Viaje en coche por Hungría, Eslovaquia, Chequia y Austria

Salimos de Cornellá a las 5 de la mañana por la autopista de Girona en dirección a Francia pasando la frontera por la Junquera. Cruzamos Lyon siguiendo el itinerario de Viamichelin.com. Comemos en un área de la autopista francesa cerca de Ginebra y entramos en Suiza, donde en la misma frontera nos hacen pagar 50 € por la viñeta de peaje de autopistas (25 € coche + 25 € remolque). Damos una vuelta rápida por la ciudad de Ginebra para ver el lago, el surtidor y la zona centro. Imposible aparcar porque son las fiestas de la ciudad.

Cerca de Zurich conseguimos un bungalow en un camping, después de tres llamadas. Salimos de la autopista y localizamos el camping Reussbruecke en Ottenbach, una carretera comarcal. El tiempo ha sido bueno y las autopistas perfectas. Mucho tráfico de Orange a Lyon, pero sin paradas.

Partimos del camping a las 9, sin pasar por Zurich y en dirección a Vaduz (Liechtenstein) por la autopista. Salimos de la autopista para atravesar Liechtenstein y ver su iglesia como punto clásico de varias veces que hemos pasado por allí. Entramos en Austria y pasamos el túnel de Arlberg de 14 km de largo y peaje especial de 8,50 €. Poco antes de llegar a Innsbruck comemos en un área de descanso y después de buscar el camping que nos parece más adecuado resulta que las parcelas son muy pequeñas y además no aceptan perros, aunque el camping es muy bonito y grande y está situado al lado de un lago espléndido con zona de baño. Vamos al camping de Vols, pequeño pero muy limpio y bien cuidado, unas 25 parcelas con alguna buena sombra (solamente está ocupado en 20% cuando llegamos). Escogemos un buen sitio y nos instalamos cómodamente, una buena ducha y una cena temprana para ir a ver Innsbruck al atardecer, a unos 5 km

Cerca de las 8 damos una vuelta con el coche, aparcamos cerca de la calle peatonal más céntrica, que está llena de tiendas y nos disponemos a pasear por ella. Vemos el famoso Tejadillo de Oro, el museo Maximilianum, la torre Stadturm, la casa Helblinghaus y el torreón gótico Ottoburg, entre otros edificios del centro de Innsbruck. Paramos en una terraza y nos tomamos unas cervezas y un trozo de pastel, regresando a continuación al camping, que mientras estábamos fuera prácticamente se había llenado en un 100 %. El tiempo ha sido bueno y las carreteras y autopistas en muy buen estado, poco tráfico en general.

Hoy vamos a ver la ciudad y sus alrededores. En primer lugar pasamos por el estadio Olímpico de Hielo, luego salimos por la zona sur dando un rodeo de unos 50-60 km por los pueblos cercanos con una altitud media de unos 500 metros sobre la ciudad, visitamos el castillo medieval de Schloss Ambras, también el trampolín de saltos de esquí (con esquiadores entrenando sin nieve), la basílica Wilten de estilo rococó, el Arco de Triunfo y la zona cercana al centro.

Volvemos al camping a comer y descansar echando una siesta sobre el césped. A media tarde volvemos a la zona centro peatonal de Innsbruck y además de lo visto de noche el día anterior vemos la catedral de Santiago, el castillo imperial Hofburg, la fuente de Leopoldo, el teatro de la ópera, que está en obras y hacemos un poco de shopping por las tiendas turísticas, entre otras una que tiene exclusivamente huevos pintados, muchísimos y variados, la fantástica central de Swarosky con una exposición de trajes adornados con su cristal y una exclusiva sólo con artículos de Navidad. Volvemos al camping y después de cenar preparamos los trastos para partir al día siguiente no muy tarde.

Salimos de Innsbruck cerca de las 9 por la autopista A12 en dirección a Salzburg y Viena. Poco antes de la frontera con Alemania encontramos un tramo en obras de unos 15 km que nos hizo perder una hora debido al intenso tráfico, sobre todo de camiones. Pasamos por el lago Chiemsee, el que tiene en una isla el castillo llamado del Rey Loco y continuamos en dirección a Viena parando a comer en un área pasado Salzburg.

Acercándonos a Viena llamamos por teléfono al camping que habíamos escogido y que según la guía nos pareció mejor; aceptan reservarnos plaza y con el itinerario que nos indican evitamos tener que pasar Viena para llegar al mismo. Es el camping Donaupark en Klosterneuburg, más bien pequeño, con unas 70-80 parcelas con hierba y suficiente sombra y con servicios y limpieza muy buenos, es de 5 estrellas. El camping está bastante lleno y nos alegramos de haber llamado porque la zona que escogemos está muy bien y poco después no queda más que alguna de las peores parcelas. Nos instalamos, preparamos la cena después de una buena ducha y nos acostamos pronto para descansar del viaje de hoy y preparar la visita a Viena de mañana. Estamos a unos 10 km al norte de la ciudad. El tiempo ha sido bueno y la autopista y carreteras también muy buenas.

Desayunamos temprano y antes de la 9 salimos del camping en dirección al centro de Viena. En primer lugar damos un paseo con el coche por el anillo que rodea la zona central antigua para hacernos una idea panorámica de la ciudad. Pasamos por delante de la Universidad, plaza María Teresa, Museo de Bellas Artes, el de Ciencias Naturales, el Parque Stadt, el teatro de la Ópera, el Parlamento, el Palacio de Justicia, el Ayuntamiento (Rathaus), etc.

Aparcamos en la céntrica plaza Am Hof y nos dirigimos hacia la catedral pasando por la iglesia de San Pedro, la calle peatonal más comercial (Graben), que tardamos mucho en pasar porque hacemos shoppingggg durante mucho rato, la columna de la Peste, la catedral de San Esteban (Stephansdom), de estilo gótico. Delante, algunos personajes ataviados a la antigua usanza, ofrecían servicio de guías y otros turísticos, el parking de coches de caballos para los turistas, no menos de 30 coches, las tiendas alrededor de la catedral, el centro comercial Steff, el más anunciado, y fuimos a comer a un pequeño restaurante típico situado en una calle peatonal no comercial con pocos turistas alrededor. Muy bien servidos y algo recuperados continuamos nuestro camino por la zona centro pasando por la Fuente de las Mujeres, la plaza Albertina, el gran Palacio Imperial Hofburg (en su interior existen calles para circulación propia, tiendas, jardines, estatuas, etc). Un espectáculo para la vista.

Recogemos el coche y nos dirigimos hacia la zona norte, donde está el parque de atracciones y los jardines del Prater, donde hacemos un alto para merendar nosotros y moverse el perro. Atravesamos el Danubio, un brazo norte del mismo y la playa del Danubio, pasando por la zona de la ONU y salimos de Viena por la autopista del norte. Vemos las torres de la abadía de Klosteneuburg al otro lado del Danubio y salimos de la autopista a pesar de no ver el letrero del pueblo donde está nuestro camping; preguntamos en el primer pueblo y nos dicen que para cruzar el Danubio tenemos dos opciones: volver a Viena y hacer unos 40 km o coger una barcaza que nos cruce. Nos decidimos por la barcaza y así cruzamos el río volviendo al camping.

Hoy vamos a ver la capital de Eslovaquia y volveremos a Viena. Salimos del camping en dirección este atravesando Viena y por la autopista del aeropuerto y después de unos 30 km nos desviamos por la carretera nacional en dirección a Eslovaquia a donde entramos después de control de frontera y por el puente nuevo de Bratislava, recientemente construido sobre el Danubio.

Después de conseguir aparcar en un lugar céntrico de Bratislava, algo difícil porque casi todas las calles tienen letreros de zona reservada para embajadas, ministerios, etc. y no hay sitios libres en la calle porque además muchas están en obras. En general las fachadas de los edificios tanto públicos como privados están bastante deficientes y faltos de una buena remodelación; las calles con muchos baches y agujeros, y la señalización precaria. Iniciamos la visita por la peatonal calle Laurinska, continuamos por el Ayuntamiento (que había sido antiguamente una catedral), Michalska Veza (una antigua torre-puerta de la desaparecida muralla), en cuya plaza hay varias terrazas de cafés, tiendas y un mercadillo al aire libre (bastante barato), la iglesia de las Clarisas, la catedral gótica de San Martín (Dom SV Martina), el paseo Gvuezdis, donde están la mayoría de embajadas, con muchas zonas de prohibición de paso y muchas obras en edificios y calles cercanas. Delante del Teatro Nacional Eslovaco hay un bonito paseo muy limpio y bien arreglado con fuentes, lagos, árboles, bancos, terrazas,etc. Muchas tiendas con bastante variedad de productos tanto turísticos como de uso habitual, restaurantes y cafés todo ello a unos precios más bien bajos. Nos damos una vuelta por el castillo (Bratislava Hrad). Paseamos por el mismo, también el perro que prácticamente no tiene ninguna zona prohibida y puede circular libremente.

Volvemos al coche y después de dar una vuelta por las afueras de la ciudad, bastantes tristes, tomamos el camino de regreso a Viena. Paramos a comer en un área de descanso, yendo en Viena directamente a ver el Palacio de Belvedere que vemos paseando por sus bonitos jardines y fuentes dentro del recinto pero sin entrar en las salas del palacio. A continuación vamos al Palacio de Verano (Schonbrunn) situado a las afueras de la ciudad, rodeado de jardines y bosques de considerable tamaño. Muy espectacular y grandioso, en lo que quiere parecerse a Versalles, muy bonito y lujosamente decorado. Frente a la fachada principal están montando unas gradas con soportes metálicos para realizar unas actuaciones musicales del festival de verano, pero que rompen la perspectiva frontal del palacio.

El tiempo ha sido bueno y la autopista y la carretera también, las calles de Bratislava son menos buenas.

Salimos de Klosteneuburg pasando Viena en dirección a Hungría por la autopista del aeropuerto y cruzamos la frontera, en donde sólo nos piden los carnets de identidad porque ya son UE. Con unos grandes letreros anuncian que debes comprar la viñeta que da paso libre por las autopistas del país. Cuesta 2000 Florins (unos 8 euros). Camino a Budapest nos desviamos de la autopista para ver Gyor, una de las ciudades importantes del país. Es una ciudad industrial y comercial en la que nos detenemos poco tiempo y continuamos por la autopista. Decidimos ir a un camping pequeño de 1ª y situado a las afueras de la ciudad, a unos 8 km Seguimos el mapa en la dirección indicada y le preguntamos a una pareja de policías que nos dicen que nos hemos pasado y un señor nos indica que sigamos su coche dejándonos en la puerta del camping. Estupendo. La recepción es una casa de madera que parece a punto de caerse de vieja y los lavabos de la época, aunque como contrapartida están perfectamente limpios y la zona de acampada es un prado rectangular totalmente cubierto de césped con muchos árboles grandes y sombra abundante. Las parcelas no están marcadas ni delimitadas, pero a nuestra llegada de una capacidad aproximada de unas 50 únicamente hay 6 parcelas ocupadas, con lo que después de escoger el sitio más oportuno nos instalamos espaciosamente. En los días que estuvimos la máxima ocupación fue de 20 parcelas, muy cómodos y tranquilos. El camping se llama Rozsakert. Comemos en el camping y vamos a dar una primera vuelta por Budapest.

Nuestra entrada en Budapest es por la calle Kerepesi, pasamos por delante del estadio del Ferencvaros y nos dirigimos al parque Szechenyi, donde todo el mundo pasea por todas partes libremente, incluso por el césped algo deteriorado en algunas zonas. Algunas fuentes, paseos con sombra bajo inmensos árboles, bancos para sentarse, zonas de juegos para niños y mayores y sin aglomeraciones. Vemos el castillo Vajdahunyad, la gran plaza de los Héroes, con las estatuas llamadas del Milenario, y entramos en el balneario Szechenyi para ver precios, horarios y apariencia. Es barato, con horario de las 6 de la mañana hasta las 7 de la tarde. Poco decorado, es el que usa mayormente la gente de la ciudad, muy pocos ó ningún turista más que nosotros, sólo idioma húngaro.

Regresamos al camping y por el camino nos detenemos en un centro comercial para comprar provisiones, nada barato comparado con España. El tiempo sigue siendo bueno y las autopistas también. Las calles de Budapest con un asfaltado fatal, muchos baches y ondulaciones y los húngaros conduciendo a empujones, acelerando fuerte y frenando de repente y utilizando mucho el claxon.

Hoy vamos de visita turística empezando por la zona del balneario Szechenyi y vamos en dirección al Danubio pasando por el barrio de las embajadas, con edificios antiguos en general bien conservados. Vemos la Ópera Nacional, el puente de la Libertad, la iglesia luterana, el Museo Nacional, la iglesia protestante y el Mercado Central, donde compramos paprika (pimentón dulce), foie, pan y algunas cosas más. Las paradas de paprika eran las más espectaculares, con mucha decoración y colorido. Hay paradas de muchas otras cosas, pero no vimos ninguna de pescado. Las paradas de alimentación están en la planta baja y las de ropa, souvenirs y otros en la segunda planta. Es muy grande y limpio. Después de comer vamos a la zona de Buda por la plaza Adam Clark, donde está el km 0 de las carreteras de Hungría. A continuación vamos al castillo, donde podemos aparcar cerca de la iglesia Matías. Por las calles adoquinadas compramos algunos souvenirs y vemos la zona de la plaza de la Santísima Trinidad, los jardines, el Bastión de los Pescadores (que es una edificación tipo muralla desde donde se ve una estupenda panorámica de Pest con el edificio del Parlamento en primera fila al otro lado del río como imagen más destacada y también se aprecian bastante zonas verdes por el centro de la ciudad y sobre todo la isla Margarita). No pudimos entrar en la iglesia Matías porque está ocupada para la realización de un concierto de música sacra.

En general tanto los edificios privados como los oficiales están en bastante mal estado y sucios, a excepción de los hoteles y algunos edificios en estado de remodelación. El tiempo sigue bueno y las calles con mal asfaltado.

Salimos del camping por la ya conocida calle Kerepesi e iniciamos la visita en la Basílica de San Esteban, que es la mayor de la ciudad, extraordinaria. Seguimos por el jardín modernista Erzs'ebet y la plaza peatonal Vorosmarty, llena de puestos y tiendas ambulantes. Pasamos por el Teatro Vigad, la iglesia ortodoxa, el Puente de Isabel, donde cogimos un tranvía hasta la iglesia luterana. A continuación fuimos a la zona judía, la basílica de la calle Dohany, muy llamativa. Después de comer fuimos al balneario Gellert, el más conocido para los turistas y lleno a rebosar. La zona termal cierra a las 5 y sólo podíamos utilizar las piscinas exteriores. Decidimos no entrar y nos fuimos a ver la isla Margarita, que está en el extremo norte de la ciudad. Pudimos aparcar en el interior. Alrededor de la isla hay una pista de atletismo pública de un carril para hacer footing. Paseamos por delante del Danubius Termal Hotel Helia, del estilo del de Vichy y los jardines estaban muy concurridos de gente, principalmente húngaros con familias, niños, perros, etc. Paseando o jugando en los amplios campos de césped bastante bien cuidados. A continuación nos dirigimos hacia la colina Gellert donde está la Ciudadela y la estatua de la Libertad. Hay una extraordinaria panorámica del sur de Budapest en que se ve hasta donde alcanza la vista porque es una zona muy llana y sin montañas ni desniveles importantes. Bajamos al centro y nos fuimos al puente de las Cadenas, peatonal con puestos de venta ambulante de todo tipo incluyendo comidas y músicos. Aparcamos casi debajo del puente y pudimos dar un ligero paseo porque empezaba a lloviznar. El tiempo sigue bueno salvo una ligera llovizna.

Salimos a las 8 cruzando Budapest para dirigirnos al lago Balatón por la autopista M7 en dirección sur a través de la llanura central. Dejamos la autopista a la altura de Balatonkanese tomando la carretera 71 que es la que bordea todo el lago. Se empieza a ver como alrededor está lleno de indicaciones turísticas, ya que después de Budapest el lago Balaton es el mayor centro turístico del país a la largo de los 80 km que tiene de longitud. Continuamente aparecen hoteles, apartamentos, restaurantes, campings, zonas de baños, supermercados, etc. Hacemos una primera parada en Balatonfured (aquí todo empieza con Balatón), con su balneario, sus jardines con frondosos árboles que dice que fueron plantados por diferentes personajes históricos como Ganghi o Tagore, y la fuente de Kossut Lajos que ofrece agua mineral termal natural y pública. A lo largo del paseo hay escaleras que permiten acercarse a las aguas del lago en las que hay multitud de cisnes y patos que se alejan prudentemente al ver meterse a Anka, el perro, en el lago para darse un baño.

Continuamos el recorrido en dirección sur y nos detenemos en Tihany, una península que penetra en el lago y que es el meollo turístico de la zona, lleno de personal hasta la bandera. Vimos la iglesia abacial benedictina y la estupenda vista panorámica del lago que se ve desde ella. A unos kilómetros, en Balatonudvari, nos detenemos a comer en un restaurante algo apartado de la carretera principal y al que llegamos siguiendo indicaciones para estar un poco apartados del lago que es la zona más turística. Se llama Zsindelyes Csarda muy en estilo típico, el techo de paja, las mesas y los bancos de asiento de tronco macizo de árbol y un servicio y una comida de máximo nivel. Comimos el típico gulash y unos braseados de carne presentados en tablas de madera espléndidos, postres, pasteles, cafés, etc. y a un buen precio. Algo complicado de entendernos en húngaro pero con buen resultado.

Relajadamente nos dirigimos al extremo sur del lago, llegando a Heviz, donde por fin entramos en un balneario. El de Heviz tiene el lago termal más grande de Europa, aproximadamente como dos campos de fútbol, el agua termal nace en el propio lago y estaba a una temperatura media de 37ºC cuando la temperatura exterior era de 26ºC. Tiene una profundidad media de 2,5 metros y es utilizable prácticamente al 100%. Daba la sensación de estar vacío cuando posiblemente había entre 2.000 y 3.000 personas en sus instalaciones de baños, sauna, masajes, relajación, gimnasios, bar-restaurante, etc. Al entrar vimos que toda la gente llevaba flotadores y nos extrañó que hubiera tanta gente que no supiera nadar. Pronto nos dimos cuenta de la explicación: en agua caliente no es tan fácil nadar ni flotar como en agua fría y además en un balneario pretendes estar varias horas en el agua. Menos mal que cada 10-12 metros había unas barras donde poder descansar. Alrededor del lago una amplia zona para tomar el sol. El complejo está formado por tres edificios de madera en el centro del lago a los que se accede por una pasarela desde la entrada, en uno están los vestidores y duchas, en el segundo está la sauna dentro del agua cerrada con paredes acristaladas para mantener la temperatura suficientemente elevada y en la parte superior la zona de masajes y en el tercer edificio otra zona de masajes y el bar-restaurante. El propio balneario y los tres edificios tienen una antigüedad de 200 años, pero su estado de conservación era muy bueno y barato.

De allí fuimos al vecino pueblo de Keszthely y nos paramos a merendar en el castillo de Festetic, que es el castillo más limpio y bonito de cuantos hemos visto. Estábamos en el extremo sur del lago y comenzamos el retorno por el lado opuesto al de la bajada, ahora por el este, por la carretera en dirección a Budapest viendo los bonitos paisajes que ofrece el entorno del lago así como la puesta de sol, porque llegamos al camping a las 10 de la noche. Un día largo, bonito y bien disfrutado. El tiempo sigue bueno y la autopista también, las carreteras bastante peor.

Siguiendo las indicaciones de las guías para esta ruta teníamos que salir de Budapest por la carretera 11. Cruzamos el Danubio por el puente Arpad y desde allá sólo tuvimos que ir parando en aquellos pueblos, todos pequeños, que vienen reseñados. El primero en que paramos fue Szentendre (San Andrés). Es un pueblecito de calles estrechas y cortas, con muchas tiendas e iglesias y un marcado estilo de vida tranquilo. En el centro del pueblo una espléndida cruz de hierro de 1763, algunos edificios destacables por su antigüedad y buen mantenimiento, un agradable paseo al borde del río y unas terrazas donde nos detuvimos a tomar un refresco y ver pasar el agua y algunos pequeños barcos por el Danubio.

Continuamos hasta Visegrad, donde subimos a una montaña donde hay los restos de una fortaleza y en su interior un museo histórico de la zona. En la misma cuidan halcones y puedes fotografiarte con ellos. Desde lo más alto se ve una vista espléndida de los llamados meandros del Danubio, que es la que aparece en las fotografías de propaganda turística. Aquí ya hay más turismo. Continuamos unos kilómetros y cerca de Esztergom, el último pueblo húngaro antes de iniciar el retorno por el margen izquierdo del río, paramos a comer en un restaurante típico de la zona. Repetimos goulash, ternera, pollo, queso empanado, postres, vino, etc Sólo hablan húngaro y fue difícil adivinar a priori lo que comeríamos salvo lo que pudimos ver en otra mesa, de todas formas muy buen resultado. En el mismo pueblo fuimos a ver la Basílica, tremendamente grande y bonita con una cúpula sostenida por 24 columnas de estilo corintio y muchas pinturas. El acceso a la misma es a través de una amplia avenida en la cual hay unos jardines con muchas flores y zonas de césped en la que nos tumbamos a descansar un ratito.

Cruzamos el Danubio por el puente Maria-Valeria que es medio húngaro y medio eslovaco, entrando nuevamente en Eslovaquia. Mostramos carnets y explicamos a donde vamos y de donde venimos a los guardias fronterizos. Desués de unos 20 km volvemos a entrar en Hungría y seguimos en dirección a Vac en un tramo de carretera muy sinuosa, pero aburrida debido al pobre paisaje hasta que volvemos a ver el río cerca, poco antes de llegar a la altura del pueblo de Visegrad donde vemos la fortaleza desde la orilla opuesta del río.

Llegamos a Vac, diría que el pueblo más grande de la zona. Casas bonitas, calles limpias, poco turismo y vemos la Catedral y los jardines del centro. Volvemos al camping y preparamos los trastos para mañana. Continúa el buen tiempo y las malas carreteras.

Salimos de Budapest por la autopista del Norte en dirección a Miskolc, en la continuación de la gran llanura centroeuropea que ya conocimos el día que fuimos al lago Balatón. Pasamos muchos kilómetros, pero con un gran aprovechamiento del terreno porque está todo cultivado, maíz y girasol principalmente. Además, aunque no hay grandes ciudades, sí existen multitud de pequeños núcleos de población que dan la sensación de un buen aprovechamiento de los recursos agrícolas. Pasamos Miskolc después de ver un poco el centro y las cuidadas casas que encontramos por la carretera ya que se ha terminado la autopista. La impresión es que fuera de las grandes ciudades la gente de estos países tiene más bien cuidadas sus casas que los edificios de pisos con muchas viviendas. En esta zona es donde se cultiva la uva de la que extraen el famoso vino Tokaj, que ignoro el motivo por el que a pesar de ser vino blanco incluso en los supermercados húngaros está francamente caro. Después de Miskolc continuamos en dirección a Eslovaquia pasando la frontera eslovaca y dirigiéndonos a Kosice, en donde llegamos al único camping de la ciudad que, aunque no tiene prácticamente ninguna sombra, está en buenas condiciones y poca ocupación. Es el czmping Salas Barca. Continúa el buen tiempo y las carreteras de Eslovaquia algo mejores que las de Hungría.

Kosice es la segunda ciudad en habitantes de Eslovaquia después de Bratislava y está hacia el extremo oriental del país, y esto lo denotan las facciones de sus habitantes, unos 300.000. Podemos aparcar en un parking vigilado cerca de la zona peatonal y después de unas calles estrechas llenas de bares y comercios llegamos a la plaza del Teatro, que es el centro de la ciudad, un edificio neo-barroco. En la plaza hay una fuente, reproducción en pequeño de la de Montjuic en la que los diversos surtidores funcionaban al son de la música que sonaba en toda la plaza. Muy cerca está la catedral de Santa Elisabeth, una iglesia gótica notable que está en reabilitación pero se puede visitar y la de San Miguel que está también en obras y está cerrada al público. Al lado de la catedral hay una torre medieval bien conservada a la que se puede subir por unas escaleras, la torre de Urbano, después la estatua de la Inmaculada en la columna de la peste centroeuropea y a continuación y como desagüe de las fuentes del paseo central un canal de 1 metro circula por el centro de la ancha avenida peatonal en la que se bañó Anka a discreción, igual que algún otro perro sin que recibiéramos ninguna indicación de desacuerdo. Pasamos por el palacio Jakab, el Museo Eslovaco y el Ayuntamiento. Unas cuantas terrazas de bar-restaurante terminaban de decorar la zona peatonal de Kosice. Como no se veía turismo extranjero nos pareció que llamábamos un tanto la atención a los transeúntes de la zona, pero no supimos si era buena o mala intención porque procuramos evitar las calles menos transitadas a pesar de llevar todo el tiempo a Anka con nosotros.

Después de comer en el camping fuimos a ver los alrededores de la ciudad y a un gran supermercado que ya habíamos visto previamente y en donde esta vez si encontramos los precios verdaderamente asequibles tanto en comida como en vestuario. El tiempo sigue bueno y las calles también en buenas condiciones.

Salimos de Kosice en dirección norte hasta llegar a Presov, el punto más lejano de nuestro itinerario. En la ciudad giramos en dirección oeste, iniciando el camino por la zona montañosa de Eslovaquia dominada por los montes Tatras, que se elevan hasta unos 3.000 metros desde un nivel de unos 500 metros. Pasamos por zonas de bosque con grandes árboles, pueblos más bien pequeños muy pintorescos, ríos con mucha corriente debido a los desniveles del terreno, pero también con sensación de poco turista extranjero. Llegamos a Poprad, el mayor núcleo habitado de esta zona montañosa, con unos 50.000 habitantes con muestras de mucha actividad ganadera y maderera, muy cercana a las montañas de mayor altura, con algunas estaciones de esquí cercanas y casas de poca altura, máximo 2 plantas y bien cuidadas. Más adelante nos encontramos con el castillo más famoso de Eslovaquia fuera de Bratislava. Se trata del gran y bien cuidado castillo medieval de Spissky Hrad, que parece ser ha sufrido ataques en multitud de guerras. Se encuentra sobre una colina elevada y da la sensación de inexpugnable.

Continuamos por la carretera siguiendo el curso de los ríos hasta que llegamos a Martin, la ciudad cuna de la independencia eslovaca, que está al inicio de la zona de montes menos altos que los grandes Tatras anteriores y que seguiremos hasta después de entrar en Chequia. Pasamos Zilina, la antigua y mayor ciudad del norte del país, actualmente muy industrial a pesar de estar cerca de zonas con un gran potencial turístico apenas explotado. Poco después llegamos a la primera y única autopista que existe por esta zona y a unos 50 km la abandonamos a la altura de Trencin, desviándonos en dirección a Chequia. La autopista lleva a Bratislava.

Entramos en Chequia poco después de Trencin y nos paramos a comer en un restaurante de carretera junto a una gasolinera. Sólo hablan checo y después de entendernos lo justito tomamos una comida sencilla que nos sirve para continuar el camino. Cruzar el pueblo de U.Hradiste resulta muy lento y perdemos más de media hora y además a la salida del pueblo nos encontramos con unas obras en la carretera que nos detienen duranta otra media hora hasta que por fin reiniciamos el camino. Antes de llegar a Brno encontramos la autopista que nos llevará directamente a Praga. Conseguimos reserva de plaza a la tercera llamada a campings y siguiendo el mapa y las buenas indicaciones de carretera llegamos al mismo con suma facilidad. Se trata del camping Sokol, con unas 100 parcelas bien marcadas, muy llano, limpio y con poca sombra, situado a unos 10 km del centro de la ciudad. Nos instalamos, colocamos todo y después de una buena ducha y cena nos acostamos para descansar del viaje. El tiempo ha sido bueno, las carreteras medianamente buenas y las autopistas buenas.

Saliendo del camping llegamos a un cruce en el cual giramos a la derecha y siguiendo la carretera recta entramos en Praga por la calle Posinska directamente al centro, junto a la plaza de Wenceslao. Aparcamos en el parking Slovan, un edificio de 6 pisos de alto muy bien ventilado al lado de la Ópera y el museo Nacional. Por el paso subterráneo cruzamos la calla Wilsonova, diría que la de mayor tráfico de la ciudad y salimos a la plaza Wenceslao, que es muy alargada, casi como una rambla corta y aproximadamente en el centro está la moderna estatua de las Bragas. Es de construcción metálica, representa la parte inferior de un cuerpo de mujer con las bragas casi en las rodillas. Es el centro comercial de la ciudad con toda clase de comercios, tanto souvenirs, joyerías, restaurantes, supermercados, etc. Giramos por la calle Jindriska hasta llegar a una torre antigua a la que subimos, con ascensor. Hicimos fotos de Praga en todas direcciones desde el punto más alto de la torre y reservamos mesa para comer en el restaurante del 5º piso en un estilo de acuerdo con la antigüedad de la torre. Es la torre de San Enrique, muy bonita y bien conservada.

Continuamos hacia la plaza de la República (Namesty) en la que vimos la torre de la Pólvora y la Casa Municipal; entramos en la calle Celetna, viendo las fachadas de los edificios y la tiendas hasta llegar a la plaza de la ciudad Vieja (Staromeske namesty) donde está el monumento a Jan Hus, situado en el centro, el Ayuntamiento viejo de la ciudad, la torre del Reloj Astronómico, la iglesia de San Nicolás y la de la Señora de Tyn. Absolutamente lleno de turistas, muchos españoles aguantamos hasta que el reloj dio la hora para ver las imágenes que salen por las ventanas del mismo y regresamos a la torre de San Enrique buscando tranquilidad para comer. El comedor del restaurante está decorado con madera que parece medieval, las mesas, ventanas, puertas, etc. En la sala hay sólo 8 mesas con un amplio espacio entre ellas, el servicio impecable y la comida deliciosa sin pasarse de precio. Ha sido un acierto esta elección.

Comenzamos la tarde yendo al lado de la iglesia de Tyn donde compramos 4 cuadros para casa con paisajes de Praga y después nos dirigimos hacia el barrio judío por la calle Pariska donde vimos la sinagoga Starnova, el ayuntamiento de barrio judío, la sinagoga Klausen, el viejo cementerio judío y el museo judío. Regresamos al parking a recoger el coche y volvimos al camping después de ver una parte de la ciudad. El tiempo sigue siendo bueno y las calles bastante bien.

Hoy iniciamos la visita en la iglesia de Loreto, uno de los santuarios más visitados de toda Bohemia. Es de estilo barroco con un bonito claustro y una sala de las joyas, cada una encerrada en su caja fuerte que se cierra cada noche y de día protegida por un cristal antibalas y un vigilante fijo en la sala. La mayor joya es el llamado Sol de Praga de incalculable valor. Ya en la zona del castillo fuimos por la plaza Hradcany rodeada de palacios, el Schwarzenberk, de estilo renacentista en donde está el museo militar, el Sternberk, la Galería Nacional y el castillo de Praga (Prazsky hrad). Toda la zona parecía ocupada por turistas haciendo cola hasta para fotografiarse con los soldados de guardia. Cruzando la verja entramos en el primer patio, donde están las oficinas de la Presidencia. A continuación el segundo patio y después el tercero donde se encuentra la catedral de San Vito y mucha gente haciendo cola para comprar la entrada y visita a la catedral y zonas interiores del castillo. Preguntamos al vigilante de la puerta y en un anexo interior y sin hacer cola también vendían entradas y ya estabas dentro de la catedral. La entrada que compramos daba acceso a la Catedral, la torre Daliborka, el antiguo Palacio Real y la calle del Oro. Vimos la gran Catedral con multitud de capillas y la sala del tesoro, después la torre Daliborka con sus 282 escalones en forma de caracol por el interior de una especie de tubo estrecho con algunas pequeñas ventanas por la que subimos y bajamos con muy poco espacio para moverse. Realmente espléndida la vista de Praga y alrededores desde la prespectiva que daba su altura. Hicimos muchas fotos y después de observar todo lo que pudimos descendimos por la misma escalera de caracol que los que subían. Continuamos y atravesamos el tercer patio donde hay una columna de granito en recuerdo de los caídos en la Gran Guerra, un pedestal de mármol negro con la estatua de San Jorge, y la bola dorada de la fuente del Águila. Entramos en el antiguo Palacio Real, subiendo una escalera que nos condujo al salón de Ladislao, una gran sala vacía pero muy decorada con pinturas murales en las paredes, techos y ventanas, la cámara del Consejo, la cancillería de Bohemia, es una gran sala llena de sillones donde el rey se reunía con el Parlamento. Nos paramos en un restaurante para tomar una ligera comida y continuamos llegando a la plaza e iglesia de San Jorge. A continuación y con muchísima gente entramos en la llamada calle del Oro en la que se encuentran las casas de los artesanos y alquimistas que trabajaban en la corte del rey, actualmente todas ellas son tiendas de souvenirs y especialidades del país para venta a los turistas.

Terminada la visita en este punto, el más alejado del aparcamiento de los coches cruzamos los tres patios del castillo, salimos al exterior pasando por una calle muy comercial donde realizamos algunas compras, tomamos un café en una terraza y nos dirigimos a recoger el coche en el parking exterior, donde por la mañana el guarda nos había permitido aparcar en una zona con sombra suficiente para dejar nuestro perro dentro. Nos dirigimos al estadio Strahov donde hay una amplia área con cespéd y nos relajamos un buen rato dejando que nuestro perro pudiera correr y estar al aire libre después de tanto rato encerrado en el coche. El tiempo sigue siendo bueno.

Hoy comenzamos por la zona de Stare Mesto siguiendo el curso del río Moldava por el paseo Dvorako Nabrezi, viendo las compuertas y el paso de barcos sobre todo de paseo. Después de un relajado paseo tomamos el coche para ir al Ayuntamiento nuevo de la ciudad (Novomestka radnice), la iglesia de la Santísima Trinidad, la de San Adalberto, la de Santa Úrsula, el Teatro Nacional, la isla Eslava, la casa Manes, el depósito de agua de Sitka, el moderno edificio Danzante (todo de cristal e inspirado en la falda de Ginger Rogers, de los arquitectos Frank Gehry y Vlado Milunic, junto al río Moldava). Cruzamos el puente Jiraskuv, el depósito de agua de Mala Strana, la isla de los Niños, con muchas zonas de juegos públicos y al aire libre, el edificio Neruda, el Muro del Hambre, el palacio Rohah, el palacio Vrtba y la iglesia de San Nicolás.

Pasamos por el palacio de Liechtenstein, el palacio Scirice, el palacio Belvedere y a media tarde nos dirigimos a ver el exterior del castillo de Praga, extraordinario. Pudimos pasear libre, tranquila y cómodamente por todas partes prácticamente sin encontrarnos con ningún grupo de turistas. Parecía otro lugar muy distinto y mucho más agradable que el día anterior. Pudimos disfrutar de todas las vistas y tomar las fotos que quisimos como si se tratara de un pueblo perdido lejos del mundanal ajetreo turístico, una maravilla de paseo. De regreso a la ciudad paramos cerca del famoso puente de Carlos. A su entrada encontramos la torre de la Ciudad Antigua (tiene 138 escalones para subir y se ve una vista de la zona antigua y el río). El puente está lleno de estatuas a ambos lados del mismo representando a santos, vírgenes y personajes históricos. Realmente es extraordinario, pero la suciedad y las telarañas que tiene no permiten apreciar la belleza que se supone debe tener, está sucioooo. Al final del puente está la torre de Mala Strana. Multitud de puestos y tiendas de souvenirs alrededor de las dos orillas del puente. Finalizado el paseo del día regresamos al camping. El tiempo sigue siendo bueno.

Nuevamente volvemos a la ciudad a ver lo último que nos queda pendiente y empezamos por la iglesia de Nuestra Señora de Victoria, donde vimos el famoso Niño Jesús de Praga, una estatuilla menuda con manto y con un cierto parecido al Pilar de Zaragoza, después de visitarla estuvimos haciendo algunas compras ya que está en una zona muy comercial, como casi toda la zona antigua de Praga y pasando el río fuimos a ver la capilla de Belén, una iglesia husita que debía ser muy diferente a las vistas hasta el momento, pero al mismo tiempo muy bonita. Después de mucho buscar la encontramos en la zona peatonal y la pudimos visitar previo pago de entrada. Una sala muy grande, poco decorada y llena de sillas, algunos escritos pegados a las paredes y nada más. Parece que lo más importante es que aquí había predicado su religión un famoso predicador, Jan Hus. Fuimos a comer a un restaurante del grupo Pilsner, el de las fábricas de cerveza, frente al puente de la Legión, bien decorado y limpio, sin grandes lujos pero con un servicio y una calidad de platos superior. Fue otro de los días en que comimos estupendamente y a buen precio. Después de comer empezó a lloviznar y como ya habíamos terminado de ver lo que queríamos nos fuimos a la zona de la plaza Wenceslao de shopping; entre tiendas, bazares, tenderetes centros comerciales terminamos el día regresando al camping recogiendo lo necesario para que no se mojara, cenamos en el sencillo bar-restaurante del camping y nos acostamos pronto habiendo preparado el traslado de mañana. El tiempo ha sido nublado por la mañana y ha lloviznado por la tarde.

Después de una noche de lluvia bastante continua hemos recogido los enseres, algunos mojados ó húmedos y por la autopista de Brno nos encaminamos hacia Salzburg. Sigue lloviendo suavemente cuando dejamos la autopista en dirección a Tabor y Ceska Budejovice, pasamos un tramo de obras entrando en la zona montañosa del sur de Chequia con suaves toboganes, sin grandes desniveles y algunos pueblos bastante turísticos y paisajes agradables. Pasamos diversos puestos de venta de frutas, artículos de la zona y otros. Nos paramos en uno de ellos y era tan cutre que nos marchamos sin comprar nada. Pasamos la frontera de Austria en dirección a Linz y nos detenemos a comer en un área de descanso de la autopista y llegamos a Salzburgo, donde por teléfono habíamos reservado bungalow en uno de los pocos campings que disponen de ellos después de haber llamado por teléfono a varios. Se trata del camping Kasern, muy cerca de la salida de autopista Salzburgo Norte. Se trata de un camping mayormente de paso con unas 150 plazas bastantes ocupadas por autocaravanas.

Dejamos el remolque y nos vamos a ver Salzburgo. Pasando el río y aparcando junto a él nos dirigimos a las peatonales calles centrales donde se encuentra la zona antigua con sus típicos adornos de metal, escudos o faroles en las fachadas de las casas. Vemos la fuente de los Caballos, con estatuas en el centro y pinturas de caballos en las paredes del fondo de la fuente, la Catedral, la plaza del Ayuntamiento, el Teatro, las famosas pastelerías con los pasteles y bombones Mozart, las cafeterías (en el más puro estilo del XVIII), la muy anunciada casa de Mozart. Parece que toda la ciudad está centrada en la explotación del nombre Mozart en multitud de artículos turísticos. Tomamos un café con bombones en una de las cafeterías y volvemos al camping un poco tarde. Ha estado lloviendo todo el día y las carreteras y autopistas en buen estado.

Salimos de Salzburg temprano por la autopista en dirección sur. A la altura de Hallstadt dejamos la autopista para tomar la carretera nacional en dirección a Innsbruck. Pasamos por unos parajes realmente extraordinarios de esta zona del Tirol, altas montañas, verdes valles, ríos, pueblos, etc. Poco después de Zell Am See paramos a desayunar en un hotel-restaurante con tantas flores y pinturas como el más típico del Tirol, muy bonito. Continuamos hasta llegar a las cataratas de Krimml, extraordinarias (se ven desde la carretera, de peaje, con unos miradores para parar de vez en cuando). Hacemos fotografías porque son muy bonitas, con mucha agua y mucha altura de salto. La carretera tiene una fuerte pendiente hasta alcanzar el puerto de montaña de unos 2.000 metros y a continuación viene un también fuerte descenso hasta el valle que cruzaremos para llegar a Innsbruck en donde paramos a comer.

Seguimos camino pasando por el túnel de Aarlberg y entramos en Suiza al norte de Liechtenstein, cerca de St. Gallen. Tomamos la autopista en dirección a Zurich reservando bungalow en un camping cerca de Lausana, el Petit Bois de Morges, muy limpio y bien cuidado, con unas 200 parcelas justo al lado de un embarcadero en el lago de Ginebra. El tiempo ha sido algo lluvioso por la mañana y soleado a partir del mediodía. Las carreteras y autopistas muy buenas.

Hoy vamos directos a casa. Salimos del camping temprano, tomamos la autopista en dirección a Ginebra y entramos en Francia tomando la dirección de Lyon, que cruzamos por un nuevo periférico parcialmente terminado, que seguramente facilitará su paso en dirección a Suiza. Paramos a comer en el self-service de un área cercana a Montpellier y alrededor de las seis de la tarde llegamos a Cornellá. El tiempo ha sido bueno, las autopistas también y el tráfico bastante fluido.