Berlín merece la pena, porque si bien no es tan monumental como Roma o tan bella como Praga, de cualquier forma aconsejo el viaje. Es un ciudad con mucha vida, muy dinámica y con bastantes puntos de interés. Además, no me ha parecido una ciudad cara. Es, por ejemplo, más barata que Roma.
Podéis encontrar información complementaria en la Guía y relato de una escapada a Berlín (2009), publicada también en esta web.
Del 8 al 14 de agosto de 2006
En LastMinute, vuelo+hotel (6 noches, empezando el 8 de agosto), sin ninguna pega. Era la primera vez que lo hacíamos por Internet. Vuelo en easyJet, compañía de bajo coste. Bien, nada que objetar, tal vez la distancia entre asientos era algo menor, pero poco. El avión no funcionaba a pedales, como nos temíamos.
Agon Franke, cerca de Adenauerplatz, en Kudam; es un 3 estrellas modesto, suficiente si no se precisan lujos. No muy moderno, pero limpio, baños reformados, habitación pequeña pero no minúscula. Desayuno buffet muy bueno, muy variado, de todo, desde fruta, huevos revueltos, tostadora de pan, panes de diversos tipos, no echamos nada en falta. Hacemos unos bocadillos con pan, queso, y fiambre, y se empeñan en deslizarse hacia dentro de mi mochila. Bueno, dentro de unas horas nos serán útiles.
Delicioso, en las fechas de nuestro viaje. Las máximas rondando, estimo, los 20-23 grados, perfecto para caminar sin sudar. El cielo algo revuelto, llovió un día. Aconsejo paraguas o chubasquero, en cualquier momento el cielo se cubre.
Magnifico, un 10, difícil de mejorar. Rápido, puntual, eficiente. Nunca hemos estado mas de 4 minutos esperando. Hemos utilizado mucho los buses 100 y 200, que van de Zoo a Alexanderplatz, el priemro por el norte de Tiergarten y el 200 por el sur. Varios tipos de billetes, nosotros compramos un bono semanal, creo que lo hemos amortizado con creces, hemos utilizado de todo: metro, tren, bus, tranvía. Se compra en unas máquinas, primero hay que poner el idioma, luego elegir la zona (AB normalmente, sirve para todo, excepto para Potsdam), y luego el tipo de abono. Cuesta 24,50 € y hay que validarlo la primera vez que se utiliza. En las paradas de bus hay unos paneles que indican las líneas que van a pasar y el tiempo que le falta a cada uno.
La calidad del transporte público se agradece mucho, ya que las distancias son enoooormes: prepararse a andar mucho. Lo que en plano parece cerca, en realidad es una larga caminata, atentos.
La gente es muy amable, te ayudan si pueden, casi todos hablan inglés. Aún sin saber alemán y con el inglés muy justito -es nuestro caso-, no ha habido grandes dificultades para entendernos. Los taquilleros de museos o palacios tienen mucha práctica, acabas entendiéndote.
Muchas opciones, de todo. En plan informal, kebab, currywurts (muy rico, pero en puestos callejeros apenas da para dos bocados, en restaurantes es otra cosa), bocadillos, pizzas, imbiss (bocadillos de pescado), de todo, como digo. Fácil de encontrar un sitio, no hay que padecer. En las estaciones de metro o tren suele haber puestos de comida. Asiáticos con fotos de los platos, buffet de verduras que se cobra a peso (Einhorn, hay varios ). En los restaurantes no hay porqué pagar mas de 12 euros si uno no quiere, hemos hecho comidas muy dignas por ese precio. En el barrio de Nikolaivertel los restaurantes tienen carta en castellano y aunque por fuera no lo parezca los precios son razonables.
Comimos en uno que hace esquina, al lado mismo del Ephraim-palais, dos platos de pescado con patatas, una ensalada a compartir y bebidas por 25 €. Otra recomendación: Xantener ecle (en Xantener St. 1, 50 metros al sur de Adenauerplatz: dos codillos gigantescos, imposibles de terminar, y dos cervezas por 25 €; otro día, dos sopas, dos currywurts, 1 ensalada para compartir y dos cervezas, 21 €. Muy bien en cantidad y bien en calidad, ambiente agogedor, carta en castellano.
Algunos magníficos. Los de la Isla tienen audio-guía en castellano, los de Kulturforum no. En todos se pueden hacer fotos sin flash. Compramos la tarjeta Schaulust Museen, que sirve para todos los importantes, no así como la Welcome Card, que me parece un timo. Cuesta 15 € para 3 días consecutivos, en la Oficina de Turismo.
El Parlamento es un edificio imponente, gigantesco. La cúpula esta cerrada por limpieza hasta dos días antes de la partida, con lo que preferimos no intentar verlo; luego nos enteramos de que había colas de dos horas.
Al lado está el Monumento a las Víctimas del Muro, unas cruces en su memoria.
Desde ahí ya se ve la Puerta de Brandeburgo, llena de gente haciéndose la foto. Fijaos en los relieves laterales.
Seguimos por Unter den Linden, el bulevar más aristocrático de la ciudad, embajadas, hoteles de lujo, teatros, universidades.
Este bulevar está lleno de tiendas de recuerdos.
Se tuerce a la derecha por Friedrihsts y se llega a dos almacenes (no grandes): uno es Galerías Lafayette, con un cono de cristal notable, y otro, al lado, con un impresionante suelo de mármol y tiendas de lujo.
Gendamermark, la plaza mas bonita de Berlín, se encuentra detrás, con dos catedrales gemelas y en medio la sala de conciertos. Hay una paz y sosiego muy gratos.
Muy cerca la Bebelplatz, con el recuerdo a las quemas de libros por parte de los nazis, y se vuelve a Unter del Linden, se atraviesa un bonito puente y se ve la Catedral, muy grande y en un estilo pomposo que no nos gusta.
Un poco mas allá un jardín con estatuas de Marx y Lenin (foto con ellos obligada) y al lado el Ayuntamiento Rojo, por el color del ladrillo, y a su lado, el Nikolaivertel, o barrio medieval, con algunos rincones llenos de encanto (es pequeño, apenas cuatro calles).
Estamos ya en Alexanderplatz, una de las plazas mas grandes que he visto nunca.
La Isla de los Museos o Museumsinsel es un conjunto de museos, de los más importantes del mundo, situados en una isla formada por el río Spree en el centro de la ciudad.
Detrás de la catedral está el Pergamon Museum, magnifico, no dejes de verlo. El altar de Pérgamo, impresionante, es una estructura de mármol con un friso labrado, la vía procesionaria, diversas antigüedades de Oriente, muy bien. Cuanto han ¿hallado / rapiñado? los arqueólogos alemanes!!.
Altes Museum, el de al lado de la catedral, con colecciones romanas, griegas y egipcias, con la berlinesa más guapa, Nefertiti. Fascinante.
Alte Nationalgalerie, pintura clásica alemana. Para los amantes de la pintura. Algún pintor francés, y Friedridh, el romántico por excelencia. No hay ninguna obra maestra, pero el conjunto es muy estimable.
Se trata de un importante centro cultural y artístico, cerca de Potsdamerplatz. Gemaldegalerie, pintura clásica, Durero, de la Tour, Rubens, un par de Vermeer, Brueghel. Conseguid un plano, hay muchas salas pequeñas y es fácil liarse. Ahora hay una exposición temporal de Rembrandt que se paga aparte (12 €). Neue Nationalgalerie, pintura del siglo XX, nos dicen que está cerrada la colección permanente por una temporal, que no nos interesa.
La plaza Potsdamerplatz es un festín de arquitectura moderna.
Tiene varios puntos de interés, el Sony Center (con una espectacular carpa de cristal), un par de trozos del Muro, el Arkaden (centro comercial no muy diferente de los que conocemos aquí), la plaza de Marlene Dietrich, etc.
Kudam, una arteria muy comercial, llena de tiendas, cafeterías, mucha animación, y más cuanto más nos acercamos a la iglesia derruida. Dar un paseo disfrutando del ambiente, las mujeres seguro que no resisten sin entrar en alguna tienda.
Iglesia del kaiser Guillermo, derruida durante la 2ª guerra mundial, sólo se conserva una torre, impresiona bastante.
Chekpoint Charlie, de obligada visita, está lleno de gente, y un poco mas allá otro trozo de Muro, y enseguida otro sin pintar, al lado de la Topografía del Terror sobre las atrocidades de los nazis. Diez minutos andando y llegamos al Museo Judío, con una atrevida arquitectura, llena de ángulos imposibles y escaleras, se entra por el edificio contiguo. El museo está bien, pero las explicaciones están sólo en alemán e inglés.
Es un conjunto de palacios versallescos con varios edificios a visitar y unos enormes jardines. Hay varias entradas combinadas, nosotros elegimos una de 12 €. Se empieza por el edificio central, el Altes Scholls, visita guiada en alemán, folletos en castellano. Lujo y opulencia. A la derecha el Neuer Flugel, más pequeño, visita libre, audio-guía en castellano. Al lado, ya aparte, el Neuer Pavillon, que es como una casa de campo pequeña.
Paseando por los jardines, con lagos y estatuas, se llega al Belvedere, pequeño pabellón con una colección de porcelana. Hay que subir dos pisos. Nos faltó ver el Mausoleo, pero ya estábamos cansados.
Karl Marx Allee, una avenida socialista, con grandes edificios para trabajadores. Si no se quiere recorrer entera, empezad por Strausberplatz y llegad hasta Frankfurter Tor. Los edificios, al menos por fuera, tienen una apariencia muy digna. Desde Frankfurter Tor se puede coger un tranvía amarillo, el M10, que lleva hasta el East Side Gallery, el trozo de muro más largo, de 1.300 metros, con algunas pinturas y una playa. Al lado el Oberbaumburke, el puente más bonito que atraviesa el río, con almenas y arcadas.
Hackesche Hoffe, unos patios interiores con rincones llenos de encanto. El más bonito es el primero, con azulejos art nouveau. Siguiendo la calle se llega a la Nueva Sinagoga, que no se puede visitar, sólo el museo. A su lado los Heckmanhoffe, otros patios interiores, que son sólo dos o tres y no tan bonitos como los anteriores.
Hay que coger el tren S-Bahn S7 desde Zoo y se llega en unos 35 minutos. El billete se compra en el mostrador (al menos no vimos máquinas expendedoras) y hace falta uno ABC. Nada más bajar en la estación de tren de Potsdam hay autobuses que llevan a Sanssoucci, los palacios a visitar: cogimos el X15 (pero también sirve el nº 695).
Procurad conseguir un plano del pueblo y los palacios, pues son inmensos. Dudo que nadie tenga tiempo y fuerzas para visitar todo en un sólo día.
Se empieza por el Schloss Sanssoucci: hay visita guiada cada 20 minutos y al llegar compras la entrada (8 €) y te asignan hora.
Nosotros llegamos a las 11 h. y no pudo ser antes de las 13 h, consultad el panel. Visita guiada en alemán, con folletos en castellano. No fotos.
Mientras hacéis tiempo, pasead por los jardines, inmensos, y si puede ser, llegad hasta la Casa de té china, un capricho rococó (¡que caprichosos son los reyes!).
También están las Nuevas Cámaras (eran para los invitados), donde la entrada cuesta 2 €, la visita es libre, con folleto en castellano. Se puede ver en 15 minutos.
Hay muchos más pabellones, pero para entonces ya era tarde, el día estaba lluvioso, desapacible y decidimos marchar.
Cogemos el autobús (hay varias líneas), bajamos en Luisenplatz (en Potsdam pueblo), con un arco triunfal, donde empieza una calle peatonal, la Branderburger St, con cierta gracia, llena de tiendas y cafeterías, y que acaba en una iglesia en restauración.
Volvemos sobre nuestros pasos y con el autobús regresamos a la estación que nos llevará de vuelta a Berlín.
Y eso es todo, no recuerdo nada más de interés. He procurado dar información útil, pero si alguien quiere saber más, preguntad.