Guía y relato de viaje al archipiélago de Bazaruto

El archipiélago de Bazaruto consta de seis islas idílicas: Bazaruto, Benguera, Magaruque, Santa Carolina (también llamada Isla del Paraíso), Bangue y Pansy Shell.

Las seis islas y una vasta zona de océano conforman un área protegida que es parque nacional desde el año 1971, el Parque Nacional de Bazaruto. Este incluye también los arrecifes de coral que rodean las islas, convirtiéndose en la única reserva marina oficial del país.

Debido a sus aguas claras y cálidas estos arrecifes de coral proporcionan un hábitat primitivo para más de 2.000 especies de peces, junto con tiburones, ballenas y delfines.

Además, aquí podemos disfrutar de algunas de las mejores inmersiones submarinas posibles en el mundo, pudiéndote encontrar con tiburones ballena, langostas gigantes, ballenas jorobadas, tortugas, delfines y manta rayas.

Las islas también albergan unos 200 dugongs o vacas marinas, la última población sostenible de África de estos grandes mamíferos.

También es un paraíso para la observación de aves, atrayendo una gran variedad de estos animales, con cerca de 160 especies registradas, incluyendo águilas pescadoras y flamencos rosados.

Este parque es uno de los más grandes del Océano Índico y un hito crucial en la conservación global de los océanos. Tratándose de un paraíso casi intacto, el archipiélago de Bazaruto se ha ganado su reputación como la Perla del Océano Índico.

Cómo llegar

Hay varias compañías aéreas que te llevan a Maputo, la capital mozambiqueña, desde Europa, como por ejemplo TAP Air Portugal (vía Lisboa) o Qatar Airways (vía Doha). Una vez en Maputo se puede tomar un vuelo doméstico de la compañía mozambiqueña LAM con destino Vilankulo , la puerta de entrada al archipiélago de Bazaruto.

Otra alternativa es volar a Johannesburgo (Sudáfrica) con la compañía Emirates (vía Dubai) y allí enlazar con un vuelo de South African Airways directo a Vilankulo, ya que esta ciudad tiene aeropuerto internacional, ahorrándonos el paso por Maputo.

La ciudad de Vilankulo y las islas del archipiélago de Bazaruto están separadas por un estrecho canal de mar turquesa que se cruza navegando con una barca de motor o con un dhow, el nombre que reciben las barcas a vela tradicionales de los pescadores locales.

La ciudad costera de Vilankulo está situada unos 750 km al norte de la capital Maputo y es la puerta de entrada para visitar el archipiélago de Bazaruto. Pertenece a la provincia de Inhambane, en la parte continental de Mozambique.

La ciudad lleva el nombre del jefe tribal local Gamala Vilankulo Mukoke, y algunos de los bairros (suburbios) reciben el nombre de sus hijos.

Durante las épocas coloniales era conocida como Vilanculos, pero este nombre fue cambiado al actual Vilankulo con la independencia del país, en 1975.

Cuenta con un mercado que merece una visita para ver los productos locales que luego puedes probar en los restaurantes que hay repartidos por la ciudad y donde te ofrecen productos frescos del mar a unos precios muy bajos.

Destaca también su larga playa, donde recomiendo dar un paseo al atardecer, cuando los niños chapotean felizmente en las aguas poco profundas y sus madres recogen ostras de arena mientras esperan impacientes la llegada de los pescadores para depositar todas las capturas del día en la arena, momento en que grupos de mujeres escogen los mejores ejemplares para ellas y sus familias.

Cómo llegar

A Vilankulo se puede llegar por tierra desde Maputo y otras ciudades mozambiqueñas o también por aire, tal como ya he señalado en el apartado anterior.

A su aeropuerto internacional llegan vuelos domésticos desde Maputo, pero también vuelos desde países vecinos como Sudáfrica o Swazilandia.

Dónde dormir

En esta ciudad mozambiqueña encontramos una gran variedad de alojamiento, desde camping y hostales para mochileros hasta sublimes hoteles de lujo y resorts privados.

Yo me alojé en el Zombie Cucumber. Qué maravilla de lugar!!. Sus propietarios, una pareja franco-belga, Bruno y Valérie, me hicieron sentir en todo momento como en casa. Además, con un personal muy atento y siempre dispuesto a proporcionarte información de rutas, excursiones y actividades varias.

Está situado en el centro de Vilankulo, con fácil acceso a la playa, el mercado central y la estación de autobuses. Lo que me gustó es lo bien cuidado que está, con un gran jardín donde hay cuatro cabañas, el dormitorio circular (el primero que he visto en mis viajes), la sala de lectura, el restaurante-bar con muy buena comida, la piscina, ... Todo muy integrado con las plantas, flores y árboles que adornan el bello jardín.

Por otra parte, sus propietarios han inaugurado recientemente un nuevo hotel, el Casa Jules, detrás de la piscina, con sólo ocho habitaciones. Realmente, si te fijas siempre en los pequeños detalles de la decoración sobria y elegante combinada con la belleza de los alrededores hacen de este lugar un verdadero remanso de paz y tranquilidad.

Otros alojamientos en Vilankulo son el hotel boutique Casa Rex Y el Palmeiras Lodge.

Desde estos mismos alojamientos te proponen excursiones para conocer las islas más bonitas de Bazaruto.

Dónde comer

Mis lugares recomendados para comer en Vilankulo son el restaurante del Zombie Cucumber (tel. +258 846 869 870) , con cocina local y europea, buenísima, en un agradable ambiente, sobre todo por las noches.

También el Leopoldina's Restaurante (tel. +258 845 951 462), con comida casera, pescado fresco del día y con unos platos exquisitos. Hay que llamar con antelación para reservar.

Dónde comprar

Para comprar artesanía de la zona nada mejor que la Afro Art Gallery, un lugar muy especial situado frente a la playa y junto al Vilanculos Camping.

Encontrarás artesanía del artista Mario Primer (+258 844931000), muy diferente de la que habitualmente puedes encontrar en África. Merece una visita. Además, sus precios son muy asequibles.

Actividades

En la empresa local Sunset Dhow Safari (tel. +258 847 206 223), Jeff y su equipo te ofrecen muchas actividades en el archipiélago de Bazaruto que te permitirán conocer en profundidad la belleza de estas islas. Él es un buen anfitrión y te deleita con buenos ágapes.

La isla de Bazaruto es la más importante y extensa del archipiélago y del parque nacional de Bazaruto. Con unas dimensiones de 35 km de largo por 7 de ancho, es un pequeño pedazo de paraíso.

Sin duda es un destino bonito e inexplorado, caracterizado por su fauna, las aguas azules y playas celestiales con arrecifes de coral que ofrecen bellos lugares para bucear o hacer esnórquel, disfrutando de una impresionante variedad de peces tropicales.

Mi primer impacto fue al llegar a la parte sur de la isla y ver una gran extensión de playa que, en el momento en que la marea hacía bajar el nivel del agua, dejaba ver unas pequeñas islas donde resaltaba el color blanco de la arena por contraste con el azul de las aguas poco profundas que las rodeaba.

Esto hacía que las islas fueran cambiando de forma según el momento, siendo yo el único testigo, caminando por estas arenas blancas y dunas de arena dorada que, situadas en un lateral, hacían de guardianes de este maravilloso espectáculo.

La paz de este momento mágico a veces se veía turbada por el vuelo de los flamencos rosados, los cuales percibían mi presencia como un peligro. Y como contrapunto, subiendo a una de las dunas, veía al otro lado mucha vegetación, con manglares y un lago seco de agua dulce donde abundan los cocodrilos.

Esta belleza era interminable, haciendo que mis ojos no dejaran de sorprenderse por los colores del agua y por la magia del lugar que estaba experimentando.

Además de estas maravillas paisajísticas que proporciona la isla, Bazaruto es un destino idílico donde relajarse bajo el sol y desconectar del mundo.

Dónde dormir

No debe sorprender, pues, que hasta aquí vengan a menudo personajes famosos que quieren pasar desapercibidos y disfrutar del lujo de estar en uno de los alojamientos más sofisticados del país, el Anantara Bazaruto Island Resort & Spa, donde puedes elegir entre 44 habitaciones que ocupan villas de lujo y bungalows en la playa, todas ellas muy espaciosas y luminosas.

Entre sus villas de lujo destacan las doce Luxury Bay View Villas, diseñadas para un uso más privado, con piscina privada y vistas al océano.

El resort cuenta con dos piscinas: una para familias con niños y otra más tranquila. También tiene dos restaurantes y un spa, el cual está considerado como el mejor del país. Las propias instalaciones del spa, gracias a sus vistas, te relajan sólo de entrar en e´l.

En fin, el Anantara Bazaruto Island Resort es un lugar muy agradable, con buena comida y un ambiente muy relajado, pero, eso sí, se debe ir con un buen bolsillo.

Actividades

En la isla de Bazaruto también puedes realizar actividades como pescar, surfear por las dunas de arena, visitar otras islas en kayak, etc.

En el camino de regreso a Vilankulo con la barca hago una parada en las playas de la isla de Benguera.

Su arena era tan blanca que el reflejo de la luz solar me obligó a protegerme los ojos con las gafas de sol. Fue otro momento que me permitió ver que estaba viviendo un sueño hecho realidad.

La isla de Santa Carolina, llamada también Isla Paraíso, está considerada como la joya del archipiélago, pero lamentablemente no pude conocerla.

Sus dimensiones son de tan sólo 2 km de largo por unos 500 metros de ancho. La isla está rodeada por tres bellas playas y canales profundos para la pesca.

En el pasado la isla fue conocida por su hotel, el cual atraía a turistas y personajes ilustres de todo el mundo que se alojaban en él, pero desde la guerra civil que asoló el país (de 1977 a 1992) el hotel está totalmente abandonado.

Hoy en día se está a la espera de que algún inversor millonario le devuelva el esplendor del pasado.

La pequeña isla de Magaruque, con una superficie de sólo 2 km², está situada a poco menos de 10 km al este de la parte continental de Mozambique.

Me habían hablado de la belleza de sus playas y también me habían dicho que con sólo un par de horas era suficiente para darle la vuelta y conocerla. Pues allí fui, con una lancha desde Vilankulo, y en 15 minutos pisaba la parte más poblada de la isla, donde viven los pescadores.

Dejo atrás la civilización y comienzo a caminar por la playa, con mucha calma. Tenía cuatro horas por delante y quería alejarme del "ruido" ocasionado por los tres pescadores que llegaban con sus barcas.

Piso una arena blanca que contrasta con las pequeñas rocas negras y me encuentro con una playa larga, desierta, donde la arena blanca se había convertido en dorada. En un lado el mar y en el otro unas dunas no muy altas que vigilaban mis pasos de felicidad por encontrarme en un lugar tan mágico y especial, con una naturaleza muerta de árboles y troncos que también hacían feliz a mi cámara fotográfica.

Al final de la playa diviso una lengua de arena blanca sin saber si era otra isla o seguía siendo la misma playa, hasta que me fui acercando y, de repente, veo que esta lengua blanca de arena se había multiplicado por cientos de lenguas que daban lugar a islas minúsculas de diferentes formas de arena blanca fijada en los remolinos radiantes del azul vivo que las rodeaba.

No podía creer donde estaba, pero de repente me vino a la cabeza la fotografía que había visto en París y que me había hecho decidir el viajar a Mozambique y ahí estaba yo, pisando estas arenas onduladas de aguas poco profundas y de colores verde esmeralda.

Empecé a saltar de isla en isla, bañándome sólo hasta donde me llegaba el agua, a saltar, a gritar sin nadie más, sólo en medio de tanta belleza y agradeciendo a cada momento esta visión de fantasía hecha realidad de este lugar mágico que no me esperaba encontrar en Magaruque. Al final las cuatro horas en la isla se me hicieron muy cortas.