Indonesia es un país que ocupa una superficie aproximada de 2.000.000 km2 repartidos entre más de 17.000 islas, por lo que a priori no parece un sitio donde sea ni fácil ni rápido desplazarse.
De hecho las distancias por tierra son largas, por mar poco frecuentes en muchos casos, y por aire encarecen bastante el presupuesto.
Así que viajando sólo un mes, hay que limitarse a una área concreta lo más compacta posible. Borneo, Sumatra, Sulawesi y Papua merecen un viaje por si solas, y las zonas orientales de Nusa Tenggara y la provincia de Maluku, son de difícil acceso.
Por ello, para un primer viaje introductorio a Indonesia el cinturón de islas existente entre Java y Flores parece la mejor opción. Aquí hay volcanes, terrazas de arroz, promiscuidad religiosa, zonas de trekking, algunos de los mejores puntos de buceo del mundo, parques naturales, animales endémicos... Seguro que no defrauda.
Descartada Jakarta y la zona occidental de Java, volamos con Lion Air a Yogyakarta, una agradable ciudad, centro de la cultura y tradición javanesa, ideal para espectáculos de marionetas, ballet y artes escénicas en general.
Cerca de allí se encuentran los templos milenarios budistas de Borobudur e hindúes de Prambanan, testimonios de los estados que habitaron la isla antes de la llegada de portugueses y holandeses.
Java es una isla densamente poblada con pocas playas aprovechables para el baño, pero su gran atractivo reside en su origen volcánico que ha dejado 38 conos en la isla, algunos de ellos activos. Un largo viaje por tierra en dirección a Bali lleva hasta los volcanes activos de Bromo e Ijen, dos saludables excursiones en paisajes de extraordinaria belleza.
Bali es un lugar increíble, sin duda uno de los lugares más bonitos del mundo. En un tamaño similar a la provincia de Gerona existe una diversidad difícil de encontrar en cualquier otra parte del mundo. Montañas, volcanes activos, terrazas de arroz, cataratas, playas de arena blanca, arrecifes de coral, algunos de los mejores puntos de surf y buceo del mundo, buena comida, mercados, templos, danzas, ceremonias, y una cultura ancestral apenas afectada por la modernidad.
Los balineses viven en armonía con la naturaleza, sus santuarios no son solo una herencia cultural sino parte importante de su día a día. La mayoría en Bali son hindúes, pero el hinduismo balines a diferencia del de India es una mezcla única de culto a los antepasados, el budismo, el hinduismo y el animismo. Este culto se manifiesta en forma de ofrendas, desde pequeños paquetitos con flores y barras de incienso en las puertas de casas o comercios, hasta enormes torres de frutas llevadas a los templos. Bali es una visita obligada, desdeñarlo debido a su numerosísimo turismo de masas, es uno de los mayores errores que se puede cometer como viajero.
La ultima parte del viaje gira en torno al submarinismo, una de las mayores atracciones del país. Cerca de Lombok, las islas Gili son uno de esos paraísos en la Tierra que esconde Indonesia, tres pequeñas islas de arena blanca, aguas turquesas y fondos coralinos que parecen creados para bucear en sus tranquilas aguas llenas de vida.
En superficie la isla de Gili Air es un remanso de paz, donde tras un duro día de buceo se puede acudir a alguno de los restaurantes entre palmeras en primera línea de playa para, tras disfrutar de la puesta de sol, comer pescado fresco a la barbacoa remojado con una cerveza fresca. A treinta horas de viaje por tierra de allí se encuentra el Parque Nacional de Komodo, donde habitan sus famosos dragones, y la costa occidental de Flores, donde desde Labuan Bajo pueden disfrutarse de algunos de los mejores puntos de buceo en corrientes del mundo.
Del 10 de septiembre al 4 de octubre de 2012.
La moneda oficial en Indonesia es la rupia indonesia (IDR).
El cambio medio obtenido en las fechas de este viaje fue de unos 12.300 IDR por Euro.
El aeropuerto de Yogyakarta, a 8 km de la ciudad, opera vuelos domésticos y conexiones con Kuala Lumpur y Singapur. Dispone de cajero automático, parada de taxis, tren y autobús.
Para llegar al centro de la ciudad desde el aeropuerto se puede tomar un taxi por 50.000 IDR o pasando el paso subterráneo el bus 3b y luego cambio a 2b de la compañía Transjogja por 3.000 IDR cada uno, aproximadamente 40 minutos + 10 andando.
Alrededor de Prawirotaman St, al sur del Kraton, esta lleno de hoteles de precio medio y bajo, restaurantes, agencias de viaje, cajeros automáticos y demás facilidades para turistas.
Nos alojamos en Delta Homestay (195.000 IDR). Algo más de una docena de habitaciones repartidas alrededor de una piscina y una terraza donde se sirven los desayunos (incluidos en el precio). Habitación con dos camas, baño completo, aire acondicionado, ventilador y una pequeña terraza. Trato agradable. Organizan viajes por la zona e incluso a Bromo e Ijen. Desayuno: huevos fritos, tostadas con mantequilla y mermelada, papaya o plátano, te o café. Además, todos los días, té con pastas a media tarde junto a la piscina y dos botellines de agua de 1/2 litro en la cabecera de la cama. Excelente.
Jogyakarta es conocida como el centro de la cultura y tradición javanesa, cuna del batik y las marionetas wayang (teatro de títeres), representaciones de ballet, música y teatro de marionetas son fáciles de ver aquí. Además su proximidad a Borobudur y Prambanan la han nutrido de una extensa oferta hotelera y de restauración que la convierten en base ideal para visitar la zona.
La calle Malioboro St, entre la estación de tren y el kraton, es el centro de Jogja. Aquí están las principales casas de cambio, bancos, centros comerciales y puntos de interés, los mejores hoteles, y la oficina de turismo. También el mercado de Berinjharjo ocupa aquí varias travesías, donde además de la lonja tradicional con puestos de especias, frutas y verduras, hay secciones de batiks, ropa y calzado barato, y una veintena de warungs.
El resto de Yogya recuerda a muchas ciudades del sudeste asiático: casas de una o dos plantas mal mantenidas, calles polvorientas sin apenas semáforos, mucho tráfico, contaminación, rickshaws de todo tipo, y aceras estrechas invadidas por todo tipo de tiendas, tenderetes o motos.
Aunque el centro de Yogyakarta se visita fácilmente a pie, algunos desplazamientos requieren de medios más cómodos y descansados. Hay taxis con taxímetro, autobuses de Transjogja (3.000 IDR billete) que tienen paradas por casi toda la ciudad, triciclos a pedales conocidos como becak (20.000 IDR desde la zona hotelera de Prawirotaman St), y los andong, carros tirados por caballos que se encuentran en los alrededores de Kraton y Malioboro St.
En el corazón de Yogyakarta, en el centro de una pequeña ciudad amurallada, se encuentra el Kraton (acceso 12.500 IDR + 1.000 IDR la cámara), el palacio del sultán. Construido en 1756 su distribución con amplios patios, pabellones en teca tallada, y lujosos salones lo convierten en un claro ejemplo de la arquitectura tradicional javanesa.
Convertido la mayor parte de él en museo se exhiben todo tipo de objetos relacionados con el sultán: regalos de monarcas extranjeros, joyas antiguas, mobiliario, arboles genealógicos, fotos y un enorme gamelan, orquesta tradicional indonesia. Como el actual el sultán y su familia viven aquí pueden verse sirvientes vestidos al estilo tradicional por todo el recinto.
A pesar de todo es un lugar de escaso interés, una birria comparado con los cercanos palacios de Bangkok o Phnom Penh.
A unos 40 km de Jogyakarta se encuentra Borobudur, el monumento budista más grande del mundo y la atracción turística más visitada de Indonesia. Se cree que fue construido por la dinastía Sailendra entre 750 y 850, siendo abandonado tras el siglo XIV seguramente debido al declive del budismo e hinduismo en favor de la creciente conversión de los isleños al Islam. Durante cientos de años estuvo cubierto por capas de ceniza volcánica y vegetación, hasta su descubrimiento en 1814 por Thomas Stamford Raffles, gobernador británico de Java y fundador de la colonia de Singapur.
Borobudur es, visto desde arriba, un enorme mandala que representa la cosmología budista y la naturaleza de la mente. La base es un cuadrado de 118 metros por lado, sobre la que se elevan nueve plataformas, las seis inferiores cuadradas y las restantes circulares. En las plataformas superiores setenta y dos pequeñas estupas rodean una central más grande. Cada una de estas estupas en forma de campana y decoradas con decenas de agujeros dejan ver en su interior un Buda con las piernas cruzadas en posición de flor de loto. En total hay más de quinientas estatuas de Buda distribuidas por todo el complejo.
Además hay más de 2.600 relieves que ocupan una superficie total de 2.500 m² contando la historia de Sudhana y Manohara, fábulas cortas con moraleja que explican una de las etapas del Buda histórico en su proceso por alcanzar la iluminación. En definitiva, es un lugar de visita obligada tan impresionante como visitar algunos de los templos más grandes de Angkor Wat.
Desde el área de Prawirotaman, en Yogyakarta, cogemos un becak, por 20.000 IDR, que nos deja en un cruce por donde pasa el autobús hacia Borobudur. El conductor del becak lo detiene alzando la mano. 20.000 IDR cada uno y 1h 30min de viaje. En Borobudur, tras sortear a una decena de conductores de becak, se tarda diez minutos andando hasta el templo. Para la vuelta a Jogyakarta hay autobuses cada media hora. Una vez en la ciudad cogemos un bus local hasta la zona del hotel por 3.000 IDR cada uno.
La entrada a Borobudur cuesta 188.000 IDR (unos 20 US$) cada uno e incluye té o café y un botellín de agua fresca. Desde la taquilla hay que andar diez minutos más hasta las escaleras del templo. Tanto la entrada como la salida son una trampa de chiringuitos, tiendas de ropa y recuerdos. También hay pequeños warungs donde comer alguna cosa y beber una cerveza antes de volver a Yogyakarta.
En Yogyakarta asistimos al espectáculo de marionetas en el Museo Sonobudoyo (20.000 IDR acceso + 3.000 IDR la cámara). Para llegar hasta aquí un becak desde Prawirotaman St cuesta 20.000 IDR.
El wayang kulit es un teatro de sombras protagonizado por marionetas, que suele acompañarse de un gamelan, orquesta tradicional javanesa que incluye gongs y timbales de bronce, platillos, xilófonos y flautas de bambú, y diversos instrumentos de percusión, cuerda y viento que tocan una quincena de músicos sentados en el suelo. Junto a ellos cuatro mujeres cantan con entonaciones operísticas. Las marionetas, hechas de cuero y piel de cabra, son dirigidas por el dalang, quien desde su silla detrás de la pantalla da vida a sus brazos móviles, da voz a todos los personajes y además dirige la orquesta.
El resultado es un bonito pero lánguido espectáculo de sombras acompañado de una música pausada, exótica y estridente difícil de digerir para los no iniciados. El hecho de que el texto sea en bahasa (indonesio), idioma incomprensible para la mayoría de turistas, lo hace aún menos dinámico. Pero a pesar de todo es un espectáculo que recomiendo, por lo inusual y novedoso para un occidental. Además la función puede presenciarse desde ambos lados del escenario, músicos, cantantes y titiritero manejando las marionetas por un lado, y por el otro, sobre una pantalla retro iluminada, las sombras de las marionetas cuentan la historia al público.
La colección de altos y afilados templos de Prambanan, construidos durante el reino de Mataram son el equivalente hindú en grandeza, destreza y religiosidad al templo budista de Borobudur. Fueron construidos entre 850 y 930, momento en el que la corte fue trasladada a Java Occidental. A partir de aquí empieza una etapa de abandono y deterioro, al que contribuye un fuerte terremoto en el siglo XVI que hunde un importante número de templos, hasta su redescubrimiento en 1811 por Colin Mackenzie.
Cuatro puertas principales llevan al centro del patio principal donde se encuentra una línea de tres templos dedicados a Shiva, Vishnu y Brahma. En una segunda línea cada uno de ellos tiene en frente un templo más pequeño dedicado a su montura: el toro Nandi, el hombre alado Garuda y el cisne Angsa; y a los lados, entre estas dos líneas, hay dos templos dedicados a Trimurti y Vahana. Además en las esquinas del recinto y en el centro de cada uno de sus lados hay distribuidos ocho santuarios que albergan linggams.
El templo de Shiva, de 47 metros de altura, es el principal y más grande. A su lado los de Vishnu y Brahma se elevan hasta los 33 m. Los tres están decorados con relieves explicando historias del Ramayana y el templo de Vishnu contiene una estatua del dios en su interior. Los templos dedicados a las cabalgaduras son más pequeños y solo se conserva la estatua de Nandi. Cuatro filas de cuadrados concéntricos rodeaban el patio central con 224 santuarios idénticos, la mayoría de los cuales están actualmente en ruinas.
A un kilómetro de la entrada principal se encuentra Candi Sewu, otro complejo que contiene un gran templo central rodeado por un grupo de templos más pequeños. El santuario principal es impresionante, pero los nichos de estatuas están vacíos. Atravesamos otros complejos pero se encuentran en muy mal estado y no son visitables. Un trenecito gratuito nos acerca a él.
Para llegar a Prambanan desde Yogya (17 km) hay que coger el autobús 1A de Transjogja (3.000 IDR, 45 minutos) hasta la última parada. En Yogyakarta tiene tres paradas en Maliboro Street: frente al Palacio Verbeke, frente al Hotel Inna Garauda y otra en medio. Para llegar a ellas un becak desde la zona de hoteles de Prawirotaman cuesta 20.000 IDR.
Alrededor de la taquilla de Prambanan están los típicos puestos de recuerdos y ropa, y algún warung donde comer sin pretensiones. La entrada cuesta el equivalente a 18 US$ e incluye café, té y botellín de agua.
Varios días por semana hay una representación de un episodio del Ramayana, un texto sagrado del hinduismo, interpretado por 200 músicos y bailarines en un escenario al aire libre con los templos de Prambanan como telón de fondo. Los precios oscilan entre 100.000 IDR y 350.000 IDR. El único problema es que cuando acaba la función, a las 21:30, no hay bus para volver a Jogja.
Para quien nunca ha estado en India o Nepal, ir a Prambanan es una oportunidad única de pasear por un enorme complejo de templos dedicados a diferentes dioses y en un estado de conservación bastante bueno a pesar de todas las desgracias naturales que han sufrido. En la mayoría de ellos puede accederse al interior o pasear por sus diferentes niveles de terraza. Una visita muy recomendable.
En Yogyakarta el cambista (money changer) con mejores referencias por honestidad y precio es Mulia, junto al hotel Inna Garuda, en el nº 60 de Malioboro St. Nos ofrece 12.300 IDR por euro. Antes habíamos visto 12.250 IDR/euro junto al Post Office en la misma calle, y los peores cambios evidentemente en Prawirotaman St. entre 11.500 y 11.900 IDR/euro. Así que aprovechamos para hacernos con unos milloncejos de rupias.
Purawisata es un restaurante, centro de convenciones y teatro al aire libre ubicados alrededor de una fuente que está rodeada de un bonito jardín. Aquí cada noche hay una representación con danza, mascaras, fuego y acrobacias de un episodio del Ramayana, un texto sagrado del hinduismo que narra en 24.000 versos las aventuras de Rama para vencer a su rival Rahwana y estar junto a su esposa Shita. Un relato religioso y místico entre dioses y demonios que habla del eterno combate entre el bien y el mal. La función, más amena que el teatro de marionetas, dura 2 horas y es seguida casi en exclusiva por turistas. La entrada cuesta 160.000 IDR y cenar en el buffet libre del Gazebo Garden Restaurant 120.000 IDR.
Además de warungs y fast food locales que hay por toda la ciudad, en los alrededores de Prawiro-taman St. hay multitud de restaurantes de clientela exclusivamente extranjera, que ofrecen platos occidentales, vegetarianos e indonesios, por unos 80.000 IDR para dos platos con cerveza Bintang.
Quizás el mejor de ellos sea el restaurante Via Via. Dispone de wifi, y junto a él tienen una tienda donde venden souvenirs cuyos beneficios repercuten en obras sociales. También recomendamos el restaurante Laba Laba. Terraza muy agradable. Incluye sonajero para avisar al camarero y spray anti mosquitos, aunque no hemos visto muchos. Y el restaurante Gading, Pizza y wifi.
Los volcanes de Bromo e Ijen son seguramente las atracciones principales del Este de Java. Desde Yogjakarta se encuentran en nuestro camino hacia Bali, así que a través del hotel contratamos un paquete organizado en una agencia local.
El paquete estándar cuesta 660.000 IDR e incluye transporte desde Yogyakarta, hoteles y jeep en el Bromo. El viaje finaliza en Ketapang, el puerto desde donde sale el shuttle bus a Denpasar (isla de Bali), que cuesta 80.000 IDR adicionales.
Por cuenta propia y en transporte público resulta sin duda más barato, pero también requiere de mucho más tiempo y paciencia. Así que 50 € por lo ofrecido no parece caro.
A las 8:00 una furgoneta de asientos anchos y cómodos nos recoge en la puerta del hotel.
A las 19:15 llegamos a una pequeña agencia de viajes situada en Probolinggo. Durante el trayecto hemos hecho tres paradas, dos toilet time de 10 minutos y otra de 45 para comer.
Casi todo el trayecto es una carretera de un solo carril que atraviesa núcleos urbanos. Solo cuando ocasionalmente aparece el segundo carril se ve campo y algún arrozal. El día transcurre entre atasco y atasco.
La circulación aunque densa no es especialmente caótica, salvo las motos que se cruzan continuamente y que se juegan la vida ante los conductores impasibles y ajenos, aparentemente, de su presencia. Pero la verdad es que no hay quejas ni pitos ni gritos y el tráfico fluye con relativa normalidad.
A las 20:00, tras distribuirnos según los paquetes contratados, tardamos una hora en subir al Hotel Yochi's en Cemoro Lawang. Son diversas cabañas de madera distribuidas alrededor de un restaurante central, hecho con bastante gusto y llevado por gente joven. La habitación es amplia y tiene baño privado con agua caliente. Cuando llegamos hay un grupo tocando durante la cena.
A unos 2.100 metros de altitud se encuentra la enorme caldera del antiguo volcán Tengger, de casi 10 km de diámetro. En su interior han salido cinco nuevos conos volcánicos rodeados por el Pasir Laut (Mar de Arena) de fina arena volcánica, que a su vez esta rodeado por la empinada pared de entre 200 y 600 metros que cierra la caldera principal. Esta está rodeada por otras montañas, entre ellas el monte Pananjakan (2.770 metros), el lugar más popular para ver todo el complejo volcánico de Tengger. Toda esta zona pertenece al área protegida de Bromo Tengger Semeru National Park, cuyo coste de acceso es de 25.000 IDR por persona.
Salimos a las 4 de la mañana y tardamos una hora en jeep para llegar a unos 500 metros andando de la cima del monte Pananjakan. No se puede avanzar más debido a la multitud de vehículos aparcados que invaden los márgenes de la carretera.
Estamos a casi 3.000 metros de altitud y hace bastante frío. Nos ofrecen abrigos de alquiler por 10.000 IDR. Cogemos dos.
A las 5:30 ya estamos en la cima y desde aquí las vistas son inmejorables. Por un lado el sol va saliendo poco a poco coloreando el cielo con tonos rojizos y amarillentos, al otro lado queda el Mar de Arena con el monte Batok (2.470 metros) en primer termino, los volcanes aún activos de Bromo (2.329) y Kursi (2.581 metros) en segunda línea, y al fondo el pico más alto de Java, el volcán Semeru (3.676 metros). Por supuesto tanta belleza no es ningún secreto y hay que compartirla con los cientos de turistas que han madrugado como nosotros y que luego encontraremos de nuevo más abajo.
A las 7:00 ya estamos en el Mar de Arena. Desde el parking hay que caminar 40 minutos hasta la cima del Bromo. La subida es agotadora, todo el camino transcurre sobre finísimo polvo volcánico que se levanta con las pisadas de personas y caballos. Comer polvo es una realidad inevitable durante toda la estancia en la caldera principal. Pero el esfuerzo merece la pena. Las vistas desde el borde del cráter, que desprende una leve pero constante fumarola blanca sulfurosa, es de una belleza desolada, sobrenatural, como un paisaje lunar, sobre todo si se compara con los exuberantes valles verdes alrededor de la caldera.
La meseta de Ijen es una extensa zona montañosa de una belleza paisajística excepcional que alterna frondosos bosques y plantaciones de café con las cimas y laderas de los volcanes Ijen, Raung, Suket y Merapi, entre otros picos más pequeños.
El motivo de nuestra visita es el cráter del volcán dormido de Ijen que esconde entre sus paredes el mayor lago sulfuroso del mundo. Es una zona protegida y, al igual que en el monte Bromo, hay que pagar una cuota de acceso de 55.000 IDR por persona en el hotel donde dormimos.
A la 9:00 volvemos al hotel. Ducha y desayuno. Y a las 10:15 bajamos a Probolinggo. Tras cambiar de furgoneta, a las 11:45 salimos hacia Ijen.
De momento hemos usado varios tipos de transportes: furgonetas de largo recorrido de nueve plazas, aire acondicionado, asientos anchos y acolchados; furgonetas de batalla como la que usamos para subir a Cemoro Lawang, verdes, de asientos rígidos y poco amigables para recorridos de más de un par de horas; y por ultimo los jeeps que usamos para subir al Bromo, cuatro plazas detrás, dos delante, son cómodos y están en buen estado.
A las 13:30 paramos una hora para comer (105.000 IDR) y a las 17:45 llegamos a Blawan (Bondowoso), una pequeña localidad rural, donde las plantaciones de café y cultivos particulares se mezclan con densos bosques.
Nos alojamos en Catimor Homestay. Las estancias se distribuyen alrededor de una piscina y un jacuzzi con aguas termales. Habitación de tres camas, simple y espartana, con lavabo de cubo y cazo, pero con agua caliente. Muy amables y atentos. Para cenar buffet variado para dos personas y cerveza 78.000 IDR. Muy bueno. Organizan excursiones por la zona y venden Kopi Luwak, café de civeta.
A las 4:45, tras 45 minutos de furgoneta llegamos a Paltuding, punto de inicio del ascenso al cráter del volcán Ijen. Es un camino con tramos bastante empinados, aunque de suelo firme, ancho y cómodo para caminar. Nos rodea una vegetación densa y frondosa, y cuando se abren claros se ven las montañas y conos volcánicos de la meseta de Ijen.
A las 6:00, cuando llegamos a la cima del volcán Ijen, ya ha amanecido. Aun así y todo la vista es espectacular. Encajado entre paredes de 200 metros y envuelto en una ligera nube sulfurosa, hay un bonito lago de color azul verdoso producto de la combinación del azufre amarillo y las rocas de color marrón-rojizo.
Pero no todo el mundo puede disfrutar de esta visión bucólica y maravillosa del entorno que percibimos los turistas, siempre hay una victima. En las orillas del lago se realiza un duro trabajo de minería. Un par de veces al día, sin ningún tipo de equipamiento ni protección adecuada, los mineros extraen y rompen largas piezas de azufre enfriado del fondo del cráter, lo cargan en canastas de hasta unos 90 kg de peso que subirán durante 300 metros salvando desniveles del 45% hasta el borde del cráter Tras ello, recorren 3 km de montaña hasta una refinería de azúcar cercana que les paga según el peso transportado. El precio ronda los 600 IDR el kilo, por lo que en condiciones normales sus sueldo diario apenas llega a los 10 €.
A las 7:00 bajamos. Algunos tramos son tan empinados que no sé que es peor, si subir o bajar. Y a las 8:15 desayunamos un par de vigorosos nasi goreng, café y té (48.000 IDR).
A las 9:15 empieza el largo camino hacia la isla de Bali. A las 14:15 llegamos a Ketapang, en la costa, donde entregamos el ticket a un espontáneo que nos dice que en media hora vendrá nuestro bus. A las 15:00 aparece nuestro autobús, el cual es un bus público lleno hasta los topes. El autobús sube al ferry para atravesar el pequeño istmo entre las islas de Java y Bali. La anécdota del día es un tío que salta desde el muelle con patos y mascara de buceo frente al barco y pide a la gente que le tire dinero.
A las 16:00 el ferry llega a la costa de Bali. A las 20:00 el bus llega a Tabinan, donde nos hacen cambiar de bus y pagar 5.000 IDR c/u para llegar hasta la capital. Para colmo el bus va hasta los topes y hacemos todo el recorrido de pie.
A las 21:00, una vez en Denpasar, es tardísimo y aún hay que llegar a Ubud. Alquilamos una furgoneta por 180.000 IDR junto a cuatro franceses y a las 21:30, tras un largo día de viaje, llegamos a Ubud, corazón cultural de Bali.
En Ubud nos alojamos en Jangkrik Homestay (200.000 IDR). Habitación doble con baño, agua caliente, ventilador y terraza. Pequeño hotel familiar de seis habitaciones construidas alrededor de la casa del dueño. Hay un pequeño jardín, estatuas de dioses, ofrendas, perros y gatos, todo muy bien cuidado. Desayuno incluido. Son buenos conocedores de la isla y gestionarán cualquier cosa que necesites.
Desde los años 60, cuando empezaron a llegar los primeros viajeros, las limitadas estructuras de Ubud han ido evolucionando y mejorando rápidamente siendo hoy en día un destino turístico internacional de alto standing que ha conservado sus raíces y que sigue siendo el corazón del arte y la cultura balinesa.
Ubud dispone de todas las facilidades que un turista necesita: hoteles, restaurantes, agencias de viajes, alquiler de coches y motos, bares de noche, salones de masaje, museos, galerías de arte, espectáculos de danza y marionetas, y las mejores opciones para compra de souvenirs de toda Indonesia.
Y a pesar de todo el ritmo sigue siendo lento y pausado, un bosque sagrado lleno de monos ocupa el centro, y a tan solo cinco minutos del mercado central hay extensos campos de terrazas de arroz y palmeras en los márgenes de los ríos.
Ubud se ve en un día, pero se necesitan un par mas para visitar sus alrededores y disfrutar de su vida cultural, y aun alguno mas para alquilar una moto y, tomando Ubud como base, recorrer Bali a tu ritmo.
El primer día lo dedicamos a familiarizarnos y recorrer un poco Ubud. Toda ella esta distribuida en largas calles que transcurren de norte a sur y escasean las horizontales, lo que en algunos momentos dificulta bastante la movilidad.
Empezamos por Monkey Forest rd, es la calle principal llena de tiendas, galerías, hoteles de diversos precios y restaurantes, y muchos turistas.
A mitad de calle está el Sacred Monkey Forest Sanctuary (acceso 20.000 IDR), hogar de unos 700 monos que comparten espacio con tres templos, una densa vegetación propia de selva tropical, canales de agua, estatuas y turistas.
Según la creencia local estos monos balineses protegen el bosque y todo su contenido, eso no incluye a los turistas con los que son especialmente agresivos cuando de robarles comida se trata. Es un lugar absolutamente fantástico, un pequeño paraíso donde se respira una apacible tranquilidad.
El área que forman Jl Raya Ubud, Jl Monkey Forest y Jl Hanoman puede considerarse el centro de Ubud. Aquí se encuentran la mayoría de hoteles, restaurantes, cafeterías, galerías de arte y tiendas de recuerdos, y puede llegarse andando a todos los puntos de interés.
Comemos en Bali Lagoon, un diminuto restaurante con espacio para una decena de comensales que aprovecha 15 metros de pared en Arjuna St., junto al mercado. Comida casera, buenos zumos, zona tranquila pero céntrica y precios comedidos.
Paseamos un rato por el centro. Todos los templos que visitamos están cerrados al público, salvo para oración, y sólo es visitable el patio de acceso. Empezamos en Ubud Palace, fue el palacio de los reyes de Ubud hasta 1940, y algunos de sus descendientes viven todavía en él. El patio, en el que hay algunos pequeños "edificios" bellamente decorados, comparte espacio con Puri Saren Agung, primer hotel de Bali, y donde aun pueden alquilarse algunos de sus cinco bungalows tradicionales de piedra.
Junto a él, tras una bonita puerta de madera tallada coronada por una imagen en piedra de Garuda esta Pura Marajan Agung, el templo privado de la familia real.
De nuevo en jalan Raya esta Pura Desa Ubud, el principal templo de la ciudad, y algo mas adelante, junto al elegante Café Lotus encontramos Pura Taman Saraswati, dedicado a la diosa de las artes y la sabiduría. Ni tan siquiera podemos acceder al patio, tras la verja se ve un pequeño estanque con una maraña desordenada de flores de loto rosas.
El mercado es un edificio de dos plantas ubicado en el cruce de Jl Raya Ubud y Jl Monkey Forest. Durante la mañana los balineses acuden a él comprar comida, y durante el resto del día se abarrota de turistas. Además hay dos grandes cadenas de supermercados con amplia oferta occidental: pastas, pan, fruta, verduras frescas, productos de aseo personal o limpieza del hogar; son los Coco Supermarket, abiertos en horario normal, y varios Delta Dawata que abren 24 h pero con precios algo más elevados.
Sisha Lounge es un bar de diseño, con buen ambiente, música en directo y precios razonables, cerveza 23.000 IDR, sisha 75.000 IDR.
A través del hotel en Ubud gestionamos el alquiler de una moto para los tres días siguientes. Pagamos 50.000 IDR diarios por un scotter de 50cc, incluidos dos cascos. Lo primero que hacemos es llenar depósito, 12.000 IDR.
Excepto alguna carretera hacia la costa, las carreteras en Bali suelen ser vías de un solo carril que están en un estado de conservación correcto. El tráfico no es caótico, pero si intenso, hay un elevado número de motos y los arcenes son ocupados constantemente por peatones. Aunque no se alcanzan altas velocidades hay que ir con mucho cuidado con animales, peatones, procesiones, vehículos agrícolas o cualquier otro imprevisto.
Empezamos en el noreste de la isla, en la caldera del monte Batur, la mayoría de las montañas de Bali son volcanes, algunos de ellos activos. En el borde de la enorme caldera del volcán, a 1.500 metros sobre el nivel del mar, se asientan los pueblos de Kintamani, Batur y Penelokan, desde los que se tienen unas vistas espectaculares del volcán y el lago que hay en su caldera. Tras las calles engalanadas con ofrendas de Ubud, pasamos a los infinitos arrozales y las palmeras, y después, la montaña y el frío.
Conducimos con calma, disfrutando del paisaje y parando de tanto en tanto a hacer fotos o tomar algún refresco.
Al llegar a Batur pagamos una entrada de 25.000 IDR para acceder a la zona. Seguimos carretera arriba hasta Penulisan, donde visitamos el templo Pura Puncak Penulisan (siglo IX), el santuario que se encuentra a mayor altura de Bali. Para comer bajamos a uno de los muchos restaurantes con soberbias vistas al volcán de Gunung Batur que hay en Penelokan. No son baratos, ofrecen self service por 80.000 IDR cada uno, regateamos a 100.000 los dos, aunque con impuestos y bebidas acaban siendo 170.000 IDR.
En la ciudad de Tampak Siring visitamos el templo de Pura Tirta Empul (acceso 15.000 IDR) famoso por su agua sagrada donde los balineses van a purificarse. Un trabajador nos explica que Indra, cuando creó la fuente, hizo converger en ella agua proveniente de 1.200 montañas de todo el mundo, lo que las dota de un ph que las hace muy saludables. El templo fue construido en 926 durante la dinastía Warmadewa y su principal atracción es una piscina rectangular excavada en roca que es alimentada por doce surtidores. Los creyentes primero hacen una ofrenda en el templo, luego se introducen en la piscina principal y rezan en cada una de las fuentes. Los occidentales debidamente vestidos, con sarong, también pueden beneficiarse de sus virtudes.
Y luego el templo de Gunung Kawi, acceso 15.000 IDR, parking 2.000 IDR. Construido en el siglo XI es el complejo funerario donde descansa el rey Anak Wungsu y sus numerosas esposas. Desde la puerta de acceso se tiene una visión espectacular de los campos de arroz que le rodean, antes de bajar los 371 escalones que llevan hasta el santuario. Este cuenta con diez tumbas que han sido excavadas en la pared de un acantilado formado por el río Pakrisan.
Llegamos a Sanur, recomendados desde el hotel, una ciudad costera llena de resorts y restaurantes con una bonita playa de arena blanca protegida por un arrecife. Es un destino tranquilo y familiar, la alternativa en sol y playa a la ajetreada Kuta. Hay 5 km de paseo marítimo pavimentado ideal para pasear o ir en bici, los más activos pueden practicar kitesurf o windsurf, aunque es mala zona para el surf, y además desde aquí salen barcos a la isla Nusa Penida y organizan excursiones para hacer esnórquel y buceo en islas cercanas.
Kuta es una bonita playa de arena blanca golpeada por grandes y largas olas, como su fondo esta exento del peligro de rocas o coral, se ha convertido en uno de los paraísos mundiales del surf. Para el resto es una playa segura, limpia y bien mantenida ideal para relajarse o nadar. La arena esta salpicada de puestos de alquiler de tablas de surf, y en el frente marítimo hay numerosas tiendas y academias que imparten clases para iniciados y alquilan toda el equipamiento necesario.
Es un lugar precioso, con una espectacular puesta de sol y donde el mar se recoge poco a poco, dejando cientos de metros de una finísima capa de agua, que parece un lago de aceite, entre arena y rompientes.
Cerca de allí se encuentra Pura Tanah Lot, el templo más conocido y fotografiado de Bali, construido sobre una roca en primera línea de playa. Damos vueltas durante 1 hora y 15 minutos con la moto, pero no damos con él. La próxima vez será.
Cena en Werdi Warung, en Hanuman St (Ubud). Especialidad en platos vegetarianos. Lugar muy agradable, mesas bajas, cojines, pequeña terraza con ambiente chill out, no hay wifi. Llevado, como muchos locales turísticos en Indonesia, por gente muy joven.
Último día con la moto. Bedugul es nuestro punto de referencia hoy, la población por la que preguntamos cada vez que nos perdemos, que son muchas. Por suerte el paisaje es único, poco a poco vamos abandonando las cálidas terrazas de arroz para ir ascendiendo entre frondosos y verdes bosques hacia temperaturas más frías.
Nuestro destino es una zona montañosa con innumerables oportunidades de trekking, rodeados de picos y lagos entre 700 y 2000 metros de altitud. No encontramos la carretera principal y durante 50 km circulamos por carreteras secundarias, y los dos o tres últimos por una pista de montaña arenosa y empedrada que pone los pelos de punta, obligándonos a bajar y empujar la moto en algunos tramos. Aun así, no se me ocurre mejor sitio para perderme.
Desde Bedugul la carretera sigue hasta Candikuning, famoso por su mercado tradicional de frutas y verduras, hasta los 1.200 metros de altitud donde, rodeado de un paisaje espectacular, se encuentra Pura Ulun Danu Bratan (acceso 20.000 IDR, parking 2.000 IDR).
Este impresionante templo hindo-budista se levanta sobre unas pequeñas islas en la orilla oeste del lago, completamente rodeado por el agua da la impresión de frotar sobre el lago. Construido en 1633 el complejo en si consiste en cinco templos hindúes y una estupa budista. Esta dedicado a Ida Batara Dewi Ulun Danu, diosa de las aguas a quien se rinde culto para asegurar el agua de todos los granjeros de Bali.
También es el templo usado por los hindúes de Bali para rezar al todopoderoso en su manifestación como Tri Murti, a quien piden prosperidad y bienestar para la humanidad, incluyendo la preservación del universo.
Entre Bedugul y Candikuning abundan los restaurantes de diferentes precios con vistas al lago. Nosotros nos decantamos por un grupo de warungs en las orillas del lago junto al templo. Comida local, barata y sin turistas. 40.000 IDR + 2.000 IDR el parking.
Junto a Bedugul, ocupando 160 hectáreas sobre las laderas de Gunung Pohen, rodeado de selva y pequeñas colinas, se encuentra el jardín botánico Eka Karya (acceso 7.000 IDR, parking 3.000 IDR).
Fue abierto en 1959 y entre sus más de 1.000 especies de flores y plantas alberga extensas colecciones de begonias, helechos, cactus, rosas, orquídeas salvajes y, cerca de la salida, un impresionante bosque con más de 500 abedules. Un sitio fresco y agradable donde pasear y estirar las piernas después de comer.
Cena en Warung Mina. En lo alto de una pequeña colina hay una docena de cabañitas con una mesa, una lámpara y unos cojines donde sentarse cómodamente. Buena comida, espacio y ambiente agradable, personal atento, y buena relación calidad-precio. Aunque un poco alejado del centro y algo más caro que la media (111.000 IDR dos platos y bebida) es una visita obligada.
Hoy día de descanso, paseo y compras. En el centro de Ubud abundan las tiendas de tejidos, camisetas, muebles, esculturas y artesanía que ofrecen algunos productos muy interesantes para todos los bolsillos. Además en el cruce principal está el mercado, un bullicioso laberinto de varias plantas donde se vende de todo, desde clips y papayas a azafrán y sarongs.
Tanto aquí como en las clásicas tiendas de souvenirs el nivel de regateo es bastante elevado y agresivo, por ejemplo, compramos unos imanes de nevera que empezaron en 35.000 IDR c/u para acabar pagando 50.000 IDR por seis. De estas negociaciones se encarga Rosa.
Comida en Sari Organic (148.000 IDR). A 10 minutos del centro de Ubud, tras 800 metros caminando entre arrozales, se sirven vegetales y arroz orgánico comprados siguiendo los estándares del comercio justo o tras haber sido cultivado en su propio huerto. La ubicación es inmejorable, la comida fabulosa, los s zumos excelentes y el precio dentro de los estándares balineses.
De vuelta cambiamos dinero en Ubud Valasindo: es el mejor precio que hemos visto y parece un local decente que ofrece las mínimas garantías de seguridad.
Para cenar volvemos al restaurante Balina Lagoon, donde ayer encargamos crispy duck, un plato que hay que solicitar con 24 horas de antelación, 120.000 IDR para dos personas. Como su nombre indica consiste en un pato crujiente, "entero", acompañado de pecel lele, espinacas, judías, brotes de soja germinada y, por supuesto, nuestra inseparable Bintang. Delicioso, jugoso, crujiente, meloso, estupendo, para chuparse los dedos.... No me extraña que este diminuto restaurante esté siempre lleno.
Las islas Gili es un grupo de 3 pequeñas islas entre Lombok y Bali cuyas fantásticas playas de arena blanca están salpicadas de bungalows y restaurantes que se esconden entre altas palmeras.
Están rodeadas de tranquilas aguas con profundos arrecifes donde abundan las tortugas, rayas y tiburones, haciéndolas ideales para el buceo de cualquier nivel y el esnórquel.
Gili Trawangan tiene fama de ser la más marchosa, y Gili Meno es tan tranquila que apenas hay un par o tres de clubes de buceo.
Así que nos decimos por Gili Air, el término medio. Se tarda unas dos horas en dar la vuelta a la isla por el camino que discurre paralelo a la orilla.
En el lado este y sur se ubican la mayoría de los clubes de buceo, hoteles, y restaurantes con barbacoa y hamacas frente al mar. Algunos caminos de arena llevan al interior donde hay un pequeño pueblo con restaurantes locales, gusthouses y casas particulares, con servicios a precios mucho más ventajosos que los locales para turistas próximos a la orilla.
Llegar a las islas Gili desde Ubud implica una lenta combinación de bus y ferry que puede llevar todo el día.
Algunas agencias privadas en Ubud o por internet venden combinados con fast ferry por unos 700.000 IDR, tardan la mitad pero cuestan el doble. Pues bien, no sé cómo, pero algunos hoteles de Ubud, entre ellos el Jangkrik Homestay, venden esos mismos billetes a mitad de precio (350.000 IDR).
A las 5:30 despertador y ducha y a las 6:00 desayuno.
Unos 35 minutos después nos recoge una furgoneta en el hotel, hay dos parejas más y aún recogeremos una tercera. A las 8:10 llegamos a Padang Bai, la carretera es buena aunque en algunos tramos hay bastante tráfico.
A las 9:00 sale el ferry de la compañía Bali Sea Marlin Express a las islas Gili. Es un barco para unas 40-50 plazas bajo techo y otras tantas en cubierta, tu sitio depende de lo pronto que embarques. Lleva cinco motores fuera borda y corre que se las pela. Recomendable tomar Biodramina. Los afortunados que viajan en el techo van mojados al 100% desde el minuto uno.
Llegamos a Gili Trawangan a las 11:00 y salimos inmediatamente hacia Gili Meno, adonde llegamos a las 11:20. Salimos 15 minutos después y a las 11:45 llegamos a Gili Air (el barco continúa hasta Pemenang, en la isla de Lombok, adonde llega en unos 20 minutos más tarde).
Aunque la isla es pequeña los caminos son de arena y es incómodo caminar por ellos con las mochilas, ya que no están permitidos los transportes a motor, cogemos un cidomo (carrito para cuatro personas tirado por un caballo) hasta el hotel por 50.000 IDR. El otro medio de transporte permitido en las islas es la bicicleta.
Alojamiento en Coconuts Cottage (380.000 IDR). Chalecito adosado amueblado en caña y bambú, armario, cama con mosquitera, sinfonieres y lavabo amplio con agua caliente a chorro. Rodeado de un bonito jardín con pequeñas cabañas individuales con mesa para comer o cenar. Desayuno incluido: huevos o crepe, ensalada de frutas, te o café. Dispone de calentador de agua de un litro y servicio gratuito de te y café. A 50 metros de la playa, y a un minuto de un centro de buceo y la zona de restaurantes. No tiene wifi.
Tan solo algunos restaurantes de la playa disponen de wifi. Para un uso más extenso hay dos o tres tiendas con wifi de largo alcance que venden acceso a internet por horas, entre 15.000 y 40.000 IDR.
Dejamos las cosas en el hotel y vamos a Blue Marlin Dive a informarnos sobre buceo en las islas Gili. Hay más de 3.500 especies marinas en los arrecifes de Indonesia y una inmensa variedad topográfica de paredes, plataformas, grietas, crestas y cañones que hacen del país un paraíso para el submarinismo. En las islas Gili, aunque existen puntos para inmersiones a la deriva, no es una zona de fuertes corrientes y es una zona ideal para la práctica de todos los niveles. Tortugas, tiburones punta blanca, mantas, peces ángel, peces escorpión, peces pipa, morenas, peces rana, nudibranquios y muchos más.
Hacemos la primera inmersión una hora y media más tarde. Ellos montan los equipos, los trasladan a la barca y te los colocan en la espalda antes de saltar al agua. Al subir a la superficie tras la inmersión primero te recogen los plomos y luego el jacket con la botella, y tan sólo hay que impulsarse con las aletas al interior de la barca (tipo catamarán). Por supuesto al llegar al centro también cargan con tu botella desde la barca. Solo falta algo para picar en la barca.
Buceamos en el punto Hans reef, Gili Air (profundidad 19 metros, temperatura agua 28º, visibilidad 15 metros). Empezamos con una inmersión fácil, poco profunda y sin apenas desnivel ni corrientes, pero con mucha de vida, aunque algo escasa de coral. Encontramos Turkey fish, stingray, procupine fish, boxfish, grey moray, hawksbill turtles,yellow margin moray, black spotted moray, clown anemonefish, anax sea cucumber, bluie sea star.
Restaurantes frente a la playa en Gili Air. Suelen tener mesas en la propia arena, tumbonas, zona chill out con cojines y wifi. Tan solo hay turistas. El plato estrella es el pescado local a la barbacoa: barracudas, parrotfish, atunes, sweetlips, snippers, butterflyfish, toda la variedad de estas aguas. Su precio oscila entre 70.000 y 200.000 IDR, dependiendo del tipo, el peso y el local. Se incluyen unas patatas a la parrilla, una ensalada verde o arroz, y salsa a elegir. Algunos de ellos son:
En el Wiwin Cafe, el menú incluye platos europeos y curries indios. En Youpy's, sus cabañas individuales con cojines estilo chill out son ideales para una buena siesta. Además ofrece deliciosos zumos naturales. Munchies, amplia selección de curries locales. ZipZip, uno de los mejores. La carta incluye pizzas, hamburguesas y sándwiches, y dispone de unas cómodas hamacas sobre la arena. Scallywags es el restaurante más selecto de la isla, café con bola de vainilla y zumo de limón por 48.000 IDR. Personal amable, baños limpios y la comida hace una pinta increíble. Chill Out, de los que probamos el más caro, pero también el mejor. Pescado a la brasa al punto y mesa bien iluminada. Personal amable. La carta incluye una selección de cócteles.
Comida local. Dos opciones donde es casi imposible encontrarse un turista (Precio medio 45.000 IDR): Johana's Warung, un minúsculo restaurante local y supermercado, que solo tiene un par de mesas. El mejor mai goreng que hemos probado en Indonesia. Y el Warung Muslim: nasi campur, arroz con un poco de todo, y otro plato de calamares con arroz, verduras y tofu.
Blue Marlin Dive hace tres inmersiones diarias (a las 08:00, 11:00 y 14:30) y puedes apuntarte a tantas como quieras. A mediodía se llega alrededor de las 13:30.
Buceamos en el punto Shark Point, Gili Trawangan (profundidad 27 metros, temperatura agua 28º, visibilidad 15 metros, corriente de leve a moderada). Es probablemente el sitio más popular de las islas Gili debido a la gran diversidad y abundancia de vida marina que se puede ver en una sola inmersión. Un fondo de arena plana se convierte en una serie de cañones cada vez más profundos que corren paralelos a la costa. Tiburones de arrecife, sepias, rayas, tortugas en las aguas poco profundas, e incluso bancos de bumphead parrot fish.
También lo hacemos en Soraya reef, Gili Meno (profundidad 26 metros, temperatura agua 28º, visibilidad 15 metros). Hay tanto coral que se esta más pendiente de él que de el montón de vida con el que nos cruzamos. Vemos entre otros parrot fish, cuttle fish, angel fish, stingray, porcupine fish, lion fish, clown anemonefish, barramundi cod, longfin emperor, pinnate batfish, buterfly fish.
Ya que en el primer intento no vimos tiburones, y con la intención de disfrutar de la salida del sol desde la barca, al día siguiente Julie (una de las divemaster), nos propone repetir inmersión a las 6:30 en el punto Shark Point, Gili Trawangan (profundidad 30 metros, temperatura agua 27º, visibilidad 15 metros). Hay mucha más vida que ayer. Vemos un tiburón de punta negra, trigger fish, yellowtail snappers, butterfly fish, angel fish, longfin bannerfish, parrot fish, una langosta, y durante la ascensión un grupo de ocho tortugas durmiendo plácidamente sobre el coral.
A las 14:30 inmersión en Takat Penyu, Gili Air (profundidad 15 metros, temperatura agua 28º, visibilidad 15 metros). Se ha levantado viento, hay rachas de olas grandes y seguidas, y a la barca le cuesta encontrar la posición adecuada para que podamos saltar con seguridad. Otra inmersión plagada de vida, y la mejor de las cinco en las Gili para ver nudibranquios. Entre otros encontramos anax sea cucumber, blue sea star, granulated sea star, cuttlefish, tuberculate mexichromis, yellowmargin moray, lionfish, giant moray, butterflyfish y angelfishes.
En los ratos libres, o entre inmersiones si hay tiempo, cogemos prestado el equipo de esnórquel del centro, si buceas con ellos es gratis, y a solo cien metros de la orilla, en menos de un metro de profundidad es fácil ver porcupine fish, tortugas, parrot fish, angel fish, morenas, absolutamente de todo, el mejor lugar para hacer esnórquel en que hemos estado nunca. Hay que preguntar por los puntos de acceso, porque es tal la cantidad de coral que llega a la orilla que es difícil entrar sin dañarlo o sin cortarse.
Pagamos en Blue Marlin Dive las inmersiones hechas. Salimos los dos por 3.145.000 IDR por 10 inmersiones, tras aplicar un 15% de descuento. Hay que añadir 30.000 IDR cada uno (voluntarios) destinados a la conservación del arrecife y demás tareas locales. Con todo ello el precio por inmersión sale a unos fantásticos 26 € que incluyen el alquiler de todo el equipo. Daddy, Eduardo, Julie, Nazareno, y el resto del personal del centro son estupendos. Hablan todos los idiomas imaginables pues hay indonesios, suecos, alemanes, franceses, uruguayos. El material esta en buen estado, y disponen de tallas suficientes. El local dispone de piscina y restaurante.
En el momento de abandonar Gili Air con destino a la isla de Flores surge el dilema: desplazamiento por tierra en transporte público o por mar con Perama Tour. Por tierra sale a diario, supone unas 30 horas y cuesta 400.000 IDR/persona; por mar sale dos veces por semana, supone tres días de viaje y cuesta 2.600.000 IDR (incluye paradas en varias islas y la visita a los dragones de Komodo). El ferry, a priori, nos pareció una timada para turistas y además era 6,5 veces más caro (aunque luego conocimos gente que nos habló maravillas de él), así que optamos por el transporte terrestre, y la diferencia de precio (2.200.000 IDR) la gastamos en seis inmersiones en Komodo NP.
A las 8:30 iniciamos nuestro largo viaje desde Gili Air a la isla de Flores. Cogemos el ferry desde Gili Air hasta Pemenang, en la isla de Lombok, adonde llegamos a las 9:00. Desde el puerto a la estación de autobús hay unos 500 metros siguiendo la carretera principal, no hace falta coger ningún transporte. Esperamos al resto de pasajeros y salimos hacia Mataram a las 9:30. Gran parte del trayecto es por carretera de montaña, rodeados de monos y densa vegetación. Vamos dejando gente en diferentes puntos de la isla, en función del destino y la compañía con quien prosigan el viaje. La mayoría van a Bali.
A las 12:30 llegamos a la estación de autobuses de Mataram, donde cogeremos un autobús más grande para cruzar Lombok y Sumbawa. Un autocar cómodo y moderno, nos dijo quien nos vendió el billete. No le creímos, pero esperábamos algo mejor. Los asientos reclinables están rotos, la distancia entre ellos no es homogénea y en algunos casos es extremadamente corta, ni que decir tiene que el aire acondicionado no funciona, la puerta del lavabo no se abre, y además durante el trayecto va haciendo paradas que llenan el pasillo y los asientos vacíos de todo tipo de mercancía, comida incluida aunque no animales.
He leído autenticas atrocidades en foros y páginas web sobre este viaje, y aunque las comodidades no son ni las pagadas ni las esperadas, no deberían sorprender a nadie que haya viajado ya en transportes públicos de África o Asia.
Se hace duro el cambio continuo de medio de transporte, pero las carreteras están en buen estado, y hay un asiento por viajero (un lujo del que no he disfrutado en muchos países, apretado como una sardina durante horas sin poder mover las piernas).
Quizás la parte más dura es la duración del viaje, treinta horas no es ninguna broma, pero está al alcance de cualquiera que quiera ahorrarse un dinerillo.
Paseamos un poco por el mercado que hay frente a la estación de Mataram y recargamos la tarjeta del móvil. En la propia estación hay un restaurante donde comemos de coña por 35.000 IDR. A las 15:30 salimos con media hora de retraso. El paisaje de palmeras y arrozales es parecido al de Bali. A las 18:30 llegamos al puerto de Labuhan Lombok, al otro lado de la isla.
A las 19:15 el bus sube al ferry. En cubierta venden comida y los lavabos se huelen a distancia. Una hora después llegamos al puerto de Pelabuhan Pototano, en la isla de Sumbawa. Otra vez al bus. En todas las paradas programadas del camino sube y baja gente, pero se puede dormir bastante bien dentro de la cutrería del bus de Wanne Tours. Desde Mataram somos los únicos extranjeros.
A las 23:00 hacemos una parada para cenar, incluida en el precio. Y a las 4:45 del día siguiente llegamos a Bima. En la estación de buses hay un pequeño tenderete donde tomar un te y comprar algunas galletas. El lavabo parece la jaula de los tigres. Cambiamos a un autobús más pequeño, de unas veinte plazas. Tras dar alguna vuelta por las oscuras calles del pueblo buscando más pasajeros salimos hacia Sape. A las 6:30, ya en el puerto de Sape, nos dan el billete para el ferry a Labuan Bajo y nos dicen que saldrá a las 9:00.
Desayunamos en el puerto por 25 IDR. No parece que en Sape haya mucho más que hacer, aparte de coger un ferry. Sorprendentemente salimos media hora antes, a las 8:30. Los accesos para pasajeros están taponados por vehículos y no podemos subir, así que nos habilitan un acceso lateral saltando por una ventana. Durante el viaje intentamos dormir entre el sonido de canciones karaoke a todo trapo. Los lavabos están limpios y en cubierta venden sopas, arroz y fideos por 10.000 IDR, y algunos snacks y refrescos.
Y a las 16:30, por fin, llegamos a Labuan Bajo, en la isla de Flores. El puerto esta a cinco minutos andando de los primeros hoteles.
Nos alojamos en el Hotel Gardena (200.000 IDR). Recomendado por Ricardo, de Blue Marlin Dive, es sin duda el hotel mas popular de la ciudad. Bungalows distribuidos sobre una colina, con cama doble, mosquitera, lavabo, ducha a cazos sin agua caliente, y una pequeña terraza con vistas al mar y el puerto. Ver varias habitaciones antes de escoger. Incluido desayuno: huevo/creppe de plátano, bollo, te, café, mantequilla y mermelada. El restaurante, muy concurrido y de raciones generosas, es uno de los mejores.
Labuan Bajo es un antiguo pueblo de pescadores reconvertido en bullicioso centro turístico. El puerto, a cinco minutos del centro, es el principal punto de salida hacia el Parque Nacional de Komodo donde residen sus famosos dragones y que ofrece además numerosas oportunidades de buceo y esnórquel entre sus decenas de islas coralinas.
El pueblo en si es bastante pequeño, caminando no se tarda más de 15 minutos en recorrerlo. Una sola calle llena de restaurantes, hoteles, agencias de viaje y clubes de buceo, flanqueada por colinas a un lado y el mar al otro.
Por tierra, a poca distancia de la ciudad, hay diversas posibilidades de trekking, cuevas, playas y cascadas.
Veníamos con la idea de hacer un trekking de dos días en Mbeliling Mountain, pero no encontramos nadie capaz de organizarlo, así que optamos por un día de esnórquel en una isla cercana y el otro excursión a las montañas cercanas.
En Putri Komodo, una pequeña agencia de viajes de las muchas que hay en Labuan Bajo, alquilamos una barca de pesca por un día para ir a hacer esnórquel a las islas de Kanawa y Bidadan. Coste: 460.000 IDR, más 15.ooo IDR por las aletas, y 15.000 IDR más por la mascara y el tubo (15.000). Tras una hora de navegación la barca para frente al Kanawa Resort, que cuenta con una docena de cabañas, un club de buceo, un restaurante, y unas vistas y tranquilidad envidiables. Estamos prácticamente solos.
En la playa de Kanawa hay bastante coral, toda la retahíla de peces tropicales de múltiples colores, angelfish, parrotfish, lionfish, sepias bastante grandes, y extensos campos de erizos, aunque no tortugas.
Comemos en el restaurante del resort, precio un poquito elevado, pero comprensible por la infraestructura requerida, 129.000 IDR mie goreng, nasi goreng y dos zumos.
A 30 minutos está la isla de Bidadan. Aquí hay incluso más coral, o por lo menos está menos disperso, la misma fauna, muchas estrellas de mar y enormes bancos de peces aguja. Las dos islas son rocas en medio del océano, donde a pocos metros de la costa, menos de cien, ya se inicia una caída en picado hacia el gran azul, la luz del sol se pierde y crece la sensación de vértigo.
Al día siguiente, entre cuatro alquilamos un coche en Putri Komodo (600.000 IDR) para visitar las cascadas de Cunca Wulang, situadas en la ladera del monte Mbeliling, a 30 km de Labuan Bajo.
En un entorno de densa selva y encajada entre estrechos muros de piedra, el agua del río cae desde unos diez metros de altura creando unas piscinas a las que algunos valientes saltan desde las altas paredes que las rodean. Pero primero hay 1 hora 15 minutos de continuas curvas y cambios de rasante, no recomendables para los propensos al mareo, hasta Wersawe, donde contratamos un guía (50.000 IDR).
Wersawe es un poblado diminuto y pobre, de gente amable sin mucho que hacer, que se benefician directamente de lo poco que dejan los turistas. Desde aquí aún hay una hora de paseo por un estrecho, húmedo y resbaladizo sendero a través de la selva, rodeados de mosquitos, antes de oír el ruido del agua entre los árboles.
No es el lugar más bonito del mundo, pero el paseo y la escapada de la anodina Labuan Bajo por unas horas ya merecen la pena.
Entre las islas de Sumbawa y Flores se encuentra una de las mejores zonas de buceo del mundo, el Parque Nacional de Komodo, formado por cerca de una treintena de islas con hermosas vistas, playas desiertas, montañas, manglares, y bancos de arena.
En sus aguas habitan 1.000 especies de peces y 385 especies de corales. Las opciones de buceo van desde arrecifes poco profundos de aguas mansas llenos de cientos de peces, hasta paredes de coral azotadas por fuertes corrientes y visitadas por tiburones, mantas y tortugas. En la zona norte las corrientes son más fuertes e impredecibles, y el coral es menos vistoso aunque hay mejor visibilidad, además la temperatura del agua es algo más elevada, aunque todo el mundo bucea con traje largo.
Tras visitar varios centros de buceo en Labuan Bajo nos decidimos por Dive Komodo. Los precios son los mismos que en todas partes: 800.000 IDR dos inmersiones (incluye equipo completo, desplazamiento y comida), oferta de 2.200.000 IDR por seis; aparte hay que pagar 95.000 IDR de las tasas de acceso y buceo al Parque Nacional de Komodo; y si queremos aprovechar uno de los viajes para ir a visitar los dragones de Komodo, el centro de buceo cobra 250.000 IDR adicionales por persona por la gasolina extra gastada.
La rutina diaria empieza a las 7:15 de la mañana en el centro de buceo. Una vez trasladados al barco se tarda entre una y dos horas en llegar al punto de buceo, dependiendo de a que parte del parque se vaya. Tras la primera inmersión, y mientras nos desplazamos al segundo punto, estamos la hora de rigor en superficie picando algo o tomando el sol. Tras la segunda inmersión se sirve la comida y se inicia el camino de vuelta, llegando a Labuan Bajo sobre las 16:00 (hay que añadir 3 horas en caso de visitar los dragones de Komodo).
La barca es una embarcación tradicional de madera de unos 10-12 metros de eslora. En el centro están distribuidas las botellas sobre las que cada divemaster montará la equipación de sus protegidos. Junto a estas hay dos garrafas de 15 litros de agua potable, un par de termos de agua caliente, té, café, galletas, pistachos, plátanos...
Hay además un bidón de 50 litros de agua dulce donde remojar cámaras y máscaras. Todo el barco esta protegido del sol por un tupido toldo, y en el techo hay una zona semi cubierta con colchonetas donde relajarse y tomar el sol durante la travesía. La comida, en cantidad suficiente, es a base de platos locales de arroz, tofu, pollo, verduras, fideos, gambas y fruta.
Antes de las inmersiones hay un briefing en el propio barco donde, con ayuda de gráficos, nos informan del recorrido, corrientes y vida que podremos ver. Los grupos más grandes son de cuatro buceadores por divemaster, y los dos guías que nos tocan a nosotros, Elitza y Nicholas, son pacientes y buenos oteadores, capaces de ver un nudibranquio a metros de distancia.
Un par de delfines saltan junto al barco poco antes de llegar al punto Sabayur Kecil (profundidad 19 metros, temperatura agua 28ºC, visibilidad 15-20 metros, sin corriente). Buceamos paralelos a una pared de coral que cae hasta los 30-40 m. En el fondo arenoso vamos encontrando rocas de coral que albergan todo tipo de vida: bumphead parrotfish, cuttlefish, leaf scorpionfish, lionfish, nudibranquios varios, stingrays, bancos de yellowtail fusilier, titan triggerfish, barramundi cod, e incluso un fantástico jardín de anguilas (eels garden).
Tatawa Besar (profundidad 15 metros, temperatura agua 28º, visibilidad 15-20 metros). Llevados a la deriva por una ligera corriente disfrutamos de una interminable pradera de corales blandos. Nos cruzamos enormes bancos de sweetlips y fusiliers, parrotfish, triggerfish, leaf scorpionfish y yellow scorpionfish, una tortuga comiendo coral, porcupinefish de varios tamaños y colores, enormes angelfish y butterflyfish, algunos nudibranquios, y durante la parada de seguridad, escondido entre el coral, el buscadísimo mandarin fish.
Al día siguiente tocan las joyas de la corona, famosas por sus fuertes corrientes, y que están a escasos 300 metros una de la otra:
Crystal Rock (profundidad 20 metros, temperatura agua 27º, visibilidad 15 metros). Hay bastante corriente, así que buceamos todo el tiempo haciendo zigzag sobre la misma pared para protegernos de ella. Abundan las crías de tiburón de cola blanca que se esconden bajo los corales paraguas, morenas, varios tipos de anthias, scorpionfish, lionfish, los enormes napoleon wrasse y bumphead parrotfish, spotted boxfish, cornetfish, trumpetfish, nuestro primer unicornfish, y por supuesto sweetlips, fusilier y demás bestias tropicales.
Castle Rock (profundidad 23 metros, temperatura agua 29º, visibilidad 15 metros). A diferencia de Crystal Rock, donde la cúspide de la roca es visible con marea baja, aquí el pináculo está completamente sumergido. En la zona profunda abundan los corales blandos y de abanico, un whitetip shark de un par de metros merodea entre nosotros, también vemos giant trevallies, dogtooth tuna, jackfish, red snapper, unicornfish, triggerfishes, yellow fusiliers, grouperfish y short-fine spotted fish entre otros. La corriente es muy fuerte, y durante la parada de seguridad, agarrados a alguna roca como buenamente podemos, parecemos banderas izadas por el viento.
Y para el último día una de las inmersiones más solicitadas: Manta Point (Kerang Makassar Besar):
Karang Makassar Besar (profundidad 14 metros, temperatura agua 27º, visibilidad 10 metros). Este banco de arena y piedras salpicado por unos pocos corales vivos es una zona de reunión de mantas de hasta cuatro metros de largo, visibles desde el propio barco. Es una zona de fuertes corrientes, cuanto más allá más mantas podremos ver, y en ocasiones cuesta encontrar un lugar donde cogerse para tener una buena visión. Además de una docena de mantas vimos una tortuga, lionfish, unicornfish, spiny devilfish, titan triggerfish...
Penga Kecil (profundidad 17 metros, temperatura agua 28º, visibilidad 10-15 metros). Es una pequeña isla cubierta de impresionantes corales con una inmensa variedad de peces de arrecife. Probablemente vimos más de 200 tipos diferentes de tamaño medio y pequeño: scorpionfish, trevalies, hawksbill turtles, spadefish, boxfish, morray eel, bumphead parrotfish, map puffer, anthias... de todo.
Tras esta maravillosa inmersión, mientras comemos, la embarcación se dirige hacia la isla de Rinca donde un grupo de 8-10 haremos una visita a los famosos Dragones de Komodo. Los que se quedan en la barca aprovechan para hacer una tercera inmersión.
El único motivo para acercarte hasta la destartalada Labuan Bajo si no tienes intención de continuar viaje por Flores o islas más occidentales, y además no vas a disfrutar de sus fantásticas aguas para bucear, es visitar al antediluviano dragón de Komodo.
Se trata del lagarto más grande del mundo, puede llegar a los 3 metros de longitud y 100 kg de peso. A pesar de que se alimenta básicamente de carroña, también es capaz de cazar y tender emboscadas a búfalos, cabras, aves y demás animales que habitan las islas. Su tamaño y aspecto fiero les ha forjado una reputación de animal temible y peligroso, y aunque son raros los ataques a humanos, hay documentadas varias muertes desde su descubrimiento el año 1910. Por ello la visita se realiza acompañada de rangers.
Es un animal endémico y amenazado del que sólo hay unos 5.000 ejemplares repartidos básicamente en cinco islas. Con el fin de protegerlo, así como la fauna, flora y zonas marítimas de la región, fue fundado en 1980 el Parque Nacional de Komodo, más tarde declarado Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera.
En la isla de Rinca se realizan visitas guiadas acompañados de un ranger para cada cinco turistas, que armado con una larga vara en forma de Y nos protegerá de algún dragón que quiera acercarse más de la cuenta. La entrada cuesta 50.000 IDR, más 50.000 por cada cámara, y 50.000 IDR el ranger para cinco personas. A esto hay que añadir los 250.000 de la barca.
La visita, de unas dos horas, se inicia en el pequeño poblado donde residen los guardas y bajo cuyas casas se tumban los dragones buscando la protección del sol y la comida de las cocinas. Aquí es sin duda el lugar más fácil y cómodo para verlos. Después seguimos una ruta llena de nidos de dragón. La hembra deposita sus huevos en un agujero o grieta junto a un árbol y yace sobre ellos, protegiéndolos. Vemos una docena de dragones, un búfalo y una pareja de faisanes, rodeados de un paisaje árido y agreste salpicado de largas y esbeltas palmeras. Realmente, pese al intenso calor, merece la pena. Una oportunidad única de ver de cerca a este esbelto reptil, más propio de la época de los dinosaurios.
Contratamos en el hotel una pequeña barca por 400.000 IDR para hacer una excursión de un día.
A 10 km de Labuan Bajo está Seraya Kecil, una diminuta isla de arenas blancas y aguas cristalinas llenas de peces y coral ideales para hacer esnórquel. En ella se encuentra el Seraya Island Bungalows, un resort de cabañas en primera línea de playa junto a un pequeño restaurante, gestionado por el Hotel Gardena. En el restaurante hay una docena de platos y zumos, 70.000 IDR comida para dos.
Una vez en el agua los 15 primeros metros son un frondoso bosque de algas de apenas medio metro de profundidad que hay que atravesar buceando para no lastimarnos los pies con alguna roca oculta ni dañar la fauna que esconde.
Tras él y hasta una distancia de 60 metros de la costa, donde el confortable metro y medio de profundidad en que nos movemos cae hasta profundidades en las que no entra la luz solar, se despliega un enorme jardín coralino en el que habitan morenas, triggerfish, parrotfish, angelfish, peces payaso, corales blandos, y toda la fauna marina habitual de las playas tropicales.
En Labuan Bajo solo hay hoteles, diminutas agencias de viaje, clubes de buceo y restaurantes, así que a pesar de su reducido tamaño la oferta en restauración es amplia, aunque poco variada, a excepción de una pizzería y una heladería de reciente inauguración.
Muchos locales, con wifi y vistas al puerto, son ideales para cenar durante la puesta de sol. Los warung, como en el resto del país, suelen tener media docena de platos poco elaborados. Los zumos naturales son más dulces que en otras islas.
Algunos restaurantes y bares recomendados en Labuan Bajo:
• Mediterraneo. Un paso más en la confección de platos, la presentación y el trato con el cliente, pero conservando los precios, 135.000 IDR. Vistas al puerto, música ambiente, zona chill out cómoda y elegante con wifi, lavabos extremadamente limpios y personal con amabilidad nipona. La mejor vía de escape en esta insípida ciudad.
• Lounge, lugar cómodo y agradable con wifi. Excelentes zumos y lassis de plátano, zona chill out con ventiladores y música ambiente.
• The Corner, otro sitio para no perderse. Bonito local de madera, música suave, dueño amabilísimo y charlatán, ambiente agradable y buena comida a precios razonables. Clientela mayoritariamente local.
Y ahora dos locales donde compensar la ausencia de queso de la cocina indonesia:
• Treetop, bonito restaurante en madera de dos plantas con vistas al puerto, y wifi, ideal para ver atardecer. Los zumos, mejorables.
• Made in Italy, dueños italianos y precios europeos. Ambiente cuidado y con gusto, personal atento, ventiladores para combatir el calor, y una pizza espectacular. Un refugio para escapar de la comida indonesia y probar un poco de queso.
Y para acabar, dos warungs con vistas al puerto:
• Matahari. Comedor amplio y austero, pero agradable. Wifi. Unos 120.000 IDR con cerveza.
• Ado Moro, con sólo seis platos en la carta, ninguno de ellos merecedor de una estrella Michelín.
Último día de viaje en Indonesia. A primera hora cogemos un avión a Jakarta con escala en Denpasar (no hay vuelos directos).
El pequeño aeropuerto de Labuan Bajo se encuentra a tan solo 2 km del centro del pueblo, por una carretera sin asfaltar.
Llegar en taxi cuesta 50.000 IDR, así que cogemos un bemo para nosotros solos por 10.000 cada uno, dejamos otros tantos de propina. Tardamos menos de 15 minutos.