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BÉLGICA

Guía de viaje a Brujas, la Venecia del norte

Yasmina Canedo
Published on Travel date: 2022 | Published on 8/10/2022
1.9 de 5 (23 votes)

Introducción

Vista de Brujas desde uno de sus canales
Vista de Brujas desde uno de sus canales

La ciudad belga de Brujas, también conocida con el sobrenombre de «la Venecia del norte» por sus canales, es una ciudad mágica llena de historia, rincones con encanto y olor a gofre.

Toda una joya situada en el corazón de la región de Flandes, con muchos lugares maravillosos que descubrir cuando la visitas, aunque sea por unos pocos días.

En esta guía de viaje te dejo algunas recomendaciones prácticas para visitar la ciudad de Brujas, así como alguna fotos para que tengas una primera impresión.

Espero que su magia te atrape tanto como a nosotros. ¡Buen viaje!.


Guía de viaje a Brujas

Algunas recomendaciones para la visita a Brujas

Paseo en barca por uno de los canales de Brujas
Paseo en barca por uno de los canales de Brujas

Desde el aeropuerto de Bruselas se puede llegar a Brujas con un tren directo. Hay diversos trenes durante el día. Estos son superpuntuales y comodísimos.

Y si tienes dificultades para comprar el billete de tren a Brujas no te preocupes, porque en los puntos de venta hay personal de la compañía para ayudarte.

Una vez en la estación de tren de Brujas, puedes llegar al centro de la ciudad en cinco minutos a pie.

Por otra parte, dado la cantidad de cosas a ver y hacer en Brujas, es muy aconsejable pasar al menos un par de noches en la ciudad. Y es que dormir en Brujas es la mejor manera de vivir el contraste entre el día, lleno de turistas, y la noche, cuando la ciudad parece vaciarse y puedes disfrutarla de una manera totalmente distinta.

Y un briconsejo viajero: empezar por un tour guiado para situarte. Por ejemplo, el tour de Civitatis está muy bien, ya que recorre el caso antiguo y las orillas de los canales más importantes de Brujas, dura dos horas y es gratuito.

Se puede reservar online muy fácilmente y te explican todo lo esencial para poder escoger qué priorizar en tu viaje, además de darte la oportunidad de probar durante el trayecto dos imprescindibles en la ciudad: el chocolate y la cerveza.

Plato de mejillones con patatas fritas
Plato de mejillones con patatas fritas

Si vas a pasar poco tiempo en Brujas es muy importante organizar bien las visitas porque todos los museos y monumentos cierran entre las 17 y las 18 horas.

Otro imprescindible para conocer la ciudad desde otro punto de vista es el paseo en barca por los canales. Las barcas salen cada media hora desde diferentes muelles y el paseo dura unos 30 minutos.

No te preocupes por los precios de los paseos en barca, porque es un servicio del ayuntamiento y los precios están unificados: 12 € los adultos y 7 € los niños a partir de 3 años. El último paseo en barca sale a las 17:30 h.

Si haces el tour gratuito recomendado anteriormente, aprovecha para preguntar, además de curiosidades, donde comer a buen precio, porque Bélgica es caro en materia de restaurantes.

Los mejillones con patatas fritas son la especialidad del país y el Malpertuusimage es uno de los restaurantes del centro histórico donde puedes comerlos a un precio asequible. ¡Qué ricos son!.

El centro de Brujas y su historia

Empezamos nuestro recorrido en Markt, la plaza central de la ciudad presidida por el Belfort, un campanario que data de los siglos XIII-XIV.

Es precisamente en esta plaza donde la ciudad de Brujas empezó a brillar. Se constituyó alrededor de una fortaleza que se levantó en el s. IX para proteger la zona de las continuas invasiones vikingas.

Edificios de los antiguos gremios en la plaza del Markt
Edificios de los antiguos gremios en la plaza del Markt

Hasta ese momento, Brujas estaba formada por pequeñas aldeas con una economía basada en las labores del campo.

Fue el conde de Flandes, Balduino I de Flandes, el primer conde de Flandes y apodado Brazo de Hierro, quien impulsó la construcción de una fortaleza, empezó a administrar la ciudad de Brujas y a potenciar el comercio.

La plaza Markt fue clave para organizar la ciudad y todos los gremios se fueron situando a su alrededor. Son los edificios que puedes ver con fachadas escalonadas en su parte superior.

En esa época, la cantidad de escalones en la fachada era un indicativo de la riqueza y prestigio de sus propietarios.

Brujas fue ganando tanta distinción que llegó un momento en que los mismos comerciantes expulsaron de la plaza Markt a curtidores y pescadores por el mal olor que generaban sus actividades.

Los productos se transportaban a través de los canales y se construyó un gran almacén para que los botes descargaran la mercancía. El encaje de bolillos y los pañuelos de Flandes se convirtieron en dos de los productos más preciados.

De este modo, la ciudad se fue haciendo muy rica y se convirtió en una de las más importantes de Europa.

Y para proteger sus bienes se construyó el Belfort (o Campanario de Brujas), una torre-campanario de 83 metros de altura. En la parte superior de la torre se guardaban las divisas y los documentos de los ciudadanos como salvaguarda ante posibles ataques.

Los habitantes de Brujas eran campesinos y comerciantes, no militares, así que tuvieron que usar la astucia.

Vista de la plaza del Markt y el campanario del Belfort al fondo
Vista de la plaza del Markt y el campanario del Belfort al fondo

Para llegar a la parte superior de la torre había que subir una escalera de caracol con 300 escalones y diseñada para ser ascendida en el sentido de las agujas del reloj, de manera que el que atacara, al ser tan estrecha, no pudiera mover la espada porque al hacerlo, chocaría con la pared (en esa época a los zurdos les cortaban la mano).

La torre Belfort tiene un carillón, del s. XVIII, formado por 47 campanas y que van repicando durante el día. Con él también se hacen conciertos que se oyen por toda la ciudad.

En el pasado sólo una familia podía tocar el carillón y transmitía el oficio de padres a hijos.

El XV fue el siglo de oro de Brujas, ya que los siguientes estuvieron marcados por las guerras y los cambios políticos. Con la decadencia de la industria textil y el dominio de Amberes como puerto comercial, Brujas fue perdiendo poder hasta convertirse en una de las ciudades más pobres de Bélgica en el siglo XIX.

En el siglo XX, por suerte para todos nosotros, se redescubrió el patrimonio medieval de la ciudad y Brujas empezó a explotar el turismo. Ahora podemos disfrutar de ella en todo su esplendor.

Qué ver en Brujas

El histórico esplendor de Brujas se continúa respirando en todos los rincones de la ciudad. Los principales lugares de interés están muy cerca unos de otros.

Además de la plaza del Markt y del Belfort, ya comentados anteriormente, es fundamental pasar por la plaza del Burg.

Vista exterior de la Basílica de la Santa Sangre de Cristo
Vista exterior de la Basílica de la Santa Sangre de Cristo

En uno de los rincones de esta plaza está la basílica de la Santa Sangre de Cristo, que es una joya.

En la misma plaza del Burg se encuentra el edificio del Stadhuis, el Ayuntamiento de la ciudad, el cual data del 1375 y es uno de los más antiguos de Europa.

Las espectaculares estatuas de la fachada del Stadhuis, que representan los condes y condesas de Flandes, son réplicas de 1960, ya que las originales fueron bombardeadas por el ejército de Napoleón.

Puedes observar atentamente el edificio mientras te comes un gofre en el jardín que hay justo enfrente.

A la izquierda del ayuntamiento hay un callejón, el Blinde-Ezelstraat (el callejón del Burro Ciego), que lleva al antiguo mercado al aire libre. Se le puso ese nombre porque al otro lado había antiguamente un molino tirado por un asno al que se le tapaban los ojos.

Durante tu recorrido por la ciudad irás cruzando y disfrutando de su red de canales.

El muelle más antiguo de Brujas es el Rozenhoedkaai (muelle del Rosario), uno de los lugares más emblemáticos y mágicos de Brujas, que identificarás por las muchas flores que hay alrededor de él.

Vista de los canales desde el muelle del Rosario
Vista de los canales desde el muelle del Rosario

Los brujenses las empezaron a poner allí para evitar el mal olor, ya que se encontraba muy cerca de la plaza de los curtidores y el mercado de pescado.

Este lugar es, quizás, uno de los rincones más fotografiados de Brujas.

Justo enfrente del muelle del Rosario verás la Casa de España (o Casa Pérez De Malvenda), una gran mansión del s. XV convertida actualmente en una de las cervecerías más populares de la ciudad. Además, tiene una terraza estupenda sobre la orilla del canal.

La historia de la cerveza belga está estrechamente ligada a la insalubridad del agua de los canales durante la Edad Media. Beber agua era sinónimo de enfermedades, así que la empezaron a fermentar usando una mezcla de hierbas llamada grut o gruit, anterior al uso del lúpulo.

En el s. XV una sola familia brujense tenía el derecho a recaudar el impuesto sobre el grut con el que se obtenía la cerveza. Su antigua mansión, la Gruuthuse, aloja ahora el Gruuthusemuseum. Su fachada gótica es espectacular.

La ventana más pequeña de Europa en el Gruuthusemuseum
La ventana más pequeña de Europa en el Gruuthusemuseum

Y si cruzamos el pequeño puente de San Bonifacio, situado junto a la esquina sureste del museo, podremos ver en una de las paredes laterales del edificio la conocida como la ventana más pequeña de Europa, o al menos de la ciudad de Brujas.

Los Señores de Gruuthuse, una de las familias nobles de Brujas en la época medieval, cobraban un peaje por pasar por el canal que rodea su casa.

Este hecho generó ciertos conflictos y protestas entre la gente por tener que pagar a una familia rica. Esta diminuta ventana se usó para que los que pasaban por el canal pensaran que se les vigilaba y no cruzaran sin pagar.

Y es que en esa época, si no pagaban, les cortaban la mano porque precisamente la mano se usaba para cerrar tratos.

Lo que no supieron nunca los ciudadanos fue que en esa ventana, en realidad, nunca hubo ningún guardia vigilando. Finalmente, durante una invasión la casa fue saqueada y la otrora poderosa familia Gruuthuse huyó a Holanda sin nada. La casa la administra ahora el ayuntamiento.

Vista desde el puente de San Bonifacio
Vista desde el puente de San Bonifacio

Si miramos hacia el lado este del puente de San Bonifacio (Bonifaciusbrug), la vista de las casas con fachadas de madera es encantadora, como si ahí se hubiera detenido el tiempo.

Lo curioso de este puente es que, a pesar de parecer una auténtica construcción medieval, es del siglo XX y pasa por ser uno de los más recientes de la ciudad.

Continuando con este recorrido por el centro histórico de Brujas, llegamos al Ten Wijngaerde (el Begijnhof Brugge o Beguinario de Brujas).

Se trata de un recinto cerrado que está formado por unas treinta casas blancas donde vivían las beguinas, una congregación religiosa laica formada únicamente por mujeres.

Esta orden se fundó en el año 1245, cuando la Iglesia Católica dio la espalda a muchas mujeres que se quedaron solas en época de guerra porque sus maridos iban a combatir. En esa época la Iglesia Católica sólo aceptaba a las mujeres ricas a cambio de su fortuna.

Así que las mujeres que se encontraban en esa situación, tanto ricas como pobres, se acabaron organizando por su cuenta en este espacio, el Beguinario, donde podían desempeñar diferentes oficios y protegerse de los ataques.

Las beguinas que tenían hijos, podían mantenerlos en el Beguinario hasta que estos alcanzaban los 16 años.

Vista de los jardines y casas del Beguinario de Brujas
Vista de los jardines y casas del Beguinario de Brujas

Fue como un movimiento de emancipación que estas mujeres lideraron con inteligencia e independencia. Por eso, desde el otro lado fueron acusadas de brujas y prostitutas.

Las beguinas ayudaban a las personas más necesitadas para que la gente viera que eran personas normales. Actualmente, en el Beguinario viven 28 monjas benedictinas.

Desde el año 1998, este espacio es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco conjuntamente con el resto de Beguinarios Flamencos. En su amplio jardín florecen los narcisos entre marzo y abril. Su floración sólo dura 40 días.

A pocos metros al sur del Beguinario está el parque de Minnewater, también conocido como el Lago del Amor.

Este fue el antiguo puerto de Brujas y, hoy en día, es uno de los espacios más espectaculares de la ciudad, ideal para un paseo tranquilo y del que se cuentan muchas leyendas.

Normalmente, este lago está lleno de cisnes (nosotros no los vimos porque estaban en cuarentena por un brote de gripe aviar) desde que Maximiliano I de Austria obligó a los brujenses a mantenerlos como venganza por la ejecución de su amigo y administrador de la ciudad, Pieter Lanchals, después de que este subiera los impuestos.

Un Miguel Ángel en Brujas

Imagen de la Madonna de Brujas
Imagen de la Madonna de Brujas

Una de las sorpresas que esconde la ciudad es la Madonna de Brujas, una notable escultura de mármol obra de Miguel Ángel.

Fue creada por el genial artista italiano entre los años 1501 y 1504 y actualmente se encuentra ubicada en la Iglesia de Nuestra Señora (Onze-Lieve-Vrouwekerk).

Es la única obra de Miguel Ángel que salió de Italia durante la vida del artista, puesto que habían adquirido dos ricos mercaderes de origen italiano que vivían en Brujas.

Tanto en la época de Napoleón como durante la Segunda Guerra Mundial los ejércitos invasores se la llevaron a sus países, pero en las dos ocasiones la escultura regresó a su lugar original.

Para verla, tienes que comprar la entrada que permite acceder a la zona de la iglesia habilitada como museo.

Es un espacio donde hay, además, otras muchísimas obras de arte que en el pasado los habitantes de Brujas habían donado a la Iglesia para purgar sus pecados.

La ruta de los molinos de Brujas

Si pasas más de un par de días en Brujas y tienes tiempo (a nosotros nos quedó pendiente) nos recomendaron mucho un paseo por la ruta de los molinos de viento. Estos se encuentran fuera del centro, en el parque Kruisvest y a orillas del río que bordea el centro de Brujas por su esquina nordeste.

Puedes empezar el recorrido en la estación central de tren e ir paseando o en bicicleta hasta el parque de Kruivest. O si te encuentras ya en el centro, sigue recto la calle Hoogstrat, situada detrás de la plaza del ayuntamiento, y continúa después por Langestraat. El camino hacía Kruivest está lleno de imágenes de postal.

Los mejores gofres de Brujas

Uno de los gofres de Chez Albert
Uno de los gofres de Chez Albert

En internet encontrarás muchas páginas y artículos con su propia lista de los sitios con los mejores gofres de Brujas.

Pero como no podrás probar todos los sitios propuestos sin tener dolor de barriga, tendrás que ser muy selectiv@.

Eso sí, hay dos que seguro no te puedes perder: los de Chez Albert (en Breidelstraat nº 16) y los del food truck que encontrarás en una de las esquinas de la plaza del Burg, situada al final de la misma calle donde está Chez Albert.

En la food truck usan masa fresca y el propietario está casado con una mexicana y habla un poco de español. Así que, si tienes problemas con los idiomas, ni te preocupes. Además, es majísimo.

Una tercera opción, sobre todo si vas con niños o te apetece un tipo de gofre diferente, son los gofres de go.fre, los cuales son como piruletas (los llaman waffles on a stick).

El sabor no es la bomba, pero el formato es gracioso y le puedes poner todos los toppings que quieras. Este sitio se encuentra en la calle Breidelstraat nº 11, frente a Chez Albert.

Dónde probar la cerveza belga

La cerveza belga es muy famosa y con motivo. Las familias belgas tienen en sus casas muebles destinados únicamente a los vasos de cerveza porque cada una se bebe de una manera distinta.

Para ellos es una auténtica pasión y, si quieres comprobarlo, solo tienes que pasar por Bierpaleis Museum, situado en la calle Katelijnestraat, donde encontrarás más de 400 variedades de cervezas belgas.

Botella de la cerveza Pauwel Kwak con su vaso único
Botella de la cerveza Pauwel Kwak con su vaso único

Una de estas variedades es la Pauwel Kwak, que se bebe en un vaso con forma de bocina sujeto en un soporte de madera para que no se caliente la cerveza. Y esto dio paso, con el tiempo, a una historia muy curiosa.

Resulta que el vaso es tan original que muchos clientes se lo llevaban. Las cervecerías tuvieron que ingeniárselas para evitarlo y en algunas de ellas empezaron a pedir un zapato como prenda hasta que el vaso fuera devuelto.

En el tour a pie nos explicaron que el problema era que dejaban el zapato y se seguían llevando el vaso. Así que las cervecerías empezaron a acumular zapatos. Lo que no sabemos es si volvían al día siguiente a recuperarlos.

Todavía hay sitios donde mantienen esta práctica, como la cervecería Dulle Griet, en la ciudad de Gante.

Entre las cervezas belgas clásicas también destaca la Gouden Carolus, una cerveza oscura y con diferentes aromas, desde regaliz, hasta frutos secos o caramelo.

Y una de las variedades más conocidas es la de las cervezas trapenses, la cual sólo puede ser elaborada en monasterios y bajo la supervisión de monjes. Por ello, para obtener esta «denominación de origen» su fabricación tiene que seguir unos requisitos estrictos.

Sólo seis cervezas belgas pueden usar la denominación Trapense (Trappist en inglés): Achel, Chimay, Orval, Rochefort, Westmalle y Westvleteren. Esta última, la Trappist Westvleteren, se elabora en la abadía de Saint-Sixtus y está considerada como la mejor cerveza del mundo.

Eso sí, vigila con la cantidad de cerveza que bebes, porque la cerveza belga tiene más graduación que la nuestra. Más de dos cervezas a lo mejor te tumban.

El cerveceoducto

Otra de las curiosidades de Brujas es el cerveceoducto que construyó De Halve Maan, la fábrica de cerveza más antigua de la ciudad y la última que queda en el centro de la ciudad.

Vista exterior de la fábrica de cerveza De Halve Maan
Vista exterior de la fábrica de cerveza De Halve Maan

Se trata de una tubería subterránea que se inauguró en el año 2016 para transportar la cerveza porque los camiones estaban dañando el pavimento medieval de las calles, el cual está protegido. De hecho, todo el centro histórico de la ciudad lo está ya que Brujas es Patrimonio de la Humanidad.

Este cerveceoducto se financió a través de crowdfunding. Tiene una longitud de más de 3 km y por ella viajan más de 4.000 litros de cerveza por hora.

Su construcción fomentó un curioso rumor: que la tubería proporcionaba cerveza directamente a los vecinos de Brujas. Obviamente esto no es verdad, pero más de uno seguro que lo ha soñado.

La fábrica De Halve Maan puede visitarse. Para conocer los secretos de la fabricación de la cerveza artesanal y la historia de esta empresa familiar que se remonta a 1856 puedes reservar el tour en su página web.

De Halve Maan elabora cinco tipos de cerveza, entre las cuales la Brugse Zot, la única cerveza brujense auténtica que podrás probar en su taberna y que te servirán en todos los restaurantes de la ciudad.

Relato de un viaje al Benelux - Imma & Xavi [2006]
Visitar Brujas en dos días - Texto y fotos originales en el blog de la autora de este artículo.