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Bandera de Japón

JAPÓN

Relato de un viaje a Japón, el imperio del sol naciente

Sandro Alarcón y Rosa Moreno
Published on Travel date: 2008 | Published on 19/01/2009
Last updated: 04/2022
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Introducción

Ruta del viaje
Ruta del viaje

Santuarios, templos, arquitectura moderna, alta tecnología, jardines, geishas, mercados callejeros, sushi, moda de vanguardia, todo eso encontrarás en Japón y mucho mas. Descubrir Japón es adentrarse en un mundo fascinante donde convive la tecnología más moderna y vanguardista junto a una cultura milenaria y refinada. Tan pronto encuentras una chica vestida con un bonito kimono como un cosplayer disfrazado de algún personaje manga paseando frente a templos milenarios escondidos entre modernos e imponentes rascacielos en el barrio Shinjuku de Tokyo.

Japón es un país ordenado, seguro y limpio, donde sorprende la educación y el sentido cívico de los japoneses en el trato diario. Moverse a través de su extensa red de comunicaciones no es complicado. Aunque el nivel de inglés en el país es muy bajo, en todas las estaciones, junto a los paneles en japonés existen paneles informativos en inglés. Y los principales lugares turísticos tienen información destinada a los no japoneses, como folletos y mapas, en varios idiomas, incluido castellano. En hoteles y ryokanes se habla un poco de inglés. Y la mayoría de los restaurantes disponen de cartas con fotos, y si no en el aparador hay fieles reproducciones en plástico de la mayoría de los platos.

Tiene fama de ser un país caro para viajar. Y es cierto si lo comparamos con el resto de Asia. Pero el resto del continente, a excepción de Corea del Sur, Taiwan y Singapur, nada tiene que ver con el país del sol naciente. Para hacerle justicia habría que comprarlo con Europa Occidental, y en ese caso, desde la entrada del euro y el alza de precios en las principales ciudades españolas, sus precios resultan bastante más económicos. Otro punto a tener en cuenta es la cotización del euro frente al yen, que en el momento de nuestro viaje era bastante favorable 1€ = 160¥.

Vamos a los ejemplos prácticos. Una habitación doble en un hotel con onsen, equivalente a un tres o cuatro estrellas en España, cuesta unos 12.500¥ (80€). Comer a la carta al mediodía en un restaurante de tipo medio, los que encontraréis en las zonas turísticas, cuesta unos 1.500¥ (10€) por persona. Una comida exclusiva de sushi saldrá por unos 3.000¥ (20€). Desayuno completo 800¥ (5€). Otro ejemplo, el famoso Japan Rail Pass, que nos deja mover libremente en tren por todo Japón pudiendo subir incluso en los trenes bala, cuesta el pase para 21 días 423€. El equivalente en Interrail, el pase global de adulto para 22 días, cuesta 469€. Entradas en jardines y templos 300¥ (2€), y en museos 800¥ (5€). También es cierto que un café cuesta 3€ y una cerveza 5€, pero en general todo es más barato y la calidad del servicio muy superior.

En definitiva, si buscas «choque cultural» dentro de un entorno seguro, limpio, libre de vacunas, buenas comunicaciones, buena comida y buenos hoteles, Japón es tu país. Un país tecnológicamente muy avanzado pero alejado del mundo occidental, ligado a tradiciones ancestrales que a menudo están ligadas a tradiciones religiosas, que ligadas a sus extraños códigos sociales, al menos para los occidentales, convierten el día a día de un viaje a Japón en un sinfín de sorpresas a menudo difíciles de comprender. Reverencias, higiene, contacto físico, lavabos automáticos, sorber la sopa sonoramente...

En la web Abierto por vacaciones, de los autores de este relato, encontraréis el texto y fotos originales de este y otros viajes.


DIARIO DE VIAJE

TAKAYAMA, 8 y 9 de julio

Aterrizamos en el aeropuerto de Nagoya, después de un largo vuelo desde Barcelona con escala en Helsinki. Cogemos un tren de la compañía Meitetsu hasta Nagoya Station (850¥). Allí en el Centro de Atención al Cliente de Japan Rail nos habilitan nuestro JR Pass para viajar gratuitamente en tren por todo el país durante los próximos 21 días.

8 de julio

A las 10:48 sale nuestro tren hacia Takayama. Es un confortable tren regional que sigue el curso de un río encajonado entre montañas y frondosos bosques. Mientras por megafonía (en inglés) nos van explicando los distintos lugares por los que vamos pasando y nos amenizan un poco las 2h 1/2 de viaje. A las 13:12 ya hemos llegado a destino.

Takayama ha mantenido parte de su sabor tradicional, sobre todo en la ciudad vieja. Es un pequeño reducto de menos de 100.000 habitantes, tranquilo y acogedor, ideal como punto de entrada al superpoblado y ajetreado Japón. Está enclavada en la montañosa región de Hida, en los Alpes Japoneses, una cadena montañosa con picos de más de 3.000 metros, el más famoso el monte Fuji.

Vamos directamente al Rickshaw Inn, 11.900¥ la hab. doble estilo japonés con baño (10.200¥). Servicio de té incluido, aire acondicionado y toallas. Cocina a disposición de los clientes. Dispone de un precioso salón donde desayunar por 800¥ tostadas con mantequilla y mermelada, ensalada, fruta, yogurt y café. Limpio, silencioso, acogedor, personal amable y hablan inglés en recepción. Una apuesta segura.

Rendidos después de tanto viaje nos pegamos una siestecita. Empezamos nuestra visita en Takayima Jinya (420¥), una hermosa casa tradicional utilizada antiguamente como centro administrativo del clan Kanamori. Es como un palacio en miniatura, tatami, madera, jardines.... Tras cruzar una imponente puerta y atravesar los muros exteriores, hay diversos edificios: oficinas, habitaciones y dependencias varias, cocina, lavabos, una sala de interrogatorios con numerosos instrumentos de tortura, y un granero de arroz de 400 años, que es el más grande y antiguo de Japón. Takayama Jinya es el único edificio de este género que queda en el país.

El barrio de Sanmachi ha sido el siguiente. Es el centro de la ciudad antigua con edificios del periodo Edo (1600-1868). Veréis fabricas de sake, casas tradicionales (algunas de ellas convertidas en museos), y multitud de tiendas y restaurantes. Todo el barrio es de un negro característico solo roto por el color de los productos en venta.

De vuelta al hotel nos encontramos, casi por casualidad con Hida Kokubunji, el templo mas antiguo de Takayama. Hay un inmenso árbol de ginko de más de 1.200 años de edad y una "Pagoda Triple" en sus perímetros.

A pocos pasos del hotel encontramos un restaurante donde por 2.760¥ tomamos: una cerveza grande para los dos, unas berenjenas, empanadas sumai, y una enorme sopa vegetal. Todo delicioso.

9 de julio

Desayuno completito. Tostadas con mantequilla y mermelada, ensalada japonesa, fruta, yogurt y café.

Aprovechamos las primeras horas del día para visitar los mercados matinales (asa-ichi) de Miya-gama (junto al río) y Jinya-mae (frente a Takayama Jinya) que datan del periodo Edo, hace unos 200 años. Venden verduras frescas, hortalizas, calabazas, flores, artesanía diversa y souvenirs. Estos asa-ichi no se parecen en nada a otros caóticos mercados asiáticos de calles laberínticas y animales vivos. Aquí todo esta muerto y envasado, y los puestos ordenados uno al lado del otro. Gran parte de la comida se puede probar, no desperdiciéis la oportunidad.

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Junto a la estación de tren cogemos un bus para ir hasta Hida-no-sato (900¥ billete de ida y vuelta incluido). Es un gran museo al aire libre donde 30 edificios distribuidos alrededor de un pequeño lago y en medio de un paisaje alpino de lo mas sugerente, recrean el aspecto histórico y tradicional de la región de Hida. Casas de techos de paja inclinados donde se exhiben artículos de uso cotidiano que recuerdan la vida y la cultura de las aldeas agrícolas de montaña. Todos los edificios se encuentran magníficamente conservados, hasta los detalles más insignificantes. Incluso en algunas el fuego arde en los hogares.

De vuelta al centro vamos a comer unos fideos con ternera de Hida, arroz con miso y carne, un helado, y una cerveza por unos 2.000¥. Pasamos por el hotel y nos vamos hacia la estación.


KANAZAWA, 9, y 10 de julio

Para ir desde Takayama a Kanazawa hay que coger un tren regional a Toyama (1h 1/2) y tras un intervalo de diez minutos otro hasta Kanazawa (65 minutos). Algo menos de tres horas todo completo.

Kanazawa es una ciudad moderna y bulliciosa, cuyo máximo atractivo es Kenroku-en, para algunos el jardín más bonito de Japón. Tiene también un castillo, un animado mercado, y un muy interesante Museo de Arte Moderno. Llegamos pasadas las seis de la tarde. Nos vamos directamente al hotel, a cinco paradas en bus de la estación de trenes. Murataya Ryokan. 4.700¥, 9.000¥, 12.600¥ hab. individual/doble/triple. Baño compartido. Desayuno entre 500¥ y 800¥. Habitación amplia, limpia, servicio de té incluido, toallas y TV. Internet gratis, un solo pc. Dispone de bañera tipo onsen. Barrio de Katamachi. Desde la JR Station diez minutos cogiendo cualquiera de los autobuses que salen de los andenes 7, 8 y 9 junto a la estación de tren. Cogiendo el bus nº 22 la quinta parada (200¥).

Junto al hotel se encuentra Monja Tei, un restaurante tipo okonomiyaki, estos en los que te haces la comida tu mismo. Verduras y gambas 850¥, yakisoba, pulpo, calamar y bacon 1000¥, y cerveza 800¥.

Los okonomiyaki son los restaurantes más divertidos. Te sientas alrededor de una mesa que tiene una plancha en medio, armado de espátula y palillos. Suelen traer un cuenco con los ingredientes: carne, marisco, verduras, col... y tú mismo lo cocinas a tu gusto. No alarmarse, cuando te ven la cara de susto el camarero suele hacerlo por ti. Aprovecha mientras tanto para hacer un vídeo.

10 de julio

Dando un paseito de veinte minutos desde el hotel nos acercamos a la atracción principal de la ciudad, el Jardín Kenroku-en (300¥). Originalmente era el jardín exterior del Castillo de Kanazawa, diseñado para pasear con las características típicas de los jardines del periodo Edo.

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Está considerado uno de los tres mejores jardines de Japón y su nombre hace referencia a la combinación de seis características principales de la belleza: elegancia antigua y clásica, abundancia de agua y paisajes, espacio y amplitud. La forma en que el agua es conducida desde miles de metros corriente arriba alimentando riachuelos y pozos antes de llenar los fosos del castillo es uno de los grandes logros de la ingeniería del periodo Edo. Lo mas conocido de él son sus majestuosos pinos; Ganko-bash, un puente hecho de nueve piedras tomuro rojas yaciendo solo para ser vistas como gansos volando en formación; y Funsui, la fuente mas antigua de Japón construida en 1861. Existen además 12,000 árboles de 150 especies diferentes.

Tras el parque, cruzando la imponente Puerta Ishikawa, el unico edificio original que se conserva del complejo, nos adentramos en el Castillo Kanazawa-jo (300¥). Situado en el centro de Kanazawa, muchas de sus partes fueron restauradas en 1998, ya que el incendio sufrido por el castillo a finales del siglo XIX había destruido gran parte de su estructura. El castillo de forma alargada en nada se parece a uno occidental, mas bien parece una muralla que hayan rellenado con estancias y salones, colocando un par de torres en los extremos. Aunque nada queda en su interior, hay interesantes videos que explican las técnicas de construcción a prueba de terremotos.

Acabamos la mañana en el Mercado Omicho. Con más de 200 tiendas se trata del mercado más importante de la ciudad. En él se venden productos de todo tipo, básicamente verdura y pescado, nada de carne. Hay además restaurantes y puestos de frituras, pasta y pescado, donde comer alguna cosa. A medio camino entre la estación y el jardín Kenrokuen, no os lo perdáis. Comemos en un restaurante que hay en su interior, Omichou Sokudou, un menú de arroz con tres ensaladas, sopa y sushi por 1.500¥.

Buscando una sombra donde poder hacer una siesta y descansar del agotador calor del mediodía, entramos en un monasterio que acabamos descartando como centro de reposo por haber demasiados mosquitos en sus jardines, es Oyama Jinja Shrine. Está dedicado a Maeda Toshiie, el primer señor del poderoso clan Maeda. El santuario fue construido por su sucesor en 1599. Es famoso por su inusual puerta, diseñada por un arquitecto holandés. Originalmente formaba parte del Castillo, pero mas tarde fue movida para convertirse en la puerta principal del monasterio. Junto a él, frente al Museo de Literatura Moderna, encontramos al fin unos bancos en sombra donde estirarnos placidamente.

A pocos pasos de Kenroku-en y rodeado de un tranquilo jardín, en un enorme edificio circular de una sola planta de altura que rompe claramente con el tradicional esplendor de la ciudad, encontramos el Museum of Contemporary Art (800¥), que alberga exposiciones de destacados artistas contemporáneos. Aquí vemos una exposición de Ron Mueck, un conocido hiperrealista australiano que realiza reproducciones de personas en silicona y otros materiales jugando con la escala para crear imágenes escalofriantes. El resto de exhibiciones son interesantes y aptas para todos los públicos.

Tras echar un ligera cabezada en el hotel salimos a buscar un sitio donde cenar. Nos encontramos con Ko sui ten, un local con fondo musical de rock garajero y heavy metal japonés, donde además de pedir unos cubatas o algo de sake también se puede cenar. Ternera con arroz y huevo frito, sopa de tallarines, bacon, huevo y queso, y un flan japonés 2.800¥.

En el propio hotel nos conectamos a internet intentando localizar un hotel para Kyoto. No encontramos nada. Probaremos mañana directamente en el Tourist Information Center de la estación, si no nos encuentran uno nos iremos a Osaka que está solo a treinta minutos.


OSAKA, 11 al 17 de julio

11 de julio

Desayuno en German Bakery (en Katamachi St). Tostadas, mermelada, ensaladas, te, café y bollería variada. 500¥ por persona. A las 9:04 cogemos el tren que pasa por Kyoto a las 11:09, pero decidimos pasar de largo y bajarnos directamente en Osaka media hora mas tarde.

En el TIC de la estación nos consiguen un hotel a buen precio a cinco minutos de la estación. El Hotel Hokke Club Osaka. 13.200¥ la habitación doble estilo japonés. También hay en el hotel habitaciones tipo occidental, sala de conferencias, baño termal y demás servicios propios de un hotel de cuatro estrellas. Lavabo completo, aire acondicionado, y TV. Desayuno buffet libre 950¥, lunch 800¥.

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Osaka es la tercera ciudad mas grande de Japón, y el motor de la actividad económica y cultural de la región de Kansai. Es una ciudad moderna y dinámica con una animada vida nocturna, pasos elevados y callejones oscuros que recuerdan Blade Runner, "fenómenos urbanos" como solo volveremos a ver en Tokyo, salas de pachinko, luces de neón, y una cultura gastronómica propia, siendo originarios de aquí el okonomiyaki (una masa con varios ingredientes cocinados a la plancha) y el takoyaki (bolas de harina de trigo y pulpo). Turísticamente la ciudad se puede dividir en cuatro zonas: Umeda, Namba, Kyobashi y la Zona de la Bahía, aunque nosotros ocupados con excursiones diarias a Himeji, Nara, Koyasan y Kyoto, apenas visitamos un par de ellas. Umeda es el barrio financiero, oficinas, hoteles y los centros comerciales mas grandes de la ciudad están aquí. Gira en torno a las estaciones de tren de Umeda St., Osaka St., y Kita-Shinchi St. unidas entre si por miles de metros de pasillos llenos de tiendas, supermercados, restaurantes y gente a todas horas. Y para la noche Namba, el barrio del ocio, donde están los principales restaurantes, bares de moda, pubs, galerías comerciales y salas de juegos.

Tras reservar habitación para cuatro días, salimos a buscar donde comer. Comemos un shokudo en uno de los múltiples restaurantes que abundan en los subterraneos de Osaka Station. Después cogemos el metro hasta Namba Station (115¥) para visitar el Kamigata Ukiyoe Museum (500¥), un minúsculo museo (230¥) dedicado a la pintura ukiyoe, grabados en madera que representan paisajes o escenas de teatro kabuki. Además se exponen objetos relacionados con el teatro (vestidos y mascaras) y este tipo de pintura (pinceles...). La última planta está dedicada al crecimiento del arroz. Muy interesante.

Al salir nos movemos por el barrio Dotombori, donde se encuentra el museo. Es uno de los lugares más populares de Osaka, sobre todo por su ambiente nocturno, cuando se encienden los neones y empiezan a cobrar vida tiendas, teatros, cafés y restaurantes, y personajes de todo tipo llenan a rebosar sus calles. No dejéis de venir a echar una partida al pachinko o probar alguna delicia local en alguno de sus numerosos puestos callejeros.

A pocos metros esta el Templo Hozen-ji, sin paredes y encajado en un tranquilo callejón este templo diminuto gira alrededor de una estatua de Mizukake Fudo completamente cubierta de musgo. La gente vierte agua sobre la estatua y ofrece incienso junto con los rezos pidiendo buena fortuna. El flujo de gente es constante. Seguimos por Hozen-ji Yokocho, una calle que data de la época Meiji, suelo adoquinado, restaurantes, pubs y bares tradicionales (izakayas) donde poder comer una tapa mientras bebes una cerveza o un vaso de sake. Un lugar donde sentir la esencia de la Osaka tradicional.

Nos acercamos al Teatro Nacional de Bunraku que esta considerado el más prestigioso del país. Además de bunraku (marionetas), también hay representaciones de kabuki (teatro tradicional), rakugo (monólogos humorísticos) y noh (drama musical). Ideal para extranjeros pues dispone de auriculares con traducción al inglés. Desafortunadamente la primera representación no es hasta el 19 de julio. Otra vez será. Precios: 1ª/2ª/3ª planta 15.750¥/8.400¥/4.200¥.

Desde allí nos acercamos a America-Mura. Es un área que nació de forma espontánea en los '70, alrededor de la plaza Sankaku Koen, cuando la moda y cultura americanas comenzó a interesar a los jóvenes. Cafés, tiendas de música, tiendas raperas y skaters, ropa casual, ropa de segunda mano, accesorios y complementos de todo tipo. Llaman la atención los japoneses vestidos imitando el "american way of life", skates, cazadoras de universidades yankees, ropa ancha en plan rapero negro o hispano (estos son los mas chocantes), rock'n'rollers, de todo... Dotombori y America-Mura son lugares ideales para introducirte en las vestimentas urbanas niponas mas variopintas.

12 de julio, Himeji

A menos de una hora en tren de Osaka, en Himeji, está el castillo medieval japonés por antonomasia, ese que nadie debe perderse. Poca gente alarga sus visitas más allá, aunque la ciudad ofrece otros puntos de interés. Puede completarse el día con una visita al Jardín Kóko-en, una reconstrucción de los antiguos barrios de samuráis adyacente al castillo, o visitando alguno de los museos de la ciudad como el Museo de Historia de la Prefectura de Hyògo, que contiene exposiciones sobre otros castillos japoneses.

Desde Osaka station parten trenes hacia Himeji cada quince minutos. Tomamos el de las 9:30 y llegamos allí una hora más tarde. Diez kilómetros después de haber pasado Kobe, a mano izquierda, se puede ver el puente colgante con el arco más grande del mundo, 3.910 metros.

Junto a la salida norte de la estación, frente a Otemae St., hay un Tourist Information Center. Desde él ya se ve el castillo, apenas a diez minutos andando.

Himeji-jo (625¥). Está considerado el más bello de los castillos japoneses y es uno de los pocos que ha escapado a los estragos de la guerra civil, terremotos y bombardeos de la II Guerra Mundial, conservando su estructura original en madera, sin cemento. El castillo fue concebido y construido por Nanboku-cho en 1346. En 1580 Toyotomi Hideyoshi construyó una torre de tres plantas, y mas tarde Ikeda Terumasa realizó un proyecto de expansión que duro ocho años y que le dio al castillo su aspecto actual.

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Su arquitectura con altas fundaciones de piedra, paredes cubiertas de cal y la organización de los edificios dentro del complejo, así como sus características defensivas tales como los emplazamientos de armas u hoyos para expulsar rocas entre otros, hacen de él un ejemplo ideal del prototipo de castillo japonés. Tiene una torre principal de cinco pisos conectado por pasillos con otras tres mas pequeñas. Todo el esta rodeado de fosos y murallas con aperturas de diferentes formas y tamaños para disparar balas, lanzar flechas o verter aceite hirviendo sobre posibles escaladores. Alrededor de las taquillas hay guías voluntarios que ofrecen tours gratuitos de 1h 30 de duración en inglés. No se hacen reservas.

Comemos alguna cosa en un restaurante de comida rápida cerca de la estación y cogemos nuestro primer Shinkansen. Reduce el trayecto en media hora, justo la mitad, el único inconveniente es que nos deja en ShinOsaka desde donde tenemos que coger el metro (135¥) para llegar al hotel.

Pasamos a descansar un rato por el hotel y salimos en busca del Umeda Sky Building uno de los edificios más representativos de la ciudad. Son dos torres iguales de cuarenta plantas unidas en su parte más alta por un enorme observatorio de 360º, llamado Floating Garden (700¥). Completado en 1993, las dos torres fueron construidas de manera independiente y una vez estuvieron casi terminadas, se construyo el observatorio a nivel de suelo y se elevo hasta la planta cuarenta. Aviso a los que padecen de vértigo, la ascensión al observatorio se hace en un ascensor exterior de cristal hasta la planta 39, que luego conecta con unas escaleras mecánicas que cruzan el amplio atrio central entre las dos torres. La recompensa son unas vistas impresionantes de todo Osaka desde 170 mts de altura.

Al salir cenamos minipizza y ensalada, un lujo difícil de conseguir en Japón, en un restaurante italiano llamado Spirit. Ya de vuelta al hotel, frente a Umeda Station asistimos a la actuación de Miracle, un grupo indie japonés. Unos chavales muy jóvenes que al terminar la actuación regalaban copias del cd e incluso nos llevamos uno firmado por la vocalista.

13 de julio, Kyoto

Kyoto fue capital y residencia del emperador desde 794 hasta 1868, y es hoy la séptima ciudad mas grande de Japón donde viven 1,4 millones de personas. Debido a su valor histórico, la ciudad no entró en la lista de ciudades objetivo de la bomba atómica ni en los bombardeos generalizados durante la Segunda Guerra Mundial. Cuanto tiempo dedicarle a una ciudad que tiene 1.000 templos y santuarios, entre otros monumentos, y e diecisiete puntos declarados Patrimonio Mundial de la Unesco, es difícil de decir. Algunas guías hablan de no menos de diez días. Nosotros tiramos por lo bajo y dedicamos un día a Kyoto Station y alrededores, otro al barrio de Higashiyama, y el último al festival de Gion Matsuri.

Desde Osaka hay dos opciones para los portadores de JR Pass: los shinkansen tardan 15 minutos y salen de Shin-Osaka Station, y los trenes expresos especiales que tardan 30 minutos y se pueden coger en Osaka Station.

Lo primero que visitamos nada mas llegar es la propia estación, la Kyoto Station. Fue construida con motivo del 1.200 aniversario de la fundación de Kyoto. Tiene el segundo edificio mas grande de Japón construido sobre una estación de tren, el primero esta en Nagoya. En su interior hay tiendas, restaurantes, un centro recreativo, un hotel, un teatro, oficinas gubernamentales, y unos grandes almacenes Isetan. Atravesando la sección de kimonos se llega al Tourist Information Center. En la azotea de la 15ª planta se tienen unas buenas vistas de la ciudad.

Con la información que nos dan en el TIC planeamos una ruta por el barrio de Higashiyama, el más típico de Kyoto. Se llega con los buses 100 y 200 que se cogen en los andenes D1 y D2 en la salida norte de la estación. Tardamos en hacer el recorrido propuesto entre tres y cuatro horas, en parte porque nos perdemos al principio, en parte por el calor. Conseguimos ver lo siguiente:

Yasaka Pagoda (200¥). Es el templo más antiguo de Kyoto. También conocido como Santuario Gion, es famoso por su Gion Matsuri, uno de los festivales mas importantes de Japón. Esta cerrada, aunque hace buena pinta. Es aquí cuando nos damos cuenta de que nos hemos perdido.

Ryozen Kannon (200¥). El año 1955, en memoria de los dos millones de japoneses que murieron durante la Segunda Guerra Mundial, se levantó una estatua del Buda Kannon de 24 mts de altura y 500 toneladas de peso. Dentro del santuario hay un altar que contiene tierra cogida de cada uno de los cementerios a lo largo del océano Pacifico con victimas japonesas de la Segunda Guerra Mundial, y un memorial aparte conmemora a los mas de 48.000 combatientes extranjeros que murieron en tierras japonesas. Se puede acceder al interior de la estatua y contemplar una imagen de Kannon de once cabezas. Se ofician ceremonias en recuerdo de las victimas cuatro veces al día.

Templo Kodaiji (600¥). Fue construido en 1605 en memoria de Toyotomi Hideyoshi por su viuda. Incluye jardines y casas de té.

Parque Maruyama. Es un hermoso parque público junto al Santuario Yasaka, con lago, grullas, carpas, kiosco de bebidas y helados, e incluso restaurantes. Un lugar ideal para descansar después de tanto templo y disfrutar de algún malabarista callejero, o de sus conocidos cerezos llorones. Templo Heian (600¥). Fue construido en 1895 con motivo del 1.100 aniversario de la fundación de Kyoto. Esta dedicado al primero y ultimo emperador de Kyoto, los emperadores Kammu y Komei. El santuario es una replica parcial del Palacio Imperial del periodo Heian. La entrada principal es a través de un enorme tori rojo de acero macizo, y tras los principales edificios del santuario hay un bonito jardín.

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Todo el recorrido lo hacemos por calles peatonales con casas de madera y templos a ambos lados. Tiendas por todas partes, turistas (se oye incluso el catalán mas de una vez). Templo Chion-in (400¥). Es la sede central de la secta Jodo del budismo japonés. Esta secta fue fundada por Honen en el año 1175, y debido a sus relativamente simples enseñanzas, atrajo a un gran número de seguidores entre los plebeyos, y se ha mantenido como una de las más importantes sectas budistas hasta hoy. Cuando llegamos ya esta cerrado, desde las vallas que nos impiden el acceso solo vemos la San-mon, una imponente puerta de dos pisos, la mas grande de Japón en un templo budista. Descansamos un rato.

Cogemos un taxi hasta el barrio de Gion, una famosa zona de ocio y geishas en la orilla este del río Kamo. Aquí venimos a ver una representación de usos tradicionales japoneses, un espectáculo pensado para que los turistas puedan disfrutar de una introducción al arte y entretenimiento tradicional japonés. Es el Gion Corner, cuesta 3.150¥ por persona y dura 50 minutos. Hay servicio de audífonos en castellano. Se puede ver chado (ceremonia del te), koto (música con arpa japonesa), ikebana (arte de arreglo floral), gagaku (música de la corte), kyogen (comedia corta clásica), kyomai (danza japonesa con geisha y maiko) y bunraku (teatro de títeres). Es un curso acelerado de cultura japonesa. Quien busque algo auténtico se ha equivocado de teatro, este es un espectáculo diseñado y montado para turistas, aunque no por ello deja de ser muy recomendable.

14 de julio, Nara

Nara fue la capital de Japón, llamada Heijokyo, entre los años 710 y 784. A pesar de tener ocho lugares declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO, la ciudad es tan pequeña que puede recorrerse en un solo día. Gran parte de sus atractivos se encuentran en la zona de Nara-koen, un enorme parque donde cientos de ciervos viven a sus anchas. Aunque están muy habituados a los humanos y se les puede tocar y alimentar con la mano (se pueden comprar galletas por 150¥), hay que tener cuidado con planos y guías pues tienen una especial predilección por el papel. Desde la estación coger el bus 1 ó 2 (180¥) y bajar en Kocho-me. Seguimos un recorrido a pie que nos han marcado en información turística.

Desde Osaka Station salen trenes cada 15 minutos, tarda menos de una hora. Para trayectos tan cortos descartamos los Shinkanshen pues paran en Shin-Osaka Station y luego hay que coger la "loop line" o el metro para llegar al hotel. En definitiva NO ahorramos tiempo, que es el objetivo de un tren bala. Desde la estación coger el bus 1 ó 2 y bajar en Kocho-me. A partir de aquí seguimos un recorrido a pie que nos sugieren en información turística.

Kofoku-ji (400¥). El complejo de templos de Kofukuji se encuentra entre Nara Station y Nara Park. Fue fundado en 669 por un miembro del clan Fujiwara para orar por la recuperación del líder del clan de una enfermedad. Fue originalmente construido en Kyoto, pero fue movido a su actual localización cuando Nara se convirtió en capital en el año 710. Hoy día solo se mantienen una docena de edificios de los 175 originales de aquella época. Durante el periodo Nara la pagoda fue la estructura mas importante del complejo ya que contenía reliquias (huesos y dientes) de un Buddha. El complejo incluye actualmente dos pagodas a ambos lados de la entrada sur del templo, tradicionalmente la entrada principal en los templos japoneses. Una de tres pisos de 1143 al oeste, y una de cinco de 1426 al este, que es la segunda mas alta de todo Japón. La Sala del Tesoro Nacional alberga un museo que contiene estatuas, pinturas, libros y documentos históricos declarados Tesoros Nacionales. Acabado en 1959, fue abierto al publico con la intención de contribuir a un mejor conocimiento del Budismo y sus artes. Además de su exposición permanente, donde destacan una estatua erguida de Asura y una cabeza de Yakushi Nyorai, hay exposiciones temporales que se cambian tres veces al año.

Isuien Garden (650¥). Es un buen lugar para tomarse un respiro de tanto templo, y disfrutar de la tranquilidad y el paisaje único de un jardín japonés. El jardín, que data del periodo Meji (1868-1912), se encuentra a orillas del río Yoshiki, y es el único de este tipo en Nara. En realidad es la combinación de dos jardines unidos por un estrecho camino. A mano derecha, después de haber pasado frente a la casa de te Seishu-an, encontramos un lago rodeado de vegetación con un casa de té (Teishu-ken) al fondo. Este jardín esta diseñado de tal forma que la mirada se concentre en el interior, una sensación que se ve reforzada a cada paso que descendemos, escalón a escalón, y nos sumergimos en su tranquilo entorno. El foco aquí esta en el centro del lago y los arreglos de la vegetación que lo rodean.

Volviendo sobre nuestros pasos y cruzando el camino, entramos en el otro jardín. A mano izquierda se encuentra el edificio principal (Hyoshin-tei). Desde aquí el jardín se expande delante nuestro, un camino rodea el pequeño lago entre cerezos, ciruelos y setos de azaleas. Pero aquí, a diferencia del otro, el foco está en el paisaje que se ve mas allá del jardín: tres montañas en el horizonte, el tejado de Todaiji Nandaimon y los pinares en primer plano. Es una técnica conocida como "paisaje robado" y da más profundidad al jardín que sus propios elementos por si solos. La entrada incluye el acceso al Museo Neiraku, saliendo a la derecha, que contiene exposiciones de antigua cerámica china y coreana.

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Todai-ji (500¥). Fue fundado por el Emperador Shomu (724-749), y es uno de los templos mas importantes de Japón y uno de los símbolos de Nara. Es la sede principal de la secta budista Kegon que venera al Buddha Vaarocana como el Buddha cósmico. El templo permanece activo, y sus edificios de madera han sido reconstruidos varias veces con el paso de los siglos tras diversos incendios y terremotos. La principal entrada al templo se hace por la Puerta Nandaimon, del siglo XIII, que custodian dos guardianes Nio de mas de ocho metros de altura. El edificio principal (Daibutsuden), del que solo se conserva una tercera parte de su tamaño original, es el edificio de madera mas grande del mundo.

En su interior se encuentra la estatua de Buddha mas grande de Japón, conocida como Daibutsu. Esta hecha en cobre y bronce, pesa 250 toneladas y mide 16 metros de altura. Cuenta la leyenda que la colosal estatua de Buddha, ayudaron a construirla 2,5 millones de personas, lo cual cuesta de creer teniendo en cuenta que eso supone la mitad de la población japonesa de la época. Al bordear la estatua por detrás, a su derecha, hay una columna de madera con un agujero en la base del mismo tamaño que los orificios nasales de la estatua. Quien pase a través de él tiene garantizada la sabiduría. No fue ese mi caso y a punto estuve de quedar atascado, solo apto para delgados orientales.

Kasuga Taisha (500¥ acceso a la Sala del Tesoro). Es el santuario de la familia Fujiwara, uno de los clanes mas poderosos durante los periodos Nara y Heian. Siguiendo la tradición sintoísta, hasta el siglo XIX se fue reconstruyendo por completo cada veinte años. Se encuentra a los pies de las montañas sagradas sintoístas de Mikasa y Kasuga. La entrada a los templos sintoístas esta marcada por un tori, puerta que separa el mundo finito del infinito mundo de los dioses. Aquí, desde el tori principal, un camino remonta la montaña bordeado por 2.000 linternas de piedra, mientras atravesamos un parque lleno de ciervos. La función de tan largo recorrido es dar tiempo y espacio a los visitantes para limpiar y purificar sus mentes y prepararlas para la oración. Aunque la entrada principal al santuario es a través de la puerta Minamimon, tras la cual hay una fuente (Temizuya) donde se purifica el cuerpo con una tradicional limpieza de manos. Es famoso por las 1.000 linternas de bronce que hay en su interior. Los edificios principales son el Haiden (Sala de Oración), el Heiden (Sala de Ofrendas) y el Hoden (edificio principal).

Antes de volver a Osaka cenamos en un okinomiyaki. Y de vuelta al hotel primer baño tipo onsen. Un onsen es un baño termal colectivo. Te bañas desnudo y hay más gente en él. Son considerados lugares de relajación y recogimiento, así que suelen ser muy tranquilos. Nada mejor después de un duro día de turismo, que un onsen para relajarte antes de irte a dormir.

15 de julio, Koyasan

Hoy nos vamos de excursión al Monte Koya (Koyasan), el centro del Budismo Shinghon, una secta budista que fue introducida en Japón en 805 por Kobo Daishi (también conocido como Kukai), uno de los personajes más significativos de la historia religiosa japonesa. Tras diez minutos de ascensión en un tren cremallera flanqueado de cedros centenarios, rodeado por ocho montañas y espesos bosques, encontramos Koyasan, un pequeño pueblo de 7.000 habitantes, que ofrece más de 100 templos a sus visitantes. Aproximadamente 54 de estos templos ofrecen alojamiento, que incluye desayuno y cena (shojin ryori, la cocina vegetariana de los monjes), y además permiten a los huéspedes participar en las ceremonias matinales.

Llegar a Koyasan ya es una aventura en si mismo. Primero JR Line: Osaka 09:38 09:50 Shinimamiya. Aquí cambio de tren a la compañía privada Nankai Railway, no sirve el JR Rail Pass. Shinimamiya 10:04 11:40 Gokurakubashi (1.230¥). Desde aquí para subir a Koyasan hay que coger un tren cremallera: Gokurakubashi 11:50 12:00 Koyasan Station. Y por último diez minutos en autobús hasta el centro del pueblo: Koyasan Station Senjuinbashi (280¥).

Lo mas inteligente, nosotros no lo hicimos así y nos salió mas caro, es comprar el billete combinado Koyasan Free Sabic que vende Nankai, que durante dos días consecutivos ofrece: viaje de ida y vuelta en tren, billete del tren cremallera, uso ilimitado del bus en Koyasan y descuento en las entradas a algunos templos y tiendas de souvenirs.

Después del largo trayecto (2h 1/2) los mas acertado es acercarse al Tourist Information Center de Senjuinbashi, solicitar planos e información, reservar cama si conviene, poner un sello en el diario y planificar el día, que Koyasan es un sitio muy grande. Así que siguiendo sus indicaciones iniciamos la visita.

Kongobuji Temple (600¥). Es el templo principal del Budismo Shingon. Desde aquí se dirigen los asuntos religiosos de sus diez millones de adeptos y los 3.600 templos que la secta tiene distribuidos por todo el país. El templo fue construido en 1593 por Toyotomi Hideyoshi y es famoso por sus puertas correderas, que fueron pintadas por miembros de la escuela Kano. Pueden visitarse además la cocina, la habitación donde Hidetsugi cometió suicidio ritual (harakiri), y algún otro punto de interés. Camino hacia el siguiente templo pasamos por Daisy Kyokai, el centro de formación de los creyentes Daishi que quieren hacerse misioneros.

Garan Temple. Es el templo principal del complejo, que fue originalmente construido por Kobo Daishi. Ha ido ampliándose con el paso del tiempo y ahora consiste en el Kondo (salón principal donde se celebran los rituales mas importantes de la montaña), Daito (gran torre, 200¥), Saito (torre oeste), Miedo (Salón del Eterno descanso, donde se dice que vivió Kukai) y otros templos y santuarios. Daito y Saito son también llamados tahoto, un tipo de pagoda bastante rara que se parece a la stupa hindú más que a las pagodas de tres o cinco plantas japonesas.

Daimon Gate. Esta enorme puerta, construida en 1705 y de más de 25 metros de altura, es la entrada principal a Koyasan. Está flanqueada por dos guerreros Kongo que protegen la montaña.

Aquí cogemos el bus (290¥) hasta Okunoimae, justo en la otra punta del pueblo. Este autobús pasa más o menos cada veinte minutos, y es una buena alternativa para desplazamientos largos.

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Okunoin Temple. Está considerado uno de los sitios mas sagrados de Japón, Okunoin es el templo donde Kobo Dashi, fundador del Budismo Shingon descansa en meditación eterna. Se encuentra rodeado del cementerio mas grande de Japón. Gente de todo el país que desea estar enterrada cerca de Kobo Daishi, descansa aquí, incluidos antiguos señores feudales, políticos y otras personalidades destacadas. Sus tumbas se encuentran bordeando el camino que durante cientos de metros nos acerca al Templo a través de un espeso bosque de cedros centenarios. Se calcula que hay mas de 200.000 tumbas. Rodeado de montañas por tres de sus lados y el río Tama a sus pies, Okunoin se encuentra en un lugar idílico. Llegando a la cumbre encontramos un llamativo grupo de estatuas jizo, junto al puente Mimyo-no-hasi, sobre las que los fieles vierten agua como ofrenda a los difuntos. Cruzando este puente se accede al santuario propiamente dicho. A partir de aquí ya no se permiten las fotos. El primer edificio es la Sala de las lámparas, donde hay miles de ellas ofrecidas por fieles llegados de todo Japón, y tras ella esta la capilla de Kobo Daishi.

Desde aquí volvemos a coger el bus hasta Koyasan Station 400¥. Ya en Osaka cenamos en un restaurante en la esquina junto al hotel, el CoCo Ichibanya Curry House. Curry estilo japonés. Comida deliciosa con cubiertos occidentales. Dos ensaladas, curry vegetal y curry de ternera 2.410¥.

16 de julio, Kyoto

Segundo día en Kyoto que dedicamos básicamente a visitar los alrededores de la estación. Moverse por Kyoto es relativamente fácil ya que tiene un sistema de calles rectangular y, a diferencia de otras ciudades japonesas, la mayoría de las calles del centro tienen nombre. La JR Kyoto Station esta situada al sur del centro en Hachijo-dori, y desde allí la avenida principal, Karasuma-dori, nos lleva al norte hasta Kyoto Imperial Palace. De gran utilidad es la guía Kyoto Walks, en el Tourist Information Center, con cinco paseos para recorrer a pie la ciudad, mapas, y precios de acceso a museos y santuarios.

Cerca de la estación, en el centro de la ciudad, están los dos grandes templos Honganji, que son las sedes centrales de dos facciones de Jodo Shinshu, una de las sectas budistas más importantes de Japón.

Templo Nishi-Honganji. Sede central de la facción Jodo-Shin, cuenta con 10.000 templos en todo el país y 200 en el extranjero. El Goei-do, salón del fundador y sala principal del templo, esta en obras. En otras salas pueden contemplarse pinturas y tallas ornamentales de diferentes materiales, entre las que se incluyen numerosos Tesoros Nacionales. Templo Higashi-Honganji. Es la sede de la facción Otani. El salón principal, la estructura de madera mas grande de Kyoto, desafortunadamente también esta en obras. No os perdáis una cuerda hecha de pelo donado por mujeres devotas, que se utilizo para arrastrar la madera usada en la reconstrucción. Tiene por lo menos 6 cm de diámetro.

A pocas manzanas de Higashi Honganji, templo al que pertenece, se encuentra el Jardín Shosei-en (500¥). Fue construido a finales del siglo IX, como parte de la mansión de Minamoto no Toru, hijo del emperador Saga. Hizo construir el lago imitando la costa de Shiogama, incluso dicen que se hizo traer agua de mar desde Namba para dar el toque final. En 1643, Sennyo Shonin, concibió un hermoso jardín que rodeara el lago. Tras varias restauraciones durante el periodo Meiji, hoy encontramos casas de té, árboles centenarios, cascadas de agua, el lago lleno de carpas surcado por un bonito puente de madera, y un magnífico muro de piedra que rodea todo el conjunto. Dicen que lo mejor es verlo en primavera cuando esta todo floreado, de hecho incluso proporciona una guía de flores al entrar.

Mañana se celebra el Gion Matsuri, una de las fiestas más importantes de Japón. Consiste en una procesión de carrozas que organiza uno de los templos de la ciudad. Desde el 14 al 16 de julio, algunas quedan expuestas en la calle y permiten la visita de turistas. Camino del mercado nos cruzamos con algunas de ellas.

Nishiki Food Market. Es una larga calle cubierta, paralela a Shijo Av., flanqueada por variados puestos de comida. Pescado fresco y procesado, frutas, hortalizas, verduras, algas, encurtidos, escabeches, dulces típicos japoneses, sushi, marisco, te, instrumentos de cocina... todo lo necesario para la cocina diaria. No es tan animado como el de Kanazawa y hay muchísimo más turismo, pero no deja de ser un lugar curioso y muy recomendable para visitar en Kyoto.

Cerca de allí se encuentra Pontocho, un estrecho callejón pegado al río Kamo donde las casas aún conservan el ambiente del Japón tradicional. La mayoría son bares, restaurantes, y casas de te. Dicen que es un buen lugar para ver gheisas y maikos, no vimos ninguna.

Durante los dos días previos al Gion Matsuri, de 18:00 a 23:00 las calles se cierran al tráfico y la zona se llena de puestos de comida y bebida. No se puede dar ni un paso. Una vez en Osaka visita reparadora al onsen.

17 de julio, Kyoto

Nos levantamos pronto con la intención de estar a las nueve en Kyoto, y casi lo conseguimos llegamos solo diez minutos tarde. Hoy es el gran día, la procesión del Gion Matsuri.

Gion Matsuri, el festival del Santuario Yasak, es la celebración mas importante de todo el país. Tiene lugar durante todo el mes de julio, aunque su evento mas destacado es Yamaboko Junko, la procesión de carrozas del 17 de julio. Es una fiesta con 1.100 años de historia, cuyo origen se remonta a 869 como una ceremonia religiosa para apaciguar a los dioses durante el brote de una epidemia que asolaba el país. La procesión empieza a las 9:00 y recorre un total de 3 km a lo largo de las calles Shijo, Kawaramachi y Oike, donde entra la última carroza alrededor de las 13:25. Treinta y ocho carrozas recorren las calles de Kyoto buscando a los buenos espíritus, 29 carrozas yama y nueve hoko.

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Las pequeñas (yama) son como las de la Semana Santa española, pesan unos 1.500 kg y son arrastradas por unas 20 personas. En los tramos rectos son empujadas por ruedas de madera que van escondidas bajo la decoración, y en los cruces giran a hombros de los asistentes. En lo alto suelen llevar un pino y una sombrilla que cobija la deidad. Las grandes (hoko) son tiradas con cuerdas por unas 50 personas, llegan a pesar 15 toneladas y alcanzan 25 metros de altura. En los cruces ponen en el suelo cañas de bambú bajo las ruedas delanteras, engarzan las ruedas con cuerdas y desde el extremo contrario tiran de ellas mientras otros empujan la rueda. Un giro de 90º requiere tres empujes al menos, que llevan unos diez minutos. Cada empujón es coreado por gritos de ánimo y admiración del numeroso público que abarrota las calles. Son estructuras de dos plantas. Un par de personas en el tejado mantienen el paso limpio de cables eléctricos, la segunda planta la ocupan una veintena de músicos campanilleros, y al frente un par se encargan de dar las ordenes a los arrastreros. Ambas yama y hoko están decoradas con temas históricos y engalanadas con preciosos adornos.

Despues de todo el dia de pie, siguiendo a las carrozas, y repartiendo algun que otro codazo para conseguir una buena foto, comemos en Ganko Takasegawa Nijoen. Local agradable, servicio atento vestido al estilo tradicional. Comemos sentados en la barra, delante del cocinero que preparará nuestros platos. Combinado de siete piezas de sushi, tres makis, un poco de tempura y una sopa de miso, además pedimos ensalada, cerveza y un cuarto de melón (hay que aprovechar los pocos sitios donde hay fruta) 3.181¥.

De vuelta a Osaka reservamos asiento en el shinkansen para mañana Hiroshima, y otro en el que sale desde allí hacia Tokyo dentro de dos días. Y como despedida después de casi una semana aquí, descubrimos el mejor restaurante de todo el viaje: Nawa Zushi Shiten (2-14-1 Sonezaki, Kita-ku). En un edificio de ladrillos color verde aceituna. Un local pequeño, tan pequeño que las neveras con las bebidas están en el callejón. Consiste en una barra alrededor de la cual cuatro cocineros no paran ni un segundo de preparar pescado crudo y sopas (pocas). A tope de gente, ni un extranjero, de hecho somos el centro de atención por un rato. Todo el sushi, maki o sashimi que quieras probar lo tienen aquí. Imprescindible es poco generoso. OBLIGATORIO


HIROSHIMA, 18 y 19 de julio

18 de julio

Nos damos un pequeño madrugón (06:45) para llegar a la estación sin prisas. Compramos algo para desayunar en el tren y nos dirigimos a Osaka Station donde cogemos un tren local a Shin-Osaka. Llegamos a nuestro andén diez minutos antes de que salga el tren para el que hemos hecho la reserva. El tren sale a las 08:38 y a las 10:20 ya estamos en Hiroshima. Todo el trayecto durmiendo.

A las 8:15 del 6 de agosto de 1945 Hiroshima fue víctima del primer bombardeo atómico del mundo. En los primeros nueve segundos cien mil personas murieron y otras tantas quedaron heridas. Casi toda la ciudad quedó arrasada. Así que no esperéis barrios antiguos ni casas tradicionales, Hiroshima es hoy una bonita y moderna ciudad, volcada en el propósito de la extinción de las armas nucleares, que parece haberse recuperado del holocausto. Casi todos los puntos de interés, monumentos y museos, están en el Parque Conmemorativo de la Paz, cuyo propósito es no solo recordar a las víctimas, si no mantener vivo el horror de las armas atómicas y abogar por un mundo en paz.

Estratégicamente situado frente a la estación esta el Hiroshima Ekimae Green Hotel. 7.980¥ habitación semidoble estilo occidental. La diferencia con la doble es que la cama es mas pequeña, y la habitación creo que también. Restaurante, parquing, laundry (100¥ / 30 min), secadora (100¥ / 30 min), internet (100¥ / 15 min). Desayuno japonés 500¥, occidental 800¥. Apenas hablan inglés pero se hacen entender. Justo a su lado hay un 7-Eleven.

A pocos metros del hotel cogemos el tranvía nº 1 (150¥) hasta Chuden-Mae, quince minutos. Tras echar unas fotos al parque entramos al museo por la puerta sur, que esta presidida por el Reloj de la Paz, donde se cuentan los días que han pasado desde el fatídico 6 de agosto de 1945 y desde el último test nuclear. El Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima (50¥, audífono 300¥), de visita obligada, tiene como proposito principal el contribuir a la abolición de las armas nucleares y a la paz mundial. Hay maquetas y material audiovisual que ayudan a entender el antes y después de Hiroshima, y el escenario nuclear a escala mundial. Se explica con detalle la vida en Hiroshima antes de la explosión, el porque se eligió esta ciudad como primer objetivo y la vida en la ciudad después de la bomba. Se exponen pertenencias dejadas por las víctimas, fotos, relojes, incluso pelo y otros materiales que nos transportan al horror del 6 de agosto de 1945. Gran parte del museo no es un paseo agradable, sobre todo las salas donde se muestran las consecuencias sobre la población civil y los efectos de la radiación en los años posteriores, pero olvidar y mirar hacia otro lado nunca ha ayudado a solucionar los problemas.

La salida norte del museo lleva directamente al Cenotafio. En el centro del parque, bajo un memorial de hormigón diseñado por Kenzo Tange con la inscripción Descansad en paz, pues el error jamás se repetirá, se encuentra un cenotafio con los nombres de todas las víctimas conocidas de la bomba atómica. Tras él, en medio de un pequeño lago, vemos la Llama de la Paz, otro monumento a las víctimas con un marcado carácter simbólico. Desde 1964 permanece iluminada, y no se apagará hasta que hayan desaparecido todas las armas nucleares del planeta y la aniquilación nuclear deje de ser una amenaza. Me parece que van a poder hacer muchas barbacoas todavía.

Esparcidos por el parque hay diferentes monumentos. El Árbol Fénix, que sobrevivió a la bomba atómica de 1945 a pesar de encontrarse a tan solo 1 Km de la explosión, y aún sigue viviendo. Se trata de un ejemplar de Ginkgo Bilova, un árbol originario de China que puede llegar a vivir 1.000 años. El Peace Clock Tower construido por el Hiroshima Rijo Lions Club en 1967. La parte retorcida de la torre simboliza la agonía de las víctimas, y en lo alto un reloj cada mañana a las 8:15, momento en que la bomba hizo explosión, clama al mundo enérgicamente No Más Hiroshimas. La Campana de la Paz es un regalo de la embajada griega, que los visitantes pueden tocar en honor a la paz mundial.

El Monumento a las Víctimas Coreanas, en homenaje a los cerca de 20 mil coreanos muertos en el bombardeo mientras hacían trabajos forzados, en una época en la que Corea era una colonia japonesa. El Atomic Bomb Memorial Mound, es un montículo cubierto de hierba que contiene las cenizas de 70 mil víctimas no identificadas de la bomba.

El Monumento Conmemorativo de la Paz de los Niños, en memoria de los niños que murieron víctimas de la bomba. La estatua representa a una niña con los brazos extendidos por encima de su cabeza sosteniendo una grulla de papel. La estatua se basa en la historia real de Sadako Sasaki quien sufrió los efectos de la bomba cuando tenia 2 años. Diez años después ingresó en el hospital por una leucemia relacionada con la radiación. Ella creía que si hacia mil grullas de papel se curaría. Ocho meses después murió. Sus compañeros de clase completaron la serie, y ahora niños de todo el mundo envían grullas de papel a Hiroshima que son colocadas diariamente junto a la estatua.

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Al otro lado del río se ve la Cúpula de la Bomba Atómica, uno de los símbolos mas conocidos de la ciudad. El hipocentro de la explosión atómica del 6 de agosto de 1945 se situó apenas a 150 metros de distancia del edificio, que en aquel momento era el Centro de Promoción Comercial e Industrial de Hiroshima. Fue la estructura más próxima que resistió el impacto. El edificio se conserva exactamente igual a como quedó después del bombardeo, en memoria de las víctimas, como símbolo de la devastación nuclear, y como esperanza para la paz mundial.

Ya son las seis de la tarde, así que vamos pensando en ir a cenar. Paseando por la calle Aioi y tras recorrer la galería comercial cubierta Hon-Dori, vamos a dar con el restaurante Suishin. Dos mujeres con kimonos nos reciben en la puerta y nos acompañan a nuestra mesa. Hay que descalzarse, la mesa esta a nivel de suelo y hay un agujero donde introducir las piernas. Las camareras se arrodillan para servirte y tomar nota. Sopa de miso, sopa japonesa, kamameishi (arroz blanco con pescado), umezosui (arroz caldoso con shitake) y cerveza por 3.300¥. Un lugar agradable con una muy buena relación calidad-precio.

De vuelta a la zona del hotel localizamos un Mc Donalds donde tomar un Sundae (que buenos estan), antes de limpiar la ropa en la lavadora / secadora de monedas del hotel.

19 de julio, Miyajima

Hoy nos vamos a Miyajima, una pequeña isla a 25 km de Hiroshima. También conocida como Itsukushima, es uno de los parajes naturales más bellos de Japón. Su naturaleza exuberante, una frondosa montaña, los templos y santuarios, la bahía, donde se encuentra su famosa tori flotante (junto al monte Fuji la imagen mas famosa del país), los ciervos, los transeúntes, todo se mezcla convirtiendo la visita a Miyajima en uno de los paseos mas agradables de Japón.

Cogemos el tren hasta Miyajima-guchi (20 min), donde nos ponemos hasta las trancas desayunando en un bar de la estación. En cinco minutos llegamos al muelle. En diez minutos el ferry, que se puede coger con el JR Pass, nos deja en la isla.

Desde el embarcadero llegamos a la zona de templos caminando por Omotesnado Shopping area, una zona de souvenirs, turistas y restaurantes. En ella se encuentra la Paleta de Madera de Arroz mas grande del mundo, mide casi 8 metros pesa 2.500 kg y se hizo con la madera de un único olmo de 270 años de antigüedad. ¿¿¿???

Tras ver semejante excentricidad llegamos a Senjokaku (1.000¥), la Casa de los Mil Tatamis, una biblioteca de los sutras budistas que Toyotomi Hideyoshi comenzó a construir en estilo Irimoya en 1587, para poder cantar una vez al mes sutras que consolaran las almas de los muertos en el campo de batalla. Sin embargo, debido a su muerte en 1598, una parte del edificio quedó inacabada. Enormes pilares y vigas de madera que dicen provienen de un solo árbol, sostienen un techo bellamente decorado del que cuelgan pinturas y otras curiosidades. Pero no hay paredes, el interior es un espacio diáfano de 1.300 m2, con vistas a la bahía y el monte Misen. Frente a él esta la Pagoda de Cinco Pisos construida en 1407. Hace 28 metros de altura y tiene una espléndida belleza estructural que combina hábilmente los estilos japonés y chino. No podemos acceder a su interior, donde dicen que hay pintados Buddhas y otras imágenes sagradas de vivos colores en las paredes. Su característica mas destacada es que el pilar central, que desciende desde la cubierta, solo alcanza el techo del primer piso. Solo hay cinco pagodas de estas características en Japón.

El Santuario Itsukushima (300¥) esta construido frente al mar y sobre la playa, dando la espalda a una frondosa y escarpada montaña. Fue originalmente construido en 593, y remodelado en su estructura actual por Tori-no-Kiyomori en 1168. Su forma de embarcadero sobre la bahía se debe al status sagrado que tenia antiguamente la isla. Los plebeyos no estaban autorizados a pisarla y tenían que acercarse a ella en barca, pasando a través de un tori flotante. La estructura del templo es de madera pintada de rojo, y los suelos de madera natural. Ahora bajo ellos hay tierra húmeda, algas, incluso alguna barca varada en la arena, pero cuando suba la marea el santuario parecerá flotar sobre el agua.

Se compone de una capilla principal, un escenario para representaciones de teatro Noh, dos cuartos de música y varias capillas. Los diferentes bloques están conectados entre si por trescientos metros de pasillos, de cuyos techos cuelgan faroles cada pocos pasos. Frente al santuario, doscientos metros mar adentro, se levanta el símbolo mas conocido de Miyajima, el bermellón O-Tori (Gran Puerta) de 16 metros de altura. El presente O-torrii, el octavo desde el periodo de Heian, fue construido en 1875.

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Al salir pasamos junto al Daiganji Temple, que hasta la Restauración Meiji estaba a cargo de la reparación y construcción del Santuario Itsukushima, y nos dirigimos a la Pagoda Tahoto, construida por el monje Shukan en 1523. Aunque hecha principalmente en estilo japonés, parte de la estructura tiene influencia arquitectónica de India y China. Es una singular pagoda de dos pisos, y quince metros de altura, que combina un nivel inferior de forma cuadrada y un nivel superior de forma redonda. La pagoda se encuentra escondida en lo alto de un cerro, aunque con pocas vistas, desde donde tomamos un camino forestal que nos lleva hasta el Templo Daishoin, un complejo de varios edificios dispersos entre la exuberante vegetación del monte Misen, en medio de un entorno natural incomparable. Como sede de la rama Omuro de la secta budista Shingon, es el templo mas distinguido de Miyajima, y antes de la Restauración Meiji como administrador del Santuario Itsukushima tenia a su cargo todos los rituales. Hay 27 puntos de interés marcados en el mapa, entre mandálas tibetanos, sutras, puertas, budas yacientes, jozis para ser mojados y venerados, campanas...

Desde allí, lloviendo por tercera vez en el día, descendemos por la calle Takijoki, una antigua zona de reposo de monjes y mensajeros reales, en busca de un restaurante. Acertamos de pleno. Hiyashi Restaurant, con mesas occidentales y japonesas, limpio, rápido y hablan algo de inglés. Nuestra comida: yakigaki (ostras a la parrilla) 1.050¥, anagomeshi (arroz con anguila a la barbacoa) 1.600¥, kakidon (arroz con ostras hervidas y huevo) 1.200¥ y namabi-ru (cerveza de presión) 630¥. No pasar por alto una visita al lavabo, la tapa del inodoro se levanta automáticamente en cuanto abres la puerta.

Después de comer damos un paseo hasta el O-Tori a presenciar una ceremonia naval que hacen con motivo del Kagensai, una fiesta anual del calendario lunar. Llegamos hasta la base, descalzos, atravesando un mar de algas que nos cubren mas allá de los tobillos. No nos vemos ni los pies. El ritual, aunque colorido, es lento y tedioso. Muchas fotos pero poca fiesta.

Llegamos a Hiroshima poco antes de las ocho. Compramos un par de sopas instantáneas en la estación y algo de postre y nos vamos a la habitación del hotel a comerlo con tranquilidad.


TOKYO, 20 al 25 de julio

Nos levantamos a las 7:30 y compramos algo para desayunar (1.080¥) en el tren. Primero cogemos un tren bala hasta Osaka que sale a las 9:15. Hora y media más tarde ya estamos en Shin-Osaka. Aquí hacemos cambio de trenes. A las 11:15 sale otro dirección Tokyo donde nos plantamos dos horas más tarde.

20 de julio

Comemos en la propia estación por 2.020¥. Desde Osaka reservamos un ryokan por internet y hacia allí vamos. En el anden 4 tomamos un tren de la Yamamote Line hasta Ueno Station, donde cogemos la Ginza Line del metro hasta Asakusa Station (160¥). Salida 1 por la calle Kaminarimon, torcemos en Umanichidori y a 300 mts esta el hotel junto a una gasolinera en la acera de la derecha. Ryokan Mikawaya Honten. 12.600¥ habitación doble estilo japonés. Limpio, servicio de té, aire acondicionado, baño algo pequeño y trato familiar. Desayuno 900¥. Algo alejado del centro en el barrio de Asakusa, a 10 minutos del metro. Su mayor inconveniente es que nos obliga a gastar en metro cuando hay hoteles cerca de las JR Station.

Tras acomodarnos y pagar dos noches por adelantado salimos a explorar Tokyo. La antigua Edo creció alrededor del castillo del shogun Tokugawa, ubicación actual del Castillo Imperial. La actual Tokyo se ha convertido en una ciudad gigantesca donde viven más de ocho millones de personas distribuidas alrededor de 23 barrios. Es un lugar lleno de contrastes donde conviven el espíritu consumista y las tradiciones legendarias, las vestimentas occidentales y los kimonos, los altos rascacielos y los pequeños y abarrotados restaurantes, las modernas zonas residenciales y estrechas callejuelas que esconden templos y antiguas casas de madera. Es el centro político y financiero del país, y reúne además su mayor concentración de museos, teatros, centros de ocio y compras.

Disfrutar de él es más fácil de lo que parece, ya que la mayoría de los lugares turísticos se localizan en la zona delimitada por la línea JR de Yamamote, una línea circular que conecta las principales zonas de ocio y servicios. Es quizás esta facilidad lo que motivo que lo visitáramos de manera un tanto desordenada.

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Nuestra primera parada es el barrio de Harajuku. Frente a Harajuku Station está Takeshita-dori, una estrecha calle peatonal de apenas 400 mts de largo, llena de tiendas de moda, nuevas tendencias e independientes, ropa de segunda mano, cafés y restaurantes fast-food. Es una zona muy popular entre los adolescentes. A 200 mts de la estación está Jingu-bashi, un puente donde se reúnen los domingos jóvenes con "disfraces" de todo tipo: lolitas góticas (algo parecido a una muñeca de porcelana), pipi calzas largas, personajes de manga, jóvenes con vestidos estilo victoriano, punkies futuristas y demás tribus urbanas, casi con la única intención de que les fotografíen. Está lleno de turistas que solo hacemos eso, todos contentos.

A pocos metros de aquí esta Meiji Jingu (800¥), un santuario sintoísta construido en honor a las almas del emperador Meiji y la emperatriz Shoken. Se encuentra en medio de un bosque artificial con 120.000 árboles de 365 especies diferentes que fue donado por devotos de todo Japón cuando el templo fue construido. Se llega hasta él tras andar unos metros por una pista de gravilla rodeados de cedros, y atravesar un enorme tori construido con la madera proveniente de un ciprés japonés de 1.500 años. El templo fue destruido completamente en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, pero su reconstrucción acabada en 1958 es idéntica al original, incluso en los materiales.

Paralela a Takeshita-dori transcurre Omote-Sando, una ancha y animada avenida arbolada. Es el lugar perfecto donde apreciar diseños arquitectónicos de primera, y visitar tiendas de lujo y buenas marcas. Louis Vuitton, Gucci, The Body Shop, Prada o Zara entre otros. La mayoría de ellas se alojan en edificios de arquitectos de renombre que parecen competir por exhibir el edificio más llamativo y elegante. Entre tanto lujo encontramos una tienda asequible donde comprar los regalos para la family, el Oriental Bazaar, cuatro plantas de souvenirs típicos japoneses, como kimonos, yukatas, vajillas, lámparas, muñecas, abanicos, mobiliario diversos, espadas samuráis...

Subimos por Takeshita-dori hacia el metro, hacemos un alto para cenar en La Pausa. Ensalada de pollo, pizza de gambas y banana split 2.184¥. Servicio amabilísimo.

21 de julio

Para aquellos que dispongan del Japan Rail Pass moverse por Tokyo va a ser rápido, fácil y barato. La mayoría de los lugares turísticos son accesibles por la línea JR de Yamamote. El sistema tarifario del metro es escalado en función de la distancia recorrida. Y en ambos casos la puntualidad es exquisita. Sus números son escalofriantes. Tokyo posee las red ferroviaria interurbana, tren y metro, más extensa del mundo. Entre ambos suman más de 70 líneas, que usan alrededor de 20 millones de pasajeros diarios distribuidos en sus más de 1.000 estaciones. El metro de Tokyo, operado en su mayor parte por Tokyo Metro Co., es el más usado del mundo, con 2.800 millones de usuarios anuales. La ciudad posee siete estaciones de tren operadas por seis compañías privadas, y la compañía Japan Railways opera la Línea Yamanote, una línea circular de tren urbano que conecta las estaciones privadas entre ellas y con la red de metro. La circunferencia es de 34,5 km, cuenta con 29 estaciones por las que pasa un tren cada 2 minutos, y se calcula que alrededor de 3,5 millones de personas la utilizan cada día. Tokyo Station es, además, el punto de convergencia de seis de las ocho líneas Shinkansen de Japón.

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Marunouchi es el barrio de negocios. Aquí, el acero y cristal de los edificios que albergan las sedes de los principales bancos y sociedades de comercio, contrastan con los fosos y altos muros de piedra del Palacio imperial. También destaca la Estación de Tokyo, por donde pasan 3.000 trenes diarios, construida en 1914 con un diseño basado en la estación ferroviaria de Ámsterdam Central.

Salimos del hotel a eso de las diez, y tras una combinación metro + tren nos plantamos en la estación de Jr Yaracucho. Los primero que vemos nada mas salir es el Tokyo International Forum, un moderno edificio diseñado por el arquitecto americano Raphael Viñoly, que ideo su sala principal con forma de barco y revestido con mas de dos mil láminas de cristal anti terremoto. Se usa como centro de arte y convenciones, y tiene una sala con 5.000 butacas. Frente a él está el edificio Kotsu Kaikan. Restaurantes, agencias de viajes, servicios médicos, una librería con amplia selección de libros en inglés, y el Tourist Information Center de la JNTO en la 10ª planta, donde nos dan una información valiosísima sobre como escalar el Monte Fuji, y nos encuentran un hotel bueno, bonito y barato junto a la estación de Ueno, a ver si ahorramos un poco en metro. Desde la 3ª planta hay una fantástica vista de las vias en una terraza llamada Yuracucho Colline donde puedes sentarte, y comer algo o fumar un cigarrito mientras ves pasar los shinkansen frente a ti.

Junto a él está el barrio de Ginza, considerado el centro de Tokyo, y una de las zonas de compras mas caras y exclusivas del mundo. Aquí encontramos los grandes almacenes mas importantes (Mitsukoshi, Matsuya, Matsuzakaya, Printemps, Hankyu o Seibu), tiendas caras y exclusivas como Louis Vuitton, Tiffanys o Channel, museos, locales de ocio nocturno, y restaurantes donde sirven cafés a 10 €. La especulación urbanística aquí supera cotas inimaginables, el metro cuadrado ronda los diez millones de yenes, unos 66.000 €. Los fines de semana su calle mas céntrica, Chuo Dori, es cortada al trafico y se convierte en una amplia rambla peatonal, donde los cafés colocan mesas y sombrillas.

Caminando hacia el oeste, en Harumi-dori vemos el Edificio de la Sony, que además de albergar algunas tiendas y restaurantes, es donde Sony exhibe sus últimas novedades: dvds, televisores, móviles, ordenadores, play station y productos de electrónica en general. Y poco mas allá llegamos a Kabuki-za, el principal teatro en Tokyo data de 1889. Las representaciones del tradicional kabuki duran entre tres y cinco horas, y suele haber una matinal y otra por la tarde. Las entradas pueden comprarse para la obra completa (entre 2.000¥ y 20.000¥) o tan solo para un acto (entre 500¥ y 1.500¥). El precio varía dependiendo de la obra y del asiento. Hay alquiler de audio guías para extranjeros.

Tsukiji Sushi Sen es un restaurante con surtido de pescado crudo con arroz, sopa de miso y sopa con cangrejo (2.800¥). No hay muchos japoneses, pero esta bueno y son rápidos.

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Decidimos visitar Asakusa, el barrio que rodea el hotel, y terminar nuestra jornada en un onsen público del que habla Lonely Planet. Dicen que Asakusa es uno de los pocos distritos que conserva la atmósfera del antiguo Tokyo. El barrio puede explorarse fácilmente a pie, aunque también se pueden hacer tours guiados de media hora en rickshaw por unos 8.000¥ dos personas.

Su principal atracción es Senso-ji, un popular templo budista construido en 645, el templo más antiguo de Tokyo. Nos bajamos en Asakusa Station y lo primero que nos encontramos es Kaminari-mon, la puerta de los truenos, la puerta exterior de las dos que dan acceso al templo Senso-ji. Fue construida en 942 por Taira no Kinmasa. En la parte frontal dos estatuas de los dioses sintoístas Raijin y Fujin se exhiben una a cada lado. Lo más impresionante es una imponente linterna roja de 4 mts de altura, mas de 3 mts de circunferencia y 670 kg de peso, que cuelga bajo la puerta. Nakamise, una calle peatonal llena de tiendas, une la puerta exterior con la segunda puerta del templo, llamada Hozomon.

La calle existe desde principios del siglo XVIII, tiene unos 250 mts de largo y casi un centenar de tiendas. Es un buen lugar para comprar souvenirs, kimonos, yukatas, pinturas ukiyoe, dulces típicos, juguetes, godzillas, camisetas... Tras la puerta Hozomon hay una pagoda de cinco plantas y el edificio principal del templo. Delante de él hay un caldero donde los foráneos queman incienso y se echan el humo encima con la creencia de que aporta salud. La leyenda cuenta que en el año 628 dos hermanos pescaron una estatua de Kannon, y después de devolver la estatua varias veces al río, siempre les volvía a ellos. Se decidió construir un templo en ese lugar y dedicarlo a la diosa Kannon.

Son más de las cinco y media, el templo ha cerrado sus puertas y después de dar unas cuentas vueltas descubrimos que el onsen también. ¿Qué hacemos? Pues volver a cambiar de barrio. El barrio de Roppongi es conocido entre los extranjeros por su animada vida nocturna, ofreciendo una gran variedad de bares, restaurantes y pubs. Llama mucho la atención ver negros e hispanos buscando clientela para sus bares y pubs nocturnos de jazz, salsa y ritmos latinos. Un corto paseo desde Roppongi Station nos acerca a Roppongi Hills, una enorme urbanización que incluye oficinas, zonas residenciales, cafés, restaurantes, salas de cine, un museo, un hotel, un estudio de televisión, un anfiteatro al aire libre y varios parques. Su edificio más emblemático es la Torre Mori, un rascacielos de 54 pisos y 238 metros de altura. Las seis primeras plantas están ocupadas por tiendas y restaurantes, y en las seis últimas están el Museo de Arte Mori y el Tokyo City View (1.500¥), un observatorio circular que nos ofrece una vista de 360º de Tokyo. Las 43 plantas intermedias están llenas de oficinas. Otro paseo interesante en el barrio es el que lleva desde Azabujan St. hasta Roppongi St. El camino es una estrecha pendiente llena de tiendas de ropa independientes, galerías y restaurantes de autor, todo ello dentro de un ambiente acomodado. Aquí encontramos un buenísimo restaurante de brochetas.

Tsurutontan, en la zona de Roppongi, es uno de los pocos restaurantes donde vemos japoneses haciendo cola para entrar. 20 minutos de espera que merecen la pena. Tomamos dos platos de udon y una cerveza. De lo mejorcito de todo Japón. Ambiente agradable, cuidado y moderno, parece mucho más caro de lo que realmente es, cocina en directo sin trampa ni cartón, bien presentado y sabrosísimo. Platos entre 900¥ y 2.000¥. Nuestra cena 3.050¥.

22 de julio

Despertador a las 09:00, ayer cuando nos fuimos a dormir era mas de la una. Tomo un café en la habitación y nos mudamos al nuevo hotel que nos encontraron ayer. Las instrucciones que nos han dado en el TIC no están claras y lo que tenían que ser diez minutos desde Ueno Station se convierten en media hora, mochilas al hombro. Suigetsu Hotel Ohgasio. 9.870¥ habitación doble estilo occidental, baño, aire acondicionado, y baño público (onsen interior). Internet 100¥ por 10 min. Tiene un bonito jardín japonés., todo ello en una bonita casa tradicional que perteneció a Ohgai Mori. A 15 minutos de JR Ueno St, un poco apartado, junto al parque en una zona en la que no hay nada.

Dejamos las mochilas en consigna, no se puede acceder a la habitación hasta las 15:00, y nos vamos al Museo Nacional, que después de pegarnos una pateada de puta madre a pleno sol por un barrio desolado, resulta que el 22 de julio (aún no sabemos porqué) cierra.

En medio del barrio de Ueno se encuentra Ueno-Koen, el primer parque publico de Tokyo. Alberga media docena de museos, el primer zoo de Japón que data de 1882, y en medio del lago Shinobazu, el Santuario Toshogu dedicado a Ieyasu. Hay mas de mil cerezos y los lotos que cubren casi por completo el lago. En la zona norte se reúnen centenares de vagabundos, y se hace difícil encontrar un sitio limpio y a la sombra donde hacer la siesta, pero a parte de esto no entraña ningún otro peligro. Algo mas abajo, pasada la fuente, en un cruce de caminos tocando bajo la sombra de un árbol, están Los Awkis, un grupo que me recuerda a los peruanos de plaza Catalunya en Barcelona.

Atravesamos el parque de norte a sur. Alli nos metemos en un local especializado en anguila: Izuei. Hay un combinado con tempura por 2.800¥ y otro sin anguila por 2.100¥. Local bonito, con vistas al parque de Ueno y trato exquisito.

Cogemos un tren en la Loop Line hasta el barrio de Shinjuku. Todo lo que buscas en Tokyo se encuentra aquí. Aglomeraciones de gente, tecnología, rascacielos, templos, y sórdidos ambientes nocturnos. Shinjuku Station es el eje del barrio. Dicen que es la estación de tren mas utilizada del mundo, una media de tres millones de personas la usan diariamente. A su alrededor se encuentra una gran concentración de tiendas de electrónica, centros comerciales, cines, restaurantes y bares. Al oeste esta Nishi-shinjiku, donde se encuentran la mayoría de los rascacielos de Tokyo. Y al este Kabuki-cho un distrito conocido por sus bares, restaurantes y como barrio rojo, debido a las prostitutas y otros tipos de comercio sexual. Empezamos con un circuito a pie que propone Lonely Planet. Pasamos frente al edificio Studio Alta, con una gran pantalla de vídeo, la librería Kinokunilla, y los grandes almacenes Mitukoshi e Isetan en la calle Shinkuru-dori.

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Atravesando Yasukunu-dori visitamos Hanazono-Jinja, un pequeño santuario escondido entre los edificios, cuyos creyentes crean que trae prosperidad en los negocios. La ruta continua por Golden Gai, una serie de cinco pequeños y estrechos callejones llenos de bares bohemios y clubs privados, dicen que frecuentados por músicos, actores y artistas en general. Las paredes pintadas, carteles de conciertos e incluso dicen que algún barracón de los años 60, es un fuerte contraste frente a la sobriedad y modernidad de Kabuki-choi. La mayoría son bares minúsculos donde apenas caben unos pocos clientes, y algunos solo sirven a su clientela habitual.

De aquí pasamos a Kabuki-cho, el barrio rojo. Su nombre viene de los planes en 1940 de construir un teatro kabuki en la zona. Aunque nunca llegó a materializarse el proyecto, el nombre se conserva. Hay alrededor de 300 bares, nightclubs, hoteles del amor, salas de masajes, casas de citas, cabinas de vídeo porno y espectáculos de striptease, todo ello orientado tanto a mujeres como a hombres. Luces de neón, borrachos, tribus urbanas... Hay punkies japoneses vestidos con traje negro, camisa blanca y zapatos chupamelapunta en las esquinas, repartiendo propaganda de los distintos karaokes y pubs, pero por desgracia nada de lo que ocurre es accesible a los que no hablamos japonés.

Es seguramente el red district más seguro del mundo, aunque dicen que la yakuza todavía tiene sus influencias en la zona. En caso de problemas, a pocos pasos del Koma Theatre, hay una comisaría de policía. Frente al Teatro Koma, dedicado a musicales y actuaciones comerciales, hay una plaza llena de cines y locales de comida rápida donde se reúnen todos los pintas de la zona.

A una parada de metro esta Nishi-shinjiku, la zona de rascacielos. Uno de los edificios mas llamativos es Tokyo Tocho, donde se encuentra las Oficinas del Gobierno Metropolitano de Tokyo, dos torres gemelas de 243 mts de altura cada una. Ambas torres tienen en la planta 45 un observatorio panorámico, desde donde apreciar una jungla de hormigón y asfalto sin fin.

Cenamos en un callejón bajo el puente, entre Kabuki-cho y la estación (¿salida M8?). Son tabernas pequeñísimas sin paredes, la espalda da a la calle, y simulan los muros con cortinas que llegan apenas hasta los hombros. Están especializados en brochetas, tanto que uno de ellos solo hace de anguila, lleno a rebosar, ni un taburete libre, genera tanto humo que hay abanicos para los clientes. La ropa apesta al salir, pero esta buenísimo, ni un occidental. Los bares de brochetas no son baratos, pero merecen la pena por lo diferente que son del resto de Japón, parece un negocio desubicado. Cinco brochetas y una cerveza 3/4 mas o menos 2.000¥.

Volvemos al hotel cuando ya hace horas que ha anochecido, hacemos le chek-in y nos vamos a relajarnos al onsen.

23 de julio

Alejado del centro de Ginza, distrito al que pertenece, junto al río, está el Tsukiji Market, el mayor mercado mayorista de pescado y productos marinos del mundo. Se calcula que mueve 2.000 toneladas diarias de estos productos. En el exterior hay tiendas de utensilios de cocina, de souvenirs y camisetas, y restaurantes donde tomar sushi y similares, rabiosamente fresco. En el mercado interior se vende de todo, desde sardinas hasta atunes, pasando por algas o caviar, pero lo que mas nos llama la atención son el tamaño de mejillones, ostras y demás bivalvos. El mercado tiene su máxima actividad entre las 5:00 y las 8:00, algunos negocios empiezan a cerrar hacia las once, y cierra para su limpieza a las 13:00.

Desde aquí cogemos el metro (270¥) hasta Otemachi Station. Al otro lado de la estación esta el Jardín Este del Palacio Imperial, la única parte del palacio abierta al público. El acceso es por Ote-mon, la que fue entrada principal del antiguo castillo, al que pertenecía el jardín. Es otro de esos jardines descomunales que a buen seguro el dueño nunca llego a ver entero. Hay mucho que andar aquí.

Después de comer un poco nos vamos de compras a la zona de Omote-sando. Entre tanto lujo encontramos una tienda asequible donde comprar los regalos para la family, el Oriental Bazaar, cuatro plantas de souvenirs típicos japoneses, como kimonos, yukatas, vajillas, lámparas, muñecas, abanicos, mobiliario diversos, espadas samurais... Acabamos a eso de las seis, seguimos andando hasta Harakutu para coger el JR a Shibuya, el barrio de las luces de neón.

Delante de la estación esta la Plaza Hachiko, en honor a un perro fiel (Hachiko), que fue a buscar durante 11 años a la estación el regreso de su amo después de que este ya hubiera muerto. En la inauguración de la estatua en 1934 estuvo presente el propio perro. Frente a la plaza está el que se dice es el cruce mas abarrotado del mundo, Scramble Kousaten. Utiliza un stop en las cuatro direcciones para permitir a los peatones inundar todo el cruce. También hay aquí varios centros comerciales y grandes almacenes de moda, el mas famoso es Shibuya 109. Ideal para disfrutar de calor humano, tan apretado no vas a estar en ninguna otra parte en Japón.

El barrio esta lleno de restaurantes internacionales, pero entre tanto occidental conseguimos localizar en una segunda planta un "japonés" realmente interesante. Kamadoka. A tres minutos de Shibuya Station. Ensalada, tapas de: croquetas de queso, tofu verde frito, calamar y tsitake gratinado, acompañado de hoppy. El hoppy es una cerveza sin alcohol que suele tomarse mezclada con shochu, un licor japonés de 25º que procede de la destilación de cebada, patata o arroz. La verdad, no es exquisito pero dudo que tengáis muchas oportunidades de probarlo.

24 de julio, Nikko

Hoy, tras haber descartado la subida al monte Fuji por falta de preparación fisica y equipamiento adecuado, pero sobre todo de tiempo, nos vamos a Nikko. Los templos de Nikko fueron fundados en 766, durante el periodo Nara, por Shodo Shonin, un monje budista de alto rango. Sus firmes creencias en las virtudes de Kwannon Buddha, le hicieron cruzar el río Diya, escalar y explorar la montaña, y construir una ermita a la que llamó Templo Shihon-ryuji. Durante los años siguientes, guerreros, monjes y nobles fueron construyendo templos hasta el periodo Edo, en él que el interés de la familia imperial por el budismo aceleró la prosperidad de los templos, extendiendo su prestigio como centro de fe religiosa por todo el país. Nikko es hoy un bello lugar, con apariencia de ciudad antigua, plagado de templos entre frondosos bosques de cedros japoneses.

Tomamos un Shinkanshen hasta Utsunumiya (50 min). Allí un  cercanías hasta Nikko (45 min). En la estación cogemos un autobus hasta Shinkyo Stop (10 min, 190¥). Ahora hay que atravesar el río, subir las escaleras de piedra, y llegareis al punto de venta de entradas. Existe una "entrada combinada" por 1.000¥ que permite acceder a Rinnon-ji, Tosho-gu, Futurasan y Taiyuin-Byo. No incluye Nemuri-Neko y la tumba de Ieyasu, 520¥ para ver los dos. Visitar estos cuatro templos puede ocuparnos casi todo el día.

Shin-kyo. Es un puente rojo que cruza las cristalinas aguas del río Diya, supuestamente en el lugar exacto donde Shodo Shonin lo cruzó a lomos de dos serpientes gigantes hace mas de 1.200 años. El contraste entre el puente rojo y el fondo verde producen un bonito efecto.

Rinnon-ji. Es el templo mas importante de Nikko. Fue fundado por Shodo Shonin, el monje que introdujo el budismo en Nikko en el siglo VIII. Es Famoso por su salón Sanbutsu-do, donde hay tres imágenes de Buddha de 2,5 mts de altura lacadas en oro: un Kwannon de mil brazos, un Amida y un Bato Kwannon con cabeza de caballo. No se pueden hacer fotos. Frente a él esta el Salón del Tesoro (350¥).

Tosho-gu. Es el mausoleo de Tokugawa Ieyasu, fundador del "shogunado" Tokugawa que gobernó Japón durante 250 años hasta 1868. El monasterio consiste en mas de una docena de edificios budistas y sintoístas, bellamente decorados en oro y grabados en madera, ubicados en medio de un denso bosque. Tras atravesar un gran tori de piedra, queda a la izquierda una Pagoda de Cinco Pisos de 34 mts de altura que data de 1650. Algo mas adelante atravesamos otro tori (Omote-mon) que nos lleva a una gran explanada con tres casas sagradas. El Establo Sagrado decorado con grabados de los tres monos sabios que "no oyen no hablan y no ven", la Biblioteca Sagrada, cerrada al público, y por ultimo una casa decorada con grabados de elefantes hechas por alguien que nunca los había visto.

Junto a la biblioteca, atravesando la puerta Yomei-mon, nos encontramos Honji-do. Aquí la visita es guiada (en japonés). Nos sorprende una sala con una hermosa pintura de un dragón en el techo. El monje que nos hace de guía golpea dos palos de madera en una determinada zona de la sala, se oye entonces el ronroneo de un eco grave y prolongado que según dicen suena como el rugido de un dragón ¿¿??. Saliendo a mano izquierda esta Nemuri-Neko (520¥), un gato de madera grabado en un dintel, famoso en todo Japón ya que dicen parece real. Pasando bajo el gato empieza un largo tramo de escaleras flanqueado por cedros gigantes que nos lleva hasta la Tumba de Ieyasu.

Futarasan-Jinja. Fue fundado por Shodo Shonin en 767 y esta dedicado a las tres montañas mas sagradas de Nikko, los montes Nantai, Nyoho y Taro.

Taiyuin-Byo. Es el mausoleo del nieto de Ieyaso, tercer señor del clan Tokugawa. Es similar a Tosho-gu en distribución y decoración, pero intencionadamente mas pequeño. Distribuido a lo largo de tres terrazas en la ladera de la montaña, esta rodeado de cedros japoneses y una frondosa vegetación. A mi parecer el mas bonito de los incluidos en la entrada combinada, a pesar de ser el que tiene menos visitantes.

A la vuelta, saliendo de Ueno Station por Shinobazu, tan solo cruzar la calle nos encontramos con el Mercadillo de Ameya-yokocho, un estrecho callejón que va desde Ueno Station hasta Okachimachi Station, y que fue un famoso mercado negro después de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día hay mas de 500 tiendas donde se vende de todo: ropa, calzado, mochilas, cosméticos, joyas, pescado fresco, fruta y especias, en un ambiente mas bullicioso y menos contenido que el resto de mercados japoneses.

Cenamos en Kohmen, en Shinobazu-dori frente al parque Ueno. Cadena de restaurantes especializada en sopas. Dos sopas (picantes) y una empanada 1.840¥. Barato y resultón.

25 de julio

Ultimo día en Tokyo. Nos lo tomamos con calma. Salimos del hotel y desayunamos en Ueno Station los dos por 800¥. Cogemos la Yamenote line hasta Uguisudahi, una parada que nos deja a 500 mts de la puerta principal del Museo Nacional (600¥, exposiciones temporales entre 1.000¥ y 1.500¥). Fue fundado en 1872, y es el museo mas antiguo y mas grande de Japón. Visitamos dos de sus cuatro galerías Toyo-kan, entrando a la derecha, dedicada a antigüedades asiáticas, se divide en ocho salas donde se exhibe una amplia colección de arte coreano, khmer, hindú, chino, incluso egipcio (sarcófago incluido) a pesar de no ser asiático. Hon-kan, el edificio principal, esta dedicado al arte japonés. Son 24 salas distribuidas en dos plantas y ordenadas cronológicamente. La planta superior abarca desde los inicios hasta principios del periodo Edo. Todo esta debidamente etiquetado en inglés.

Tardamos un par de horas en recorrer el edificio antes de ir a comer al restaurante del museo. No hay muchas más opciones en la zona. L'accord. Dentro del Museo Nacional de Tokyo. Precios razonables. Comida occidental con toques japoneses, cubiertos y carta de postres. Hamburguesa 1.575¥, espaguetti 945¥.

Intentamos hacer una siesta en Ueno Park, pero no lo conseguimos. Es difícil conseguir un sitio libre, limpio y a la sombra entre tanto vagabundo. Así que optamos por hacerla en Yamanote Line. Media hora hasta Sinjuku, desde donde nos acercamos a Tochomae St para ver el edificio Shinjuku NS. Su interior es hueco, desde el hall se ve cielo a través del techo de cristal más de cien metros por encima de nuestras cabezas. Lo mas curioso es un reloj de 30 metros de altura, que dicen es el mas grande del mundo, movido por un pequeño molino de agua.

Cogemos el metro para ir a un onsen cercano a Azabujuban St, pero resulta que ha cerrado. Así que nos acercamos andando a la zona de Roppongi con la intención de repetir un restaurante de la zona que nos gusto mucho. El camino es una estrecha pendiente llena de tiendas de autor y restaurantes de alto standing. Vemos uno de brochetas que parece interesante. Allí cenamos. Teyandei, especializado en brochetas y todo tipo de sake y derivados. Comemos sentados frente a la barra y descalzos pues hay tatami. Desde la calle la gente come de pie en una barra exterior. Comida deliciosa, catalogado como el mejor izakaya de Tokyo. Precio de las brochetas: entre 200¥ y 500¥.


NAGOYA, 26 y 27 de julio

26 de julio, Nagoya

Ultimas horas en Tokyo. Tras el check-out pateada hasta la estación con las mochilas y una bolsa de regalos cada uno. Desayuno en la estación antes de salir hacia Tokyo Station. Desde allí, a las 12:33, sale el shinkansen que nos dejará en Nagoya a las 14:20. Dormimos todo el trayecto.

Nagoya ha sido para nosotros la puerta de entrada y salida a Japón, el aeropuerto mas barato para las fechas en que viajamos. Seguramente no le hemos hecho la justicia que se merece, como a tantas otras ciudades, y apenas hemos pasado unas horas en ella. Durante la entrada al país apenas estuvimos el tiempo necesario para ir desde el aeropuerto a Nagoya Station, validar nuestro JR Pass, y tomar un tren a Takayama. A la vuelta llegamos a la ciudad pasadas las dos del mediodía procedentes de Tokyo, para pasar la noche y coger un avión al día siguiente a primera hora destino Helsinki. Nuestra guía destacaba el santuario sintoísta de Atsuta-jingu, que descartamos pues el museo estaba cerrado, y el Castillo (500¥), que es una reconstrucción de 1959 del destruido durante la Segunda Guerra Mundial, razón por la cual también descartamos. Nos dedicamos a visitar los edificios que rodean JR Station, y el área portuaria, dos zonas culturalmente poco sugerentes donde relajar la mente.

Tras algunas dificultades encontramos un hotel en la parte trasera de la estación. Miyuki Station Hotel. 7.800¥ habitación doble estilo occidental. Baño, ducha y aire acondicionado. Incluye desayuno: dos bollos (integral y blanco), medio plátano, un huevo duro y café. La habitación es muy calurosa y poco espaciosa, pero compensa con su inmejorable ubicación frente a la JR Station (salida E1). Internet 100¥ / 20 min.

Nuestra primera visita son las Central Towers, dos rascacielos de 51 y 53 plantas que se alzan sobre Nagoya Station, donde hay oficinas, zonas comerciales y un hotel exclusivo. Sobre la torre mas alta se encuentra Panorama House (700¥), que ofrece las mejores vistas de la ciudad. Para llegar a él hay que tomar un ascensor hasta la planta 12 y seguir los carteles. Otra opción es echarle un poco de morro, subir hasta la planta 15 de la otra torre, entrar en el Hotel Marriott y coger un ascensor hasta la cafetería que hay en la azotea, decirles con una amplia sonrisa que solo venís a disfrutar de las vistas, y os dejaran pasar sin problemas. Frente a la estación esta Midland Square, el edificio mas alto de Nagoya (247 mts).

Tomamos la línea M (Meijo) hasta Kanayama, y cambiamos a la línea E hasta Nagoyako (260¥). Todo ello para llegar a Nagoya Port, al sur de la ciudad, uno de los mayores puertos de Japón. Una parte de él, el Garden Pier, ha sido renovado en los últimos años como distrito de ocio, zonas verdes, centros comerciales, parque de atracciones, museos y el Nagoya Port Public Aquarium, uno de los mejores acuarios del país. Amarrado en el puerto esta el rompehielos Fuji, el barco usado por Japón para explorar el Océano Antártico entre 1960 y 1980, abierto al público como Museo Antártico. Frente a él esta la Torre del Puerto, que alberga el Museo Maritimo, y desde cuya azotea se ofrecen buenas vistas de la zona portuaria (300¥).

27 de julio

Nos levantamos pronto para ir con tranquilidad hasta el aeropuerto. Una compañía privada, Meitetsu, gestiona los accesos en tren al aeropuerto. Salen de Meitetsu Station, unida por pasillos a Nagoya Station, cada 5-10 minutos. 850¥ por trayecto, algunos trenes sólo aceptan asiento reservado, que cuesta 350¥ más.


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