Esta es la guía y relato de un viaje por libre de 21 días por Panamá que hicimos dos adultos y una niña de 11 años en el verano de 2022.
Visitamos la Ciudad de Panamá, el Canal de Panamá y varios puntos a el largo de las provincias panameñas de Panamá Oeste, Coclé, Herrera, Veraguas, Chiriquí y Ngäbe-Buglé, así como los archipiélagos de Bocas del Toro y de Guna Yala (San Blas).
Panamá ocupa la mayor parte del istmo que conecta los subcontinentes de Norteamérica y Sudamérica, siendo el país más al sur de América Central.
Su situación geográfica, como lugar de paso entre dos subcontinentes y con costas tanto en el océano Atlántico como en el Pacífico, con poca distancia entre ellas, le ha dado al país históricamente una gran importancia geoestratégica.
Para quien no haya visitado ningún país de la zona, Panamá es la mejor puerta de entrada a América Central. Es todavía un destino bastante desconocido en nuestro país más allá del Canal. Y es cierto que no tiene el renombre turístico internacional de Costa Rica o Guatemala, pero no es en absoluto por falta de atractivos para el visitante.
Y este hecho le da la ventaja de que es un país que aún no está tan explotado desde el de vista turístico como los mencionados y eso se agradece enormemente. Nosotros viajamos a Panamá en temporada baja (en el mes de agosto) y en muchos lugares estábamos solos, o prácticamente, y podíamos cambiar de planes fácilmente porque teníamos la posibilidad de reservar el alojamiento para el mismo día.
¿Y que ofrece Panamá?. Pues el país cuenta con muchos atractivos y para todos los gustos. Entre los muchos que hay destacamos los siguientes:
Pero seguro que podréis descubrir muchos más vosotros mismos en un viaje que os recomendamos mucho.
Del 14 de agosto al 3 de septiembre de 2022.
Día 1: Barcelona → →
Madrid → →
aeropuerto Tocumen - Ciudad de Panamá
Día 2: Ciudad de Panamá - Fuerte de San Lorenzo - Fort Sherman - Esclusas de Gatún y de Aguas Claras - Ciudad del Saber- Paraíso
Día 3: Paraíso - Gamboa - Esclusas de Pedro Luís - Esclusas de Miraflores - Chame
Día 4: Chame - Playa El Palmar- Farallón - Penonomé - La Pintada - El Valle
Día 5: El Valle - Chorro Macho - Cerro de las Cruces - Natá - Parita - Chitré
Día 6: Chitré - Santiago - San Lorenzo - Playa Hermosa- Boca Chica
Día 7: Boca Chica → →
isla Gámez e isla Paridas (golfo de Chiriquí) → →
Boca Chica
Día 8: Boca Chica - Sitio Barriles - Guadalupe - Bambito
Día 9: Bambito - Las Nubes (P.N. La Amistad) - lagos de Volcán - Volcán - Santa Clara - Bambito
Día 10: Bambito - cascada Macho de Monte -Mirador de Cordillera - Los Naranjos - Boquete Bajo
Día 11: Boquete Bajo y alrededores
Día 12: Boquete Bajo - Almirante → →
Bocas del Toro (isla Colón, Bocas del Toro) → →
Bastimentos (isla de Bastimentos)
Día 13: Bastimentos → →
Cayo Zapatillas II - Cayo Coral → →
Bastimentos
Día 14: Bastimentos → →
Bocas del Toro (isla Colón) → →
Almirante - David - Playa Las Lajas - Las Lajas
Día 15: Las Lajas - Ciudad de Panamá
Día 16: Ciudad de Panamá - Cartí → →
isla Icodub (archipiélago Guna Yala)
Día 17: Isla Icodub - isla Perro Chico - isla Diablo - isla Icodub
Día 18: Isla Icodub - isla Perro Grande - isla Perro Chico - isla Icodub → →
Cartí - Ciudad de Panamá
Día 19: Ciudad de Panamá y alrededores
Día 20: Ciudad de Panamá - aeropuerto Tocumen → →
... (vuelo nocturno)
Día 21: ...→ →
Madrid → →
Barcelona
La ruta marcada en el mapa adjunto corresponde a un viaje independiente de 21 días que hicimos nosotros, dos adultos y una niña de 11 años, por tierras panameñas.
Ciudad de Panamá fue nuestra puerta de entrada y salida a/de Panamá, por el que se trata de una ruta circular con inicio y final en la capital del país. En ella recorrimos las provincias de Panamá, Panamá Oeste, Colón, Coclé, Herrera, Veraguas, Chiriquí, Bocas del Toro y la comarca indígena de Guna Yala.
Por la parte continental del país nos desplazamos con un coche de alquiler, excepto en el trayecto entre Ciudad de Panamá y el puerto de Cartí que hicimos con un transporte privado contratado a través de una agencia local. Y para el desplazamiento hacia islas o entre islas utilizamos embarcaciones fueraborda.
La moneda oficial de Panamá es el Balboa (abreviado como B/), pero no es una moneda independiente, sino que desde el año 1904 está ligada estrictamente al dólar de los Estados Unidos (US$), el cual también es de curso legal en el país. Su relación de cambio siempre es de 1 US$ = 1 B/.
Cada Balboa se divide en 100 centésimos y encontraremos monedas de 1, 5, 10, 25 y 50 centésimos que tienen el mismo peso, medida y composición metálica que las equivalentes en centavos de los Estados Unidos. También podemos encontrar monedas de 1 y 2 Balboa, las cual son de dos colores porque están compuestas de dos metales diferentes.
Pero en cuanto a billetes solo se utilizan los de dólar de EE.UU.. Por tanto, no se emiten Balboa en billetes.
Puede parecer un poco confuso, pero es fácil: en Panamá los billetes que se utilizan son los de dólar de EE.UU., mientras que conviven monedas de centavo de dólar con las de centésimo de Balboa.
Los precios los podemos encontrar expresados en dólar US$ o en Balboa indistintamente (recordemos que la relación es 1 a 1).
Por lo tanto, siendo Panamá un país completamente dolarizado es poco recomendable llegar con euros al país porque no suelen haber muchas oficinas de cambio y las que hay cambian los euros a un precio muy desfavorable. Si tenéis dólares US$ en casa es mucho mejor llevárselos en vez de euros.
• Dinero en efectivo. En nuestro caso obtuvimos los dólares en efectivo de cajeros automáticos a medida que los íbamos necesitando, pero conviene tener en cuenta los costes asociados a esta operación.
En el caso de Panamá los cajeros automáticos de cualquier banco cobraban una comisión fija de 5'5 US$ y la cantidad máxima que se podía sacar en cada operación es de 250 US$.
Por lo tanto la comisión suponía un 2,2% sobre el máximo de dinero a retirar, pero es una cantidad inferior a la que seguramente pagaríais cambiando euros a dólares en cualquier entidad bancaria de nuestro país.
• Tarjetas de crédito. Por otro lado, las tarjetas de crédito Visa y MasterCard son aceptadas en muchos lugares de Panamá, pero no en todas partes ni siempre. En concreto, en las islas de Guna Yala (San Blas) o en las de Bocas del Toro conviene llevar dinero en efectivo.
• Tarjetas prepago. En el caso de Panamá es muy útil el uso de las tarjetas prepago virtuales que permiten pagar y sacar dinero con un coste más reducido. En este viaje nosotros utilizamos las tarjetas N26 y también Revolut.
La tasa de cambio entre euro y dólar aplicada en el pago con este tipo de tarjetas es mucho más favorable que si se hace con una tarjeta de crédito convencional.
En Internet podéis encontrar abundante información y comparativas sobre estas y otras tarjetas similares, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Pero la versión básica de estas tarjetas es gratuita y sólo se cobra el envío postal de la tarjeta física. Además, son muy fáciles de usar a través de una app en el móvil.
Con la app es fácil ir recargando la cantidad de dinero disponible en la tarjeta a medida que lo vayáis necesitando.
Además de las ventajas ya mencionadas de sacar dinero en cajeros y realizar compras o pagar en el extranjero sin comisiones o de menos cuantía, también ofrecen la ventaja de que en caso de robo o uso fraudulento de este tipo de tarjetas solo estará en riesgo la cantidad de dinero que previamente se haya cargado en la tarjeta, no el que tengamos en la cuenta bancaria. Por eso mismo también son una buena opción para compras o pagos por Internet en sitios web que no nos parezcan de toda confianza.
En cualquier caso, recomendamos llevar más de una tarjeta para no quedarnos colgados por si una de ellas da problemas o no es aceptada. Y lo ideal seria llevar una o más tarjetas prepago, pero también una tarjeta de crédito convencional, sobre todo para alquilar un coche o para cualquier transacción que implique el bloqueo de una cantidad de dinero.
+ 3.500 € (vuelo Barcelona - Madrid - Ciudad de Panamá, ida y vuelta en clase turista de Iberia)
+ 343 € (alquiler coche durante 14 días + seguro cobertura 100% + extras)
+ 124 € (alquiler coche: peajes + conductor adicional)
+ 119 € (alquiler coche: gasolina 2.304 km)
+ 95 € (taxis en Ciudad de Panamá y a/de aeropuerto Tocumen)
+ 120 € (Bocas del Toro: excursión privada en barca)
+ 90 € (Golfo de Chiriquí: excursión en barca)
+ 880 € (Guna Yala (San Blas): excursión de 3 días/2 noches todo incluido)
+ 1.352 € (alojamiento en hoteles, apartamentos, etc: 19 noches)
+ 843 € (restaurantes + supermercados)
+ 550 € (entradas y otros conceptos)
= 8.016 € (total viaje para 3 personas)
El coste de la vida en Panamá, al menos para el viajero, es alto, sólo superado por Costa Rica entre sus vecinos centroamericanos. Y es bastante más alto que el de Colombia, su vecino meridional.
En los restaurantes de un cierto nivel, que no son restaurantes de comida criolla local tenéis que contar un mínimo del 10% de propina sobre la factura.
Aun así, asumiendo que Panamá no es el lugar más barato pera viajar, se puede viajar como mochilero y conseguir un presupuesto diario de unos 40 US$ alojándose en dormitorios, comiendo en restaurantes locales y viajando en transporte público.
Pero este no fue nuestro caso: alquilamos un coche durante dos semanas, dormimos en lugares de gama media, hicimos todas las actividades que nos apetecieron y nos permitimos algunos pequeños lujos.
Para visitar Panamá como turista y con una estancia máxima de hasta 90 días no se requiere visado. Solo es necesario presentar un pasaporte en buen estado y con, como mínimo, tres meses de vigencia.
Por otro lado, con posterioridad a nuestro viaje el gobierno panameño levantó todas las restricciones o requisitos de viaje relacionados con el COVID-19. Por lo tanto, a fecha de hoy, noviembre de 2022, ya no es necesario presentar ninguna prueba negativa, esquema de vacunación o llenar un formulario de declaración de salud.
En las fechas de nuestro viaje aún era obligatorio presentar en el momento del embarque un código QR obtenido tras completar de forma satisfactoria un formulario de declaración de salud relacionado con la COVID-19.
En principio, las autoridades de Panamá solo exigirán la vacuna de la fiebre amarilla a viajeros procedentes de África o de ciertos países de América del Sur.
Según el tipo de viaje que hagamos (largas estancias en zonas rurales o de selva) puede ser recomendable vacunarse de la Hepatitis A y B, la Meningitis, el Tétanos, el tratamiento contra las fiebres tifoidea y la anti-palúdica. En cualquier caso, conviene seguir los consejos de un Centro de vacunación internacional.
Y conviene llevar un buen repelente de mosquitos, así como una crema protectora solar de alto factor de protección.
El agua de grifo es potable en Ciudad de Panamá y en todas las capitales de provincia, pero fuera de esos lugares se recomienda el consumo de agua embotellada para evitar dolencias de transmisión hídrica (cólera, fiebres tifoideas y diarreas).
Y, como siempre, es altamente recomendable viajar con un seguro médico internacional de amplia cobertura y que incluya también la repatriación en caso de necesidad.
En general, viajar por Panamá es muy seguro, puesto que el país es uno de los más seguros de toda la región. Basta con tomar las precauciones habituales y usar el sentido común, estando siempre vigilantes, pero sin caer en la obsesión. Nuestra experiencia en este viaje fue totalmente positiva y no tuvimos en ningún momento la más mínima inquietud sobre nuestra seguridad.
La presencia de policía es muy evidente en la zona del Casco Viejo de Ciudad de Panamá, puesto que este barrio turístico limita con el barrio marginal de Chorrillo, un lugar a evitar.
También en Ciudad de Panamá nuestra recomendación es tomar taxis a través de la aplicación móvil Uber, la cual permite fácilmente localizar y conseguir un taxi seguro. Además, sabréis por adelantado el precio que pagaréis y su precio es bastante más competitivo que el de los taxis amarillos. Lo mismo se aplica para el trayecto a/de aeropuerto internacional Tocumen.
En la población de Almirante, por la que pasaréis en la ida y/o vuelta por mar a/de Bocas del Toro, hay que estar muy atentos y ser firme para no caer en las manos de alguno de los comisionistas que hay, sobre todo, en la zona alrededor de los embarcaderos. No os dejéis engañar, sólo quieren sacar algún dólar.
Panamá es un lugar fantástico para viajar con niños, un lugar suficientemente seguro y desarrollado, ideal para un primer viaje a América Central.
Es un país lleno de actividades y diversión al aire libre, con ecosistemas únicos y variados que incluyen la mayor extensión de bosque lluvioso de todo el continente después de la Amazonia.
Además, los más pequeños podrán ver y disfrutar de playas e islas de postal en el Caribe y en el Pacífico. Y de la experiencia de ver ballenas jorobadas, delfines, estrellas de mar, perezosos, coatíes, colibríes, tucanes, etc.
Y en caminatas por la selva tendrán la oportunidad de ver bonitas mariposas y una vegetación exuberante. Las numerosas cascadas también son un plus, así como ver enormes barcos cruzando el Canal de Panamá.
Excepto el hotel de la primera noche en Ciudad de Panamá, el de la isla de Bastimentos (Bocas del Toro) y el de las islas Guna Yala (San Blas), el resto de alojamientos de este viaje los fuimos reservando sobre la marcha a través de Booking.com.
Pero debemos matizar que esta improvisación fue posible porque estábamos viajando en temporada baja, con un nivel de ocupación, en general, bastante bajo.
Podréis encontrar, más adelante, una referencia individualizada para cada uno de los alojamientos donde estuvimos.
• Avión / vuelo internacional. Para el trayecto transoceánico entre Barcelona y Panamá elegimos, por precio, tiempo de viaje total y horarios, un vuelo de la compañía Iberia.
El vuelo lo hicimos en dos tramos: un primer vuelo de Barcelona a Madrid (1 hora) y, después de una corta escala de apenas dos horas y 15 minutos en el aeropuerto de Madrid/Barajas, otro vuelo entre Madrid y Panamá (9 horas y 55 minutos en un avión Airbus A340-600 para un trayecto de 8.146 km).
Una vez más constatamos que el servicio a bordo de la compañía Iberia es muy mejorable: el personal de cabina era correcto, pero poco empático y seco en el trato. Y, por otro lado, la cantidad y la calidad de la comida a bordo dejaba mucho que desear. También la oferta y calidad del entretenimiento a bordo (películas, series, juegos y música) era bastante pobre, comparándolo con otras compañías aéreas similares.
• Avión / vuelos domésticos. En este viaje nosotros no usamos ningún vuelo doméstico, pero las compañías aéreas Air Panama y Copa Airlines sirven algunos trayectos nacionales, como David, Bocas del Toro, Changuinola o Padasí.
• Autobús. En las principales ciudades y poblaciones panameñas suele haber terminales de transporte o estaciones de autobuses que ofrecen servicios de autobús, sean de alcance local o bien de larga distancia.
El autobús es la mejor alternativa de transporte para moverse por Panamá si no disponéis de un coche de alquiler. Pero también hay que ser consciente de que el autobús no llega a todas partes ni su frecuencia es la que querríamos y por tanto no hay que contar con él para llegar a lugares remotos.
• Coche de alquiler. El coche de alquiler es la mejor opción para recorrer Panamá y disfrutar de la libertad de pararte en cualquier lugar a voluntad y visitar numerosos lugares sin depender de horarios y totalmente a tu aire.
A través del buscador Booking.com alquilamos un Kia Rio automático de la empresa Dollar que recogimos y devolvimos en un hotel del centro de Ciudad de Panamá porque se adecuaba mejor a nuestra ruta.
En nuestro caso pagamos un total de 343 € por un alquiler de 14 días, incluyendo un seguro con cobertura 100% que incluyera cualquier imprevisto. El añadir un conductor adicional en el contrato tenía un coste de 5 US$/día.
En las fechas de nuestro viaje el precio mediano de la gasolina 95 en Panamá era de 1,149 US$/litro. A lo largo del país encontraréis gasolineras de diferentes empresas, pero en general siempre encontramos que las gasolineras Terpel tenían la gasolina más barata y eso nos permitió ahorrarnos unos cuántos dólares. Además ofrecen un buen servicio. Las recomendamos.
Por otro lado, a causa del encarecimiento global del combustible, el gobierno panameño estaba aplicando (en las fechas de nuestro viaje a Panamá), tal como también han hecho muchos gobiernos de otros países, un subsidio al litro de gasolina para moderar el precio y calmar los ánimos de la población.
En el caso específico de Panamá, a principios de verano y como consecuencia de este clima de descontento, se produjeron graves disturbios, huelgas y cortes de la carretera Interamericana que llegaron a prácticamente paralizar el país.
Gracias a este subsidio, cada vez que poníamos gasolina el precio final se abarataba un 25%.
Para conducir por Panamá es suficiente con nuestro carné de conducir habitual, no es necesario el Carné de Conducir Internacional. Y se conduce por la derecha.
Durante nuestra ruta por Panamá con el coche alquilado, recorriendo un total de 2.304 km, no tuvimos ningún problema, ni con el coche, ni con la forma de conducir de los panameños, a pesar de que a veces teníamos que armarnos de una cierta dosis de paciencia y de sentido de la anticipación con algunas maniobras temerarias de otros conductores.
La red de carreteras de Panamá es aceptable, pero hay grandes diferencias. Algunas carreteras están impecables mientras que otras están desastrosas.
La principal vía panameña es la carretera Interamericana (o Panamericana), la cual cruza prácticamente todo el país desde el oeste (Paso Canoas, en la frontera con Costa Rica) hasta el este (Yaviza, en la provincia del Darién, donde queda interrumpida por el llamado Tapón de Darién a unos cuántos kilómetros de la frontera con Colombia).
En los últimos años se han incrementado los tramos de autovía a lo largo de la Interamericana, con dos carriles por sentido, pero la falta de mantenimiento hace que en muchos tramos de esta tampoco se pueda correr demasiado porque hay peligrosos baches en el asfalto que aparecen sin previo aviso. Esto hace que conducir por la noche no sea muy recomendable.
Hay tres grandes puentes sobre el Canal de Panamá que lo cruzan por distintos puntos, pero todos ellos son espectaculares: el Puente de las Américas, el Puente Centenario y el Puente Atlántico. Los dos primeros se encuentran en la vertiente Pacífica y el último en el lado Caribe, en la provincia de Colón.
En general, sólo encontramos atascos en algunas carreteras importantes de entrada y salida de Ciudad de Panamá y coincidiendo con fines de semana.
También conviene saber que alrededor de Ciudad de Panamá hay varias autopistas con puntos de peaje: el Corredor Norte, el Corredor Sur y la conexión entre ambos. En estos puntos se paga a través del PanePass, una pegatina enganchada al parabrisas del coche que es detectada por los sensores en los peajes de paso. Los coches de alquiler ya la llevan y al cliente le toca pagar según el uso que haga de los peajes. Nosotros pagamos un total de 50 US$ en peajes.
Para conducir por Panamá es casi imprescindible el uso de un navegador GPS, porque las indicaciones a menudo son escasas o inexistentes. Nosotros, tal como ya hemos hecho en otros muchos países, usamos la aplicación Sygic GPS Navigation, sobre tableta o móvil Android o iOS, la cual hace de navegador GPS y no necesita conexión en linea porque los mapas se descargan localmente en el dispositivo con conexión wifi antes de viajar.
Puntualmente también utilizamos las aplicaciones Google Maps y Waze para tener información del tráfico en tiempo real. Esta última también es muy útil porque avisa de los controles policiales y radares que encontraréis, sobre todo, en la carretera Interamericana entre Santiago y David.
Con el uso de estas aplicaciones para móvil es del todo innecesario pagar por la opción de GPS en el coche de alquiler.
Pues nuestra recomendación es conducir hasta Almirante por las carreteras 10 y 11, desde Boquete (180 km) o desde la Interamericana antes de llegar a David (158 km).
Una vez llegados a Almirante no hay que dejarse intimidar por los comisionistas que hay en la entrada del pueblo esperando la llegada de visitantes y conducid con la ayuda del navegador hasta el aparcamiento Leiza Secure Parking (posición GPS: 9.293404842545392, -82.40071123786038; teléfono +507 6533-7684). Nosotros optamos por este aparcamiento (nos consta que hay otros) y la experiencia fue muy buena. Es un aparcamiento cerrado y vigilado las 24 horas. Su precio es de 3 US$/día. Y solo tenéis que andar 50 metros hasta el primer embarcadero de donde salen las barcas hacia Bocas del Toro.
A la vuelta al aparcamiento, nuestro coche y su contenido estaban tal cual los habíamos dejado, incluyendo una parte del equipaje que no habíamos querido cargar hacia las islas y que dejamos discretamente en el maletero.
En el apartado Como llegar al archipiélago de Guna Yala de esta guía encontraréis todas las opciones de transporte disponibles hacia las islas de Guna Yala o de San Blas.
El clima de Panamá es tropical, con temperaturas altas todo el año y con un grado de humedad alto.
En cuanto a las lluvias, el área caribeña es bastante más lluviosa que la del Pacífico, puesto que suele llover frecuentemente todo el año. En el lado del Pacífico panameño hay una época seca que va de mediados de diciembre a mediados de abril. El resto del año, por lo tanto, suele llover más en todo el país, pero hay que tener en cuenta que estas lluvias suelen ser esporádicas y no deberían afectar mucho nuestros planes de viaje.
Nuestro viaje a Panamá fue durante la temporada baja (mediados de abril a principios de diciembre), cuando supuestamente es la época de lluvias, con la ventaja de que encontramos muy poca gente en todos los destinos y los precios de todos los servicios turísticos eran bastante más baratos que en temporada alta.
Curiosamente, en todos los días que estuvimos a los archipiélagos caribeños de Bocas del Toro y de Guna Yala no llovió ningún día, mientras que los días que pasamos en las zonas montañosas alrededor del volcán Barú nos llovió casi cada día, pero solo por la tarde.
En las fechas de nuestro viaje el sol salía sobre las 6:10 de la mañana y se escondía sobre las 18:30 de la tarde.
En cuanto a la ropa, hay que llevar, lógicamente, ropa de verano y de baño, pero también ropa de abrigo ligera para las noches o momentos de lluvia en las zonas de montaña (Boquete y alrededores).
La diferencia horaria en Panamá es de -7 horas respecto al horario de verano en la España peninsular.
Nos planteamos disponer durante el viaje de una línea móvil para llamadas a números locales de Panamá y, ocasionalmente, para navegar fuera de las redes wifi, y así evitar el uso del carísimo roaming fuera de la UE.
Después de analizar las opciones disponibles en Panamá optamos por un paquete prepago que ofrecía la compañía de telefonía Claro. Se trata del paquete Superpack Ilimitado 10 que incluye mensajes y minutos ilimitados en llamadas nacionales, así como datos también ilimitados y 30 minutos para llamadas internacionales. Contratamos la versión para un periodo de 15 días y que costaba 15 US$.
Una vez insertada la nueva SIM en nuestro móvil libre ya dispusimos inmediatamente de red. Este paquete fue del todo satisfactorio para nuestras necesidades durante el viaje.
Contratamos este paquete prepago directamente en una tienda Claro del centro de Ciudad de Panamá al día siguiente de nuestra llegada al país.
En Panamá la electricidad tiene un voltaje de 110 V y una frecuencia de 60 Hz. Antes de enchufar uno de nuestros dispositivos eléctricos a la red eléctrica panameña conviene asegurarse de que está preparado para funcionar en un rango de tensión de 100 a 240 V, ya que de lo contrario será necesario un adaptador de voltaje.
En cuanto a los tipos de enchufe que encontramos en Panamá son los de tipo A y B, de clavijas planas, por lo que necesitaremos un adaptador de enchufes para utilizar nuestros enchufes de tipo C y F.
Panama travel guide (de Lonely Planet Publications, 9ª edición, Abril 2022, en inglés), en formato papel. Esta edición era tan nueva que todavía no estaba disponible en el mercado español y por este motivo la compramos por Internet directamente en una tienda inglesa. Su precio, incluyendo el transporte, fue de 21 €.
Complementamos los contenidos de la guía con mapas y folletos que fuimos obteniendo en hoteles y en alguna oficina de turismo, pero sobre todo con la información obtenida por el método tradicional de preguntar in situ a la población local.
• El sitio arqueológico de Panamá Viejo y el distrito histórico de Panamá.
• Fortificaciones de la costa caribeña de Panamá: Portobelo y San Lorenzo.
• Reservas de la Cordillera de Talamanca–La Amistad / Parque Nacional de la Amistad.
Nuestro vuelo de Iberia despegó del aeropuerto Barcelona / El Prat a las 10:00 y aterrizó en el aeropuerto de Madrid / Barajas a las 10:50, en un vuelo efectivo de 50 minutos.
Después de una corta escala en este aeropuerto nuestro siguiente vuelo, también de la misma compañía, despegó a las 12:15 y aterrizó en el aeropuerto internacional Tocumen a las 15:10 hora local (-7 horas respecto de la hora en la España peninsular). Vuelo efectivo de 9 horas y 55 minutos para cubrir una distancia de 8.146 km.
Tras recuperar el equipaje facturado y pasar el control de inmigración, buscamos un cajero en la terminal de llegadas para obtener 250 US$, el máximo permitido, usando nuestra tarjeta N26. El objetivo era disponer de dólares en efectivo.
La comisión de este cajero era de 5,5 US$, una cantidad fija que supone un 2,2% sobre la cantidad máxima dispuesta. Esta comisión y el límite de 250 US$ por operación eran iguales en todos los cajeros del país.
Fuera de la terminal cogimos un taxi «oficial» para ir a nuestro hotel, situado en la zona de Obarrio de Ciudad de Panamá El taxi para los tres nos costó 35 US$. Más adelante descubrimos que las aplicaciones como Uber o Cabify funcionan muy bien en Ciudad de Panamá y con unos precios bastante más económicos que los taxis convencionales.
De todos modos, los taxis de Uber y Cabify no podían operar directamente frente a la terminal de llegadas, pero solo había que cruzar la calle y esperar en la zona de aparcamiento (filas 15 y 18).
Después de dejar el equipaje en el hotel salimos a dar una vuelta para una primera toma de contacto con la ciudad. El día estaba gris y la temperatura era de 28 °C.
Desde el hotel bajamos andando hasta llegar al lado del mar y después seguimos la Cinta Costera hacia el oeste. Era domingo y había mucha población local paseando o haciendo deporte en todo este moderno paseo costero.
Alojamiento en Ciudad de Panamá: The Executive Hotel (83 €/noche, desayuno incluido). Situado entre los barrios de El Cangrejo, Obarrio y Marbella, en una buena zona y muy tranquila de la capital panameña. El precio incluye un desayuno tipo bufé muy variado y bueno. También tiene piscina. Muy reconamable
A primera hora de la mañana fuimos andando hasta el hotel Torres del Alba, donde se encuentra la oficina de la compañía Dollar para recoger el coche de alquiler que teníamos reservado. Aprovechamos también para entrar en una tienda de la empresa de telefonía Claro para comprar por 10 US$ una SIM y un paquete de voz y datos de prepago de 15 días .
Con el coche de alquiler, un Kia Rio automático, pasamos por nuestro hotel para cargar en el coche todo el equipaje y a continuación salimos de Ciudad de Panamá en dirección a Colón. Antes de salir de la capital bordeamos por el este el Parque Natural Metropolitano y salimos por el norte, conectando con la autopista 9 que va hacia el mar Caribe.
A la entrada de la ciudad de Colón nos desviamos a la izquierda y cruzamos la entrada norte del Canal de Panamá a través del espectacular Puente Atlántico. Continuamos unos kilómetros, pasando por un control militar donde nos preguntaron por nuestro destino y nos permitieron continuar sin problemas.
Poco después pasamos junto a unos antiguos edificios que formaron parte de la base militar norteamericana de Fuerte Sherman y después la carretera cruza una frondosa selva antes de llegar a nuestro destino, el Fuerte de San Lorenzo. Habíamos recorrido 94 km desde Ciudad de Panamá.
La entrada al fuerte de San Lorenzo del Real de Chagres, inscrito como Patrimonio de la Humanidad en 1980, costaba 5 US$/pax. Buena parte del recinto estaba inmerso en profundas obras de restauración y del castillo no queda gran cosa, pero el entorno es sencillamente extraordinario, con el mar Caribe en un lado y la entrada del río Chagres en el otro.
Acabada la visita al fuerte volvimos por la misma carretera y nos desviamos para ir a comer junto a Shelter Bay Marina, un pequeño puerto recreativo que se encuentra en la bahía Shelter de Fuerte Sherman.
Aquí encontramos el restaurante The Dock, el cual está bien pero bastante caro. Desde la terraza exterior del restaurante podíamos ver el espectacular Sky, un súper-yate de lujo que se alquilaba por la «módica» cantidad de 270.000 US$/semana.
Después de pasear en torno a la bahía Shelter, situada en Punta Toro, volvimos al coche para ir hasta las Esclusas de Gatún, a 14 km, pero solo las vimos por fuera. Este sistema de esclusas elevan los barcos 25,9 metros desde el nivel del mar Caribe hasta el del lago Gatún.
Volvimos a cruzar el Puente Atlántico sobre el Canal y fuimos hasta el Centro de Observación de la Ampliación del Canal, un centro de visitantes con vistas sobre el lago Gatún y sobre la nueva ampliación hecha recientemente en el Canal para permitir el paso de barcos todavía más grandes. No entramos porque era tarde y ya no pasaban barcos (en este punto los barcos circulan entre las 8:00 y las 16:30).
Antes de que se hiciera oscuro emprendimos la ruta hacia el hotel que teníamos reservado, a 65 km de aquí, dentro del término de Paraíso y situado entre el Canal y el Parque Nacional Soberanía.
Para cenar cogimos el coche y recorrimos 9 km hasta la Ciudad del Saber, un parque empresarial y tecnológico situado frente a las esclusas de Miraflores y que ocupa el que antiguamente fue Fort Clayton, una base militar norteamericana.
Alojamiento en Paraíso: Summit Rainforest Golfo Resort (84 €/noche, desayuno incluido). Ubicado junto a una selva tropical y a sólo 2 km del canal de Panamá.Habitación fantástica y muy grande, con vistas magníficas por encontrarse en un lugar elevado. Desde el hotel salen cuatro senderos naturales. El precio incluye un desayuno tipo buffet, pero no es muy variado y podría estar mejor. También tiene piscina. Recomendable
Kilómetros recorridos en coche: 224 km.
Empezamos el día yendo hasta Gamboa, donde nos habían dicho que podríamos visitar un centro de recuperación de perezosos que se encuentra dentro del complejo del Gamboa Rainforest Resort Butterfly Garden.
Pero cuando llegamos nos encontramos con que teníamos que hacer una visita guiada para ver orquídeas y mariposas, además de los perezosos, y el precio era de 23,5 US$ por persona.
Finalmente decidimos no entrar, pero aprovechamos para disfrutar de la vista que hay desde aquí sobre el río Chagres. También vimos algunos coatís en el entorno del bosque.
El camino de 13 km desde el hotel hasta este lugar también vale la pena por las vistas sobre el Parque Nacional Soberanía.
Después de comer fuimos hacia el Centro de Visitantes de Miraflores, pero antes nos paramos en un aparcamiento que hay junto a la carretera para ver las Esclusas de Pedro Miguel. La vista que proporciona este mirador sobre el Canal es excelente (y gratuita), pero hay una valla metálica que dificulta el hacer fotos.
A continuación fuimos a hacer una vuelta en coche por el complejo de la Ciudad del Saber, pero ahora con luz de día.
A continuación, ya pasadas las 13:30 horas, fuimos hasta el cercano Centro de Visitantes de Miraflores (precio entrada: 10 US$/adulto y 5 US$ para los menores). Es importante tener en cuenta que por este punto los barcos solo pasan hasta las 9 de la mañana y a partir de las 1:30 de la tarde.
Fuera de estas horas podéis entrar en el centro de visitantes, pero muy probablemente no veréis ni un barco y buena parte de la gracia del lugar es ver pasar los barcos por las esclusas.
En las tres primeras plantas del edificio hay una exposición muy interesante donde se explica la historia y la importancia del Canal de Panamá. Y en la cuarta planta hay una gran terraza con extraordinarias vistas sobre las esclusas y todo el entorno del canal. Las esclusas que se ven en este lugar corresponden al trazado original del canal.
Unos 300 metros hacia el oeste podíamos ver también como navegaban los barcos por la nueva ampliación del canal que se inauguró en 2016, en un punto justo antes de llegar a las Esclusas de Cocolí.
En las horas de nuestra visita a Miraflores el flujo de barcos era constante, a pesar de que el paso de cada barco por las esclusas es un proceso lento. En el largo rato que estuvimos aquí vimos pasar dos barcos porta-contenedores y, sobre todo, el espectacular velero Buque Escuela Cuauhtémoc de la Armada de México.
El Canal de Panamá es una obra de ingeniería impresionante que permite a los barcos pasar del océano Atlántico al Pacífico (o viceversa) en unas 12 horas de navegación por los 82 km del canal y pasando por dos sistemas de esclusas para salvar el desnivel del lago Gatún. La alternativa es un largo y costoso periplo a través del Cabo de Hornos.
En fin, ver de primera mano la operativa de cómo se llenan y vacían las esclusas para dejar pasar estos enormes barcos vale mucho la pena. Si viajáis a Panamá no podéis dejar de hacer al menos una visita al Canal.
Acabada nuestra provechosa visita al centro de visitantes de Miraflores iniciamos la ruta de 92 km para llegar al alojamiento que teníamos reservado. En los primeros kilómetros cruzamos el canal hacia el oeste a través del Puente Centenario.
Alojamiento en Chame: Eclipse Hotel (73 €/noche, desayuno incluido). Se encuentra ubicado en una zona elevada junto a la carretera local entre Las Lajas y La Laguna, a unos 10 km de Playa Coronado. Está bien, aunque el hotel necesita una actualización. Tiene una piscina infinita exterior que se ilumina por la noche. Las vistas hacia la costa y hacia las montañas del interior son absolutamente maravillosas. Recomendable, aunque está lejos de todo.
Kilómetros recorridos en coche: 157 km.
Empezamos el día desayunando y disfrutando de las maravillosas vistas que teníamos desde el alojamiento hacia los bosques y las bonitas montañas ubicadas en la zona llamada Altos de María, cerca de la localidad de Sorá.
Queríamos dedicar la mañana a relajarnos en una playa del Pacífico. Estábamos en una zona de playas del Golfo de Panamá, así que, ¿qué podía salir mal?.
Empezamos por ir a Playa Coronado, pero cuando llegamos fuimos descubriendo que para llegar a sus playas principales hay que entrar en urbanizaciones privadas o en hoteles y resorts y solo te dejan entrar si eres residente o estás alojado o pagando una entrada que no es nada barata.
Como que no queríamos pagar para ir a la playa, con el coche continuamos unos 14 km hacia el oeste y llegamos a la Playa El Palmar. Aquí encontramos una playa pública, de arena negra, pero encontramos que estaba muy expuesta al fuerte oleaje y decidimos continuar la búsqueda.
Seguimos otros 30 km hacia el oeste para ir hasta Playa Blanca, dentro de los límites municipales de Río Hato. Pero, al igual que en Playa Coronado, aquí las playas también están tomadas en exclusiva por hoteles y resorts. De hecho, las playas son de acceso público, pero llegar a ellas no es nada fácil si no eres residente o estás alojado en uno de estos hoteles.
Un guarda de seguridad de uno de estos mega-hoteles nos recomendó que fuéramos a la vecina playa de Farallón, 8 km al este de aquí, Y así el hicimos. Cuando llegamos aparcamos el coche en un aparcamiento del complejo turístico Royal Decameron Panamá, pero para llegar a la playa tuvimos que bordear todos los dominios de este enorme resort porque no nos dejaron cruzarlo (!!).
Una vez en la playa buscamos una sombra bajo una palmera, siempre bajo la atenta mirada de los guardas del complejo para que no nos coláramos en sus instalaciones o cogiéramos una de sus hamacas con para-sol.
Bueno, al menos la playa de Farallón es grande y bonita, de arena blanca y aguas turquesas.
A la hora de comer anduvimos por la playa y encontramos el chiringuito Nico's Beach, un restaurante rústico situado junto a la playa. En él comimos bastante bien y además nos pudimos duchar para sacarnos de encima la arena y la sal.
Antes de marchar nos pudimos relajar en unas hamacas, bajo la sombra de una palmera y escuchando el rumor de las olas.
Volvimos al coche para recorrer 35 km hacia el noroeste, hasta la población de Penonomé, la capital de la provincia de Coclé y situada en el centro geográfico del país. La población en sí no tiene demasiado interés, fuera del Parque 8 de Noviembre, la Catedral de San Juan Bautista o el edificio del Museo de Penonomé.
En el mercado de Penonomé pudimos ver algunos ejemplos del famoso sombrero pintao, un producto artesanal típicamente panameño y que es propio de esta zona del país.
Con el coche fuimos también hasta el pequeño pueblo de La Pintada, a 15 km de Penonomé. El paisaje a lo largo del camino es precioso, pero en el pueblo no hay gran cosa a ver, fuera del bonito Parque La Pintada y del mercado de artesanos, donde se venden distintos tipos de sombreros panameños típicos.
Desde aquí pusimos rumbo hacia El Valle de Antón vía Penonomé. Son 41 km, pero la carretera entre Penonomé y El Valle de Antón es de montaña, muy revirada. Cuando llegamos a El Valle ya era oscuro y fuimos directamente al alojamiento.
Alojamiento en El Valle de Antón: Bondi House (82 €/noche, desayuno incluido). El sitio podría ser bastante bonito, pero es muy básico y su estado de mantenimiento actual es pésimo. Así que su relación calidad/precio es muy mala. El desayuno ofrecido es poco variado y escaso. No se puede pagar con tarjeta. No lo recomendamos.
Kilómetros recorridos en coche: 187 km.
Empezamos el día haciendo un paseo por la calle central de El Valle de Antón, donde vimos el mercado. Esta población tiene la peculiaridad de estar ubicada en la caldera de un antiguo volcán, a una altura de 600 metros.
A continuación fuimos a las afueras del pueblo, a 2 km del centro, hasta un lugar llamado El Chorro Macho. Se trata de un bonito y corto sendero por la selva que cruza varios puentes de madera y llega hasta la cascada Chorro Macho, de 35 metros de altura. El día de nuestra visita bajaba mucha agua y esto la hacía aún más bonita. En otro punto del sendero encontramos una piscina natural donde es posible bañarse. La entrada al sendero costaba 5 US$ por persona.
Acabada esta muy recomendable visita pusimos rumbo hacia Parita, en la península de Azuero. Salimos de El Valle de Antón por la carretera 71 y cuando llegamos al borde superior del enorme cráter donde se encuentra El Valle nos paramos en el mirador Cerro de Cruz para disfrutar de unas vistas espectaculares de 360° sobre el cráter y toda la zona circundante.
Continuamos por la carretera que va hasta la Interamericana vía El Harino. Esta ruta és más larga que yendo por la carretera que habíamos seguido el día anterior desde Penonomé, pero así cambiábamos de paisaje.
>Después de recorrer 80 km desde el El Valle de Antón nos desviamos brevemente de la Interamericana para visitar el bonito y pequeño centro histórico de Natá de los Caballeros (o Natá a secas), la segunda ciudad más antigua de la costa del Pacífico americano (después de la antigua Ciudad de Panamá).
En el lado sur de la bonita y gran Plaza Urrutia destaca la blanca fachada de la Basílica Santiago Apóstol, construida en el s. XVI.
La otra joya colonial de Natá es la Capilla San Juan de Dios, ubicada unos 80 metros hacia el oeste de la basílica.
Y en un estrecho callejón que hay en el lado oeste de la Plaza Urrutia pudimos ver unas preciosas pinturas murales.
Y desde Natá recorrimos otros 58 km, por la Interamericana primero y la autovía 2 después, hasta llegar al pueblo de Parita, según muchos el pueblo más bonito de Panamá y nosotros estamos de acuerdo totalmente.
Aparcamos el coche cerca de la Plaza Colonial de Parita y visitamos a pie todas las calles de los alrededores para saborear la belleza de sus edificios coloniales. La Plaza Colonial es un gran cuadrado de hierba y rodeado por la iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Parita y de numerosas casas de un valioso estilo arquitectónico colonial.
Sin un rumbo establecido, vagamos por sus calles alrededor de la plaza central. Los vecinos que fuimos encontrando nos saludaban efusivamente y hablaban con nosotros. Por todo ello, disfrutamos mucho de esta visita y recomendamos que no os la perdáis.
A continuación fuimos hasta el taller del maestro artesano Darío López, ubicado en una casa de fachada verde, sin indicaciones exteriores visibles, junto al avenida Dr. Belisario Porras (posición GPS: 7.999547177331561, -80.52034704305659).
Darío López es uno de los grandes maestros artesanos de Panamá. Desde hace más de 60 años crea coloridas máscaras que se usan en bailes folclóricos locales, a pesar de que su fama le ha llevado a exportar buena parte de su producción a EE.UU. y Europa. En la visita a su humilde taller tuvimos el honor de poder hablar con él personalmente y admirar su trabajo. Y lógicamente le compramos una bonita máscara de recuerdo de esta visita.
Y acabada esta más que interesante visita a Parita, hicimos los 9 km por la carretera 2 que nos tenía que conducir a Chitré.
En la población de Chitré, capital de la provincia de Herrera, teníamos el alojamiento de esta noche. La ciudad de Chitré no tiene mucho interés, con la excepción de la bonita y elegante Catedral de San Juan Bautista o el Museo de Herrera, el cual ocupa el interior de un edificio neoclásico precioso. Ambos se encuentran dentro del centro histórico de la ciudad.
Alojamiento en Chitré: Faranda Guayacanes (73 €/noche, desayuno incluido). El hotel es correcto y su personal es muy atento. El desayuno está bastante bien y tiene una buena piscina. Muy recomendable.
Kilómetros recorridos en coche: 173 km.
Salimos de Chitré en dirección a Boca Chica (provincia de Chiriquí), en un trayecto de 242 km. Los primeros kilómetros desde Chitré los hicimos por la ruta 2, una autovía que está en más buen estado de conservación que la propia carretera Interamericana. Al cabo de 37 km conectamos con esta y la tomamos en sentido oeste.
Nos paramos brevemente en la ciudad de Santiago de Veraguas, la capital de la provincia de Veraguas, para hacer un café y estirar las piernas. Unos 160 km más allá nos paramos a comer en un restaurante de carretera situado junto a una gasolinera Delta. Se trata del restaurante Gladisin, un modestísimo restaurante que sirve buena comida criolla panameña.
Pocos kilómetros después de San Lorenzo, donde habíamos comido, dejamos la autovía 1 (Interamericana) y cogimos una carretera en bastante mal estado que pasa por Horconcitos y que en 16 km acaba en el pequeño pueblo de Boca Chica.
Boca Chica fue nuestra base para visitar el Parque Nacional Marino Golfo de Chiriquí, el cual comprende 14.740 Ha. de aguas marinas y varias islas en el Pacífico panameño.
Después de dejar el equipaje en el alojamiento fuimos hasta el pequeño muelle de Boca Chica, de donde salen las barcas para las excursiones hacia el Golfo de Chiriquí. Nos informamos sobre las posibilidades y precios de excursiones para el día siguiente.
Finalmente pactamos con un barquero un precio de 30 US$ por persona para una excursión de todo un día hacia el archipiélago de las islas Paridas. Conviene escuchar varias ofertas (también los alojamientos de Boca Chica ofrecen estas excursiones) y regatear precios. No hay mucha diferencia, pero siempre os podréis ahorrar unos dólares.
En cualquier caso conviene llevar dólares en efectivo porque Boca Chica es muy pequeño y no hay ningún cajero automático ni banco. Y para el pago de las excursiones (sobre todo si negociáis directamente con el barquero) como si tenéis que comprar víveres en los pequeños súpers del pueblo para llevar a la excursión necesitaréis dinero en efectivo.
Solucionado el tema de la excursión, y como que hacía calor y aún era pronto, quisimos ir a la playa a bañarnos. En Boca Chica no hay, pero nos enteramos de que a 9 km de aquí se encuentra Playa Hermosa, ubicada en el Ensenada de Chuchecal.
Cogimos el coche y fuimos hacia Playa Hermosa, pero cuando llegamos nos encontramos con que la entrada a la playa estaba llena de basura y que también había unos cuántos perros vagando por allá. Todo ello no nos invitaba mucho a quedarnos. Y es una lástima, porque el entorno natural de la playa es bonito.
Volvimos a Boca Chica y nos bañamos en la piscina de nuestro hotel hasta que oscureció. Al anochecer fuimos a cenar al restaurante La Costa, a 30 metros del muelle y a unos 100 metros del hotel. Buena comida y servicio y a un precio muy razonable. En nuestra humilde opinión es el mejor restaurante de Boca Chica (tampoco hay mucho donde elegir, la verdad).
Alojamiento en Boca Chica: Roxy Bed & Breakfast (78 €/noche, desayuno incluido). Buena relación calidad/precio, bien situado y con un personal muy amable y atento. Dispone de un bonito espacio de piscina. Por poner un pero, la habitación no era muy grande y el desayuno un poco escaso. Recomendable.
Kilómetros recorridos en coche: 266 km.
Después de desayunar y de ir a los dos pequeños súpers que hay cerca del hotel para comprar fruta y víveres para la excursión de hoy, nos dirigimos al pequeño puerto de donde salen las lanchas. Allá encontramos al lanchero y a una pareja jubilada panameña que serían nuestros compañeros de excursión.
La excursión contratada incluía la visita a la isla Bolaños, la isla Gámez y la isla Paridas, todas ellas pertenecientes al archipiélago de las islas Paridas, dentro de los límites del Parque Nacional marino Golfo de Chiriquí, pero justo antes de iniciar la excursión el patrón de la lancha nos dijo que no sería posible ir a la isla Bolaños debido al fuerte oleaje que había aquella mañana. Nos supo mal no poder ir a Bolaños porque sabíamos que vale mucho la pena, pero contra la climatología no podíamos hacer nada.
Por cierto, el nombre del archipiélago se debe al hecho de que las ballenas jorobadas eligen las aguas del Golfo de Chiriquí para dar a luz a sus crías entre los meses de julio y octubre para las ballenas provenientes de la Antártida y entre diciembre y abril para las que llegan desde Alaska. De hecho, Panamá es uno de los pocos países del mundo adonde llegan ballenas jorobadas tanto del hemisferio sur como del hemisferio norte.
A las 9:15 zarpamos hacia el este por el canal que forma el mar entre el continente y la isla Boca Brava. Poco después nos paramos en el embarcadero del hotel de lujo Bocas del Mar a recoger a otra pareja que vendría con nosotros. Ahora ya estábamos todos
Una vez salimos a una zona más abierta del océano, fuera de la zona de cobijo de la isla Boca Brava, empezamos a notar el fuerte oleaje del que nos había hablado el patrón y justo en este momento agradecimos no tener que ir a la isla Bolaños.
De camino hacia la isla Gámez tuvimos la oportunidad de ver varias hembras de ballena jorobada con su cría. Con la lancha las seguíamos a una cierta distancia hasta que las perdíamos de vista.
Aproximadamente 75 minutos después de salir de Boca Chica llegamos a la preciosa isla Gámez, donde estuvimos 1 hora y 45 minutos bañándonos, buceando y paseando por la isla. La isla Gàmez está deshabitada y hace unos 400 metros de largo y tiene un ancho que oscila entre los 30 y los 200 metros.
La lancha nos dejó en una pequeña playa a resguardo de las olas y las corrientes. A la hora de bucear el agua estaba un poco turbia a causa del estado del mar. No estábamos solos en la isla, pero tampoco había mucha gente y teníamos nuestro espacio para disfrutar de un lugar tan bonito.
Después del mediodía la lancha nos recogió e hicimos el corto trayecto hasta la vecina isla Paridas. Esta es la isla más grande del archipiélago y está a unas 12 millas náuticas al suroeste de Boca Chica.
Aquí la lancha nos dejó en una playa bastante más grande que la de isla Gámez. Empezamos por almorzar lo que llevábamos de comida. Después un buen rato de baño y relax. Y también un buen paseo para explorar los alrededores de la playa hacia el interior de la isla. En general, nos gustó más isla Gámez que isla Paridas, pero bien es verdad que la panorámica que se obtiene desde la playa es igualmente muy bonita y merece la pena.
A las 14:30 nos vino a buscar la lancha para iniciar el largo camino de vuelta hacia Boca Chica, puesto que nuestro patrón nos dijo que el tiempo amenazaba lluvia. En el camino vimos más ballenas jorobadas, con la ventaja de que ahora el mar estaba más tranquilo que por la mañana. Finalmente llegamos al puerto de Boca Chica a las 15:45. La climatología hizo buenos los presagios de nuestro patrón y 10 minutos después de llegar a puerto, cuando ya estábamos de vuelta en el hotel, empezó a llover a cántaros.
En resumen, fue una excursión que disfrutamos mucho y que es del todo recomendable. Si el tiempo hubiera acompañado algo más y hubiéramos podido ir a la isla Bolaños ya hubiera sido de 10.
El resto de la tarde la dedicamos a descansar y a bañarnos en la piscina del hotel.
Alojamiento en Boca Chica: Roxy Bed & Breakfast
Después de desayunar marchamos de Boca Chica y pusimos rumbo hacia Bambito, a 124 km de aquí, en el distrito de Tierras Altas. Cuando conectamos con la carretera Interamericana la cogimos en sentido oeste. Bordeamos la ciudad de David y seguimos en dirección hacia Paso Canoas, el paso fronterizo con Costa Rica.
Al llegar a Concepción dejamos la Interamericana y tomamos la carretera 43 hacia Volcán. Esta carretera está en muy buen estado, así que llegamos pronto a la zona.
Fuimos a visitar el Sitio Arqueológico Barriles, situado a 6 km de Volcán. La entrada costaba 5 US$ cada uno. El propietario de la finca donde se encuentran los restos arqueológicos precolombinos nos hizo una visita guiada por la finca. Vale mucho la pena, siendo los restos arqueológicos sólo una parte de la visita. También nos mostró un pequeño museo e hicimos un camino muy bonito por el bosque viendo un montón de plantas tropicales de colores y formas inverosímiles.
Acabada esta interesante visita fuimos hasta el alojamiento que teníamos reservado para las dos siguientes noches, dejamos el equipaje y a continuación marchamos hacia Guadalupe, un pequeño pueblo que pertenece al corregimiento de Cerro Punta, al cual también pertenece Bambito. Guadalupe se encuentra sobre la frontera entre las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro.
En Guadalupe comimos, dimos un paseo por la calle principal y subimos hasta la cima de un cerro que, con una altura de 1.992 metros, permite contemplar unas vistas extraordinarias sobre los alrededores. Se trata de una zona con muchos cerros y zonas elevadas.
Era domingo y en esta zona encontramos muchas familias panameñas que venían a pasar el día, seguramente escapando del calor de la ciudad de David y de toda la zona de costa. Debido a la altura, entre los 1.900 y los 2.250 metros, las temperaturas de Cerro Punta son bastante suaves.
Alojamiento en Bambito: Casa Grande Bambito Resort (82 €/noche, desayuno incluido). Bungalou enorme, situado en una bonita zona natural junto a un río. Muy recomendable.
Kilómetros recorridos en coche: 188 km.
A primera de la mañana, después de desayunar, cogimos el coche y fuimos hasta Las Nubes, un pequeño núcleo habitado de Cerro Punta que se encuentra en unos 11 km de Bambito. La ruta de acceso es escénica y vale mucho la pena.
Al final de la carretera, pasadas las últimas casas de Las Nubes, encontramos la entrada del Parque Nacional La Amistad. Pasada la entrada dejamos el coche aparcado en una zona ancha del bosque. Desde aquí seguimos un camino ancho de unos 800 metros a través de la jungla hasta llegar al lugar donde se encuentran las oficinas del parque.
El Parque Nacional La Amistad es el lado panameño del Parque Internacional La Amistad, formado también por la vecina Reserva de la cordillera de Talamanca de Costa Rica y gestionado por ambos países.
El parque tiene una superficie de 401.000 Ha., compuesta sobre todo de pluviselva.
En general, es muy inaccesible y buena parte de su territorio todavía está por explorar. Este parque fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983.
El Parque Internacional La Amistad es la reserva natural más grande y remota de América Central y es famoso por su biodiversidad.
Este bosque tropical hospeda especies animales que solo se encuentran en esta zona.
No pagamos nada para entrar en el parque, pero los guardas nos anunciaron que la única ruta que podíamos hacer dentro del parque es la llamada Sendero Panamá Verde, una fácil ruta de unos 400 metros por el interior de la selva.
El Sendero La Cascada, de 6 km, continuaba cerrado a causa de un desprendimiento que lo hacía impasable. Y el Sendero El Retoño, de 2.4 km, estaba impracticable a causa del barro.
El Sendero Panamá Verde se nos hizo muy corto, pero el camino es muy bonito y tuvimos la oportunidad de ver un montón de especies de pájaros, incluyendo algunos colibríes. Después de firmar en el libro de visitas del parque volvimos hacia el coche.
Desde la entrada del Parque Nacional La Amistad recorrimos los 24 km hasta llegar a las Lagunas de Volcán, un conjunto de dos lagunas que forman la zona de humedales a mayor altura del país.
Las lagunas se encuentran a unos 5 km en el oeste de Volcán. Después del aeródromo de Volcán se acaba el asfalto y empieza una pista que puede ser complicada de hacer en un coche que no sea 4x4.
Nosotros dejamos el coche aparcado junto al camino, unos 600 metros más allá del aeródromo. Desde aquí fuimos andando hasta el borde de la Laguna Chica.
No llegamos hasta la Laguna Grande porque no estábamos seguros del camino a seguir y se nos hizo tarde.
En un día claro parece que se puede llegar a ver el reflejo del volcán Barú sobre el agua de la laguna. Pero en cualquier caso la zona es muy bonita y tendréis la oportunidad de ver muchos pájaros y mariposas de colores increíbles.
Después de comer muy bien en la modesta Fonda Nathaly de Volcán, por la tarde fuimos hasta Santa Clara, una pequeña población a 30 km de Volcán y cerca de la frontera con Costa Rica. La ruta es muy bonita y asciende bastante antes de volver a bajar, pasando por el lado de varias granjas y plantaciones de café. Cuando llegamos a Santa Clara nos desviamos para ir a ver la Finca Hartmann, una empresa cafetera familiar muy popular en la zona.
Alojamiento en Bambito: Casa Grande Bambito Resort
Kilómetros recorridos en coche: 113 km.
Después de desayunar nos despedimos de Bambito y pusimos rumbo hacia Boquete, a unos 85 km de aquí. Al poco de desviarnos por la ruta 103 nos paramos en un punto de Cuesta de Piedra para ver el Cañón Macho de Monte.
Este pequeño cañón, que se formó en la última erupción del volcán Barú, ahora hace más de 600 años, mide 250 metros de largo, 6 metros de ancho y tiene una altura de las paredes de unos 15 metros. De las paredes de la garganta aparecen varias cascadas que dan lugar a una imagen bastante espectacular.
Después de llegar al lugar, el cual está muy señalizado, aparcamos el coche y buscamos algún lugar desde el que poder ver la garganta, pero no lo encontramos.
Desde el puente de la carretera se puede ver la entrada al cañón que forma aquí el río Macho Monte, pero la garganta en si queda cubierta por la vegetación.
Encontramos un guarda que nos explicó que antes había un camino que llevaba a un mirador desde donde se podía ver el cañón desde arriba, pero este camino se había derrumbado hacía tiempo y ya no era accesible.
Ahora, la única alternativa para ver el cañón era bajar hasta el río e ir por el agua, pero con buen criterio nos dijo también que hacer esto sería una temeridad porque en temporada de lluvias el río puede sufrir una crecida sin previo aviso (recordamos que en las fechas de nuestro viaje estábamos en la temporada de lluvias).
Lógicamente le hicimos caso y continuamos nuestra ruta hacia Boquete. Unos 900 metros más adelante en la misma carretera nos paramos en el Mirador Público de Cordillera, con unas vistas muy bonitas sobre otro cañón, pero este mucho más grande y formado por el río Breque. Y continuando 1.6 km más adelante nos volvimos a parar junto a una cascada y un mirador sobre un precioso paisaje de la Cordillera Central panameña.
Seguimos por esta ruta 103, la cual vale mucho la pena por los bonitos paisajes que cruza, hasta conectar con la autovía 41 que va de David a Boquete. Cuando llegamos a Bajo Boquete fuimos hasta el alojamiento reservado y dejamos el equipaje allí.
Bajo Boquete es la capital del distrito de Boquete. Debido a su altura, por encima de los 1.000 metros, y a su emplazamiento en la Cordillera Central disfruta de un clima muy templado, con una temperatura máxima de 28 °C durante el día y una mínima de 15 °C por la noche. Todo ello hace que sea un lugar idóneo para la producción de café y de flores, favorecido además por la fertilidad de su suelo de origen volcánico.
Para comer en Boquete Bajo nuestra recomendación es el restaurante El Sabrosón #3, situado en la esquina entre las calles Vía Boquete y 4ª Sur. Comida criolla casera con una relación calidad/precio muy buena. Y desde su terraza exterior podréis seguir el trasiego de la calle mientras coméis.
Por la tarde fuimos con el coche hacia Los Naranjos, una zona situada unos pocos kilómetros hacia el norte de Bajo Boquete. Es un circuito circular de 18 km saliendo desde el centro de Bajo Boquete, puesto que la carretera 41 hace un bucle sobre sí misma ante la imposibilidad de continuar al llegar al final del valle.
Desde el centro de Bajo Boquete seguimos la ruta 41 con dirección norte, en paralelo al río Caldera, y al cabo de 3,5 km la carretera se bifurca y tomamos el ramal de la derecha. Al cabo de 500 metros nos paramos en un lugar sencillamente espectacular.
Se denomina Los Ladrillos y corresponde a una pared de roca basáltica que presenta un fenómeno geológico conocido como disyunción columnar, dando lugar a una pared escalonada. El lugar es mágico, no solo por la pared basáltica, sino por su entorno natural y por el rumor constante del agua del río.
Y 2,6 km más en el norte nos volvimos a parar ante la magnífica cascada de San Ramón, la cual bajaba con mucha agua en el momento de nuestra visita.
Continuamos durante 1,2 km y llegamos a un lugar llamado Castillo embrujado de Pepe. Desde la carretera una pista de 50 metros lleva a un edificio en ruinas que recibe este nombre por su curioso aspecto y por todas las historias de «terror» que se explican. Nosotros sólo lo vimos por fuera, puesto que su estado ruinoso no invitaba a entrar.
Y siguiendo 1,1 km la carretera 41 llegamos a su punto más al norte. De aquí salen varios caminos para hacer senderismo, como el Sendero Pipeline (The Pipeline Trail), el Sendero Culebra, el Sendero los Quetzales o el Sendero de Las 3 Cascadas (o The Lost Waterfall). Algunos de ellos requieren de un guía si no se conoce bien la zona.
A nosotros nos hubiera gustado hacer algún de estos senderos, pero el tiempo estaba muy inseguro y ya empezaba a ser tarde. Así que lo descartamos. Aprovechamos para comentar que, para los más aventureros, desde Boquete se puede organizar la ascensión al volcán Barú, la montaña más alta de Panamá y del sur de América Central, con sus 3.475 metros. Desde su cumbre, en un día claro, es posible ver a la vez el océano Pacífico y el mar Caribe.
A partir de este punto la carretera 41 empieza a ganar altura, proporcionando muy buenas vistas sobre el valle y las montañas circundantes. Pasamos por el lado de varias fincas cafeteras y pudimos ver abundante plantaciones de café junto a la carretera. A partir de Alto Quiel la carretera empieza a perder altura y unos pocos kilómetros más allá llegamos al punto donde la ruta 41 se bifurca. Continuando hacia el sur llegamos enseguida a Boquete Bajo.
Alojamiento en Boquete: Coffee State Inn (135 €/noche, desayuno incluido). Teníamos un bungalow bastante grande y con unas vistas excepcionales sobre el volcán Barú y alrededores. Habitación y baño muy limpios y de diseño. Ambiente súper-relajante, con el bosque junto a la habitación. El desayuno, muy completo, lo sirven en la habitación y así podíamos desayunar en nuestra terraza disfrutando de las vistas. No es barato, pero la relación calidad/precio es imbatible. Muy recomendable.
Kilómetros recorridos en coche: 117 km.
Después de un excelente almuerzo cogimos el coche para hacer una visita a Cafés Ruiz. El día anterior, por teléfono y WhatsApp al n.º 6672-3786, habíamos reservado una visita guiada corta llamada Breve Historia sobre Café
Nos habían citado a las 9 de la mañana en la tienda de Cafés Ruiz que hay en el lado izquierdo de la carretera 41 yendo desde Boquete Bajo a Los Naranjos (GPS: 8.78648155, -82.43687678).
Nos recibió la ingeniera Maria Ruiz y durante casi una hora nos hizo una interesantísima explicación de cómo llegó el café a Panamá, de las variedades que se cultivan, de cómo se llegó al éxito de la variedad geisha (o gesha) y muchas cosas más. La explicación fue muy clara e interesante, incluso para nuestra hija de 11 años. También nos mostró un par de arbustos geisha y nos explicó un montón de cosas sobre este arbusto y su preciado fruto.
Por último, hicimos una degustación de tres variedades de cafés: Arabica Gesha, Arabica Typica y Arabica Pacamara, que también disfrutamos intentando diferenciar las características propias de cada variedad. En total pagamos 9 US$/adulto (no nos cobraron nada por la niña) y 9 US$ por la degustación. Y de recuerdo compramos un paquete de café de la cara variedad geisha.
En resumen, es una visita muy recomendable, tanto si os gusta el café como si no, porque este producto es primordial en la economía local y forma parte de los paisajes de la zona. Nosotros salimos muy satisfechos y sabiendo muchas cosas que desconocíamos.
Desde aquí fuimos hasta el Centro de Información Turística, 3,6 km al sur, en la entrada de Alto Boquete, donde nos informaron de cosas a hacer en Boquete y alrededores. Desde el aparcamiento hay muy buenas vistas sobre el río Caldera y las montañas circundantes. También pudimos ver una numerosa colonia de coatís que deambulaban por la zona.
A continuación volvimos a Boquete Bajo para ir a visitar El Explorador, un eco-jardín temático ubicado en la calle Jaramillo Alto (muy cerca del hotel Coffee State Inn), en una zona elevada a 3 km del centro de Boquete Bajo.
Se trata de una jardín privado de 2 Ha ideal para visitarlo en familia. El espacio está repleto de senderos, plantas y flores, juegos infantiles y centenares de letreros con divertidos mensajes. Es un espacio parecido al mundo de Alícia en el País de las Maravillas. Además, ofrece unas espectaculares vistas sobre el volcán Barú y toda la zona circundante. La entrada costaba 5 US$ por persona.
Por la tarde el tiempo estaba lluvioso (como pasa a menudo por las tardes en esta zona del país) y aprovechamos para ir al Centro Artesanal de Boquete y comprar algún bonito recuerdo.
Y antes de que se hiciera oscuro fuimos hasta uno de los numerosos lugares donde probar los postres con fresas, un producto muy típico de esta zona de Panamá por lo que habíamos ido viendo estos últimos días. Elegimos el Fresas Café, donde pedimos una copa de fresas con crema y chocolate que estaba muy buena.
Alojamiento en Boquete: Coffee State Inn
Kilómetros recorridos en coche: 47 km.
Durante nuestro último desayuno en Boquete, aprovechando una mañana soleada y poco nublada, pudimos disfrutar de unas vistas fantásticas sobre el volcán Barú desde la terraza de nuestro alojamiento.
Marchamos de la provincia de Chiriquí y sus montañas para ir hacia las islas de Bocas del Toro, en el mar Caribe.
Salimos de Boquete Bajo en dirección sur y nos desviamos por la ruta 10 hacia Gualaca. En la población de Gualaca la carretera vira hacia el norte y empieza a ganar altura para salvar la Cordilleria Central.
Algunos tramos de carretera estaban sin asfaltar y otros con obras en curso. En el trayecto vimos varias cascadas de agua cayendo junto a la carretera. Los paisajes de la Cordillera son muy bonitos, en especial los que atraviesan la Reserva Forestal de Fortuna. También pasamos por la cabecera del embalse Fortuna.
Después de dejar atrás el embalse Fortuna la ruta 10 se adentra durante unos kilómetros en la comarca indígena Ngäbe-Buglé antes de entrar en los límites de la provincia de Bocas del Toro.
Cuando la carretera llega a su punto más alto y desciende por el lado norte de la Cordilllera ya podíamos ver en el horizonte el mar Caribe y Bocas del Toro. Al llegar a Rambála dejamos la carretera 10 y tomamos la 11 hacia la izquierda. El estado de la ruta 11 es bastante malo, con muchos baches en el asfalto que hacen que no se pueda correr mucho.
Hacia el mediodía llegamos a la población costera de Almirante después de haber recorrido 180 km desde Boquete Bajo. En la entrada de este pueblo encontramos algunos comisionistas que iban en bicicleta y que al detectarnos se pegaban a nuestro coche para acompañarnos y poder guiarnos hasta algún lugar donde pudieran llevarse una comisión. Son un peligro porque hay que vigilar mucho para no atropellarlos accidentalmente. Por suerte, nosotros teníamos claro adonde queríamos ir y teníamos un navegador que nos indicaba el camino.
Así llegamos al aparcamiento Leiza Secure Parking (posición GPS: 9.293404842545392, -82.40071123786038; teléfono +507 6533-7684), lugar donde dejamos aparcado el coche los días que estuvimos en las islas de Bocas del Toro, porque dejar el coche de alquiler aparcado en cualquier calle de Almirante no parecía una buena idea.
Nosotros optamos por este aparcamiento, el cual habíamos encontrado en internet, y la experiencia fue muy buena. Es un aparcamiento cerrado y vigilado las 24 horas. Su precio era de 3 US$/día.
Discretamente dejamos una parte del equipaje en el maletero del coche porque sólo nos llevábamos lo necesario a las islas. Desde aquí sólo tuvimos que andar poco más de 50 metros hasta la oficina de Transporte Valencia, la empresa de transporte que nos habían recomendado para ir en barca hacia la isla Colón, la más grande del archipiélago de Bocas del Toro.
Pagamos 5 US$/pax por el trayecto en barca entre Almirante y Bocas del Toro, la capital del archipiélago y situada en la isla de Colón. Este precio se obtenía comprando a la vez la ida y la vuelta, porque si se compraba solo la ida el precio era de 6 US$/pax. El transporte hacia las islas y entre las islas se hace con barcas con motor fueraborda que funcionan como taxis marinos.
En un trayecto por mar de 35 minutos llegamos desde Almirante al embarcadero de la empresa en Bocas del Toro (también conocida como Bocas Town o solo Bocas), en la isla de Colón.
Sólo bajar del barco buscamos un lugar donde comer y encontramos el restaurante Chitré , donde sirven buena comida criolla (cocina típica de Azuero y muy económica. Además tiene una agradable terraza con vistas al mar. Después de comer buscamos un súper donde comprar algunos víveres para llevar a nuestro destino, la isla de Bastimentos, puesto que allá los súpers son pequeños y muy limitados en cuanto a variedad.
En la misma calle 3A encontramos la pequeña oficina de Boteros de Bastimentos, donde compramos los tickets para la barca hacia Bastimentos, con un precio de 5 US$ por persona.
En solo 10 minutos de navegación, circunnavegando la isla Carenero por su lado sur, llegamos al embarcadero de la población de Bastimentos, la única de la isla de Bastimentos.
La pequeña población de Bastimentos (también conocida como Old Bank) no tiene calles, solo una amplia acera/camino de cemento que bordea la línea de costa de punta a punta del pueblo.
Su población es principalmente afrocaribeña y esto le da un aire muy peculiar y diferente del resto del país.
Después de instalarnos en el alojamiento que teníamos reservado y cuando ya no hacía tanto calor salimos a dar una vuelta por el pueblo, puesto que la opción de ir a la playa Wizard, rn la costa norte de la isla, no era posible porque nos habían avisado de que el sendero que conduce a ella desde el pueblo, el Sendero Wizard, era impracticable a causa del barro ocasionado por la lluvia días atrás.
En el pueblo de Bastimentos no hay mucho que ver, a pesar de que aún es un lugar bastante auténtico porque hasta aquí no llega mucho turismo extranjero. Los servicios aquí son bastante básicos y no es un lugar con glamur, pero este es precisamente su encanto. La lástima es ver latas y plásticos tirados por todo el pueblo.
En la pista de baloncesto que hay junto al embarcadero se había montado un equipo de sonido y estaba empezando a haber una fiesta local donde la gente se congregaba a bailar y charlar. Desde la terraza sobre el mar del restaurante Danish vimos la puesta de sol primero y unos fuegos artificiales después, así como unas cuántas mantas-rayas nadando en el agua del mar.
A través de Sugi, la chica que gestionaba nuestro alojamiento, contratamos una excursión en barca con su padre para el día siguiente. Era una excursión de todo el día, yendo a diferentes puntos del Parque Nacional Marino Isla Bastimentos. El precio que acordamos era de 120 US$ puesto que se trataba de una excursión privada donde iríamos nosotros solos.
En Bastimentos no hay ningún cajero automático y prácticamente todo hay que pagarlo en efectivo. Por tanto, conviene llevar dinero en efectivo. La ciudad de Bocas del Toro es el lugar más próximo a la isla donde hay cajeros para sacar dinero.
Con el objetivo de comparar precios de excursiones, antes habíamos visto ofertas de excursiones compartidas y visitando menos lugares por un precio de 40 US$ por persona, así que pensamos que el precio que nos habían dado para nuestra excursión privada estaba realmente bien. Y efectivamente fue todo un acierto.
Alojamiento en Bastimentos (Bocas del Toro): Nixsa Blue Caribbean House (105 €/noche) Es una bonita casa de madera de estilo caribeño, muy grande. Está bien, aunque la relación calidad/precio podría ser mejor. Tiene una terraza con unas buenas vistas, ya que se encuentra en una zona elevada del pueblo. Sugi, la chica que gestiona la casa, es muy amable y atenta en todo. Recomendable.
Kilómetros recorridos en coche: 194 km.
Después de desayunar, cargamos todo lo que necesitábamos para la excursión de hoy (toallas, crema solar, comida, agua, etc) y fuimos andando hasta el embarcadero del pueblo. Allá nos encontramos, pasadas las 9:30, con Enrique y su embarcación fueraborda de nombre Morning Star.
Después de las presentaciones subimos a la barca y marchamos enseguida, navegando hacia el sudeste, entre las islas de Bastimentos y de Solarte. El mar estaba muy plano, como una balsa de aceite. Al cabo de un rato nos encontramos un grupo de delfines que pudimos ver entrando y saliendo del agua durante unos minutos.
A continuación cruzamos una increíble zona de canales, islas y manglares entre la isla de Solarte y la isla de Bastimentos. En una pequeña bahía encontramos una familia de delfines y estuvimos un buen rato jugando con ellos, lo cual deleitó a nuestra hija.
Bordeamos la isla de Bastimentos por su extremo sur, pasando junto a Cayo Coral y siguiendo con rumbo nordeste un buen rato para ir hasta los Cayos Zapatilla.
Cayos Zapatilla es un grupo de dos islas deshabitadas y ubicadas sobre una plataforma de coral dentro de los límites del Parque Nacional Marino Isla Bastimentos. Las dos islas, Cayo Zapatilla 1 y Cayo Zapatilla 2, son famosas por sus preciosas playas de arena blanca y cocoteros, las aguas cristalinas de color turquesa, los arrecifes de coral y sus acogedores bosques tropicales.
Nosotros fuimos a Cayo Zapatilla 2, una isla absolutamente increíble que responde a la imagen soñada de un paraíso tropical caribeño. Aquí buscamos una sombra bajo unos cocoteros y estuvimos bañándonos y haciendo esnórquel entre peces de colores y pelícanos. Y paseamos por la playa. También hay un sendero interpretativo por dentro del bosque.
Aquí estuvimos durante unas dos horas, en un trozo de playa donde estábamos solos, y aprovechamos para comer lo que llevábamos encima. Cuando llegó el momento, volvimos a la barca y Enrique nos llevó a Cayo Zapatilla 1, más pequeña que la otra y que bordeamos por su lado sur. También es una isla preciosa.
A continuación pusimos rumbo hacia el sur, encontrando varios grupos de delfines por el camino, hasta llegar a la altura de Cayo Coral.
Enrique paró la barca sobre el arrecife de coral que hay en el extremo suroeste de la isla y aquí estuvimos un rato buceando para ver coral y peces tropicales.
A continuación retomamos el trayecto de vuelta hacia Bastimentos.
En un punto del lado sur de la isla de Bastimentos, Enrique entró con la barca en un laberinto de frondosos manglares que forman un paisaje absolutamente maravilloso.
Aquí pudimos ver unos cuatro o cinco perezosos (o folívoros), entre ellos una madre con una cría muy pequeña. Son difíciles de ver porque se mueven muy poco y lentamente y se camuflan bien. Verlos aquí en su hábitat es una experiencia increíble.
Tras abandonar el increíble laberinto de manglares Enrique nos llevó a una zona donde el mar tiene muy poca profundidad y allá pudimos ver unas cuántas estrellas de mar a simple vista desde la barca.
Llegamos al embarcadero de Bastimentos pasadas las 16:30 horas. Después de pagar la cantidad acordada nos despedimos de Enrique y dimos por finalizada esta maravillosa excursión privada. Muy recomendable.
Y acabamos el día cenando en el restaurante Lysset, junto al embarcadero. Cenamos bien, pero el servicio fue muy lento.
Alojamiento en Bastimentos: Nixsa Blue Caribbean House
Se había acabado nuestra estancia en las islas de Bocas del Toro y volvíamos hacia el continente. A primera hora de la mañana marchamos de la casa y anduvimos los 500 metros que la separan del embarcadero de Bastimentos.
Subimos a la primera embarcación que salía hacia Bocas (5 US$ por persona). Al llegar fuimos a desayunar a John's Bakery, una panadería y pastelería muy popular y que está situada en la calle principal de Bocas del Toro.
Después de desayunar aprovechamos para hacer un breve paseo por la plaza Simón Bolívar y por la calle principal, así como para sacar dinero del cajero automático del Banco Nacional de Panamá que hay en la calle 4ª A continuación fuimos hasta el embarcadero de Transportas Valencia para coger la primera embarcación que saliera hacia Almirante (5 US$ por persona).
Y una vez llegados a Almirante, ya en el continente, fuimos directamente a buscar el coche que teníamos en el aparcamiento Leiza. Verificamos que el coche y su contenido estaban en perfecto estado y pagamos los 9 US$ por los tres días (se cuentan días naturales) de aparcamiento.
Salimos de Almirante hacia el sur por la ruta 11 e hicimos los 70 km hasta Rambála, donde conectamos con la ruta 10 que nos llevó hasta la Interamericana después de recorrer otros 94 km. Y desde aquí hicimos 15 km más hacia el oeste para ir a David, la capital de la provincia de Chiriquí.
En David, una ciudad grande y con todos los servicios, fuimos a comer al restaurante El Fogón, del cual teníamos buenas referencias y no nos defraudó en absoluto. Comimos muy bien y es un lugar muy recomendable.
Después de comer fuimos a pasear por los alrededores del céntrico Parque Miguel de Cervantes Saavedra. En uno de sus lados se encuentra el moderno edificio de la Catedral de la Sagrada Familia. Y también fuimos hasta la plaza Simón Bolívar, donde vimos la Catedral de San José de David.
Volvimos al coche y pusimos rumbo hacia Las Lajas, un pequeño pueblo costero que pertenece a la provincia de Chiriquí (no confundir con otras poblaciones que tienen el mismo nombre y que están en otras provincias panameñas) y que se encuentra a unos 85 km al este de David.
Desde la carretera Interamericana sale la ruta 461 hacia el sur. A solo 1,7 km de ese cruce, a la izquierda, se encuentra Residencia Las Lajas, el alojamiento que teníamos reservado. Dejamos el equipaje y continuamos por la misma carretera 461 unos 11 km hacia el sur hasta llegar a la magnífica playa Las Lajas.
La bonita playa Las Lajas es muy grande y larga, de unos 10 km, y en el horizonte se pueden ver varias islas. Ya era tarde y el día amenazaba lluvia, así que nos limitamos a hacer una larga caminata por esta solitaria playa. Muy recomendable.
Alojamiento en Las Lajas: Residencia Las Lajas (65 €/noche, desayuno incluido). Habitación grande, bien decorada y muy limpia que da a un bonito jardín y a la piscina. Sus propietarios, una rumana y un italiano, son muy simpáticos y atentos. Incluye un buen desayuno en una terraza exterior que permite disfrutar de un precioso paisaje. Muy recomendable.
Kilómetros recorridos en coche: 266 km.
Hoy teníamos una larga ruta por delante porque debíamos llegar a Ciudad de Panamá por la tarde. Es un trayecto de 365 km desde Las Lajas.
Hasta llegar a Santiago de Veraguas la carretera Interamericana estaba en bastante buen estado y se podía correr, en muchos tramos, hasta el límite de 100 km/h. Hay que controlar la velocidad porque es frecuente encontrar policía junto a la carretera con radares móviles. Durante este trayecto encontramos poco o muy poco tráfico.
Pero a partir de Santiago aumentó el tráfico y empeoró el estado de la carretera, pasando la velocidad máxima a 80 km/h. Por el camino hicimos algunas paradas para estirar las piernas y también comimos en un restaurante de carretera.
Continuando por la Interamericana y pasado Arraiján encontramos una zona de obras que nos hizo perder un buen rato. Entramos a Ciudad de Panamá pasando por el espectacular Puente de las Américas sobre la entrada sur del Canal de Panamá.
Nuestro destino en Ciudad de Panamá era el hotel Magnolia Inn, ubicado en mitad del barrio Casco Antiguo, y nuestro navegador nos metió por las calles del barrio El Chorrillo, adyacente al Casco Antiguo.
El Chorrillo está reconocido como uno de los barrios más peligrosos de la ciudad a causa de su conflictividad social y las bandas callejeras. Bloqueamos las puertas del coche porque la zona daba miedo a causa de las montañas de basura en las calles, los edificios semi-ruinosos y mucha miseria por todas partes.
A las 16:00 horas llegamos al alojamiento que teníamos reservado. Después de registrarnos y dejar el equipaje volvimos al coche para ir hasta la oficina de la compañía Dollar en el hotel Torres del Alba, situado en el barrio El Cangrejo del distrito financiero, adonde teníamos que devolver el coche de alquiler.
Saliendo de aquí subimos a un taxi que habíamos pedido a través de la aplicación Uber y volvimos al Casco Antiguo. El trayecto hasta la Plaza de Francia, en el extremo sur del barrio, nos costó 4,9 US$. Dedicamos el resto de la tarde y anochecer a pasear por este precioso barrio, repleto de bonitos edificios de estilo colonial: unos completamente restaurados, otros en vías de serlo y otros esperando la oportunidad de ser restaurados antes de derrumbarse.
Para cenar queríamos algo especial y elegimos la Fonda Lo Que Hay, del chef panameño José Olmedo Carles Rojas, donde se sirve cocina panameña de fusión. Tanto los platos, como la presentación, como el lugar en sí no son nada convencionales. La raciones no son muy grandes y los precios no son baratos, pero la relación calidad/precio es muy buena. Muy recomendable.
Después de cenar pasamos por un súper a comprar algunos víveres para la excursión de los próximos días al archipiélago de Guna Yala y a continuación volvimos al hotel para separar el equipaje que nos llevaríamos a la excursión, puesto que el resto del equipaje se quedaba en el hotel.
Alojamiento en Ciudad de Panamá: Hotel Magnolia Inn (75 €/noche, desayuno incluido). Teníamos la suite ático a un precio bastante inferior a lo habitual .Tanto el edificio, de estilo colonial, como la habitación están súper bien. Y la ubicación del hotel es inmejorable. Pero desafortunadamente la música a todo volumen que venía de una terraza cercana al hotel no nos dejó dormir hasta pasadas las 2 de la madrugada y nosotros debíamos levantarnos muy pronto al día siguiente.
Ello nos llevó, muy a nuestro pesar, a cancelar la reserva que teníamos para dos noches más, trasla vuelta de nuestro viaje a Guna Yala. La dirección del hotel, especialmente Dª. Vicky, fue muy comprensiva y no nos puso ningún problema, lo que le agradecimos enormemente. Es una lástima, porque el hotel es muy recomendable.
Kilómetros recorridos en coche: 372 km.
El archipiélago de Guna Yala (muy conocido también con su antiguo nombre de San Blas) está formado por unas 365 islas e islotes (una por cada día del año, tal como dicen sus habitantes), pero solo 80 de ellas están habitadas.
El archipiélago está ubicado en el mar Caribe, en la franja costera nordeste de Panamá. Y está habitado y gestionado por los indígenas guna, puesto que estas islas forman parte de la comarca Guna Yala.
Cada una de estas islas responde perfectamente a la imagen cliché que tenemos de un paraíso tropical, donde además se tiene la oportunidad de encontrar la paz y tranquilidad que ya no se encuentra en casi ningún sitio más. Aquí no hay wi-fin, ni TV, ni electricidad más allá de las 10 de la noche. Tampoco hay horarios ni prisas, todo fluye de forma natural. Es como entrar en una postal y pasar a formar parte de ella.
Recientemente este archipiélago se hizo mundialmente famoso gracias a ser el escenario de los inicios de la 3ª temporada de la exitosa serie española La Casa de Papel, filmada en las islas Gorgidub, Wichudub, Bibbi y Morobdub.
Las comunidades guna de estas islas mantienen bastante bien sus tradiciones y forma de vida a pesar del intenso contacto que mantienen con los foráneos, puesto que el turismo es ahora una de sus principales fuentes de ingresos.
Los guna tienen sus propias leyes y son las que rigen en su territorio, con prevalencia sobre las leyes estatales. Así se entiende que, al menos de momento, no se permitan las inversiones extranjeras ni la construcción de resorts u hoteles de estándar internacional en esta zona, cosa que, personalmente, agradecemos mucho. De ser así estas islas acabarían perdiendo aquello que hoy por hoy las hace únicas.
Una de las tradiciones más visibles del pueblo guna son las molas, una forma de arte textil exclusivo de las mujeres de esta etnia.
Son prendas de ropa de forma cuadrada o rectangular, hechas de algodón con diseños complejos y cosidas a mano. Es habitual ver a las mujeres guna vistiendo varias piezas compuestas por molas en varias capas: falda, blusón, bufanda para la cabeza, mangas para brazos y piernas. También llevan un anillo de oro en la nariz y varios aretes en la oreja.
A través de las molas las mujeres guna conservan la identidad, puesto que esta manifestación artística es muy importante para su cultura. Y también para su forma de vida, porque con la venta de estas bonitas prendas de ropa a los visitantes logran unos ingresos extras.
Por otra parte, la escasa altura de las islas de Guna Yala hace que sus habitantes, la comunidad guna, ya experimente los efectos adversos del cambio climático, como el ascenso del nivel del mar, pero también una mayor frecuencia de tormentas y huracanes o el alejamiento de los bancos de peces de las islas.
Desgraciadamente, las islas de Guna Yala, como otras islas y territorios de este tipo, parecen condenadas a desaparecer en un futuro no demasiado lejano, lo cual obligará a sus habitantes a reubicarse en el continente, perdiendo así su hábitat tradicional. Y todos perderemos un trozo de paraíso.
Por poner un pero a este paraíso, convendría que la comunidad guna que gestiona las islas solucionara mejor el tema de los residuos. No es extraño ver latas o plásticos puntualmente en alguna playa o en el interior de las islas, lo cual arruina su imagen idílica.
Y acabamos este apartado con una curiosidad: la bandera de Guna Yala. En las embarcaciones de los guna y en muchos lugares de la comarca Guna Yala nos llamó mucho la atención ver ondeando la bandera que representaba oficialmente a la comarca y, en general, al pueblo guna hasta el 2010, cuando se aprobó el nuevo diseño. Esa versión anterior de la bandera guna es similar a la bandera de España y con una esvástica en el centro (en este caso la cruz gamada representa a un símbolo ancestral del pueblo guna).
Estas islas disfrutan del clima tropical propio del mar Caribe, donde las temperaturas son muy agradables durante todo el año, con una media de 26 °C. Y tal como pasa en el resto del país, hay dos estaciones muy diferenciadas.
La estación seca se extiende desde medios de diciembre a mediados de abril y coincide con la llegada de los vientos alisios. Esto hace que el mar esté movido y que no tenga la mejor visibilidad para hacer esnórquel.
La estación húmeda, que va de principios de mayo a principios de diciembre, corresponde a la época de lluvias, pero solo llueve en determinados momentos y, sobre todo, a última hora de la tarde. A cambio encontraréis que no hay viento y el mar parece una piscina gigante. Y dado que coincide con la temporada turística baja, es la mejor época para visitar Guna Yala.
Durante toda nuestra estancia en las islas Guna Yala y a pesar de ser la temporada de lluvias no nos cayó ni una sola gota de lluvia y el tiempo fue mayormente soleado. Pero ya sabemos que esto es puramente cuestión de suerte.
Las islas de Guna Yala se pueden visitar en un sólo día o en varios días, dependiendo de disponibilidad, de gustos y... de presupuesto.
Hay excursiones organizadas para ir desde Ciudad de Panamá y volver en el mismo día, pero personalmente creemos que es una lástima dedicar tan poco tiempo a un lugar tan extraordinario, puesto que perderéis al menos siete horas sólo en el desplazamiento de ida y vuelta.
Además, es una opción cara porque hay que pagar igualmente los 20 US$ por persona que cuesta entrar en la comarca Guna Yala más los 2 US$ por persona de tasa portuaria en el puerto de Cartí, independientemente del número de días.
Visitar varias islas (hacer island hopping), hacer actividades en sus cristalinas aguas, disfrutar de las extraordinarias salidas y puestas de sol, alucinar con sus cielos estrellados nocturnos (sin contaminación lumínica en muchos kilómetros a la redonda), compartir momentos y conversaciones con la comunidad guna o relajarse en islas donde solo dispondremos de las cosas más básicas son algunas de las muchas razones por las cuales conviene dedicarles al menos tres días.
De todas maneras, hay que ser consciente de que el alojamiento en las islas de Guna Yala es muy básico. Las cabañas de los guna son muy espartanas, sin lujos. No tienen electricidad todo el día ni agua corriente (el agua viene de un depósito). Tampoco aire acondicionado o ventilador. Ni wi-fi o televisión. Incluso algunos operadores de móvil no tienen cobertura aquí. Pero nada de todo esto es necesario aquí, de verdad. Con estos paisajes y este volver a los orígenes ya no hace falta nada más.
Entendemos que para algunas personas esto puede ser un problema, pero para nosotros fue un plus: vivir durante unos días desconectados, en el paraíso, disfrutando de las cosas más básicas y volviendo a los orígenes fue un sueño hecho realidad.
Por otro lado, en las islas de Guna Yala tampoco hay cajeros automáticos ni bancos ni se puede pagar con tarjeta. Por lo tanto hay que llevar dinero en efectivo para pagar cualquier cosa, desde la tasa de entrada en la comarca Guna Yala a una cerveza, por ejemplo.
Hay tres formas de llegar a las islas de Guna Yala, de menos a más habituales:
Por tierra. Desde Ciudad de Panamá hasta el puerto de Cartí son 119 km (desde aquí salen las embarcaciones hacia las diferentes islas). Esta es, de lejos, la opción más habitual para llegar a las islas de Guna Yala porque es la más fácil y también la más económica.
Este trayecto es divide en los 79 km por la carretera Internamericana desde la capital hasta El Llano y los 40 km desde aquí hasta el puerto de Cartí. Estos últimos 40 km transcurren por una carretera asfaltada en mal estado, pero que además es un infierno para cualquier vehículo porque la orografía hace que el trayecto sea un continuo sube-baja que castiga muchísimo los frenos y los motores de los vehículos.
En esta opción de ir por tierra hay distintas alternativas según precio y nivel de dificultad que vemos a continuación.
A continuación detallamos las diferentes formas de llegar por tierra desde Ciudad de Panamá hasta el puerto de Cartí, el lugar donde parten las embarcaciones hacia las islas de Guna Yala.
Alquilar un coche. Con el estado actual (en las fechas de este viaje) de la carretera El Llano-Cartí esta opción no la recomendamos en absoluto.
Tal como ya hemos dicho antes, en este trayecto hay un gran número de subidas y bajadas con una fuerte pendiente que hace que sea muy complicado conducir sin el vehículo ni la experiencia adecuada. Hay varios tramos que son una verdadera montaña rusa.
No solo es necesario un vehículo 4x4 y ser un conductor/a con nervios de acero, sino que nos comentaron que hay que equipar el vehículo con un líquido de frenos especial para soportar las altísimas temperaturas que alcanza el sistema de frenos. No son raros los accidentes a causa de que un vehículo no adecuado se quede sin frenos en el peor momento (en Panamá, además, la gran mayoría de vehículos son automáticos y esto complica más la ecuación porque no se puede jugar con las marchas para frenar).
Está previsto que en un futuro el gobierno panameño lleve a cargo el ambicioso proyecto de mejora de la carretera El Llano-Cartí. El día que esto sea una realidad entonces debería ser mucho más fácil y barato el acceso a Cartí para los visitantes.
Si, a pesar de todo, escogéis esta opción y llegáis con el vehículo al puerto de Cartí tendréis que dejarlo aparcado en algunos de los aparcamientos de pago. Después deberéis acordar un precio con el patrón de una embarcación para que os lleve a la isla escogida y rezar para que en esta isla haya alojamiento disponible (las islas son muy pequeñas y las opciones de alojamiento son limitadas y en temporada alta se llenan rápidamente). Si no es así tendréis que ir de isla en isla hasta encontrar alojamiento o bien encontrar alguien que localice por teléfono alguna familia guna que os pueda alojar.
Organizar el transporte. A través de una agencia o del mismo alojamiento en Ciudad de Panamá se reservar una plaza en uno de los transportes 4x4 privados que diariamente hacen el trayecto al puerto de Cartí, de ida y vuelta. El coste aproximado de una plaza en un transporte 4x4 es a partir de 30 US$ por persona y trayecto.
Una vez llegados al puerto de Cartí deberemos auto-organizarnos el transporte y el alojamiento en las islas, igual que en la opción anterior.
Transporte público + autostop. Es la opción más económica, pero también la más complicada y arriesgada, sólo para los más aventureros y flexibles.
En la estación de autobuses Albrook de Ciudad de Panamá hay que tomar a primera hora de la mañana un autobús en dirección a Meteti, en la provincia de Darién, indicándole al conductor que nos deje en la gasolinera Texaco Llano Cartí (GPS: 9.22427262, -78.9662468, pasado Chepo. En esta gasolinera paran la mayoría de vehículos que después continúan hacia Cartí. También nos podemos colocar al principio de la carretera a Cartí que parte de delante de la gasolinera, al otro lado de la Interamericana, y hacer autoestop.
A partir de aquí ya solo será cuestión de suerte encontrar un vehículo 4x4 que tenga plazas libres y que acepte llevarnos hasta Cartí gratis o bien pactando un precio razonable. De todas maneras, no hay ninguna garantía de poder llegar.
Excursión organizada. Es la opción más fácil y cómoda. Se puede contratar vía web o teléfono, antes o durante el viaje, con la tranquilidad de tenerlo todo reservado en las fechas deseadas y con la posibilidad de cancelar gratis si hay cambios de planes. Hay la opción de hacer la excursión de un solo día (se sale de Ciudad de Panamá sobre las 5 de la mañana y se regresa a las 6 de la tarde), de dos días (una noche), de tres días (dos noches), de cuatro días (tres noches), etc.
El precio de la excursión incluye todo el transporte (entre Ciudad de Panamá y el puerto de Cartí y entre islas), el alojamiento, todas las comidas y el uso de material como kayak, gafas de esnórquel, etc. No incluye los 20 US$/pax de la tasa de entrada en la comarca de Guna Yala ni los 2 US$/pax de la tasa del puerto de Cartí, ni nada extra que queráis, como bebidas, etc.
A nosotros nos gusta ir por libre y por tanto evitamos las excursiones organizadas siempre que podemos, pero en este caso concreto viajábamos con nuestra hija y dadas todas las dificultades que implicaba ir por libre (ver apartados anteriores) acabamos optando por la excursión organizada. Y acertamos en la decisión.
En Internet podéis encontrar unas cuántas agencias locales que venden excursiones a las islas de Guna Yala. Nosotros elegimos Sea San Blas porque nos pareció seria y sus precios eran más que razonables.
Pagamos 294 €/pax (los niños pagan lo mismo que un adulto a partir de los 10 años) por una excursión de tres días y dos noches alojándonos en una cabaña privada con baño, la opción más cara (también habían opciones más económicas de dormitorio o de cabaña privada con baño compartido). Durante los días de la excursión ya no pagamos nada más, a excepción de las tasas mencionadas anteriormente. Todo el resto ya lo teníamos incluido.
Este día empezaba nuestra excursión organizada a las islas Guna Yala. Nos levantamos a las 4:45 horas porque a las 5:15 nos debía pasar a buscar el vehículo de la agencia Sea San Blas que nos llevaría desde Ciudad de Panamá hasta el puerto de Cartí. Dejamos en la recepción del hotel el equipaje que no llevaríamos.
El vehículo que nos pasó a recoger por el hotel era un Toyota Land Cruiser Prado 4x4 y íbamos muy cómodos porque éramos los únicos pasajeros. Después de recorrer unos 74 km por la Interamericana desde Ciudad de Panamá nos paramos en la gasolinera Texaco Llano Cartí que hay pasado Chepo. Por lo que vimos, aquí se paran todos los vehículos que van hacia Cartí. Junto a la gasolinera hay una cafetería/supermercado Food Mart, donde pudimos desayunar.
Frente a la gasolinera parte la carretera El Llano-Cartí que recorre hacia el norte y a través de la selva los 40 km hasta el puerto de Cartí. Tal como ya hemos comentado antes, esta carretera es una auténtica montaña rusa por las continuas rampas de subida y bajada de fuerte pendiente, además de las curvas y de los baches en el asfalto.
Nuestro conductor nos transmitía una gran seguridad con su conducción y en ningún momento sufrimos por nuestra integridad. Y esto que a lo largo del trayecto vimos unos cuántos vehículos volcados y/o quemados.
Más o menos a medio camino de esta carretera encontramos el punto de control de acceso a la comarca Guna Yala, donde tuvimos que mostrar nuestros pasaportes y pagar en efectivo los 20 US$ por persona en concepto de tasa de entrada.
Justo antes de entrar en el puerto de Cartí pagamos 2 US$ por persona en otro control de acceso. Antes de despedirnos de nuestro conductor nos presentó a Germán Pérez, el guía guna que tendríamos durante nuestra estancia en las islas.
Subimos a la embarcación que nos indicó y pusimos rumbo hacia la isla Icodub, situada a unos 15 minutos de navegación desde el puerto. Cuando desembarcamos en esta isla nos registramos con la comunidad guna que gestiona la isla y nos llevaron a la que sería nuestra cabaña durante las dos próximas noches.
La isla Icodub (Icodub es el nombre en lengua guna equivalente al castellano Aguja) hace unos 100 metros de largo por unos 60 metros de ancho. Tiene una preciosa playa de arena blanca y aguas turquesas y rodeada de palmeras.
Dado que es una de las islas más próximas a Cartí es bastante frecuentada por visitantes que vienen a ella unas pocas horas para bañarse y/o comer. Yendo en temporada alta esto podría ser un problema si queréis privacidad y tranquilidad, pero en las fechas de nuestra estancia, en temporada baja, lo cierto es que estuvimos casi siempre prácticamente solos en la isla.
Esta isla tiene sólo cuatro cabañas privadas y un dormitorio y baño comunitarios, así como una zona de acampada.
Hay electricidad con paneles solares y generadores, pero sólo hasta las 22:00 horas.
Aparte de bañarse en su preciosa playa también podéis pasear por la pequeña isla o bien hacer esnórquel en la barrera de coral que la rodea. También tiene unos columpios colgados de una palmera que permiten hacer grandes fotos.
Tiene un restaurante que gestiona la comunidad guna local y donde comimos muy bien, básicamente pescado del día (corvina, jurel, pargo, etc) o pollo, acompañados de arroz, patacones o patatas fritas. Y mucha fruta. Y de bebida agua, coca-cola o cerveza. Las cantidades son muy generosas y no necesitamos comer nada de lo que llevábamos.
Nos sentimos muy bien acogidos por la comunidad guna de la isla. Con alguno de sus miembros tuvimos interesantes charlas sobre ecología, cambio climático y costumbres de los guna, entre otros temas.
El resto de este primer día lo pasamos en esta isla, cosa que agradecimos mucho porque queríamos relajarnos y esta era una gran oportunidad para hacerlo. Nos bañamos en la playa, exploramos la pequeña isla y a mediodía fuimos a comer al restaurante. Por la tarde nos pasamos horas y horas sentados en el porche exterior de nuestra cabaña disfrutando de un paisaje de postal con las palmeras, el mar, las islas y las nubes sobre el horizonte.
Después de cenar esperamos hasta las 22:00, hora en que se apaga el generador que hace funcionar las pocas luces de la isla. Y sin ninguna luz en muchos kilómetros a la redonda, disfrutamos de un cielo estrellado como hacía tiempo que no veíamos.
Alojamiento en Illa Icodub: Cabañas Icodub. El alojamiento y todas las comidas del día las teníamos ya incluidas en el precio de la excursión. Teníamos una cabaña para nosotros solos, la cual estaba ubicada en el extremo norte de la isla, bastante separada del resto, lo cual nos daba un plus de privacidad y tranquilidad.
La cabaña estaba rodeada de palmeras y teníamos la playa a solo tres metros de ella. Por la noche nos dormíamos oyendo el suave rumor del agua, ya que prácticamente no había olas.
Era una cabaña de madera muy rústica y espartana, pero tiene un baño privado dentro de (el agua proviene de un depósito). No tiene aire acondicionado ni ventilador, pero no los echamos de menos en ningún momento. Con la brisa marina y las temperaturas suaves no pasamos calor, ni de día ni de noche.
En resumen, nos encontramos muy cómodos en este tipo de alojamiento y para nosotros fue más que suficiente. El entorno natural compensa sobradamente la carencia de modernas comodidades.
Sobre las 9 de la mañana nos pasó a buscar la embarcación de nuestra agencia para hacer la excursión del día por diferentes puntos del archipiélago Guna Yala y puso rumbo hacia la isla Assudub Bipii.
Assudub Bipii es el nombre guna de la isla de Perro Chico, la más famosa y visitada de todas las islas Guna Yala.
Y para muchos también es la más bonita de todas ellas, lo cual es decir mucho en un lugar donde cada isla es un verdadero paraíso, aunque podemos estar de acuerdo con esta afirmación porque no encontramos las palabras para describir tanta belleza.
En la isla hay un bar/restaurante, así como baños y duchas. También ofrece alojamiento, sea en cabañas o bien acampando con tienda de campaña propia o alquilada aquí.
Esta isla, situada a unos 35 minutos de navegación del puerto de Cartí, también es famosa por tener un barco hundido a unos 10 metros de la playa. En el año 1958 un carguero colombiano que navegaba por estas aguas topó con un arrecife y se averió. Otro barco lo remolcó hasta su ubicación actual, donde quedó encallado en la arena.
Este barco es muy fácilmente accesible porque está muy cerca de la playa y su profundidad es mínima. De hecho, los restos del barco sobresalen del agua y es fácil darle la vuelta nadando.
En esta isla nos quedamos un largo rato, hasta después de comer. En este tiempo pudimos bañarnos en su espectacular playa de arena blanca y aguas cristalinas. También buceamos un largo rato alrededor del barco hundido, viendo peces de colores y coral que ha crecido entre los restos oxidados del barco. Y yendo unos metros más allá del barco vale la pena llegar hasta la barrera de coral y bucear en este mundo submarino.
También nos divertimos un buen rato remando con un kayak que había en la isla y que podíamos utilizar libremente.
Tras una buena comida en el restaurante de esta isla volvimos a la barca de la agencia para ir hasta la llamada piscina natural de estrellas.
Es un lugar donde el mar tiene muy poca profundidad a causa de acumulación de arena en el fondo marino y dónde es fácil ver numerosas estrellas de mar sobre el fondo arenoso. Aquí la profundidad es de 1,5 metros, más o menos.
En esta piscina natural el color del agua toma todas las tonalidades entre azul y verde según la profundidad del agua y la incidencia de los rayos del sol. Una auténtica maravilla natural que merece la pena experimentar en primera persona.
Pudimos nadar y bucear un buen rato entre estrellas de mar. De vuelta a la embarcación navegamos hasta otra piscina natural, no muy lejos de la anterior, pero en este caso la profundidad era de sólo medio metro y el agua estaba muy caliente. Andando por el agua se llegaba fácilmente a una minúscula isla donde no hay nada.
Y desde aquí, con la embarcación pusimos rumbo hacia Niadub, el nombre guna de la isla Diablo, una de las islas más grandes del grupo de islas Cayos Limones. Este isla se encuentra frente a la isla Assudub Bipii, separadas por poco más de 100 metros.
En esta isla estuvimos un rato y aprovechamos para bañarnos, pasear por la isla y tomar una cerveza en el bar.
Pasadas las 4 de la tarde subimos a la embarcación que nos devolvió a Icodub, nuestra isla.
El resto de la tarde disfrutamos de un rato de relax sentados en la terraza exterior de nuestra cabaña admirando este paisaje tan singular.
Y tuvimos la suerte de ser testigos de una puesta de sol increíble, con unos enormes cumulonimbos tormentosos sobre la península de San Blas y el golfo de Guna Yala.
Después de cenar volvimos al porche de nuestra cabaña y nos quedamos hipnotizados un largo rato viendo cerca de la isla una barca pescando con luces en mitad de la negrura de la noche.
Alojamiento en Illa Icodub: Cabanes Icodub
Era el último día en el paraíso, ya que por la tarde regresábamos hacia Ciudad de Panamá.
Para aprovechar las horas que nos quedaban en este paraíso, el día anterior acordamos con Germán Pérez, de la agencia Sea San Blas, que nos pasara a buscar por la isla con la embarcación para hacer otra excursión.
Nos pasó a buscar sobre las 9 de la mañana, como el día anterior, pero hoy pusimos rumbo hacia Assudumaddub, el nombre guna de la isla Perro Grande. Esta isla está a poco más de 1 km hacia el este respecto de la isla Perro Chico.
Assudumaddub tiene una preciosa playa, bastante grande, de arena blanca y aguas cristalinas delimitada por cocoteros que proporcionan la sombra necesaria. Las aguas son poco profundas y en ellas es fácil encontrar estrellas de mar.
A poca distancia vimos Banedub (nombre guna de la isla Fragata), una isla que cuando sube la marea queda dividida en dos islas: Banedub Bibbi (nombre guna de la isla Fragata Chica) y Banedub Dummad (el nombre guna de la isla Fragata Grande).
Después de un buen rato en Assudumaddub fuimos con la embarcación hasta Assudub Bipii, donde comimos en el mismo restaurante donde lo habíamos hecho el día anterior, pero esta vez pudimos elegir comer langosta.
Después de comer tuvimos la opción de repetir la excursión a las piscinas naturales y a la isla Niadub, pero ya la habíamos hecho ayer y preferimos quedarnos en la isla Assudub Bipii, la cual no nos cansábamos de verla y vivirla.
Pasadas las 16:15 subimos de nuevo a la barca y nos llevó de nuevo a Icodub, donde tras una rápida ducha en nuestra cabaña y de recoger las cosas volvimos a la embarcación para poner rumbo hacia el puerto de Cartí.
Cuando llegamos al puerto de Cartí nuestro eficiente guía, Germán Pérez, nos indicó el vehículo 4x4 con el que volveríamos hacia Ciudad de Panamá y nos despedimos de él... y de las extraordinarias islas Guna Yala.
Después de recorrer los 40 km de la horrorosa carretera Cartí-El Llano nos paramos nuevamente en el Food Mart que hay junto a la gasolinera Texaco Llano Cartí, donde coincidimos con otros visitantes de las islas que ya estaban de vuelta como nosotros.
Más tarde, encontramos algo de atasco en el tramo de la carretera Interamericana que cruza la población de Tocumen, a pocos kilómetros de Ciudad de Panamá.
Llegados a Ciudad de Panamá, nuestro conductor nos dejó a las 19:15 en el hotel Magnolia Inn de Casco Viejo, donde teníamos el equipaje que habíamos dejado al marchar a Guna Yala.
Un taxi Uber nos llevó por 3,84 US$ desde allí hasta el hotel que teníamos reservado para las dos noches siguientes, en el barrio El Cangrejo. Después de registrarnos en el hotel y dejar el equipaje salimos a cenar y fuimos al restaurante En la Fonda que nos había recomendado una panameña.
Está ubicado en el barrio Marbella y fuimos andando porque está a unos 900 metros del hotel. La decoración del restaurante está muy bien y la comida es típicamente panameña y deliciosa, además de servir unas raciones muy grandes que no nos pudimos ni acabar. Y los precios no son baratos ni muy caros. Aquella noche había actuaciones folclóricas en vivo.
Alojamiento en Ciudad de Panamá: The Executive Hotel (70 €/noche, desayuno incluido). Volvemos al mismo hotel en el que habíamos estado la primera noche de este viaje porque nos había gustado mucho, pero esta vez aún fue mejor, porque nos dieron una habitación más nueva y mejor (la 910) que la que tuvimos la otra vez y a un precio sensiblemente inferior. Además , el último día teníamos el vuelo de regreso por la tarde y nos permitieron dejar la habitación más tarde de la hora límite sin coste adicional. Muy recomendable
Dedicamos todo el día y la mañana del siguiente a visitar Ciudad de Panamá y alrededores. Y empezamos el día yendo a visitar el sitio arqueológico de Panamá Viejo, el cual se encuentra unos 5 km al nordeste de la ubicación de nuestro hotel. Cogimos un taxi Uber que nos dejó a la entrada del recinto y nos costó 4,28 US$.
Panamá Viejo es el nombre que recibe el sitio arqueológico donde estuvo ubicada la ciudad de Panamá desde su fundación en 1519 y hasta el año 1671, cuando fue trasladada a la ubicación de la actual capital del país, unos 10 km hacia el suroeste.
La causa del traslado fue la destrucción de la antigua ciudad tras el asedio del famoso pirata inglés Henry Morgan a principios del año 1671, el cual forzó a que el entonces gobernador español de la ciudad diera la orden de volar los depósitos de explosivos. Se buscó una nueva ubicación que permitiera construir un mejor sistema defensivo de la ciudad y se eligió una península próxima, en lo que hoy en día es el Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá.
Pagamos 10 US$/adulto y 3 US$ por la niña en concepto de entrada al recinto arqueológico. La visita vale mucho la pena y la recomendamos, ya que permite entender mejor la historia de la ciudad y del país en conjunto. Además el lugar es muy bonito y tranquilo y permite ver la ciudad actual desde otro punto de vista.
Desde la entrada fuimos paseando por la agradable Calle de la Carrera, la cual transcurre pegada a la línea de costa, y fuimos directamente hasta el Museo de la Plaza Mayor. La visita de este museo es muy interesante porque explica muy bien toda la historia del lugar.
Saliendo del museo fuimos hasta los restos de la antigua Catedral, ubicada en un lado de la Plaza Mayor.
Subimos al mirador de la torre de la Catedral, el cual proporciona unas vistas magníficas sobre todos los alrededores.
A continuación fuimos visitando otros lugares de interés del lugar arqueológico como el Convento de Sto. Domingo, la Casa Alarcón, el Convento de la Compañía de Jesús, el Convento de la Concepción, la Callo del Obispo, la Calle de la Empedrada y otros.
Desde un mirador que hay junto a la Calle de la Carrera pudimos ver como, con la marea baja, el océano Pacífico se había retirado centenares de metros desde la línea de costa. Y es que leímos que en este punto hay un descenso del nivel del agua de hasta 6 metros, uno de las más extremos de todo el mundo. Incluso el viaducto de la carretera Interamericana que aquí transcurre por encima del mar estaba ahora sobre tierra firme. Es impactante !!.
A la salida del sitio arqueológico, por el mismo lugar que habíamos entrado, fuimos a ver los restos del Fortín de Natividad y también el Puente del Matadero, ambos a menos de 100 metros de la entrada de Panamá Viejo.
Con un taxi Uber fuimos hasta el Mercado de Mariscos (5,22 US$ por el trayecto), situado a la entrada del Casco Viejo, a 9 km de aquí.
El Mercado de Mariscos es un buen lugar donde comer y a la vez ver el día a día de los panameños, ya que también veréis extranjeros, pero la gran mayoría de los que vimos allá eran panameños.
En el Mercado de Mariscos encontraréis un montón de restaurantes informales donde comer pescado, marisco, ceviche, etc.
Hay una competencia feroz entre ellos, pero las cartas y los precios son más o menos similares.
Seguramente, elijáis el que elijáis, comeréis bien porque Panamá tiene una gran variedad de pescado (cuenta con dos océanos) y porque el producto es fresco.
Después de comer fuimos paseando por la Cinta Costera que bordea el puerto de pesca que hay detrás del Mercado de Mariscos hasta llegar a la zona ajardinada donde se encuentra el Monumento de la Bandera de Panamá y la Fuente Acuática. Desde el extremo de esta pequeña península hay una vista magnífica sobre el skyline de Ciudad de Panamá.
El resto de la tarde lo pasamos paseando por las calles y plazas del precioso Casco Antiguo, el cual se encuentra dentro de los límites del actual barrio de San Felipe. Su trazado urbano tiene forma reticular, orientado hacia los cuatro puntos cardinales.
En esta zona hay un montón de edificios y lugares históricos que datan desde la época colonial española hasta la era moderna. Con la inclusión del Casco Antiguo de Panamá en la lista de lugares de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco se está llevando a cabo desde entonces un gran esfuerzo en recuperar la zona y muchos edificios históricos que estaban en mal estado.
El Casco Antiguo tiene cuatro plazas principales: la Plaza de la Independencia (la más antigua de todas), la Plaza Bolívar, la Plaza Herrera y la Plaza de Francia (la última al ser construida en 1922, como un homenaje al pueblo francés, pionero en la construcción del Canal de Panamá).
Alrededor de la Plaza de la Independencia, conocida también como Plaza Catedral, está la Catedral Metropolitana de Panamá, el Palacio Municipal, el Museo del Canal Interoceánico y el Gran Hotel Central. Y en la Plaza Herrera se encuentran la casa Boyacá, el edificio La Reformada y el Hotel Panamericano.
Por su parte, alrededor de la Plaza Bolívar encontramos la iglesia de San Francisco, el Palacio Bolívar, el Hotel Colombia, la iglesia San Felipe de Neri, las Casas Heurtematte y el Teatro Nacional.
Y por último, en el centro de la neo-renacentista Plaza de Francia hay un obelisco con un gallo, el símbolo del pueblo francés, en su parte superior.
Alrededor del obelisco encontraréis los bustos de los ingenieros pioneros de la construcción del Canal y unas bóvedas bajo las que veréis diez placas que explican de principio a final la historia del Canal de Panamá. Y de esta plaza parten unas escaleras que conectan con el bonito Paseo de las Bóvedas.
En el Casco Antiguo, aparte de la Catedral y de las iglesias ya citadas, también se encuentra la iglesia de San José (célebre por su altar barroco cubierto de oro), la iglesia de la Merced y los restos del Convento de los Jesuitas y del Convento de Sto. Domingo.
En cuanto a edificios oficiales citaremos el Teatro Nacional, el Palacio de Gobierno, el Palacio de las Garzas, el Palacio Bolívar, el Instituto Nacional de Cultura, el Palacio Municipal y la Casa de la Municipalidad.
Muchas de las casas coloniales originales del s. XVII desaparecieron en alguno de los incendios que asolaron la ciudad y esto ha permitido irlas reemplazando por otras de estilos arquitectónicos más recientes. Por eso, hoy día, podemos ver casas coloniales junto a mansiones neoclásicas, casas con tendencias caribeñas y otras de estilo art déco.
La Casa Góngora, por ejemplo, fue construida en 1756 y es una de las más antiguas de Panamá. El edificio La Legación data de 1870 y fue la primera sede de la Embajada de los Estados Unidos de América en Panamá.
A lo largo de la avenida A hay que destacar la Casa Testa, de estilo colonial; la mansión Calvo, de estilo neoclásico; la Casa Art déco, de este estilo arquitectónico, y la Casa Obarrio, la sede actual de la Oficina del Casco Antiguo. Y por último, destacamos las Casas Heurtematte, construidas en 1877, puesto que en ellas se firmó el acta de la independencia de Panamá en el año 1903.
Acabado este largo paseo por el Casco Antiguo subimos a un taxi Uber para ir hasta el centro comercial Megapolis (3,29 US$) porque queríamos subir al bar-mirador BITS Sky Lounge en la planta 62 del hotel Hard Rock Hotel Panama Megapolis para disfrutar de las vistas, pero al llegar allá nos enteramos de que el hotel había cerrado en 2020 por la pandemia y no estaba claro si volvería a abrir o no Así que nos limitamos a dar una vuelta por el barrio y volvimos a nuestro hotel con otro taxi Uber (3,09 US$).
Para cenar fuimos al restaurante Beirut, de cocina libanesa, a 250 metros del hotel. Es una muy buena opción si queréis variar un poco de la cocina panameña. La comida es muy buena y los precios razonables. Y tiene una agradable terraza exterior.
Alojamiento en Ciutat de Panamà: The Executive Hotel (70 €/nit, esmorzar inclòs).
Último día de este viaje, pero nuestro vuelo de vuelta era por la tarde y todavía podíamos aprovechar la mañana para visitar algo.
Un taxi de Uber nos llevó hasta la isla Perico (4 US$), situada casi al final de la Calzada de Amador o Causeway, una vía que conecta la parte continental de la ciudad con las islas de Naos, Perico y Flamenco, en aguas del océano Pacífico y justo junto a la entrada sur del Canal de Panamá.
Esta vía de unión fue construida en 1913 por los EE.UU. con rocas y tierra extraída de las obras de excavación del llamado Corte Culebra en el canal de Panamá.
En un agradable paseo a pie fuimos volviendo desde la isla Perico hacia el principio de la Calzada de Amador.
Desde aquí, mirando en dirección hacia la isla de Taboga, veíamos perfectamente la larga cola de grandes barcos que esperaban turno para cruzar el Canal en dirección hacia el mar Caribe.
También tuvimos la oportunidad de seguir la ruta de un enorme barco porta-contenedores pasando por debajo del Puente de las Américas en su camino de salida hacia el Pacífico, incluyendo la arriesgada maniobra del práctico del Canal abandonando el barco por una puerta lateral del barco y bajando por unas escaleras exteriores hasta un pequeño remolcador situado a estribor.
Y mirando en dirección nordeste, hacia el otro lado del Causeway, pudimos disfrutar de una vista extraordinaria sobre la línea de rascacielos de Ciudad de Panamá.
Paseando llegamos hasta el BioMuseo, un museo de historia natural que ocupa un llamativo edificio de colores diseñado por el célebre arquitecto Frank Gehry. Desgraciadamente no teníamos tiempo para visitarlo y desde aquí tomamos un taxi Uber que nos llevó de vuelta al hotel (5 US$).
No teníamos demasiado tiempo antes de ir hacia el aeropuerto y comimos en el mismo restaurante Beirut en el que habíamos cenado el día anterior. Después pasamos por el hotel a recoger nuestro equipaje y pedimos un taxi Uber hacia el aeropuerto internacional Tocumen (21 US$ por un taxi XL más grande para el equipaje), adonde llegamos 30 minutos después.
Nuestro vuelo de Iberia despegó a las 17:40 y aterrizó en el aeropuerto de Madrid / Barajas a las 9:55 hora local de la mañana del día siguiente (+7 horas respecto de la hora de Panamá). Unas tres horas después, a las 12:06 del mediodía, despegó nuestro vuelo hacia Barcelona. Aterrizamos en el aeropuerto de Barcelona / El Prat a las 12:56.
Y aquí finalizó este maravilloso viaje por tierras panameñas.