Esta es la crónica, día a día, de un viaje realizado a la ciudad de Roma entre los días 17 al 22 de Agosto del 2006.
Roma es la capital de Italia y su importancia histórica es enorme, ya que está considerada una de las cunas de la Civilización Occidental y el centro espiritual del catolicismo.
En su centro histórico se entremezclan restos de casi tres milenios y fue declarado en 1980 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Por todo ello, Roma congrega cada año a millones de visitantes, atraídos por las ruinas de su antiguo esplendor y sus incalculables obras de arte.
Volé con Vueling de Barcelona a Fiumicino, y sin ningún problema ni retraso, a las 14:00 en punto tocaba tierra en el aeropuerto.
Como es común, lo que más tardó fue la recogida de las maletas y con suerte a las 14:45 ya me dirigía en busca del Leonardo Express (9,5 € el trayecto, directo y rápido; hay otros trenes más baratos pero hacen más paradas y de hecho no sé si llegan hasta Termini o a una estación secundaria en la que luego hay que coger metro). Tuve mucha suerte porque salía uno a las 15:05 y no tuve que esperar. Al llegar a Termini me di unos buenos paseos con la maleta, arriba y abajo primero a lo largo de todos los andenes para llegar a la estación y después buscando la oficina de turismo. No tuve suerte, me cansé de tanta vuelta así que compré el CIS por 16 € (título de transporte para siete días y del que di buena cuenta como se irá viendo en mi relato) y me fui para el hotel.
El hotel, el Domus Aventina, estaba cerca del Circo Massimo y la verdad es que estaba muy bien, aunque un poco apartado de lo que es el centro (la zona más céntrica y con gran cantidad de hoteles está cercana a Termini y hay para todos los gustos y de todos los precios). Pagué 258 € por una individual 5 noches, pero fui en temporada baja (agosto), lo cogí con mucha antelación y pillé una oferta muy buena. Así que el precio dependerá mucho de la época en que se viaje. Ver otras opciones de Hoteles en Roma.
Entre unas cosas y otras llegaba ya a las 16:45, pero a las 17:15 ya estaba lista y de camino para San Paolo fueri le Mura. Para ello cogí el metro Linea B hasta San Paolo. La iglesia está muy cerquita de la parada. Y la verdad... merece la pena verla, es impresionante toda ella.
Después me dirigí de nuevo a coger el metro. Los de la línea B no es que estuvieran muy bien que digamos. Con el metro llegué hasta Termini y cambié a la Línea A en dirección Anagnina para bajarme en S. Giovanni.
Allí pude admirar otra de las basílicas de Roma, San Giovanni in Laterano. De esta basílica, prácticamente me echaron. Se supone que cerraba a las 19:00, pero a menos cuarto ya nos estaban echando de allí. Justo al lado estaba la iglesia de la Scala Santa (horario verano: de 6:15 a 12 y de 15:30 a 18:45), pero no la pude ver más que por fuera, porque ya habían cerrado. Desde allí decidí ir andando hasta el Colisseo bajando primero por via Merulana y luego por Via Labicana., con lo que me planté a los pies del coliseo y con el foro al fondo en un precioso atardecer.
Después ascendí por la via Sacra y vi el Arco di Tito. Obviamente a esas horas el foro ya estaba cerrado. No era problema: la visita estaba programada para otro día. Así que después de una rápida ojeada a lo que se podía ver desde allí seguí con mi camino. Dejando atrás el Coliseo y el arco de Constanino para bajar por via di San Gregorio, hasta llegar al Circo Massimo. Aunque todo lo que queda es un escampado de tierra y poco más.
Aquí ya eran las 20:20 y el hotel no estaba lejos, pero era el primer día, aún podía andar un poquito más. Así que atravesé todo el Circo Massimo en paralelo a la Via dei Cerchi hasta llegar a Piazza S. Anastasia y desde allí por una callecita hasta piazza Bocca della Verità. Estaba por supuesto cerrado, pero pude hacerle una foto a la fuente que se encuentra enfrente, un tanto original con las luces de los coches atravesándola, y luego a la Bocca della Verità metiendo la cámara a través de los barrotes. No es la mejor manera de verla, pero por el momento era lo que había.
Ya que estaba me acerqué al río para dar un paseito por Lungotevere. Era oscuro ya y empezaba a llover, pero quería encontrar la orden de malta, así que seguí andando en busca de una calle que ascendiera, sabía que debía estar en el monte que tenía a mi izquierda. Pero seguía subiendo y nada. Al final llegué a la calle Marmorata y supe que me había pasado, pero no había visto ninguna calle. Así que ascendí por esta, en principio en busca ya del hotel. Pero de camino pasaba muy cerquita de la pirámide Cestia, así que por una calle más... Así que seguí andando y me pasé a verla... De aquí ya si que enfilé el camino al hotel. Pero encontré un sitio abierto que vendían helados, así que me compré uno que comí de camino.
Y nada, este primer día acababa a las 11 de la noche, algo más tarde de lo que esperaba, teniendo en cuenta que al día siguiente madrugaría para ir al Vaticano. Pero bueno, la cama era amplia y cómoda, así que descansaría bien.
Pues toca el segundo día, Viernes 18 de Agosto. Ese día tocó madrugar ya que era el día destinado al Vaticano. Así que a las 6:30 ya estaba en pie y a las 7 en punto bajaba a almorzar. He de decir para los que les pueda interesar ir al hotel que estuve yo, el Domus Aventina, que el desayuno no está mal, pero es muy normalito, prácticamente todo dulce, tres tipos de bollería, bollitos de pan y tostaditas para poner mermeladas, patés y algo de queso en porciones empaquetadas. Nada de embutido ni torradas de pan. Eso sí, los zumos estaban buenísimos y el de naranja tenia pinta de natural.
Bueno pero vamos a centrarnos en lo importante. Cogí el metro en Circo Massimo para llegar hasta Termini y hacer el trasbordo a la linea A. Fatal. El andén de la línea A llenísimo y el metro tardó muchísimo en pasar. Por suerte venía vacío, con lo que no hubo problemas para entrar. En Barberini se subió un grupo de españoles que iban comentando en qué estación se bajarían, si Ottaviano o Cipro. Como yo ya llevaba la lección aprendida les dije que se bajaran en Ottaviano que sino luego deberían andar toda la cola al revés. Y así lo hicieron. Y menos mal. porque entre unas cosas y otras llegábamos ya a las 8:30 al Vaticano y la cola era ya muyyyy considerable.
Con todo el jaleo perdí a los españoles de vista, pero poco tardé en encontrarlos de nuevo, así que a partir de aquí ya pasamos el día juntos. Tardamos 1 hora 30 minutos en llegar a la puerta de los museos, así que eran ya más de las 10 cuando pudimos empezar a disfrutar de sus riquezas. Lo primero que nos encontramos fue el museo egipcio y allí que entramos. He de decir que es muy curioso y que puedes encontrar sarcófagos tanto vacíos, como con la momia que le pertenece (la verdad es que esta da un poco de repelús, sobretodo en directo. Después continuamos con la visita y llegamos a una terraza, desde donde se podía ver un patio interior y en la que había también sarcófagos.
Y bueno seguimos disfrutando de todas las maravillas existentes en el Vaticano. Cada nueva sala, cada nuevo pasillo, todo tiene algo por ver y admirar, no hay un solo espacio en el que no se pueda apreciar el trabajo de los artistas que lo llevaron a cabo. Y como muestra la sala de mapas. Impresionante es la única palabra que se me ocurre para definirla. Los mapas son increíbles, pero es que la decoración del techo deja sin palabras. Para que os hagáis una pequeña idea aquí tenéis una foto de la sala, bueno más bien pasillo, en general y un detalle del techo en uno de los arcos divisorios que había.
Fotos os podría poner muchas más, de tantos y tantos rincones y detalles, pero no es plan de subir las 180 fotos que tengo de ese día. Además debe quedar algo para que lo descubráis aquellos que todavía no habéis ido. Pero sigamos con el relato. Estuvimos visitando todo el museo en general pasando de sala en sala y admirando en cada uno aquellos "misterios" que escondía. Parecía que todo el paseo lo hacíamos porque sí, simplemente por admirarlo todo, pero no era exactamente así, ya que el paseo tenía un objetivo final, atravesar las estancias de rafael y llegar a... sí, la Capilla Sixtina. En principio está prohibido hacer fotos, pero entramos en un momento en que la situación se les estaba descontrolando y los de seguridad no daban abasto, todo el mundo haciendo fotos. Así que yo no iba a ser menos y saqué mi cámara y ala, a hacer lo que se pudo. Hombre con un poco más de tranquilidad podrían haber salido mejores (al hacerlas sin flash y a pulso, entre tanta gente pues ya se sabe, pero estaba claro que había que hacerlas sin flash ya que los flashes sí que pueden deteriorar las obras y eso sí que no se puede permitir, pero al menos pude sacar algo, como el plano general que ya he puesto, la pintura del juicio final o la creación de Adán (la imagen seguro que os suena a todos).
Hay tantas escenas, tanto por ver, que se hace complicado apreciarlo todo bien y menos con tanta gente. Pero bueno, se hizo lo que se pudo.
Después de esto decidimos ir a comer, sobre la 1:30 y luego salir a reposar a una terracita desde la que había una bonita vista de la cúpula. Sabíamos que seguramente nos habíamos dejado cosas por el camino, pero, al menos yo, ya estaba contenta con lo que había visto, así que decidimos abandonar los museos para pasar a visitar la basílica.
Nos encaminamos a la gran plaza y entramos por uno de sus laterales y en este punto el grupo se dividió ya que algunos ya habían visitado lo que era la basílica y a la cúpula no querían subir (ellos se lo perdieron). Así que unos cuantos nos encaminamos hacia la nueva cola no sin antes admirar la gran fachada. Después de otra hora y media de cola, conseguimos llegar a la taquilla de la cúpula y decidimos que al menos la primera parte la haríamos en ascensor. Pero aún así quedan 320 escalones por subir. He de reconocer que no se hicieron pesados, eso sí, son muy curiosos de subir, porque vas por el lado de la pared que obviamente se va torciendo hacia el interior. Poco se puede decir de las espléndidas vistas que se obtienen una vez arriba. Y para no poner la foto que tiene todo el mundo (aunque sí, la tengo) pues pongo la zona pero saliendo yo.
La verdad es que las vistas desde allí son únicas y bien merece la pena subir esos escalones por poder estar con toda Roma a tus pies... Y bueno, luego ya llegó el momento de entrar en la basílica. Grandiosa, es impresionante lo pequeño que te sientes allí. La de cosas que se pueden observar y disfrutar. Entre ellas por supuestísimo el baldaquino y la pietà (que a pesar de estar protegido por un cristal conseguí que la foto quedara decente).
Esto es quizás lo más conocido, pero no lo único. Toda ella es una obra de arte. Y la luz entrando por los grandes ventanales produce unos efectos increíbles, que me dejaron cautivada. Para finalizar nos dirigimos a visitar las tumbas papales. A parte de la "obligada" foto a la tumba del último papa, intenté fotografiar el lugar donde se supone reposan los restos de San Pedro. Pero el cristal está colocado con tal mala idea que refleja te pongas como te pongas. La foto que podéis ver aquí fue lo mejor que conseguí.
El horario de los museos vaticanos, en verano, es de 9 a 18:15 y el precio de 8 € (con tarjeta de estudiante, porque el precio normal creo que era 12 ó 13 €). El horario de la cúpula del Vaticano es de 8 a 17:45 y el de la Santa Gruta del Vaticano de 8 a 18 h.
Al salir de aquí eran ya las 18:00 y el grupo se separó. Bueno más bien me separé yo de él no sin antes quedar con dos de ellas para visitar al día siguiente el coliseo y demás, pero eso es otra historia. Mientras ellos se dirigieron al centro de compras, yo me encaminé hacia el Castel Sant'Angelo y su famoso puente. La calidad, el realismo de los ángeles del puente es brutal y si no juzgar vosotros mismos. Y la vista global del castillo tampoco está mal. El horario de Castel Sant'angelo es de 9 a 20 h, de martes a domingo.
Al castillo no entré. Después de visitarlo cogí un autobús, el 40, que para junto al castillo (de frente al lado izquierdo) y va a termini y desde allí al hotel en metro. Llegaba sobre las 8 de la tarde.
Pero no os creáis que se acababa aquí el día no!, pues no me quedaban horas por delante. Después de una ducha y descansar un rato me arreglé un poquillo y hacia Termini de nuevo, donde había quedado con unos chicos españoles para salir un poquillo a conocer la "fiesta" en Roma. Primero estuvimos en un local junto al coliseo y luego probamos suerte en una discoteca con terracita, pero suerte poca porque aquello estaba más vacío... Agosto es temporada baja y la mitad de los sitios estaban cerrados, los únicos romanos que quedan en la ciudad son los que trabajan en servicios el resto está fuera de vacaciones. Pero bueno aún así conocimos a un chico y una chica españoles que se vinieron con nosotros y nos echamos unas risillas.
Bueno y aquí sí, a las 4:30 llegaba al hotel y acababa mi día. Y menos mal, porque al día siguiente me esperaba una nueva "palicilla".
Bueno, pues toca el sábado 19 de agosto. A pesar de haberme acostado a las 4:30, a las 7:30 ya estaba en planta, porque a las 9 había quedado en Termini con dos de las chicas que había conocido en el Vaticano para visitar el Coliseo, el Palatino y los Foros. Así que duchita para despertarse, desayuno y a empezar el día. Salimos de la estación y cogimos la Via Cavour. Fuimos bajando por ella hasta llegar a Santa Maria la Maggiore, que al llegar desde donde nosotras lo hacíamos, lo primero que se ve es la parte posterior. Así que la rodeamos para llegar a su entrada.
Una vez dentro, la verdad es que hay muchas cosas por ver, como en el resto de basílicas de la ciudad. Con esta ya visitaba la cuarta y última de ellas y a cual más bonita. Cada una tiene su encanto. Cualquier rincón esconde algo que vale la pena ver y seguro que cada persona que lo visita aprecia cosas que a otra se le escaparon, ya que creo es imposible captar todo lo que te rodea. En esta basílica además hay algo curioso a ver. Se trata de la tumba del Papa Sixtus V. Y no es por la tumba en sí sino por... bueno mejor verlo vosotros mismos... Exacto, se puede ver al mismísimo Papa. Con una máscara y demás, pero son sus restos.
Bueno, una vez lo hubimos visto todo seguimos bajando por la Via Cavour, hasta dar con San Pietro in Vincoli, que está un pelín escondida subiendo unas escaleras. La iglesia se ve rápido ya que no tiene mucho a parte del altar y por supuesto el Moisés, que si os digo la verdad, no sé como lo imaginaba, pero desde luego no como es. A pesar de ser pequeñita tiene también sus pequeños rincones.
Visto esto seguimos nuestro camino hasta llegar al Coliseo. Nos lo encontramos desde lo alto. Como es normal había una cola considerable, sobretodo teniendo en cuenta que eran casi las 11 cuando nosotras llegamos. Así que nos planteamos acercarnos al Palatino a comprar las entradas, tal y como había leído, ya que la entrada es conjunta para ambos sitios y en el Palatino siempre hay muchísima menos cola. Pero antes de eso se me ocurrió otra cosa. Resulta que hay dos colas, una para las entradas individuales y otra para los grupos. Obviamente la cola enorme estaba en las entradas individuales, la otra estaba prácticamente vacía. Así que me metí entre las dos colas y fui a preguntarle al guardia que muy amablemente me informó de que aunque no se forme parte de ningún grupo programado si la intención es contratar la visita guiada, se puede utilizar la cola de grupos. Así que fui a avisar a mis compañeras y en menos de un minuto estábamos dentro comprando la entrada y la visita.
La visita empezaba a las 11:30 así que nos esperamos cerca de la entrada que era donde se iniciaba. En esto de las guías es tener suerte y nunca se sabe si recomendarlas o no. Por ejemplo, si me tuviera que basar en la experiencia con la chica que nos tocó en el Coliseo os diría que os olvidaseis de la guía. Sí, lo explicaba todo, pero con menos entusiasmo que una momia y en plan rollo "esto es lo que tengo que decir y lo digo. Punto". Pero en cambio sé de otra gente que salió encantada, así que... a elección de cada uno (aunque yo sólo por ahorrarme la cola valió la pena). La visita dura unos 30 minutos y después te quedas por allí dando vueltas y visitando todo lo que quieras, aunque no hay mucho. Como ya sabemos está bastante destrozado, pero aún así, sólo por lo grande que es y lo que representa, vale la pena.
En uno de los laterales había como un pequeño museo con estatuas y otras cosas como una reproducción de cómo deberían ser los sistemas de polea y ascensores que utilizaban para subir a los animales desde el fondo de los fosos a la superficie de la arena. Porque, para aquellos que no lo sepáis, fueron los primeros en crear los efectos de aparicionismo, ya que en la arena, donde el suelo era de madera, existían trampillas por las que hacían salir a los diferentes animales a entrar en escena creando el efecto de aparición en medio de una superficie (bueno de algo sí sirvió lo que explicó la guía).
Cuando ya hubimos dado suficientes vueltas salimos del Coliseo. Yo quería ir a las visitas guiadas en español del Palatino y Foro, pero sabía que eran por la tarde, así que era demasiado pronto. Pero también era un poquito pronto para comer, así que lo que hicimos fue acercarnos a la entrada del Palatino, la que se encuentra en la Via di San Gregorio que era la que había visto mi primer día en Roma, para informarnos de los horarios y demás y así planear bien la tarde. El chico no lo sabía muy bien, pero le sonaba que era sobre las 16:30 que volviéramos por esa hora y ya veríamos. Así que sin mucha más información deshicimos el camino hecho y nos encaminamos al restaurante donde iríamos a comer. Se llama San Clemente y está en la Via San Giovanni in Laterano a la altura de la Piazza San Clemente y hacen unas lasañas.... algo impresionante (es un lugar sencillo, pero se come genial y es barato).
Después de comer volvimos atrás. Queríamos llegar con tiempo. Y menos mal porque luego resultó que no era allí. Para contratar las visitas guiadas es necesario acceder al Palatino por la via Sacra. A la izquierda del Arco de Tito hay una caseta (creo que era verde o azul) y allí es donde se pueden contratar las dos visitas. Cada una cuesta 3,5 € y se hacen de forma consecutiva, empezando por el Palatino, con una durada de 45 minutos cada una (con un descansito en medio, claro). Esto implica que cuando acaba la visita debes salir del Palatino y luego ya no puedes volver a entrar con lo que hay alguna cosa que no puedes ver. Sabiéndolo la cuestión es entrar un rato antes de la visita, que empieza a las 16:30, y aprovechar para ver el museo que hay dentro así como alguna que otra cosilla. El resto más o menos lo cubre la visita que, en este caso, recomiendo al 100% ya que nos tocó una chica, Sylvana se llamaba, que hizo del recorrido algo muy interesante, haciéndonos imaginar cómo debía ser todo aquello en sus buenos tiempos y explicando curiosidades de todo aquello que nos íbamos encontrando. Eso sí hay que poner mucha imaginación, ya que por desgracia está todo muy destruido. Empezamos en una zona desde la que se tenía una buena vista de los foros y luego seguimos subiendo y llegamos al punto donde nosotros pasamos a ser Romanos entrando en las estancias del dueño de la casa.
En la foto de la derecha hay algo curioso a ver. Si os fijáis en el árbol que hay sobre una pequeña montañita de tierra... pues bien, a esa altura estaba toda la tierra así que eso es todo lo que han tenido que excavar para dejar al descubierto todo lo que hoy se puede ver. Obviamente no voy a reproducir aquí toda la visita, entre otras cosas porque no tengo tan buena memoria. Pero sí hay algunas cosas que me llamaron la atención.
Cuando llegamos a la zona que era antiguamente el comedor pudimos observar que en los laterales hay como un doble nivel con unos grandes agujeros. Pues bien, los Romanos eran tan inteligentes que ya inventaron el primer sistema de calefacción. Bajo toda la casa se encuentran los restos de lo que fue la vivienda de Nerón destruida tras su caída. Pues bien, lo que hacían era aprovechar esos conductos para quemar leña en ellos y así el aire caliente ascendía y salía por los agujeros, caldeando toda la estancia. Por último la guía nos enseñó algo muy curioso según ella, se trata del sello del que construyó todo aquello. Se ve que era normal que se pusiera la marca de la persona que había sido responsable de la construcción. Pero existen muy pocos que se hayan encontrado en buen estado, tan sólo este del Palatino y otro en el Coliseo, pero que no se puede ver.
El horario de visita, en verano, al Coliseo, Foros, y Palatino es 9 a 19:30 (1 hora antes del anochecer).
Y bueno, pasamos al Foro. La visita empezó en el Arco de Tito y a partir de allí fuimos caminando por la Vía Sacra mientras nos explicaba los detalles más importantes de los principales edificios que nos íbamos encontrando. Entre las cosas más curiosas, o que al menos a mi más me llamaron la atención pues está esto:
Se trata de un nivel inferior, con lo que quiere decir que es aún más antiguo que el foro. Cada cuadradito de esos era la vivienda de un romano. Y nos quejamos ahora de los pisos de 35m2. Bueno en ese espacio sólo dormían, ya que el resto de la vida se hacía en los espacios comunes (basílicas, plazas, mercados, termas,...). Otra de las cosas que me llamó la atención fue el templo de Faustina y Antonino.
Si os fijáis bien, la puerta se encuentra a varios metros sobre el nivel de la base de las columnas. A esa altura estaba la tierra cuando lo destruyeron para construir la iglesia que hay hoy y a la cual pertenece la puerta. Las columnas permanecen, no porque no intentaran tirarlas (se pueden ver las marcas en la parte superior de ellas) sino porque no fueron capaces ya que los constructores fueron tan buenos que colocaron las columnas huecas y luego las rellenaron de plomo líquido. Así que como para destruirlas. Y por último el templo de las vestales.
La visita la acabo aquí y eran ya las 7 de la tarde. Así que nos separamos, ellas volvieron a su hotel y yo al mío, dando un largo paseito. Una ducha, a arreglarse y a salir de nuevo. La cuestión era no parar. Esta noche había quedado con otra pareja de españoles. Nos encontramos en el Campo dei Fiori y allí cenamos una buena pizza y a un buen precio y desde allí empezamos nuestra visita a la Roma iluminada, ya pasadas las 12 de la noche. Como no primero el Campo dei Fiori totalmente lleno de gente en las terrazas o andando de un lado para otro y con muchos puestecitos en las calles cercanas. Salimos de allí y fuimos a Piazza Navona en la que también había bastante gente. Salimos de allí por una de las calles laterales. Yo me dejaba guiar por ellos que ya habían paseado por allí sin imaginar lo que me iba a encontrar a continuación. Y sin más, al salir a una plaza.... el Pantheon.
Ni la foto recoge ni yo soy capaz de expresar lo que se siente el verlo, la sensación de grandiosidad. Puedo decir sin ninguna duda que fue el momento que más me sorprendió de todo el viaje, la visión que tuve en ese momento es indescriptible y creo que fue la mejor manera de "descubrir" el Pantheon. Así que, aquellos que todavía no habéis ido, tenéis que ir para experimentarlo vosotros mismos. El horario del Pantheon es de 8:30 a 19:30 de lunes a sábado y 9 a 17:30 los domingos. Después de disfrutar de ese momento nos dirigimos a uno de los monumentos más conocido de la ciudad, La Fontana di Trevi. También es preciosa, pero quizás al haberla visto en más ocasiones pues hace que sea menor el impacto, aunque sorprende encontrar una fuente tan grande en un lugar tan reducido, comparativamente. Y como no, a echar la monedita al agua.
Desde aquí nos dirigimos a Piazza Venezia para ver el monumento a Vittorio Emanuele II. Majestuoso y enorme, y para mi gusto mucho más interesante de ver de noche que de día (como podría comprobar al día siguiente). La iluminación hace mucho en este caso. De hecho toda Roma iluminada tiene un encanto especial. Ya que estábamos subimos al Campidoglio y a ver los foros desde arriba. También vimos la estatua de la loba. De aquí ya bajamos por el otro lado del monumento a Vittorio y nos dio por mirar el reloj y pudimos comprobar que eran ya las 2 de la mañana!!!! Así que buscamos un autobús de noche que nos llevara a Termini y de allí ya nos separamos y cada uno cogió su autobús hacia su hotel, en mi caso el 40 de noche. Y nada, un nuevo día aprovechado a tope que llegaba a su fin.
Pues nada, avanzando en el recuerdo de mi viaje llegamos al domingo 20 de Agosto. Este era el día destinado a visitar el Trastevere, para aprovechar así y darme una vueltecita por el mercado de Porta Portese.
Pues nada, a pesar de la palicilla del día anterior, a las 7:30 ya estaba en pie y dispuesta a iniciar el día, un buen desayuno y a comenzar. Cogí el autobús 175 desde Circo Massimo hasta la piazza Venecia, punto desde el que empezaría. Por cierto, tened cuidado con los autobuses y no os fiéis de que ya lo hayáis cogido, porque según el día de la semana pueden variar el recorrido así que fijaros bien en lo que marca en los paneles informativos. Al menos a mi me pasó con este autobús 175 que lo cogí dos días diferentes e hizo recorridos que nada tenían que ver. Aunque yo tuve suerte y en ambos recorridos pasó por donde yo quería bajar. Pues a lo que iba. Llegué a piazza Venecia y empecé la visita, recorriendo los sitios que ya había podido disfrutar la noche anterior, pero esta vez a la luz del día. Así que pude tener otra visión del Campidoglio y de sus rinconcitos. Y como no, los foros vistos desde arriba. Volví a bajar por la cuestecita para llegar de nuevo a la plaza y ver bien el monumento a Vittorio Emanuele que, como ya he dicho, pierde mucho sin la iluminación, o al menos para mi gusto. Lo que no quiere decir que no tenga sus pequeñas "maravillas" a admirar.
Justo al lado se encuentra la iglesia de San Marco, que resultó ser más de lo que esperaba. Suponía que sería bonita como todas las que había visto, pero la imaginaba sencilla. Quizás por eso, aunque tampoco es una de las más impresionantes que vi, si me dejó una buena sensación. Además tiene sus pequeños rincones escondidos, a los que puede que mucha gente no entre. Pero yo al menos uno lo encontré. Se trata de un pequeño pasaje subterráneo que bordea la parte del altar pero por abajo. Está excavado en la piedra. Y a la mitad del camino se puede encontrar una pequeña capilla.
No sé, está todo tan en silencio, tranquilo y fresco y da una sensación extraña estar allí. Yo por si acaso no estuve mucho rato y salí enseguida de allí.
Después bajé por el Corso Vittorio Emanuel hasta llegar a la Chiesa del Gesú, la siguiente parada, otro lugar que me impresionó por su decoración, sobre todo en los techos, así como el cristo crucificado pero que no tenían colgado.
Desde allí seguí por el corso Vittorio Emanuel hasta llegar al Area Sacra, donde me hizo gracia descubrir una especie de refugio para gatos, aunque los carteles dejaban bien clarito que no se abandonaran más, que esos se mantenían gracias a la ayuda de voluntarios ya que "il comune" no se hacia responsable. Pero a pesar de ello los gatos estaban bien rollizos.
A partir de este punto seguí, prácticamente al pie de la letra, el itinerario recomendado por la guía Lonely Planet Lo mejor de Roma para conocer el gueto judío (página 56 para quien la tenga). Así que lo primero fue dirigirme a la Fontane delle Tartarughe y luego continuar por Via di Portico d'Ottavia para adentrarme y callejear por el barrio, descubriendo sus rincones. La lástima es que todo estaba en obras y cerrado. Pero bueno pude disfrutar del paseo por sus calles acabando en el Portico d'Ottavia y de allí al Teatro di Marcello.
En este punto varié un poco el itinerario que ponen para acercarme a Santa Maria in Cosmedin y ver bien la Boca de la Verità. Pero pude ver tal cola desde lejos que desistí de acercarme, ya intentaría ir en otro momento. Así que continué con el itinerario y me acerqué al Museo de la Comunità Ebraica y a la sinagoga. Cuidado en este último porque hay, o al menos había, un tipo muy borde en una de las puertas prohibiendo hacer fotos ni siquiera a la fachada. Pero a menuda una le fue a prohibir!! Todo se arregló cruzando la calle y haciendo las fotos desde el otro lado. Obviamente no entré (tampoco sé si me hubieran dejado, pero bueno).
Así que me dirigí a cruzar la Isola Tiberina, con su conocido Ospedale. Y por supuesto el Ponte Cestio, o lo que queda de él.
Al otro lado de la isla llegué a Piazza Piscimula y desde allí, por la via Lungaretta a la Torre degli Anguillara. Después estuve callejeando un rato. La siguiente parada fue la iglesia de Santa Cecilia situada en la plaza del mismo nombre y a la que llegué después de dar unas cuantas vueltas. No está mal pero es bastante más sencilla que otras.
Al salir eran ya cerca de las 12 así que por fin tocaba acercarse al mercadillo de Porta Portese!!! Un poco de desengaño sí me llevé: a ver, no está mal y es muy grande, pero quizás me esperaba otro estilo de mercado y se trata de un mercadillo como cualquiera de los que se puede encontrar uno en su lugar de residencia. Bueno al menos aquí en Barcelona y cercanías hay varios de ese estilo. La única diferencia es que quizás aquí no se encuentran tantos "vendedores sin parada" con bolsos de imitación y con los que poder regatear. Por lo demás prácticamente igual. Pero bueno unas cuantas compras si cayeron. Así que cogí un autobús, el 75, y me fui al hotel ha dejar todas las compras y de paso ya comer por la zona.
Después volví a coger el mismo autobús, pero a la inversa y volví al mismo punto donde había dejado mi recorrido. Desde allí me dirigí a Santa Maria in Trastevere y a las 4 en punto, hora en que abren, ya estaba yo allí dispuesta a visitarla, otra pequeña gran maravilla..
Y bueno, mi siguiente plan era subir al gianicolo, pero era demasiado pronto y hacía demasiada calor para realizar la "ascensión", así que decidí acercarme al centro para visitar con calma y de día al menos una de las partes.
Me encaminé hacia el Ponte Sisto. Al cruzar el río puede ver uno de los muchos "chiringuitos" y zonas habilitadas que hay en sus orillas y aunque yo no llegué a verlo, diversas personas me comentaron que han hecho una especie de piscinas donde la gente se va a tomar el sol.
Mi visita por el centro siguió más o menos el mismo camino que el de la noche anterior, empezando por el Campo di Fiori, llegando luego a Piazza Navona con sus tres fuentes. Y de allí al Pantheon, que de nuevo me volvió a sorprender, pero ya no tanto como en la noche. Es que ese ambiente en oscuridad, con la iluminación,... uf creo que tardaré mucho en superar esa sensación :D. Del interior..., hay que estar allí y verlo, girar en redondo y disfrutar con todo lo que te rodea.
Al salir fui a la parte de atrás para poder contemplar el elefantino y desde allí, como no, de nuevo a la Fontana di Trevi, esta vez con muchíiiiiiiisima más gente que la noche anterior. Pero bueno, al final conseguí hacerme un sitio y sacar unas buenas foticos e incluso sentarme un poquillo a disfrutar del lugar.
Estando aquí ya se me hicieron casi las 7 así que empezaba a ser hora de regresar y subir al Gianicolo como tenía previsto. Así que me acerqué de nuevo al Area Sacra y cogí el Tranvia 8 hasta Viale Trastevere y ale!, a subir!!!!! A las 8 llegaba al Fontanone, pasando antes por la Academia española y a la vez Embajada y también por el monumento a los caídos y por fin, el Fontanone y las vistas que hay desde allí de Roma. Aquí me detuve a ver anochecer, pero me equivoqué. Pensaba que el Gianicolo era hasta allí y luego ya la bajada, ilusa de mi... Quedaba mucho más monte delante mío y con zonas con mejores vistas sobre Roma, para ver anochecer, que no el punto donde yo me había quedado. Así que después todo eso me tocó hacerlo a oscuras. Pero aunque algunas cosas no las puede apreciar bien (como el carrusel) creo que igual mereció la pena, sólo por las vistas que de Roma se consiguen desde allí arriba y no sólo en un punto sino en varios a lo largo del descenso por la otra cara, llegando a verse la cúpula del Vaticano y el Castel Sant'Angelo.
Y nada, seguí bajando ya que mi objetivo era llegar al Vaticano para poderlo ver iluminado, que aún no había tenido ocasión. Y me costó, pero llegué, a las 21:30 y después de una larga caminata, pero ahí estaba yo dirigiéndome de nuevo al Vaticano, pero esta vez por Via della Conciliazione, llegando a él de frente y pudiéndolo admirar en todo su esplendor nocturno. Desde luego es algo que hay que ver...
Después de haber disfrutado de nuevo en esta plaza, deshice el camino para dirigirme al Castel Sant'Angelo. Pero de camino mis pies y mi cuerpo dijeron que ya no podían más. Así que me quedé en la parada del autobús que me llevaría a Termini desde donde regresar al hotel. Igual podría haber hecho un último esfuerzo, pero estoy contenta con lo que vi y disfruté ese día. Así que en el siguiente viaje ya lo veré. Como ya se había hecho tarde, cogí un trozo de pizza al tagglio en Termini y me lo llevé al hotel para cenar tranquilamente en la habitación después de la merecidíiiisima ducha. Y bueno, pasadas las 12 de la noche finalizaba este mi cuarto día en Roma. Otro día muy aprovechadito como podéis ver. Y nada, nos vamos acercando al final, dos días que ya fueron mucho más pausados puesto que a mis pies poco más les podía pedir.
Vamos a por el quinto día del viaje el 21 de Agosto, lunes. Pues nada, después del trote de los días anteriores, y ya que el día anterior había aprovechado para ver parte de lo que tenía pensado ver este, aproveché para dormir un poquito más, hasta las 8:30 y tener un día bastante más relajadito como podréis ver.
Decidí empezar por la Piazza Repubblica, a la que quería haber ido otro de los días pero no pude. Así que cogí el metro hasta Termini, trasbordo a la linea A y una paradita. A las 11 menos 20 ya estaba allí y decidí empezar por la chiesa di Santa Maria degli Angeli que sólo su fachada y puertas ya son originales. La entrada es bastante normalita, pero me gustaron los efectos de la luz que al pasar por el cristal de la cúpula dibujaban claros arco iris en las paredes. Como cada una de las iglesias tiene sus pequeños rincones y en esta una de las cosas que más gracia me hizo fue la existencia de un meridiano que cruzaba el suelo de la iglesia, con los diferentes signos zodiacales dibujados.
Había un panel con la explicación de quien lo mandó construir y, de forma breve, cómo se utilizaba. Os copio el texto en inglés: The meridian was ordered by Pope Innocence XII and added in 1702 with the collaboration of the astronomer and archeologist F. Bianchini during Clement XI's reign. In actual fact it is a double meridian made up of two gnomons, one orientated south, the other north. The former told the precise time of the sun's zenith, the date and the inclination of the sun's rays on that date, while the latter traced the polar star's movements. The way the austral gnomon (or solar meridian) works is very simple: the sun's rays shine through a small hole in the south wall onto the floor of the Basilica, striking a long strip of copper-plated brass, wich runs from the transparent to the presbytery, precisely at twelve noon. The signs of the zodiaz were designed and painted by F. Tedeschi and have been restored recently.
Además desde esta iglesia se accede a las Termas de Diocleciano, a las que no entré, pero encontré una salita con fotos y explicaciones (entre ellas la del meridiano) y alguna que otra estatua.
Una vez visitado todo salí por Via Nazionale hasta la calle de las Quattro Fontane y por aquí fui subiendo hasta cruzar la Via del Quirenale, punto en el que pude ver las cuatro fuentes en las cuatro esquinas. Después bajé por Via del Quirenale y entré en los jardines del mismo nombre. Aquí me estuve un buen ratito sentada en un banco a la sombra, ya que se me había hecho tarde para llegar a mi siguiente destino, pero era demasiado pronto para comer y mis pies no querían ir dando más vueltas. Así que después de un rato me dirigí a la Piazza del Quirenale. No hay mucho por ver, a excepción del obelisco y la plaza en general. Desde aquí bajé por una de las calles con intención de llegar a Via del Tritone y subir a Piazza Barberini, pero acabé de nuevo en la fontana de Trevi. Desde aquí seguí camino a piazza Barberini buscando ya donde comer, pero al final llegué a la plaza antes de encontrarlo. Aquí ya me puse a buscar en serio y al final me metí en un restaurante que pinta de barato no tenia, pero mereció la pena porque me comí unos ravioli con panna e funghi, que madre mía!! resucitaban a un muerto. Por si os interesa se llama La Tavernetta y está en Via Sistina 147.
Después de comer me acerqué a uno de los sitios que suscitaba cierta curiosidad en mi, pero a la vez me daba algo de repelús. Me refiero a la cripta de los capuchinos que está en la iglesia de Immacolata Concezione en la via Veneto, muy cerquita de la plaza. Como llegué antes de las 3 la cripta estaba aún cerrada pero la iglesia no así que le di un vistazo. Fue otra de las que me sorprendió, precisamente porque es de esas en las que no esperas mucho porque no has oído tanto de ellas. Además el sol entraba de una manera a esa hora que también le daba un toque especial. Además junto al altar, en los laterales, hay unas pequeñas puertas que dan acceso a la parte de atrás. Da la sensación de que no se puede pasar, pero sí. Y podréis encontrar el coro de la iglesia junto con otras curiosidades como unas pequeñas celdas. En la entrada había unos folletos con la planta de la iglesia y la explicación de cada sitio.
Después de ver todo esto ya era hora de entrar en la cripta. No hay entrada fija pero te obligan a pagar la voluntad. Que escalofríos me entraron cuando pasé. Es mucho más pequeñito de lo que me imaginaba, un pequeño pasillo por el que justo pasan dos personas a lo largo del cual hay diferentes estancias. No se podían hacer fotos y además deben haber cámaras por donde vigilan desde la entrada, porque sino al final del pasillo es imposible que vea nada y en cambio "regañó" a unos japoneses que se pusieron ha hacer fotos. Claro que estos japoneses hicieron fotos porque me vieron hacerlas antes a mi, pero yo fui más disimulada y las hice con la cámara colgando del cuello sin mirar bien. Así que salieron algo descentradas y un poco borrosas pero al menos os puedo enseñar algo. Qué!!, a que impresionan!. Pero en directo mucho más os lo digo en serio.
Acabado de ver todo esto, que no tardé más de 30 minutos en todo, enfilé la Via Sistina para llegar a Piazza Spagna. Accedí desde arriba, desde Trinita dei Monti, toda en obras y descendí hasta la plaza por las famosas escaleras hasta llegar a la fuente. No es de lo que más me ha gustado pero estaba bien.
De ahí empecé a bajar por Via Condotti. Iba con intención de comprarme algo, pero al ver los precios me supo a poco. Para ejemplo un zapato que valía 900 € (y no era de lo más disparatado que vi). Fui descendiendo hasta dar con la Piazza di San Lorenzo y en ella la chiesa di San Lorenzo in Lucina. La verdad es que me impresionó porque esperaba que fuera menos, pero la verdad es que es muy chula, o al menos a mi me lo pareció.
De aquí subí a Piazza Borghese y luego en busca de Ara Pacis y el Mausoleo de Augusto. Esta zona estaba toda en obras y supongo que no vi la calle por donde llegar al Mausoleo o quizás estaba cortada no sé. El caso es que acabé viéndolo desde la distancia, a la orilla del río al igual que el Ara Pacis en el que estaban trabajando y no se podía entrar. Pero bueno, yo seguí paseando a lo largo del río camino de la Piazza del Popolo y las iglesias gemelas.
En principio no iba a subir al Pincio, pero era bastante tempranito y me supo mal no aprovechar el tiempo así que hice un pequeño esfuerzo más y subí. El esfuerzo mereció la pena porque las vistas son increíbles, tanto de la plaza (lástima del obelisco en obras), como del horizonte.
Después de disfrutar de las vistas sí que ya bajé y me dirigí al metro para volver al hotel. Así que llegué al hotel sobre las 18:30 y ese día no hice mucho más a parte de recogerlo todo y montar la maleta ya que al día siguiente debía dejarla en recepción, ya que mi viaje llegaba a su fin.
Pues nada, ese día a las 8 en planta, desayunar, dejar las maletas en recepción y a empezar el día. Tocaba visitar Villa Borghese así que cogí el metro hasta Termini y allí trasbordo hasta Spagna. Para hacerlo bien hay que dirigirse a la salida de Villa Borghese, porque así la mayor parte de la subida la haces con escaleras mecánicas. Y os aseguro que el desnivel es considerable. Una vez fuera hay que seguir andando recto tal y como se sale de la boca de metro. Lo digo porque no está indicado en ningún lado y, al menos a mi, me costó orientarme. Pero al final llegué a la entrada.
Una vez en la Villa uno se puede recrear paseando tranquilamente o alquilar una de las bicicletas dobles con toldito que hay. Yo decidí seguir más o menos el itinerario que se explica en la guía Lonely Planet, para verlo todo un poco en general. Así que subí por el viale del Museo Borghese (nada más entrar a la derecha, pero no tiene pérdida porque está todo muy bien indicado). Este camino va a desembocar a la Galleria Borghese, pero antes se puede disfrutar de otras cosas como por ejemplo la pareja de Fontane Oscure. El horario de Villa Borghese es del amanecer al anochecer (no ponía horario fijo).
La verdad es que pasear por allí se hace muy agradable, porque todos los caminos, o la gran mayoría, discurren entre árboles que cruzan sus copas en lo alto con lo que dan una magnífica sombra. Y después del primer paseito llegamos a la Galleria. No entré porque ni tenía mucho tiempo ni me llamaba mucho la atención, así que lo que hice fue tomar el camino de la izquierda, Viale dell'Uccelliera, para llegar a las puertas del Bioparco. Pero, como no, por el camino se puede disfrutar de otras cosas como el Casino dell'Uccelliera.
Las puertas del Bioparco (o sea el zoológico) la verdad es que son bonitas. Después cogí un pequeño caminito que salía de frente al zoológico. Atravesando esta parte del parque fui a parar al Viale Canonica donde, justo en la entrada, se encuentra el Museo Pietro Canonica y el Monumento all'Alpino e all'Umile Eroe, que me hizo mucha gracia por el burrito.
Un poco más abajo, por la misma calle se puede ver el Casino di Raffaello. A la misma altura se encuentra una camino a la derecha, Via del Lago, un agradable paseo que lleva al Giardino del lago donde se puede contemplar el Templo de Esculapio.
Después volví hacia Viale Canonica por otra de las calles y al llegar volví un poco atrás para poder coger Via Casina di Rafaello y así ver el Tempio di Diana. Después de eso ya me dirigí al buscar el Viale delle Magnolie que acaba convirtiéndose en viale Obelisco y de allí de nuevo a la piazza Napoleone I, es decir, el Pincio. Así que de nuevo bajé a la piazza del Popolo y cogí el metro a Termini.
Como era pronto, sobre la 1, me di una vueltecita por las tiendas de la estación y luego a comer a un Pastarito Pizzarito (cadena en la que se come bien y mucha cantidad y no es caro).
Después me dirigí a San Lorenzo Fuori le Mura. Me costó un poco encontrarlo porque quedaba fuera de todos los mapas que tenía. Pero como preguntando se va a Roma... Pues nada, justo antes de las 3, hora a la que abrían estaba allí. Pero después de esperar un buen rato por allí no apareció nadie y aquello seguía cerrado. Así que tuve que resignarme a hacer las fotos desde fuera y listo.
Ya que no lo pude visitar y me sobraba tiempo cogí el autobús 3 hasta Circo Massimo y de allí andando hasta Maria in Cosmedín, la cual sólo había podido ver de noche o de lejos. Aunque al final del viaje, pude ver bien la boca de la veritá y hacerme la foto de rigor. La iglesia estaba en obras así que sólo se pude ver una parte.
Pero bueno, ya no tenía mucho más tiempo que eran más de las 4. Así que autobús 160 hasta Circo Massimo y de ahí andando al hotel a recoger las maletas. Luego autobús 75 en Aventino hasta Termini y a coger el Leonardo Express que salen a y 22 y a 57 de cada hora. Eran las 17:15 así que me tuve que esperar al de las 17:57. En media hora en el aeropuerto y a esperar la salida del vuelo, que como siempre en Vueling son mega puntuales, ya que no se retrasó ni un solo minuto ni en la salida ni en la llegada, ya que estaba prevista a las 23:00 y a esa hora estaba ya fuera y con la maleta.
Y este ha sido todo mi viaje, o al menos lo que he sido capaz de explicar de él, puesto que siempre hay cosas y sensaciones que es imposible plasmar con palabras. Tan sólo me resta decir que ha sido una experiencia increíble que volvería a repetir. Viajar solo no está nada mal e incluso se agradece en según que momentos. No sé si será el primer y único viaje que haga sola o si bien la experiencia se repetirá, pero si no los hay no será porque en este no haya disfrutado.
Y para finalizar este escrito nada mejor que... Arrivederci Roma!!!!!.