Relato de un viaje de 9 días a Estambul

Salimos prontísimo de Calafell en dirección al Aeroport del Prat, a las 6:30 salia nuestro vuelo de Alitalia dirección Roma para, a continuación, coger uno a las 12:20 a Estambul. En Roma sufrimos un retraso de casi dos horas, por problemas técnicos en el avión, pero al fin partimos y llegamos a Estambul. El Aeropuerto Atatürk tiene parada de metro (Havaalani-Airport). Llega hasta Aksaray, donde hay que coger el tranvía a las zonas de los hoteles, en los barrios de Beyazit, Sultanahmet y Galata. Nuestro hotel, el Best Western President, se encontraba en Beyazit, enfrente mismo del Gran Bazar. Desde la terrazas superiores del hotel hay unas vistas impresionantes del mar de Marmara y de la Mezquita Azul.

Aprovechamos para tener el primer contacto con Estambul, bajando por la Divanyolu Caddesi: en diez minutos caminando se llega a Sultanahmet. Por cierto, esta calle está llena de sitios para comer, restaurantes de todo tipo y precios, así como de tiendas de recuerdos y excursiones por la ciudad y Turquía. La visión de la Mezquita Azul y de Santa Sofía de noche iluminadas es espectacular. Había mucha gente por todos sitios, y el canto para el rezo era sobrecogedor.

Visitamos en primer lugar la Mezquita Azul (Sultan Ahmet Camii) y, como todas las mezquitas de Estambul, la entrada es libre. Sólo se pide que las mujeres se cubran con un pañuelo, el cual, una vez dentro, vimos que la gente se quitaba sin ningún problema. A continuación visitamos Santa Sofía (Aya Sofya), en la actualidad un museo. También visitamos la Cisterna de la Basílica (Yerebatan Sarayi), al lado mismo de Santa Sofía.

Volviendo sobre nuestros pasos entramos en el Gran Bazar (Capali Çarsi), un enjambre de calles llenas de tiendas de todo tipo. Más auténtico nos parecieron las calles que van del Gran Bazar hasta el Bazar Egipcio o de las Especies (Misir Çarsisi). Así como la visión del puerto de Eminönü, con el puente y la torre de Galata al fondo, el Cuerno de Oro, la Mezquita Nueva, ...

Una vez descansados, cogimos el tranvía hasta la parada de Sirkeci, estación de ferrocarril, donde antaño llegaba el legendario Orient Express. En una de las salas de esta estación se efectúa el Concierto de Música y Baile Sufí (Derviches Danzantes), al cual asistimos. Desde los mismos andenes de la estación sale un tren que para en Kumkapi, barrio famoso por sus restaurantes. Los originarios del lugar cenan, cantan y bailan.

Hoy visitamos el Topkapi, y de camino hacia allí visitamos el Sepulcro del Sultán Mahmut II.

Ya en el Topkapi, se compra una entrada general, la cual da acceso a todo el palacio, salvo al Harén, para la que se compra otra entrada. En el Harén se realiza la visita con guía (en inglés). También se pueden adquirir unos audífonos, en otros idiomas como el castellano. A destacar el tesoro y las vistas del mar de Mármara y del Bósforo.

Por la tarde cogimos el tranvía hasta Karaköy, donde se coge un metro de una sola parada (Tunel) hasta Istiklal Cadesi. Estamos en la zona europea moderna, y se nota en todo, las tiendas podrían ser de cualquier capital europea, las mujeres en esta parte de la ciudad no llevan la cabeza cubierta, la forma de vestir es totalmente europea. En los barrios de la zona europea antigua (Beyazit-Sultanahmet), la mayoría de mujeres van a la moda islámica, así como en la parte asiática de Estambul. Recorrimos Istiklal Cadesi hasta la plaza de Taksim, centro neurálgico de esta parte de la ciudad y donde están los hoteles más lujosos.

Bajamos en tranvía hasta Eminönü, y cogimos un trasbordador hasta Eyüp, recorriendo todo el Cuerno de Oro. Nos dirigíamos a ver la Mezquita de Eyüp, el Conjunto funerario de Mihrisah y el Mausoleo Sokollu Mehmet Pasa, así como el Café de Pierre Loti, desde el cual hay unas vistas espléndidas de todo el Cuerno de Oro. Eyüp es un lugar de peregrinación para los musulmanes de todo el mundo. En su mezquita están los restos de Eyüp Ensari, el cual llevaba el estandarte de Mahoma.

La tarde la dedicamos a pasear por Kabatas y Besiktas. Cogimos el tranvía hasta Findikli, y seguimos caminando por la orilla del bósforo, entrando en la mezquita de Dolmabahçe, y pasando junto al palacio hasta Besiktas.

El Bósforo nos esperaba. Cogimos nuestro ticket en Eminönü y, como aún nos quedaba una hora para partir, aprovechamos para visitar la Mezquita Nueva (Yeni Cami).

El recorrido por el Bósforo dura una hora y media de ida, hasta Anodolu Kavagi. La primera salida es a las 10:35 y llega a las 12:05. Hasta la vuelta, a las 15:00, aprovechamos para subir a un castillo bizantino en ruinas, desde el que se tiene un excelente panorama del Bósforo y el comienzo del mar Negro. Después comimos en un restaurante que encontramos en el camino, con menús de precio fijo por unos 13 YTL.

Una vez en Sultanahmet, recorrimos el Hipódromo, viendo la columna Serpentina y el obelisco Egipcio. A las 21:00 se efectúa el espectáculo de luces y sonido sobre la Mezquita Azul, el cual es bastante tedioso y aburrido. Lo mejor es cuando acaba y dejan la iluminación normal de la mezquita.

Bajamos la calle del hotel, Tiyatro Cadesi, atravesamos Kumkapi, y nos encontramos en el puerto de Yenikapi, desde donde salen los transbordadores rápidos a Yalova (el trayecto dura una hora y diez minutos). En el puerto de Yalova esperan los autobuses para distintas poblaciones, pero la mayoría van a Bursa (el ticket se compra en el autobús).

El trayecto hasta Bursa, o mejor dicho, hasta la estación central de Bursa, dura otra hora, más unos 35 minutos de autobús, hasta el centro de Bursa, con los autobuses urbanos. En Bursa visitamos el Mercado Cubierto, el Bey Han y el Koza Han, edificios muy atractivos en forma cuadrada, con todo el centro en forma de patio descubierto con bonitas fuentes, donde se puede tomar un refrigerio o comprar en las numerosas tiendas de la seda. También visitamos la Gran Mezquita, la Mezquita Verde y el Mausoleo Verde (en este ultimo no se podía entrar, por estar en restauración).

A la vuelta, en la estación central cogimos billete en autobús directo a Estambul, el cual para en Harem o Otogar.

Cogimos el tranvía y fuimos hasta la última parada, en Kabatas, a doscientos metros del Palacio de Dolmabahçe. La visita es espectacular. Estuvimos toda la mañana, primero en la visita que ellos llaman Selamlik, o sea, todas las estancias abiertas a los magnates que visitaban a los sultanes, con guía en lengua española, y después la visita al Harem, con explicaciones en inglés (aunque no se entienda el inglés es recomendable hacer también la visita del Harén, ya que los carteles de las habitaciones y demás estancias son de fácil comprensión).

De allí cogimos el autobús nº 25, que nos llevó en pocos minutos a Ortakoy, tocando el puente del Bósforo. Ortakoy es famoso por sus numerosos restaurantes alrededor de la plaza Iskele Meydani y las calles que la rodean, así como por su mezquita de Mecidiye. En el restaurante El Turco comimos de maravilla.

Más tarde, en autobús, fuimos hasta la plaza Taksim, bajamos por Istiklal Cadesi hasta el Monasterio Mevlevi, el cual visitamos. En su bella sala de baile octagonal y de madera bailan los Derviches Danzantes. Bajando por Galipdede Cadesi llegamos a la Torre Galata, desde de la cual, a una altura de 62 m, se contemplan unas vistas geniales de todo Estambul.

Esta noche, en uno de los restaurantes del hotel President, asistimos a una cena espectáculo llamada Orient House. Es un espectáculo para turistas, con diferentes danzas del folclore turco-otomano y, como plato principal, las danzas del vientre. Cuando entras te preguntan tu nacionalidad y te ponen una banderita en la mesa, lo que nos sirvió para comprobar que estábamos cenando junto a gente de nacionalidades de todo el mundo, en especial de Oriente Medio y Próximo (iraquíes, iraníes, qatarís, saudíes, etc), pero también americanos o japoneses, lo que resultaba un tanto chocante y curioso.

Esta mañana va de mezquitas. Visitamos la de Beyazit, la entrada a la Universidad, la espectacular Süleymaniye, y la preciosa mezquita de Rüstem Pasa. Más tarde, desde el puerto de Eminönü cogimos un transbordador a la parte asiática de Estambul, a Üsküdar, donde existen destacables mezquitas, así como una vida muy animada en los mercados y las numerosas calles comerciales.

Una vez comimos, cogimos un transbordador a Kabatas y allí el tranvía hasta el hotel, donde descansamos un poco antes de ir al Gran Bazar a realizar las últimas compras y bajar a Sultanahmet, a admirar por última vez Santa Sofía y la Mezquita Azul. Estas dos maravillas, por sí solas, ya valen una visita a Estambul.