Este es el diario de una escapada de cuatro días, entre el 28 y el 31 de diciembre de 2008, por distintos lugares de la ciudad de Madrid y alrededores, como la ciudad de Segovia y el Monasterio de El Escorial.
Salimos a las 6 de la mañana de casa. Nos acompaña nuestro hijo mayor Andreu con el coche a la estación de Sants de Barcelona para tomar el tren AVE. Normalmente viajamos en avión, pero esta vez queremos probar este tren.
Los trámites para subir al tren son muy sencillos y a la hora fijada, las 7 de la mañana, sale puntualmente. En pocos minutos podemos comprobar en una pantalla que el tren alcanza una velocidad de 300 km/h, pero luego circula a más de 200 km/h. Aunque no tienes sensación de tanta velocidad hay momentos en que se te tapan los oídos como cuando vas en avión. La verdad es que es muy cómodo.
En menos de una hora y media estamos en Zaragoza, donde hace una parada de unos cinco minutos y sobre las 9:45 ya estamos en la estación de Atocha en Madrid. Un viaje muy recomendable, nos ha gustado. Sólo una queja, relativa a la mala educación de uno de los camareros en el coche restaurante. Por la megafonía del tren te informan en castellano, en catalán y en inglés, cosa que se agradece porque notas que la persona que habla no es catalanoparlante, pero está haciendo un esfuerzo por expresarse en este idioma.
Desde Atocha tomamos el metro hasta la parada de Sol, ya que es allí donde tenemos el hotel. El hotel es el II Castillas, situado en la calle Abada nº 7, a dos minutos de la Puerta del Sol. Es uno de los hoteles en Madrid que está bien, sobre todo por su ubicación, ya que estás al lado de las principales calles del centro de Madrid (Preciados, Carmen, Gran Vía, Alcalá, etc). Además ya nos hemos hospedado en él otras veces y ya lo conocemos. Por cierto, aunque llegamos muy temprano nos dieron la habitación inmediatamente.
Después de instalarnos nos fuimos inmediatamente al Rastro (metro estación La Latina) ya que las otras veces que hemos estado en Madrid no ha coincidido en domingo que es el día de este mercado y mi esposa estaba muy interesada en ir, yo no, la verdad.
En la ciudad de Madrid empezamos el paseo por el Rastro, que es una especie de hormiguero humano y Mª Luz, mi esposa, empezó inmediatamente con las compras (pañuelos, guantes, abanicos, pulseras..) y así un buen rato hasta que se apiadó de mí y decidió que nos marchásemos. A pesar del rato que estuvimos creo que no vimos ni una cuarta parte del mercado. Reflexión: Para aquellas personas a las que les guste este tipo de mercados es una visita indispensable pero a los que como a mí no les guste en absoluto, es una pesadilla y un martirio.
Una vez salimos del mercado, que por cierto ocupa varias calles, decidimos ir andando por la calle de Toledo hasta la Plaza Mayor. Se puede hacer andando perfectamente. Una visita antes de irse del Rastro muy recomendable y curiosa es a la tienda de Caramelos Paco, que está al lado de la estación de metro La Latina. En mi vida he visto tantos caramelos y de tan variados sabores. El propio escaparate es un espectáculo.
Cuando llegamos a la Plaza Mayor vimos que estaba instalada una Feria de Navidad con muchas casetas y una cosa que nos sorprendió mucho es que la gente se pone pelucas, gorros, cuernos de reno, etc y van paseando con eso puesto. No sé que tradición debe ser esa pero a nosotros nos llamó mucho la atención.
Con todo esto se nos hizo la hora de comer y nos fuimos a una marisquería de la calle Postigo de San Martín (cerca de la plaza del Callao), en frente de la chocolatería Valor a la cual iríamos otro día.
Para quemar calorías decidimos ir andando a la estación de Atocha para informarnos del horario de trenes porque queríamos ir a Segovia y al Escorial. Desde la Puerta del Sol subimos por la calle Carretas hasta la calle de Atocha y por ella hasta la estación. Es un paseo largo pero si estás acostumbrado a caminar se hace perfectamente. En la estación nos informaron que para ir a Segovia el día siguiente no había problema, pero para ir a El Escorial el día 30 sería más difícil ya que estaba convocada una huelga.
Una vez informados subimos por el Paseo del Prado otra vez hacia la zona de la Puerta del Sol, pero paramos en una cafetería para descansar un rato. Cuando llegamos a la zona de Sol estuvimos intentando comprar una camisa para Mª Luz en varias tiendas y no lo logramos, pero en una de ellas nos informaron que era posibles que la encontrásemos en una tienda de la calle Serrano y allí que fuimos (esta vez en metro), pero tampoco tuvimos suerte y como nos gusta andar y además era ya oscuro y la calle Alcalá estaba con la iluminación navideña decidimos ir andando hasta el hotel.
Una vez en él descansamos un momento y nos fuimos a Casa Labra a tomar unas tajadas de bacalao, unas croquetas y unas cañas de cerveza. Esta taberna situada en la calle Tetuán (justo al lado del Corte Inglés de la calle Preciados) es un sitio que nos gusta mucho y siempre que hemos ido a Madrid ha sido parada obligada por lo menos una vez. Cabe decir que en la taberna casi siempre hay cola, no hay sitio para sentarse y todo el mundo se toma las cosas de pie o en la calle. Pero para nosotros tiene su encanto y por eso lo recomendamos.
Después nos apetece algo dulce e intentamos tomar un chocolate en la Chocolatería Valor de la calle Postigo, pero hay mucha cola (cosa habitual) y no queremos esperar, por lo que decidimos ir a otro sitio que un viajero no debe perderse en Madrid: la Pastelería La Mallorquina de la Puerta del Sol, pero también ha muchísima gente. Ya no intentamos ir a la Chocolatería San Ginés porque estamos cansadísimos y nos vamos al hotel y a dormir. Como se puede comprobar nos hemos pegado una buena paliza este primer día.
Después de desayunar nos vamos a la estación de Chamartín para coger el tren que va a Segovia. Teníamos la opción de ir con el regional desde Atocha que tarda dos horas aproximadamente o ir con un Alvia que sólo tarda una media hora. Evidentemente es más caro (14 € ida y vuelta por persona), pero vale la pena y lo recomendamos ya que es un viaje rápido y muy cómodo.
Llegamos a la estación de Segovia Guiomar y desde allí se pueden tomar dos autobuses para llegar al centro de Segovia, el 11 y el 12, pero es mejor el 11 porque te deja justo en el acueducto, cuesta 82 céntimos por persona y tarda unos 15 minutos.
Empezamos la visita a la ciudad y pasamos todo el día paseando por ella. Si se quiere una visita rápida un día es suficiente. Es una ciudad tranquila y sin demasiados obstáculos para pasear. Comimos en un restaurante que vimos en una guía y que se llama la Cueva de San Esteban en la calle Valdeláguila. Menú típico: sopa castellana y chuletillas de cordero. No comimos cochinillo en el Mesón de Cándido porque a Mª Luz no le atraía ese menú.
Después de comer volvimos a pasear un rato más y para descansar un rato fuimos a tomar un café a una cafetería de la calle Juan Bravo y a continuación a tomar el autobús (el mismo que para la ida) para ir a la estación. A las 17 h el tren sale puntual y en 30 minutos estamos de nuevo en la estación Chamartín de Madrid.
Hemos de decir que Segovia nos gustó más de lo que esperábamos.
De vuelta al hotel descansamos un momento y después salimos a hacer unas compras pendientes. Aunque no somos en absoluto aficionados a la lotería, es casi obligado comprar en estas fechas algún billete de la lotería de Niño y por eso intentamos comprar alguno, pero todas las administraciones por las que pasamos tenían unas colas larguísimas. Olvidamos la idea.
Una vez hechas las compras volvimos al hotel para dejar los paquetes y, como estábamos muy cansados, nos acercamos a la calle Postas a tomar unos bocadillos de calamares (otra costumbre nuestra) y unas cañas. Una vez acabamos de cenar ya nos fuimos al hotel y a dormir.
Hoy tenemos planeado ir a El Escorial y como nos han dicho que había huelga de trenes hemos decidido ir en autobús desde la estación de metro de Moncloa, donde está el intercambiador. Hay dos autobuses, el 661 y el 664, que hacen ese recorrido y te dejan al lado mismo del monasterio. El primero va por Galapagar y el segundo por Guadarrama, éste último es un poco más cómodo porque va por autopista. Pero como el primero que salía era el 661 cogimos ése. El viaje dura una hora aproximadamente y el viaje cuesta 3,30 € por persona que se paga en el mismo autobús.
Llegamos a El Escorial sobre las 10 h 30 min y a esa hora no había mucha gente. Como Mº Luz y yo somos profesores tenemos la entrada gratuita, pero si no hubiéramos tenido que pagar 10 ó 8 € según si era guiada o no respectivamente.
Nuestra visita ha durado unas dos horas y media y al salir hemos visto una cola larguísima para entrar. Es muy recomendable ir temprano. Para volver a Madrid hemos cogido el autobús 664.
Ya en Madrid hemos ido a comer en un restaurante cercano al Teatro Real y después hemos visitado el Palacio Real, sólo la parte gratuita ya que en la otra hay mucha cola.
Después de la visita fuimos a comprar una camiseta del Estudiantes al Magariños y unos pantalones de baloncesto del Real Madrid en la tienda del Santiago Bernabéu para nuestros hijos. Por cierto que ellos son forofos del Barcelona pero aceptan estas bromas muy bien y utilizan también esa ropa en los entrenamientos.
Acabamos el día con un paseo por la calle Mayor y una cena cerca del hotel.
Nos hemos levantado más tarde porque es el último día y no nos vamos a mover de Madrid.
Después de desayunar Mª Luz aprovecha para ir a una peluquería de la calla Mayor ya que esta misma tarde, cuando lleguemos a Barcelona tenemos la cena de Fin de Año en casa de unos amigos. Yo aprovecho para dar un paseo hasta la zona de San Francisco el Grande, pasando por el Viaducto y hasta la Puerta de Toledo.
Cuando nos volvemos a encontrar visitamos la Almudena, la plaza de Oriente y nos tomamos un chocolate con churros en la Chocolatería San Ginés que está en plaza San Ginés (visita muy recomendable para los amantes del chocolate a cualquier hora del día). A nosotros nos gusta más el chocolate de San Ginés que el de Valor.
Vamos de compras y mi esposa se compra una camisa y un chaleco que usará esta misma noche en la cena. Después un paseo hasta la plaza de España donde encontramos un mercadillo de artesanía y lo visitamos hasta la hora de comer en un restaurante de la calle Mayor a la altura de la Plaza de la Villa.
Como el tren salía a las cuatro de la tarde nos fuimos hacia el hotel para recoger las maletas y desde allí con el metro hacia la estación de Atocha. El tren sale puntual y en unas dos horas y media aproximadamente ya estamos en la estación de Sants de Barcelona, donde nos esperaban nuestros hijos. El viaje de vuelta ha sido tan cómodo como el de ida.
Nuestro viaje se había acabado pero ya estamos pensando en el siguiente.