Realicé mi viaje a Tailandia en mayo del año 2001. Fue maravilloso. Fue un viaje muy planeado por mí.
Para este viaje compré las guías Tailandia y Hong Kong (Col. Trotamundos), Descubre Tailandia (Ed. Everest), así como un mapa. Y con todo esto, y un montón de ilusión, realicé un itinerario.
Miércoles, 16 de mayo
Salimos de Donostia hacia Bilbao por la madrugada. Fue el día más largo de todo el viaje. Fueron muchas horas de vuelo. Creo recordar que 2 horas 30 minutos hasta Frankfurt y luego 10 horas 30 minutos hasta Bangkok.
Jueves, 17 de mayo
Una vez en Bangkok buscar un sitio para dormir. Esa primera noche vale la pena haber buscado una zona para dormir con dos o tres opciones de hoteles para no tener que andar mucho. Nuestro primer hotel me pareció de lo más original al principio; era muy muy muy sencillo. El papel lo tenías que comprar en recepción, y la ducha estaba instalada en el balcón, cerrabas una cortina de plástico y te quitabas la ropa.
Teníamos unas ganas impresionantes de salir y mezclarnos con la gente, así que a la calle. Al salir, a 2 m. del hotelillo nos aborda un tailandés más mono.... Nos ofrece que por 20 baths nos da una vuelta en Tuk Tuk (medio moto medio carro). Accedemos, y nos lleva a ver el Lucky Buda. Es muy bonito. Luego llega el negocio; el truco es que te lleva a ver todas las tiendas de sus amigos para que les compres algo. Aunque sabemos que es un engaño le seguimos la corriente. El chico es majísimo y como nos lleva en Tuk Tuk a todos los sitios es como si nos hiciera un tour. No compréis nada en estos sitios porque es más caro. El tiene su comisión. Este primer día también hemos conocido las tormentas del trópico. Empapaitos. ¡Un show!, pero con el calor que hace te llega a parecer fantástico (lo que en España nos parecería insufrible...)
Lo malo fue que por la noche todo los locales de abajo eran tipo pubs de turistas y allí no se podía dormir. Y nosotros que no habíamos dormido apenas en 48 horas......Socorro!!!!!!
Viernes, 18 de mayo
Al día siguiente a las 7 de la mañana ya estábamos dejando el hotel. De aquí en adelante todo es genial. Encontramos un hotel tranquilo y bien comunicado y a disfrutar que son dos días (se llama Hotel Reno, y te lo recomiendo totalmente, lo puedes encontrar en la guía Trotamundos).
El primer día nos fuimos a la zona de los Klongs (canales) y buscamos a alguien que nos diera un paseito en canoa. A esta zona le llaman la Venecia de oriente. Para mí lo más auténtico de Bangkok. No falta gente que te proponga este paseito. Yo te recomiendo que si vas con otra persona lo contratéis sólo para dos porque no es caro y eso os permitirá hacerlo más tranquilo y poder parar cuando queráis. En el paseo que hicimos nosotros paramos en el museo de las canoas reales, todas hechas a mano y con increíbles detalles, de los siglos XVIII y XIX y que pertenecían a los reyes. Está al borde de los Khlongs y merece la pena (en Tailandia no vais a ver muchos museos), luego paramos en un zoo (con demostración de encantamiento de serpientes, monos, tigres, etc......). Todo entraba en el precio que previamente habíamos pactado. (Hay que regatear, pero como para nosotros, los occidentales es barato no hay que pasarse).
Y ahora viene lo mejor, porque el museo está bien, de las serpientes te llevas el recuerdo de la foto con una al cuello, pero lo mejor sin ninguna duda es el ambiente que se respira. Ponte en situación: 34º C, un canal sucio, la gente bañándose en su propia mierda. Unas cañerías flotantes por encima del agua. Gente en sus cabañas tumbadas en el suelo del porche......Increíble. Todo esto con esos olores a especias que te embriagan. No hay palabras.
Cuando regresamos nos vamos a China Town, que no queda muy lejos, y comemos algo en los puestos callejeros. La comida tailandesa de la calle es buenísima. Aquí podéis probar hasta saltamontes. Hay que animarse a probarlo. Eso sí, nada de helados, bebidas con hielo... Ni probarlo porque te puedes fastidiar las vacaciones y algo más.
Descansamos un poco en el hotel (bañito en la piscina) y nos vamos a un espectáculo de Thai Boxing. Es un espectáculo impresionante. Es bastante caro, pero merece la pena. Es un boxeo que consiste en pegarse con las rodillas. A uno se lo llevó la poli, y en otro combate le dejaron KO a uno de ellos y tuvieron que llevárselo en ambulancia. Aquí se puede ver la diferencia entre las clases sociales. En la parte de delante del recito tienen preferencia la gente de pasta, y detrás de unas vallas (como encerrados en un gallinero) el resto de la gente de pie y parecían bullir. Espectáculo asegurado. Se admiten apuestas, pero no conseguimos entendernos con ellos para hacer una.
Por la noche nos fuimos a un restaurante de esos que ves en las guías que son caros: nos dijimos vamos a probar la cocina de gourmet tailandés. No merece la pena. Es la misma comida que en la calle pero mejor presentada, y con mantel.
Sábado, 19 de mayo
Al día siguiente nos fuimos a ver el What Po y el Grand Palace. Son impresionantes. Todo dorado y con un montón de campanillas que no paran de sonar. En el What Po aprovecha y date uno de los mejores masajes de cuerpo del país. Aquí hacen prácticas los de una de las mejores escuelas de masaje. Lo puedes elegir normal o con hierbas medicinales. Yo me di el de hierbas y luego tenía la piel amarilla como ellos (¿se teñirán así la piel?), y luego toda la ropa por dentro amarilla. Ya sabes a lo que te arriesgas. Luego se lava bien.
Sábado, 19 de mayo
Por la tarde hemos salido hacia el Parque Nacional Khao Yai, tomando el autobús hasta Pakchong. Hemos llegado muy tarde, a la hora de dormir. Allí la gente se levanta a las 5 y prontito a la cama por la noche. No encontrábamos hotel. Y al final encontramos uno, el único del pueblecito. Nos ha sorprendido porque la recepción del hotel estaba a la intemperie, y la chica con uniforme y todo. ¡Qué raro! Antes de instalarnos hemos pedido que nos enseñaran una habitación. Tenían ascensor y todo. Pero cuando veo la habitación casi me muero. La puerta parece la de una celda de cárcel, sin exagerar (en vez de un pomo tenía un cerrojo). La cama no tiene sábanas y el baño era de un estilo Thai total. La taza en el suelo y la ducha de manguera pero sin plato de ducha. El baño es la ducha. Si no lo ves no me puedes entender. Como no hay otra cosa y tampoco hay transporte para irnos a otro pueblo, contigo Tomás.
No sé si decírtelo. Pero dormí vestida para no tocar aquel colchón, y apartándome salamandras del cuerpo toda la noche. Estaba invadido de pequeñas salamandras. ¿No querías aventura? Pues toma.
Domingo, 20 de mayo
Al siguiente día, nos levantamos a las 5 de la mañana, abandonamos el castillo encantado con ascensor y nos vamos en furgo-taxi-autobús con ventilación lateral hasta el Parque Nacional Khao Yai, (2.168 km2 de extensión) que es la reserva más grande del país. Este país es un espectáculo continuo. La furgoneta en la que hemos viajado era increíble, y además servía de transporte de mercancías porque en Pakchong han depositado carne de cerdo, huevos, pescado, etc y según íbamos pasando pueblos había gente que lo iba cogiendo. ¡Qué sorprendente es todo aquí!
Cuando hemos llegado al parque, nos instalamos en un bungalow (que parecía de película por lo precioso que era: cabañitas de madera con un paisaje realmente digno de hacer una película). Y como son las 8 de la mañana tenemos todo el día para disfrutar. Nos hemos ido a la puerta del parque (a unos 200 metros) y hemos preguntado por un mapa para ir andando, pero no. Aquí de todo quieren hacer negocio (aunque para nosotros los precios están tirados) y nos dijeron que teníamos que coger una excursión en otro pueblo a dios sabe cuántos kilómetros. Pero nosotros sabíamos que no podía ser así. Así que esperamos un cuarto de hora y aparece una furgoneta con 4 turistas y el conductor. Hablamos con los turistas (un inglés, un holandés, un belga, y un thai, muy majos) y nos dicen que ellos creen que nos podíamos unir al grupo. Hablamos con el guía y todo arreglado (precio especial por estar ya a la puerta del parque).
Ha sido uno de los mejores días de mi vida. Con eso te digo bastante. Andamos por la jungla desde las 8 hasta las 18 horas. Vimos monos, vegetación, cascadas, mariposas gigantes (del tamaño de dos manos), hormigas soldado, ciervos... Todo impresionante. El guía superbueno. Con explicaciones en un buen inglés, y era una de estas personas superbuenas, amables y que se desviven para que disfrutes y llegues a ver la naturaleza de la forma más cercana. Como lo viven ellos, los Thai.
Lunes, 21 de mayo
Al siguiente día nos levantamos en nuestro bungalow, desayunamos en el bar del recinto de los bungalows, y la dueña nos ofrece que uno de sus empleados nos llevara en su ranchera hasta Pakchong. Qué gente más amable. Le dejamos una propina y nos vamos con el chico. Nos sentamos en la parte trasera de la ranchera en el suelo, con nuestras inmensas mochilas, y a disfrutar. Cuando llegamos queremos pagarle pero no nos deja darle ningún dinero. Es impresionante la gentileza y amabilidad de los tailandeses, no tienen un duro, y todo lo hacen por complacerte. Ahora entiendo por qué le llaman a Tailandia el país de la eterna sonrisa.
Nos despedimos del hombre como pudimos porque él no hablaba ni papa de inglés y cogimos el tren hacia Ayutaya. Este día queríamos llegar a Sukotay para mañana ver Old Sukotay (las mejores ruinas de Tailandia de estilo Sukotay). Tardamos 2 horas y media en ir de Pakchong a Ayutaya en tren de 3ª categoría. Toda una aventura porque cuando empieza el viaje la mitad de los pasajeros se empiezan a levantar de los asientos y se ponen a vender frutas y otros tentempiés entre el resto de los pasajeros. Por cierto riquísimas (no dejes de probar los lichis, que no sé cómo se escribe, y unas frutas con pinchos del tamaño de una nuez que cuando frotas una contra otra se caen los pinchos y el fruto de dentro es riquísimo). Comer fruta en Tailandia es como comer caramelos. Hubo una fruta que no te recomiendo que la pruebes; viene en bandejas ya preparada y es de color amarillo claro y un olor fuerte, con forma alargada y del tamaño de una mano. Es repugnante. Fuertísima. A ellos les encanta pero a los europeos nos repugna.
Como iba contando, que me voy por los cerros de Úbeda, en Ayutaya cogemos un autobús con aire acondicionado (merece la pena el aire) hacia Sukotay. Tardamos 6 horas. Pasamos la noche en el hotel Nothern Grand Palace (totalmente recomendado).
Martes, 22 de mayo
Hoy, cuando ha sonado el despertador a las 5:20 de la mañana no podía con mi alma, pero como hay que aprovechar las mañanas para ver las cosas porque al mediodía no hay quién pare en la calle de calor... Nos levantamos y tomamos un Asian Breakfast (sopa de arroz con verduritas), y cogimos un bus hasta Old Sukotay: en 15 minutos ya estas allí.
Old Sukotay es un sitio de alucinar. No te lo puedes perder. Le llaman ruinas, pero está muy bien conservado. Hay unas 15 construcciones, rodeadas de lagos, y unos jardines perfectamente cuidados. Nosotros alquilamos un Tuk Tuk para todo el día para nosotros solos, para que nos llevara por todo el recinto (es inmenso) y mereció la pena. Nos salió muy barato. Invitamos a comer al chofer, pero no nos lo quería aceptar. En su cultura es demasiado que un occidental le invite a comer. Al final conseguimos que se sentara en una mesa de al lado y le pagamos la comida. Nos lo agradeció todo el día. Nosotros sólo nos gastamos 40 pesetas por invitarle a comer. ¡Cómo no lo íbamos a hacer!
Miércoles, 23 de mayo
Al día siguiente nos levantamos a las 5 (otra vez) y nos fuimos a Chiang Mai en autobús. El viaje ha durado 5 horas, pero ha sido muy agradable. Cuando llegamos nos ofrecían hoteles avasalladoramente, y justo en el que teníamos previsto pasar unas noches estaba bien representado por un "comercial". Nos subimos en su furgoneta y al centro de Chiang Mai con nuestras pesadas mochilas (cada vez pesan más las jodidas). Nos instalamos en Lai Thai Hotel (lo había visto yo en la guía Trotamundos), la recepcionista es encantadora, está deseando practicar su inglés.
Por la tarde nos vamos al Night Bazar (conocido en toda Tailandia) para ver que nos compramos para traer a España. Yo de todo lo que veo me compraría el 75% de las cosas, pero no puedo por espacio en el avión, encima a unos precios... Parece que soy rica en este país.
Jueves, 24 de mayo
Fuimos a la parte más alta de Chiang Mai, Doi Suthep. Subimos en furgo-bus por una carretera zigzagueante y arriba nos encontramos con un templo maravilloso y con unas inmejorables vistas de la ciudad en los días de invierno. Pero claro, es mayo, todo con una densa niebla. No importa; la temperatura no baja de 35 grados en ningún momento del viaje, y además nos han quedado unas fotos fantásticas gracias a la niebla, le da a todo el templo un aire mágico.
Por la tarde fuimos a ver el Phra Singh Temple, donde vemos en su interior a unos monjes con ordenador y TV (sí, sí!! dentro del templo al lado del buda que veneraban). Hay tantas cosas que me chocan en este viaje... Más tarde vamos a ver las fábricas de artesanía que hay al este de la ciudad (seda, madera, etc...) Merece la pena verlo. Ves cómo se hace la seda, cómo tallan madera, elaboración de joyas (principalmente topacios). Interesante. Nosotros elegimos ir en Tuk Tuk, tu le dices en qué fábrica quieres parar y ellos te esperan fuera. Pagas al final del día, lo que hayas pactado anteriormente. Aquí es el sitio ideal para comprar alguna joya y tallas de madera. Buenísima calidad a buen precio. Aprovecha.
Al atardecer el chico del Tuk Tuk nos ha llevado al What Phra Man y al Suan Duok Temple, que nos han sorprendido mucho porque en las guías no los ponían como muy interesantes. Para mí son simplemente fascinantes.
Viernes, 25 de mayo
Ayer cogimos un trekking para 2 días para realizar hoy y mañana. La oferta es amplísima, y aunque yo estaba preocupada porque no sabía donde buscar un trekking, al llegar a Chiang Mai se me pasaron todos los miedos. La oferta es amplísima. Nosotros lo contratamos en la agencia El Tigre.
Como te decía, hoy hemos comenzado el trekking. Hemos salido un poco tarde, a las 10 h., pero hay que acomodarse a más gente, y un día es un día. Hemos ido 2 inglesas, un chico de Boston, otro de San Francisco, y nosotros dos, y por la otra parte el chofer y un guía. Cuando estamos todos en el furgo-taxi salimos hacia la selva. Los compañeros de viaje parecen muy simpáticos, y voy practicando algo de mi inglés oxidado.
Empieza la aventura. La primera parada la hacemos para montar en elefante por la selva. Al principio lo veía muy divertido, pero una vez arriba le tienes un poco de respeto. Fuimos por una senda al lado de un río, y yo no paraba de pensar cómo un animal tan grande cabía por un camino tan pequeño (apenas tenía espacio para poner sus pezuñas en el suelo), y la verdad es que algún que otro grito ya di. Pero es una buena experiencia. Te recomendaría que cogieras el elefante más grande de los que haya porque son más estables que los más pequeños.
Al terminar el recorrido del elefante, nos estaba esperando el furgo-taxi, nos hemos montado y nos han llevado hasta otro lugar, donde ya nos hemos despedido del conductor hasta mañana. Aquí cada uno ha cogido su mochila y ala, a lo que hemos venido, a andar. Hemos ido hasta una cascada preciosa, el ritmo que nos ha puesto el guía era de atletas (hay que pensar que hay una humedad increíble y el calor es insoportable). Pero cuando hemos llegado, la verdad es que ha merecido la pena. Este paisaje es magnífico. No te puedes perder la oportunidad de adentrarte en la selva. Es una sensación única. En la cascada hemos parado a comer. Nos han dado a cada uno una bolsita de plástico con un poco de arroz con verduritas y cosas raras y de postre un plátano. En este país no se come mucho, pero tampoco puedes comer más por las altas temperaturas. ¿Cuántos orientales has visto gordos? Pocos ¿verdad?, por algo será.
Después de la comida hemos proseguido hasta la tribu Karen. Por el camino nos hemos encontrado con un escorpión, y algún que otro animalillo. A las 3 horas nos hemos encontrado con la tribu Karen. Nos han enseñado la cabaña donde íbamos a dormir; una preciosidad, aunque sin ninguna comodidad (dormir en el suelo, y un fuego en el centro), no existe ningún tipo de decoración. Yo dejo mi mochila y me voy a mezclarme con la gente de la tribu. Todos te miran con una sonrisa, pero nadie se atreve a acercarse. Lo mejor de Tailandia es su gente. Me pasaría horas hablando de detalles que han tenido conmigo. Cuánto tenemos que aprender de otras culturas. Nos metemos tanto en nosotros mismos, en nuestro trabajo, en nuestras cosas... que al final perdemos el rumbo de qué es lo más importante en la vida: ser feliz, y compartirla con los demás.
Por la noche los guías nos preparan la cena al fuego de la lumbre y sacan una guitarra y cantan canciones en inglés. La letra se la van inventando según cantan, y así cada uno va contando la historia de su vida. Qué día más feliz he pasado.
Sábado, 26 de mayo
Nos hemos levantado un poco entumecidos de haber dormido en el suelo de caña, pero no importa, porque los guías nos estaban preparando un buen desayuno americano. Hemos empezado a bajar la montaña y a las 2 horas nos hemos encontrado con otro guía y dos alemanes. A partir de este punto estos dos chicos se vienen con nosotros. El guía nos ha enseñado a hacer bolsa de la compra con unas hojas gigantes, y luego hemos ido recogiendo setas del tamaño de un zapato. Estas setas son lo que hemos comido al mediodia.
Después de comer hemos hecho rafting-bamboo (una balsa de bambú). Yo no había hecho nunca rafting, pero desde luego esta balsa era muy inestable. Ha sido muy divertido, y además teníamos dos compañeros muy majos. Hablaban bien inglés, y no hemos tenido ningún problema de comunicación.
Después del rafting nos hemos montado en el furgo-taxi y directitos al hotel. Estábamos hechos polvo, así que hemos contratado un masaje en la habitación de 2 horas para cada uno. Esto tampoco te lo puedes perder. Yo me he quedado dormida del placer.
Domingo, 27 de mayo
Qué agujetas. Tengo las piernas... Yo no pensaba que habíamos hecho tanto ejercicio. Hoy nos hemos ido a ver las granjas de mariposas, de orquídeas y un zoo de monos, y un espectáculo de elefantes. Todo lo que hemos visto ha sido precioso. Para ver este tipo de cosas hay mucha oferta, así que no os preocupéis, y sino preguntáis en la recepción del hotel y enseguida os explican cómo funcionan estas cosas en Chiang Mai.
Lunes, 28 de mayo
Hoy nos hemos ido a Tawai Village. Es un pueblecito a 10 Km. de Chiang Mai. Alguien nos ha dicho que si queremos comprar tallas de madera a buen precio y originales este es el sitio. Nos hemos pasado el día en un Tuk Tuk de una tienda a otra. Hemos comprado una maravilla de talla.
Martes, 29 de mayo
Hoy es nuestro último día en Chiang Mai. Me da mucha pena dejar esta ciudad tan encantadora, pero el viaje ya va bueno. Hoy hemos cogido un vuelo a Bangkok (9.500 Ptas.). Por cierto, en el aeropuerto he conocido a una pareja española que estaban de luna de miel, y cuando les hemos contado nuestro viaje, ellos se quejaban de que sólo les llevaban a los sitios más turísticos. Siempre pasa lo mismo con los viajes organizados.
Nos instalamos en el Hotel Reno, nos damos un bañito en la piscina, y a la calle. Tenemos que hacer las últimas fotos de Bangkok
Miércoles, 30 de mayo
Hemos cogido el autobús a las 6:15 de la mañana para ir a ver el mercado flotante de Damnoek Saduak. A las 8:30 ya habíamos alquilado una barquita para nosotros solitos. El remero es un hombre muy simpático y llegamos enseguida a un acuerdo económico con él. El sitio es muy bonito, y aunque en la guía dejaba bien claro que no era un sitio muy turístico, esta vez se han equivocado. En este mercado flotante no faltaba ni un solo turista. Una pena.
El siguiente destino es Kanchanaburi. Esta era la única parte del viaje que yo no tenía clara cómo lo íbamos a hacer. No había encontrado ninguna información de cómo ir a Kanchanaburi. En este pueblo nadie habla inglés, y cuando pronunciamos Kanchanaburi no entienden lo que decimos. Estamos desesperados. Vamos avanzando por el pueblo y ya no sabemos qué hacer. Al final me acerco a un chico guapísimo y le digo: Hello, KAN CHA NA BU RI. Y me dice en tailandés: dkfuvjmeri icv rii id. Y me hace un gesto con la mano de que espere, y seguidamente utilizando los gestos me dice que por esta carretera pasa el autobús. Que espere. Aún no te he comentado que cuando le asalté, el estaba jugando una partida de un juego parecido a las damas con otros amigos en la calle. Estaban sentados en unos taburetes. Pues bien: se levantan dos de ellos y nos dicen por gestos que nos sentemos. Yo diciendo que no gracias. Pero como no nos entendemos no queremos ser descorteses y nos sentamos. A todo esto, comentar que eran las 12 del mediodía, que había unos 40 grados a la sombra. En mitad de una carretera. Y ellos se levantaron para que nos sentemos. ¡Qué gente más acogedora!.
Se me olvidaba decirte. Para que un tailandés te entienda cuando le dices I'm from Spain realmente a ellos les tienes que decir Aim from Sepein (tienen algún problema para pronunciar la "s" aspirada y todos llaman a España Sepein).
Cuando se acerca el autobús el chico tailandés se pone en mitad de la carretera para parar al autobús (un poco más y le pilla). Habla con el conductor, y nos dice que montemos. Sonreímos a todos y les hacemos el saludo Tai. Al subir al autobús, el conductor sonrie y cuando queremos pagar nos dice que no. No entendemos nada. Nos vamos a un asiento y nos levantan de allí. Nos dicen dónde nos tenemos que sentar. Nosotros les seguimos la corriente. No entiendo nada. ¿Llegaremos a Kanchanaburi?. Es un autobús sin "air con" (aire acondicionado), y casi nos morimos de calor. Al principio todo muy guay: subió una señora con un manto a la cabeza llevando el pienso allí, todo muy auténtico. Pero a los veinte minutos de trayecto, viene en tickero y nos dice yellow y nos hace un gesto con las manos de que subamos a otro autobús que había allí mismo. Nosotros le seguimos la corriente, pero realmente estamos preocupados; en el mapa no aparecen los sitios que vamos recorriendo, y no tenemos ni puñetera idea hacia donde vamos. La aventura es la aventura.
Bajamos de este autobús y cuando vamos a subir al otro nos dicen que no es éste, que ya llegará el nuestro (eso de que nos dice es un decir, más bien imaginamos). Llega otro autobús y parece que éste sí que es. Qué viajecito: 50 km/h velocidad de crucero, sin "air con". Yo me moría. La aventura es la aventura. Al cabo de 2 horas 30 minutos interminables llegamos a nuestro destino. Qué tranquilidad, hemos llegado a Kanchanaburi. Preguntamos por el mejor hotel de la ciudad (allí hay que ir así porque sino te invaden las salamandras, ¿te acuerdas?). Dejamos todo en el hotel. Un baño en la piscina caliente, y no es que fuera termal...
Salimos del hotel a la hora o así y vamos a visitar el museo de guerra. Realmente interesante. Es increíble lo que tuvieron que soportar esta gente en la guerra. Un museo muy sencillito pero que te llega al alma. Después nos vamos a ver el río Kwai. Una de las cosas más bonitas que he visto hasta ahora. Tiene algo mágico. Pasamos por el puente y dá verdadero vértigo.
Jueves, 31 de mayo
A las 6 de la mañana hemos cogido el Tren Botijo que pasa por el puente sobre el río Kwai (no sé por qué esto me suena a película). El paisaje es muy bonito. Hay veces que las vías van sustentadas sólo por unos pilares, a bastante altura. Calculamos que los prisioneros de guerra debían hacer 1 km diario (456 km. en 16 meses) Cuando piensas todas las personas que murieron aquí por hacer este tren se te ponen los pelos de punta. En este tren van montando los niños para ir a los colegios. Los niños son una ricura: todos con su uniforme y superlimpios.
Cuando llegamos a Namtok nosotros queríamos ver las cataratas Erawan, pero no lo conseguimos. Es una historia muy larga de contar. Estas cosas pasan. Fijate si estábamos perdidos que hemos asaltado a una Tailandesa y hemos terminado montados los tres en una vespino durante unos kilómetros. Cuando le hemos querido dar dinero no nos lo ha aceptado. Esta gente es maravillosa. El país de la eterna sonrisa.
Viernes, 1 de junio
Hoy pasamos todo el día en autobús para volver a Bangkok. Una vez allí preparamos las mochilas. Mañana salimos hacia Bilbao. He conocido el país mas maravilloso del mundo, todo gracias a esta gente tan maravillosa. Ahora, después de un año, me parece que todo fue un sueño.