Marruecos ha sido uno de esos países a los que siempre he querido ir y que seguramente por proximidad he ido dejando hasta que por fin me decidí. Se me ha confirmado que la cultura árabe, y más la marroquí, es parte de nuestra cultura histórica, y también cumple con los tópicos de tener un desierto espectacular y de tener una cultura cercana, que no me es desconocida.
En diez días no se puede ver mucho, pero sí me he podido hacer una idea feaciente de cómo se debe viajar a este país y de que tiene bien merecido dedicarle hasta 20 días. Con 10 días me he quedado muy corta, en cambio con 20 hubiera dado para ver algunas de las ciudades que no he podido ver, y también para ahondar más en el espectacular desierto.
Casi todos los marroquíes, sobre todo en los sitios turísticos que visitamos, hablan o chapurrean castellano, en todas partes ya estaban esperando a los turistas para venderles cosas, pedir dinero por saludar o por dar una información, y esto es algo que me molesta especialmente, pero que ocurre en muchos países.
En Marruecos he descubierto muchos paisajes realmente variados y, sobre todo, inesperados. También lugares donde he tenido la sensación que el tiempo se hubiese parado hace 300 años. La arquitectura árabe, evidentemente en este caso marroquí, es fascinante: mil y una cenefas y mil y un mosaicos. A cuál más bonito. En este viaje he fotografiado muchísimas puertas, puertas que se abren a mezquitas prohibidas para los no musulmanes, puertas que se abren a Riads increíbles y puertas de casas humildes, pero igualmente interesantes.
Del 25 diciembre 2007 al 4 enero 2008.
Día 1: Barcelona - ...avión...
Día 2: Casablanca - Marrakech
Día 3: Marrakech
Día 4: Marrakech - Ouarzazate
Día 5: Ouarzazate - Tinerhir - Erfoud - Desierto
Días 6-7: Desierto del Sáhara
Día 8: Desierto del Sáhara - Fès
Día 9: Fès
Día 10: Fès - Meknès - Fès
Día 11: Fès - Casablanca - ...avión... - Barcelona
El dirham o DH es la moneda oficial en Marruecos. Se puede cambiar en todas partes euros sin problemas. Nosotros cambiamos a nuestra llegada al aeropuerto de Casablanca, cuando ya eran pasadas las 11 de la noche y el banco estaba abierto. El horario oficial es hasta las 4 de la tarde en los bancos de las ciudades. Hemos pagado todos nuestros gastos en dirhams. Las tarjetas de crédito están aceptadas en casi todos los lugares/hoteles. Nosotros no pagamos nada con la tarjeta.
Cambio medio:
1 € = 0,19 DH (el cambio estaba fijado y era el mismo en casi todas partes, con ligeras variaciones).
+ 392 € (vuelo BCN-Casablanca-BCN)
+ 135 € (Transportes: autobuses interurbanos, autobuses urbanos y taxis)
+ 188 € (hoteles)
+ 85 € (Restaurantes, zumos y supermercados)
+ 8 € (souvenirs y varios)
+ 15 € (excursiones y entradas)
= 738 € (Total)
Presupuesto diario medio: 43 €/día, vuelos aparte.
Es obligatorio llevar el pasaporte vigente, sólo es necesario el visado si se quiere estar en Marruecos más de 90 días.
No es necesario vacunarse ni tomar ninguna precaución especial en Marruecos. Las personas propensas a tener problemas intestinales (sobre todo al cambiar el hábito alimentario habitual por unos días), pueden llevarse antidiarreicos o alguna pastilla para su efecto contrario.
Marruecos es un país que nos ha parecido tranquilo. Nuestra experiencia fue absolutamente positiva y, por el resto, tomamos las habituales precauciones que se tienen en cualquier viaje (o cuando paseamos por nuestra ciudad), sobre todo en sitios con aglomeración de gente y en horas nocturnas o sitios con poca luminosidad. Nada más a comentar al respecto.
Aunque las distancias entre ciudades a visitar no son muy grandes, una vez se utiliza el transporte público parece que sí sean grandes distancias, pues ni los autobuses ni los taxis que cogimos sobrepasaban los 70/80 km por hora, sobre todo porque las carreteras cuando te alejas de las principales ciudades son con muchas curvas y evidentemente, es difícil adelantar. El recorrido se convierte en varias horas.
Taxi: los taxis en Marruecos son baratos y se les debe exigir que pongan el taxímetro. También se les llama Petit Taxi (casi todos Fiat Punto). En cambio los Grand Taxi son los taxis que una vez se llenan, transportan al pasajero de una ciudad a otra. Un poco destartalados. En la estación principal de Marrakech nos pareció misión imposible coger un taxi.
Tren: nos pareció una buena forma de moverse en los sitios que había red de ferrocarril, incluso compramos primera clase para poder tener un baño más limpio. Todo muy correcto, un par de retrasos, pero bien en general.
Avión: nosotros no cogimos ningún vuelo interno. Las compañías aéreas que ahora mismo vuelan a Marruecos desde España son: Royal Air Maroc, Iberia, Clickair y RyanAir.
Autobús: los autobuses interurbanos son una opción barata para moverse por el país. Por mi experiencia debo decir que no es la mejor opción en Marruecos, pues los horarios son los que son (los que quieren o los que dicen...). La empresa pública de autobuses es CTM. Es la más fiable (al menos los autobuses salen cuando dicen, más o menos, y van donde dicen). Los autobuses son correctos. El precio en comparación a España es barato. Su web desafortunadamente no informa ni de horarios ni de precios. En las estaciones de autobuses existen muchas más empresas de autobuses, pero nuestra experiencia y la de otros viajeros, es que si se toma otra empresa, se corre el riesgo que el autobús no salga y no vaya hasta donde te venden el billete. Además, en la guía, también recomiendan que los extranjeros tomen solamente autobuses CTM. El estado de las carreteras era bastante bueno, incluso hay un par de autopistas nuevas entre Marrakech y Rabat.
Marruecos tiene muchos tipos de alojamiento, en general con muy buen precio. Quien no tenga manías o sea de gustos austeros puede encontrar alojamiento entre 170 i 250 DH por noche para una habitación doble. Los hoteles modernos o sencillamente mejores ya cuestan entre 400 y 700 DH. A partir de 800 DH son hoteles muy bonitos, nuevos y modernos. A destacar los Riad, hoteles típicos de Marruecos, con patio interior, gran profusión de mosaicos, decoración increíble y muy cuidada. En los hoteles los precios acostumbran a darse con los impuestos incluidos.
La cocina marroquí, con excepción de los platos típicos, hoy en día puede considerarse como una mezcla de gastronomías procedentes de los bereberes, moriscos, Oriente Medio, mediterráneo y África. Es muy sencilla de realizar, tal y como corresponde a las cocinas populares. Tiene mucho en común con otras cocinas del magreb, pero posee una personalidad propia debido a ser la única de ellas que no ha recibido la influencia de la cocina turca (debido a que el imperio otomano no llegó con sus dominios al territorio del actual Marruecos). Se trata de una cocina elaborada de forma casera, en la que participan fundamentalmente sólo mujeres (dada), ya que el espacio de la cocina es tradicionalmente en Marruecos un lugar femenino donde los hombres permanecen fuera.
El cuscús forma parte del alimento identidad de la gente y etnias de Marruecos (su nombre originario es kasksou baddaz). Se trata de sémola cocinada al vapor en recipientes especiales, denominados alcuzcuceros. Es un alimento básico y de bajo coste que se encuentra en muchas partes de las cocinas del magreb y que por popularidad se asocia fácilmente con la cocina de Marruecos. Los platos con cuscús suelen estar acompañados de verduras, carne, pollo o pescado.
Las especias se emplean en la cocina marroquí de forma extensiva e intensiva. Mientras algunas especies han sido exportadas de Marruecos desde muy antiguo, otros ingredientes tales como la menta y las olivas de Meknes, las naranjas y limones de Fez son procedentes de los cultivos locales (pollo con aceitunas y limón, delicioso!). Las especias más comunes en los platos marroquís son canela, comino, cúrcuma, jengibre, pimienta negra , pimentón, semilla de anís, semillas de sésamo, cilantro, azafrán y menta. La harîssa, una pasta de pimientos picantes, es muy empleada como condimento y que caracteriza por igual a todas las cocinas del Magreb, siendo originaria de la cocina de Túnez. El toque marroquí a este condimento en pasta es añadir unas semillas de comino y cilantro. El cilantro (también denominado perejil árabe) se emplea tanto como hierba (hojas frescas), la cual proporciona un sabor ligeramente anisado y suele echarse al final de la cocción de los alimentos, como en grano, con sus semillas, empleándose más como incienso.
Existen muchos tipos de sopas, por ejemplo la harira, que se sirve todos los días durante el mes de Ramadán y es el plato con el que se rompe el ayuno. Suele ir acompañada de dátiles o chebakia (postre típico). Existen platos muy típicos como la bissara, un puré de habas muy referenciado en los refranes populares en los que se dice: «es tan pobre que sólo come bissara». El plato marroquí por excelencia es la pastilla de pichón. Como entrantes destaca el zaaluk de berenjenas (llamado también "caviar de berenjenas", lo cual da idea de su exquisitez). También existen los tajín, se menciona así tanto al recipiente como al contenido, todas las recetas preparadas en este recipiente se denominan Tajín, existen muchas variedades y por eso se les denomina Tajín de cordero, este plato tiene la combinación exótica de lo dulce (aportado por los dátiles) y lo salado (proveniente de la carne).
Los postres marroquíes son muy conocidos. Muchos de ellos están preparados con una pasta que denominan cuerno de gacela y que sirve de base para muchos dulces. En ellos abundan los dátiles y la miel como edulcorante. A destacar los pasteles, pues se supone que vienen por la gran influencia francesa. El chocolate también protagoniza los postres influenciados por Francia.
Como bebida a destacar el delicioso té a la menta que se sirve en l'barrade: una especie de tetera de acero inoxidable empleada para vertir el té en los vasos. El té que se bebe en Marruecos es una combinación de té verde con menta. El té es un placer que no se rechaza jamás.
Más información sobre la gastronomía marroquí en Gastronomía Marruecos y en Colección de recetas de la cocina marroquí.
Cuando nosotros estuvimos en Marruecos la temperatura diurna era de unos 20 grados al sol, pero en la sombra se notaba fresco, y de noche hacía realmente frío.
Durante nuestro invierno tienen 1 hora menos que en España.
Marruecos, Lonely Planet/Geoplaneta, en versión española (ed. Junio 2007).
- En Marruecos se fuma mucho, sobre todo los hombres y si se acude a un restaurante cerrado el humo puede llegar a ser excesivamente molesto.
- Las Medinas visitadas acostumbran a tener calles bastante estrechas y curiosamente para nosotros, y como tiene lógica al no poder pasar por allí ningún coche, el medio para trasladar mercancías a las tiendas es con asnos.
- Al preguntar en la calle por algún Riad que queríamos visitar, muchas veces alguna persona nos ayudaba y caminaba unos metros con nosotros y luego pedía dinero. O simplemente se ofrecían como guías o nos ofrecían restaurantes... todo a cambio de dinero, o si no les haces caso como hacía yo, entonces, se enfadaban, no les hacía gracia. Hasta un chico me tachó de racista por no contestarle nada de nada, por ignorarle totalmente.
- Oficina Nacional Marroquí de Turismo en España
- Bienvenido a Marruecos
- Ministère du Tourisme du Maroc
- Maroc Tourisme
Nosotros llegamos y salimos desde Casablanca, y una vez con la experiencia del viaje y conociendo lo que conozco, asumo que fue un error por ignorancia: compré el billete a Casablanca sin ser realmente consciente de donde estaba geográficamente y, además, lo compré a ese destino porque los vuelos a Marrakech o Fes aún eran más caros.
Otro error que cometí fue no prever el alquiler de un coche, y sobre todo no lo hice porque consideré que Marruecos está turísticamente muy desarrollado, pero aunque esto es cierto de una parte, por otra parte puedo asegurar que con los transportes públicos no está suficientemente desarrollado. Sobre todo cuando quieres dirigirte a la parte sur, la parte del desierto y no se conocen los horarios de CTM, de los autobuses (la web de CTM funciona pero no hay ningún apartado con los horarios), contrariamente a lo que sucede con la web de los trenes, que realmente funciona muy bien indicando los horarios.
Teniendo en cuenta que sólo teníamos 10 días para viajar, y con mi experiencia, yo propondría un itinerario similar al mío pero mejorado: entrando por Marrakech y saliendo por Fès. Una vez visto Marrakech se alquila el coche para cruzar la Garganta del Todra, cruzar el Atlas y llegar al desierto. Y volver cruzando el Atlas Medio, devolviendo el coche en Fès (o bien el itinerario inverso, de Fès a Marrakech).
Al contar con diez días y utilizar transporte público no visitamos Rabat, ubicado a medio de camino entre Fès y Casablanca. Me consta que también es una ciudad digna de visitar. Marruecos ofrece más de lo que pudimos ver: Tánger, la costa atlántica Essaouira, Agadir, y otras partes del desierto que bien merecen una visita, pero lo dejo para otro viaje.
Compramos el billete BCN-Casablanca-BCN en Viajes Iberia en Mataró (Tel. 93-755 25 80), pagando 392 €. El billete lo compré el 5 de diciembre, por lo que con un poco más de previsión seguro que lo hubiese podido encontrar por la mitad de precio.
El vuelo de Barcelona a Casablanca con Royal Air Maroc tarda 2 horas y 10 minutos en llegar y sale a las 8:40 de la tarde y aprovechando que en Marruecos es una hora menos que en España, podemos decir que llegamos casi a las 10 de la noche. A la llegada nos esperaban con un letrero con nuestros nombres, el transfer del hotel que habíamos contratado por e-mail. Normalmente hubiese utilizado transportes públicos, pero teniendo en cuenta la hora de la llegada y que según la guía, el precio del taxi es similar al que nos ofrecían todos los hoteles contactados por internet. Pagamos 250 DH por persona por el transfer. El aeropuerto está situado a 42 kilómetros del centro de Casablanca. Tardamos unos 45 minutos hasta el hotel.
En Casablanca elegimos un par de días antes por internet y desde Barcelona, el hotel Oued Dahab (17, Rue Mohamed Belloul, Ex Pégoud, Casablanca, Tel. 00212- 22 223866). Situado prácticamente enfrente del hotel Guynemer, de los mismos propietarios. Pagamos 180 DH sin desayuno, por una de las peores habitaciones que he visto en los últimos años: todo estaba viejo y maloliente, el baño estaba fuera, sucísimo, las toallas eran intocables, el colchón y las sábanas igual de malolientes, etc, etc, etc. Como que ya eran las 12 y poco de la noche cuando llegamos, decidimos quedarnos y dormir dentro del saco de dormir de sábana con el que siempre viajo. El hotel Guynemer nos ofrecía por email 538DH, pero teniendo en cuenta que la guía Lonely Planet comenta del hotel Oued Dahab que es desgastado pero barato y limpio, decidimos ir al barato, pues si es limpio ya tengo bastante, pero no era limpio. En el Hotel Astrid, que al final no elegimos, nos ofrecían una habitación doble por 378 DH. Seguramente hubiese sido una mucho mejor opción.
Para desayunar escogemos una pastelería (boulangerie), en la esquina del hotel: Boulangerie La Paix (7, Bd Lalla Yacout, Casa, Tel. 00212- 22 27 62 11). Desayunamos muy bien por 20 DH.
Casablanca. En esta ciudad yo ya había estado en 2003 por trabajo y aunque no pude visitar nada en ese viaje, lo que vi en los trayectos entre una reunión y otra me convenció de que no me quedaría para visitarla como turista ahora que iba de vacaciones.
Encontraréis más información sobre cosas a ver en Casablanca en el apartado correspondiente a esta ciudad en la guía/relato de un viaje a Marruecos, de Yolanda & Toni, en esta misma web.
Escogimos aprovechar la línea ferroviaria y ir en tren de Casablanca a Marrakech. Para ir del hotel a la estación de Casa Voyageurs tomamos un petit taxi. Nos pusimos a la esquina del hotel y muchos Fiat Punto rojos (la mayoría de taxis en Casablanca son de este modelo de coche) y se les debe pedir que pongan el taxímetro. Nos costó 18 DH.
En Casa Voyageurs los trenes a Marrakech salen cada dos horas y cogemos el de las 8:50 de la mañana. Pagamos 125 DH por un billete en primera clase. Los de segunda clase costaban 84 DH. Tardamos 4 horas en llegar a Marrakech.
A la salida de la estación de Marrakech intentamos iniciarnos en la ardua tarea de intentar coger un taxi. Allí no hay una parada, y los taxis que van dejando clientes son literalmente abordados por marroquíes o por turistas, y evidentemente pretender negociar que pongan el taxímetro fue imposible. Pagamos 35 DH para ir a la medina (cuando seguramente con taxímetro hubiese costado unos 10 DH como máximo).
Teniendo la suerte de contar con un amigo que está abriendo un Riad en la medina, y que nos lo cedió amablemente, no necesitamos buscar ningún alojamiento para Marrakech. El Riad Al Azahar cuenta con 6 habitaciones y se alquila entero. Cuesta unos 900 euros por semana por las 6 habitaciones, incluyendo el uso de la cocina y el desayuno. Está a 10 minutos de la plaza Djmaa el-Fna y ha sido profundamente reformado y decorado con todo detalle e inspiración marroquí. Como la mayoría de los Riads, cuenta con un patio central que sirve para distribuir las habitaciones y la parte común, cuenta con una fuente encantadora, y una terraza a lo alto para poder desayunar o comer tranquilamente. Para alquilar este Riad: e-mail o tel. 0033 1 47 07 29 39. Si hubiésemos tenido que escoger un hotelito muy céntrico y barato (en el que yo no he dormido pero un amigo mío sí lo ha hecho y me comenta que es más que correcto) sería el Hotel Ali, cuesta unos 25 euros la doble. También cuenta con un simpático restaurante.
Para desayunar escogemos diferentes boulangeries, pastelerías, todas deliciosas y con pasteles inspirados en la repostería francesa y que son realmente muy buenos. Por ejemplo, Les Princes (32 Bab Agnaou) o el Café Price Four (Av. Haman Fatwaki). Chez Chegrouni (Place Jamaa el-Fna, en face mosquée Kharbouch, nº 4/6) es un restaurante en la plaza principal en el que uno se puede sentar en las diferentes terrazas y dejarse embaucar por todo lo que sucede en la plaza. Comida buena y precios moderados. Argana, 1 et 2 (place Jamaa el-Fna) también cuenta con varias terrazas con vistas a la plaza, aunque con un servicio lento y poco esforzado. Precios un poquito más altos que en el anterior.
Nid'Cigogne (60 Place des Tombeaus saadiennes Kasbah) es un restaurante que no cuenta con parte interna, es decir cerrada, y teniendo en cuenta que estuvimos en invierno allí, hacía demasiado frío. En verano puede estar muy bien, pero no recomendable para invierno. Se llama así porque justo enfrente hay varios nidos de cigüeña que anidan en lo alto de las murallas de las tumbas saadianas.
Marrakech es una ciudad que hacía mucho tiempo que quería visitar y me gustó, pero menos de lo esperado, seguramente debido a mis altas expectativas y a que me cuesta que se me sorprenda en un viaje. También debo decir que hay que tener mucha paciencia para aguantar las continuas ofertas para restaurantes, hammams, riads, para tener un guía.... se les puede tachar de pesados.
Por otra parte la ciudad sería mucho más interesante sin tantísimos turistas, aunque lógicamente, nosotros también lo éramos y es lo que hay.
La medina y la ciudad nueva merecen visitarse tranquilamente, y una propuesta que a mi me parece interesante es tomar un té de menta (o lo que nos apetezca) en los diferentes y encantadores riads, si es que los encontramos, pues parecen quererse esconder de cualquier signo de vida.
Encontraréis más información sobre cosas a ver en Marrakech en el apartado correspondiente a esta ciudad en la guía/relato de un viaje a Marruecos, de Yolanda y Toni (Viatgeaddictes), en esta misma web, así como en la web Marruecos-Ciudades imperiales.
Para llegar desde Marrakech compramos dos días antes el billete de autobús de CTM que sale a las 7:30 de la mañana de la estación de autobuses (gare routière) que está enfrente de la puerta Bab Doukkala. Pagamos 100 DH.
Los autobuses de CTM salen a las 7:30, 10:15 y 13:30. Hay otros autobuses de otras empresas a las 6:30, 8 y 10, pero preferí siempre ceñirme a CTM, que es la empresa recomendada en la guía para que usemos los extranjeros. El autobús salió una hora más tarde de lo previsto. Tardamos 6 horas en llegar a Ouarzazate y el viaje sigue un trayecto con muchas curvas, pero muy bonito porque se cruza el valle de Ourika.
El hotel que elegimos está en la carretera principal y cerca de la estación de autobuses principal. Está anticuado, muy sencillo, pero limpio, aunque en nuestro caso la ducha no funcionó muy bien. En realidad era un aparthotel: Hotel Al Wara (Place 3 Mars, Ouarzazate; Tel. 00212 24 882 101). Pagamos 170 DH por la habitación sin desayuno. También recomendable es el hotel La Perle du Sud, donde la doble con desayuno costaba 580 DH. Otro hotel, situado a unos 70 km pasado Ouarzazate, en donde yo no he estado, pero sí un amigo mío y me lo recomienda encarecidamente es el Kasbah Itran.
Para comer recomendamos: Chez Dimitri (22 Bd Mohamed V, Ouarzazate), un restaurante abierto en 1928 y al que han acudido muchas estrellas de cine. Es más caro que los que acostumbramos a ir, pero aún así, sigue siendo económico. Cenamos en Chez Amdiaz (19 Bd Mohamed V, Ouarzazate). Tomamos un té con menta en la magnífica terraza del restaurante Le Kasbah Etoile (Bd Mohamed V, en face de taourirte). Boulangerie Pâtisserie des Habous (Place Al Mouahidine, Ouarzazate), con deliciosos pasteles y pan.
Ouarzazate fue una agradable sorpresa, no por su ville nouvelle, que en realidad es una sola calle principal con edificios sin más encanto, e incluso modernos, sino por su vieja medina: situada al final de la calle principal y allí se encuentra también la kasbah Taourirt, la cual nos encantó.
Ouarzazate cuenta además con varios platós cinematográficos que han sido utilizados muchas veces por Hollywod. Allí se han rodado por ejemplo Babel, Alejandro, Asterix y Cleopatra, o Gladiator entre muchas otras. Por este motivo la ciudad también es conocida como la ciudad del cine.
La Kasbah Taourirt está abierta de 8:30 a 17:30, la entrada cuesta 10 DH y es la mayor kasbah glaoua de la zona, impresionante. La Unesco ha restaurado gran parte de la Kasbah pero parece ser que, de momento, sólo se puede visitar una tercera parte del total. El palacio está formado por patios, aposentos, salas de recepción y otro tipo de salas similares. En otros tiempos fue la residencia del pachá de Marrakech y está construida en adobe con torres almenadas. Se visitan los antiguos aposentos del Glaoui, el comedor y la habitación de la favorita que conservan su decoración de estuco pintado y los techos en madera de cedro. Se puede visitar también el resto de la kasbah que está habitada y allí sigue viviendo mucha gente con lo básico y es realmente un ejemplo de pobreza.
Excursiones por los alrededores de Ouarzazate. Quien tenga la opción de alquilar un coche puede aprovechar para visitar otras kasbah en los pueblecitos alrededor, así como palmerales espectaculares que me han contado que hay y los valles.
Por ejemplo, a 8 km de Ouarzazate encontramos la Kasbah Tifoultoute, a 13 km el pantano de El Mansour Ed Dahbi DHabi, a 32 km Aït Benjaddoi, declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ya que es el ksar más importante del sur de Marruecos. Evidentemente conviene visitar también el valle del Dades. Y muchas otras, que se pueden ver en la página web Marruecos-Las mil kasbahs.
Desde Ouarzazate, en la gare routière, compramos el único billete de autobús que sale hacia Erfoud por la mañana, a las 5:30 y pagamos 80 DH. Al resultarnos tanto el vendedor como el horario y todo un poco raro fuimos a las 5 de la mañana, como nos dijeron el día anterior cuando compramos el billete y nuestras sospechas resultaron fundadas: "ese día" no salía el autobús de las 5:30. A cambio me "arreglaron" salir con una furgoneta a las 6 de la mañana hasta Tinerhir. Me devolvieron 40 DH de los que había pagado, pues Tinerhir está justo a mitad de camino. La furgoneta no tenía calefacción y resultó ser un viaje de 4 horas incómodo y sufriendo frío, porque además fueron llenando la furgoneta e íbamos hacinados.
En Tinerhir vimos a otros turistas que querían ir hacia Erfoud y entonces entre los 5 llenamos un taxi y cada uno pagó 66 DH para un viaje de 2 horas hasta Erfoud. El autobús hubiese salido a las 12:30, pero ese día, precisamente, no circulaba. En Erfoud nos esperaba el transporte contratado con el hotel para que nos trasladara hasta Kanz Erremal, en el "centro" del desierto, a 4 km del pueblecito de Merzouga.
Nosotros reservamos desde Barcelona y por internet y por recomendación fiable de una amiga la Kasbah Kanz Erremal (BP 12, Merzouga 52002; Tel. 00212 35578482). El nombre del hotel significa el tesoro de las dunas, y realmente este hotel de ensueño, enfrente de las dunas, es un tesoro. El edificio está construido como una kasbah tradicional de dos pisos y cuatro torres. Consta de 14 habitaciones, todas con vistas a las dunas, al desierto y a las palmeras. Disponen de climatización y baño privado con vistas al exterior. Están decoradas con artesanía de la región: alfombras, cerámica, lámparas, techo con envigado de madera y cañas, baldosas hidráulicas realizadas por artesanos de Rissani. La planta baja, de 600 m², es toda área común. También cuenta con una terraza con muebles de diseño y una piscina (que evidentemente no usamos). Enfrente del hotel, justo antes de las dunas, hay siempre esperando o descansando unos 50 dromedarios, que son los que utilizan los turistas de los diferentes hoteles de la zona. Pagamos 30 euros por persona en habitación doble y por media pensión. El día de fin de año, al hacer una cena y una fiesta especial, pagamos un extra de 40 euros por persona. Nosotros, al ser temporada alta y hacer la reserva sólo un par de días antes de partir tuvimos que hacer el pago total por transferencia antes de salir de viaje. El hotel pertenece a la catalana Helena Güell junto a un socio local, Brahim Ait Ali, y fue abierto en el año 2003.
Otra kasbah recomendable, pero no enfrente de las dunas y solamente a 4 km de Erfoud es Kasbah Hotel Said. La dirige Brahim, también propietario del restaurante Café du Sud en Erfoud (19, avenida Mohamed V, entre la plaza des Far y yendo donde compramos los billetes de CTM).
El desierto ofrece un cielo inolvidable, sobre todo de noche, y transmite serenidad, paz, las dunas.... y la zona de Merzouga es una de las puertas del desierto marroquí. En el desierto se puede uno estar horas y horas observando las dunas, como cambian de color, sobre todo al salir o al ponerse el sol. En Kanz Erremal organizan la excursión en dromedario de unas 3 horas a las dunas y el guía prepara té a la menta. Cuesta 20 euros por persona. Memorable excursión.
Luego a pie se puede ir hasta el palmeral del pueblo cercano, o hacer la excursión a la gran duna (requiere estar en buena forma, pues llegar hasta el pie de la duna son casi 2 horas y subirla casi una hora). Se puede ir hasta el lago natural que está a unos 3 km del hotel y ver la puesta de sol.
Más información de la zona en la web Marruecos-Las mil kasbahs.
Desde Erfoud y Rissani sale solamente un autobús diario nocturno de CTM hacia Fès, cuesta 200 DH y sale a las 8 de la tarde de Rissani. Yo compré el billete a mi llegada a Erfoud aunque luego no lo utilicé por decidirme finalmente por otro transporte. Nuestro billete nocturno previsto para el día 1 a las 8 de la tarde hacía que "perdiese" un día en el desierto, o mejor dicho que desaprovechase un día previsto para el trayecto a Fès. Entonces decidimos contratar un taxi hasta Fès que nos costó 1.500 DH y como éramos sólo dos personas tuvimos que pagar lógicamente 750 DH por persona. El viaje en taxi/coche nuevo tardó 8 horas en llegar a Fès. El trayecto pasa por paisajes desérticos, por valles verdes como Suiza y por pueblos y kasbahs increíbles.
Elegimos por internet un hotel de tres estrellas situado en la ville nouvelle y a 1 km de la estación y a 2 km de la medina. Se trata del Hotel Mounia (60, Bd Zerktouny; Tel. 00212 55 624838). El hotel es moderno, con toques marroquíes, aunque la habitación no era muy grande. Pagamos por la habitación doble con desayuno 518 DH.
Cenamos en Chamonix (5 Rue Moukhtar Soussi, 5 Boulevard Mohamed V), un sencillísimo restaurante, tan sencillo que no tiene puerta. El hombre era simpatiquísimo y la comida muy buena, aunque tengo que decir que vi una cucaracha paseando por mi lado... El restaurante era realmente barato. Cenamos también en el café restaurante Al Moussafir: bien, pero al ser un local totalmente cerrado, el local estaba lleno de humo.
En la medina comimos en Dar Saada (21 Rua Attarine, Fès Medina), un restaurante precioso, exquisitamente decorado y delicioso. Los mismos propietarios tienen un Riad en la Medina, con vistas a toda la Medina y que están ampliando. Es un riad increíble, el Arabesque Hotel, que tuvimos la oportunidad de visitar, consta de 6 habitaciones (ampliando con el edificio de al lado y en un futuro tendrán 20), una magnífica terraza y un restaurante. El precio de la habitación doble es a partir de 150 €. Vimos la habitación standard y era como una suite, pues tenía salón, habitación y baño. Realmente precioso.
El restaurante Marrakech, en la misma calle que el Hotel Mounia (Boulevard Med V, 11 Rue Omar El Mokhtar) es muy bonito, decorado con inspiración marroquí y en el que comimos bastante bien. Tomamos un té a la menta en una terraza encantadora en la medina, enfrente de la puerta Bab Boujloud.
Fès fue para nosotros lo mejor del viaje, una sorpresa más que agradable. Una medina auténtica con un zoco variado e increíble.
Nosotros vimos las curtidurías desde la Terrasse de Tannerie Sidi Moussa (19, Derb Mina Nejjarine), una tienda con artículos de piel preciosos en la que nos invitaron a un té sin obligación de comprar nada. Quien observe desde su terraza las curtidurías puede quedar mareado a causa del repugnante olor que desprenden las pieles. Nos dieron menta para oler y así menguar el horrible olor.
Encontraréis más información sobre cosas a ver en Fès en el apartado correspondiente a esta ciudad en la guía/relato de un viaje a Marruecos, de Yolanda & Toni, en esta misma web.
Desde Fès vamos y volvemos el mismo día a Meknès. El tren de Fès a Meknès tarda 45 minutos y cuesta 26 DH en segunda clase. Salen trenes cada hora y a la vuelta también.
No dormimos en Meknès por lo que no podemos recomendar ningún hotel. Sí comimos y lo hicimos en la plaza principal, en uno de los chiringuitos, que por precios más que buenos dan raciones muy generosas.
Meknès. Como lo que hay que ver en Meknès no ha cambiado, creo que lo mejor es leer el apartado correspondiente a esta ciudad en la guía/relato de un viaje a Marruecos, de Yolanda & Toni, en esta misma web.
Para ir al aeropuerto Mohammed V desde Fès tomamos el tren de las 8:50 en primera clase por 155 DH (la segunda clase hubiese costado 90 DH). Tarda 4 horas justas en llegar a Casa Voyageurs, la estación de tren de Casablanca. Desde allí sale cada hora a y 7 minutos (desde las 5 de la mañana hasta las 10 de la noche) el tren al aeropuerto. Tomamos el tren a las 14:07 y tardó 45 minutos en llegar al aeropuerto. La segunda clase cuesta 35 DH. Los trenes de Fès a Casa Voyageurs salen a la hora y 50 minutos, cada dos horas.
Tomamos el vuelo de Royal Air Maroc de Casablanca a Barcelona a las 16:40. Tarda dos horas y diez minutos en llegar a la capital catalana.