Aunque ya había estado en Centroamérica años atrás, en concreto en el 2002 en Nicaragua, tenía muchas ganas de recorrer Guatemala, del que me habían hablado muy bien, y porque es un país con un alto índice de población indígena (51% de la población) además de por su variedad climática, un país rodeado de volcanes, lagos y frondosas selvas, que albergan unas riquezas arqueológicas sin igual. Guatemala es el país de los mayas, del café de altura, de la amabilidad de sus gentes.
La ruta de este viaje, realizado en noviembre de 2011, me llevó a recorrer Ciudad de Guatemala, Antigua, Panajachel y lago Atitlán, Quetzaltenango, Flores y Tikal, Río Dulce, Livingstone, Esquipulas y Monterrico, todo ello en Guatemala, así como Palenque y San Cristóbal de las Casas en México y Copán en Honduras.
Guatemala es el país de los colores... Te invito a conocerlo!!.
Simplicidad y rapidez en los trámites aduaneros caracteriza la entrada a un país en el día después de unas elecciones presidenciales, en las que los partidos en la campaña se gastaron 42 millones de euros (más que en España por poner un ejemplo)...
Guatemala tiene una situación económica mejor que sus vecinos, Honduras y El Salvador, y con una ventaja añadida, su potencial turístico, pero con un clima de inseguridad instalado en su capital y en algunas zonas del país, en parte por la cada vez mayor presencia del narcotráfico mexicano, hostigado por el presidente Calderón, y objetivo principal del General Otto Pérez (del Partido Patriota y con un lema de campaña que ya lo dice todo: "urge mano dura") y recién elegido nuevo presidente de Guatemala en la terna de los dos candidatos presidenciales, ambos de derechas un militar y un próspero empresario acusado, vox populi, de corruptelas varias.
Mi primer día en Ciudad de Guatemala lo destiné al cambio de moneda euros por quetzales. En el aeropuerto procurad cambiar la cantidad mínima de euros tras superar el primer control de migración, porque el cambio es muy malo, a 8,58 Q por euro, cuando en condiciones normales se puede obtener una tasa de cambio entre 10 y 11 quetzales por euro.
Pues dicho y hecho, pero antes recordar el alojamiento, que en mi caso sería en la zona 10 que, junto a la 13, son algunas de las más seguras de una capital que cuenta con 3 millones de habitantes y que a la hora de moverse conviene, por seguridad, coger los taxis de color amarillo y no los de color blanco (funcionan con taxímetro y solo paran previa llamada de teléfono, que no en la calle). Los buses llevan vigilancia para disuadir a asaltantes. Los barrios fortificados, en una estampa muy similar al Ulster de hace unos años, cuentan con vigilancia privada las 24 horas del día, en el caso del barrio 10, son 2 los únicos puntos de acceso y salida, y todo el mundo peatones y vehículos se identifican para entrar y salir junto a la garita y la barrera,... la verdad un poco increíble...
Una carrera de taxis entre el aeropuerto y la zona 10 sale por unos 60 quetzales. Es importante cogerlo en el propio aeropuerto para mayor seguridad.
Un hostel de tipo medio, con desayuno incluido, sale por 240 Q, un precio razonable si tenemos en cuenta que se trata de la capital del país. Sólo estuve en ella un día y medio (2 noches), el tiempo suficiente para visitar, en la zona 1, la Catedral, el impresionante Palacio Nacional (entrada: 40 Q), antigua sede presidencial, y el bullicioso Mercado Central (2 plantas, alimentación y Artesanía). Otra visita obligada y muy recomendada es el Museo Nacional de Arqueología y Etnología (entrada: 60 Q), sito en la zona 13.
Yo tuve mucha suerte con el alojamiento porque tenían un conocido que era taxista, Leonel, con lo cual ajusté un buen precio a la hora de estar todo un día de ruta por la ciudad al tiempo que me ayudó a conseguir en un banco una tasa de cambio preferencial a la hora de cambiar euros por quetzales. El hostel se llama Hostal Casa del Ángel y su dueña, Janet, me hizo sentirme como si estuviera en mi propia casa.
El trayecto desde Ciudad de Guatemala a Copan, ya en Honduras, dura aproximadamente 6 horas y la compañía que opera se llama Hedman Alas y cuesta 278 Q. Los autobuses son realmente buenos y lo realmente sorprendente, porque nunca me había ocurrido, es que además de cachearte te hacen una foto cuando te dispones a entrar en el bus por seguridad dicen, fue la respuesta a mi pregunta.
Es necesario recordar las tasas a pagar: unos 10 quetzales por abandonar Guatemala y 50 Lempiras ó 25 quetzales equivalentes por entrar en territorio hondureño. Hay 2 salidas diarias, a las 5:00 y 9:00.
Copan es una población que apenas tiene 7.000 habitantes, vive del turismo (escaso cuando yo estuve a principios del mes de Noviembre de 2011, hecho este del que se lamentaban). La amabilidad de la gente se nota cuando uno pasea por sus calles, surcadas por unos coloridos mototaxis que te trasladan a cualquier rincón, pudiendo pagar al igual que en el resto de la ciudad indistintamente en lempiras o quetzales.
En el cambio en quetzales te cobran la mitad que en lempiras, pelín abusivo, la verdad, por lo que sale más a cuenta cambiar moneda (1 quetzal = 2,39 lempiras), algo que yo no hice, por la idea que tenia de estar apenas un día en ésta localidad. Pero si vas a visitar Copan, yo te aconsejo que a pesar de la molestia, calcules la cantidad suficiente de euros o dólares, y cambies moneda por lempiras.
Copan, ya he comentado antes, es un bonito pueblo del norte de Honduras, con bonitas calles empedradas, pero sin los atractivos suficientes como para prolongar la estancia más allá de 2 días. La visita obligada a sus ruinas, a las que se puede acceder por un sendero paralelo a la carretera (1 km) y un parque de aves éste situado a 2,5 km, es lo más relevante para ver.
Como desde Ciudad de Guatemala salí a las 9:00 y no llegué a Copan hasta casi las 3 de la tarde, y las ruinas tienen un horario de 8 a 16h estaba claro que no me daba tiempo, así que tras alojarme en un hostel un poco alejado, el Iguana Azul (200 L el precio por una noche sin desayuno), opté por conocer un parque de aves muy interesante, donde se pueden ver tucanes, guaras y todas las variantes inimaginables de loros, cacatúas y demás aves exóticas a través de un recorrido por un frondoso bosque, aunque su señalización hay que decir es algo deficiente, a pesar de que te facilitan un mapa, mapa que yo fui incapaz de seguir. El precio de la entrada son 10 US$, o su equivalente en lempiras o quetzales. Este parque, del que me habían hablado, cerraba sus puertas más tarde (17 h), por lo que sin comer aproveche para ir a conocerlo y aprovechar así la tarde (anochece entre las 17:30 y las 18 h).
Ya de vuelta me invitaron a subir y regresé al pueblo con las trabajadoras del parque sobre una pick-up... (interesante experiencia la vivida, pues estuve platicando con ellas de regreso a Copan).
A pesar de ser un sitio turístico sorprenden sus precios más que asequibles para el viajero...
Como me iba de Copan al día siguiente al mediodía en dirección a Antigua con la compañía Hedman Alas (784 L), aunque pagué en quetzales, lo que hice fue madrugar e ir a primera hora de la mañana a las ruinas en un mototaxi y regresar andando (es un agradable sendero señalizado de poco más de 1 km).
La entrada al complejo de las ruinas de Copán, abierto desde las 8:00 y hasta las 16:00, tiene un coste de 30 dólares o su equivalencia en lempiras, que no quetzales (hasta el año 2010 se aceptaban). También se admite el pago con tarjetas de crédito. De las ruinas poco cabe decir, pero son de obligada visita para poder entender la cultura y el arte de los mayas.
Esta localidad hondureña no tiene nada más que ver, así que de nuevo con Hedman Alas (empresa de bus), por 782 lempiras (340 quetzales), cogí un billete que me llevaría directamente hasta la ciudad de Antigua (6 horas). El único servicio sale de Copan a las 14:30, con lo que conviene comprar el billete/boleto con antelación (primera hora de la mañana). El viaje, con escala en Ciudad de Guatemala, tiene un transbordo de autobús por uno más pequeño.
Antigua (125.000 habitantes), rodeada por volcanes y capital de este país hasta 1773, asolada por un gran terremoto, es una joyita de ciudad comparable a ciudades como Cusco o San Cristóbal de las Casas, de la que hablaré más adelante, con un fuerte aire y decoración colonial que atrae al turismo por ser muy agradable y tranquila con todos los servicios y teniendo a 1 hora prácticamente todo lo que se quiera ver.
Hay muchos alojamientos en Antigua donde poder quedarse, pero desde un punto de vista mochilero, estos se ubican en la 1* calle de Poniente; en mi caso lo fue en el Internacional mochilero Guest house, a unos precios que oscilan entre los 100 y 160 Q la noche, dependiendo de si el baño es compartido o no.
En Antigua, hay un cajero con 2 terminales, muy recomendable, con vigilancia las 24 horas y perteneciente al Banco Industrial y que está ubicado en la plaza central, junto al Bar Barista, lo mejor en chocolate.
Cosas para ver y hacer en Antigua hay muchas (consultar folletos, agencias o por internet). Yo, a lo largo de los 5 días que estuve, me decanté por subir dos volcanes: el Pacaya (fácil, con opción de subir a caballo pagando a unos niños que también alquilan unos bastones o sticks) y el Acatenango (espectacular y exigente, unas 6 horas de ascensión). Los precios oscilan, pero en mi caso pagué 110 y 552 Q respectivamente.
También realicé un tour por los pueblos de los alrededores de Antigua para mi solo, contratado a través del hostel por 280 Q, que si que mereció la pena porque al ir yo solo con el guía y en coche recorrimos holgadamente toda la zona en una misma mañana. En concreto los pueblos fueron Santa Maria de Jesús, San Juan Obispo, San Pedro de las Huertas y San Antonio Aguas Calientes, en donde en todos ellos pudimos conocer sus mercados, así como la historia y sus costumbres.
A excepción de la subida al volcán Acatenango, tour poco demandado dada su dificultad para conformar grupos (yo me metí en un grupo de 8 norteamericanos que al final serían 9 y conmigo 10) que lo contraté con la empresa Old Town (situada junto al parque central), la cual cuenta con tienda de venta de material de montaña y ciclismo, y en donde por cierto me tuve que comprar una mochila al habérseme roto la mochila de mano que portaba; es la única tienda de la ciudad con estándares europeos), muy experimentada, el resto de excursiones las contraté a través del propio hostel.
En los últimos días de este viaje, que volví a pasar en Antigua, también pude ver el Mercado del Carmen, a unas cuadras de la Catedral. Se trata del mejor mercado con respecto a otros de la ciudad por su relación calidad-precio a la hora de comprar artesanía y recuerdos de Guatemala. También visité una finca (hay varias), donde poder ver todo el proceso de recogida de la macadamia o nuez de la que se fabrican aceites, esencias y aromas para la piel, además de dulces.
Como me sobraba tiempo, fui a Monterrico con Miguel, el guía que tuve al principio de este viaje en la primera estancia en Antigua y que os recomiendo totalmente si vais a hacer algún tour o excursión desde Antigua, a pasar una mañana de domingo junto a su familia a ver las aguas del Pacifico y sus playas de arena negra volcánica, con mucha pendiente por cierto, y cuyas aguas son pelín peligrosas, que no se corresponden con el nombre del océano, porque de pacifico no tiene nada, y es que tiene un poder de succión, muy grande tras romper las olas, por lo que hay que estar con cuidado., insisto,... el baño puede resultar peligroso. También visité un tortugario, simple pero interesante.
Ya de regreso a Antigua también asistí a la procesión de la Virgen de la Milagrosa.
Antigua es una ciudad amable y de ambiente mochilero por excelencia a diferencia de San Cristóbal de las Casas, ambas con todo tipo de servicios, pero de ésta última ya hablaré en otro capitulo de mi diario como digo.
Como uno de los objetivos de mi viaje era conocer el denominado paso misterioso, situado en la carretera que conduce a Patulul, San Lucas Tolimán y Atlitan, llegamos desde el cruce de Cocales (km 113), sobre la carretera procedente de la Costa del Sur, un poco lejos y a desmano de Panajachel, para lo que ajusté con un guía para que me llevara hasta allí en su propio coche, dando un rodeo de casi 200 kilómetros, porque el caso, así lo merecía.
En toda la zona es un hecho muy frecuente toparse en las carreteras con niños que ante el pésimo estado de las carreteras (baches y socavones), se dedican a rellenarlos con tierra, aprovechando para parar a los coches, y pedirles unos quetzales, algo que ya realizan como una forma de ganarse la vida, dado lo cotidiano del hecho.
Por el camino tuve la ocasión de parar en algunos pueblos, como uno, de nombre Democracia, donde en su plaza central hay unas figuras o cabezas deformes que se atribuyen a una civilización anterior a los mayas, al pueblo de los olmecas (3.500 a.c), figuras o mascarones como se conocen en la zona encontradas y enterradas en las inmediaciones. Es una visita que merece la pena si el viajero va a ir a conocer el paso misterioso porque pilla de camino.
Me dirigía en dirección a Panajachel, junto al Lago de Atlitan, cuando tras pasar por el cruce de Cocal llegamos a uno de los lugares más misteriosos que se conocen en este país, el llamado Paso misterioso, un tramo de carretera descendente de no más de 200 metros, en el que los objetos y los vehículos, dicen que por el elevado magnetismo del entorno, no siguen la inercia y la dirección del desnivel existente, sino más bien todo lo contrario. De hecho, hicimos, como otros muchos anteriormente, la prueba con el vehículo parado en punto muerto y ciertamente el vehículo, a pesar del desnivel, remontaba marcha atrás el desnivel, algo inédito para el espectador. Yo me quedé ojiplatico. La prueba volví a hacerla de nuevo con una lata de zumo, y de nuevo se volvió a reproducir la escena.
La carretera que separa el paso misterioso y Panajachel es ascendente, y permite contemplar increíbles vistas del lago de Atitlán, por lo que unas paradas en el camino son más que obligatorias, para obtener unas bonitas instantáneas... La fuerte y apabullante luminosidad del lago, que realmente atrae, es un hecho que no pasa inadvertido para el viajero.
Una vez en Panajachel, localidad muy turística como puede apreciarse en el elevado número de hostales, establecimientos de todo tipo y puestos de venta de artesanía local, tocaba reservar un hostel a buen precio y que estuviera muy bien, lo digo por aquello de la relación calidad-precio y aunque no dudo que habrá muchos más yo me decanté por El Viajero (ojo, hay varios establecimientos con el mismo nombre). El que yo elegí está en una callejuela estrecha llamada Final Avenida Santander, a mano derecha, junto a la calle principal de la localidad en sentido hacia el embarcadero del lago. El precio, muy interesante, unos 80 quetzales la noche (sin desayuno, claro), pero con wi-fi y con abundante agua caliente.
Doce localidades con nombres de los apóstoles al igual que su número rodean el lago, para lo cual la mejor manera de visitar al menos las más importantes es coger un tour que a lo largo de toda una mañana, te permite, sino todas, si al menos conocer las localidades más importantes, porque la lancha le acerca al viajero, y espera una hora hasta el siguiente destino, digamos que son paradas con espera incluida. Las localidades a visitar son San Pedro, San Marcos, Santiago y San Juan (centro de recogida y Cooperativa de Café, visita recomendable por 20 Q ). Se me olvidaba, el precio del tour (la lancha únicamente) es de 100 quetzales.
Panajachel es la localidad a la que también algunos se refieren como gringolandia, repleta de puestos callejeros de venta de artesanía y vendedores ambulantes que te atosigan para que compres algo. Curiosamente cuando acabas con uno, a continuación te viene un vendedor distinto, diríase que se turnan, la verdad es que es un poco agobiante el acoso, sin duda el motivo no es otro que la falta o el descenso del número de turistas.
El viaje a mi siguiente destino me llevaría hasta Quetzaltenango, aunque se le conoce como Xela. Es la 2ª ciudad del país, con 250.000 habitantes, y está situada a 2.300 metros de altitud.
Mi salida de Panajachel comenzó a las 7 de la mañana en el interior de una vanette (furgoneta) por espacio de 1,45 horas (150 Quetzales), en un trayecto, la verdad, muy colorido, porque se suben varios puertos de montaña, entre ellos el conocido como la Cumbre de Alaska, de 3.000 metros de altitud, pudiéndose ver paisajes muy bonitos.
Tras una escala, porque las rutas las tienen conformadas de tal forma que en diferentes puntos del trayecto hay vehículos lanzadera que conectan con la vanette que va desde Panajachel hasta la frontera con México, como digo en la única escala que existe, y como llegamos antes, tuvimos que esperar a que viniera la furgoneta desde Xela a un cruce de carretera (4 caminos) donde traía a mochileros de Xela, que proseguían hacia México, y recogerme a mi para dejarme en Xela, la verdad es que se lo tienen muy bien montado.
La ciudad de Xela, aparentemente, no es una ciudad que tengan atractivos suficientes como para prolongar la estancia más de 2-3 días, pero permite, dada su ubicación, hacer de parada camino de San Cristóbal de las Casas en México (mi próximo destino), y hacer algunas excursiones por la zona muy interesantes.
Una de estas excursiones, la más que recomendable y de obligada visita, es irse en un colectivo hasta la vecina localidad de San Andrés de Xecúl, a 11 km, en donde hay una imagen que fascina al viajero, y es su sorprendente iglesia de vivos colores, entre los que destaca el color amarillo de su exterior y fachadas, con santos, ángeles, flores y parras trepadoras... Impresionante. Además suele haber mercadillo en la plaza que circunda a la Iglesia, con lo cual es una buena excusa para ir a disfrutar de toda una mañana. Existe en la parte alta de la localidad una réplica de la iglesia antes mencionada, pero a menor escala, que bien merece una visita.
El trayecto desde Xela a San Andrés de Xecúl consta de dos partes: el primero de ellos desde la propia Xela le deja a uno a pie de carretera en un punto denominado La Moreria, y cuyo precio del billete es de 3 Q, y allí en una pick-up y de pie por otros 2 Q más puedes realizar el trayecto de unos 2 km aproximadamente.
Otro punto o lugar interesante para visitar son Las fuentes Georginas, unas aguas termales a las que se puede acceder en colectivo o contratando un pequeño tour, muy básico y que consta del transporte y punto. Yo creo que es preferible hacerlo por libre, porque además de resultar más barato, no tienes la limitación horaria de tener que regresar a la hora y media de haber llegado. A mi se me hizo muy corta la estancia y encima el chofer, sin haber alcanzado el tiempo pactado, ya empezaba a meter prisa....buff!!, mejor hacérselo por libre. Las fuentes Georginas constan de varias piscinas con agua muy caliente, más caliente desde que hace unos años hubo unos desprendimientos en esa zona de la montaña y tuvieron que cerrarse las fuentes y hacer algunos trabajos de acondicionamiento, y la sorpresa es que la temperatura del agua ahora es más elevada, pero vaya, se aguanta bien, si se realiza de forma escalonada, en sus tres piscinas, aunque tengo que reconocer que a la última yo no me atreví a adentrarme, y tampoco vi a nadie que lo hiciera.. porque el agua quema, la verdad...
Una sorpresa del viaje ya la había tenido en Panajachel, cuando me encontré con un gallego y una catalana, biólogos, camino de Nicaragua de vacaciones antes de regresar a Panamá: Bueno, pues como digo, me encontré con otra pareja, el catalán y ella guatemalteca que, tras vivir unos años en Barcelona, habían vuelto al país de donde ella es natural. Su nombre Doris y junto a Manel y la hija de ambos Olga, pasé unos días muy agradables en esta ciudad en la que hay pocos españoles y tanto es así, que prácticamente todos se conocen e incluso me presentaron a la Cónsul honoraria de España en Quetzaltenango, una mujer encantadora. Ellos regentan un puesto de café degustación en una galería comercial sita en el centro de la ciudad.
No lo he comentado, pero el alojamiento que conseguí fue el ideal. Como siempre en mis viajes, procuro si se trata de ciudades alojarme en lugares céntricos entre otras cosas, porque la idea de que el centro es la opción más cara, no siempre es cierto, y por otra parte se evitan desplazamientos, carreras de taxis y de colectivo, por aquello de tener muchos puntos de interés más a mano. El Hotel Jerusalem (3a. Calle 4-04 Zona 1- Quetzaltenango) reúne todas las características: céntrico, discreto, ubicado a apenas 300-400 metros de la Plaza Central, y unos dueños encantadores, sin olvidarnos del precio, 60 quetzales por noche.
Al margen de otras actividades o tours a lagos cercanos, yo preferí abandonar la ciudad, para lo cual con la empresa Adrenalina Tours, que tiene una oficina en un pasaje comercial, el Pasaje Enríquez, cuyo uno de sus lados da a la plaza central, contraté por 200 Quetzales un viaje de 9 horas hasta la frontera con México, a un lugar denominado La Mesilla, un lugar que a diferencia de otros puntos fronterizos en Latinoamérica no me pareció tan agresivo, arisco y duro, que es lo que tienen las fronteras, con miradas muy duras y un ambiente pelín enrarecido, en fin¡¡. Por cierto, si se sale de Guatemala no se paga nada ni al salir del país, ni tampoco al entrar en México, lo cual supone una buena noticia, jajajajajaja¡¡¡.
Desde la frontera física hasta la ciudad de San Cristóbal de las Casas, todavía hay algo más de una hora de viaje, en una furgoneta distinta, pues en el caso del transporte ningún vehículo entra en México con pasajeros desde Guatemala. Es preceptivo que con placas/matriculas y personal mexicano hacer transbordo y adentrarse en el país. No sé el motivo, pero no me encontré con ningún vehículo comercial de pasajeros con matricula guatemalteca por tierras de Chiapas.
Para llegar a San Cristóbal de las Casas hay que sortear varios controles militares, lo cual nos da una idea de que, a pesar de estar las cosas muy tranquilas por Chiapas, bien es cierto que está latente, aunque no a la vista, el sentimiento zapatista del cerca del millón de indígenas pertenecientes a 9 etnias de entre los 4,7 millones de pobladores de este estado de México. Nadie habla del tema, ni apenas hay signos visibles, pintadas o grafitis, si bien es cierto que tampoco me adentré o era mi propósito aventurarme e ir a visitar a alguna comunidad zapatista, pero me sorprendió el hecho, lo cual me da que pensar que el propio gobierno ya se encarga de que el conflicto y la causa zapatista se convierta en invisible a los ojos de los miles de viajeros que visitan ésta parte de México.
El alojamiento elegido en San Cristóbal de las Casas fue el Hostal del Centro, en la Calle Flavio A. Paniagua 2-B, en el mismo Centro Histórico. Tengo que decir que al no tener la guía Lonely Planet actualizada a mí me venía con otro nombre este hostel. En cualquier caso resultó muy asequible, por 120-140 pesos la noche. Ideal.
Cosas para ver y hacer en San Cristóbal de las Casas. Hay lugares dentro de la propia ciudad muy sorprendentes...:
Por ejemplo podemos empezar visitando un peculiar Museo de los Bichos e Insectos, con más de 2.000 recopilados por un entomólogo de la localidad, además de poder contar vivitas y coleando al menos a 7 especies de tarántulas distintas todas ellas por vistosidad y tamaño. Previamente se ofrece al visitante una charla introductoria sobre el mundo de los insectos. El museo es privado y el precio para los adultos es de 25 pesos mexicanos. Su dirección es Calle 16 de Septiembre, nº-23 Barrio de Mexicanos paralela al andador eclesiástico.
El Museo de la Medicina Maya es un poco difícil de localizar, aunque está indicado. Pasa desapercibido por una señalización deficiente, pero nos encontramos con un muy interesante museo, sucio y descuidado, que toda vez que pagas los 20 pesos de la entrada, te ponen un video de 20 minutos de duración sobre las costumbres mayas, para a continuación poder visitar una reproducción de una casa de los mayas. Hay mapas e incluso una maqueta gigante con un barco, un marinero, y un loro que grita al abordaje de la biodiversidad (mensaje con mucho sentido), no faltando las alusiones muy sutiles a la causa zapatista como guardianes de la biodiversidad de la región. La visita a la tienda de productos de medicina maya y al secadero de sus plantas (contiguo), pone fin a la visita a un recinto ciertamente muy descuidado, a pesar de la amabilidad que dispensa una pareja encargada de la atención a los clientes. No se da ticket alguno.
El Museo del Ámbar y el Museo de las Culturas Populares, ambos me los encontré cerrados así que me quedé con las ganas y todo por presentarme un lunes, ya me vale¡¡¡. Desde luego no es el mejor día de la semana para la visita de Museos.
Ver iglesias y zambullirse por sus ociosas calles es una buena recomendación, nunca falta el buen ambiente concentrado en la calle 20 de Noviembre y aledaños, principalmente.
Muchos carteles se exhiben en cristales y puertas solicitando personal para hoteles y restaurantes, así que quizás pueda ser una buena oportunidad laboral, pero, eso si, piden experiencia demostrada y contar con el carnet de elector.
La estación de buses OCC se encuentra al final de la calle Insurgentes, adonde muy pronto por la mañana me dirigí con la empresa ADO / Autobuses de Oriente hasta la ciudad de el Palenque, un trayecto que me costaría 5 horas y 160 pesos, con apenas una parada en Ocasinango (breves minutos), y con la presencia continua de obras en la carretera.
Para mi San Cristóbal de las Casas fue, sin duda, lo más decepcionante de mi viaje. Quizás tenia a esta ciudad muy idealizada, foco y esencia de la insurgencia zapatista, pero a pesar de su increíble belleza, me resultó una ciudad muy pija, y cara, vaya de postal¡¡, en la que las multinacionales y franquicias del mundo de la hostelería y moda han encontrado un hueco, por lo que el turismo viajero y mochilero queda muy desdibujado.
Por supuesto, seguro que algún lector que lea estas líneas mostrará un rotundo desacuerdo con mi opinión o apreciación, pero lo vivido en Antigua me llenó muchísimo más, diríase por resumir, que me encontré con una ciudad más autentica. No obstante, faltaría más, sí que recomiendo una visita a San Cristóbal de las Casas, porque la ciudad es realmente preciosa, y así de ésta manera poder comparar y contrastar como digo con la ciudad de Antigua.
Palenque es una ciudad de 45.000 habitantes, no muy grande, conocida por sus famosas ruinas mayas, distantes 3 km del centro de la localidad, y en donde encontré un hostal, inmejorable en precio y calidad, que encontré leyendo la guía de Lonely Planet. Su nombre Posada Kin (calle Abasolo, 1- Palenque) y el precio es de 150 pesos con ventilador. Está en el centro de la ciudad.
Para desplazarse hasta las ruinas de Palenque hay varias empresas de combis que, por el módico precio de 20 pesos, te incluye el ticket de entrada y la ida y la vuelta. Una vez allí existen dos opciones: la visita al parque natural por un precio de 20 pesos o a las ruinas propiamente dichas por 51 pesos. En cualquiera de los casos el horario de visita es de 8 horas a 16:30 horas. A modo de curiosidad, todos los domingos del año, los extranjeros y nacionales que demuestran vivir en México entran gratis.
Me encontré a la entrada en el parking, y mira que llevo años viajando por Latinoamérica, un bus de Irizar, una empresa guipuzcoana que carroza autobuses y que debe de tener una planta en Brasil, pero nunca había visto ninguno. El caso es que me suelo fijar y la marca Marcopolo, brasileña por cierto, acapara el mercado de autobuses en el subcontinente. Bueno, pues hete ahí que vi un autobús de esta empresa de Irizar, una curiosidad sin más¡¡¡.
Por lo demás la ciudad de Paleque poco más tiene que ver para prolongar la estancia más allá de una noche. Está salpicada de establecimientos de toda índole, agencias, bancos, tiendas... notándose mucho más calor que en San Cristóbal. Incluso de noche un buen ventilador o A/A se agradecen de veras.
En una agencia de Palenque (todas trabajan al mismo precio), por 350 pesos, compré un pasaje a la ciudad guatemalteca de Flores y que incluye servicio de Combi, lancha para cruzar el rio fronterizo Corozal hasta Bhethel y posterior bus, todo ello en 9 horas.
Este precio no incluye un impuesto o tasa de 15 pesos que se abona a orillas del río, en el lado mexicano, a una comunidad indígena por derecho de paso. Resulta gracioso como en el ticket, con la reseña Zona Lacandona en la Comunidad fronteriza Corozal, figuraba la siguiente leyenda: "Válido sólo hoy, mañana no".
Una vez cruzado el río, ya en la parte guatemalteca, una legión de niños sale al encuentro con el objeto de cambiar moneda. Conviene estar atento porque yo hice un cambio y con la excusa de que él no tenía quetzales sueltos (monedas) y que esperara, al final el redondeo le salió al chavalote, como su propia palabra dice, más que redondo, jaajajajajajajaja.
A todo esto, hay que decir que el bus que viene desde Flores a coger al pasaje es el único diario, pero no hay problema, porque siempre toca esperar haciendo tiempo. Ya de regreso, pasados unos kilómetros la localidad de Bhethel, se hace una parada en el puesto fronterizo donde te ponen los sellos en el pasaporte para reanudar la marcha hacia Flores por un camino de ripio, 56 kilómetros de los 123 km totales, que se hace tedioso por los baches y el fuerte calor.
La ciudad de Flores se encuentra a orillas del lago Petén, cuya vida discurre en torno a una calle y una preciosa isla, llamada isla Flores, unida por un puente.
Los desplazamientos hasta las ruinas de Tikal se pueden hacer desde la propia Flores y es mi consejo, porque la alternativa de dormir en el parque es muy cara, no en vano el hotel allí existente es de lujo. Desde Flores salen combis (furgonetas) a las 4 de la madrugada porque hay 2 horas de trayecto y porque se trata de llegar a Tikal al amanecer, con más oportunidades de ver animales que es cuando salen.
El precio del tour, que incluye desplazamiento, guía y entrada al parque es de 150 quetzales. El horario de visita es de 6 a 18 horas, y decir que el boleto o ticket solo sirve para un mismo día, aunque formulada esta pregunta en la taquilla, no me quedó muy claro éste extremo. Es más, yo creo que valdría la entrada del día anterior si está sacada de víspera por la tarde, de hecho siempre he leído que servía una misma entrada para 2 días, por lo que te daba derecho a aprovecharla al día siguiente. En fin, que no me quedó muy claro (a los taquilleros tampoco) por la tibieza en las respuestas, pero por intentarlo, mira¡¡, igual merece la pena, por si acaso recomiendo intentarlo e insistir.
Una vez en Tikal, para un posterior regreso desde las ruinas hay diferentes horarios: a las 12:30, 14:00 y 17:00.
De todas formas, para evitar el fuerte calor yo aconsejaría hacer la visita hora a primera hora, porque es cuando los animales salen por la selva, especialmente unos pequeños mamíferos muy simpáticos a los que no hay que dar de comer: los Coitis. La fauna es muy amplia, serpientes coral (rojizas con anillos no muy grandes, cuidado al andar por los senderos), así como los monos araña y especialmente los monos aulladores son los animales más frecuentes que se pueden ver. Estos últimos son muy pequeños, pero los rugidos que emiten acojonan al visitante porque se asemejan a los de un león, palabra, jajajajaja...
En Isla Flores, hay una amplia y rica oferta en alojamientos y venta de artesanías, las vistas al lago son muy bonitas, y se puede recorrer íntegramente por su perímetro dando una vuelta de 360 grados.
Os recomiendo que os alojéis en cualquiera de los hotelitos o hostels que hay en la isla. No son muy caros y es una zona muy tranquila, desde luego el lugar es más interesante que el propio Flores. Tanto es así que, de hecho, no merece la pena cruzar el puente e ir a Flores salvo que sea para ir a un cajero 5b y poco más como compras en general, porque para artesanías y souvenirs la isla está muy bien nutrida.
Mi siguiente destino es Río Dulce, a orillas del lago Izabal. Tras una parada a una hora de destino, se llega a las 15:35 a Río Dulce, a 210 km de Flores, en donde al igual que en el resto del país, están muy extendidos los tuk-tuk, unos mototaxis de 2-3 plazas (los hay eléctricos incluso), muy populares como alternativa al taxi tradicional a un buen precio para desplazarse dentro de los núcleos urbanos.
El trayecto entre Flores y Río Dulce se puede realizar con Línea Dorada. Son 4,5 horas de viaje, por 175 quetzales, en un bus muy bueno, pero con un A/A muy fuerte. Una de sus paradas se encuentra junto a un gran hotel en la entrada de Isla Flores. El primer autobús sale a las 7:00 y posteriormente se dirige a la estación de buses de Flores, por lo que si te alojas en la isla el ahorro de tiempo y la comodidad que supone es considerable.
Una vez en Río Dulce, hay que recordar que el bus deja al viajero en su calle principal, junto a un largo rosario de tiendas y puestos, existiendo 2 opciones de alojamiento.
La primera de ellas es quedarse en el centro de la propia Río Dulce y una segunda y muy recomendable consiste en coger un tuk-tuk o ir andando y recorrer los cerca de 800 metros (un largo puente) que separan Río Dulce del barrio de El Relleno, en donde se encuentra Casa Guatemala, un hostel elegido por este viajero porque cuenta con un centro de acogida de huérfanos y cuyas instalaciones (formadas por un hostel, un restaurante y un bar sobre el agua), les sirve para financiar parcialmente toda la obra. El precio de la habitación oscila entre 60 y 120 Q. Cuenta con un servicio de voluntariado muy recomendado.
La excursión más interesante a realizar desde Rio Dulce, sin duda alguna, es visitar el Castillo de San Felipe (entrada: 20 Q). El precio del colectivo es de 5 Q por trayecto. El castillo fue fundado en 1652 con el fin de proteger a las aldeas y caravanas del lago Izabal de los piratas. Fue reconstruido en 1955. El Castillo de San Felipe se encuentra a 4 km de Rio Dulce.
Para llegar hasta Livingstone, mi siguiente destino, la única vía o opción era desplazarme a través de una lancha, entre otras cosas porque no existe carretera alguna que comunique Livinsgtone con el resto del país.
Desde el propio embarcadero del Hostel Casa Guatemala se puede acceder a la lancha colectiva (125 Q), al hacer escala aquí para recoger pasajeros, e invertir cerca de 1,5 horas en llegar a Livingstone.
La verdad es que el trayecto es impresionante, porque se pasa por islas muy especiales, como la de los pájaros o la de las flores, de una belleza inigualable. El destino quiso que llegase a Livingstone (en memoria de un legislador norteamericano) un 26 de noviembre, día que casualmente es festivo en la localidad al celebrarse y festejarse el día nacional del pueblo garífuna, donde resulta simpático y sorprendente ver a guatemaltecos conocidos como morenos de color hablando un perfecto castellano, pero con muchas reminiscencias anglosajonas, y rastas siendo la mezcla de todo ello, más el origen africano de estos, lo que ha acuñado la cultura garífuna. Os podéis imaginar todo el día acompañados por cantos y danzas con un fuerte calor reinante en las 2 calles principales de la localidad.
Aquí me aloje en el hotel Rio Dulce por 100-150 Q, en el mismo centro, muy correcto.
El único punto de interés que ver en Livingstone, de no más de 10.000 habitantes y a cuya entrada en el puerto hay 2 cocodrilos en un estanque de reducidas dimensiones (recuperados del rio donde alguien los soltó siendo pequeños), es un paraje conocido como Los 7 Altares, una serie de pozas de agua dulce remansada, ideales para darse unos baños cuando la época del año permite que baje caudal de agua suficiente, y que desemboca en el mar Caribe. El precio que me pidieron por entrar es de 25 Q, pero como no tenían cambio el pago de 15 Q, fue suficiente.
Puesto que dos días en Livingstone son más que suficientes. mi próximo objetivo era salir de esta localidad. Así que a primera hora de la mañana, a las 6:30, por 35 Q cogí una lancha colectiva hasta Puerto Barrios. Hay que estar media hora antes de hacer el trayecto, el cual dura 40 minutos.
Así dejé atrás Livingstone, con mal tiempo por cierto, porque la mar estaba un poco rizada aquel día, diciendo adiós a esta simpática y peculiar localidad.
Puerto Barrios es una macrociudad que no merece la pena ni siquiera estar unas horas, por lo que lo más recomendable es salir de allí corriendo hacia cualquier lugar del país. En mi caso quería ir hasta la ciudad de Esquipulas, pero no me fue posible hacerlo directamente: o bien iba hasta Ciudad de Guatemala, la capital del país, y de allí retroceder y alcanzar un bus o bien la opción elegida, comprar un boleto hasta Chiquimula por 45 Q, en un trayecto de unas 4,5 horas y haciendo transbordo en 1,15 horas llegar a destino. El precio arriba indicado incluía los 2 trayectos.
El alojamiento elegido en Esquipulas, creo que de lo mejor que hay en la ciudad, es el Hotel Payaqui, con un excelente wifi por 125 Q y en el mismo centro de la ciudad.
Este hotel está junto a la Gran Basílica, el principal atractivo de Esquipulas, donde se encuentra un cristo negro, al que se le atribuyen milagros, y del que se dice de él que se encuentra yacente, eso es al menos lo que creo haberlo leído en algún lugar. Bueno, pues de yacente nada, que se encuentra en la cruz y una vez visto hay que procurar en ningún momento darle la espalda, y retrocediendo marcha atrás agarrado a un pasamanos abandonar el lugar, así lo observe que lo hacían todos los visitantes, y por supuesto, yo no iba ser diferente.
Esquipulas, en cuanto a sitios con vistas panorámicas e interesantes para visitar, el único que encontré cercano fue un mirador distante a un kilómetro de la entrada de la ciudad al que se puede acceder en Tuk-Tuk. Asimismo es una ciudad que cuenta con muchos cajeros y mucho comercio, pero yo no estaría más de una noche.
De hecho llegué a Esquipulas al mediodía y por la tarde aproveché para hacerlo todo, por lo que a primera hora de la mañana siguiente, con la empresa Rutas Orientales (servicios siempre a las horas enteras y desde las 4 de la madrugada) irme a mi siguiente destino. Esta empresa cuenta con servicios que conectan con la capital del país, en un trayecto de 5 horas que al final son 6 y un coste de 50 Q (hay que estar media hora antes para comprar el boleto y asegurarse sitio).
Una vez en Guatemala capital no me quería perder una visita a Coban, en el interior del país, para la que hay varias empresas que hacen esa ruta entre ellas ADN / Autobuses del Norte, al precio de 40Q, y una distancia a cubrir de 222 kilómetros (6 horas), salpicada de muchas obras, hundimientos y tramos nuevos de 2 carriles.
Una vez en Coban, ciudad preciosa y muy acogedora, me encontré con un corte de luz que llevaba todo el día, así que pude finalmente recorrer parte de la ciudad, contemplando grupos electrógenos por doquier en los establecimientos, porque por las calles había que estar provisto de una frontal (linterna) para ver medianamente.
El caso es que llegué hasta el hotel Casa D'Acuña (4º. Calle 3-11, zona 2). A mi llegada fue fantástica e impresionante la sensación que me llevé: que atención mimo, simpatía y amabilidad de su personal, la verdad no tengo palabras para describirlo, pues el servicio es inmejorable y el precio más que razonable, 100 Q la noche sin desayuno. El Hotel D'acuña es de corte y estilo europeo.
Coban, con 75.000 habitantes y a 1.300 metros de altitud, permite hacer varias excursiones por las inmediaciones, por ejemplo ir hasta Semuc-Champey (agua sagrada que se esconde en la piedra) en un tour que nos ocupó una jornada completa para conocer un paraje distante a unos 75 kilómetros, de los cuales casi 15 son por una pista, y poder acceder a una serie de pozas de un agua verde turquesa en donde el río ha excavado una cueva a través de la cual el torrente de agua se desparrama en una segunda cascada, en una zona peligrosa que sólo se permite observar a distancia.
Ya de regreso, el tour (270 Q) incluye una visita a las grutas de Lanquin, donde al atardecer es realmente impresionante el poder ver a miles y miles de murciélagos que con la oscuridad salen al exterior desde la cueva... todo un espectáculo para las retinas. El precio de las entradas al parque y la gruta es de 50 Q y 35 Q respectivamente.
Cosas para ver en Coban, además de lo ya descrito, están los siguientes puntos: el templo del Calvario, el Museo histórico de las Verapaces (20 Q) y la Iglesia en la Plaza Central. Artículos para comprar, yo destacaría preguntar y buscar unos cuelga móviles o llaveros para celular/móvil muy bonitos, pues se trata de unas orquídeas encapsuladas (transparentes) en ámbar sintético. El propietario de una farmacia de nombre Carvi, a unas 6 cuadras de la plaza central, es quién las realiza y se distribuyen y las puedes encontrar en algunos lugares más, entre ellos la propia Posada-Hotel D'acuña.
La visita de un Orquidario, propiedad asimismo de los dueños del hotel y distante a unos kilómetros, puede ser una interesante actividad a realizar, pues no en vano las hay de todos tipos, tamaños y colores y significa adentrarse en todo un mundo. En el propio hotel se expone una relación de variadas orquideas, circundando su patio central.
El boleto de autobús hasta Antigua (150 Q) desde Coban te permite ir directamente hasta la ciudad elegida por mi para estar los últimos días en Guatemala.
De hecho, casi todo el mundo lo hace, porque no merece la pena ir a la capital, por su inseguridad ciudadana dicen, que yo no la viví, pero si que es cierto por otra parte, que la capital no ofrece ningún atractivo, salvo la visita al centro.
Una vez en Antigua me dediqué a descansar y a la vida contemplativa por espacio de 3 días. Qué gozada¡¡.
El mismo día de coger el vuelo de regreso salí a primera hora hacia el aeropuerto. Hay un servicio directo desde la propia ciudad de Antigua, hasta el aeropuerto de la Aurora por 80 Q con la empresa Atitrans, además de que te recogen en el hostel.
Con salida a las 8 de la mañana, el coger un servicio directo privado al aeropuerto desde Antigua te permite ahorrar mucho tiempo al no pasar por la capital y así evitar el cambio de terminal de bus y una carrera de taxi..de ahí que Guatemala capital, sea prescindible para pernoctar la víspera del regreso a casa.
Y finalmente, una curiosidad: si viajas con un netbook, tablet o teléfono con wi-fi, a la hora de conectarte a internet no vas a tener problema alguno, porque abundan las conexiones wi-fi por doquier.
Lo que ocurre es que, a diferencia de lo que viene a ser lo normal, en Guatemala muy poca gente renombre o personaliza su red o punto de acceso, y dejan la que viene predeterminada, que no es otra que Turbonett, por lo que puede ocurrir que tu dispositivo se vuelva loco porque el nombre si que lo reconoce y lo tiene memorizado, pero corresponde o puede corresponder a una red wi-fi que utilizaste en la ciudad anterior y que ya no te vale para el nuevo punto de acceso, a pesar de la coincidecia del nombre que es el mismo pero no la contraseña.
Por ello, es conveniente borrar los datos cuando se sale de una ciudad con destino a otra distinta, para evitar pequeños sustos.
Así pues el viaje y mi diario han llegado a su fin. Como resumen, Guatemala es un país agradable, de muy bonitos paisajes, pero sobre todo por sus gentes y su enorme amabilidad. Estas siempre se despiden, tras un encuentro, de la misma forma que yo voy a hacer ahora: Que le vaya bien....¡¡¡.