Del 1 de al 15 de agosto de 2008.
Día 1: Barcelona - Tel Aviv
Día 2: Tel Aviv: Jaffa
Día 3: Tel Aviv
Día 4: Tel Aviv: Acre - Haifa
Día 5: Tel Aviv - Jerusalén
Días 6-7: Jerusalén
Día 8: Jerusalén: Belén
Día 9: Jerusalén - Ein Gedi: Masada
Día 10: Ein Gedi: Nahal Dadid
Día 11: Ein Gedi - Eilat
Días 12-13: Eilat
Día 14: Eilat - Tel Aviv
Día 15: Tel Aviv - Barcelona
Ester y Rafa.
1 € = 5,44 NIS (Nuevo Shekel Israelí).
Para los ciudadanos con pasaporte español no es necesario.
• Antes del vuelo Barcelona - Tel Aviv no se realizó ningún control o cacheo especial, salvo la presencia de dos Guardia Civiles a la hora de embarcar en el avión.
• Antes del vuelo Eilat - Tel Aviv nos realizaron bastantes preguntas, muchas de ellas personales. Cachearon las dos maletas que facturamos, pasando un detector de residuos explosivos. En total una media hora.
• Antes de vuelo Tel Aviv - Barcelona nos realizaron unas pocas preguntas, algunas personales, y nos pasaron un detector de residuos explosivos por el exterior de una de las dos maletas que facturamos. En este aeropuerto según los sellos del pasaporte, según las respuestas y, sobre todo, según la valoración de la persona que te pregunta, te ponen una pegatina en el pasaporte con un número de riesgo, del 1 al 6 (1 poco riesgo, 6 mucho). A nosotros nos pusieron un 2 (poco riesgo). A unos chicos vascos, con sello en el pasaporte de haber estado en Gaza, les pusieron un 5, sufriendo un cacheo intenso.
• Chekpoint a Belén, a la entrada en Cisjordania, sólo nos miraron el pasaporte, sin llegar a cogerlo. A la vuelta tuvimos que pasar por el arco detector y nuestras bolsas por un detector de metales así como enseñar el pasaporte.
• Controles en el recorrido Jerusalén - Ein Gedi (Mar Muerto); gran parte de este recorrido transcurre por Cisjordania. Pasamos dos controles, parábamos, decíamos nuestra nacionalidad y sin tener que llegar a parar el motor del coche ni enseñar el pasaporte, nos indicaban que siguiéramos.
• Jerusalén; existe una destacada presencia de policía y ejército, fuertemente armados.
• Durante los 15 días que estuvimos en Israel no presenciamos ninguna actuación de ningún tipo, ni del ejército ni de la policía.
Nuestra valoración de la seguridad en Israel y Cisjordania, según lo visto: a día de hoy, agosto 2008, la seguridad en ningún caso es motivo para no visitar tanto Israel como las zonas turísticas de Cisjordania (Palestina).
1 hora más que en Barcelona.
Israel, Guía Fodor's de El País Aguilar, edición 2000.
Salida del Aeropuerto del Prat (Barcelona) a las 2:15 y llegada al aeropuerto Ben Gurion a las 7:20 (hora de Israel). En total, 4 horas de vuelo. Después, tren a la Estación Central (Savidor) de Tel Aviv (3 paradas). Y taxi al Hotel Marina, 30 NIS. Llegamos al hotel aproximadamente a las 10h, pero pudimos hospedarnos en ese momento, pudiendo descansar toda la mañana.
Por la tarde paseamos por el paseo marítimo, con buenas vistas de las playas, de los altos hoteles y de la ciudad de Jaffa. El paseo es ideal para cenar en sus numerosos restaurantes y ver el ambiente de las playas.
Por la noche se notaba que era Sabbat, por la poca gente que paseaba.
Por la mañana fuimos a la playa, a Gordon Beach. Al ser Sabbat estaba muy llena. Cogimos dos tumbonas y parasol. Había gente de todas las edades, pero predominaba la gente joven, entre los cuales muchos turistas.
Por la tarde visitamos Jaffa. Iniciamos el recorrido en la Torre del Reloj, callejeamos por el puerto, el cual estaba en obras. Las diferencias con Tel Aviv son palpables: población y comercios árabes, mezquitas, 4.000 años de historia, etc.
En la plaza principal se realizan conciertos y hay numerosos puestos de artesanía y bisutería, así como restaurantes y puestos de comida.
Callejeando por Jaffa se pueden realizar bonitas fotos. Además tiene las mejores vistas del skyline de Tel Aviv.
Domingo, pero en Israel laborable. Aprovechamos para visitar la Casa Museo de la Independencia (Independence Hall). En dicho museo está la sala donde, el 14 de mayo de 1948, Ben Gurion proclamó la independencia de Israel, un día después de la votación y aprobación en la ONU.
La sala está igual que ese día, además proyectan un video histórico del momento, así como diferentes objetos relacionados con aquel acontecimiento.
Luego aprovechamos para callejear por las calles más comerciales de la ciudad, como son Allemby, Bialik, King George y Rothschild Boulevard, y visitamos el mercado Carmelo, principal mercado de Tel Aviv. Comimos en el centro comercial de Dizengof.
Por la tarde nos acercamos a Rabin Square, sede del Ayuntamiento y lugar en el que asesinaron, en el año 1995, a Issac Rabin. En dicho lugar hay un monumento conmemorativo. De allí, volvimos al hotel por la calle Arlozorov, esta calle y las calles que la cruzan, tienen las tiendas de marca con más nivel.
A primera hora de la mañana fuimos a recoger, en la calle Hayarkon, un coche de alquiler en Eldan Car Rental. Siguiendo esa misma calle, hacia el norte, conecta con la carretera 2, la cual va directamente a Haifa, pasando por Netanya y Cesarea. Es una carretera tipo autovía. Una vez atravesada dicha ciudad, se coge la carretera 4, dirección Líbano. A 20 kilómetros de Haifa, en un desvío a la izquierda está Acre.
Acre, ciudad amurallada, con 4.000 años de historia y con un puerto muy codiciado en la antigüedad. Ciudad árabe, con población árabe, reúne un buen número de edificios dignos de verse, como la Ciudadela, la mezquita de El-Jazzar, la casa Bahaí, los baños turcos y el zoco. Comimos en el puerto, en el cual hay varios restaurantes.
Por la tarde de vuelta a Tel Aviv. Paramos en Haifa para contemplar, desde el monte Carmelo, las vistas de la ciudad y su puerto, así como los espectaculares jardines del templo Bahaista.
Desde la estación de autobuses de la calle Arlozorov, en Tel Aviv, salen cada diez minutos autobuses a Jerusalén. El trayecto apenas dura tres cuartos de hora. En los márgenes de la carretera se pueden ver aún vehículos militares de la guerra que siguió a la declaración de independencia de Israel. El autobús llega a la estación central de autobuses de Jerusalén, en la parte occidental de la ciudad. El trayecto de aquí al Hotel Addar, en la parte oriental y a cinco minutos andando de la Puerta de Damasco, apenas cuesta 35 NIS en taxi.
Jerusalén es una ciudad compuesta por una parte antigua y otra moderna. La Jerusalén antigua es una ciudad totalmente amurallada y dividida en cuatro cuartos: árabe, judía, cristiana y armenia. La Jerusalén Moderna se divide a su vez en la parte occidental y judía y la oriental y árabe.
Total libertad de movimientos por la ciudad, antigua y moderna, tanto para turistas, como para judíos y árabes con pasaporte israelí. Eso sí, tanto en la parte antigua como en la moderna hay una clara división entre judíos y árabes, los cuales no se mezclan para nada. En la zona judía sólo vimos una vez, en cuatro días, una chica con el velo islámico, mientras que en la zona árabe sólo se ven judíos ultraortodoxos dirigiéndose a paso ligero al Muro.
Una vez dejadas las cosas en el hotel, salimos a buscar algún sitio para comer. El conserje del hotel nos recomendó un sitio de kebab y swarma en la parte árabe de la ciudad vieja y allí fuimos. Sólo salir del hotel te encuentras a la izquierda el legendario hotel American Colony y a la derecha por Nablus Road, la catedral anglicana de St. Stephen. En esta misma calle, en dirección a la puerta de Damasco, se encuentra el consulado de Estados Unidos, el YMCA de Jerusalén oriental y la tumba del Jardín, que visitamos unos días después.
Conforme te acercas a la puerta de Damasco crece el ajetreo de la gente. Ya antes de cruzar la puerta encuentras muchos puestos para comprar de todo, desde calzado a comida. Las escaleras de bajada a la puerta, son grandes expositores de cualquier articulo a la venta. Una vez se atraviesa la puerta se entra en el zoco árabe, el bullicio y el ir y venir de gente es tremendo. Cogiendo la calle de la derecha Belt Habad, se llega a varios restaurantes árabes, en los cuales se comía, bien y barato.
Por la tarde fuimos a ver el Santo Sepulcro y nos costó un poco encontrar la entrada, la cual está en Christian Quarter Road, viniendo de Vía Dolorosa, a la izquierda, una entrada estrecha entre puestos de recuerdos para turistas. En el Santo Sepulcro se encuentran las últimas estaciones del Via Crucis. Seas creyente o no, al igual que el Domo de la Roca o el Muro, el lugar impone. Se debe dedicarle un buen rato para visitar todos los lugares que tiene de interés el Santo Sepulcro.
Después nos dirigimos al Muro de las Lamentaciones. Cambiar de la zona árabe de la ciudad antigua a la zona judía es un cambio radical. La zona judía está casi totalmente reconstruida, ya que en la guerra de la independencia israelí quedó prácticamente destruida. La zona judía es muy tranquila. Sólo hay una zona de tiendas en el Cardo, el cual conecta con la zona árabe.
Para entrar a la explanada del Muro de las Lamentaciones hay que pasar un control de seguridad. A la derecha del Muro hay una rampa de acceso para turistas a la zona de las mezquitas árabes de Al-Aqsa y Domo de la Roca, la visita de las cuales tiene un horario muy reducido. Una vez pasado los controles de acceso al Muro se encuentra una gran explanada, con dos accesos al muro: a la izquierda para hombres, a la derecha para mujeres. La única restricción para entrar en la zona de oraciones del muro es para los hombres, los cuales deben llevar la cabeza tapada con la kippah. El Muro de las Lamentaciones es el lugar judío sagrado existente más importante. Muro de las Lamentaciones hace referencia a los lamentos de miles de fieles, por la pérdida del primer y segundo templo, que ocupaba la explanada donde ahora se erige la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa. Otros nombres por el que se le conoce en los mapas son Muro Occidental o Western Wall.
Día muy intenso, con muchos sitios a visitar. Por 35 NIS un taxista nos llevó al mirador del Monte de los Olivos. Las vistas de Jerusalén, con el Domo de la Roca en primer plano y más atrás el Santo Sepulcro, son espectaculares. Es la foto más conocida de Jerusalén.
De aquí, realizamos todo un recorrido a pie, de bajada, que nos llevaría hasta la puerta de los Leones de la ciudad antigua. El recorrido nos duró toda la mañana, no tiene pérdida. Visitamos Dominus Flevit, pequeña iglesia dedicada a las predicciones de Jesucristo referentes a la destrucción de Jerusalén. La iglesia rusa de María Magdalena estaba cerrada, aún estando en horario de teórica apertura.
El huerto de Getsemaní, lugar a donde Jesús fue con sus discípulos después de la Última Cena y donde fue arrestado y en cuyo interior está la iglesia de Todas las Naciones, de 1924 (distintas naciones colaboraron en su construcción).
Y la tumba de María, en la iglesia subterránea de la Asunción. Una vez cruzada la puerta de los Leones visitamos las piscinas de Bethesda y la iglesia de Santa Ana y, ya en Vía Dolorosa, las primeras estaciones del Via Crucis, desde las capillas franciscanas de la Condenación y de la Flagelación, el convento del Ecce Homo, y la tercera estación en una capilla polaca, en la esquina de la calle El Wadi.
Antes de ir a comer aún tuvimos fuerzas para visitar la Ciudadela, que alberga el Museo de Jerusalén y la torre de David. El museo ilustra todas las épocas por las que ha pasado la ciudad, resumiendo una historia riquísima en acontecimientos durante todas las épocas. Desde la Ciudadela se contemplan magnificas vistas de Jerusalén, tanto de su parte antigua como de la parte judía moderna, con el famoso Hotel Rey David y el YMCA de Jerusalén Occidental.
Una vez comimos y hubimos repuesto fuerzas en un restaurante árabe-cristiano, en la puerta de Jaffa, recorrimos la calle Armenian Patnarchate, en el barrio armenio y en dirección a la puerta de Sión. A mitad de recorrido entramos en la catedral armenia.
Una vez atravesada la puerta de Sión se encuentra a la izquierda el Cenáculo, donde se supone se realizó la Última Cena de Jesucristo con sus discípulos, y la tumba de David, así como la Cámara del Holocausto y, a la derecha, la iglesia de la Dormición, donde se dice que la Virgen María entró en un sueño eterno.
Hoy iba de museos. Cogimos taxi para desplazarnos al Memorial del Holocausto Yad Vashem, lugar bastante alejado de nuestro hotel, en el extremo de Jerusalén occidental. El taxi nos costó 40 NIS. El tema de los taxis en Jerusalén es curioso: la normativa dice que tienen la obligación de poner el taxímetro y los pocos taxistas judíos que cogimos lo ponían sin más, pero no así los taxistas árabes, con los cuales había que negociar el precio de la carrera, siempre ventajoso para ellos.
Recorrer con atención todo el Memorial Yad Vashem ocupa toda la mañana como mínimo. La entrada es gratuita. Primero se entra en el Museo Histórico del Holocausto, con un recorrido cronológico, con infinidad de objetos y recuerdos de lo sucedido, con gran cantidad de datos y declaraciones grabadas de los que sufrieron lo acaecido. Al final de las nueve galerías está la Sala de los Nombres, donde se han inscrito millones de nombres de las victimas y donde se puede contemplar toda una cúpula con cientos de retratos. Otros lugares destacados del Yad Vashem son la Cripta del Recuerdo (en la que una llama eterna alumbra permanentemente la lápida debajo de la cual yacen cenizas traídas de los campos de exterminio), el Pilar del Heroísmo (homenaje a la resistencia judía); el Memorial a los Niños, en tributo al millón y medio de niños judíos que perecieron; la plaza del Gueto de Varsovia y el jardín de los Justos, en homenaje a los miles de personas no judías que pusieron en riesgo sus vidas por salvar judíos.
De aquí nos fuimos a ver el Museo de Israel, el cual está en restauración hasta el 2010, pero sí se puede visitar la sala de los famosos rollos del Mar Muerto y la maqueta del Jerusalén de la época del segundo Templo. Desde el museo se puede contemplar el parlamento de Israel, el Knesset.
Después de comer nos dirigimos al hotel, pero hicimos parada en la Tumba del Jardín. Mucha gente, pero especialmente la iglesia anglicana, cree que éste es el lugar de la tumba de Jesucristo y no el Santo Sepulcro, ya que creen que podría ser el jardín de José de Arimatea, en el cual Jesús fue enterrado antes de su resurrección. En él hay una ladera en forma de calavera.
A primera hora recogimos el coche de alquiler que usaríamos a partir del día siguiente para desplazarnos al Mar Muerto y después a Eilat en el Mar Rojo. Después nos dirigimos a la estación de autobuses árabes que hay en la puerta de Damasco y que nos acercaría al checkpoint, para visitar Belén, en Cisjordania (Judea para los judíos).
Nada mas pasar el control de seguridad, al otro lado nos esperaban un buen número de taxistas, aunque también habían autobuses a Belén. Pactamos una serie de visitas a Belén con uno de los taxistas: monasterio ortodoxo griego San Elías (Mar Elias), donde el profeta anunció a María el nacimiento de Jesús; el Templo de Herodes (Herodion), uno de los palacios-fortaleza de Herodes; la iglesia de la Natividad, construida sobre la cueva donde se supone nació Jesús; y la gruta de la Leche, donde se dice que la Virgen María amamantó por primera vez a Jesús. Todas estas visitas durante toda la mañana por 180 NIS.
La visita fue muy interesante, tanto por la historia de los lugares visitados como por los desplazamientos entre estos lugares, lo que nos permitía contemplar la precaria situación que se vive en Palestina, así como los asentamientos de los colonos judíos, auténticos fuertes inexpugnables.
A la vuelta al checkpoint, el taxista que durante todo el recorrido se había portado muy amablemente, explicándonos y haciéndonos notar las diferencias desfavorables entre los palestinos y los colonos israelís nos sorprendió parando unos trescientos metros antes de llegar al checkpoint.
Al pagarle nos reclamó 70 NIS más de lo pactado, a lo cual nos negamos, creándose una situación un tanto desagradable.
Esa tarde, por ser Sabbat y la última en Jerusalén, volvimos al Muro de las Lamentaciones, donde había multitud de gente. Aún existiendo la prohibición de hacer fotos por ser Sabbat, los turistas las hacíamos, sin mayor problema. Cuando marchamos, subimos por el barrio armenio y salimos por la puerta de Jaffa, empezaba a oscurecer y cada vez bajaban más ultraortodoxos, familias enteras, en dirección al Muro. Incluso por la puerta de Damasco, en la zona oriental, entraban muchos que bajaban del barrio de Mea Shearim.
Una vez pagado el hotel cogimos el coche dirigiéndonos hacia el monte de los Olivos y cogiendo la carretera nº 1 en dirección a Jericó. Una vez pasada ésta población, a pocos kilómetros se coge la carretera nº 90 en dirección al Mar Muerto (Dead Sea).
Al ser muy temprano para ir al hotel, una vez pasado Ein Gedi, seguimos 20 km hasta Masada, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y símbolo de la lucha del pueblo judío frente al ejército romano. Fue construida como un palacio-fortaleza. Se puede subir a la meseta de Masada tanto a pie como en teleférico, opción por la que se decanta la mayoría de visitantes, tanto por la larga pendiente, como por el calor sofocante que hace.
Al mediodía nos dirigimos al Ein Gedi Country Resort Hotel, pero al ser sabbat la entrada al hotel se retrasaba hasta las 18h. Eso sí, nos dieron un pase gratuito para el Ein Gedi Spa, que se encuentra a 3 km del hotel. A él se puede desplazar bien en los autobuses gratuitos, que salen del hotel, o bien en coche particular. En el spa comimos y, más tarde, con un tractor a modo de bus, nos desplazamos a la orilla del Mar Muerto, donde nos hicimos las típicas fotos flotando y leyendo el periódico. En cuanto entras en el agua notas el escozor en cualquier herida que tengas en el cuerpo, ya que el agua es seis veces más salina que en el Mediterráneo. Subiendo al spa el tractor-bus hace una parada en los baños de lodo. Más tarde nos relajamos en la piscina.
El Ein Gedi Country Resort es un hotel de casitas diseminadas por un parque botánico, el cual también cuenta con un mini-zoo y piscina, y se encuentra entre el Nahal Arugot y el Nahal David, que forman el Parque Nacional Ein Gedi.
Por la mañana nos dirigimos a la reserva natural Nahal David, una especie de oasis en el desierto que se adentra en la montaña.
Con un recorrido señalizado de una exigencia media vas encontrando cascadas de agua, las cuales forman piscinas naturales. Es muy gratificante, con el calor que hace, meterse en el agua dulce y fresquita.
Al final del recorrido se encuentra la cascada mayor, la cascada de David, de unos 400 metros de altura.
Por la tarde, con nuestro pase gratuito volvimos al spa, y a disfrutar del Mar Muerto, con vistas a las montañas de Moab, en Jordania.
Al ser día laborable se estaba mucho mas tranquilo que el día anterior, ya que había menos gente.
Unos 240 km separan Ein Gedi de Eilat. Siguiendo la carretera 90 y las indicaciones no te puedes perder. A lo largo del recorrido hay varios miradores desde donde contemplar la aridez del desierto del Neguev, a la vez que hay varias áreas de servicio donde reponer fuerzas y gasolina. Antes del mediodía nos encontrábamos en Eilat.
Eilat es la gran ciudad de Israel dedicada al turismo de sol y playa. Pero también es muy apreciada por los submarinistas, los cuales encuentran en el Mar Rojo uno de los mejores lugares del mundo para su práctica.
Eilat rebosa de lujo y grandes cadenas hoteleras tienen aquí inmensos hoteles. El paseo marítimo, que algún día se espera sea el paseo de la Paz cuando se conecte con la ciudad jordana de Aqaba, está lleno de tiendas de grandes marcas de ropa, joyas y perfumes, así como de buenos restaurantes, alguno de ellos con precios asequibles.
Por la tarde-noche dimos una vuelta por el paseo marítimo hasta el espigón del puerto pesquero, desde donde se divisaba a la perfección Aqaba y su inmensa bandera jordana. Más a lo lejos se divisaban las primeras tierras de Arabia Saudí y a la derecha el egipcio Sinaí.
Estuvimos reposando en el hotel. El cansancio y una leve gastroenteritis que arrastrábamos desde Ein Gedi (bebimos agua no embotellada, pecado mortal para cualquier turista) nos dejaron postrados en la habitación del hotel durante gran parte del día.
Una verdadera lástima, pues para este día teníamos planeado apuntarnos a una de las excursiones organizadas que van a Petra, la cual distaba a menos de dos horas de aquí. Eso sí, por la tarde, ya un tanto recuperados, disfrutamos de un refrescante baño en la piscina de nuestro hotel, el cual estaba lleno de jóvenes alocados y jovencitas muy presumidas y retocadas.
Ya más o menos recuperados, aprovechamos que aún teníamos el coche de alquiler hasta la tarde para ir a visitar el acuario y observatorio submarino del Mundo del Coral.
Este acuario está a unos 3 kilómetros de Eilat, en dirección a la frontera y ciudad egipcia de Taba.
Este acuario esta enfocado a los niños, pero también resulta interesante para los mayores, sobre todo por la posibilidad de contemplar los corales en una plataforma submarina, además de poderlo hacer en el piso inferior de un barco con fondo de cristal.
Su torre observatorio, elevada unos 21 metros sobre el nivel del mar, es un punto excelente para contemplar las costas de Jordania, Arabia Saudita y Egipto.
El jueves 14 volamos con Arkia, una empresa aérea israelí, desde Eilat hacia Tel Aviv, 35 minutos de vuelo. Era el día previo a nuestra vuelta a casa. Una vez en Tel Aviv comimos en el paseo marítimo y realizamos un corto paseo en forma de despedida.
Al día siguiente, a primera hora de la mañana, teníamos nuestro vuelo con destino a Barcelona. Partió del aeropuerto Ben Gurion. Se acabaron las vacaciones. !Shalom!.