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Bandera de Marruecos

MARRUECOS

Guía y relato de un viaje por libre a las ciudades imperiales de Marruecos

En este viaje independiente de 13 días a Marruecos, en transporte público, visitamos Marrakech, Esauira, Casablanca, Rabat, Chefchauen, Mequinez, Moulay Idriss, Volubilis y Fez.

Yolanda y Toni (Viatgeaddictes)
Published on Fecha viaje: 2003 | Publicado el 10/02/2004
Última actualización: 04/2022
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Una de las puertas de entrada a la medina de Marrakech
Una de las puertas de entrada a la medina de Marrakech

ÍNDICE DE LA GUÍA

General
Ruta por Marrakech, Esauira, Casablanca y Rabat
Ruta por Chefchauen, Mequinez y alrededores
Visita a la ciudad de Fez

Introducción

Marruecos, el Al-Maghreb al-Aqsa de los antiguos árabes (significa más o menos "la tierra más lejana del sol poniente"), ha sido tradicionalmente para muchos viajeros la primera experiencia africana, musulmana y fuera del mundo desarrollado, a la búsqueda de aventura y exotismo.

Quizás la razón de ello se deba en buena parte a su situación geográfica, la cual ha hecho de este país el puente y puerta de entrada natural entre Europa y África.

Si combinamos su riqueza cultural y arquitectónica, fruto de muchos siglos de historia, y su variedad geográfica y de paisajes nos encontramos con que Marruecos ofrece un gran abanico de puntos de interés para el viajero con ganas de explorar sus rincones.

Entre ellos destacamos ruinas romanas, ciudades medievales, kasbah bereberes, monumentos islámicos, trekkings por las montañas del Rif o el Atlas, rutas por el desierto, playas de arena, o esquí en las cumbres nevadas del Alto Atlas, por citar unos cuantos.

Debido a la corta duración de este viaje a Marruecos nos vimos obligados a definir muy bien la ruta a seguir para aprovechar al máximo los días disponibles.

El eje principal de este viaje lo constituyen las ciudades de Marrakech, Fez, Mequinez y Rabat, las llamadas ciudades imperiales, completado con otros interesantísimos lugares. Pero como ya hemos dicho anteriormente, este país da para mucho más...

Por último, no podemos dejar de mencionar aquí una de las frases favoritas del pueblo marroquí: "la prisa mata", muy aplicable a nuestro estilo de vida actual.


Ficha técnica del viaje

Fecha del viaje

Del 20 de junio al 2 de julio de 2003

Itinerario

mapa

Día 1: Barcelona → flightCasablanca - Marrakech
Días 2-3: Marrakech
Día 4: Marrakech - Esauira - Marrakech
Día 5: Marrakech - Casablanca - Rabat
Día 6: Rabat - Chefchauen
Día 7: Chefchauen
Día 8: Chefchauen - Mequinez
Día 9: Mequinez - Moulay Idriss - Volubilis - M. Idriss - Mequinez
Día 10: Mequinez - Fez
Días 11-12: Fez
Día 13: Fez - Casablancaflight → Barcelona

Dinero

La moneda marroquí es el dirham marroquí (pronunciado diram y abreviado Dh o MAD).

No hay absolutamente ningún problema al cambiar euros y, en muchos lugares se admite pagar directamente con ellos. Aún así nosotros somos partidarios siempre de cambiar moneda local, especialmente para pagar pequeñas cantidades del día a día.

Las diferencias en el cambio aplicado entre un banco y otro son prácticamente nulas, pero si se dispone de tiempo no está de más mirar un par o tres o de cambios. Aunque quizás puede ser conveniente preguntar antes de cambiar nosotros no encontramos ningún lugar que nos aplicara comisión por el cambio.

En verano los bancos hacen horario intensivo y cierran antes de las 15 h. Si se necesita cambiar dinero fuera del horario comercial de los bancos, suele existir el recurso de cambiar en oficinas bancarias en ciertos hoteles de lujo (como el Hyatt Regency de Casablanca) o también en oficinas especiales de cambio (por ejemplo la del Banque Populaire en la plaza Uta el-Hammam de Chefchauen).

En caso de sobrar dirhams al final del viaje se pueden descambiar en cualquier banco o en el mismo aeropuerto, pero deberemos conservar el recibo o recibos de cambio previos realizados.

Es importante saber que al final del viaje no deben pagarse tasas de aeropuerto al abandonar el país, ya que están incluidas en el propio billete de avión y se pagan de forma conjunta con éste.

Cambio medio obtenido en este viaje:: 1 Dh (dirham marroquí) = 0'0938 Eur (1 Eur = 10'6568 Dh)

Gastos del viaje

+ 386'45 € (vuelo Barcelona-Casablanca-Marrakech + vuelo Fez-Casablanca-Barcelona + tasas)
+ 241'79 € (transporte, alojamiento, comida/bebida, entradas, ...)
= 628'24 € (total por persona)

Presupuesto diario medio:: 20'15 € por persona y día

Visado

Es suficiente con el pasaporte, con una validez mínima de seis meses en el momento de la entrada al país. La estancia máxima legal permitida en Marruecos es de tres meses. En caso de superar este plazo será necesario dirigirse a la policía.

Salud

No hay ninguna vacuna obligatoria y ni siquiera recomendable. Pero en prevención de desarreglos intestinales se recomienda llevar pastillas anti-diarreicas en nuestro botiquín de viaje.

Seguridad

Pese a los recientes atentados con bomba en la ciudad de Casablanca (mayo 2003), nuestra experiencia personal nos permite afirmar que la seguridad para el viajero es muy buena.

Exceptuando los numerosos controles policiales en las carreteras y el hecho de que las consignas de las estaciones ahora no admiten equipaje, lo cierto es que ahora es un buen momento para visitar Marruecos, ya que hay bastante menos turismo del habitual y esto se nota enseguida en los niveles de ocupación y precios de los hoteles.

Si hay un aspecto molesto para el turismo individual éste es el de los falsos guías y comisionistas en las medinas, sobre todo en las ciudades de Fez y Mequinez.

El acoso, sobre todo por parte de los niños, puede llegar a extremos muy desagradables (hasta el extremo de llamar racista al viajero si éste rechaza sus servicios). Es conveniente no perder la calma. En numerosas ocasiones son marroquíes adultos, testigos de la situación, los que reprenden a los acosadores hasta hacerlos desistir de su actitud.

Llegados a este punto, queremos dejar muy claro que esta minoría de personas molestas no debe empañar ni mucho menos nuestra imagen real de hospitalidad y amabilidad de la inmensa mayoría del pueblo marroquí.

De todos modos cada uno es libre de contratar al guía que le parezca conveniente, cuando y donde quiera. Nosotros sólo utilizamos los servicios de guías cuando era obligado (como por ejemplo en la visita a la mezquita Hassan II de Casablanca), ya que personalmente preferimos siempre ir a nuestro aire.

Otro tipo de acoso al viajero, de menos intensidad que el anterior, aunque quizás más peligroso, es el que se da en el área de Chefchauen por parte de traficantes de hachís con el objetivo de venderlo al viajero. Aunque en Marruecos no es ilegal el consumo, sí lo es la tenencia de cantidades que sobrepasen el consumo personal.

Transporte

Avión. Es una opción para ganar un poco de tiempo tomando algunos vuelos interiores. Pueden salir bien de precio si se compran conjuntamente con el vuelo internacional de ida y vuelta de Royal Air Maroc (siempre vía Casablanca).

Tren. Personalmente pensamos que es la mejor forma de moverse entre ciudades adónde llega el ferrocarril. Es muy cómodo (tiene aire acondicionado), eficiente, puntual y relativamente rápido. Además las estaciones de tren están en puntos centrales de las ciudades.

Hay primera y segunda clase, pero esta última es más barata y casi tan cómoda como la otra. Los billetes se pueden comprar justo antes de subir al tren (no hay reserva). Se pueden consultar los trayectos, horarios y precios en la práctica web de los ferrocarriles marroquís (ONCF).

Autobús. Donde no llega el tren siempre queda la opción del autobús. En algunos casos la terminal de autobuses está alejada del centro. Además los autobuses pueden ser poco puntuales tanto en la salida como en la llegada (situación agravada por los actuales controles policiales en las carreteras).

Su nivel de comodidad no es demasiado bueno, ya que las plazas del autobús suelen ser apretadas. Y si hace calor el interior del autobús se convierte en un horno en cada parada que realiza.

De todos modos la principal compañía y la que ofrece mejor servicio es CTM, disponiendo de vehículos climatizados.

Clima

En las fechas de nuestro viaje disfrutamos de unos días completamente soleados. A pleno sol la sensación de calor es fuerte, pero a la sombra o cuando se pone el sol se vuelve muy agradable, debido a la sequedad del ambiente.

Fez fue la ciudad dónde más calor padecimos, mientras que Rabat fue la de climatología más agradable.

Diariamente, de 7 de la tarde a 9 de la noche aproximadamente, coincidiendo con la hora en que cae el sol y disminuye el calor, las calles, jardines y terrazas en el exterior de lo bares de cualquier ciudad marroquí se ven literalmente invadidas por una multitud de población local, niños y adultos, que disfrutan de la buena temperatura, del paseo y de la conversación. Nosotros la bautizamos como la happy hour marroquí.

Gastronomía

La gastronomía marroquí es una de las más variadas del mundo árabe. Ni que decir tiene que el cuscús es el plato nacional y se puede encontrar prácticamente en cualquier lugar. Se trata de un guiso de verduras, legumbres, pasas y carne de pollo, vaca o cordero, adobado con canela y sémola, y cocido al vapor.

También es muy popular el tajine (carne de cordero, buey o pescado, asada en una cazuela de barro con verduras, legumbres, almendras, y ciruelas, adobado con canela o azafrán) o los pinchos morunos o brochetas.

La repostería, como corresponde por lo general a los países árabes, es muy variada y gustosa. Para desayunar se pueden encontrar cruasans sin problema.

El té a la menta es la bebida nacional ya que el alcohol está prohibido. En todas partes se encuentra también agua embotellada y Coca-Cola.

Diferencia horaria

- 2 horas (durante el horario de verano en la España peninsular).

Idioma

El árabe es la lengua oficial de Marruecos. Aprender unas cuantas palabras de árabe e incluso de algunos de los dialectos bereberes facilita el contacto con la población local. Además nuestro esfuerzo será sinceramente apreciado ya que les demuestra una mayor integración en su cultura.

Pero, en cualquier caso, está bien saber que el francés es conocido prácticamente por buena parte de la población marroquí, en mayor o menor grado. En alguna zona, como por ejemplo en Chauen, también se puede utilizar el castellano, puesto que lo entiende y habla bastante gente.

Guías de viaje

Morocco, Lonely Planet (6ª ed. Febrero 2003). Muy completa y práctica, y también bastante exacta en los precios por el hecho de ser una edición tan reciente.

Literatura relacionada

Marruecos. Puerta de Oriente Revista Altaïr nº 18 (Enero 1995)

Al encuentro de Marraquech de Elías Canetti (Editorial Pre-Textos). En el viaje al Marruecos que se narra en este libro, corre el año 1954, el escritor se sumerge en el ambiente de los barrios más coloristas y ruidosos de Marrakech. Recorre los mercados y se fija en todos los detalles de los personajes que pueblan esta fascinante ciudad.


Ruta por Marrakech, Esauira y Rabat

MARRAKECH

Cómo llegar

Vuelo de Barcelona a Casablanca con Royal Air Maroc (1 hora y 40 minutos).

A continuación un vuelo doméstico de Casablanca a Marrakech, de la misma compañía y desde el mismo aeropuerto Mohammed V de Casablanca. La duración de este vuelo es de sólo 25 minutos.

En la terminal de llegadas hay una pequeña oficina del Banque Populaire dónde se puede cambiar dinero. El cambio aplicado aquí es tanto o más bueno que el obtenido en los bancos de la ciudad.

El aeropuerto de Marrakech se encuentra en unos 7 km de la céntrica plaza Djemaa el-Fna. Según la guía Lonely Planet el autobús nº 11 hace este trayecto, aunque de forma esporádica. Si al salir al aparcamiento exterior no lo veis entonces la opción es coger uno de los taxis estacionados aquí.

En un gran cartel se muestran los precios "oficiales" del taxi según el destino, además de un aviso indicando que sobre esta tarifa se aplica un recargo del 50% en caso de horario nocturno, aunque es una incógnita saber en qué horas empieza y acaba éste (pero posiblemente, e independientemente de la hora de llegada, siempre os querrán aplicar el "horario nocturno"). De todos modos el precio final a pagar es regateable.

Un precio "justo" para un taxi a Djemaa el-Fna no debería pasar de los 60 Dh. A partir de una cierta hora por la tarde se prohíbe el acceso de los coches a la plaza y el taxi os deberá dejar en uno de las calles adyacentes.

Dormir y comer

El Hôtel Souria (17 rue de la Recette) está situado a sólo 250 metros de la plaza Djemaa el-Fna. Se trata de un bonito hotel familiar con patio central y terraza. La habitación doble con cama grande, y lavabo y ducha exteriores cuesta 120 Dh (la ducha es de agua fría y si se quiere de agua caliente deben pagarse 10 Dh adicionales, pero en esta época del año no es realmente necesaria).

Si están libres recomendamos pedir por una de las dos habitaciones que hay en la terraza, ya que son más tranquilas y aireadas. Es un hotel sencillo, pero muy bonito y limpio.

Justo al lado encontramos el caro Hotel Le Gallia, donde una habitación doble con baño y desayuno cuesta 350 Dh.

También fuimos al popular Hôtel Ali, en la calle Moulay Ismail de la medina de Marrakech. La habitación doble con baño privado y una estupenda terraza que da al parque de la Place de Foucauld cuesta 170 Dh. Pero encontramos que era muy ruidoso y además el calor en la habitación era insoportable (tiene aire acondicionado, pero sólo funciona en los meses de julio y agosto).

Un viajero nos recomendó el nuevo Hôtel Belleville Marrakech, en el nº 194 de Riad Zaitoune Lakdime.

Todos los hoteles mencionados (y muchos otros) se encuentran dentro de la medina, muy cerca de la famosa plaza Djemaa el-Fna. Esta zona es conveniente por su proximidad a la mayoría de puntos de interés, sobre todo de la propia plaza, pero debe tenerse en cuenta si la zona del hotel puede ser ruidosa o no por la noche a la hora de escoger entre uno u otro.

Para empezar bien el día recomendamos el desayuno del Snack Sahara, en la calle Bab Agnaou. Un zumo de naranja, una crêpe o pasta, pan con mantequilla y mermelada y un café o té cuestan 18 Dh.

Un buen lugar para cenar es el restaurante-pastelería Mabrouka, enfrente del anterior. Tiene una buena carta y desde su terraza hay una buena vista de esta calle tan concurrida.

Contiguo al palacio el-Badi recomendamos el Café el-Badia. Su terraza cuenta con unas excelentes vistas sobre dicho palacio y sus alrededores.

En la parte nueva de la ciudad recomendamos el Snack Fener, en el nº 72 de la Av. Mohammed V, con buena comida a precios moderados. Pero en cualquier caso debe probarse la experiencia única de cenar en alguno de los muchos chiringuitos de la plaza Djemaa el-Fna.

Cosas a ver y hacer

MARRAKECH. Esta ciudad marroquí es seguramente la gran metrópoli bereber, el centro dónde confluye la gente del Alto y Medio Atlas. Su rico pasado histórico ha quedado reflejado en múltiples monumentos, haciendo de Marrakech una de las ciudades del Maghreb con más encanto para el viajero.

La ciudad está en realidad formada por dos núcleos, la medina o ciudad vieja, y la ville nouvelle o ciudad nueva, más o menos de las mismas dimensiones.

Patrimonio de la Humanidad Medina de Marrakech. La ciudad vieja de Marrakech fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1985 y data originalmente del s. XI, cuando fue construida por los almorávides.

Plaza Djemaa el-Fna. Esta icónica plaza es, sin duda, el corazón y lugar más destacable, no solamente de la medina, sino de todo Marrakech.

Imagen nocturna de la plaza Djemaa el-Fna
Imagen nocturna de la plaza Djemaa el-Fna

Esta enorme plaza permite todavía hoy hacerse una idea muy exacta de lo que fueron las plazas en la época medieval, un lugar de encuentro para todo el mundo.

Durante todo el día en esta plaza se puede encontrar prácticamente de todo: tenderetes de zumo de naranja natural (con un montón de naranjas perfectamente apiladas), de frutas, de bisutería, de dentaduras, de recuerdos, de cestas de mimbre, de pasteles, de curanderos, o de escritores de cartas por encargo.

Pero también hay músicos de gnaoua (música tradicional de raíces subsaharianas, pero con claras influencias bereberes y árabes), acróbatas, encantadores de serpientes, bailarines o contadores de cuentos. Todo ello es un espectáculo para los sentidos, de una indudable belleza plástica.

De todos modos, es al caer la tarde cuando la plaza llega a su máximo esplendor, ya que buena parte de su superficie se llena de tenderetes de comida, fogones, luces, y sobre todo mucha gente.

Vale la pena dejarse llevar por los olores y recorrer la plaza sin rumbo fijo, escuchando las ofertas de los responsables de estos improvisados restaurantes. Al final sólo es necesario escoger uno de ellos, sentarse en uno de los bancos que rodean los fogones y disfrutar de la comida.

Tras cenar se puede tomar un buen té a la menta en cualquiera de las terrazas con vistas sobre la plaza. Quizás la que ofrece la mejor vista sobre la plaza es la terraza del Café Glacier (hay una consumición mínima de 8 Dh para acceder a la terraza).

En fin, pudríamos decir muchas cosas más de esta fascinante plaza, pero lo mejor es vivirla in situ uno mismo.

Medersa Ali ben Youssef. Esta preciosa madrasa fue construida en el s. XVI por los saadianos y es la escuela teológica más grande de todo el Maghreb y ciertamente es uno de los monumentos más importantes de Marrakech.

Interior de la madrasa Ali ben Youssef (Marrakech)
Interior de la madrasa Ali ben Youssef (Marrakech)

Aunque ahora está parcialmente en restauración debemos decir que el conjunto es muy bonito y armonioso, además de respirarse una absoluta tranquilidad en su interior, lejos del ajetreo de los zocos próximos.

Además de ser más grande que el resto de madrasas del país también tiene una estructura arquitectónica diferente, sintetizando todos los temas decorativos del arte arquitectónico de la época: madera de cedro, mármol de Carrara, zellij de varios colores y formas geométricas, ...

Es por tanto un lugar de visita obligada. La entrada cuesta 20 Dh y abre todos los días de 9 a 18 horas.

Para llegar hasta la madrasa se puede tomar la calle Souq Smarrine, al noroeste de la plaza Djemaa el-Fna, y seguirla en dirección norte. Las calles son laberínticas, pero con un cierto sentido de la orientación y/o un mapa (por ejemplo el de la guía Lonely Planet) no será difícil llegar a la medersa sin precisar de los servicios de un guía. Si nos perdemos siempre queda el recurso de preguntar por la medersa y amablemente seremos reorientados.

Por el camino encontramos qissarias (mercados cubiertos) y los diferentes zocos: de alfombras, de joyas, de babuchas, de pieles, etc.

Y antes de llegar a la madrasa propiamente dicha encontramos la mezquita Ali ben Youssef, la más grande y antigua de la medina. Esta mezquita no se puede visitar, pero en la misma zona sí es posible entrar en la Koubba Ba'adiyn o en el museo de Marrakech.

Mezquita de Koutoubia. Esta mezquita, como la mayoría en Marruecos, está cerrada a los no musulmanes, pero lo realmente destacable de esta mezquita es su minarete, auténtico símbolo del perfil de esta ciudad.

Vista del minarete de la Mezquita de Koutoubia al atardecer
Vista del minarete de la Mezquita de Koutoubia al atardecer

Su minarete tiene una altura de 70 metros y se ve desde muchos sitios. De él se dice que es la torre gemela de la Giralda de Sevilla y efectivamente su parecido es evidente.

La mezquita fue construída en el s. XII por los almohades con un estilo arquitectónico típico marroquí-andalusí.

El minarete es muy bonito, especialmente cuando se ilumina al caer el sol, y además es un placer pasear por los jardines y explanadas que hay alrededor. Situada a unos 300 metros al sudeste de la plaza Djemaa el-Fna.

Tumbas saadianas. Este mausoleo fue empezado a construir por el sultán saadiano Ahmed al-Mansour a finales del s. XVI y consta en realidad de dos edificios separados.

La pequeña sala central del primero de ellos es la más espectacular de todas (es dónde está enterrado el propio sultán), con un techo de madera de cedro soportado por 12 columnas de mármol de Carrara. La decoración de las paredes es una auténtica filigrana.

En el otro edificio está la tumba de la madre del sultán. Además hay un pequeño jardín dónde uno puede sentarse un rato y contemplar el conjunto.

La entrada al conjunto cuesta 10 Dh y está abierto cada día de 8:45 a 11:45 y de 14:30 a 17:45 horas.

Dado que el lugar es pequeño recomendamos evitar las horas centrales de la mañana o la tarde para no encontrarnos con los grupos organizados y estar más tranquilos.

Estas tumbas se encuentran junto a la mezquita de la Kasbah, 1 km al sur de la plaza, bajando por la calle Oqba ben Nafaa (fijaos al otro lado de la calle en la bonita puerta Bab Agnaou).

Al salir de las tumbas saadianas y andando en dirección sur por pequeñas calles vamos cruzando la kasbah hasta salir por una de las puertas. Enfrente tenemos el jardín Agdal y al este el Gran Mechouar (explanada utilizada para reuniones reales y paradas militares junto al palacio). Esta es una bonita y tranquila zona. El Mechouar está en el lado sur del Dar el Makhzen o Palacio Real, no abierto al público.

Bordeando por el lado este al palacio real y la muralla de la kasbah se entra al Mellah, el antiguo barrio judío, un conjunto de pequeñas calles con un zoco, básicamente de orfebres y joyeros.

En el extremo norte del barrio se encuentra la Place des Ferblantiers, pintoresca plaza dónde se reúnen numerosos forjadores que trabajan artísticamente el metal.

Palacio el-Badi. También construído por el sultán Ahmed al-Mansour (como las tumbas saadianas) a finales del s. XVI, se decía de este palacio que era uno de los más bonitos del mundo y por ésto recibía el apodo del incomparable.

Hoy día sólo quedan algunos restos (una enorme plaza interior, unos muros semiderruídos y algún edificio adyacente), ya que fue expoliado un siglo después para obtener material de construcción. A pesar de todo creemos que vale la pena visitarlo. La entrada al recinto cuesta 10 Dh.

En una esquina del recinto hay una terraza elevada desde dónde hay una buena vista de los alrededores. Sobre los restos de los muros del antiguo palacio se pueden ver un gran número de nidos de cigüeña, el graznido de las cuales acompaña de forma sonora durante toda la visita.

Patio interior del Palacio de la Bahía (Marrakech)
Patio interior del Palacio de la Bahía (Marrakech)

El palacio el-Badi está situado unos 200 metros al oeste de la Place des Ferblantiers.

Palacio de la Bahia. Fue construido a finales del s. XIX como residencia del Gran Visir.

A la muerte de éste el palacio fue saqueado, pero hoy día ya se ha restaurado una buena parte y las obras todavía continúan.

Sólo una parte del palacio es visitable porque el resto está en obras o bien en uso.

Aunque arquitectónicamente las diferentes partes del palacio son muy heterogéneas la verdad es que el conjunto es muy bonito, además de poder disfrutar de un entorno tranquilo y agradable.

Este palacio se encuentra unos 250 metros al nordeste del palacio el-Badi. La entrada cuesta 10 Dh y el horario es de 9 a 15 horas (en las guías figura un horario distinto ya que éste ha cambiado en los últimos meses).

En la ruta de vuelta a la plaza Djemaa el-Fna por la calle Riad Zitoun el-Jedid se pasa por delante de un par de museos, la Maison Tiskiwin y Dar Si Saïd, un bonito edificio del s. XIX que ahora hospeda una importante colección de arte marroquí.

Ville nouvelle de Marrakech. La ciudad nueva de Marrakech está a unos 30 minutos andando desde la plaza Djemaa el-Fna. Claro que también se puede tomar un autobús urbano (actualmente gestionados por la compañía española ALSA) en la parada que hay en el lado sur de la Place de Foucauld. Cada trayecto cuesta 3 Dh.

El autobús nº 8 nos resultó el más práctico, ya que pasa por la terminal de autobuses y la estación de tren, siguiendo la ruta: Av. Mohammed V, Av. des Nations Unies, Place du 16 Novembre y Av. Hassan II.

Esta parte de la ciudad no tiene mucho interés, aunque sí recomendamos un tranquilo paseo por la avenida Mohammed V (entre las plazas 16 de Noviembre y Abdel Moumen ben Ali), el bulevar Mohammed Zerktouni o la avenida Yacoub el-Mansour, dónde podremos ver bonitos cafés, y algunas interesantes casas de estilo colonial.

Vista del Jardín Majorelle y su chalet (Marrakech)
Vista del Jardín Majorelle y su chalet (Marrakech)

Pero en cualquier caso no debéis perderos la visita al Jardin Majorelle, diseñado por el pintor francés Jacques Majorelle en la época colonial durante la cual Marruecos estuvo bajo administración francesa.

Se trata de un jardín de cactus, bambú, buganvillas y muchas otras plantas que rodean un chalé de un color azul intenso, dónde vivió el pintor.

Ahora este chalet hospeda el Museo de Arte Islámico.

La entrada al jardín cuesta 20 Dh y 15 Dh adicionales si se quiere visitar también el museo.

Este bonito jardín está a unos 600 metros al norte de la terminal de autobuses (gare routière) de Bab Doukkala.

ESAUIRA (Essaouira en francés y llamada en el pasado Mogador), es una pequeña ciudad de la costa atlántica muy fotogénica, con una atmósfera muy relajada y bonitas playas hacia el sur.

Es un lugar absolutamente recomendable para una excursión de un día desde Marrakech o bien para pasar unos cuántos días de relax. Las fortificaciones de la ciudad vieja son una mezcla de arquitectura militar portuguesa, francesa y bereber.

Por otra parte, muchos artistas como pintores, escultores o escritores, principalmente europeos, han comprado propiedades en la medina, lo que ha propiciado la existencia de un cierto ambiente bohemio.

En el interior de la medina de Esauira
En el interior de la medina de Esauira

Patrimonio de la Humanidad Medina de Esauira. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001 por tratarse de un ejemplo excepcional de ciudad fortificada de finales del s. XVIII.

La medina, junto con la kasbah y el mellah (barrio judío) forman la antigua ciudad amurallada.

Sin destacar nada en concreto vale la pena andar por las calles de esta zona compacta, dónde encontraréis estrechos pasajes, fachadas encaladas con puertas de color azul, cafés, tiendas de artesanía, etc.

Al sur de la medina se encuentra la plaza Orson Welles, ajardinada y con un busto de este director de cine, en agradecimiento al hecho de que éste filmó en las murallas de la ciudad algunas de las espectaculares secuencias de la película Othello.

El puerto pesquero, situado al suroeste de la medina, es, sin duda, uno de los puntos interesantes de Esauira, ofreciendo un gran número de imágenes pintorescas. Por tanto esta zona merece una visita reposada, rodeados por las gaviotas y el olor inconfundible de un puerto pesquero.

Aquí podréis ver multitud de pequeñas barcas de color azul, grandes barcos pesqueros, redes multicolores, construcción de barcos en los astilleros, tenderetes de venta de pescado (y que se puede cocinar y comer allí mismo), una buena vista sobre las playas al sur, etc.

En la parte oeste de la entrada al puerto se encuentra la llamada Skala du Port, una pequeña zona fortificada desde dónde hay algunas vistas sobre el puerto y también sobre la cercana isla de Mogador (la entrada cuesta 10 Dh), mientras que en la parte este encontraréis la lonja del pescado, fácilmente localizable por el fuerte olor que desprende (de 15 a 17 horas y cada día excepto domingo se lleva a cabo la subasta del pescado en este recinto).

La puerta Bab El Marsa de acceso a la medina de Esauira
La puerta Bab El Marsa de acceso a la medina de Esauira

La Skala de la Ville, situada en el extremo occidental de la medina, es una plataforma elevada sobre un muro con almenas que tenía la función de defender el puerto. Desde ella hay unas hay unas magníficas vistas hacia el mar.

Tiene una longitud de unos 200 metros y está construída sobre unos escollos dónde rompen las aguas atlánticas. En esta plataforma hay una colección de cañones de metal macizo de los siglos XVIII y XIX.

Les Islas de Mogador (también conocidas como islas Purpurinas) son claramente visibles desde el puerto o desde la Skala de la Ville. No están habitadas y es visible, sobre todo, su antigua fortificación.

Actualmente son una reserva ornitológica que sirve de refugio a los escasos halcones de Eleanora que quedan.

En principio estas islas no se pueden visitar por el hecho de ser una reserva, pero son fácilmente visibles desde la orilla con binoculares.

La ciudad de Esauira está unos 176 km al oeste de Marrakech y para llegar a ella tomamos un autobús que sale a las 8 de la mañana de la terminal de autobuses Bab Doukkala de Marrakech (Gare routière Bab Doukkala).

El trayecto cuesta 32'5 Dh y recomendamos comprar el billete el día anterior para mayor seguridad, en la ventana nº 7 de la misma terminal. Tarda unas 3'5 horas en llegar a Esauira (sin los actuales controles de policía serían unos 20 minutos menos).

El autobús finaliza su recorrido en la estación de autobuses de Esauira, a unos 500 metros de la puerta Bab Doukkala, al nordeste de la medina (se puede ir a pie en unos 15 minutos).

El billete de vuelta a Marrakech se puede comprar en el mismo momento de la llegada a Esauira si tenemos previsto el regreso para el mismo día. El autobús de vuelta es a las 17:30 horas (mismo precio y tiempo que a la ida).

Las 6 horas de tiempo efectivo entre la ida y la vuelta son más que suficientes para visitar tranquilamente la ciudad.


RABAT

Cómo llegar

El trayecto entre las ciudades de Marrakech y Rabat lo realizamos en tren en dos etapas: primero de Marrakech a Casablanca y a continuación de Casablanca a Rabat, ya que nos habíamos propuesto el objetivo de realizar una rápida visita a la ciudad de Casablanca..

De Marrakech a la estación Casa-Voyageurs de Casablanca hay 8 trenes diarios (el primero a las 5:15 horas y el último a las 21 horas). Este trayecto cuesta 75'5 Dh en 2ª clase y el tren tarda 3 horas 15 minutos en recorrer los 238 km que separan las dos ciudades.

Para ir a la estación de tren de Marrakech desde la zona de Djemaa el-Fna se puede tomar el autobús nº 8 en la Place de Foucauld, llegando en sólo 15 minutos. En la misma estación hay una cafetería dónde desayunar (10 Dh un café con leche y un croissant).

Y desde la estación Casa Voyageurs de Casablanca a la de Rabat Ville en Rabat hay como mínimo un tren cada hora (el primero a las 6:15 horas y el último a las 00:15 horas). El trayecto cuesta 29'5 Dh en 2ª clase y dura una hora.

El tren es la mejor manera de llegar a Rabat porque la estación Rabat Ville es muy céntrica (id con cuidado para no bajar en la estación Rabat Agdal, la anterior a la de Rabat Ville).

Dormir y comer

El Hôtel Dorhmi (Av. Mohammed V, nº 313) está muy bien situado, a 50 metros de la entrada sur de la medina de Rabat. Las habitaciones están alrededor de un patio central y son básicas, pero están muy limpias. La habitación doble cuesta 120 Dh, con el baño y la ducha exteriores (cada ducha cuesta 10 Dh y es de agua caliente).

Para desayunar recomendamos la cafetería que hay justo en los bajos del hotel.

El restaurante el-Bahia (Av. Hassan II, a sólo 50 metros de el Hôtel Dorhmi) es un lugar tranquilo, agradable y se come bien, aunque no es barato.

En la calle al-Yamama (en el lado sur de la estación de tren) se encuentra el restaurante La Grillade, con precios muy económicos y una comida muy correcta.

La terraza exterior del Hôtel Balima (a 150 metros de la Place des Alaouites, sobre la Av. Mohammed V) es un buen lugar para tomar una bebida en un ambiente cool.

Cosas a ver y hacer

CASABLANCA. Esta importante ciudad marroquí, conocida más popularmente como Casa, no tiene nada a ver con la ciudad que todos tenemos en mente gracias a la mítica película del mismo nombre. Casablanca, es la ciudad más grande y moderna de Marruecos, y es su centro económico.

Vista exterior de la Gran Mezquita Hassan II (Casablanca)
Vista exterior de la Gran Mezquita Hassan II (Casablanca)

Mezquita Hassan II. La visita a esta gran mezquita fue la razón de nuestra corta escala en Casablanca durante el viaje en tren desde Marrakech a Rabat.

Esta enorme construcción, finalizada en el año 1993, está situada sobre una explanada en forma de península de 9 hectáreas, de las cuales dos terceras partes han estado ganadas al mar.

En el momento de escribir este relato esta mezquita es el tercer edificio religioso más grande del mundo.

La mezquita puede acoger hasta 25.000 fieles en su interior y su minarete, con 210 metros de altura, es el más alto del mundo.

Toda la mezquita es de unas dimensiones, un lujo y una sofisticación descomunales, con detalles hi-tech como un techo que se abre de forma automatizada para dejar pasar el sol a su interior o un láser en la parte superior del minarete que por la noche lanza un haz de luz en dirección a La Meca.

La verdad es que está diseñada con gusto y es espectacular, tanto por dentro como por fuera, pero nos queda la impresión, tal y como ya nos pasó al visitar el Vaticano (Roma), de que está fuera de lugar este hiperlujo en un edificio religioso (aunque ésta es nuestra opinión personal, claro!!).

La mezquita se puede visitar cualquier día, excepto el viernes, a las 9:00, 10:00 11:00 y 14:00 horas. La visita a la mezquita debe ser forzosamente guiada (a la entrada se organizan grupos según idioma), dura 1 hora y cuesta la módica cantidad de 100 Dh.

Para llegar a la mezquita desde la estación de tren Casa-Voyageurs se puede tomar el autobús nº 30 en la plaza que hay ante la estación. El trayecto cuesta 2'5 Dh.

Bajamos del autobús en el Blvd. de Bordeaux, 1 km al sur de la mezquita. Zigzagueando por las calles al oeste de la medina es fácil llegar andando hasta la mezquita, ya que el minarete se ve desde cualquier lugar.

Para volver a la estación de tren desde la mezquita tomamos el Blvd. Sour Jdid, entramos en la medina y siguiendo las calles por el lado oeste vamos a dar finalmente a la Place des Nations Unies.

Aparte de algún edificio singular y algunos cafés no hay nada de especial en lo que vemos de Casablanca. Enfilamos el Blvd. Mohammed V y llegamos hasta la altura del mercado central.

Al otro lado de calle se encuentra el interesante Hôtel Lincoln, una obra maestra del art decó, construido en 1916 y que se encuentra en un estado ruinoso, a la espera de la decisión de si se derriba o se restaura.

Junto al edificio hay una parada de autobuses dónde tomamos el nº 2 para volver de nuevo a Casa-Voyageurs. El trayecto cuesta 3 Dh y se recorre en menos de 10 minutos.

AVISO: Con motivo de los recientes atentados en Casablanca ahora no es posible dejar equipaje en la consigna de ninguna estación de la ciudad. Por tanto nos vimos obligados a cargar la mochila por el centro de la ciudad. Afortunadamente sí nos fue posible dejar el equipaje a la entrada de la mezquita Hassan II durante nuestra visita.

Patrimonio de la Humanidad RABAT. La ciudad de Rabat en conjunto fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2012, incluyendo sus murallas y puertas almohades, la Kasbah des Oudaias, el sitio arcqueológico de Chellah, la mezquita Hassan, la Medina, la ciudad moderna y el mausoleo de Mohammed V.

A pesar de que Rabat es la capital de Marruecos, es una ciudad sorprendentemente tranquila, sin ningún tipo de acoso al visitante. Además es elegante, agradable y con un pasado muy rico. Por este motivo creemos que Rabat merece sobradamente una visita.

Medina. La medina de Rabat no es quizás tan interesante como la de Marrakech o Fez, pero vale la pena pasar por ella en nuestro camino a la kasbah des Oudaias.

Vista de la medina de Rabat
Vista de la medina de Rabat

La ruta más recomendable se inicia ante el mercado municipal, al otro lado del Hôtel Dorhmi, y al doblar la esquina del hotel se toma la Rue Souika, la más interesante de la medina. Hasta llegar a la Gran Mezquita encontraréis especias, comida, y tiendas con todo tipo de productos.

A partir de aquí y hasta la Rue des Consuls encontramos el Souq as-Sebbat, sobre todo con muchas joyerías.

Al llegar a la Rue des Consuls tomamos la dirección norte, finalizando justo ante las murallas de la kasbah. En esta calle encontramos básicamente tiendas de alfombras, pieles, babuchas o utensilios de cobre.

Kasbah des Oudaias. Este bonito espacio se encuentra en un lugar elevado sobre el océano Atlántico y el estuario del río Bou Regreg, el cuál divide la ciudad de Rabat con la vecina Salé. Se trata de una antigua fortaleza militar construida a partir del siglo XIII, aunque los restos de la alcazaba que podemos ver actualmente se remontan al imperio almohade.

Antes de subir las escaleras que conducen a la entrada principal encontraréis a la derecha una pequeña entrada que conduce al Jardín Andaluz, trazado por los franceses en la era colonial. Es un lugar perfecto para descansar un rato.

En el lado norte del jardín hay un palacio del s. XVII que ahora hospeda el Musée des Oudaia o museo de artes de Marruecos (la entrada cuesta 20 Dh).

Muralla exterior de la alcazaba Kasbah des Oudaias
Muralla exterior de la alcazaba Kasbah des Oudaias

En el lado este hay otra puerta que conduce al Café Maure, un lugar extraordinario para beber o comer algo en un entorno precioso, tranquilo y fresco, y con una vista soberbia del estuario y de Salé (ciudad al otro lado del estuario).

Volviendo de nuevo a las escaleras iniciales subimos hasta arriba y entramos por la enorme puerta Bab Oudaia, obra maestra construida por los almohades en el s. XII en piedra tallada.

Una vez dentro de la kasbah vamos siguiendo la Rue Jamaa, la calle principal. Las calles y edificaciones que vamos viendo a lado y lado tienen un encanto especial.

Por el camino podemos ver por fuera la mezquita más antigua de Rabat, del s. XII. Al final de la calle se llega a la Plataforme du Sémaphore, una especie de mirador con una vista excelente del océano, el estuario, Salé y algunas playas. Justo debajo de este mirador se puede ver la Torre de los Piratas.

Desde aquí se puede volver atrás y salir de nuevo por Bab Oudaia o bien bajar por unas escaleras hacia la playa y el Café Maure.

Torre Hassan. Desde la kasbah, andando por el bulevar Tariq al-Marsa que transcurre paralelo al estuario y subiendo a un pequeño cerro se llega a una preciosa zona ajardinada, tras la cual se encuentra esta famosa torre, símbolo de Rabat y perfectamente visible desde la kasbah y durante todo el camino hasta aquí.

Mausoleo de Mohammed V y la Torre de Hassan al fondo
Mausoleo de Mohammed V y la Torre de Hassan al fondo

Debía ser la más grande y alta del mundo en la época de su construcción, a finales del s. XII, pero la obra se dejó a medias (aunque tiene una altura de 44 metros).

En realidad debía ser el minarete de una enorme mezquita adyacente que fue destruída por un terremoto en 1755 y de la que hoy sólo queda una explanada con columnas de mármol, aunque permiten hacerse una idea de la enormidad del conjunto.

El estilo arquitectónico de la torre es similar al de la Koutoubia de Marrakech o la Giralda de Sevilla.

Mausoleo de Mohammed V. Junto a la explanada citada anteriormente se encuentra este mausoleo, una atractiva construcción de estilo tradicional marroquí.

La entrada es libre y se entra en una galería desde la que se ve en la parte inferior una sala abierta con las tumbas de Mohammed V y Hassan II, abuelo y padre respectivamente del actual rey de Marruecos.

Desde el mausoleo hay una bonita panorámica en dirección a la torre Hassan.

Saliendo por la puerta este del recinto del mausoleo y andando unos 4 km por los bulevares Abi Radraq primero y Moussa ibn Nassair después (es una zona de la ciudad muy tranquila y vigilada, ya que aquí se concentran buena parte de embajadas y sedes oficiales, con algunas casas y edificios notables) llegamos a la necrópolis de Chellah.

Necrópolis de Chellah. Este sitio arqueológico (pronunciado chel·lá) se encuentra ya fuera de las murallas de la ciudad y fue construido en el s. XIII.

Se trata de una zona encerrada por muros defensivos y en su interior se encuentran los restos de la antigua ciudad romana de Sala Colonia, un complejo islámico también en ruinas, y varias tumbas de santos.

Minarete de la mezquita de Chellah
Minarete de la mezquita de Chellah

Prestad especial atención a la decoración exterior del minarete de la mezquita y también a la gran cantidad de nidos de cigüeñas sobre árboles y ruinas (en esta época de el año están ocupados por multitud de crías nacidas en la primavera y que no paran de graznar).

Aunque no hay mucho a ver, el conjunto es bastante atractivo y muy poco visitado. La entrada cuesta 10 Dh y abre cada día de 8:30 a 17:30 horas.

Volvemos andando desde la necrópolis al centro de Rabat. Entramos de nuevo en las murallas de la ciudad por la puerta Bab Zaer y seguimos por la avenida Yacoub al-Mansour, para entrar a continuación en el mechouar, ya dentro de los límites del palacio real.

Palacio Dâr-al-Makhzen. Este palacio real, cuyo nombre oficial es El Mechouar Essaid es la residencia principal del rey de Marruecos.

En la parte que pudimos ver todo son jardines muy bien cuidados, grandes avenidas peatonales con árboles, y edificios administrativos y militares.

El edificio del palacio real propiamente dicho (construido en el s. XIX) se puede ver a una cierta distancia, ya que se encuentra en una zona restringida.

Es muy agradable pasear por esta zona. Salimos del recinto por el lado norte a la avenida Moulay Hassan, desde dónde se puede ver a la izquierda la espectacular y característica puerta multiarco Bab ar-Rouah.

Así completamos esta ruta circular con inicio y final ante el mercado municipal en la avenida Mohammed V.

Se trata de un itinerario agotador físicamente (realizado íntegramente a pie en un mismo día), pero que a nosotros nos resultó de lo más gratificante.


Ruta por Chefchauen, Mequinez, Moulay Idriss y Volubilis

CHEFCHAUEN

Cómo llegar

Los aproximadamente 250 km entre Rabat y Chefchauen los hicimos en autobús (no hay tren).

Este trayecto cuesta 45 Dh y, en nuestro caso, supuso más de 6 horas de viaje, dos de ellas sólo para recorrer los 40 km entre Rabat y Kenitra). Y el trayecto de Ouezzane a Chefchauen es de carretera de montaña.

Este autobús sale a las 14:00 y a las 17:30 horas de la estación de autobuses (gare routière) de Rabat. Los billetes se compran en la ventanilla nº 1 de la terminal y, en principio, se pueden comprar justo antes de viajar (mejor estar allí al menos 30 minutos antes de la salida), aunque nosotros fuimos expresamente a la terminal el día anterior para saber los horarios y si era necesario reservar.

Para llegar hasta la estación de autobuses, 5 km al suroeste del centro de Rabat, la opción más económica es tomar el autobús urbano nº 30 que sale de la parada delante de Bab al-Had (a 250 metros del Hôtel Dorhmi). Cuesta 3 Dh y tarda unos 15 minutos en hacer el trayecto.

Dormir y comer

Pese a la insistencia de unos cuántos comisionistas que esperaban la llegada del autobús fuimos al hotel que previamente habíamos escogido: la Cordoba Pension (en la calle Gharnata, nº 36), a sólo 100 metros del centro de la medina, la plaza Uta el-Hammam.

Se trata de un edificio de estilo andaluz con un precioso patio interior y una terraza en la azotea con una magnífica vista sobre la kasbah, la medina y las montañas circundantes.

Una bonita habitación de tres camas, con baño compartido (aunque incluye agua caliente, toallas y papel WC) y un desayuno muy completo incluido en el precio cuesta 160 Dh. Además es tranquilo y muy limpio, y el personal es muy atento.

Lo recomendamos, aunque por lo general comprobamos en esta ciudad que la relación calidad-precio de los servicios (alojamiento y restaurantes) es la mejor de entre todos las ciudades visitadas.

También pudimos ver, aunque no hospedarnos porque estaba cerrada por mejoras, el Hostal Gernika (calle Onssar, 49). Parece recomendable, especialmente una única habitación, muy bonita, que hay en la terraza y que cuesta 180 Dh, con baño compartido.

Para comer una de las mejores alternativas son los numerosos restaurantes de la plaza Uta el-Hammam. Además están abiertos hasta muy tarde (de 1 a 2 de la madrugada).

También podemos recomendar el restaurante al-Kasbah, al inicio de la calle que hay entre las plazas Uta el-Hammam y Kenitra, dónde se come bien en un lugar con encanto y a un precio que está muy bien (una ensalada, un plato principal y una botella de agua cuesta unos 35 Dh).

Otro restaurante recomendable (la fachada del edificio y la decoración del interior son muy singulares) es el Aladdin, muy cerca de la plaza, pero debe tenerse en cuenta que la cocina cierra a las 22 horas y el bar a las 23 horas.

Cosas a ver y hacer
Vista de la medina de Chefchauen
Vista de la medina de Chefchauen

CHEFCHAUEN (o Chauen y pronunciado cháuen) es un lugar encantador en mitad de las montañas del Rif, unos 115 km al sudeste de Tánger.

Su medina es muy fotogénica y, al ser pequeña, también es muy manejable.

Además, es una ciudad tranquila, ideal para desconectar uno o dos días, callejeando por su medina, visitando algunos puntos de interés, haciendo senderismo por las montañas cercanas o simplemente sentados en un banco de la plaza principal.

Fue fundada a finales del s. XV y su población original estuvo compuesta, sobre todo, por exiliados de al-Ándalus, tanto musulmanes como judíos.

No debe sorprender, pues, que su medina nos recuerde mucho a los pueblos andaluces, concretamente a los pueblos alpujarreños de Granada y Almería, con pequeñas callejuelas de trazado irregular y casas encaladas.

En buena parte debido a la intermitente presencia española en la zona hasta 1956 es muy fácil encontrar población local de Chefchauen que entiende y habla el castellano. También contribuye el hecho de que las cadenas españolas de TV son muy seguidas aquí, especialmente los partidos de fútbol.

La medina de Chauen es pequeña y nada masificada, lo que hace casi imposible perderse y que pasear por ella sea muy placentero. Por tanto no es necesario ir acompañado de ningún guía para recorrer sus rincones.

Callejón de la medina de Chefchauen
Callejón de la medina de Chefchauen

La mayoría de sus casas y calles están encaladas de colores blanco y azul que en un día de sol radiante ciegan los ojos por su intensidad lumínica.

En la medina no recomendamos ningún lugar en especial, sino simplemente recorrer la medina allá dónde nos lleve nuestra intuición. No es difícil encontrar rincones muy bonitos, de postal.

Un truco a tener en cuenta a la hora de patear la medina es saber que cuando un callejón está enteramente encalado, incluido el suelo, entonces significa que no tiene salida, sólo da acceso a las viviendas.

Saliendo por la puerta Bab el-Ansar, en la parte oriental de la medina, y andando unos 200 metros se llega a un manantial de agua correspondiente al río Ras el-Maa, el cual es un buen lugar para descansar y refrescarse en días de calor.

La preciosa plaza Uta el-Hammam viene a ser el centro neurálgico de la medina. Es un magnífico lugar para sentarse en un banco o en la terraza de uno de sus numerosos bares y dejar pasar el tiempo, contemplando el día a día de esta ciudad.

En su lado este se encuentra la kasbah, pequeña zona fortificada que incluye un precioso jardín de estilo andalusí, un modesto museo y una torre no demasiado alta, pero que permite contemplar una buena vista de la ciudad.

La entrada al recinto de la kasbah cuesta 10 Dh y su visita vale la pena. El color rojizo de los muros da un toque muy vistoso al conjunto, tanto por dentro como por fuera.

En el lado sur de la plaza tenemos la Gran Mezquita, con la particularidad de que tiene un raro minarete de planta octogonal, mientras que en el lado noroeste hay un funduq (o caravanserai), que se utilizaba (y aún hoy día es utilizado, especialmente en día de mercado) para acomodar a peregrinos, viajeros y sus caballerías.

Vista de la plaza Uta el-Hammam
Vista de la plaza Uta el-Hammam

Entrar y ver el patio interior de este caravanserai, sobre todo en un día de mercado, es como un viaje al pasado.

A sólo 50 metros al este de la plaza Uta el-Hammam tenemos la plaza el-Majzen. Es más pequeña que la anterior y en ella podemos encontrar numerosas tiendas de recuerdos.

El jueves es el día de mercado en Chefchauen y se extiende por la entrada Bab el-Ain a la medina y también al sur de la Av. Hassan II.

Es muy interesante ver mujeres campesinas vestidas de forma tradicional (encontramos muchas similitudes con la vestimenta tradicional en las islas Canarias) y que vienen al mercado a comprar o vender.

Para completar la visita a la ciudad también vale la pena darse una vuelta po la ville nouvelle, la parte más nueva.

Saliendo de la medina por la puerta Bab el-Ain tomamos la Av. Hassan II, dejando el cementerio a nuestra derecha y el mercado a la izquierda, y llegamos a la bonita plaza circular Mohammed V.

A partir de aquí cada cual puede escoger por dónde continuar el paseo.


MEQUINEZ (Meknès)

Cómo llegar

Los 210 km que separan Chefchauen de Mequinez los hicimos en un autobús que cuesta 45 Dh y sale a las 12:45 h. desde la nueva estación de autobuses de Chauen.

La estación de autobuses está a unos 15-20 minutos a pie desde la plaza Uta el-Hammam, bajando por la Av. Mohammed V y girando a la derecha por la Av. Mohammed Abdou. A unos 500 metros hay un descampado dónde aparcan los autobuses.

Los billetes se pueden comprar en el mismo autobús o bien en un chiringuito móvil que hay delante de un bar, pero puede ser recomendable comprarlos el día antes, especialmente en temporada alta.

Hay otros dos autobuses a Mequinez: a las 6:00 y a las 15:30 h.

Finalmente tardamos 5 horas en llegar a Mequinez, tras una larga parada en Ouezzane, otra en un restaurante de la carretera para comer algo y, por último, un rápido cambio de autobús en la terminal de autobuses de Sidi Kacem.

Aprovechamos que el autobús pasa por la rotonda principal de la Av. Molulay Ismail de Mequinez para bajar aquí, en vez de esperar a que el autobús llegue a su destino final, la terminal de autobuses, ya que esta rotonda se encuentra a sólo 400 metros de la entrada de la medina.

Dormir y comer

El Hôtel Maroc (en la Rue Rouamzine nº 7) se encuentra justo en la entrada sudeste de la medina. La habitación es muy simple, con una cama grande y una pequeña, y un lavabo para lavarse las manos.

El baño y la ducha (de agua fría y caliente) son compartidos. El precio es de 60 Dh por persona y recomendamos pedir una habitación que dé al patio interior (con vegetación), en principio más agradable y tranquila que el resto.

Este hotel no tiene nada de especial, pero está bien situado, es limpio y quizás no tan cutre ni ruidoso como otros de la medina.

Sí queréis dormir en la parte nueva de la ciudad y cerca de la estación de tren nos recomendaron el Hôtel Majestic (Av. Mohammed V, nº 19). El edificio por fuera es bonito, pero no podemos dar precios ni nuestra opinión sobre el hotel en sí porqué no nos hospedamos en él.

En el lado norte de la plaza el-Hedim hay un par de chiringuitos dónde se sirve un plato combinado muy completo por 35 Dh, a la vez que mientras comemos en su terraza exterior contemplamos la espléndida y enorme puerta Bab el-Mansour.

En la Av. Hassan II de la Ville Nouvelle recomendamos Essaada Justfruit, dónde podréis degustar sus magníficas ensaladas de frutas, sus pasteles o beber zumos de frutas naturales, y todo muy bueno.

Cosas a ver y hacer

MEQUINEZ (Meknès en francés). Esta ciudad posee una gran herencia en forma de monumentos de la época en que fue capital, bajo el reinado del sultán alaouita Moulay Ismail. Durante los 55 años de su reinado (s. XVII y XVIII) el sultán hizo construir enormes murallas con puertas monumentales, mezquitas, jardines, alcazabas y un palacio.

Por este motivo Mequinez es también conocida con el metafórico nombre de la Versalles marroquí. En nuestra opinión esta ciudad no es tan interesante como Marrakech o Fez, pero merece que le dediquemos al menos un día para visitar sus lugares más emblemáticos.

Patrimonio de la Humanidad Ciudad histórica de Mequinez (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1996). Un buen lugar para empezar a visitar la ciudad vieja es la plaza el-Hedim, una enorme explanada de 200 metros de largo por 100 metros de ancho.

A pesar de los diversos intentos que se han hecho (y aún se hacen) para convertirla en un lugar tan emblemático y con la atmósfera de la plaza Djemaa el-Fna de Marrakech, creemos que todavía está a años luz de aquella.

Es una lástima, por ejemplo, que el centro de la plaza se convierta en un gran aparcamiento de coches durante el día. De todos modos, al caer el sol y anochecer suele haber bastante ambiente y animación, con las terrazas de los bares a tope y un pequeño mercado improvisado.

La gran puerta de Bab el-Mansour (Mequinez)
La gran puerta de Bab el-Mansour (Mequinez)

En el lado oeste de la plaza se encuentra el mercado cubierto de frutas y verduras, dónde se pueden comprar las famosas olivas de Mequinez.

Hacia el norte y este de la plaza se extiende el corazón de la medina, con los diversos zocos.

En este lado también se encuentra la Gran Mezquita (entrada prohibida a los no musulmanes) y la medersa Bou Inania, así como el museo Dar Jamaï (cerrado por restauración).

En esta medina no es difícil orientarse y encontrar el camino sin necesidad de ningún guía.

Por último, en el lado sur de la plaza está la enorme e impresionante puerta Bab el-Mansour, la que fue la entrada principal a la ciudad imperial de Moulay Ismail. Está bastante bien conservada y se considera que es una de las más bellas del país, cosa que nosotros no discutiremos en absoluto.

Actualmente para acceder a la ciudad imperial no se puede entrar por la puerta en sí, sino por una puerta lateral.

Una vez dentro de la ciudad imperial lo primero que encontramos es un gran espacio abierto formado por la Place Lalla Aouda al este y Koubatt as-Sufara al oeste.

El primero de ellos era el mechouar dónde Moulay Ismail pasaba revista a la tropa, mientras que en el segundo actualmente hay un pequeño edificio compuesto por una sala dónde se recibían a los embajadores extranjeros y una puerta de acceso a unos enormes graneros subterráneos, Heri el-Mansour, con orificios en el techo que dan directamente al exterior para permitir la ventilación. En nuestra opinión su visita no vale mucho la pena. La entrada cuesta 10 Dh.

Interior del Mausoleo de Moulay Ismail
Interior del Mausoleo de Moulay Ismail

A 100 metros de éste se encuentra el Mausoleo de Moulay Ismail, con una arquitectura y ornamentación finísima y bonita de verdad.

El patio anterior a la sala es un lugar magnífico para descansar un rato.

Es necesario descalzarse antes de entrar a la sala en sí y no se permite el acceso al lugar dónde se encuentran los restos de Moulay Ismail a los no musulmanes. La entrada al mausoleo de Moulay Ismail es gratuita, pero se invita al visitante a dejar un donativo.

En la zona más alejada de la ciudad imperial, a unos 2 km del mausoleo, encontramos Heri es-Souani, otros graneros también de enormes dimensiones y de la época de Moulay Ismail.

Están parcialmente reconstruidos y tanto su estructura como la construcción son impresionantes, creando un espacio bastante fotogénico (no es de extrañar que el director de cine Martin Scorsese localizara aquí escenarios de la película La última tentación de Cristo).

En el momento de nuestra visita una parte del recinto era usado como sala de exposiciones, con una exposición sobre Jean Genet. También aquí la entrada cuesta 10 Dh.

En su lado norte encontramos el estanque de Agdal que servía como lago para el recreo del sultán y como depósito de agua para el riego de los jardines. Tiene unos superficie de 4 Ha. y en el momento de nuestra visita estaba medio vacío de agua.

Llegar hasta aquí es un agradable paseo de 2 km entre altas murallas, pero también se puede tomar una calesa o un taxi (6 Dh) desde la entrada de la ciudad imperial.

Para acabar la visita a Mequinez también recomendamos un paseo por la Ville Nouvelle, 1 km al este de la medina por la Av. Moulay Ismail. No tiene nada de especial, pero al caer el sol, cuando ya han cerrado los puntos a visitar en la ciudad histórica, es un buen momento para pasear por ella tranquilamente.

En una calle paralela a la de la estación de tren está el bar La Grotte, un espacio muy agradable, tranquilo y fresco dónde tomar una bebida. Muy recomendable para relajarse un rato.

MOULAY IDRISS es una pequeña población a unos 26 km de Mequinez. Es un importante centro de peregrinación ya que aquí se encuentra el Mausoleo de Moulay Idriss.

Se permite el acceso a la ciudad para los no musulmanes desde hace menos de 70 años, pero en la actualidad continúa prohibido el acceso a las mezquitas y a todos los lugares santos, como por ejemplo el mausoleo.

Vista sobre el mausoleo y la población de Moulay Idriss
Vista sobre el mausoleo y la población de Moulay Idriss

Por tanto no hay mucho que ver, pero sí que recomendamos al menos una breve visita, sobre todo teniendo en cuenta que está de camino a Volubilis.

Moulay Idriss y Volubilis son una fácil excursión de una mañana entera (larga) desde Mequinez.

A pie desde la plaza principal (dónde paran los autobuses y taxis colectivos) y subiendo por una calle a uno de los dos cerros sobre los que se asienta el pueblo se llega rápidamente hasta el Mausoleo de Moulay Idriss.

Cruzando por debajo de una arco de tres puntos y subiendo una escalera llegamos a la entrada al mausoleo, pero pocos metros más allá veremos la barrera que impide la entrada a los no musulmanes. A pesar de todo vale la pena llegar hasta aquí.

Volviendo atrás y continuando la ascensión por la calle podremos llegar a un par de puntos panorámicos, muy cercanos entre sí, desde los que hay una vista magnífica sobre el mausoleo y el núcleo de la población. Aquí los llaman grande terrasse y petit terrasse.

En nuestra opinión la vista desde el primer punto es muy superior al del segundo. Llegar hasta cualquiera de ellos es bastante difícil ya que se encuentran al final de un laberinto de pequeñas calles y lógicamente no están señalizados.

El minarete cilíndrico de Moulay Idriss
El minarete cilíndrico de Moulay Idriss

No queda más remedio que ir preguntando y/o aceptar los servicios de uno de los muchos jóvenes guías que se ofrecen para acompañarnos a cambio de una propina al final (5/10 Dh).

En el mismo camino a las dos terrazas panorámicas tenéis la oportunidad de ver el único minarete cilíndrico de todo el país, una curiosa y bonita construcción de color verde con inscripciones árabes de color blanco.

Para llegar a Moulay Idriss desde Mequinez con transporte público deberemos ir a la parada de taxis colectivos que hay en la Av. des Nations Unies (al otro lado del Instituto Francés) de Mequinez.

Una vez ahí sólo deberemos esperar a que se llenen las 6 plazas del próximo grand taxi (un viejo Mercedes) que saldrá hacia allá (nosotros esperamos sólo 5 minutos).

Se tarda unos 25 minutos en recorrer los 28 km de distancia entre Mequinez y Moulay Idriss.

El precio del trayecto es de 8 Dh (60 Dh regateables si se quiere alquilar el taxi entero). El punto final de parada es la plaza principal de Moulay Idriss.

Para volver a Mequinez basta con ir a esta misma plaza y esperar a que se llene el siguiente taxi colectivo.

Si esta excursión la hacemos en sábado, día de mercado en Moulay Idriss, tendremos dos importantes ventajas: encontraremos más animación en Moulay Idriss y, sobre todo, el transporte para ir y volver es mucho más frecuente.

Patrimonio de la Humanidad SITIO ARQUEOLÓGICO DE VOLUBILIS (declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1997). Éstos son los restos romanos más grandes y más bien conservados de Marruecos y corresponden a la antigua capital romana de la Mauritania Tingitana (siglos II y III d.C).

Opinamos que la visita a Volubilis es altamente recomendable, pudiéndola combinar fácilmente con la visita a Moulay Idriss (ver punto anterior).

La Puerta de Tingis y el Decumanus Maximus (Volubilis)
La Puerta de Tingis y el Decumanus Maximus (Volubilis)

La entrada al recinto cuesta 20 Dh. Una vez dentro podremos recorrer y visitar el recinto libremente.

La visita a Volubilis puede suponer un mínimo de dos horas y recomendamos hacerla temprano por la mañana (el recinto abre a las 8).

De este modo evitamos las horas de máxima insolación y también los posibles grupos organizados que puedan llegar hasta aquí (en el momento de nuestra visita estuvimos prácticamente solos).

Hay algunos paneles explicativos que ayudan a saber cuáles son los principales puntos de interés: el arco de triunfo, la basílica, el foro, el capitolio, el mercado, casas, termas, molinos de aceite, etc.

Pero debemos hacer una mención especial de los mosaicos, algunos de los cuales están muy bien conservados y son de una belleza extraordinaria, sobre todo teniendo en cuenta que se encuentran en su emplazamiento original y expuestos a la climatología.

Es igualmente bonita la localización del recinto, rodeado de pequeños cerros de formas muy suaves.

Nosotros llegamos a Volubilis tomando un taxi colectivo en la plaza principal de Moulay Idriss. El trayecto de 4'5 km cuesta 5 Dh y no se tarda más de 10 minutos en llegar a la entrada del recinto arqueológico.

Para volver a Moulay Idriss podemos parar algún taxi colectivo que pase por la entrada o bien ir hasta la carretera principal, a 500 metros de la entrada del recinto. En el peor de los casos, si no pasa ningún taxi, se puede hacer auto-stop o andar los 4'5 km hasta Moulay Idriss.


Visita a la ciudad de Fez

FEZ (Fès)

Cómo llegar

También aquí utilizamos el tren para recorrer los 60 km que separan las ciudades de Mequinez y de Fez. Hay unos 9 trenes diarios y nosotros tomamos el de las 13:44. Cuesta 16'5 Dh en 2ª clase (con A/C) y tarda unos 70 minutos.

Para ir hasta la estación de tren de Mequinez desde la medina se puede tomar el autobús urbano nº 2 al principio de la Av. Moulay Ismail (cuesta 2 Dh) y bajar en el Blvd. Allal ben Abdallah, a sólo 100 metros de la estación.

Dormir y comer

El Hôtel Amor (rue Arabie Saoudite nº 31) se encuentra en la ciudad nueva de Fez. Una habitación con baño y ducha privados, papel WC, toallas y otros "lujos asiáticos" cuesta 198 Dh la noche. Hay agua caliente de 7 a 11 de la mañana y de 19 a 23 h. de la noche.

Otra opción, más económica, es el Hotel Royal (36 Rue de Soudan). Aquí la habitación con baño y ducha (sólo hay agua caliente por la mañana) cuesta 150 Dh y recomendamos pedir una habitación que dé a la parte de atrás.

En la cercana Place Florence encontramos la Pizzeria La Mamia, pero no la recomendamos especialmente ya que las pizzas que sirve son caras para lo que son.

En el Blvd. Mohammed V se pueden encontrar unos cuántos lugares dónde tomar un zumo o comer pasteles, como por ejemplo la Cremerie Skali.

La Cafetería Paris, en la Av. Hassan II, es un buen lugar para desayunar, en un local bastante nuevo y chic.

Para la cena, un sitio recomendable es el restaurante Al-Khozama, en la Av. Mohammed es-Slaoui.

En la zona de Fès el-Bali recomendamos el restaurante Le Kasbah, al inicio de la calle Talaa Kebira. Se come bien y desde su terraza superior hay una vista excelente de parte de la medina.

En la confluencia de las calles Talaa Kebira y Talaa Seghir hay un conjunto de restaurantes con mesas y sillas en la calle, dónde, además de comer, es un magnífico punto de observación de la vida de esta medina, viendo pasar la gente y los animales arriba y abajo. En concreto recomendamos el restaurante Chez Rashid.

Cosas a ver y hacer

FEZ (Fès en francés) es la primera de las ciudades imperiales, ya que se remonta al s. VIII y siempre ha tenido un papel relevante en la historia de Marruecos. También posee una de las universidades más antiguas del mundo.

Fez en realidad está compuesta por tres partes diferenciadas: Fès el-Bali (la parte más antigua, forma el corazón de la medina), Fès el-Jdid (fundada en el s. XIII) y la Ville Nouvelle (construída por los franceses).

Se considera que la medina de Fès el-Bali es una de las ciudades medievales vivas más grandes del mundo, sólo comparable a la de Marrakech, Damasco o El Cairo.

Patrimonio de la Humanidad Medina de Fez (o Fès el-Bali), declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1981. Perderse por los incontables callejones de la laberíntica medina de Fez es un placer para los sentidos, además de sentirnos transportados a otra época.

A pesar de todo, con un mapa y un mínimo sentido de la orientación no es difícil encontrar puntos de referencia que nos permitan saber dónde estamos en todo momento.

Fuente en la plaza an-Nejjarine (Fez)
Fuente en la plaza an-Nejjarine (Fez)

Por tanto, contratar un guía no es realmente necesario, aunque cada cual es libre de hacerlo o no. Nosotros siempre preferimos descubrir las cosas por nosotros mismos, sin tener que ir a remolque de alguien, a pesar de ser conscientes de perdernos algunas cosas por el camino.

A la entrada de la medina, y sobre todo en la zona de la puerta Bab Bou Jeloud, se encuentran la mayoría de falsos guías, algunos de los cuales muestran actitudes agresivas si no aceptamos sus servicios.

Si no deseamos un guía es necesario no perder la calma, aunque mostrándose inflexibles e ignorándolos.

Pasado este punto ya es fácil que no nos vuelvan a molestar.

Para recorrer la medina tomamos como base los itinerarios a pie sugeridos en la guía Lonely Planet y la verdad es que nos fueron muy bien.

El primero de ellos tiene su inicio en la puerta Bab Bou Jeloud, la entrada principal a la medina, y pasada la zona de cafés y restaurantes, va siguiendo la estrecha calle Talaa Kebira, repleta a lado y lado de puestos de venta con las cosas más inverosímiles.

Debe irse con cuidado con las mulas y asnos, que circulan por estos callejones transportando mercancías, para no ser aplastados o pisados. Al sentir el grito Balek! conviene apartarse ya que indica que hay peligro a la vista.

Bajando por esta calle lo primero que encontramos es el bonito minarete de la medersa Bou Inania, actualmente cerrada por restauración.

Más adelante, a la derecha, encontramos la muy interesante Place an-Nejjarine. En ella hay una fuente que es preciosa, la más bonita de todas las que vimos en la zona de la medina.

A su lado hay un antiguo funduq que ha sido restaurado y actualmente hospeda el Museo Nejjarine del arte de la madera. El contenido del museo es interesante, pero lo es mucho más el edificio en sí, restaurado con muy buen gusto. Las vistas de la medina desde su terraza son magníficas. La entrada al museo cuesta 20 Dh.

Vista sobre la medina y la mezquita Kairaouine (Fez)
Vista sobre la medina y la mezquita Kairaouine (Fez)

Continuando por la calle Talaa Kebira se llega hasta la medersa el-Attarine (cierra a la hora de comer, pese a lo que se dice en la guía Lonely Planet).

Tomando el ramal de la derecha se llega a la Plaza as-Seffarine, siguiendo los muros de la universidad y mezquita Kairaouine, la cual no puede ser visitada si no se es musulmán.

En la plaza as-Seffarine, por otra parte, hay muchos artesanos del cobre. A partir de aquí se puede volver al punto de inicio del itinerario volviendo por la calle Talaa Seghir, ahora de subida.

Otro posible itinerario parte de una calle adyacente al restaurante Dar Saada, ya casi al final de Talaa Kebira, se va siguiendo en dirección norte hasta llegar a la puerta Bab Guissa.

Desde aquí se divisan perfectamente las tumbas Merenides, en un cerro al otro lado de la carretera.

Saliendo de la medina y andando 200 metros hacia el este se entra por la puerta Bab Jamaï y encontramos enfrente el Palais Jamaïimage, un palacio del s. XIX convertido ahora en un hotel de lujo de la cadena Sofitel.

Recomendamos entrar al hotel y acceder a su gran terraza posterior desde dónde hay una impresionante vista de Fès el-Bali, mientras tomamos un té a la menta tranquilamente en un entorno muy agradable (la consumición mínima es de 30 Dh). La zona de jardines y piscina del hotel también son dignos de ver.

Vista sobre la tenería Chouara de Fez
Vista sobre la tenería Chouara de Fez

A 100 metros de la puerta Bab Guissa hay una parada de autobús dónde se puede tomar el nº 10 para volver a la Ville Nouvelle (finaliza el recorrido en la plaza ante la estación de tren).

Finalmente, cualquier visita a Fez no debe pasar por alto la oportunidad de ver las famosísimas tenerías (curtidurías) de Fez. En la ciudad hay tres tenerías, pero la mayor de ellas (y la que recomendamos visitar) es la tenería Chouara.

La tenería Chouara, situada cerca de la madrasa as-Saffarine en Fès el-Bali, fue construida en el s. XI y su manera de curtir y dar color a las pieles ha cambiado bien poco a lo largo de los siglos.

Para llegar a Chouara deberemos tomar un callejón que arranca de la esquina nordeste de la plaza as-Saffarine e ir siguiendo las calles sin perder la dirección nordeste y guiándonos también por el olfato, ya que el olor de las pieles se empieza a notar bastante antes de llegar.

La señal inequívoca de que hemos llegado a las tenerías es que, de golpe, aparecerán comisionistas que nos querrán convencer para ir a "su" tienda a ver trabajar a los curtidores.

Poniendo las pieles a secar (tenería de Chouara)
Poniendo las pieles a secar (tenería de Chouara)

Estas tiendas de artículos de piel están una al lado de otra y todas ellas permiten subir a su terraza, desde dónde se puede ver trabajar a los curtidores, con la esperanza de que compremos algo.

El acceso a las terrazas es gratuito y ni que decir tiene que no es obligatorio comprar. Nosotros entramos en la única no "recomendada" por ningún comisionista y acertamos, porque la vista era magnífica.

Ver los enormes cuencos, cada uno lleno con un líquido de color distinto, y a los hombres llevando y sumergiendo las pieles en estos cuencos es un espectáculo fascinante.

Es mejor ir por la mañana ya que es cuando se pueden ver más cuencos llenos. El olor es realmente fuerte y puede ser desagradable para algunas personas.

Además de la vista desde las terrazas también recomendamos la visita in situ a las tenerías. Se accede por un pasaje que baja desde la calle principal hasta la zona de las tenerías.

La visita es guiada por un encargado que nos explica todo el procesado de la piel (ésta puede ser de camello, cabra, vaca o cordero), desde el tintado al secado, a la vez que vemos las distintas dependencias dónde se lleva a cabo cada una de los trabajos.

Transporte de mercancías por los callejones de la medina de Fez
Transporte de mercancías por los callejones de la medina de Fez

La visita incluye el ir saltando por los bordes de los cuencos llenos de líquido de color dónde se sumergen las pieles para poder verlos de cerca.

Todo ello permite hacerse una idea de las condiciones durísimas del trabajo de estos hombres, dónde todo se hace manualmente como hace siglos, en unas condiciones poco favorables.

El precio de esta interesantísima visita es un donativo de 10 Dh por cabeza y sin duda la recomendamos.

Sobre la base de estos recorridos por la medina se puede improvisar y dejarnos llevar por nuestro instinto.

Aquí cualquier rincón es interesante y ni que decir tiene que, en la medina, las oportunidades para comprar cualquier objeto de artesanía, como recuerdo de este viaje, son infinitas.

Para ir desde la Ville Nouvelle hasta Fès el-Bali se puede tomar el autobús nº 9 que sale de la parada en la calle Abdallah Chefchaouni (a 200 metros de la Place de la Résistance) y finaliza en una plaza contigua al lado sur de la Place Istiqlal.

Otra opción es tomar el autobús nº 19, el cual finaliza en la Place er-Rsif, el corazón de Fès el-Bali. Cualquier trayecto en autobús costa 2'5 Dh.

Fès el-Jdid. Esta parte de la ciudad fue fundada en el s. XIII como una extensión de Fès el-Bali y su nombre significa Fez Nuevo. Nos resultó menos interesante que Fès el-Bali, pero vale la pena dedicarle al menos una breve visita.

En un agradable paseo de 1.5 km desde la Place de Florence, por la Av. Hassan II primero y el Blvd. Moulay Youssef después, se llega a la bonita Place des Alaouites, un gran espacio ajardinado que es la antesala de Dar el-Makhzen o Palacio Real. El palacio en sí está cerrado al público, pero la fachada que da a a plaza, con sus fantásticas puertas doradas, es muy interesante.

Al sur del palacio, al otro lado de la Rue des Merenides, encontramos el viejo mellah o barrio judío.

Paseando por sus calles se pueden ver algunos edificios de balcones y ventanas con un estilo diferenciado (de madera y con estucados) del de sus vecinos musulmanes.

En la esquina sudeste del mellah hay un interesante cementerio judío. Se accede a él por una puerta de garaje (tiene una señal de prohibido aparcar y un rótulo con la inscripción Jewish cemetery) que pasa desapercibida detrás de unos tenderetes ambulantes, al principio de la Rue des Merenides.

Debe llamarse al timbre 3 veces (es la señal convenida para que abran la puerta). El encargado del cementerio nos hace una visita comentada, hablando sobre la historia del cementerio en general, así como de algunas tumbas en particular. Al final pide una propina por el servicio realizado (5 ó 10 Dh por persona es más que suficiente). Debemos reconocer que este lugar tiene un cierto encanto.

Cruzando la puerta Bab Smarine, al final de la Rue des Merenides, y subiendo por la calle Sharia Moulay Suleiman se llega al lugar donde se encuentran el Petit Mechouar y la enorme puerta Bab Dekkanen.

Continuando hacia el norte se llega finalmente al Grand Mechouar y, tras de él, la Kasbah Cherarda, ahora utilizada como hospital y escuela.

Para descansar de este largo paseo nada mejor que volver atrás e ir a los jardines Bou Jeloud, al este del Petit Mechouar.

Y el viaje se acaba ...

Para ir al aeropuerto de Fez, 15 km al sur de la ciudad, se puede tomar el autobús nº 16 que sale de la plaza junto a la estación de tren. El primero sale a las 5:40 de la mañana.

Si por la hora no tenemos la opción del autobús o se desea ir más cómodo se puede alquilar un grand taxi, el cual cuesta unos 150 Dh en horas intempestivas.

Deben preveerse de 20 a 30 minutos para llegar al aeropuerto. Éste es muy nuevo, pequeño y bastante bonito. No hay que pagar tasas de salida.

Antes de volver a casa ya sólo nos quedaba un vuelo de 30 minutos entre Fez y Casablanca, y a continuación otro de Casablanca a Barcelona, de 1 hora y 40 minutos, ambos con Royal Air Maroc.


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