justo abajo como el resto de la ciudad. También se pueden ver los dos impresionantes palacios que posee la ciudad. Uno de ellos es de mármol blanco, como el Taj-Mahal pero más pequeño. El segundo, en el otro extremo de la ciudad, el palacio actual Raha de Jodhpur. Junto a este palacio se encuentran los increíbles jardines de Mandore. Sin duda, es una de las vistas más bonitas de todo Rajasthan si no es la más bonita.
Una vez visitado el Fuerte y sus dominios así como sus dos palacios, nos dirigimos a comer algo. Le echamos un vistazo a la guía y elegimos el Bollygood Restaurant. Para llegar a él, salimos del fuerte y recorremos andando un par de kilómetros observando otra parte distinta de la ciudad hasta que las callejuelas nos permiten coger un autorickshaw. Una vez allí conseguimos comer y beber sin picante. La comida nos cuesta 350 R$.
Un autorickshaw nos devuelve a la zona azul. Nos adentramos de nuevo en la ciudad vieja y esta vez nos dirigimos hacia un par de puntos del pueblo que observamos desde el Fuerte y parecían muy muy interesantes. Todo es muy atractivo en este lugar, pero lo mejor de todo es la gente. Una vez pateada toda la ciudad azul nos dirigimos hacia la Torre del Reloj desde donde realizaremos nuestro último recorrido: se trata del palacio de mármol, desde donde pensamos ver las vistas de la ciudad y, sobre todo, las vistas de Mehrangarh. Su nombre es Jaswant Thada.
Cogemos un autorickshaw que cruza la ciudad y nos lleva al palacio. Efectivamente, las vistas son increíbles; pocas tumbas tendrán vistas como esta. Pero sin duda, la más bonita de todas es la vista de Mehrangarh. El mismo autorickshaw nos devuelve a la Torre del Reloj por 70 R$ en total, ida y vuelta. Aquí en la Torre del Reloj hay varios lugares donde sentarse y tomarte un tentempié. Es un lugar muy bullicioso, sin duda el centro de toda la ciudad.
Empieza a oscurecer un poco y nos dirigimos al hotel. Aquí nos duchamos y vemos una película Bollywoodiense increíble, realmente buena. Si todas son iguales superan con creces a cualquier película. Decidimos cenar en el hotel. Subimos a la azotea donde se encuentra el Restaurante. Una vez acabamos de cenar nos bajamos a dormir.
A las 4:30, como un reloj, nos despiertan. Después de vestirnos andamos hasta la estación, sólo 4 minutos. Vamos al andén nº3 desde donde sale nuestro tren que sale con 25 minutos de retraso. Esta vez el tren sólo tiene literas dobles y no triples como el anterior de manera que viajamos menos gente en cada vagón. El "currela" tarda unos 30 minutos en traernos las sábanas, mantas y los almohadones, todo decentemente limpio. El tren a Jaisalmer debería haber tardado 5:45 horas, pero tardó un total de 8 horas. Durante todo este tiempo, aprovechamos para observar el Gran Desierto del Thar, leer nuestras guías y conversar con la numerosa familia india que teníamos enfrente.
En el Desierto del Thar no hay dunas. Hay arena desértica claro, numerosos matorrales y árboles de clima seco. Es el desierto más poblado del mundo, con unas 9 personas por km2 de densidad de población. A menudo te cruzas con niños con sus rebaños de ovejas ó cabras cuyos cencerros resuenan en silencio. La gente vive en chozas en medio del desierto.
Llegamos a Jaisalmer y nada más bajar del tren nos abordan para ofrecernos transporte, alojamiento, opio ó lo que necesites. Nos acercan por sólo 10 R$ al pueblo y nos dejan a la entrada de la ciudad amurallada y comemos en un Restaurante que finalmente sería nuestro hotel. Su nombre es Rawal Palace. La comida está buena y las habitaciones algo cutres, pero cuestan 200 R$ la noche.
Nos alojamos en nuestra cutre habitación y nos vamos a visitar el Fuerte. Está situado sobre una pequeña colina desde donde hay espléndidas vistas del Desierto del Thar y del pueblo. Recorremos el fuerte por dentro. Es bastante bonito pero tiene un problema: se está hundiendo debido a las cañerías de los numerosos hoteles que hay en el interior. Nosotros nos hemos alojado fuera del Fuerte por esta razón. No por que se vaya a hundir, sino para no contribuir a que esto ocurra. Salimos del Fuerte y acudimos a merendar a Mr DesertŽs Café donde nos preparan buenos postres. Ya oscureciendo, recorremos el lado opuesto dentro de la zona amurallada y nos informamos de las excursiones a camello. El precio más económico que conseguimos son 600 R$ por persona, camello + sunset + jeep + pequeña excursión. No lo contratamos de momento.
Después de recorrer este lado del poblado vamos a visitar Bhang Shop. En estas tiendas autorizadas en varios lugares de la India (una de ellas aquí en Jaisalmer) se prepara una bebida/comida llamada Bhang, hecha a base de marihuana y es utilizada por la gente en la India por el tema espiritual. Éste es el motivo por el cual el Bhang es legal en la India. El Bhang se puede tomar en forma de té, lassy, cokies, pastel....etc y con dos potencias: Medium y Strong, aunque el Doctor Bhang nos señala que nos lo puede hacer very strong. Después subimos al Restaurante donde hemos merendado esta tarde y pedimos algo para cenar.
A las 8 de la mañana nos ponemos en pie y nos vamos directamente a desayunar en un autorickshaw. Desayunamos en The Trio Restaurant, en el mismo centro de Jaisalmer y, sin duda, el más demandado por los turistas. Se encuentra fuera de las murallas. Tomamos dos desayunos continentales y nos sorprendió que ni las teteras, ni las tazas ni los cubiertos estaban sucios, algo difícil de conseguir en la India.
Después del desayuno nos dirigimos a la oficina de turismo a contratar la excursión a camello. El precio de la oficina de turismo son 300 R$ por persona (en el hotel nos intentaron cobrar 1200 R$ y en una agencia camellera 600 R$). La excursión comienza a las 15:00 horas saliendo del Trio Restaurant y finaliza a las 20.00 horas en el mismo lugar. Es pronto, de manera que nos introducimos en la ciudad amurallada y recorremos los principales miradores de la misma. Tiene buenas vistas del Desierto del Thar. Hay multitud de tiendas dentro de las murallas y aquí los vendedores son más agresivos que en otros lugares de la India a la hora de intentar vender.
Vamos al hotel a cambiarnos de ropa y a comer al Mid-Town Restaurant, el restaurante casero más bueno en el que hemos estado, pero con la misma higiene que los demás.
Una vez avituallados de mucha agua, sacamos dinero, nos conectamos a Internet y nos acercamos paseando al lugar de encuentro. Allí nos esperaba el jeep. Nosotros empezamos la intrusión en el desierto del Thar, en dirección hacia las dunas de Sam. El calor es asfixiante, hay que cubrirse la cabeza necesariamente. Nos vamos acercando a las dunas comprobando lo turísticamente explotado que está este lugar. Ya en las dunas hay muchísima gente que viene a ver el ocaso y esto ocurre todos los días. Es complicado tomar una foto en la que no salga gente. El sol empieza a esconderse y, a pesar de todo lo malo, el paisaje es bonito. Hay muchas gacelas y otros animales y el ocaso se hizo atractivo. Cuando el sol se escondió acudimos con nuestros camellos y nuestro camellero y regresamos hacia el jeep.
Fuimos a cenar de nuevo al Mid-Town, lugar donde comimos esta mañana.
Nos levantamos, nos duchamos y abandonamos rápidamente la habitación. A 100 metros de este hotel había otro en el cual pedimos una habitación hasta las 16:30 y sin regatear demasiado, le pagamos 100 R$. Su nombre es el Maru Hotel y, sin duda, posee el peor water de Escocia pero sin water, con agujero. El olor es horrendo por no decir nada del estado de la cama. Esto no llega a ser ni tercermundista. Dejamos las mochilas en lo alto (por si los animalitos) Y nos vamos a desayunar al Fort View Restaurant con excepcionales vistas de la ciudad amurallada y del Fuerte.
Nos tomamos la mañana relajadamente y nos dedicamos a hacer las últimas fotos, los últimos paseos y nos agenciamos con unos candados para poder atar las mochilas en el tren. Comemos en el mismo lugar y les encargamos algo de comida para llevar para la cena y el desayuno en el tren. El viaje hasta Agra va a ser largo. Regresamos a nuestro maravilloso hotel, no se ni como nos duchamos y abandonamos el hotel, cogiendo un autorickshaw por 30 R$ que nos deja directamente en la estación.
Allí nos esperaba nuestro tren, buscamos nuestro vagón y subimos. En este tren, desgraciadamente nos toca en literas separadas pero hablamos con un Sr. indio, le cambiamos la litera y lo arreglamos. En el tren no se duerme nada mal. Las camas son pequeñas, las sabanas limpias y el traqueteo invita a dormir.
Llegamos a la estación de Jaipur (de nuevo) y aquí hemos de cambiar de tren para coger otro que se dirige a Agra. Son las 4:47 ya del día siguiente y el tren hacia Agra sale a las 6:10. Hemos dormido más o menos bien pero nuestra alimentación no es buena y comemos y dormimos a deshora. Compramos una botella de agua y unas galletas y "desayunamos" esperando a que llegara nuestro tren tirados en el suelo y admirando la vida de andén e imaginando la rutina diaria de la cantidad de personas que pasan por ellas.
Llega nuestro tren y buscamos nuestro vagón y nuestras literas. Nos toca junto con una familia india, nunca con turistas. pedimos rápidamente sabanas nuevas y nos echamos a dormir después de atar las mochilas. Dormimos durante dos horas y media. El recorrido es de 4 horas de manera que, el resto del tiempo lo matamos hablando con nuestros compañeros de viaje y observando el paisaje a través de la ventanilla. Llegamos a la estación de Agra Fort y, aunque nuestro destino es Agra Cantt, decidimos bajar en esta estación ya que se encuentra a sólo 3 km del Taj-Mahal. Llegamos al Sheela Hotel, vemos las habitaciones y nos registramos. El hotel está a 10 ó 12 metros de la entrada Este del Taj-Mahal y posee un fantástico jardín en el cual no se oye ni un sólo ruido. La habitación nos cuesta 1.000 R$ por noche (14 €), algo más de lo que pensábamos gastar pero el lugar es excepcional.
Almorzamos en el hotel y decidimos visitar el Taj-Mahal al día siguiente para poderlo ver al amanecer. A continuación vamos a visitar el jardín que hay entre el Taj-Mahal, el Fuerte Rojo y el Río Yamuna. Este jardín no es turístico y tampoco es especialmente bonito pero nos llevó a un lugar que no esperábamos. Al llegar al Río Yamuna había un lugar donde se estaban realizando cremaciones, nos las encontramos de morros. Había como seis en activo y un par de cadáveres envueltos en sábanas a la espera. Fue muy muy impactante ya que no estábamos preparados para verlo. El Río Yamuna tiene una contaminación brutal y hay basura en todos los lados. Este río es uno de los afluentes del Río Ganges. Después de recorrer esta zona regresamos a la zona vieja a comer.
Comemos en un restaurante muy recomendado en la azotea. Desde la azotea podíamos vislumbrar el famoso Taj-Mahal. Cogemos un autorickshaw desde el hotel para llevarnos al mirador. El camino es increíble en cuanto al tráfico y el puente que cruza el río es increíble. Nunca he visto nada igual, tan caótico. Agra es una ciudad enorme, caótica con mucho tráfico...no es para nada bonita. El encanto en estos lugares te lo dan sus gentes. llegamos al mirador del Taj-Mahal. la primera impresión es buena y la vista del Taj es preciosa. lástima que el Río Yamuna se encuentre un poco vació, de lo contrario veríamos el Taj-Mahal reflejado en el agua. Le hacemos varias fotos conforme va cayendo el sol. Mañana lo podremos ver de cerca y por dentro.
Volvemos hacia el hotel en nuestro autorickshaw dejándonos en la puerta donde descansamos y cenamos.
Nos despiertan a las 5:00. Nos levantamos y sin desayunar nos dirigimos a comprar los tickets del Taj Mahal. Llegamos más o menos a tiempo ya que hay una pequeña cola que en minutos se vuelve enorme. Salimos de la oficina de los tickets y nos dirigimos a la larga cola de entrada Este del monumento. la cola es rápida y con registros estrictos a todo el mundo. Una vez dentro sólo hay que cruzar una de las tres simétricas puertas y ahí está. La visita dura unas dos horas; le hacemos fotos desde todos los lugares que se nos ocurren y luego lo visitamos por dentro. los grabados del monumento son increíbles.
Después de la visita acudimos al hotel donde desayunamos y descansamos durante un par de horitas. Más tarde comemos en el mismo hotel y contratamos un autorickshaw por un tiempo indefinido. La primera excursión la hacemos a la tumba de Itmad-ud-daulah, también llamada pequeño Taj-Mahal. La tumba está pegada también al río Yamuna. Hicimos una visita rápida y nos fuimos. Vista una tumba, vistas todas. Desde aquí se puede ver la miseria que se extiende en los aledaños del río. Posteriormente y viendo la vida que tiene el río, le decimos a nuestro chofer que nos deje en algún lugar donde podamos bajar al río y pasear un poco y nos llevó a un lugar increíble. Hay una especie de lavaderos en el interior del Río, multitud de personas lavando ropa y tendiéndola en árboles ó extendiéndola en el suelo para que se seque formando grandes estandartes. Hay multitud de bueyes con sus amos cruzando el río de una parte a otra.
Una vez finalizamos la excursión al río, nuestro chofer nos conduce de nuevo al mirador del Taj-Mahal, el mismo lugar que ayer pero antes de que llegue el ocaso donde tomamos las últimas fotos de la tumba. Finalmente le pedimos a nuestro chofer que nos acerque a un mercado, ya que nos encantan los mercados de frutas y verduras y como no, nos dejó en un increíble mercado con cero turistas y en el centro de un suburbio. Finalmente pedimos que nos lleven al hotel para descansar un ratito.
Nuestro tren sale a las 23:30 desde Agra Cantt de manera que tenemos tiempo para descansar, descargar fotos e irnos a cenar y a encargar algo de comida para llevar en el Yash-Café para el almuerzo en el tren. Nuestro tren con destino a Varanasi sale a las 23:30 y la estación se encuentra a 9 km de nuestro hotel. Una vez acabamos la cena en Yash-Café nos dirigimos a nuestra habitación a recoger nuestras mochilas. En la estación nos encontramos el mismo panorama de siempre. Subimos a nuestro vagón nos preparamos la cama y nos echamos a dormir. En 13 horas llegaremos a Varanasi.
Finalmente el tren llega a Varanasi (14 horas). Según bajamos del tren empieza el acoso. La guía explica que Agra y Varanasi son los lugares donde más se acosa a los turistas. Después de intentar marearnos de mil maneras, contratamos un autorickshaw por 50 R$, el cual nos acercó al Ganpati Guest House. Sólo les queda una habitación por 800 R$ (11 €) pero está genial y la situación es inmejorable. Nos alojamos y comemos en el hotel ya que nos sentimos deshidratados.
Al acabar de comer bajamos por fin a los Ghats, el hotel se encuentra en uno de ellos. Y por supuesto, lo primero que deseamos ver es el crematorio que quedaba a cuatro minutos andando. Llegamos enseguida al lugar e inevitablemente hacemos fotos (de lejos, eso si, sin faltar al respeto) y ocurre lo siguiente. Vienen dos mendas de unos cuarenta y cinco años y nos dicen que el crematorio no se puede fotografiar y ni siquiera se puede mirar. Nos hacen entender que lo que hemos hecho está prohibidísimo y que lo tenemos que pagar si ó si; según ellos eran policías y nos podían meter en la cárcel-nos dijeron mientras nos enseñaban los puños cerrados. La verdad es que durante treinta segundos nos asustaron y nos lo creímos por sólo durante treinta segundos. En cuanto les dijimos que teníamos un amigo indio en el hotel y que íbamos inmediatamente hacia allí a llamar a la policía, que nosotros no nos íbamos con nadie, se hicieron los locos y se largaron pero si cuela, cuela. Parece ser que este truco lo utilizan con los extranjeros para sacarles miles de rupias, amenazando con meterles en la cárcel. Si cuela, pues ellos ganan mucho dinero para como es la vida en la India.
Nos relajamos y alquilamos un barquito para ver los Ghats y el espectáculo espiritual nocturno; y el crematorio claro. La barquita nos cuesta 70 R$ la hora (1 €) pero sin duda, es la mejor manera de recorrer los Ghats. Desde aquí la vistas son tremendas y todo lo que estamos viendo, ocurre todos los días y todas las noches. A las 19:00 se hacen pujas todos los días en los Ghats principales. La gente se baña en el río y se lava la ropa. El agua del Ganges a su paso por Varanasi es agua séptica. Se lavan lo dientes, la beben, la remueven...es agua sagrada para los hindúes. Cuando se bañan y realizan todo esto, se sienten purificados y esto se ve reflejado en su cara. Seguimos navegando por los Ghaats observando la rutinaria parafernalia diaria que se origina en ellos. Es un lugar Increíble que estamos deseando ver de día. Al acabar el recorrido en la barquita paseamos por los Ghats en dirección al hotel donde cenaremos en la azotea del mismo. Tenemos espectaculares vista a los Ghats desde el restaurante.
Nos despertamos a las 7:00, nos duchamos y desayunamos en la azotea del hotel. El relajante desayuno y la excelente comida nos deja más que mejor para comenzar el día en Benarés. El check-out en la habitación es a las 10:00 de la mañana de manera que dejamos las mochilas en recepción donde nos las guardan durante todo el día.
Por fin bajamos a los Ghats. Todo se ve mucho mejor por el día. Mientras paseamos hacemos algunas fotos a la gente. No les importa para nada; unos sonríen, otros te piden dinero, otros te ponen posturas...Recorremos los Ghats de arriba a abajo y alquilamos una barquita. Hacer el recorrido en barca a primera hora de la mañana es fantástico. La luz es preciosa y muchísima gente baja al río a bañarse, sentirse purificado, lavar la ropa, rezar...y el crematorio continúa las 24 horas del día. Hay numerosos templos, algunos muy viejos e importantes. Muchos de ellos se encuentran en los Ghats y la mayoría se pueden ver desde el río. A pesar de lo impresionante de todo es una ciudad muy decadente. Pedimos al barquero que nos deje en la orilla finalizando nuestro recorrido en barquita. Es increíble poder pasear en barca en este lugar.
Paseamos por los Ghats de nuevo admirando el espectáculo de nuevo y comenzamos a adentrarnos en las callejuelas de la zona vieja. Aquí no pueden entrar los autorickshaw (no caben) de manera que es un lugar tranquilo al igual que los Ghats. Las callejuelas están abarrotadas de puestos de ropa, pendientes, collares y pulseras, comida, etc...y la higiene por supuesto, brilla por su ausencia. Descubrimos que los autorickshaw pueden llegar hasta muy cerca de los Ghats y del hotel. Esto quiere decir que ayer nos marearon muchísimo para intentar llevarnos a otro hotel ó para pedirnos una buena propina que no se llevaron.
Es hora de comer de manera que buscamos el Brown Bread Bakery, restaurante alemán que sirve casi de todo. Allí tomamos la mejor comida (hasta el día de hoy) sin duda de toda la India. Es un lugar con colchones, cojines, mesas bajas y balcones, a la vez que algo alejado de los ruidos y de la música de los Ghats. Descansamos un buen rato mientras nos sacan la comida que tarda una hora aproximadamente. El olor que sale de la cocina es un olor fuerte y nada agradable y el lugar no está muy limpio. Realmente es siempre así vayas donde vayas, aunque esta vez la comida resulta verdaderamente exquisita.
Cuando acabamos de comer y descansar bajamos a pasear un rato por las callejuelas y los Ghats de nuevo hasta llegar al hotel donde nos aguardaban las mochilas. En el hotel nos prestan un par de toallas para ducharnos. Pagamos la ropa que les dejamos para que nos lavaran (7 prendas de ropa 100 R$) y acudimos a coger nuestro último tren en el norte de la India hacia la capital, Nueva Delhi. Conseguimos un autorickshaw para que nos llevara a la estación por 80 R$ y nos llevó directamente a la estación, no sin antes tener que sobornar a la policía por parte del conductor para que le dejara pasar por una calle. Llegamos a la estación y nuestro tren sale del anden nº 1 y nada más llegar se va la luz en toda la estación. Andamos como 300 metros totalmente a oscuras para alcanzar nuestro vagón con las mochilas, esquivando a la gente que hay sentada y tumbada en el suelo y empujándonos con las mochilas con todos los demás. Por fin llegamos al vagón que nos corresponde de nuestro largo tren y subimos abandonando el ruido, la locura y el kaos de la estación. Nos acomodamos en las camas y nos relajamos un poco. Compramos una súper cena a base de galletas, dulces y papas y nos dormimos.
Nos despertamos una horita antes de llegar a la estación de Nueva Delhi. Desayunamos las galletas que nos sobraron de la cena y enseguida llegamos a la estación de Nueva Delhi. Es una estación enorme con muchos andenes y, por supuesto, con mucha gente, tanto circulando por la estación como tirada en el suelo, durmiendo, etc...
Conforme sales de la estación justo enfrente se encuentra Main Bazar, hogar de todos los mochileros que pasan por Delhi y plagado de tiendas de todo tipo. Además los hoteles de la zona, llamada Paharganj, dejan mucho que desear, pero es una de las mejores para visitar la ciudad. Nos dirigimos Main Bazar abajo y, después de visitar algunas horrendas pensiones (pero horrendas de verdad), nos dirigimos a un hotel que nos habían recomendado, el Vivek Hotel, con habitaciones de varios precios y con restaurante en la azotea, el Sam's Café. Nos quedamos con una habitación de 750 R$ la noche (unos 11€) con ventana al exterior y no llegando a la categoría de decente. Almorzamos en el SamŽs Café mientras nos preparan la habitación y posteriormente descansamos durante más de una hora en la habitación para bajarnos a comer al restaurante de abajo del hotel, el Restaurante Ajanta.
Después de comer algo, recorremos andando el barrio de Paharjang y cogemos un autorickshaw para que nos lleve al Zoo. Pasamos por la zona más nueva, Conaught Place, la entrada a la Nueva Delhi. Aquí se pueden ver multitud de bancos y grandes hoteles. Esta parte sigue siendo horrible y la contaminación comprobamos que es generalizada en toda la ciudad. Llegamos al Zoo donde pensamos que pasaríamos alguna hora paseando con tranquilidad viendo animales; pero no sabemos si por ser Domingo ó por que en la India hay demasiada gente que esto no se dio. La entrada cuesta 50 R$ para extranjeros y entramos en el interior. Es un Zoo bastante grande y se necesitan unas tres horas para recorrerlo totalmente. Lo que encontramos dentro no era lo que buscábamos. Las instalaciones del Zoo no están mal, pero hay animales que no están nada bien cuidados ó instalados y, lo peor de todo es el escándalo que hay debido a la cantidad de niños gritando que hay molestando a los animales y, de paso, a nosotros.
Regresamos hacia la zona de Paharjang visitamos alguna tienda interesante y subimos a descansar al hotel. Bajamos a cenar al restaurante del Hotel Shelton. En este restaurante cenamos como Rajás todo buenísimo. Después de la cena recorrimos Main Bazar por la noche. Es todo muy muy barato, pero no hay que dejarse engañar.
Segundo día en Delhi y, bajo nuestro punto de vista, deberíamos haberlo aprovechado en otro lugar. Desayunamos en un restaurante que se encuentra justo a los pies de nuestro hotel, el mismo donde comimos ayer.
Cogemos un autorickshaw en Main Bazar para que nos lleve directamente a Chandni Chowk, centro de la vieja Delhi, y que nos deja al principio de la calle, justo en la entrada al Fuerte Rojo que, hoy lunes está cerrado. Caminamos un rato calle abajo.
La zona es una locura; hay mercados cubiertos, mercados descubiertos, muchísima gente en los mercados, color, tráfico, contaminación, etc. Además de los mercados y puestos callejeros, esta zona tiene un par de interesantes mezquitas, las cuales no visitamos. No estuvimos demasiado rato en esta zona, ya que queríamos estar tranquilos.
Al finalizar la visita regresamos a la zona del hotel y dedicamos el día a descansar y hacer alguna pequeña compra. Comemos de nuevo en el restaurante del Hotel Shelton, sin duda el mejor. Cambiamos dinero con una buena comisión, compramos unos pañuelos de seda y alguna otra casilla, nos conectamos a Internet y cenamos en Metrópolis Restaurant and Bar, el más pijo, caro y no el mejor. Pagamos por la cena el doble que en el resto de restaurantes, pero con cervezas, el único restaurante de la zona donde la venden.
Nos levantamos y desayunamos en el mismo hotel y al finalizar, nos subimos al taxi que nos llevará al aeropuerto (250 R$). El recorrido es de unos 25 km. y tardamos una hora en completarlo. Hay muchísimo tráfico y lo que vemos durante este recorrido es que Delhi es otra ciudad súper decadente (otra más), lo que venimos viendo durante nuestro recorrido por el Norte de la India. Llegamos al moderno aeropuerto de Delhi y también caro pero tiene una ventaja: tenemos Internet totalmente gratis.
Durante las tres horas y media de vuelo aprovechamos para leer, escribir y descansar. La compañía aérea está muy bien, es de bajo coste, pero aquí te dan comida, aunque sea prácticamente incomestible. Faltando veinte minutos para aterrizar, comenzamos a descubrir por que a Kerala le llaman la tierra de Dios. Conforme el avión va descendiendo vamos observando la extensión selvática que nos rodea, plena de plataneras, cocoteros y demás árboles tropicales que no conocemos, además de montones de brazos de agua que se internan en esta jungla convirtiéndolo en una verdadera maravilla a tener en cuenta. El avión aterriza y nada más bajar de él, un golpe de humedad nos pega en toda la cara.
Buscamos la oficina de taxis de prepago y después de ver los precios y compararlos, decidimos acertadamente que nos llevaran directamente a Allapey. Nos cuesta 1.380 R$ por un recorrido de más de 100 km. y una duración de más de dos horas y en un todo terreno.Durante la mitad del recorrido pudimos disfrutar del camino, los backwater se empiezan a ver nada más salir del aeropuerto y esto es precioso, exceptuando el paso por las grandes urbes. Está todo plagado de bananeras y cocoteros y cruzamos brazos de mar constantemente. Los hombres visten con falda y también observamos que aquí en Kerala la gente no vive mal. La segunda parte del recorrido la hacemos de noche y no vemos el paisaje. Llegamos a Allapey y el conductor nos deja en la puerta del alojamiento que le pedimos.
El alojamiento es fantástico y los chicos jóvenes que lo regentan también. Enseguida nos transmiten la tranquilidad con la que viven y nos enseñan la habitación y el hotel. Es una casa rural con patio interior central y todo todo muy rústico y bonito. Totalmente rehabilitada. La habitación nos cuesta 500 R$ (7,20 €) y está genial. Acudimos a cenar a un restaurante llamado Mushroom, medio occidental y medio indio. Mientras cenamos, estudiamos las diferentes opciones que tenemos para visitar las backwaters en el barco incluyendo en el estudio cuales son las zonas más bonitas para visitarlo.
Cuando volvemos al hotel nos duchamos y salimos al jardincito del patio interior para decidir tranquilamente. Por 10R$ hay un recorrido muy interesante que va desde Allapey hasta Kollan y tiene varios horarios de salida. El barco es como un autobús de línea que va parando mientras sube y baja más gente. Según la guía, en una excursión de 36 horas no vas a ver más de lo que se ve en este recorrido. Lo interesante en este caso es que los barcos pasen por los brazos de mar cuanto más estrechos mejor y, este recorrido, cumple de sobra con las expectativas necesarias para poder ver las backwaters en su máximo esplendor. Haremos este recorrido sin duda.
Nos despertamos en nuestra casa rural. Es un lugar muy tranquilo, apacible y acogedor. Lo primero que buscamos es un sitio para desayunar de manera que nos vestimos y comenzamos a caminar por el pueblo. Allapey es un pueblo lleno de canales al más puro estilo Venecia o Ámsterdam. Es bonito. Durante el paseo nos vamos dando cuenta de que esta zona es muy diferente a cualquier zona del norte. Recorremos una parte del pueblo donde la gente vive en casas adosadas, muy cutres pero encantadoras, para al final coger un autorickshaw que nos acerque al centro hasta dejarnos en el Indian Koffe, café indio donde todo lo que tomamos buenísimo a un precio de risa.
Después de desayunar caminamos por el centro hasta llegar al embarcadero donde nos informamos de los horarios de salida hacia Kottayam. Decidimos coger el barquito para hacer el recorrido por las backwaters a la 11:30, de manera que nos acercamos al hotel, nos cambiamos y nos acercamos paseando a la playa que queda a unos 10 minutos del hotel. De camino hacemos varias fotos a los canales y observamos la rutina diaria de los habitantes del pueblo. Después nos duchamos, hacemos las mochilas y el check-out y con un autorickshaw nos acercamos hasta el embarcadero. Compramos algo de comida india para el camino (dos horas y media) y subimos al barco.
El barco arranca y empezamos a avanzar por el estrecho canal hasta que salimos del poblado y el canal se hace bastante más grande. Aquí se encuentran todos los barcos turísticos que realizan los tours por las backwaters y todo alrededor ya es selva, cocoteros, bananeras a miles. Poco a poco nos vamos adentrando en los backwaters y los canales se van haciendo verdaderamente estrechos. Los canales se van sucediendo, unos más anchos y otros más estrechos. Hay multitud de aves, es un lugar genial para observarlas. Durante el recorrido la gente va subiendo y bajando es como un autobús de línea. El paisaje es precioso y también observamos la manera de vivir de la gente que vive a orillas de estos fantásticos brazos de mar.
Después de dos horas y media espectaculares llegamos a Kottayam, una ciudad de 175.000 habitantes que no tiene nada especial a excepción de un mercado, el cual ni siquiera visitamos. Compramos algo de comida para llevar y cogemos un autobús en dirección Varkala. Después de un par de horas de admirar el paisaje llegamos a Kollam, a 35 km de Varkala, nuestro destino. En la estación de Kollam había que coger un autobús hacia Kallambalam (30 km y 0,20 €) y esto es lo que hicimos después de tomarnos unos zumos naturales en la misma estación. Este recorrido hasta Kallambalam duró sólo 35 minutos. Aquí cogemos un autorickshaw que nos conduce directamente a Varkala.
El conductor nos deja en la puerta del hotel Ruby Bleu House recomendado por la guía. Pagamos 350 R$ por noche (5 €) y bajamos a cenar al acantilado donde se encuentran los restaurantes, tiendas y negocios. Nada más bajar ya te están ofreciendo pescado, parece ser que es el principal negocio de los restaurantes además de la venta ilegal de alcohol. Cenamos en Kerala Coffe House. Después de una ligera, sabrosa y barata cena acudimos al hotel a descansar y dormir.
Nos despertamos pronto y acudimos a desayunar al primer restaurante del acantilado. Tenemos delante un largo acantilado de unos 30 ó 40 metros de altura y diversas escaleras a lo largo de él para bajar hasta la playa. Es precioso. Los cocoteros invaden la playa a lo lejos donde acaba el acantilado y al agua, aunque limpia, se le ve muy movida con grandes olas.
El desayuno es bueno; tienen zumos naturales, bollos de chocolate, té, café y todo lo que quieras para comer. Hoy hace sol y empieza a hacer mucho calor de manera que, al finalizar el desayuno, paseamos tranquilamente por Verkala Beach hacia la otra punta del acantilado observando las pequeñas playas que se forman a lo largo del mismo, así como los restaurantes y pequeñas tiendas que hay justo al otro lado, hasta llegar a la playa negra. Es muy muy bonito. Continuamos paseando más allá de la playa negra. Las palmeras se extienden por todos lados y si te alejas un poco de la orilla parece que estés penetrando en la jungla.
Regresamos hasta el hotel donde nos ponemos el bañador y bajamos al acantilado a bañarnos en la playa y tomar el sol. Conforme llegas abajo se observa que hay gente, pero poca. Aquí el oleaje y la corrientes son muy peligrosas. Entramos en el agua con mucha prudencia e hicimos muy bien. No es la mejor playa para bañarse.
Al finalizar los baños de agua y de sol nos vamos a comer a un restaurante llamado Rock and Roll donde ponen a Bob Marley una y otra vez. La comida tardó más de una hora mientras a nosotros se nos iba cada vez más el hambre, pero la comida estaba buena. Después de comer decidimos probar los masajes ayuvédicos, muy recomendados en toda la India. Acudimos a Ayurveda Panchakarma, lugar muy recomendado por la guía. Por 500 R$ te dan un masaje de una hora, hombres con hombres y mujeres con mujeres. El masaje consiste en que te untan de pelo a pies de aceite y te masajean todo el cuerpo durante una hora. Y todo el cuerpo quiere decir absolutamente todo. El masaje deja mucho que desear. Lo único especial es que te cubren de aceite todo el cuerpo, pero lo importante en un masaje son las manos de quien te hace el masaje. No tuvimos suerte en esta ocasión. Al acabar el masaje nos duchamos para quitarnos el aceite en el mismo lugar, pero el aceite del pelo no se va así como así.
En el hotel nos volvimos a duchar y conseguimos quitarnos totalmente el aceite. Nos cambiamos y limpios y brillantes bajamos a conectarnos a Internet, pasear y cenar.
Nos levantamos a las 9:00 de la mañana. Ha estado lloviendo toda la noche y continúa lloviendo ahora, aunque un poco menos. Son los últimos coletazos del monzón indio del sur, son en esta época. Desayunamos tranquilamente para darnos otro paseo por los acantilados y más allá. Es un sitio muy muy tranquilo, únicamente para descansar, comer y bañarte en la playa mientras tomas el sol.
Después de pasear, comemos, descansamos un rato en la cama y nos conectamos a Internet. Después de cenar nos pedimos unos cockteles que preparaban en el mismo restaurante a 80 R$ (1,20 €). Los hacían con cualquier bebida, whisky, ron, vodka...pero están malísimos. El alcohol en la India no merece la pena.
Esta lloviendo. No ha parado en toda la noche ni tiene intención ninguna de parar. Hoy nos levantamos sobre las 12:00 y nos vamos a desayunar. Es una pena haber coincidido con el monzón. La gente baja al acantilado hasta llegar a la playa y se bañan a pesar de la lluvia. El agua está muy movida, realmente no merece la pena, puede ser muy peligroso. Desayunamos en el restaurante de todas las mañanas y cogemos un autorickshaw que nos lleva a la estación de tren. Queremos ver las opciones que tenemos para subir a Kumily.
Lamentablemente, la única opción es subir a Kottayam o Allepey en tren a las 13:30 (tres horas de tren) y luego habría que coger un autobús hasta Kumily (mínimo de tres horas). De manera que optamos por la opción más rápida y más cara. Volvemos a Varkala Beach y reservamos el taxi que nos lleve directamente a Kumily (2.800 R$, unos 40 €). Saldremos a las 07:00 de la mañana y teóricamente tardaremos 4 horas en llegar. Solucionado el tema, tenemos todo el día de hoy para disfrutarlo.
Acudimos a Kerala Coffee House donde comemos y nos vamos a descansar a la habitación. Ésta va a ser la cuarta noche que dormiremos en esta habitación y cada día la soportamos menos. Hay una humedad increíble en ella y los colchones parecen estar mojados.Después de dormir un poco paseamos de nuevo por las tiendas del acantilado, nos conectamos a Internet y nos vamos a cenar. Pedimos unos callamari mallabari, plato que nos llamó la atención por el nombre y que estaba riquísimo. Todavía llueve, no ha parado prácticamente en tres días pero la disfrutamos esta vez mirándola mientras cenábamos tranquilamente.
A las 07:00 de la mañana en punto tenemos el taxi en la puerta. Inmediatamente empezamos el caminito hacia Kumily. El taxi es un Ambassador muy muy viejo; tendrá entre 35 y 50 años, es blanco igual que todos y tiene un motor 1500 Diesel al que le queda bien poquito para morir. El paisaje de Kerala es precioso allá por donde pases, es todo muy bonito.
Sobre las 9:00 hicimos una parada para desayunar en una población llamada Kottarakara, donde degustamos algo de comida india picante no muy buena. Empezamos con el caminito de montaña y el paisaje se empieza a convertir en algo espectacular y, poco a poco, van apareciendo las plantaciones de té. Hicimos varias paradas para observar las maravillosas plantaciones que se extendían allá donde miraras. Tenemos la ocasión también de ver unas bonitas cataratas. Pero el conductor nos rompe un poco la armonía y se empieza a poner pesado con los hoteles en Kumily durante el camino, nos hace la pelota..y nos intenta convencer alojarnos en un hotel de un amigo suyo que le dará comisión.
Después de 7 horas y 200 km llegamos a Kumily, pueblo no muy grande y con poco atractivo pero a 3 km de la reserva natural de Periyar. El viaje fue muy pesado, tres horas más de lo previsto y, por supuesto, el chófer nos pidió más dinero. Le pagamos lo acordado, ni una rupia más. Nos deja justo en la puerta del hotel que le pedimos, el Coffee Inn, de lo mejorcito que se puede encontrar por aquí y nos dan, sin duda, la mejor habitación que hemos tenido hasta ahora por 690 R$ (casi 10 €) con sábanas, toallas, papel higiénico y hasta jabón. Y además tenemos una terracita con vistas al lago Periyar y al parque natural. Todo muy rústico, como una casa rural y hasta con un poco de clase y estilo.
Pero no deja de llover. Lleva tres días lloviendo casi sin parar, es increíble. Así está todo tan verde y tan bonito. Después de comer algo en el hotel y descansar, cogemos un autorickshaw que nos lleve al centro del pueblo. Visitamos el pueblo lloviendo, pero con un paraguas que nos compramos, sacamos dinero y conseguimos información tanto sobre la reserva natural de Periyar. No estamos de suerte. En esta reserva natural hace algunos meses se hundió un barco lleno de turistas (la mayoría indios) y perecieron casi 50 personas. A causa de esto, no salen barquitos por el lago y ésta es la mejor y casi única manera de ver algún animal en libertad. La otra opción es hacer un trekking de tres horas, pero cuando llueve todo el parque queda infestado de sanguijuelas. También nos informamos de la excursión en elefante.
Después nos fuimos a cenar a un restaurante muy recomendado por la guía, el Chrissie's Café, lugar que nos decepcionó bastante ya que las expectativas eran muy altas en este lugar. Con un autorickshaw regresamos al hotel a aprovechar la habitación. Es lo único que se puede disfrutar ahora mismo en este lugar.
Llueve sin parar, a ratos más y a ratos llueve menos. Bajamos a desayunar a la cafetería del hotel para pensar que vamos a hacer e ingerimos la incomestible comida que nos sirven. Muy malo el restaurante del hotel. Decidimos ir a montar en elefante y así vemos como va evolucionando el día.
De manera que cogemos un autorickshaw que nos lleva directamente al lugar donde se encuentran los elefantes de la agencia Green Valley. Llegamos al lugar y ahí está nuestro elefante, comiendo y jugando con su cuidador. El cuidador le pide que se acerque a la plataforma desde donde montaremos y lo hace a la primera. Subimos con algo de miedo y empezamos el recorrido. Se pone a llover muchísimo y el elefante nos deja en el lugar de partida.
Regresamos al hotel y tomamos la acertada decisión de irnos de Kumily; ahora tenemos que averiguar como. Abandonamos el hotel y nos dirigimos a la estación. Queremos dirigirnos hacia Fort Kochi. Para ello tenemos que coger un autobús que dicen que dura 6 horas y parte de la estación a las 12:30; así que decidimos comer ó medio comer en un restaurante que hay al lado, nada turístico y horroroso.
Nos subimos al autobús a las 12:10, ya que en un recorrido tan largo es superimportante viajar sentado y así lo conseguimos. Vamos cuesta abajo, desde la montaña hasta el mar. El conductor conduce de una manera suicida. En las bajadas acelera aunque venga una curva y, cuando entra en la curva, el autobús (desde dentro) parece que gire sobre si mismo en un eje central imaginario a una velocidad de vértigo, dejando a la mejor montaña rusa en una diversión para adolescentes primerizos. Menudo viaje. Gracias a Dios el paisaje es increíble más bonito incluso que el que vimos a la ida.
Llegamos a Ernakulam tras 7 horas y media de viaje. El autobús sólo nos cuesta 107 R$. En Ernakulam cogemos un autorickshaw que nos lleva directamente a Fort Kochi mientras empieza a llover fuertemente de nuevo. Después de 30 km de recorrido, mojándonos dentro del autorickshaw, llegamos al Elite Hotel, donde nos alojaremos sólo durante la primera noche ya que deja bastante que desear a pesar de ser barato. Pero antes cenaremos en el restaurante que hay al final de Princess Street, donde la comida está increíble. Al menos tenemos tele. La cama está bien, no tiene chinches pero la habitación es fea, carcomida, ... sin comentarios. Pagamos 400 R$ por la habitación (menos de 6 €). Mañana cambiaremos de hotel. Hoy toca descansar.
Desayunamos en la cafetería del hotel y acudimos a buscar otro alojamiento. Hay de todo pero sobre todo los hay peores y más baratos (hasta 200 R$ por noche nos han llegado a pedir por una habitación doble, ni 3 €). Finalmente encontramos uno en el que cuando estás dentro de la habitación te sientes un poquito mejor. Pagamos 500 R$ por noche. De manera que volevemos al hotel de la pasada noche, hacemos el check-out y llevamos nuestras pertenencias a nuestro nuevo alojamiento, el Santa Cruz Tourist Home.
Comenzamos a visitar Fort Kochi, un encantador pueblecito muy tranquilo y donde la gente vive sin stress. Se puede caminar por el paseo, contemplar las gigantescas redes de pescadores mientras estos trabajan o preparan su faena. Hay un par de puestos donde venden todo tipo de pescado y marisco fresquísimo. Cerca de allí hay varios chiringuitos en los cuales te cocinan el kilo de pescado al módico precio de 50 R$ regateando.
Cuando nos recorremos el paseo nos acercamos a los puestos de pescado a tantear el precio de los distintos frutos del mar y nos compramos dos pescados y medio kilo de gamba rayada por 350 R$ más 60 R$ por cocinarlo todo. Con esto y un arroz con vegetales en el chiringuito comemos muy muy bien mientras comienza a llover fuertemente. Nos escondemos debajo de una sombrilla mientras terminamos de comer. Al acabar de comer nos acercamos hotel donde descansamos un poco y buscamos un sitio en la guía para tomar el té. Encontramos un sitio perfecto para tomarnos un té y degustar algunos impresionantes dulces como uno llamado "muerte de chocolate". Además está cerca del hotel. Es un lugar bien ambientado y con teteras de todas las épocas ubicadas en todo el local.
Para cenar elegimos el mismo restaurante que la noche anterior, pero nos damos un pequeño homenaje. Comemos calamares, un pescado de más de 1 kg, y otro kilo de enormes gambas tigre que tienen una pinta increíble, pero el mediterráneo es mejor mar. La mariscada nos cuesta 1.200 R$ (menos de 8 € por cabeza). Además el restaurante está bastante pegadito al mar y cocinan el pescado y el marisco delante de los clientes en una especie de estufa de leña que hay en el exterior del restaurante, junto a la terraza. La preparación es exquisita y no le ponen picante ni asquerosas especias. Un poco de pimentón, sal y limón como mucho.
Después de cenar tuvimos la oportunidad de darnos un paseo nocturno e ir a parar a una especie de hotel-restaurante muy moderno en el cual pudimos tomar un heladito de postre y un té para bajar un poco la cena.
Fort Cochin es un gran lugar para descansar unos días. La temperatura es buena, el pueblo bonito, la gente amable y tranquila; los restaurantes son fabulosos y puedes comer prácticamente de lo que deseas a precios de risa. Además tiene un par de islas interesantes muy cerca que se pueden visitar en cortos trayectos en barco. Pero sobre todo es un lugar para descansar y disfrutar de todo lo descrito.
Acudimos al Elite Hotel ya que es el único que abre pronto, sobre las 8:30 ó 9 de la mañana. Éste es el lugar de encuentro de la mayoría de los mochileros y viajeros que pasan por el pueblo. El café no está bueno, pero tienen bollos de todo tipo, algunos de chocolate.
Con el paraguas en la mano nos introducimos en Fort Cochin y empezamos a recorrer los principales monumentos del pueblo: la Iglesia de San Francisco, la Basílica de la Cruz, etc. Comemos en el Oy's Café Restaurant Home Stay y volvemos a hacer la sobremesa en nuestro querido Teapot, un paraíso para nosotros aquí en India. Cuando fuimos a salir, caían pozales de agua del cielo sin parar, la calle estaba inundada y no tenía intención de parar. Menudo monzón.
A la hora y media y desde el hotel vemos que milagrosamente deja de llover totalmente y vemos el momento de acudir a la costa y a las redes a tomar unas fotos del ocaso y de los pescadores, pero hoy no hay ocaso por culpa de las nubes. El paseo no nos lo va a quitar nadie y aprovechamos para llegar al final de cada uno de los brazos que se internan en el mar. Es una bonita estampa, con islas en frente y allá al final, se puede ver la moderna ciudad de Ernakulam.
Paseando y tiendeando, encontramos un restaurante de comida mediterránea (de los de verdad) donde pudimos degustar, entre otros, unos spaghetti frutti di mare que estaban superiores. Hoy por la noche ha sido el día que mejor hemos cenado; además por 600 R$ (8,50 €). Lástima que no tengan cerveza. Nos damos un paseo después de cenar y parece que va a dejar de llover.
Nos levantamos prontito y no se observa ni una sola nube en el cielo. Hace un sol radiante. Desayunamos en el Elite Hotel.
De momento nos acercaremos a la isla de Vypen. Para ello hay que ir al embarcadero y pagar 2 R$ (3 céntimos de euro) por el trayecto en barco. Son unos 300 metros y tarda unos 5 minutos en cruzar. Llegamos a la isla de Vypen en un periquete y nada más salir del embarcadero, hay una parada de autobús con un autobús vacío que pasa por la playa de Cherai en un recorrido de 45 minutos y 30 km. Toca ir como latas de sardinas y hoy hace muchísimo calor. El paisaje es precioso, aquí también hay backwater sucediéndose a lo largo de toda la isla. Llegamos a la parada de Cherai y caminamos unos 2 km para llegar hasta la playa de Cherai mientras se siguen cruzando las backwater. Precioso pero no apto para el baño. Hay millones de plantitas acuáticas por todos los lados y el agua no es transparente. La playa apenas tiene trozos de arena y tampoco es ideal para el baño, pero es bonito. El día es fabuloso. Demasiado calor y humedad pero no nos podemos quejar ya que llevamos días con el agua hasta el cuello.
Después de verlo todo volvemos a Fort Cochín, pero esta vez cogemos un autorickshaw para que nos lleve al embarcadero. Por suerte, coge otro camino que es más interesante que el de ida, ya que se ven numerosas backwaters a lo largo de todo el recorrido y no vive nadie en los alrededores. Pagamos 220 R$ por un precioso recorrido de unos 30 km. Una vez en el embarcadero pagamos los tickets de vuelta (2 R$) y volvemos a la isla de Fort Cochín. Sigue haciendo muy buen día y mucho mucho sol, hoy hemos tenido suerte.
Paseamos por los numerosos puestos callejeros y los que hay cerca en la orilla, donde están las redes de los pescadores y nos acercamos a comer al mismo lugar donde cenamos ayer noche, el cual también tiene hotel. Todo buenísimo como anoche, pero hoy algo picaba. Por supuesto, después de comer nos acercamos al Teapot y disfrutamos de una (otra) fantástica sobremesa. Y después, aprovechando el día y sin perder un minuto, nos acercamos al barrio judío, donde podemos encontrar su mercado, con multitud de puestos de frutas y verduras y varias calles muy cucas donde se pueden realizar multitud de compras de productos de artesanía y otros artículos bastante más comunes. Pateado el barrio judío volvemos a Princess Street, nos tomamos un té y acudimos, hoy sí, a poder tomar las esperadas instantáneas de las redes, los pescadores y el ocaso, todo al unísono.
Nos vamos a darnos nuestra ultima cena en Fort Cochín, al restaurante del final de la calle Prinscess Street. Nos acostamos pronto.
Nos despiertan a las 2:30 en punto y el taxi espera en la puerta del hotel. Ya con las mochilas preparadas bajamos y montamos en el taxi. El recorrido en taxi hasta el aeropuerto es de 93 km, una hora aproximadamente, por 700 R$. No hay coches en la carretera y escuchamos relajadamente la música que nos pone nuestro taxista mientras llegamos al despoblado aeropuerto de Fort Cochín sobre las 03:30. A la entrada nos espera la policía para pedirnos el papel impreso por Internet y, cuando lo observa detenidamente, no nos deja pasar. ¿Por qué? El avión despega a las 05:30 PM, es decir a las 17:30. Casi se nos viene el mundo encima. Faltan 14 horas para que despegue nuestro avión.
Lo más inteligente que se nos ocurre es buscar un hotel cerca del aeropuerto. Tenemos 2 hoteles a 1 km del aeropuerto y uno de ellos, el Excellency, sólo cuesta 450 R$ por noche y nos lo dejan hasta las 15:00 de la tarde. El hotel está bastante bien; la habitación, el aseo y la cama. Directamente nos tiramos a dormir y no nos despertamos hasta las 11:00 de la mañana. Es una lástima ya que podríamos haber aprovechado 3 ó 4 horas más en Fort Cochín y de esta manera, no nos queda otra que hacer tiempo hasta que salga el vuelo. Nos conectamos a Internet en el lujoso hotel del costado, el Lotus 8, donde también comemos tranquilamente. Al acabar de comer nos acercamos a nuestro hotel donde hacemos el Check-out y nos acercan gratuitamente al aeropuerto a las 15:30.
Una vez pasado el control policial inicial, facturamos y nos sacamos las tarjetas de embarque. El aeropuerto de Fort Cochín es pequeño, sólo tiene dos puertas de embarque pero los hay mucho peores. Además tiene unos grandes butacones cómodos para poder esperar. El avión despega con 30 minutos de retraso.
Llegamos de nuevo a Mumbai por segunda vez. Contratamos un taxi por 400 R$. Nos deja detrás de Taj-Mahal Hotel. La oferta que hay en Mumbai con respecto a los hoteles es poco mejor o peor que la de Nueva Delhi. Aquí incluso son un poco más caros. Comenzamos visitando cinco ó seis hoteles económicos y son algo increíbles. Esos pasillos, esas escaleras, esos colchones llenos de chinches, los cuartos de baño, todo muy muy lúgubre. Nos enseñaron una habitación con todos los cristales de las ventanas rotos y una televisión que había explotado, seguía en la habitación y no tenían intención de retirar. Acabamos en el Cowie's Hotel, junto al Bentley's Hotel. Nos costó 2.200 R$ por una noche con el desayuno incluido (31 €), pero reservamos en el Bentley's Hotel para las dos próximas noches, el hotel donde nos alojamos los primeros días en Mumbai. Sin duda es la mejor opción a pesar de que las camas tienen chinches. La habitación del Cowie's es grande y lúgubre y la cama está bien, pero no deja de ser una habitación de Mumbai en el barrio de Colaba.
Por fin alojados bajamos a cenar a Leopold Cafe, restaurante que sufrió los atentados terroristas de noviembre de 2008, reflejándolo así los disparos que hay por todo el local (incluso ventanas) y el estricto control policial que hay a la entrada del restaurante y en otros de la zona, además de determinadas tiendas. Cansadísimos después de cenar, acudimos al hotel a preparar los últimos días en Mumbai y en la India.
Hoy nos vamos de excursión. Desayunamos en nuestro hotel aprovechando que el desayuno está incluido para, posteriormente, cambiamos al Bentley's Hotel, a veinte metros de distancia. Una vez hecha la gestión, acomodar las mochilas, etc... cogemos un taxi hasta la estación de trenes de Churchgate y aquí adquirimos un billete de tren de ida y vuelta que nos llevará hasta la otra punta de Mumbai.
Este tren es un tren de cercanías que recorre la ciudad de sur a norte y viceversa. El recorrido es de una hora, en el cual se aprenden muchas cosas de Mumbai. La gente se sube y se baja del tren cuando éste no se ha detenido todavía; los jóvenes corren por las vías y saltan las vallas hasta colarse en el vagón trepando ó escalando; las puertas de los vagones no se cierran nunca y la gente viaja asomada en todas las puertas de todos los vagones. Durante el largo recorrido de 34 km e incesantes paradas también podemos observar la cantidad de suburbios que se extienden a lo largo y en los laterales de todo el recorrido de los trenes.
Finalmente llegamos a Bolivari, el barrio donde se encuentra el Parque Nacional Shivaji Ghandi. Un autorickshaw nos deja en la entrada del parque, no sin antes comer algo de fruta en uno de los puestos callejeros. Es económico entrar en al parque, aunque no tiene nada especial salvo que está en el interior de una enorme ciudad de diecisiete millones de personas y cabe la posibilidad de observar tigres y leones mediante un frenético recorrido en autobús. El parque tiene un bonito lago e inmensos árboles. Aquí si se respira algo de tranquilidad. El recorrido para ver a los felinos dura unos 30 minutos en un mini autobús y tienes la posibilidad de ver algún viejuno tigre. No obstante, el parque nacional es un gran pulmón y un lugar tranquilo donde pasar un rato agradable con los animales.
A la vuelta del parque viajamos observamos el mismo panorama: la gran vida que hay durante los 34 km de recorrido que realizamos hasta llegar de nuevo a la estación de trenes de Churchgate. Sin duda lo mejor de la excursión. Comemos en el Leopold y nos vamos a descansar un ratito al hotel. Después de la siesta, acudimos a conectarnos a Internet y a llamar por teléfono en uno de los cybers de la zona. Y para concluir el día, acudimos a nuestro restaurante favorito, el Café Mondegar, aquel que tiene un juke box. Nos quedamos picando y bebiendo hasta que el sueño pudo con nosotros. Finalmente, nos fuimos a dormir al hotel y a descansar.
Último día completo en Mumbai. Utilizamos el día para comprar algunos regalitos sencillos y disfrutar por última vez del barrio de Colaba. Desayunamos en el Leopold y empezamos a recorrer la zona del mercado así como las distintas tiendas que hay a lo largo de la calle Colaba Causeway. Los regateos son algo pesados, pero como vamos a comprar más bien poquito lo aguantaremos.
Comemos en el Leopold, descansamos y continuamos visitando con tranquilidad los puestos callejeros. Concluidas las compras y antes de que anochezca, aprovechamos para volver a visitar la Puerta de la India, el Hotel Taj-Mahal y decidimos no ir a Isla Elefanta para tener algo más de tiempo para nosotros.
Por supuesto cenamos en el Café Mondegar y nos dimos el último paseo por Mumbai, sabiendo que son nuestros últimos momentos aquí en India. Nuestro avión sale a las 5:00 de la mañana en dirección a Doha y, teniendo en cuenta que hay una hora hasta el aeropuerto, a las 2:00 de la mañana tenemos que estar en pie. Nos espera un día muy muy duro.
Nos despertamos a las 2 en punto, cogemos nuestras ya preparadas mochilas y vamos a buscar nuestro taxi, el cual no se encuentra en la puerta del hotel ni sus alrededores. De manera que nos toca despertar al personal del hotel para que nos arreglen la situación. Nos encuentran un taxi que nos lleva al aeropuerto.
El taxista nos deja en el aeropuerto internacional de Mumbai y pasamos los lentos controles después de conseguir nuestras tarjetas de embarque. En los controles hay cola para hombres, y cola para mujeres. Esta última va mucho más rápida. Tras pasar los controles subimos al fantástico avión de Qatar Airways. Nos esperan unas tres horas y media hasta Doha. Nos dan un pequeño tentempié para luego apagar las luces y dormirnos hasta la hora que el avión comienza a descender.
Llegamos de día a Doha y, desde el aeropuerto se puede observar la ciudad, grandes edificios y lujo árabe al igual que el aeropuerto y las compañías aéreas. Esperamos una hora hasta la salida del siguiente avión hacia Londres. Este segundo vuelo será más largo; alrededor de ocho horas. Embarcamos con algo de retraso. Se nos hace pesadito este segundo avión, pero después de varias turbulencias, tentempiés y mini siestas, conseguimos llegar al aeropuerto de Heathrow de Londres desde donde cogeremos un autobús o un tren que nos lleve al aeropuerto de Gatwick, lugar desde donde sale nuestro vuelo directo a Valencia en unas horas.
Lo primero que hacemos nada más llegar al aeropuerto de Heathrow es tomarnos un té Inglés riquísimo y después buscamos la mejor manera de desplazarnos hasta el de Gatwick. Tristemente la opción más cómoda y barata es con el autobús de National Express y por 39 pounds (más de 40 €; en rupias serían unas 3.000 R$, todo un insulto, pero no tenemos otro remedio) por un recorrido de menos de una hora. De manera que compramos los tickets y nos dirigimos al aeropuerto de Gatwick. Hay que decir que el servicio de autobuses es fenomenal.
Llegamos a la terminal de salida de nuestro vuelo e intentamos primero conseguir las tarjetas de embarque. Las conseguimos y después de una larga espera (este avión sale con retraso también) subimos al avión de EasyJet que nos devolverá a Valencia tras dos horas y media de vuelo. Hemos viajado durante 24 horas y sólo nos queda coger el metro desde el aeropuerto hasta casa y así lo hacemos.
Necesitamos descansar mucho para saborear y hacer balance completo del viaje. Y así lo haremos. Ha sido algo increíble, inigualable, duro, emocionante, enriquecedor, y lleno lleno de pasión desde el primer al último momento. Ha sido lo mejor que hemos hecho nunca y que, sin duda, repetiremos.