Argelia, país independiente de Francia desde el 1962, vio interrumpido su proceso de democratización el 12 de Enero de 1992, con la anulación de las elecciones legislativas, por parte del gobierno argelino y bajo la presión del ejército, a causa de la victoria de los integristas del Frente Islámico de Salvación (FIS).
Como consecuencia de ello se inició una terrible y sanguinaria guerra civil que aún continúa (al menos en las fechas en que escribimos este relato), con matanzas indicriminades y miles de víctimas a lo largo de estos años.
Pese a la celebración de elecciones y la apuesta por el referéndum, el régimen argelino no ha conseguido frenar la dinámica de una violencia de la cual el mismo régimen sigue siendo uno de los actores principales.
El esquema represión-represalias-represión era la única explicación a este conflicto, sin aparentemente ningún compromiso ideológico o político.
En el momento del viaje que se describe en esta página, en otoño de 1992, ya se habían producido numerosos episodios de violencia en el país.
De hecho, a nuestra llegada al aeropuerto de Argel todavía eran palpables los efectos de la terrible explosión que había matado 8 personas días antes en el vestíbulo de la terminal internacional.
La ruta que hicimos en este viaje sigue en esencia la antigua ruta caravanera comercial que iba desde el Níger y Mali hasta Orán y Argel, en la costa mediterránea.
Por razones de seguridad, debido al clima de violencia que había en las fechas de nuestro viaje, no pudimos visitar la ciudad de Argel. Queda pendiente para un futuro viaje visitar esta, con toda certeza, interesante ciudad mediterránea.
En total recorrimos unos 6.000 km por carreteras, pistas de arena, pizarra o piedras, dunas, etc.
Fue un viaje duro, por la distancia y las condiciones sobre el terreno, pero la recompensa obtenida superó con creces al esfuerzo y, al final, es de esos viajes que marcan y dejan huella por lo inolvidable de la experiencia y de los paisajes vistos.
Aún no deja de sorprender que en tan corto espacio de tiempo y distancia, a sólo una hora de avión desde Barcelona, se pasa de un mundo a otro completamente distinto en muchos aspectos: paisajes, cultura, religión, arquitectura, etc.
Debido a la propia naturaleza de este viaje, imposible de hacer de forma independiente, recurrimos esta vez a un paquete organizado por una agencia de viajes de aventura de Barcelona, la cual había subcontratado la ruta a una agencia local argelina de nombre M'zab Tours, con sede en Ghardaïa, y dirigida por Boughali Toufik.
La dirección completa de esta agencia es M'zab Tours. Ave. du 1er Novembre, 9 - 47132 Ghardaïa.
Nuestra experiencia con la organización de la ruta y el trato con el personal de esta agencia local fue excelente e, incluso, pudimos modificar a nuestra elección la ruta inicialmente prevista.
Podéis ver más fotos de este viaje en el Álbum de fotos de Argelia (1992), en nuestra cuenta de Facebook.
Del 6 al 26 de Octubre de 1992
Día 1: Barcelona → →
Argel - Zeralda - El Attaf
Día 2: El Attaf - Mascara - Ain Sefra
Día 3: Ain Sefra - Taghit
Día 4: Taghit - Kerzaz
Día 5: Kerzaz - Timimoun
Día 6: Timimoun - Circuito de Gourara - Timimoun
Día 7: Timimoun - Adrar - In Salah
Día 8: In Salah - Arak - Moulay Lahcene - Tamanrasset
Día 9: Tamanrasset
Día 10: Tamanrasset - Assekrem
Día 11: Assekrem - Tamanrasset - P.N. Ahaggar
Día 12: P.N. Ahaggar (In Ekekchker)
Día 13: P.N. Ahaggar (El Ghessour)
Día 14: P.N. Ahaggar (El Ghessour) - Tamekrest
Día 15: Tamekrest - Tamanrasset - Moulay Lahcene
Día 16: Moulay Lahcene - In Salah - El Goléa
Día 17: El Goléa - Valle rosas del desierto - Ghardaïa
Día 18: Ghardaïa
Día 19: Ghardaïa - Melika - El Atteuf - Beni Isguen
Día 20: Ghardaïa
Día 21: Ghardaïa - Argel → →
Barcelona
La moneda de curso legal en Argelia es el dinar argelino, abreviada como DA y con código DZD.
En las fechas de este viaje aún estaban vigentes en España las antiguas pesetas (pts), por lo que todos los cambios mostrados a continuación son referidos a esa moneda. Por la misma razón, al no disponer aún de euros, la moneda que utilizamos para todos los cambios en Argelia fue el franco francés.
A la entrada en el país existe la obligación de declarar en la aduana las divisas que llevemos para la estancia (aunque siempre es mejor declarar menos de los que realmente se lleva).
Además se exigía cambiar un mínimo de 1.000 francos franceses.
A la salida del país se exige la hoja de cambio facilitada en la aduana y si se han cambiado más divisas, se exigirán los oportunos resguardos en las hojas de cambio facilitadas en aduanas. Finalmente, si no se ha gastado todo el dinero cambiado originalmente se podrán cambiar los dinares argelinos sobrantes en la misma aduana.
El cambio medio obtenido en las fechas de este viaje fue de: 1 DA = 5 pts
+ 150.000 pts (vuelo ida/vuelta + tasas + paquete viaje)
+ 3.500 pts (visado)
+ 35.000 pts (otros gastos)
= 188.500 pts (total por persona)
Es necesario un visado de entrada al país. En la fecha de nuestro viaje este visado costaba 3.500 pesetas y debía gestionarse a través de la Embajada de Argelia en Madrid. C/ General Oraá, 12 28006-Madrid
No hay obligación de ninguna vacuna.
Aunque en el momento de escribir esta guía, en el año 2002, la situación de violencia en el país persiste, es posible visitar Argelia, pero teniendo en cuenta una serie de recomendaciones importantes.
En este momento los problemas de seguridad se producen en la franja norte del país, no habiendo ningún problema en toda la zona del Sáhara argelino.
Por tanto es posible llegar a la ciudad de Tamanrasset, al sur del país, pero es necesario llegar en avión haciendo la conexión en Argel.
Por lo general todos los desplazamientos en el tercio norte del país se deberían hacer en avión, ante la posibilidad real de encontrar controles policiales falsos en las carreteras.
Si se quiere visitar la capital se recomienda desplazarse en coche (ni a pie ni en transporte público) y preferentemente con un conductor argelino de confianza que conozca bien la ciudad.
También se recomienda evitar los desplazamientos nocturnos, así como ser discreto en comportamiento y vestimenta para no hacer ver excesivamente que se es extranjero. Es necesario evitar los barrios Bad El Qued y Casbah, así como los barrios periféricos de la capital.
En cualquier caso es conveniente informarse muy bien antes de las condiciones actuales de seguridad en Argelia, por ejemplo a través de la página Recomendaciones de viaje para Argelia del Ministerio de Asuntos Exteriores español o de la página Algeria: foreign travel advice de la Foreign and Commonwealth Office británica.
Tras la primavera, el otoño es la mejor época para visitar Argelia y concretamente el Sáhara argelino. Durante el día ya no hace el calor del verano y las noches son frescas, pero sin llegar al frío del invierno.
Esto permite que aún sea posible dormir sobre las dunas sin miedo a quedarse congelados dentro del saco de dormir.
El inicio de esta ruta fue un vuelo de Barcelona a Argel con la compañía Viva Air (1 hora de vuelo).
En el mismo aeropuerto de Argel nos esperan los que serán nuestros conductores, guías y cocinero de la agencia local, junto con los dos vehículos 4x4 del tipo Toyota Land-Cruiser que utilizaremos durante el viaje.
Puesto que en las semanas anteriores a nuestra llegada al país, en el mes de octubre de 1992, ya se habían producido numerosos episodios de violencia, sobre todo en la capital, Argel, y alrededores.
Por este motivo la agencia de viajes local que habíamos contratado decidió suspender nuestra estancia en Argel ante la psicosis de nuevos atentados, sobre todo en la medina y la cashbah de la capital argelina. Eso sí, a cambio conseguimos tener más días disponibles para visitar el Sáhara alrededor de Tamanrasset, en la región del Ahaggar.
Aquí iniciamos la ruta terrestre por Argelia, haciendo una primera parada para comer en la localidad costera de Zeralda, sobre el mismo Mediterráneo y situada unos 20 km al oeste de Argel.
Comemos en el Hotel Mazafran, un complejo turístico de veraneo, pero ahora casi vacío. La temperatura en Argel y en zonas próximas, en esta época del año, es muy agradable.
La primera noche la pasamos en el pequeño pueblo de El Attaf, el cual se encuentra a unos 160 km al suroeste de Argel y unos 35 km antes de llegar a Ech Cheliff, en la carretera de Argel a Orán.
El hotel escogido es bastante bonito por fuera, pero con unas habitaciones muy cutres (las sábanas de la cama están tan mal que decidimos dormir en el saco que llevábamos).
Este lugar es un punto de parada de camioneros y comerciantes en ruta.
En el trayecto de El Attaf a Ain Sefra, después de unas tres horas de camino, hacemos una parada en un pequeño pueblo llamado Mascara (o Muaskar), a unos 200 km al suroeste de El Attaf, con el único propósito de comprar comida en el mercado. Aparte de eso no tiene ningún interés más para nosotros.
Por el momento el paisaje que se puede ver es bastante mediterráneo, pero poco a poco se va volviendo más seco y árido. El desierto va haciendo acto de presencia.
A la derecha de la carretera van quedando las altas montañas del Atlas que en esta zona hacen de frontera con Marruecos.
La proximidad de la frontera con Marruecos hace que cada vez encontramos más y más controles policiales, ya que el gobierno argelino sospecha que por estas montañas hay una gran circulación de terroristas islámicos que se refugian al otro lado de la frontera.
Al llegar a Ain Sefra, unos 350 km y tres horas después de salir de Mascara, el paisaje ya es completamente plano, una extensión inmensa llena de arbustos y arena.
AIN SEFRA es la puerta de entrada al desierto propiamente dicho, en la zona noroeste del país.
Tampoco tiene demasiado interés, excepto dar una vuelta por el mercado y el hecho anecdótico de saber que aquí murió ahogada, en 1904, la joven escritora y viajera suiza Isabelle Eberhardt.
Eberhardt pasó su corta vida adulta en África, explorando el desierto y haciendo del norte de Argelia su nuevo hogar.
Se sumergió en la cultura árabe vestida como un hombre para gozar de una libertad que de otra forma no hubiera conocido y se convirtió al Islam.
Murió a los 27 años a causa de una inundación que arrastró su casa de arcilla en Ain Sefra. Fue enterrada en Ain Sefra de acuerdo a los ritos del Islam.
Detrás del hotel el Mekhter ya es posible ver la primera duna-montaña de arena de nuestra ruta.
El único hotel en Ain Sefra, el Hotel el Mekhter, es un lujo asiático comparado con el del día anterior. De hecho, tiene categoría de 3 estrellas, con aire acondicionado y todo.
También se puede comer o cenar en él, sobre todo teniendo en cuenta que el hotel está a más de 1 km y medio del pueblo. La habitación doble con almuerzo incluido cuesta 225 DA y una cena cuesta 110 DA.
El trayecto de Ain Sefra a Taghit, de unos 300 km, es una sucesión de desierto pedregoso, superficies inmensas de arena y algunas grandes dunas, siendo ya la antesala del Gran Erg Occidental.
El Gran Erg Occidental (literalmente un mar de arena) es una inmensa región de 80.000 km² de dunas de media luna que pueden llegar a casi 300 metros de altura. Es el segundo erg más grande del norte de Argelia.
Nadie vive aquí ni hay caminos a través de ella, a excepción, claro está, de las caravanas de camellos que conectaban pueblos-oasis a través de este mar de arena.
Al llegar a Béchar, la capital administrativa de la región de Saoura, nos desviamos por una carretera secundaria en dirección hacia Taghit.
TAGHIT es un pequeño pueblo oasis justo sobre la frontera oeste del Gran Erg Occidental.
Algunas de las dunas más espectaculares del Gran Erg Occidental se encuentran aquí.
Taghit tiene una parte vieja muy bonita, construída en adobo y con calles laberínticas y estrechas, dónde destaca la ciudadela o ksar, y una parte nueva muy ordenada y limpia.
El pueblo está delimitado por un gran palmeral por un lado y dunas como montañas por el otro.
La principal actividad a realizar en Taghit, aparte de visitar su parte vieja, es subir a las dunas y adentrarse un poco en el Gran Erg Occidental.
La panorámica desde lo alto de las dunas que hay pegadas a Taghit es magnífica, ya que tenemos en el lado este un mar de arena infinito y en el lado oeste el oasis y el Oued Zousfana. Es impresionante.
Además es muy divertido bajar deslizándose por las dunas, ya sea rodando o sobre un trozo de cartón o plástico que nos puede dejar alguno de los chavales locales que siempre están por allí.
En cualquier caso hay que tener cuidado con la arena, ya que esta es muy fina y se cuela por todos sitios.
A pocos kilómetros de Taghit se pueden visitar unas pinturas rupestres.
El Hotel Taghit, el único en este pueblo, también es el único edificio que hay. Una habitación doble con desayuno y aire acondicionado cuesta 200 DA. También se puede comer un menú por 80 DA.
Además hay un camping en la salida sur del palmeral y cuesta 25 DA, con lavabos y duchas muy básicos. Para comer también hay un pequeño y bonito restaurante en la entrada de la parte vieja del pueblo.
Simplemente fue un punto de parada en nuestra etapa desde Taghit a Timimoun, con el fin de montar nuestro campamento y dormir al mismo pie de las enormes dunas del Gran Erg Occidental.
Este campamento lo montamos en un lugar en mitad de la nada, pero tampoco demasiado lejos de la carretera, en un punto antes de llegar a Kerzaz.
KERZAZ. Esta población se encuentra a unos 230 km al sur de Taghit, sobre la ruta N-6.
Geográficamente está situada entre las dunas del Gran Erg Occidental, al este, y las crestas rocosas de la Cordillera de Ougarta, hacia el oeste.
A medianoche, mientras dormíamos, empezó a soplar un viento frío que además arrastraba arena con él y que nos obligó a intentar encerrarnos herméticamente dentro del saco de dormir.
Desde el lugar de acampada, cerca de Kerzaz, reemprendemos el camino hacia Timimoun.
Este trayecto permite apreciar paisajes desérticos indescriptibles, cambiantes cada pocos kilómetros, deshaciendo así el mito de la monotonía del desierto en cuanto a paisaje se refiere.
Poco antes de llegar a Timimoun tenemos la oportunidad de ver detenidamente una foggara.
Una foggara es el nombre que recibe en el norte de África una infraestructura hidrogeológica para la captación de una capa de agua subterránea, su succión hacia el exterior y conducción por una o varias galerías de drenaje y dotadas de pozos verticales de acceso y aireación.
En regiones áridas, como ésta, una foggara permite disponer de una fuente constante y estable de agua.
La parte visible de este ingenioso sistema son los puntos de salida del agua al exterior y son utilizados principalmente para suministrar agua a los oasis.
TIMIMOUN. Esta población está situada a unos 230 km al este de Kerzaz y es un lugar precioso, de visita obligada.
Timimoun está emplazada sobre un punto elevado y escarpado desde el qual hay una magnífica vista sobre un antiguo lago salado y las dunas de los alrededores.
La arquitectura de muchos de sus edificios es de estilo sudanés, con el aporte local de construir principalmente con arcilla roja, lo que confiere un sello muy peculiar a sus bonitos edificios y construcciones.
La arquitectura sudanesa, que podemos encontrar también en otros países africanos, como Mali, se caracteriza por el hecho de conseguir unos resultados estéticos extraordinarios a partir del uso de materiales muy económicos y tecnología muy simple.
Andando por la calle principal de Timimoun tenemos la oportunidad de ver varios edificios de arcilla roja singulares y entre ellos destaca el precioso Hotel Oasis Rouge, el cual es posible visitar por dentro.
En la parte vieja del pueblo encontraremos un laberinto de calles y callejones entre casas y muros de arcilla roja.
El palmeral de Timimoun también vale la pena de ver porqué, además de ser un lugar fresco y con abundante sombra, nos permite apreciar los muros construidos con arcilla roja que separan las distintas parcelas.
CIRCUITO DE GOURARA. Esta excursión desde Timimoun es del todo recomendable, pero es necesario disponer de vehículo propio. Es un circuito circular de unos 70 km que pasa por varias poblaciones oasis, situadas al norte y este de Timimoun.
Una de las poblaciones visitadas es Izgher, la cual posee un ksar (ciudadela) en estado ruinoso y unos callejones muy estrechos.
En la ruta también es posible visitar un lago de agua salada, lleno de agua en invierno y vacío en verano por el efecto de la evaporación, quedando una capa de sal.
Otra actividad posible en los alrededores de Timimoun es contemplar una puesta de sol sobre el valle desde la cima de alguna duna con la suficiente altura.
Para dormir en Timimoun el sitio con la mejor relación calidad-precio es el camping La Palmeraie.
Su precio es de 25 DA por persona y 20 DA por cada vehículo, pero tiene mucha sombra y duchas con agua caliente (aunque no lo parezca el agua caliente se agradece mucho, sobre todo si la ducha es a primera o última hora del día).
Para comer tampoco aquí hay demasiadas alternativas. Una de ellas es el restaurante Le Sable d'Or, dónde una comida cuesta unos 50 DA.
Saliendo de Timimoun en dirección al sur, por la ruta N-51 primero y N-6 después, el primer lugar de parada es Adrar, la capital de la región, situada a unos 150 km de Timimoun.
El único interés que puede tener la ciudad de Adrar es la predominancia del color rojizo debido a que éste es el color de los ladrillos con que están construidos buena parte de sus edificios. También es curiosa su enorme plaza central o Plaza de los Mártires, tan grande que podría aterrizar un avión en ella.
Desde Adrar la carretera N-6 continúa hacia el sur, hasta la frontera con Mali, pero al llegar al pequeño núcleo de Reggane nosotros nos desviamos por la N-52 y ponemos rumbo hacia In Salah, al este.
Cuando llegamos al pueblo medio abandonado de Aouef dejamos la carretera asfaltada y tomamos una pista que discurre a través de una llanura inmensa que no parece tener fin.
Esta pista a ratos es un camino de arena y otros es un camino de piedras o las dos cosas a la vez.
Poco antes de llegar a In Salah pasamos por un lugar donde tenemos la rara oportunidad de ver los restos de un bosque petrificado.
Son restos de troncos de árbol fosilizados y convertidos en mineral debido a un proceso natural que recibe el nombre de permineralización.
Y poco después, ya a las puertas de In Salah, encontramos otro lago salado, pero esta vez con agua.
IN SALAH. Tras 180 km de pista desde El Aouef llegamos a In Salah. Esta ciudad es muy tranquila, pero realmente no hay nada que ver en ella, siendo sólo un lugar de parada en la ruta hacia Tamanrasset.
In Salah está siendo invadida por las dunas de arena, llegando ya al centro del pueblo, y de hecho la ciudad ya está partida en dos por éstas. El mar de dunas se están moviendo a una velocidad de un metro cada cinco años.
In Salah se encuentra situada junto a la ruta N-1, la carreterra trans-sahariana que recorre Argelia de norte a sur, hasta la frontera con Níger. También es conocida como la Route du Hoggar.
Para pernoctar aquí y acampar la mejor alternativa es el Camping Tidikelt, al final de la calle principal. Cuesta 25 DA por persona y es posible ducharse pese a la absoluta carencia de agua en esta zona.
Nosotros dormimos a la intemperie, echando el saco de dormir directamente sobre la arena, pero acompañados por los numerosos escarabajos que hay en la arena.
Dejamos In Salah y tomamos la carretera N-1 hacia el sur. Desde In Salah hasta Tamanrasset, a 658 km de distancia, ya no hay ningún pueblo digno de ser llamado así.
En el trayecto por esta carretera se suceden multitud de paisajes desérticos. Cuesta creer que pueda haber tanta variedad en el desierto, pero no es para nada aburrido.
Por lo general esta carretera está asfaltada y en buen estado, pero cuando es cruzada por un oued (rambla), entonces nos vemos obligados a esquivar el tramo de carretera estropeado por las avenidas de agua, circulando campo a través hasta volver de nuevo a la carretera cuando el estado de esta lo permite.
A unos 200 km de In Salah encontramos Arak, un núcleo formado por un restaurante, una gasolinera y poco más.
Poco después cruzamos las gargantas de Arak, un sensacional espectáculo formado por un estrecho corredor entre montañas de piedra por el que se ve obligada a transcurrir la carretera, quedando encañonada entre paredes pétreas.
Tras unos cuántos días viendo terreno llano, estas son las primeras montañas que merecen tal nombre. Es increíble ver el contraste de la arena clara con las rocas de color verde oscuro o negro.
Más al sur paramos a descansar en un sitio llamado Moulay Lahcene, situado al pie de unas montañas basálticas, y donde tenemos la oportunidad de ver un morabito junto a la carretera N-1.
Un morabito (marabout en francés) es, en algunos países musulmanes, una pequeña construcción que suele estar en lugares despoblados y que suele albergar una tumba o mausoleo de un personaje al que se le atribuye cierta santidad y que es objeto de veneración popular.
La tradición dice que uno debe desviarse de su ruta y dar al menos una vuelta entera al morabito con el vehículo antes de continuar de nuevo el viaje, si no se quiere correr el riesgo de tener una avería o accidente.
Y pudimos comprobar que la mayoría de conductores, incluso los camioneros, cumplen con este ritual.
Teniendo en cuenta la larga distancia recorrida en la etapa de hoy, desde In Salah, y que los últimos 50 km antes de llegar a Tamanrasset son de pista, lo cierto es que este trayecto es francamente demoledor.
TAMANRASSET. Esta ciudad-oasis, también conocida con los nombres de Tamanghasset o Tamenghest, está situada unos 1.920 km al sur de Argel por carretera y a una altura de 1.320 metros sobre el nivel del mar.
Tamanrasset es el centro de la región del Ahaggar, en pleno desierto del Sáhara, y por tanto es una base idónea para explorar el maravilloso parque nacional Ahaggar y la zona del Assekrem incluida en él.
También es la capital de los tuareg argelinos, por lo que la ciudad mantiene un cierto aire tuareg y es posible aún ver numerosos hombres tuareg por sus calles, vestidos a su manera tradicional e incluso en camello por la calle principal.
Pese a que el centro de la ciudad tiene construcciones bastante modernas y ordenadas, en las afueras encontramos muchas barracas dónde viven numerosos refugiados de los vecinos países de Níger y Mali, a causa de la sequía en la región del Sahel.
Debido a su altura, el clima de Tamanrasset no es tan caluroso como podría pensarse por el hecho de estar en pleno desierto, pero aún y así en verano se pueden alcanzar casi los 50 ºC.
Pernoctamos en el Camping Alo, que está muy bien, con bandas (cabañas africanas) que tienen moqueta en el suelo y colchones de espuma para poner bajo el saco de dormir.
En el Hotel Tinhinane, situado en el centro de Tamanrasset, es posible beber una cerveza, aunque deba hacerse prácticamente de forma clandestina, entrando por la parte de atrás y quedándose en un lugar sin visibilidad exterior.
El mejor restaurante que encontramos es el Restaurante Le Palmier, con buenos platos que vienen a costar unos 25 DA. Otra alternativa es el Restaurante Des Amis.
A unos 80 km al nordeste de Tamanrasset se encuentra la meseta del Assekrem, un lugar de visita imprescindible ya que el paisaje es sencillamente espectacular, salido de otro mundo.
ASSEKREM es el nombre de una alta meseta que forma parte de las montañas Ahaggar y que está dentro de los límites del parque nacional Ahaggar.
Su altura máxima es de 2.726 metros y corresponde al lugar donde se encuentra la ermita del Padre Foucauld en el Assekrem.
Todo el trayecto desde Tamanrasset es pista, y además bastante dura, con muchas piedras que hacen estragos en las ruedas de los vehículos.
Para llegar hasta el Assekrem no hay alternativa de transporte público y sólo se puede llegar con vehículo propio o alquilado en alguna agencia de Tamanrasset.
Nuestro destino final de hoy es el refugio del Assekrem, donde pernoctaremos en el día de hoy.
Está situado unos 80 km al norte de Tamanrasset, pero llegar hasta él supone un mínimo de tres horas. En nuestro caso fueron 6 horas, contando las paradas para comer y a causa de tres pinchazos en las ruedas de los vehículos.
Por el camino hay algún dgelta o surtidor de agua, un buen lugar para detenerse a comer.
Puesto que llegamos al refugio a las 17 h. y aún hace sol nuestra primera actividad aquí es subir a la ermita del Padre Foucauld en el Assekrem, situada en el punto más alto del macizo, a 2.780 metros sobre el nivel del mar.
Desde el refugio hasta la ermita hay un camino de subida en zig-zag que se hace a pie en menos de 30 minutos.
Esta ermita cristiana fue construida en 1910 por Charles Eugène de Foucauld, un monje francés que llegó al Hoggar a principios del s. XX y que fue asesinado en la puerta de esta ermita por una banda de forajidos en el año 1916. La ermita aún permanece activa porqué es mantenida por una orden religiosa.
La vista de 360º que se puede contemplar desde este punto es fantástica. El paisaje es lunar y da la impresión de que estamos en otro mundo. Ver ponerse el sol y oscurecer desde esta atalaya es de aquellas experiencias que no se olvidan jamás, ni con el paso del tiempo.
En ese increible paisaje destaca el monte Tahat, que con sus 2.918 metros de altura es la cima más alta del Ahaggar y de toda Argelia.
Es de origen volcánico y se levanta sobre un entorno de picos rocosos y mesetas.
Si ver la puesta de sol hay que hacerlo sí o sí, es igualmente obligado volver a subir a la ermita para ver la salida del sol.
Eso significa levantarse a las 5:30 de la mañana para estar en la ermita a las 6, antes de que salga el sol.
Para dormir entre cuatro paredes en el Assekrem la única alternativa es el refugio del Assekrem, situado a una altura de 2.680 metros sobre el nivel del mar y muy cerca de la ermita del Padre Foucauld.
Es necesario llevar nuestro propio saco de dormir y también la comida.
El refugio es muy básico, pero al menos proporciona un techo y paredes para cuando las noches son muy frías y dormir fuera puede resultar aventurado.
Se cierran las luces del refugio a las 23 horas. Las noches aquí son frías o muy frías, pero la vista del cielo estrellado que podemos disfrutar es única, ya que no hay ninguna luz en muchos kilómetros a la redonda.
Tras disfrutar intensamente de la salida del sol en el Assekrem, recogemos las cosas del refugio e iniciamos el regreso a Tamanrasset para poder ducharnos y seleccionar el equipaje mínimo para llevar a cabo una ruta de cuatro días por el área del Tassili Ahaggar, concretamente dentro del área del Parque Nacional Ahaggar.
Dejamos Tamanrasset yendo hacia el sur por la carretera en dirección a In-Guezzam, el paso fronterizo con Níger. Al cabo de pocos kilòmetres de Tamanrasset dejamos la carretera principal y tomamos una pista a la izquierda en dirección al corazón del Parque Nacional Ahoggar, al sudeste.
En un lugar indeterminado de esta zona, pero cercano a las cascadas de Tamekrest, montamos el campo base para pasar la noche. Se trata de un lugar dónde se pueden ver abundantes acacias, árboles típicamente africanos.
PARQUE NACIONAL AHAGGAR. Este parque incluye la mayor parte del macizo de Ahaggar (Tassili Ahaggar o Hoggar según la transcripción en francés), el cual tiene una altura media de 900 metros sobre el nivel del mar.
El macizo está constituido esencialmente por rocas graníticas y basàlticas, tratándose de una vasta región de unos 550.000 km2 que forma parte del desierto del Sáhara.
Algunos de los lugares que visitamos en esta increíble región son los siguientes:
• In Ekekchker es el primer lugar que visitamos, ya dentro de los límites del Parque Nacional Ahaggar. Es un lugar fantástico, en el que no encontramos las palabras adecuadas para describirlo.
Básicamente aquí encontramos enormes dunas de arena muy clara esparcida entre enormes piedras de formas muy caprichosas esculpidas por los elementos naturales, principalmente el viento.
De alguna forma este paisaje nos recordó vagamente a las caprichosas formas de la Capadocia turca.
• El Ghessour. A unas cuatro horas de pista de In Ekekchker se llega a este otro paraje increíble, formado por grutas, dunas y pequeñas montañas desde dónde la puesta de sol es espectacular.
Pero una hora antes de llegar a El Ghessour visitamos una zona dónde pudimos encontrar pinturas rupestres y unas enormes rocas de formas fálicas.
• Cascadas de Tamekrest. Se trata de un pequeño río que salva un desnivel entre las rocas formando pequeños saltos de agua y piscinas naturales.
Esto no tendría nada de especial, si no fuera por el hecho de que nos encontrarnos en mitad del desierto del Sáhara.
Ya de vuelta en Tamanrasset, tras los cuatro días en el Tassili Ahaggar reemprendemos el regreso hacia el norte.
MOULAY LAHCENE es un minúsculo núcleo situado a unos 260 km al norte de Tamanrasset, sobre la ruta N-1.
En este lugar ya habíamos hecho una breve parada días atrás, en el trayecto entre In Salah y Tamanrasset. Pero esta vez es puramente una escala técnica para pernoctar.
Montamos el campamento en una zona dónde el suelo es rocoso y está muy duro para dormir sobre él (no hay arena). Además durante la noche nos visitan perros salvajes que buscaban basura o restos de comida para comer.
La distancia entre Moulay Lahcene y El Goléa es de 690 km y la cubrimos en unas 12 horas, incluyendo dos pequeñas paradas en Arak e In Salah para comer.
EL GOLÉA. Esta ciudad, cuyo nombre oficial es El Ménia, es el oasis más oriental del Gran Erg Occidental y suele ser un lugar de parada en la ruta de norte a sur o viceversa.
Aquí no hay demasiado a ver. Sólo destacaríamos la antigua ciudadela (vieux ksar), la cual domina el pueblo desde un punto elevado.
De hecho, esta ciudadela, que data del s. X, está en estado ruinoso, pero la vista que proporciona sobre la ciudad y los alrededores es magnífica, especialmente del palmeral del oasis.
Este palmeral, que cuenta con más de 180.000 palmeras, es uno de los más grandes del país.
No demasiado lejos de la antigua ciudadela se puede visitar la iglesia y la tumba de Charles de Foucauld, el religioso francés que había construido la ermita en el Assekrem y que fue enterrado aquí en 1929.
VALLE DE LAS ROSAS DEL DESIERTO. A unos 45 minutos de trayecto por pista al noreste de El Goléa se accede a un valle con unas vistas magníficas y con la particularidad de que es fácil encontrar rosas del desierto directamente sobre la arena, y de ahí su nombre.
La rosa del desierto es una roca sedimentaria que se encuentra en algunos desiertos y que se forma a base de diversas capas de yeso, agua y arena, dando lugar a cristales cuyo aspecto recuerdan a los pétalos de una rosa.
Estas rocas pueden adoptar algunas de las formas más inverosímiles y bonitas que podemos encontrar en la naturaleza. Se considera que las rosas del desierto más hermosas se encuentran en el desierto del Sáhara.
Aunque en El Goléa hay un hotel y un par de campings nosotros optamos por hacer noche en acampada libre, concretamente sobre unas dunas que había junto al cementerio (!) adyacente a la iglesia de Charles de Foucauld.
Para comer en El Goléa una de las pocas alternativas es el Restaurante Vieux Ksar, en el hotel del mismo nombre.
La ciudad de Ghardaïa está a unos 260 km al norte de El Goléa siguiendo la N-1, aún en pleno desierto de Sáhara.
Por el camino se pueden ver llanuras enteramente de piedra de pizarra que al brillar bajo los rayos del sol dan la sensación de ser un mar de agua.
Tampoco es extraño encontrarse de repente con alguna tormenta de arena (o vent du sable en francés), tal como nos pasó a nosotros. Los fuertes vientos arrastran la fina arena de un lugar a otro y a cierta altura del suelo, dando la sensación de ser un gas que emana del suelo, y que limita muchísimo la visibilidad.
Las dunas de arena, debido al viento, no son elementos estáticos, sino que se van moviendo día tras día, llegando frecuentemente a invadir la carretera. Por ello, es un factor importante a tener en cuenta en la conducción por estas carreteras, ya que una pequeña e inesperada duna de arena sobre el asfalto puede ocasionar un grave accidente.
VALLE DE M'ZAB . El conjunto del valle de M'Zab fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1982.
Las cinco poblaciones del valle de M'Zab y catalogadas en este patrimonio son: Ghardaïa, Melika, Beni Isguen, Bou Noura y El Atteuf.
Ghardaïa es el mayor y principal núcleo de las cinco ciudades amuralladas (ksar, ciudad fortificada bereber) que forman la pentápolis del valle de M'Zab, el cual tiene una longitud de 20 km y una anchura máxima de 2 km.
El valle de M'Zab es uno de los lugares más interesantes de Argelia, al menos a nivel arquitectónico y cultural, al que es necesario dedicar unos cuántos días para explorarlo bien.
Este valle toma el nombre de los mozabitas, una secta islámica muy puritana que se separó de la corriente principal del Islam en el s. XI.
El conservadurismo imperante ha hecho que las tradiciones aquí se conserven mucho más que en el resto, dando lugar a una personalidad propia y muy marcada.
Además, debido a que los mozabitas no intervinieron en la guerra de independencia contra los franceses, a mediados del s. XIX, éstos les permitieron ir a la suya.
• Ghardaïa. Uno de los principales atractivos de Ghardaïa es el mercado, al que se llega por la calle Ibn Rosten. Se trata de una gran plaza de forma rectangular y descubierta con tenderetes de comida y ropa en el centro y tiendas de artesanía, principalmente alfombras y tapices (son la especialidad de la región), en los laterales.
Los colores vivos, principalmente rojos, de las alfombras dan una gran vistositat a este mercado.
Hay mercado cada día y durante todo el día, pero es recomendable ir por la mañana y mejor si es un día festivo.
Otros puntos de interés en Ghardaïa son la ciudad vieja y la Gran Mezquita.
En la oficina de turismo (ONAT) se puede alquilar un guía para hacer una visita guiada por esta zona, pero es bastante caro y aquí no parece que sea obligatorio (aunque con un guía es más fácil entrar en muchos sitios).
Las calles de la ciudad vieja son muy estrechas y frescas. Una vez más, la arquitectura local es muy racional y adecuada a la climatología y costumbres locales.
La Gran Mezquita, por su parte, tiene apariencia de fortaleza y es muy simple en su interior (parece que esto es un imperativo dentro de la corriente sunnita del Islam a la cual pertenecen los mozabitas). Lo que llama más la atención es el minarete, sin ninguna ornamentación exterior y de forma piramidal.
Muy cerca de la mezquita se encuentra el cementerio, también muy simple, con tumbas muy uniformes y sin ningún signo de ostentación, tal como sucede en los cementerios musulmanes.
En Ghardaïa hay un hammam (baño árabe) muy céntrico, cercano al Hotel es Saada, abierto por las mañanas para las mujeres (de 8:30 a 13:00 horas) y el resto de tiempo para los hombres. Si en la puerta de entrada hay colgado un trapo o una toalla pequeña entonces significa que en ese momento está abierto sólo para las mujeres.
• Beni Isguen. Esta población se encuentra a sólo 2'5 km al sur de Ghardaïa y es la capital espiritual y religiosa mozabita, dónde la tradición se mantiene más pura, con una mínima influencia del exterior.
A última hora de la tarde es la mejor hora para visitarla porque es cuando el mercado está más activo con la subasta diaria (excepto los viernes).
Para visitar Beni-Isguen y si uno no es musulmán es obligatorio hacerlo con un guía. A la entrada del pueblo hay unos cuántos y cuestan 10 DA por persona. Es mejor escoger uno que hable algún idioma conocido como inglés o francés, ya que los más viejos no lo hablan.
También se prohíbe fumar y hacer fotos dentro del pueblo, a la vez que la forma de vestir debe ser correcta, sin pantalones cortos o camisetas.
Dejando de lado estas prohibiciones y limitaciones debemos decir que ésta es una visita más que recomendable, ya que el pueblo es muy bonito, con callejones estrechos y puertas y ventanas muy trabajadas, con motivos árabes.
El principal punto de interés de Beni Isguén es la Torre Turca o Borj Cheikh el Hadj, en la esquina oriental del pueblo. Desde lo alto de la torre hay una panorámica excelente.
La visita guiada normalmente acaba en el mercado, dónde es posible comprar alfombras o tapices de estilo mozabita.
El palmeral de Beni Isguen, sin duda el mejor del valle de M'Zab, se extiende unos 2 km por detrás del pueblo y se llega a él pasando de largo la entrada a Beni Isguen que encontramos al venir desde Ghardaïa.
• Melika. Está situada 1 km al sudeste de Ghardaïa, sobre un punto elevado del terreno, por lo que desde esta población tendremos unas vistas excelentes sobre el Oued M'Zab, el río (de cauce intermitente) que ha ido dando forma al valle de M'Zab, y también de la propia ciudad de Ghardaïa.
Además de ésto su mayor punto de interés es el cementerio, con formas muy curiosas y fotogénicas, típicamente mozabitas.
También puede ser interesante dar una vuelta por el propio pueblo de Melika.
• El-Atteuf. Esta pequeña ciudad está ubicada 9 km al sudeste de Ghardaïa, sobre la orilla del Oued M'Zab. y es la población más antigua de las cinco que conforman el valle.
En El-Atteuf se puede visitar la antigua mezquita, en la cual parece que se inspiró el arquitecto franco-suizo Le Corbusier para alguna de sus obras.
Como curiosidad se puede visitar un pequeño zoo (por llamarle de alguna forma...) que cuenta con variedad de fauna más o menos local, como serpientes, escorpiones, hienas, o chacales.
Prácticamente las únicas posibilidades de alojamiento y restaurantes de todo el valle de M'Zab se encuentran concentradas en Ghardaïa, dónde hay varias posibilidades.
Hay dos campings y uno de ellos, el camping Bouleila, es uno de los mejores del país. También hay un Youth Hostel y unos cuántos hoteles, prácticamente para todos los presupuestos, desde el Hotel Napht, con habitaciones dobles por 100 DA, hasta el Hotel Rostimedes, dónde estas cuestan 250 DA con aire acondicionado y desayuno incluido.
En nuestro caso nos hospedamos en una casa-hotel propiedad de la agencia local M'Zab Tours situada en el corazón del palmeral de Beni Isguen.
Se trata de una casa del s. XVII, construida según el estilo tradicional de la arquitectura mozabita, con jardín, piscina y rodeada de un entorno magnífico. Por esta casa han pasado arquitectos ilustres como Le Corbusier y Puillon.
En el Hotel Rostimedes, sobre un pequeño cerro con buenas vistas de la ciudad, es posible beber cerveza.
Después de unos días muy placenteros en el valle de M'Zab debemos retornar a Argel, situada a 600 km al norte por la N-1, para después tomar el vuelo de vuelta a casa.
En el último tercio del trayecto de Ghardaïa a Argel dejamos atrás el desierto, después de muchos días, y cruzamos las montañas del Atlas telliano, con vegetación muy mediterránea, con muchas viñas, antes de descender hacia el mar Mediterráneo, pasando por la ciudad de Blida y llegando a la capital, Argel.
Cuanto más nos acercamos a la ciudad de Argel, el número de controles de la policía y del ejército van en aumento. Esto provoca que el tiempo empleado en este trayecto se alargue mucho más de lo esperado.
Después de dar una vuelta por la ciudad de Argel, sin posibilidad de bajar del vehículo por razones de seguridad, nos dirigimos al aeropuerto internacional Houari Boumedienne para tomar el vuelo de vuelta a casa.
Después de una hora de vuelo, nuevamente con la compañía Viva Air, volvemos a estar en Barcelona.