Las autoridades balinesas están barajando algunas medidas encaminadas a primar la calidad sobre la cantidad en cuanto al turismo internacional se refiere. La causa de este replanteamineto es el exceso de visitantes en la isla y el comportamiento incívico e irrespetuoso de algunos de ellos.
Con sus animados centros turísticos en la costa, las terrazas de arroz en el interior, sus fotogénicos templos hindúes y sus volcanes, la paradisíaca isla de Bali, en Indonesia, se ha convertido en la última década en uno de los destinos más populares del planeta.
Pero en los últimos meses, la conocida con el sobrenombre de “Isla de los Dioses” ha saltado a los titulares internacionales por otro motivo: el aumento en el número de visitantes extranjeros que ignoran por completo las reglas y costumbres balinesas.
El pasado mes de marzo, un ciudadano ruso fue deportado de la isla por una foto (ampliamente difundida en las redes sociales) que lo mostraba sin pantalones en un sitio sagrado hindú, el último de una serie de eventos de este tipo.
Otro turista fue capturado ese mismo mes gritando y arremetiendo contra los agentes de seguridad religiosos que lo alejaban de una calle cerrada debido a un ritual de purificación hindú.
Asimismo, un grupo de visitantes presentó una denuncia sobre el canto de los gallos al amanecer que interrumpía su sueño estando alojados en una casa cercana, lo que provocó la ira entre los residentes locales, que crían pollos como alimento.
¿Imponer una cuota turística en Bali?
Para frenar ese comportamiento y alentar un turismo de mejor calidad, el gobierno anunció planes a principios de mayo para imponer una cuota de visitantes para la isla, lo que limitaría las llegadas (y también podría incluir una nueva exigencia que requiera probar que se cuentan con suficientes fondos para la estancia en la isla). Actualmente, las autoridades balinesas están estudiando las cifras para definir sus objetivos, con el objetivo de mantener el número de visitantes internacionales en línea con la capacidad de la isla.
En una isla donde viven 4,3 millones de habitantes se recibieron 6,3 millones de visitantes en 2019, el año anterior a la pandemia, frente a los 2,2 millones de la década anterior. El ascenso meteórico condujo a una mayor congestión, infracciones de tránsito preocupantes y una acumulación insostenible de basura, todo lo cual acaba estresando a la población local.
Al crear un sistema de cuotas, Bali espera pasar a un enfoque de turismo de calidad sobre cantidad, alentando a un número menor de visitantes extranjeros a quedarse por períodos más largos y haciendo que la industria sea más sostenible en general.
Turistas con un comportamiento inadecuado
Además de las acciones culturalmente insensibles que se han vuelto virales en las redes sociales, otros visitantes han sido atrapados por infracciones de tránsito o buscando empleo ilegalmente con un visado de turista. En total, casi 100 extranjeros fueron deportados de la isla en los primeros cuatro meses de este año 2023.
La Junta de Turismo de Bali lanzó recientemente una campaña publicitaria solicitando un comportamiento más respetuoso. El anuncio señala que los infractores podrían enfrentar grandes multas e incluso la deportación.
Otras ideas planteadas
El gobierno indonesio también planteó la idea este abril de promulgar un impuesto al turismo de entre 27 y 91 € por visitante extranjero, aunque una propuesta similar en el año 2019 no logró obtener el apoyo público.
Por ahora, hay muchas grandes ideas, pero pocos cambios concretos. Queda por ver si todas estas propuestas se materialzarán en el futuro en alguna ley.