Preparar y planificar bien nuestro próximo viaje o escapada, sea de tres días o de seis meses, nos facilitará mucho la vida después, durante el viaje en sí, evitándonos quizás sorpresas inesperadas y perder el tiempo en cuestiones logísticas que hubiéramos podido solucionar antes desde casa.
Dicho esto, tampoco hay que pretender tenerlo todo organizado al milímetro.
Depende mucho del carácter y forma de viajar de cada uno, pero es bueno dejar espacio a la improvisación y a lo inesperado, uno de los alicientes de todo viaje que se precie.
Lógicamente, la forma y complejidad en la preparación de un viaje depende de muchos factores.
No es lo mismo una escapada de tres días a Londres que una ruta de un mes por el sudeste asiático o un largo viaje de vuelta al mundo.
Algunos de estos factores son, por ejemplo, el destino del viaje, la duración, la organización (si se viaja de forma organizada, semi-organizada o independiente), el tipo de viajeros (si se viaja solo, con niños o se tienen necesidades especiales), o la experiencia, entre otros muchos.
Aunque mucha de la información que se da en los siguientes apartados puede ser útil para cualquier tipo de viaje, aquí nos centraremos en dar pautas para la preparación de un viaje totalmente independiente y a destinos poco convencionales (a veces conocidos como destinos exóticos), quizás uno de los tipos de viaje cuya planificación conlleve más dificultades por su propia naturaleza.
Posiblemente sólo sea comparable (o incluso superarla, al menos en términos de dificultad) la preparación de una vuelta al mundo.
La buena noticia para el viajero independiente es que hoy día, con Internet, viajar por libre es más fácil que nunca, ya que tenemos acceso a montañas de información sobre prácticamente cualquier rincón del mundo y además Internet pone a nuestro alcance muchas herramientas para preparar el viaje.
De todos modos, a pesar de esta gran cantidad de información disponible, el sentido común y el buen tino continúan siendo muy importantes para filtrar el grano de la paja y no acabar infoxicados.
Por viaje independiente entendemos aquel en que debemos ocuparnos de toda su preparación, o prácticamente toda, desde la compra de los billetes hasta la obtención del visado (si el país lo requiere), pasando por la planificación de la ruta o la obtención de información.
Por ello, la preparación de un viaje independiente requiere un grado de implicación y una dedicación que, en general, no se da en un viaje organizado por un agente turístico, por razones obvias.
Pero lo que, a priori, puede parecer una desventaja es para nosotros una de las principales ventajas de viajar por libre, ya que nos permitirá tener un mayor conocimiento previo del destino y la satisfacción personal de ser capaz de ir salvando los distintos obstáculos que puedan aparecen antes y durante el viaje.
Y es que la emoción del viaje comienza con el mismo proceso de planificación, ya que con ella empezamos a vivir el país, ciudad, o lugar al que viajemos, soñando e imaginando lo que encontraremos allí.
Y disfrutando también, porqué no, de la incertidumbre que supone ir a un lugar desconocido, al que deberemos adaptarnos para vivir al máximo todo lo que nos ofrezca.
Y además, muy importante en tiempos de crisis económica, en la mayoría de casos podremos llegar a rebajar bastante el presupuesto necesario para el viaje, porque eliminamos intermediarios (que lógicamente querrán cobrar por sus servicios) y también por el hecho de poder adaptar el viaje exactamente a nuestros gustos y presupuesto.
Eso sí, conseguir un viaje de bajo coste puede suponernos una dosis extra de habilidad y, quizás, de cierto sufrimiento.
Porque no hay que confundir, viajar por libre, o incluso con mochila, no significa necesariamente viajar tirado o en modo low-cost.
Esto puede ser cierto en el caso de un cierto perfil de mochileros jóvenes (por razones obvias de presupuesto), o no tan jóvenes (por filosofía), pero una cosa no conlleva la otra. Uno puede viajar por libre y permitirse ciertos lujos durante el viaje, no son cosas incompatibles.
Finalmente, y siempre partiendo de la base de que cada cual viaja a su manera, según gustos personales, presupuesto y circunstancias, en este apartado os exponemos una serie de consejos y recomendaciones, fruto de nuestra experiencia, que esperamos que os sean muy útiles para preparar con éxito un viaje independiente.
Lógicamente el primer paso en este proceso de planificación de nuestro viaje es decidir cuál será el destino (país, ciudad o zona geográfica).
Si no tenemos un candidato ya decidido de antemano, suele ir bien hacer una lista con tres o cuatro destinos que sean de nuestro agrado para luego decidir entre ellos.
La elección del destino final de nuestro viaje puede tener en cuenta diferentes aspectos, como por ejemplo:
¿De cuantos días disponemos para el viaje? ¿Se trata de un viaje de tres días, dos semanas o tres meses?.
Hay que empezar por tener bien claro este punto, ya que de ello dependerá en buena medida el resto.
Quizás se trate de un destino con el que habíamos soñado siempre. También nos puede haber sido recomendado por otros viajeros o bien estar influidos por lo que hayamos podido ver en la televisión o leído en libros, revistas o Internet.
Es importante estimar cuanto dinero queremos destinar a nuestro viaje, ya que este será uno de los mayores condicionantes a la hora de elegir un destino.
Así, si sólo contamos con un presupuesto total de 1.000 € para el viaje, por poner un ejemplo, ya podemos bucear bien en Internet para encontrar los mejores precios de vuelos y los hoteles más baratos (típicamente los dos aspectos más caros del viaje) o ya nos podemos ir olvidando de la mayoría de destinos lejanos, porqué sólo el vuelo ya fundirá todo nuestro presupuesto.
Viajar solo puede suponer ciertas limitaciones, especialmente en el caso de mujeres que viajen a ciertos destinos, también de índole económica.
En el caso de viajar en compañía también puede haber ciertos condicionantes a la hora de elegir destino: grupo numeroso, niños, personas con alguna discapacidad o problema de salud, etc.
Estos determinarán en gran medida el destino final, según la idoneidad que tenga este para cumplir los propósitos fijados.
Algunos objetivos que pueden convertirse en el leit motiv principal de nuestro viaje son: naturaleza, cultura, aventura, urbano, solidario, relax, compras, aprender idiomas, trabajo, vuelta al mundo, etc.
Es importante conocer de antemano datos de la climatología en el lugar de destino y en las fechas previstas del viaje: temperaturas, horas de sol, época de lluvias, monzones, huracanes, etc. para evaluar la conveniencia o no de viajar a ese destino.
Informarse de cuando es temporada alta en el lugar de destino desde el punto de vista turístico (vacaciones, puentes festivos, festivales, eventos especiales, ...) ya que ello encarece el viaje y puede requerir reservas anticipadas.
También conviene estar al corriente de posibles situaciones de revueltas, inestabilidad política, epidemias, atentados o catástrofes naturales en el lugar de destino (una buena fuente de información es la web del Foreign Commonwealth Office británico) con el fin de valorar la conveniencia o no de viajar al lugar escogido.
A veces podemos aprovechar circunstancias que sean favorables a nuestros intereses para elegir un destino que ya teníamos en mente.
Por ejemplo, la devaluación de la moneda del país destino (o la revaluación de la nuestra) puede abaratar de forma sustancial nuestro viaje.
Otro ejemplo, tras un grave atentado terrorista o episodio de inestabilidad política puede ser un buen momento para viajar a ese destino, pues probablemente encontraremos mucho menos turismo y mejores precios, aunque siempre teniendo en cuenta la propia seguridad.
Otros factores pueden ser la apertura de una región que había estado cerrada largo tiempo, un eclipse total de sol, etc.
En un viaje independiente la búsqueda de información es un apartado muy importante, tanto en la fase de decidir cuál será nuestro destino (ver apartado anterior) como en la de adquirir el máximo de información sobre el lugar ya escogido. Y de esto puede depender en buena parte el éxito del viaje.
Antes de visitar cualquier lugar siempre es recomendable documentarse sobre su historia, costumbres, cosas a ver, realidad social, situación actual, etc.
Esto nos permite entender mucho mejor lo que veremos y encontraremos después durante el viaje. Además, viajando por libre esto es realmente importante puesto que dependeremos totalmente de nosotros mismos, para bien y para mal.
Por lo tanto debemos ser conscientes de las dificultades que nos podemos encontrar y de cómo solucionarlas con los medios que tenemos.
Hoy en día las fuentes de información posibles son casi infinitas, especialmente en el mundo de Internet, donde se pueden encontrar millones de páginas para algunos destinos populares.
En este caso el problema suele ser el exceso de información, por lo que es muy importante saber filtrar para quedarnos con aquello que realmente es útil para nuestros propósitos.
A continuación mencionamos algunas posibles fuentes donde encontrar la información que buscamos:
Actualmente la Red es el medio más importante para obtener información de cualquier lugar del mundo, una fuente inagotable de datos y herramientas para el viajero dónde, sabiendo buscar, podréis encontrar páginas y páginas que os permitirán conocer mejor el lugar de destino y planificar vuestra estancia. Y además gratis.
Pero será necesario filtrar la información realmente relevante y asegurarse de que esté suficientemente actualizada.
En esta misma web podéis encontrar múltiples páginas y enlaces de donde obtener esta preciada información:
También las redes sociales nos pueden ayudar en la planificación de nuestro viaje.
Por ejemplo, mediante Facebook y/o Twitter (o equivalentes) podemos contactar con personas o empresas que puedan aportarnos alguna cosa sobre el destino deseado.
Otro ejemplo sería la web TripAdvisor, donde leer opiniones y reseñas de hoteles, restaurantes y lugares de interés escritas por viajeros.
Y por último YouTube, una web donde podremos ver vídeos de muchos lugares del mundo, grabados (y subidos a esta web) por miles de viajeros.
Una buena guía de viaje es una de las herramientas indispensables para un viajero independiente, antes y durante el viaje, puesto que suelen contener mucha información práctica (hoteles, transporte, horarios, precios, trucos, etc.), más o menos actualizada.
Debemos tener cuidado con este último punto, el de la actualización, en el momento de escoger la guía más apropiada (hay que mirar la fecha de edición de la guía y ser conscientes de que la información recogida todavía es anterior a esta fecha).
Para cada destino suelen haber guías de distintos editores. La elección vendrá dada también por nuestras preferencias personales o si hay una edición en nuestro idioma.
A título personal nosotros recomendamos las guías Lonely Planet porque abarcan todas las regiones del planeta, están bastante actualizadas y cuentan con mucha información práctica útil para viajar por libre (aunque no siempre son las mejores para todos los destinos).
Otras buenas guías que podemos encontrar en el mercado son las Bradt, Footprint, Trotamundos, Blue Moon, Rough, Fodor's / El País-Aguilar, etc.
Las Áreas de Juventud o Centros Cívicos de algunos Ayuntamientos o de otras instituciones, así como en bibliotecas públicas, son un buen lugar donde consultar guías de viaje, mapas, libros, etc.
También en librerías especializadas en viajes, donde además podemos comprar aquello que nos interese.
Las ferias sectoriales dedicadas monográficamente al turismo (como por ejemplo Fitur en Madrid o el SITC en Barcelona), así como Oficinas de Turismo (con oficinas reales o en Internet), o Consulados y Embajadas, son otras excelentes fuentes de información.
Las revistas especializadas de viajes, como por ejemplo la revista Altaïr, con sus artículos monográficos sobre un país o zona son otra muy buena fuente de información, porque además incluyen fotos que pueden cautivarnos fácilmente.
La literatura de viajes (novela, narrativa, ensayo, biografía, etc) también nos pueden ayudar a familiarizarnos con el país, a través de la lectura y la imaginación, mucho antes de viajar a él.
Y por último, a través de otros viajeros, sean amigos, conocidos o familiares, que hayan visitado el lugar en cuestión y que puedan explicarnos cosas y sensaciones sobre él, teniendo en cuenta, claro, el perfil viajero de la persona que nos da la información.
Una vez decidido el destino de nuestro viaje deberemos pensar en el medio de transporte empleado para ir y volver, así como para movernos una vez en destino, aunque para esto último deberemos definir antes la ruta a seguir durante el viaje.
La elección de transporte dependerá de la distancia, presupuesto, duración del viaje, conveniencia, comodidad, etc. Muchas veces deberemos utilizar una combinación de diferentes medios de transporte.
Es uno de los medios de transporte más utilizados, sobre todo en desplazamientos de medio y largo recorrido.
En general, si nuestras fechas de viaje no son flexibles es conveniente comprar el billete de avión (o al menos hacer la reserva) con suficiente antelación para no encontrarnos con sorpresas en el precio o la disponibilidad.
Cómo siempre, debemos buscar el más barato, pero también el que se adapte mejor a las fechas deseadas y que no nos haga perder demasiado tiempo en conexiones.
Actualmente Internet permite la compra o reserva de billetes de avión con unas condiciones muy competitivas, mediante un proceso fácil y seguro para el usuario, aunque si alguien no se encuentra cómodo con este sistema siempre se puede recurrir a los centros de atención telefónicos de las compañías aéreas o a una agencia de viajes tradicional.
En Viatgeaddictes.com encontraréis numerosos enlaces a Buscadores de vuelos, Buscadores de bajo coste, Compañías aéreas (bansdera y bajo coste).
También tenemos un espacio específico para los Billetes de vuelta al mundo.
Una forma fácil de empezar a buscar vuelos al mejor precio es a través de nuestro multi-buscador integrado de vuelos, el cual os permitirá buscar las mejores ofertas en los portales de viajes más populares en Internet, pero introduciendo una sola vez los datos de búsqueda.
En el momento de comprar el vuelo hay que tener en cuenta, entre otras cosas, las horas de salida y llegada, tanto a la ida como a la vuelta, ya que los vuelos más baratos suelen partir y llegar a horas intempestivas, por lo que habrá que prever la forma (y coste) de ir a/desde el aeropuerto a esas horas.
Por último, en ciertas rutas las tarifas de billete vuelta al mundo o de cupones de vuelos pueden resultar en conjunto más económicas que la compra de varios vuelos individuales.
El tren es uno de los medios de transporte más económicos si viajamos por Europa, con un gran número de descuentos sobre todo para gente joven o también para gente mayor.
También en esta web podéis encontrar algunos enlaces relacionados, con información sobre el viaje con el producto Inter-rail.
Por otra parte, y una vez en destino, el tren (y también el autobús) nos da la oportunidad de conocer de cerca la gente del lugar y su forma de vivir, así como de disfrutar del slow travel, viendo pasar el paisaje por la ventanilla.
El autobús o el barco/ferry son otros medios de transporte público posibles en viajes internacionales o locales.
En el caso de vehículos a motor de uso privado, como coche, moto, auto-caravana o similar, aparecen varias posibilidades: utilizar el vehículo particular, alquilar un vehículo, o bien compartirlo.
El auto-stop es un medio de transporte cada vez más en desuso, pero que aún es popular en algunos países concretos y nos podría llegar a ser útil en ciertos casos.
También es muy importante preparar el itinerario o ruta a seguir durante el viaje y el transporte empleado en cada etapa, haciendo una planificación realista respecto de los días disponibles y de los lugares a visitar.
Evidentemente este itinerario puede ser variado por propia voluntad o por causa de fuerza mayor durante el viaje (esta es parte de la gracia de viajar por libre), pero siempre es bueno tener un guión antes de salir de casa para evitar problemas causados por la improvisación.
Lo primero que podemos hacer es hacer una lista con los lugares a visitar que consideramos imprescindibles (a los que no estamos dispuestos a renunciar) y otra lista con aquellos que también nos gustaría visitar, pero que en caso de necesidad podemos recortar para ajustar el tiempo disponible.
La información para confeccionar estas listas la podemos obtener de nuestra guía de viaje, de los relatos o consejos de otros viajeros o de folletos turísticos.
También pueden ser útiles los catálogos de agencias de viajes que vendan rutas por el país o región que nos interesa.
Debemos intentar no ser demasiado ambiciosos y querer comprimir el tiempo al máximo, porque podemos caer en el síndrome del turista japonés (o sea, quere recorrer las principales ciudades europeas en una semana).
Pensamos que es preferible ver menos cosas, pero disfrutarlas de verdad y tener más tiempo para asimilarlas.
El viaje no debe ser una maratón. No se trata de coleccionar lugares o países.
Para preparar cuidadosamente la ruta necesitamos conocer el tiempo mínimo necesario para visitar cada lugar, así como el transporte disponible, su frecuencia y la duración del trayecto para ir de un lugar a otro.
En este caso las mejores fuentes de información también son las guías de viaje, los relatos o consejos de otros viajeros o las páginas web de las diferentes empresas de transporte.
La ruta planificada debe ser racional, intentando minimizar las distancias a recorrer. También debe ser lo suficientemente flexible para que, en caso de imprevistos, dispongamos de cierto margen de maniobra.
El trazado de la ruta a seguir también debería tener en cuenta los lugares donde pasaremos la noche, previendo que cuando lleguemos al lugar tengamos un sitio donde ir a dormir y que se ajuste a nuestro presupuesto.
Excepto en casos muy concretos no es necesario reservar con antelación los alojamientos, ya que así restamos flexibilidad a nuestra planificación, aunque va bien tener uno o varios alojamientos candidatos en cada lugar donde vayamos a pasar la noche.
Aunque a veces puede ser conveniente reservar la primera noche en la ciudad de llegada, sobre todo si vamos a llegar muy tarde y/o muy cansados tras un largo viaje.
En Internet hay miles de buscadores de hoteles y alojamientos a partir de una cierta categoría en la mayoría de países del mundo (encontraréis unos cuántos de estos buscadores a nuestro apartado Alojamiento).
En la sección Viajes/relatos de esta web podéis encontrar rutas reales por muchos países del mundo, llevadas a la práctica por nosotros mismos y por otros viajeros que colaboran con Viatgeaddictes.com.
Si nuestro destino corresponde a un país de la Unión Europea o a algunos otros como Andorra, Liechtenstein, Malta, Mónaco o Suiza es suficiente con llevar el DNI, aunque debemos verificar que no esté caducado.
Pero para el resto de países necesitaremos el pasaporte. En este caso deberemos comprobar con suficiente antelación la validez de nuestro pasaporte, teniendo en cuenta que en algunos países se requiere una validez mínima de seis meses a partir de la fecha de entrada en el país.
Por ello, será necesario renovar el pasaporte si prevemos que al entrar en el país en cuestión su periodo de validez es inferior o está alrededor de ese plazo.
En la mayoría de casos la estancia máxima permitida en el país oscila entre los 30 y los 90 días, aunque hay que verificar cada caso. Para estancias superiores o para actividades no turísticas, como pueden ser ir a estudiar o a trabajar, deberíamos consultar con la Embajada o Consulado correspondiente.
Pero, además del pasaporte, hay unos cuántos países en los que también es necesario un visado. Se trata de una autorización que concede el país en cuestión y que se estampa en el mismo pasaporte, siendo un requisito indispensable para entrar en el país.
Por ello debemos informamos bien de si el país o países a visitar requieren visado para entrar en la fecha prevista de nuestro viaje. Esto lo podemos averiguar a través de varias fuentes:
En algunos países el visado se obtiene directamente a la misma llegada al país (aeropuerto o frontera terrestre) y es gratuito. En otros, como Turquía o Egipto por ejemplo, también se obtiene a la llegada, pero hay que pagar la correspondiente cantidad establecida.
En ciertos países, en cambio, sólo se puede obtener si entramos por su aeropuerto internacional, pero no si lo hacemos a través de una frontera terrestre.
Finalmente hay otro grupo de países donde el visado hay que obtenerlo anter de llegar al país. En este caso, si por proximidad geográfica de nuestro domicilio a la Embajada o Consulado correspondiente podemos hacer la gestión personalmente entonces la cosa es más o menos fácil.
Pero cuando esto no es posible entonces la gestión se complica un poco más. En este caso podemos utilizar los servicios de una agencia especializada en este tipo de trámites (opción cómoda, pero cara) o bien obtener el formulario de petición de visado de la Embajada directamente de su web (opción cada vez más extendida), por correo electrónico o por correo postal y hacerlo llegar relleno, junto con el pasaporte, fotos y dinero, mediante un servicio de mensajería, que después también deberá recoger el pasaporte y el visado (en el propio formulario o en la web se explican los requisitos y proceso a seguir).
Otra opción, si hacemos un recorrido por varios países, es obtener el visado en alguno de los países vecinos, pero debemos comprobar antes que esto es realmente posible.
Por último, mencionar el caso de Australia, donde es imprescindible disponer de una especie de visado electrónico, pero que se puede obtener utilizando sólo Internet.
En cualquier caso es necesario proveer el suficiente tiempo para llevar a cabo estas gestiones, ya que a veces pueden ser lentas. En la sección Visados, embajadas y Consulados de esta web encontraréis algunos enlaces relacionados con este punto.
En algunos países nos será necesario este documento si queremos conducir por sus carreteras.
El carné de conducir internacional se obtiene en la correspondiente Delegación Provincial de Tráfico, presentando el carné de conducir español, el DNI y dos fotos de carné, además de pagar la tasa correspondiente. Es válido durante un año, a partir de la fecha de expedición.
Con él se obtienen importantes descuentos en cualquier albergue afiliado a la Federación Internacional de Albergues Juveniles (IYHF) en todo el mundo.
Adicionalmente se pueden obtener descuentos en transportes, actividades turísticas, espectáculos, etc.
Este carné tiene una versión para jóvenes de 14 a 29 años (vale 5 €) y otra para mayores de 30 años (11 €). Se puede obtener a cualquier albergue y en los puntos de información juvenil y es válido durante 1 año.
Permite obtener descuentos y cierta preferencia en algunos campings. Además, en algunos países es necesario para acampar.
En algunos países, el Carné de Estudiante Internacional (ISIC) y el Carné de Profesor Internacional (ITIC) permiten obtener descuentos en entradas a museos, lugares arqueológicos, etc. y también en transportes.
Para obtenerlo es necesario acreditar la condición de estudiante (a partir de 12 años y sin límite de edad) o profesor con los documentos correspondientes.
Otra cuestión muy importante, para poder ir tranquilos durante el viaje, es disponer de un seguro de asistencia en el extranjero que cubra los gastos derivados de enfermedad, accidentes o cualquier otra incidencia sanitaria que nos pueda ocurrir en el lugar de destino o durante el desplazamiento (gastos de hospitalización, medicinas, repatriación, etc).
También puede cubrir gastos derivados de robo, responsabilidad civil, pérdida del equipaje, etc. Lo mejor que puede ocurrir es que no lo necesitemos, pero si llega el caso es mejor disponer de uno.
Si pagáis una mutua de asistencia sanitaria privada normalmente ya incluye la asistencia sanitaria al extranjero sin coste adicional.
También si pagamos el billete de avión o el viaje con una tarjeta de crédito VISA tenemos alguna cobertura para determinados conceptos (los encontraremos especificados en el contrato de la tarjeta).
Pero si no disponemos de ningún tipo de cobertura es recomendable contratar un seguro por el periodo en que estaremos de viaje, y esto se puede hacer en la misma agencia de viajes donde compremos el billete de avión o bien contratándola directamente a través de Internet en los portales de las principales aseguradoras.
Y para acabar, recomendamos apuntar en un papel, que deberíamos llevar separado de nuestra documentación de viaje, datos como el nº de pasaporte, localizador del billete de avión, numeración de los cheques de viaje (si procede), nº de la tarjeta de crédito, datos personales como el nombre y domicilio, nº de cuenta bancaria (para poder realizar una transferencia de dinero si es necesario), etc.
Llegado el caso esto nos puede facilitar la denuncia, renovación y/o anulación en el hipotético caso de pérdida o robo de documentos tales como el pasaporte, billete de avión, cheques de viaje, tarjeta de crédito, etc.
También podemos apuntar teléfonos de contacto para llamar desde cualquier lugar del mundo en caso de necesitar autorización de la mutua de asistencia sanitaria, o para anular los cheques de viajes y las tarjetas de crédito.
También podemos escribir todos estos datos en un correo electrónico que nos enviaremos a nosotros mismos antes de marchar de viaje, de tal forma que desde cualquier lugar del mundo con conexión a Internet (hoy en día Internet ya está muy extendido) podremos leer esta información desde nuestro correo web (Gmail, Hotmail, Yahoo, etc).
Y lo más novedoso es escanear o fotografiar digitalmente toda la documentación que creamos conveniente (pasaporte, visado, billete de avión, carné de conducir, cheques de viaje, etc) y almacenarla en un servidor web seguro, de tal forma que sea accesible y consultable por nosotros desde cualquier lugar del mundo en caso de necesitarlo.
En el caso de que nuestro destino sea un país de clima tropical o con unas condiciones sanitarias deficientes (en general suelen ser destinos de África, especialmente el África subsahariana, Asia y América del Sur y Central) es muy conveniente recorrer a un centro especializado en enfermedades importadas o de sanidad exterior.
Estos centros, en función de nuestro destino y/o nuestro tipo de viaje, nos darán indicaciones sobre las vacunas y prevenciones sanitarias a tomar.
Las vacunas más comunes incluyen fiebre amarilla, poliomielitis, fiebres tifoideas, antitetànica, hepatitis A y B, o la profilaxis contra la malaria.
Debemos tener en cuenta, también, que cada zona tiene sus peculiaridades en cuestión de riesgos sanitarios y además pueden ser cambiantes con el tiempo, por lo que lo que es válido para un año no tiene porque serlo al siguiente.
Para conocer los centros sanitarios especializados a los que dirigirse, según provincia, podéis consultar la página Centros de vacunación internacional en España del Ministerio de Sanidad y Consumo español.
Normalmente es necesario concertar previamente el día de la visita a uno de estos centros y, dada la situación de saturación de este tipo de servicios (especialmente en verano), recomendamos no esperar al último momento.
Para documentarse sobre la situación sanitaria mundial (y vacunación exigida y/o recomendada) podéis consultr las páginas en castellano Situación sanitaria mundial por países del Ministerio de Sanidad y Consumo, de la OMS - Organización Mundial de la Salud, o también de Travel Health Online, esta última en inglés.
En muchos casos la vacunación es simplemente recomendable, pero en otros es obligatoria y puede ser exigida por las autoridades locales de algunos países.
Este es el caso de la fiebre amarilla, por lo que deberemos llevar con nosotros, junto al resto de documentación, el correspondiente Certificado Internacional de Vacunación que acredite que estamos vacunados.
Para cualquier tipo de viaje, si estamos siguiendo un tratamiento médico muy específico o requerimos alguna atención especial no estaría mal comentar el hecho del viaje a nuestro médico de cabecera.
Si viajamos por territorio español es suficiente con llevar la tarjeta sanitaria individual de la Comunidad Autónoma correspondiente y/o la cartilla de la Seguridad Social española.
Para el caso de países de la Unión Europea y algunos otros la tarjeta sanitaria europea da cobertura sanitaria en caso de enfermedad o accidente.
Pero en general puede ser muy recomendable aumentar la cobertura contratando un seguro privado.
Un aspecto muy importante de este apartado de salud es añadir a nuestro equipaje un botiquín con cosas básicas que podamos necesitar durante el viaje y que en algunos lugares del mundo puede ser muy difícil o imposible encontrar.
Sobre el contenido del botiquín ver una lista orientativa al final de esta guía.
También puede ser útil llevar los prospectos de los medicamentos que podamos necesitar con el fin de conocer su composición, por ejemplo para evitar posibles contraindicaciones con otros fármacos o también para obtener medicamentos equivalentes en otros países.
Por ejemplo, es muy posible que en un cierto país no encontremos la marca comercial Gelocatil, pero sí medicamentos que igualmente contengan paracetamol como componente principal.
Además de la situación sanitaria en el país o países a visitar también es necesario tener en cuenta los efectos sobre la salud de los desplazamientos largos en avión.
La reducción de oxígeno en la cabina, la tasa de humedad relativamente baja y la inmovilidad prolongada pueden ocasionar problemas circulatorios, así como problemas respiratorios.
La probabilidad de desarrollar esta patología es muy baja si no se tienen factores de riesgo, pero se recomienda hacer algunos ejercicios a intervalos frecuentes para estimular la circulación, no situar el equipaje de mano en lugares que restrinjan los movimientos de las piernas y vestir ropa cómoda y holgada.
También debe evitarse la consumición de bebidas carbonatadas y determinadas verduras porque la reducción de la presión hace que se expanda el gas abdominal.
Las diferencias de presión provocan igualmente molestias en el oído mediano y en la zona intracraneal, que se pueden evitar bebiendo o masticando chicle, mientras que el descenso en un 20% de la humedad puede ocasionar problemas oculares, especialmente entre los viajeros que llevan lentes de contacto.
Otro problema derivado de los viajes es el desfase horario o jet lag, provocado por el hecho de una zona horaria a otra en un corto periodo de tiempo, que causa fatiga, estrés, insomnio y reduce las capacidades físicas y mentales.
Se recomienda dormir durante el vuelo, beber gran cantidad de líquido antes y durante el trayecto, no beber alcohol y exponerse a plena luz al llegar al lugar de destino.
Respecto a los niños, se recomienda que no viajen con avión si son menores de siete días y que se preste mucha atención a su correcta hidratación, mientras que se recomienda a las mujeres embarazadas evitar zonas del planeta en las cuales la malaria es endémica, así como las zonas de gran altitud o remotas.
En la sección Vacunación y salud de esta web podéis encontrar algunos enlaces interesantes donde obtener información actualizada de este importante capítulo del viaje.
Cómo ya os podéis imaginar el tema del dinero es otro punto muy importante en toda organización de un viaje.
Para empezar recomendamos hacer un presupuesto realista para saber cuánto dinero necesitaremos. A partir de los precios indicados por las guías y de acuerdo con el tipo de viaje que queramos hacer elaboraremos un presupuesto diario aproximado que multiplicaremos por el número de días del viaje, e incrementamos la cantidad resultante con un cierto porcentaje para dar más margen y absorber subidas de precios e imprevistos (pero sin pasarse, para no llevar mucho más dinero del necesario).
Para el viaje podemos llevar dinero en efectivo, cheques de viaje, tarjeta de crédito o débito, o cualquier combinación de las anteriores.
Hoy en día el Euro ya se acepta en cualquier parte del mundo. Por ello, excepto en casos muy concretos en que continúa siendo recomendable llevar dólares americanos, es un gasto innecesario cambiar aquí de Euro a dólar y, una vez en el destino, cambiar de nuevo a la moneda local.
A veces también nos hemos encontrado con tener que pagar tasas de salida o el visado obligatoriamente en dólares americanos, por lo que solemos llevar siempre una pequeña cantidad de dinero en US$, pero el resto en Euros.
Al cambiar divisas, sea aquí o en el país de destino, hay que vigilar con el cambio aplicado por la entidad bancaria u oficina de cambio, así como con las comisiones aplicadas.
Si es posible, siempre es conveniente comparar unos cuántos lugares antes de decidirnos por uno, ya que las diferencias suelen ser significativas. En muchos países las oficinas de cambio suelen dar mejor cambio que los propios bancos, pero esto es algo a comprobar en cada caso.
También la experiencia nos dice que, en general, los bancos u oficinas de cambio que encontramos en los aeropuertos no suelen ofrecer el mejor cambio, por lo que recomendamos cambiar a nuestra llegada al aeropuerto la cantidad mínima necesaria.
Tanto si llevamos euros como dólares americanos es recomendable disponer de unos cuántos billetes grandes (de 50 o 100, por ejemplo), puesto que normalmente con ellos obtendremos un mejor cambio que con los billetes pequeños, aunque también deberemos llevarlos pequeños para tener cambio si lo necesitamos.
También es importante llevar billetes lo más nuevos posibles y que no estén rotos o muy pintarrajeados, ya que en algunos países no los querrán cambiar o los pagarán peor que los nuevos.
Tienen la ventaja de poder recuperar su importe en caso de pérdida o robo, pero en muchas zonas (sobre todo en áreas rurales) no los aceptan o los pagan peor que el dinero en efectivo (muchas veces implican una comisión de cambio).
Si llevamos cheques de viaje es mejor cambiarlos en las grandes ciudades y disponer de dinero en efectivo para el resto. En cualquier caso recomendamos documentarse bien sobre la aceptación de los cheques de viaje o no en el destino específico a visitar.
Son cada vez más aceptadas en cualquier parte del mundo (especialmente la tarjeta VISA), pero no debemos confiarnos demasiado, porque en países poco desarrollados sólo es útil en ciudades y lugares muy turísticos en general.
Pero pensamos que es útil disponer de una durante el viaje, especialmente para gastos grandes y/o imprevistos (vuelos domésticos, hoteles de cierta categoría, etc). También es muy necesaria si pensamos alquilar un vehículo.
En algún país el pago de servicios con tarjeta de crédito lleva emparejado el pago de una comisión (informaos previamente para no pagar más de la cuenta).
Y en lugares donde la lectura de la tarjeta en el momento de hacer el pago se hace con un papel carbón de copia es necesario asegurarse que este papel carbón es destruye ante vuestros ojos si no queréis tener sorpresas posteriores.
Otra ventaja de la tarjeta de crédito o débito es que con ella podemos sacar dinero en un cajero en cualquier país que tenga una mínima red de cajeros automáticos disponible, pero esto no es muy común fuera del mundo desarrollado.
Pero disponer de dinero de esta forma también suele tener un coste en forma de comisión que dependerá de cada entidad bancaria. La contrapartida es que podemos disponer de efectivo en moneda local en cualquier momento (día, noche, o festivo) y que a veces la tasa de cambio aplicada es mejor que la que obtendríamos cambiando en el banco.
Y mientras estemos de viaje es recomendable ir haciendo un seguimiento del dinero gastado y del cumplimiento del presupuesto previo. Esto nos permitirá ajustar el día a día a los imprevistos.
El dinero en efectivo, cheques de viaje o tarjeta de crédito (y otros documentos importantes como el pasaporte o billetes de avión) los debemos llevar siempre con nosotros, repartidos y/o escondidos según cada cual. Pero nunca dejarlos en el interior del equipaje a facturar.
Tampoco dejarlos en el hotel, a no ser que sea dentro de una caja de seguridad fiable. En el caso de habitaciones compartidas hay que tomar precauciones especiales, puesto que suelen ser menos fiables algunos viajeros malintencionados que el propio personal del alojamiento.
Para el último día deberíamos conocer con antelación si tendremos que pagar tasas aeroportuarias (a menudo van incluidas en el billete de avión) o tasas de salida, con el fin de reservar la cantidad correspondiente.
Si después de todo aún nos sobra moneda local (que no podremos cambiar aquí), podemos intentar cambiarla a Euros o US$ en una oficina de cambio de la ciudad de donde partimos o en el propio aeropuerto (no en todos las terminales de salidas de los aeropuertos hay oficinas de cambio).
Lógicamente el tipo de viaje que hagamos y el transporte que usemos para movernos condicionará el equipaje de viaje a llevar.
Si viajamos con coche privado no importa tanto el tipo, peso y volumen de nuestro equipaje, pero si tenemos previsto viajar en transporte público es mucho mejor llevar mochila que maletas o bolsos de viaje, y optimizar al máximo su peso y el volumen.
En nuestro caso solemos llevar una mochila grande, que se queda en el hotel con la ropa y todo aquello sin demasiado valor material o que no usamos habitualmente en el día a día, y otra mochila más pequeña, que llevamos siempre con nosotros, con la cámara fotográfica, documentación y todo aquello más valioso o de uso frecuente.
Tal como dijimos, hay que intentar optimizar el volumen y el peso del equipaje, ajustándolo a nuestra fuerza y envergadura física, puesto que siempre deberemos cargarlo nosotros. Nos sorprenderíamos con lo poco que podemos pasar. De hecho, lo único imprescindible de verdad y que no podemos olvidarnos en casa son los documentos (pasaporte, visado, carnet conducir, ...) y el dinero.
Para evitar que se rompa el equipaje facturado es conveniente que este no tenga demasiadas asas u otras partes exteriores que se puedan enganchar en las cintas transportadoras o con otros equipajes.
Por último, si se visita algún país muy sensible con el tráfico de drogas (Tailandia, Colombia, Singapur, y otras...) es mejor revisar personalmente y cerrar muy bien el equipaje el último día de viaje, antes de pasar los controles del aeropuerto, para no ser portadores involuntarios de droga o cualquier otra sustancia prohibida.
En el aeropuerto también podemos envolver el equipaje a facturar con plástico protector.
Para facilitar la eventual devolución de equipaje facturado y perdido por la línea aérea es conveniente identificar el equipaje con una etiqueta donde figure nuestro nombre, dirección o medio de contacto.
El tipo de ropa y calzado que llevemos dependerá del tipo de viaje que hagamos y de la climatología prevista. Pero, para no sobrecargar el equipaje con el peso de muchas piezas de ropa, especialmente en viajes largos, una buena idea es llevar ropa vieja que a medida que vamos utilizando la podamos dar o tirar, aligerando así el peso de la mochila.
También podemos, durante el viaje, ir lavando la ropa sucia con jabón en horas muertas en el hotel (teniendo en cuenta el tiempo de secado) o en una lavandería. En algunos países, por ejemplo India o China, también es buena idea comprar ropa en los mercados locales donde, con toda probabilidad, encontraremos de todo y a mejor precio que en casa.
Dado que en los últimos años se han incrementado notablemente las medidas de seguridad en los aeropuertos ahora hay unos cuántos objetos que no se pueden subir a bordo, como por ejemplo líquidos, navajas, tijeras, pinzas, etc. Si llevamos alguno de este objetos deberemos tener la precaución de ponerlos previamente dentro del equipaje a facturar.
También las pérdidas de equipaje facturado en aeropuertos se han vuelto cada vez más frecuentes, por lo que recomendamos no facturar con el equipaje cosas de valor o muy importantes para nosotros, o de lo contrario nos arriesgamos a no volver a verlas jamás.
A continuación sugerimos una posible lista de cosas a llevar en un viaje, que nosotros hemos ido confeccionando a lo largo de años de experiencia de los muchos viajes por libre ya hechos.
Evidentemente esta lista es puramente orientativa y debe ajustarse a las preferencias personales, la forma de viajar y el destino escogido.
Por ello, insistimos en que no todo lo que figura en esta lista es realmente útil para todos los viajes. En cualquier caso sugerimos tener una lista propia y que podremos ir revisando al preparar el equipaje en cada viaje para estar seguros de no dejarnos nada.
(*) consultar al médico de cabecera sobre la conveniencia o no para vuestro caso de algunos de estos medicamentos ...