Este es el diario de un viaje de 22 días por libre a la isla de Cuba, llevado a cabo en el verano de 2012 por los viajeros Elsa y Jordi
Además del relato día a día, ilustrado con una selección de fotos de los autores, también se da información sobre el itinerario llevado a cabo, así como el desglose de los gastos que supuso el viaje, o como obtener la tarjeta de turista, imprescindible para visitar el país.
Asimismo también se proporciona información práctica sobre los capítulos de transporte para moverse por la isla, alojamiento y comida en Cuba.
Del 10 de agosto al 1 de septiembre de 2012.
Las divisas que se usan en Cuba son dos: el CUC (pesos cubanos convertibles, 1 CUC = 1 USD) y el CUP (pesos cubanos, 1 CUP = 25 USD aproximadamente).
Todos los precios detallados en el este relato son para dos personas. El desglose general es el siguiente:
+ 2.381 € (vuelos y tarjeta turística)
+ 1.691 € (total gastos en Cuba, en euros)
En la guía Lonely Planet pone que necesitas la tarjeta de turista si quieres visitar Cuba hasta un máximo de dos meses y que puedes obtenerla en el mismo aeropuerto de la Habana, a la llegada al país. Pero menos mal que verificamos este dato, porque realmente no puedes coger el avión a La Habana sin mostrar antes la tarjeta de turista.
La tarjeta de turista la puedes obtener, en el caso de Barcelona, en el Consulado de Cuba (sólo abren por la mañana y nunca te cogen el teléfono), en una agencia del aeropuerto de Barcelona (que resulta más caro) o en la agencia Online Tours de Barcelona (Avda. Diagonal, 375 bajos - Barcelona, tel. 902 360 347), que es donde la conseguimos nosotros.
En esta agencia, especializada en viajes a Cuba, la tarjeta de turista te la hacen al momento por 22 euros por persona.
Alquilar un coche en Cuba es muy caro, ya que el coste está sobre unos 80 CUC al día. Además, si se visita Cuba en agosto, los coches disponibles son tan escasos que es mejor reservarlo con antelación antes de partir.
Nosotros quisimos alquilar coche una vez en Cuba y resultó ser misión imposible. La ventaja de viajar en coche es que es más práctico para acceder a los Cayos (playas), además de no depender de horarios.
El autobús Viazul es cómodo, pero es aconsejable comprar el billete con antelación si se sabe el siguiente destino y cuándo se desea partir. De ese modo es más probable que queden plazas disponibles y evitas tenerte que desplazar de nuevo para comprar los billetes en los sitios que la estación queda alejada del centro.
Para distancias cortas es buena idea también alquilar una moto, el coste es de unos 20-25 CUC al día.
La solución más económica es quedarte a dormir en casas de particulares: el precio de la habitación doble con desayuno incluido es de unos 20-25 CUC al día. Normalmente las habitaciones suelen estar muy decentes, tienen aire acondicionado y muchas de ellas tienen baño propio. En el caso que se quiera disfrutar de piscina, una solución económica es pagar una entrada en un hotel (unos 20-25 CUC) que incluye acceso a la piscina, algo de comer y refresco.
En cuanto a reservar habitación, nosotros sólo reservamos con antelación los primeros días. Luego en cada sitio que íbamos pedíamos al taxi que nos llevara al centro y desde allí buscábamos alquiler de habitaciones. Es muy fácil identificarlas porque las casas tienen un símbolo de color azul muy concreto (en forma de ancla). De ese modo podíamos negociar el precio, asegurarnos de estar en zonas céntricas y en un sitio cómodo.
Actualmente han abierto muchos paladares (restaurantes montados y dirigidos por cubanos como negocios particulares) nuevos y la gastronomía es bastante amplia. Aconsejamos aventurarse un poco, porque muchos de los paladares buenos no salen en las guías.
Aconsejamos probar los helados de la cadena Coppelia, la cual tiene heladerías por toda Cuba. Normalmente (depende del sitio) no tienen una gama amplia de sabores, pero el helado está exquisito y sirven hasta que se les acaba. Los helados normalmente se pagan en CUP y son muy baratos.
Los zumos naturales (mango, piña, otras frutas tropicales) están riquísimos y normalmente te los ofrecen en los desayunos.
Llegamos a La Habana a la hora prevista, pero tardamos dos horas en coger las maletas y cambiar moneda.
Cogemos taxi compartido, pero nos cobran como si fuéramos solos (25 CUC).
Rosa, la dueña de la casa donde nos hospedamos y que reservamos la habitación desde España, nos aconseja que vayamos al Malecón, las distancias engañan, vamos andando y se nos hace eterno. Hoy es carnaval, hay mucha cantidad de gente y puestos de comida y bebida en la calle. Está un poco agobiante, para ver el espectáculo se debe pagar.
Vamos andando a la Habana Vieja, donde nos paseamos por las calles Obispo, Mercaderes y Oficios.
Pasamos por las cuatro plazas y comemos en el restaurante El Templete. Este restaurante está en la Avenida del Puerto nº 12, es un restaurante estatal de pescado y resulta caro por lo que comes (pagamos 51 CUC).
Empieza a llover a cántaros y volvemos en taxi a casa.
Por la noche vamos a cenar en el paladar Café Laurent, en la Calle M#257/19 y 21 Penthouse Vedado (cerca del Hotel Nacional). En la entrada del edificio hay un señor que te acompaña en ascensor al ático que es donde se encuentra el restaurante. La comida está riquísima y el precio es correcto (pagamos 31 CUC para los dos).
Vamos a buscar coche de alquiler en las agencias que se encuentran en el hotel Habana Libre y no tienen ninguno disponible.
En las agencias Cubatur o Habanatur no venden billetes de autobús, sólo venden excursiones con transporte incluido. Tenemos que ir hasta la estación de Viazul de la Habana (Ave. 26 y Zoológico, Nuevo Vedado), donde compramos los billetes de bus para ir a Viñales que nos cuestan 24 CUC. Como los que parten al día siguiente a las 9 ya van llenos, tenemos que coger billetes para el bus que sale más tarde, a las 14 horas.
De allí nos vamos andando a la Plaza Revolución, el Teatro Nacional está cerrado. Seguimos andando hasta la plaza Vieja, donde comemos por 18 CUC. Luego cogemos un taxi para llevarnos al Morrón y ver el cañonazo. En el Morrón por el atardecer las vistas de la Habana son espectaculares y luego vale la pena ver la ceremonia del cañonazo.
Visitamos el Museo de la Revolución, se trata de un museo pequeño y con poca cosa para ver, la visita es rápida. En el museo no hay ventiladores ni aire acondicionado con el calor que hace.
Comemos en el restaurante Los Nardos, que se encuentra en el Paseo de Martí nº 563, cerca del Capitolio. El ambiente es un poco oscuro, pero tiene aire acondicionado y la comida está buena.
Desde allí pillamos un taxi para que nos lleve a la estación de Viazul de bus para irnos a Viñales.
Cuando llegamos a Viñales nos espera Luís, de Casa Candida, porque reservamos habitación desde La Habana a través de Rosa. Esta casa está en la calle Orlando nº 17, y aunque se encuentra un poco alejada, al ser el pueblo pequeñito no supone ningún problema.
El pueblecito de Viñales es muy bonito, verde y relajante. Todas las casitas tienen un porche donde te puedes sentar, relajar y tomar algo.
Cenamos en El Mesón por 20 CUC y vamos a la plaza donde toca una banda.
Alquilamos una moto por 25 CUC y vamos al mural de la prehistoria, no hace falta pagar para entrar porque se ve la pared pintada desde fuera.
De allí vamos a la cueva de Santo Tomás. La cueva es muy bonita y grande.
A continuación vamos a Cayo Jutias para refrescarnos, la entrada al Cayo nos cuesta 10 CUC. En Cayo Jutias comemos y nos bañamos.
Volvemos a Viñales cogiendo otra ruta que pasa por San Cayetano. La carretera no es tan buena, pero el entorno y los pueblecitos son bonitos.
Por la noche cenamos en la casa y tomamos mojitos y daiquiris en la plaza del pueblo.
Este día decidimos hacer una excursión a la aventura, andando. Llegamos al Rancho Raúl Reyes, donde el dueño nos enseña sus plantaciones, nos prepara un jugo de mango y nos indica cómo llegar a la Cueva de la Vaca.
La Cueva de la Vaca es interesante porque es un buen atajo ya que atraviesa la montaña. Luego llegamos a la cueva con piscina natural en el interior. Nos quieren cobrar para acceder a la cueva, pero cuando les preguntamos si la cueva es suya y les decimos que no queremos pagar, no nos ponen ningún problema.
Cuando salimos de la cueva, después de darnos un chapuzón refrescante, empieza a llover a cántaros. En el camino de vuelta nos refugiamos de la lluvia en la casa de un señor cubano que nos explica un poco su vida y nos regala un puro de su plantación de tabaco. Se nos une una parejita extranjera que anda un poco perdida. Los cuatro pasamos de nuevo por el interior de la cueva de la Vaca y llegamos a Viñales.
Una vez en la casa, cómo nos encontramos nuestro baño atascado, nos hospedamos en la casa del vecino, allí cenamos y dormimos. La cena no es tan buena y abundante como en la casa anterior.
A las siete de la mañana cogemos el bus y llegamos a Cienfuegos sobre las 14:30 horas (los billetes los compramos el día anterior por 64 CUC).
Al llegar nos viene un señor y nos ofrece una casa de huéspedes en la misma plaza Martí, por 20 CUC. El sitio se llama 5421 Hostal, regentado por los señores. Yosley.
Al darnos una vuelta encontramos una heladería Copelia, donde sólo tienen el sabor plátano ese, día pero está riquísimo. Si haces cola sólo cuesta 0,5 pesos cubanos por bola, sinó pagas 0,5 CUC.
Empieza a llover, menos mal que nos pilla la lluvia cuando estamos tomando cervezas en la plaza Martí, debajo del porche, con la compañía de un músico cubano que practica a nuestro lado.
Después de la lluvia, vamos paseando hasta Punta la Gorda donde hay muchas casas coloniales.
Cenamos en el Paladal Aché (Avda. 38, entre calles 41 y 43) que sale en la guía, allí preparan camarones de muchas formas distintas, miramos la carta y pone que el plato vale 15 CUC, pero el camarero nos dice que como en la guía Lonely Planet indica que es más barato, lo cobra por 10 CUC.
Luego vamos al patio Artex que se llama el Cubanísimo. Allí esa noche hacen el concurso del desbaile (se trata de bailar desacompasado), salimos nosotros como yumas (extranjeros) españoles, dos cubanos y una pareja cubano-italiana. Ganamos nosotros y nos regalan dos cervezas cubanas Cristal.
Como partimos en el bus de las 13:00 (autobús de Cienfuegos a Trinidad, 12 CUC), vamos al hotel San Jaime a desayunar y a refrescarnos en la piscina.
Cuando llegamos a Trinidad una señora nos muestra una casa de huéspedes al lado de la estación y que a la vez está muy cerca de la plaza. Nos cobra 15 CUC por día y aunque es céntrico, la señora es rara y comemos siempre fuera.
Nos informamos de excursiones y alquiler de moto en una agencia que se encuentra en las ruinas del Teatro Brunet de Trinidad.
Tope Collantes no se puede visitar en moto o sufriendo mucho porque la carretera es una montaña rusa. Así que quedamos con el señor que vendremos a las 9 de la mañana para alquilar una moto y explorar los alrededores.
Cenamos en el Paladal Sol y Aranda, está delicioso, con una combinación de sabores exquisita! Este restaurante está delante de la Iglesia.
Luego vamos a la Casa de la Música, que se encuentra al aire libre subiendo unas escaleras al lado de la iglesia, mucho ambiente, buena música en directo y bebida refrescante.
Vamos a buscar la moto que queremos alquilar, pero nos atiende otro señor y nos dice que no tiene motos libres y que le devuelven una a las 12h. Así que nos lo tomamos en calma para pillar esa.
A las 12:00 vamos en moto al mirador del Valle de los Ingenios, subimos a la torre donde nos comemos unos mangos que compramos anteriormente en Trinidad. También nos acercamos a la casa Guachinango pero no vale la pena.
Regresamos a Trinidad para ir al parque del Cubano, que se encuentra en dirección opuesta al mirador del Valle de los Ingenios. Comemos y no tenemos tiempo de ir a la cascada y darnos un baño porque es demasiado tarde y necesitas dos horas. Para visitar el parque con la cascada se paga.
Por la noche volvemos a cenar en el Paladal Sol y Aranda.
El día anterior habíamos reservado una excursión a Tope Collantes que nos cuesta, con la comida incluida, 58 CUC.
El camión nos espera en el parque Céspedes a las 9:00. El camino hacia Tope Collantes es una montaña rusa.
Primero tomamos café y nos explican brevemente el proceso de obtención del café.
Una vez en el sendero, tras una hora de andar, bajando la montaña, llegamos a la piscina natural, pero seguimos andando para ver primero la cascada y luego bañarnos en la piscina natural. El sendero de vuelta es más duro porque es cuesta arriba.
Subimos al camión y paramos en un paladar que se encuentra de regreso a Trinidad, con una estatua de un gallo de tamaño humano enfrente. Es la primera vez que comemos cerdo y lo encontramos sabroso.
Por la noche volvemos a cenar en el Paladal Sol y Aranda, pero probando platos distintos.
Paseamos y además de ir a la Casa de la Música, vemos otros lugares interesantes. Subiendo una cuesta, y con la sensación de que te alejas del centro, se encuentra La Cueva, que de noche es una discoteca y durante el día es un museo, pero no entramos porque ya estamos cansados.
Es nuestro último día en Trinidad porque cogemos un bus a las 15:00h hacia Santa Clara (18 CUC).
Nos ofrecen un paseo en caballo hasta la cascada del Cubano por 16 CUC y nos dirigimos a la casa de un guajiro (campesino cubano), donde tomamos zumo de caña de azúcar.
Llegamos a la cascada pero no nos da tiempo de refrescarnos en ella, así que con el culo ya cansado del trote, subimos al bus. Pillamos una pizza por 10 pesos (CUP) y coca cola para el camino.
Pensábamos que el bus podía ir de Trinidad a Santa Clara directo, pero como tendría que pasar por la carretera de Tope Collantes, que es muy mala, el trayecto del autobús es Trinidad-Cienfuegos-Santa Clara.
Cuando llegamos a Santa Clara compartimos un carro de caballos con unos italianos por 1,5 CUC. Nos hospedamos en una casa de la calle Independencia que hace esquina con la calle Juan Bruno Zayas, muy cerca de la calle peatonal Boulevard.
Cogemos un taxi que nos lleva al Parque de los Negocios, donde intentamos alquilar de nuevo un coche. Sólo tienen uno, pero como no se pueden comunicar con la central, no se atreven a tomar la decisión de alquilarlo, la situación es desesperante.
Comemos en un restaurante llamado Sabor e Arte. Es un paladar con un patio abierto y que preparan el cerdo buenísimo.
Vamos en coche de caballos al monumento del Ché, lo vemos todo desde fuera y volvemos andando a Santa Clara, paseando por delante de un muro pintado con temática del Che.
Esa noche echan un concierto en un recinto que da al parque de Leoncio Vidal de un cantante popular de Cuba, pero las entradas están agotadas. Vamos a un concierto al aire libre de heavy metal en el estadio de béisbol, pero no aguantamos mucho.
Nos tomamos una piña colada riquísima y más barata, la mejor de todo el viaje, en el bar Europa de la calle peatonal Boulevard.
Visitamos el monumento a la Toma del Tren Blindado. Regresamos al centro de Santa Clara y compramos entradas en Cubatur para visitar la fábrica de tabaco, por 8 CUC (no se pueden comprar las entradas directamente en la fábrica).
Realmente vale mucho la pena visitar la Fábrica de Tabaco porque todavía está en funcionamiento y lo hacen todo muy manual. Cogemos un coche de caballos para que nos lleve a la estación de Viazul y poder coger el bus a Camagüey. En la estación hay el fast food El Rápido donde comemos.
Cuando llegamos a Camagüey cogemos un coche de caballos para que nos lleve al centro. En la misma plaza Maceo nos hospedamos en la casa de Nancy. Esta casa es una de las mejores en las que hemos estado.
Cenamos en una pizzería para cubanos conocida como Pizzería Piazza o del Gallo por 41 pesos cubanos (no llega ni a 2 dólares). Luego nos vamos a la Casa de la Trova para escuchar música en directo y bailar.
Hacemos un paseo en bicitaxi y vamos haciendo paradas para conocer el pueblo de Camagüey.
Paramos en Plaza del Carmen, donde una escultora conocida local hizo las estatuas. Paramos en el parque de las Leyendas, en el mercado, donde entablamos una conversación sobre el Barça y el Madrid con unos cubanos.
Luego vamos andando a la plaza San Juan de Dios a comer al Restaurante 1800, es un paladar que abrió recientemente y la verdad es que comimos muy bien.
Después de comer, como hace mucho calor, nos vamos al Gran Hotel, en la calle Maceo, donde pagamos 20 CUC para disfrutar de la piscina y tomarnos algo.
Por la noche cenamos en la pizzería Isabella y volvemos a la casa de la Trova.
Como por la noche cogemos el bus que nos lleva a Baracoa por 66 CUC, vamos en bicitaxi a la estación de Viazul.
Llegamos a Baracoa sobre el mediodía.
Sólo llegar nos informan de que hay una lluvia tropical y los autobuses que salen de Baracoa van repletos de gente. A nosotros no nos queda más remedio que quedarnos a esperar que pase el temporal.
Como la estación Viazul está muy cerca del centro, vamos andando al centro del pueblo, y nos hospedamos en casa de Ileana (calle Flor Crombet, 216). Es una casa muy sencilla, pero nos dejan la habitación muy bien de precio y la dueña es muy amable y buena gente.
Estamos hambrientos y vamos a comer en el Paladar Tropical. En Baracoa es muy típico comer pescado o pulpo con salsa de coco, está riquísimo.
Cenamos en La Colonial y luego por la noche vamos a la plaza del pueblo, donde en la calle tocan dos grupos de música en directo. Nos tomamos piñas coladas mientras disfrutamos de la música.
El temporal de lluvia se pone feo y nos alegramos de hospedarnos en segunda línea de la costa, porque la gente que está en primera línea tiene miedo de que el agua entre en sus hogares y que les destruya sus casas.
Ese día nos quedamos todo el día en casa de Ileana. Guillermo, la pareja de Ileana, nos hace la comida y nos explica un poco sus vidas.
Al día siguiente, como aún no se pueden hacer excursiones debido al temporal, paseamos por los tres fuertes del pueblo. El fuerte del Castillo tiene bonitas vistas. Andamos hasta llegar a la playa de arena negra.
Volvemos a comer pulpo con salsa de coco en El Colonial. Tomamos helados en Copelia de postre y nos echamos una siesta.
Por la noche cenamos en La Terraza.
Después volvemos a la plaza del pueblo para escuchar música en directo.
En nuestro último día entero en Baracoa contratamos una excursión con Cubatur para ir al parque Nacional Alejandro de Humboldt. Es una excursión bonita, en medio de mucha vegetación y en donde te puedes dar un bañito.
De regreso a Baracoa paramos también a la playa Maguana, lo cual se agradece. Esa noche cenamos en La Punta (antiguo fuerte) y volvemos a la plaza del pueblo para disfrutar de música en directo.
Paseamos por el pueblo, comemos nuevamente en El Colonial antes de coger el bus de Baracoa a Santiago de Cuba (30 CUC) que sale a mediodía.
Una vez en Santiago de Cuba, cogemos un bicitaxi para que nos lleve al centro, al parque Céspedes.
Vamos andando hasta que encontramos habitación en casa de Gladys, en la calle Bartolomé Massó nº .552 (esquina con calle Clarín). La habitación está muy bien y la señora Gladys es muy amable, tiene una hija que vive en España.
Cenamos en El Holandés y vamos al Patio de los Dos Abuelos para escuchar música en directo y disfrutar de un refresco.
Sorprendentemente en Santiago, que es una ciudad grande, encontramos menos opciones de ocio nocturnas.
Vamos andando hasta el museo de Lucha Clandestina, que se encuentra en el barrio francés Tívoli, después de subir una cuesta. En el museo, la chica que nos explica la historia realmente la vive.
Cansados del calor, tomamos una bicitaxi para que nos lleve al museo del Ron Bacardí. No se puede visitar la fábrica y tan sólo hay un bar para degustar el ron. Volvemos a casa de Gladys para coger las maletas e irnos al hotel Melia, donde pagando 24 CUC podemos disfrutar de la piscina, comer una pizza y tomar un refresco.
Cogemos un taxi que nos lleva a la estación Viazul para tomar el autobús de Santiago de Cuba a La Habana.
Al llegar a La Habana desayunamos en la misma estación Viazul y cogemos un taxi para que nos lleve al centro de la Habana Vieja.
Encontramos habitación en casa de Mery Borrero Camejo, en la calle Habana nº 506 (hace esquina con la calle Amargura), la verdad es que además de estar céntrica, la habitación está muy bien.
Tomamos otro desayuno en la Plaza Vieja para disfrutar del ambiente.
Nos paseamos por toda la Habana Vieja para realizar las últimas compras y cogemos una bicitaxi para que nos lleve al Capitolio y volver a comer de nuevo en Los Nardos.
Luego volvemos al centro andando y vamos a tomar un mojito en la conocida Bodeguita del Medio y tomamos una merecida siesta.
Por la noche vamos andando hasta el supuesto conocido callejón Hamel, no encontramos nada de ambiente. De allí, como nos pilla cerca, volvemos a cenar en el Café Laurent.
Luego vamos en taxi a la Casa de la Música, donde pagamos por entrada y bebidas 25 CUC. Aunque no está mal, nada que ver con la música en directo que encontramos en todos los pueblos pequeños de Cuba.
Vamos al Centro Cultural Antiguos Almacenes de Depósito San José, antigua nave de astilleros en la Avenida del Puerto. En este almacén se venden muchas cosas, pero sobre todo tienen mucho surtido de pinturas.
A mediodía comemos en El Canchullero, en la plaza del Cristo, entre las calles Villegas y Brasil. Tomamos un plato de camarones con aguacate y ensalada riquísimo.
Luego visitamos el museo del Ron, donde tienen una maqueta de una fábrica y la construcción ferroviaria para transportar las cañas de azúcar. Es interesante porque te explican un poco de historia y el proceso de fabricación del ron, se termina la visita degustando un poco de ron.
Nos tomamos unas cervezas en la Plaza Vieja, disfrutando de música en directo.
Recogemos las maletas y tomamos un taxi que nos lleva al aeropuerto de regreso a Barcelona. Disfrutamos durante este trayecto de las vistas de todos los coches antiguos con los que nos cruzamos durante el viaje.